SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.35Expansión y crecimiento urbanos en México, 1975-2020El pueblo mam de Soconusco. Recuperación de su memoria y su realidad ante el proceso de mexicanización índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

Links relacionados

  • No hay artículos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Región y sociedad

versión On-line ISSN 2448-4849versión impresa ISSN 1870-3925

Región y sociedad vol.35  Hermosillo  2023  Epub 04-Dic-2023

https://doi.org/10.22198/rys2023/35/1765 

Artículos

El ocaso laboral: trabajo y vejez en los cultivos de berries del sur de Jalisco

The Labor Decline: Work and Old Age in the Berry Crops of Sur de Jalisco

Cecilia Salgado Viveros* 
http://orcid.org/0000-0003-3575-0082

*El Colegio de la Frontera Norte, Departamento de Estudios Culturales. Carretera Escénica Tijuana-Ensenada, km 18.5, San Antonio del Mar, C. P. 22560, Tijuana, Baja California, México. Correo electrónico: csalgado.postdoctoral@colef.mx


Resumen

Objetivo: analizar la inserción y condiciones laborales de hombres y mujeres de 45 años o más que trabajan como jornaleros agrícolas en el cultivo de berries de exportación en el sur de Jalisco, y averiguar si dichas condiciones reducen o aumentan su grado de vulnerabilidad. Metodología: a partir de una metodología mixta y utilizando fuentes de información estadística y etnográfica, se analiza la forma en que las condiciones laborales en este cultivo atraen un perfil heterogéneo de jornaleros agrícolas, incluidos los trabajadores de 45 años o más. Resultados: aunque las condiciones laborales son mejores que las de otros empleos, la vulnerabilidad de dichos trabajadores no se reduce. Valor: se abordan estadística y etnográficamente las condiciones laborales de un grupo laboral y etario poco analizado. Limitaciones: la información de los jornaleros migrantes se recabó solo en los campamentos de las empresas. Conclusiones: si bien los jornaleros agrícolas de 45 años o más que laboran en los cultivos de exportación de berries tienen mejores condiciones laborales, estas no reducen su vulnerabilidad.

Palabras clave: jornaleros agrícolas; trabajo y vejez; precariedad laboral; intensificación laboral; vulnerabilidad social; sur de Jalisco

Abstract

Objective: Analyzing the insertion and labor condition of men and women aged 45 and over as agricultural farmworkers in the berry export crop in the south of Jalisco, and to find out if such insertion reduces or increases their degree of vulnerability. Methodology: Based on a mixed methodology and using statistical and ethnographic information sources, the analysis focuses on the way labor conditions in this crop attract a heterogeneous profile of farmworkers, including workers aged 45 and over. Results: Even though the working conditions are better than in other jobs, the vulnerability of workers aged 45 and over is not reduced. Value: the ethnographic and statistical approach to the labor conditions of an age group with very few studies. Limitations: the information on migrant day laborers was collected in company camps. Conclusions: both men and women come from agricultural and non-agricultural activities. In the case of women, it is also observed that their employment history is related to their domestic and reproductive cycle.

Keywords: farmworkers; work and old age; job insecurity; labor intensification; social vulnerability; south of Jalisco

Introducción

La región del sur de Jalisco ha experimentado un acelerado crecimiento en la producción de berries1 de exportación de México hacia Estados Unidos, Europa y Asia, convirtiéndolo en el cultivo comercial más importante. En temporada alta es el que mejor salario ofrece, además, debido a las certificaciones productivas y de responsabilidad social que deben cumplir las empresas en este sector, es una importante fuente de empleo para quienes por tradición emigran desde las regiones expulsoras de mano de obra agrícola y para los habitantes de la región. La gran demanda de mano de obra ha diversificado el perfil del típico jornalero agrícola, lo cual ha ocasionado que, además de las variables básicas de sexo, edad y adscripción étnica, se incorporen al análisis, otras variables como las de la escolaridad, la localidad de origen (urbana o rural) y la del sector laboral de procedencia. Considerando la intersección de estas variables, se puede dar cuenta de la complejidad del perfil del jornalero agrícola actual y, ponderando cada una de las variables o la conjugación de ellas, explorar los gradientes de su vulnerabilidad social.

Este trabajo tiene como objetivo analizar la inserción y condiciones laborales de hombres y mujeres de 45 años o más que trabajan como jornaleros agrícolas en los cultivos de berries de exportación en del sur de Jalisco y averiguar si dichas condiciones reducen o aumentan su grado de vulnerabilidad. Se escoge la edad de 45 años como punto de inflexión en la trayectoria laboral de los jornaleros agrícolas, porque en el umbral de esta comienza a disminuir la oferta laboral, debido a que se toma como pauta para definir si las capacidades físicas del trabajador se encuentran en estado óptimo para responder a las exigencias de esta labor. El documento se organiza en cuatro secciones: la primera plantea el marco conceptual sobre el que se construye el análisis; la segunda describe la estrategia metodológica y las fuentes de información; en la tercera se muestran los resultados. Por último, a manera de conclusión se exponen algunas reflexiones.

Precariedad e intensificación laboral

La precariedad laboral es un concepto multidimensional cuyas particularidades dependen del contexto regional, nacional y sus vínculos con el mercado global, pero en México tiene además una dimensión histórica. Flores-Mariscal (2021) establece dos condiciones: una es la desposesión agraria y la herencia de un modelo de explotación laboral; y la otra, la marginación política y las bajas tasas de sindicalización. Si bien en el caso que aquí se analiza se trata de un mercado agrícola de exportación, la precariedad laboral de los jornaleros está presente tanto en el mercado interno como en el de exportación, los cuales pueden estar relacionados con la presencia de desigualdades de origen estructural (Reygadas, 2008).

La precariedad laboral y la consecuente vulnerabilidad social se ven agravadas, por un lado, por la idea subyacente de que el trabajo jornalero debe ser de bajo costo, porque la labor que se realiza no requiere mano de obra calificada y, por el otro, porque, en un marco de despojo de derechos sociales (Castel, 2010), la normatividad que rige en ese sector es la que más se transgrede. Por eso aquí se parte de la premisa de que la precariedad del trabajo jornalero agrícola es histórica, estructural y de bajo prestigio social, características que lo distinguen de otros trabajos precarios, caracterizado por su inestabilidad e inseguridad laboral (Guadarrama, Hualde y López, 2012), las cuales están relacionadas con la temporalidad del empleo y los bajos salarios.

Las condiciones que definen la precariedad del trabajo jornalero agrícola guardan correspondencia con las cuatro dimensiones que la European Commission, Directorate-General for Research and Innovation (ESOPE, 2004) propone para identificarla. 1) Temporal: se refiere al grado de certidumbre respecto a la continuidad del empleo. 2) Organizacional: hace referencia al control individual o colectivo de los trabajadores sobre las distintas esferas del trabajo, como condiciones laborales, horarios de trabajo, turnos, calendarios, intensidad del trabajo, condiciones de pago, salud y seguridad. 3) Económica: es decir, pago suficiente y progresión salarial. 4) Social: se trata de la protección legal o consuetudinaria contra posibles despidos injustos, discriminación o prácticas de trabajo inaceptables.

Las condiciones de precariedad laboral se manifiestan por una discontinuidad temporal, la inexistencia de contratos, la ausencia de un salario mínimo, horarios de trabajo demasiado largos y carencia de seguridad social (Arriagada, 1994). A esta lista Valdivia y Sánchez (2017) añaden la alta exposición a riesgos de salud e inseguridad en el trabajo. La manifestación cotidiana de la precariedad laboral de los jornaleros dentro del horario de trabajo y a través de la intensificación laboral, implica que un solo trabajador puede cosechar o realizar el trabajo de varios trabajadores si estos lo hacen a un ritmo normal en una unidad de tiempo mayor (Velasco y Hernández, 2021).

Intensificación laboral

La intensificación laboral se incrusta en la precariedad laboral del trabajo jornalero agrícola y tiene efectos perjudiciales en la vida del trabajador. Es decir, frente a la temporalidad, el bajo salario y la incertidumbre que caracterizan a este mercado de trabajo, los trabajadores tendrán que intensificar su labor diaria con el objetivo de obtener una mayor ganancia. Para Green (2004, p. 615), la intensificación laboral es un proceso limitado, pues así como la extensión de la jornada laboral está limitada por el número de horas del día, las capacidades físicas y mentales no permiten una extensión interminable del esfuerzo (Bunner, Perm y Korunka, 2018, p. 2). Si bien para para ellos la intensificación laboral es diferente en cada una de las fases laborales, esta se refiere a la exigencia constante de realizar más trabajo en menos tiempo (2018, p. 2). De acuerdo con los autores, la intensificación laboral se refiere al incremento del esfuerzo que el empleado debe invertir durante la jornada, el cual resulta algunas veces del aumento de la presión y crisis económicas. La distinguen de la presión del tiempo, que es el resultado de una alta carga de trabajo en términos cuantitativos en un momento específico, mientras que la intensificación laboral es el aumento de la carga de trabajo, también en términos cuantitativos, pero esta vez por un período más prolongado.

En el caso de los jornaleros agrícolas, la intensificación laboral es cotidiana, sobre todo en la temporada de cosecha. A este esfuerzo prolongado, hay que agregar la inestabilidad laboral, que se traduce en el hecho de que los jornaleros agrícolas sean empleados por día, lo cual implica que puedan trabajar menos de cinco días a la semana o la semana completa sin descanso. Velasco y Hernández (2021, p. 17) reportan que la mayoría de los jornaleros trabajan de ocho a diez horas diarias durante seis o siete días y acumulan entre 52 y 56 horas semanales en promedio. Por su parte, la Red Nacional de Jornaleros Agrícolas de México (2019) reporta que el trabajo temporal comprende entre quince días y menos de tres meses. En este caso en particular, a la intensificación diaria se puede agregar la intensificación a lo largo de la semana (Velasco y Hernández, 2021), cuyo fin último será obtener la mayor ganancia posible durante ese periodo.

Bunner et al. (2018, p. 2) afirman que otra característica de la intensificación laboral es la necesidad de completar más tareas en una jornada laboral trabajando a mayor velocidad, realizando diferentes tareas de forma simultánea o reduciendo el tiempo de inactividad. Los hallazgos etnográficos indican que los jornaleros migrantes, durante su jornada no tienen espacio para alimentarse y así no interrumpir el ritmo de trabajo.2

La intensificación laboral acarrea consecuencias ineludibles para las condiciones de vida de los trabajadores. Su precariedad crónica y la intensificación constante a la que están expuestos a lo largo de su trayectoria laboral se sintetizan en la mala calidad de vida que tienen en la vejez.3 Se han documentado casos de jornaleros envejecidos de manera prematura y abandonados a su suerte en las zonas de trabajo, quienes sobreviven mendigando en estado de indigencia (García-Hidalgo, 2001). Además, la intensificación laboral tiene efectos negativos en la salud y en la seguridad de los individuos (Bunner et al., 2018, p. 4). La permeabilidad de una vida laboral precarizada alcanza distintos niveles, y cada uno de ellos está influenciado por lo que Wichert (2001, p. 102) llama “moderadores” personales, sociales y ambientales. Estos ejercen su influencia tanto en la vulnerabilidad como en la resiliencia y, por lo tanto, en la susceptibilidad a los efectos adversos que ocasiona la precariedad laboral y el trabajo como actividad. Dichos moderadores son en donde se puede observar la influencia de factores como el género, la edad y el grupo ocupacional.

Vejez y vulnerabilidad

El cuerpo es el principal activo4 de los jornaleros agrícolas. Según Chambers (2006),5 los conceptos de “fuerza de trabajo” y “disponibilidad de mano de obra” omiten la “cruda realidad personal” respecto al cuerpo, debido a que a “las personas más pobres, cuanto más les importa trabajar y ganar, más dependen del trabajo físico y más altos son los costos personales de la discapacidad física” (p. 37). En este mercado laboral, la edad es una variable importante debido al esfuerzo físico que se requiere, por lo que los cuerpos envejecidos dejan de ser productivos y caen sobre ellos valores, significados y estereotipos. En la oposición entre cuerpo sano y productivo y cuerpo enfermo e improductivo, se pondera la capacidad productiva y reproductiva del cuerpo joven (Vera, 2011). Hernández (2019) señala que “en los mercados de trabajo, existe una preferencia por la contratación de jornaleros del sexo masculino entre los 18 y los 40 años, pero que cuando la demanda de trabajo supera la disponibilidad de oferta, los productores tienden a incorporar mujeres jornaleras y niños” (p. 144) antes que jornaleros agrícolas envejecidos. A ello se debe el interés en describir en la presente investigación el caso de los jornaleros agrícolas de 45 años o más6 de los cultivos de berries en el sur de Jalisco. Es importante analizar este caso excepcional.

En aras de situar la edad conceptual y contextualmente, aquí se presupone que la edad, como constructo cultural, tiene un carácter relativo en la división etaria, cuya terminología es cambiante en el espacio, en el tiempo y en la estructura social (Feixas, 1996, p. 2). La vejez está vinculada a los criterios específicos con que las distintas sociedades y culturas construyen su concepción sobre las distintas etapas de la vida, las cuales sirve a su vez para establecer categorías y comportamientos (Feixas, 1996; San Román, 1989; Vera, 2011) que guardan relación con lo que Arber y Ginn (1996, pp. 23-25) denominan edad social y edad atribuida. La primera se construye a través de las actitudes y conductas adecuadas a las percepciones subjetivas (lo viejo que el sujeto se siente); la segunda (la edad que los demás le atribuyen al sujeto), mediante las transiciones que se producen en el curso vital. Ambas podrían estar enmarcadas en la edad estructural que “mide la capacidad para desarrollar ciertas actividades sociales” (Bernardi, 1985), incluida la actividad laboral. Ninguna de estas categorías conceptuales guarda relación con la edad cronológica del sujeto.

En algunas localidades del sur de Jalisco se utiliza el término cincuentear para indicar que el trabajador ⸻sobre todo los hombres⸻ se está acercando a los 50 años. Esta es la pauta para definir las capacidades laborales y por lo tanto productivas del trabajador agrícola. En el grupo etario de jornaleros agrícolas que se analiza, la edad no está definida por una cantidad concreta de años, sino por lo que aquí se considera un umbral cronológico que se esboza en la cuarta década de los sujetos, que está marcada por la disminución de las capacidades físicas y el “desvanecimiento de la presencia socialmente valorada de los cuerpos jóvenes: su potencial productivo” (Vera, 2011, p. 23). Esta disminución se traduce en la cada vez menor probabilidad de conseguir empleo. De acuerdo con García-Hidalgo (2001), la edad productiva de los jornaleros está entre 17 y 35 años; para Hernández (2019), está entre 18 y 40 años y, aunque este coincide bastante con Obregón (2004), también señala que el rango puede extenderse hasta los 50 años. Estas pequeñas oscilaciones en los periodos que se reportan como edad productiva de los jornaleros agrícolas, se relacionan con el tipo de cultivo y el mercado regional del que se trate, pues hay cultivos como el jitomate, el pepino, el brócoli y la caña de azúcar que demandan un mayor esfuerzo físico y producen mayor desgaste en las articulaciones y en el sistema respiratorio, por ejemplo. Y si se le suma la intensificación a la que han estado sujetos a lo largo de su vida, las implicaciones en la salud serán más graves. De cualquier manera, si se toma en cuenta que la población económicamente activa (PEA) considera los 64 años como el límite de la edad productiva y que la oferta laboral para los jornaleros agrícolas comienza a disminuir a partir de los 35 años, a este grupo se le obliga a quedarse al margen de las actividades asalariadas casi treinta años antes. La edad fisiológica que proponen Arber y Ginn (1996, pp. 23-25) está relacionada con las capacidades funcionales y con la gradual reducción de la densidad ósea, el tono muscular y la disminución de la fuerza con el paso de los años. Hay que tener en cuenta siempre la velocidad de estos cambios fisiológicos, los cuales varían según la posición que ocupen los sujetos en la estructura social.

Si se profundiza en el análisis de la vulnerabilidad, concebida como riesgo social (Ranci, 2008), es porque abarca aspectos laborales y estructurales, en concreto las experiencias de la pérdida del salario o del empleo y sus efectos en las condiciones materiales de la vida y en las condiciones físicas y psicológicas de las personas. Con el grupo de los jornaleros agrícolas hay que tener presente un elemento de doble naturaleza que los distingue de los empleados de otros sectores laborales: la estructura y organización del trabajo agrícola y las condiciones de pobreza de las comunidades y de los hogares de origen de este grupo (Valdivia y Sánchez, 2017). En los intersticios de ambas dimensiones, está el flujo a través de distintos destinos migratorios que deriva en una prolongada intensificación laboral y constante desprotección social.

El hecho de que los trabajadores cuenten con contrato, con un salario regular y prestaciones sociales no necesariamente se traduce en bienestar. Además de la precariedad laboral de la que son objeto, los jornaleros agrícolas son un grupo vulnerable, si se considera que la vulnerabilidad social consiste también “en el desajuste entre los activos y la estructura de oportunidades […]. Los activos serían insuficientes, poco pertinentes o difíciles de manejar para aprovechar la estructura de oportunidades existentes” (Rodríguez, 2001, p. 18). En resumen, se trata de la disminución de la oferta laboral y la consecuente reducción de los ingresos, y con ello, el aumento de la probabilidad de que los hogares de este grupo etario caigan en la pobreza o de que esta se agrave, lo que se convierte en un factor de vulnerabilidad para la seguridad económica en la vejez (Huenchuan y Guzmán, 2007), pues no se refiere solo a la vejez que es resultado del conjunto de afecciones que aparecen con la edad, sino también de las experiencias de vida dadas por la participación en un trabajo con características precarias a lo largo de la vida del sujeto.

Estrategia metodológica y fuentes de información

La información analizada proviene de dos tipos de fuentes: estadística y etnográfica. La primera, del Censo de Población y Vivienda 2020 (Instituto Nacional de Estadística y Geografía [INEGI], 2021) y de la Encuesta de Jornaleros de Cultivos de Exportación (ENJOREX) que se recabó entre marzo y mayo de 2019; el diseño y los resultados principales de la ENJOREX 2019 se encuentran en Escobar, Martin y Stabridis (2019). El uso del Censo de Población y Vivienda 2020 tiene el objetivo de contextualizar, a escala nacional, las condiciones laborales de los jornaleros agrícolas en general y de los mayores de 45 años en particular. La ENJOREX 2019 se utilizó para describir las condiciones laborales en el cultivo de berries del sur de Jalisco, en particular de los municipios de Sayula, Zapotlán El Grande, Tuxpan y Zapotiltic. Se escogieron esos municipios porque son los principales productores de berries de esta región. Su ubicación se puede observar en la Figura 1. La información recabada de forma etnográfica tuvo el fin de dar cuenta de las condiciones laborales y de vida de las jornaleras y los jornaleros de 45 años o más.

Fuente: elaborado por Francisco Lares (s. f.).

Figura 1 Región sur de Jalisco  

Censo de Población y Vivienda 2020

Para caracterizar la fuerza de trabajo asalariada en México, se utiliza la muestra censal de 2020. Esta fuente se basa en la aplicación del Cuestionario Ampliado del Censo de Población y Vivienda 2020, el cual es representativo de todos los municipios y localidades de más de 50 000 habitantes. La muestra consta de más o menos la décima parte de los hogares de México. Se consideró el total de los trabajadores asalariados, separándolos entre asalariados no agrícolas y jornaleros agrícolas para, después, enfocarse en los últimos. La muestra selecciona a individuos que dicen ser jornaleros agrícolas y que reciben un salario.7

La Tabla 1 describe el total de trabajadores asalariados en México, que es de 36.63 millones, de los cuales 6.2% (2.26 millones) son jornaleros agrícolas. Cuando se divide a los trabajadores por grupo de edad, 28.7% de los trabajadores asalariados pertenecen al grupo de 45 años o más. Los asalariados no agrícolas presentan un porcentaje similar al total de los asalariados, pero al comparar los primeros con los jornaleros agrícolas (asalariados agrícolas) del grupo de 45 años o más, estos últimos tienen un porcentaje mayor: esto se puede deber a que, a pesar de que esta ocupación requiere un mayor desgaste físico, el hecho de que tenga una mayor precariedad obliga a trabajar a edades en las que un trabajador no agrícola y menos precario ya tiene acceso a la jubilación.

Tabla 1 Trabajadores asalariados por tipo y grupo de edad en México, 2020 

Grupo de edad Asalariados
no agrícolas
Jornaleros
agrícolas
Total
De 12 a 44 años 24 623 524 1 484 917 26 108 441
De 45 años o más 9 758 860 772 063 10 530 923
Total 34 382 384 2 256 980 36 639 364
% 45 años o más 28.4% 34.2% 28.7%

Fuente: elaboración propia con datos del Censo de Población y Vivienda 2020 (INEGI, 2021). Se usan los ponderadores de la muestra censal.

Si se toma la edad de 45 años como punto de referencia para esta descripción y comparación estadística, se observa que, tanto en el sector no agrícola como en el sector agrícola, entre 65% y 71% de la fuerza laboral está compuesta por trabajadores de 44 años o menos, lo que puede ser un indicativo del peso que la edad tiene en la demanda laboral.

En la Tabla 2 se presenta la distribución de los jornaleros agrícolas por sus características sociodemográficas. En relación con el sexo, 89.1% de dichos jornaleros son de sexo masculino y solo 10.9% son de sexo femenino; el porcentaje de mujeres es más alto en el grupo más joven (12.2%) que en el de 45 años o más (8.3%). Esto corrobora lo que se ha venido observando desde 2000: un aumento en la participación laboral femenina en el sector jornalero agrícola, como lo documentó Barrón (2000). Es decir, en este sector se observa una mayor participación laboral femenina en los grupos etarios más jóvenes. Respecto a la etnicidad, 34% de los jornaleros agrícolas es indígena, porcentaje muy similar en ambos grupos de edad. En cuanto a condición migratoria, se observa que 10% es de trabajadores migrantes.

Tabla 2 Distribución sociodemográfica de los jornaleros agrícolas en México, 2020 

Grupo de edad Porcentaje
de hombres
Porcentaje
de mujeres
Porcentaje
de indígenasa
Porcentaje
de migrantesb
De 12 a 44 años 87.8 12.2 34.7 9.9
De 45 años o más 91.7 8.3 34.2 10.0
Total 89.1 10.9 34.5 9.9

a Se refiere a las personas autoadscritas como indígenas.

b Se refiere a aquellas que viven en un estado diferente al de nacimiento.

Fuente: elaboración propia con datos del Censo de Población y Vivienda 2020 (INEGI, 2021). Se usan ponderadores de la muestra censal.

En el caso de la precariedad en el salario mensual para los jornaleros agrícolas, este es mucho más bajo (4 257 pesos) que el de los trabajadores no agrícolas (8 392 pesos), además de tener un porcentaje más alto de personas que ganan el salario mínimo o menos. La Tabla 3 muestra algunas condiciones laborales de los jornaleros agrícolas. Tiene tres partes: la primera consigna la edad de los jornaleros agrícolas en general y las dos restantes, la situación de hombres y de mujeres, respectivamente.

Tabla 3 Descripción laboral de jornaleros agrícolas en México, 2020 

Grupo de edad Ingreso
laboral
mensual
Horas
trabajadas
por semana
Salario
por
hora
Porcentaje de
personas que
ganan igual o
menos del salario
mínimo
Porcentaje
con derecho
a atención
médica
Total
De 12 a 44 años 4 385.67 41.77 28.32 43.4 8.1
De 45 años o más 4 008.74 40.40 26.57 52.1 7.5
Total 4 257.05 41.30 27.72 46.4 7.9
Hombres
De 12 a 44 años 4 381.57 41.66 28.04 44.1 6.9
De 45 años o más 4 007.54 40.17 26.52 52.3 7.0
Total 4 249.98 41.14 27.51 47.0 6.9
Mujeres
De 12 a 44 años 4 392.14 40.13 30.32 39.4 16.5
De 45 años o más 3 979.78 38.00 27.15 53.7 13.2
Total 4 284.33 39.58 29.49 43.1 15.6

Fuente: elaboración propia con datos del Censo de Población y Vivienda 2020 (INEGI, 2021). Se usan ponderadores de la muestra censal.

El salario mensual promedio es de 4 257 pesos, y es similar para hombres y mujeres. Se observa un promedio de 41.3 de horas trabajadas a la semana: los hombres trabajan 1.5 más horas que las mujeres. El salario por hora es de 27.7 pesos, que es un poco más alto para mujeres (29.5 pesos) que para hombres (27.5 pesos). El porcentaje de jornaleros agrícolas que ganan un salario igual o menor al mínimo es de 46.4%, y es más alto en hombres (47.0%) que en mujeres (43.1%). En relación con la prestación de salud, los jornaleros presentan una precariedad alta, pues solo 7.9% de ellos tiene acceso a esta: 6.9% hombres y 15.6% mujeres. Estos porcentajes son mucho menores que el 54% que presentan los asalariados no agrícolas. Cuando se diferencia por grupo de edad, los jornaleros de 45 años o más tienden a presentar un salario mensual más bajo, menor salario por hora. Además, hay un porcentaje mayor de personas que ganan un salario igual o menor que el mínimo en comparación con aquellos trabajadores de entre 12 y 44 años. En cuanto al acceso a la salud, los porcentajes son muy similares en ambos grupos, aunque algo menor en las mujeres de 45 años o más (13.2%) que en las mujeres del grupo de entre 12 y 44 años (16.5%). Estas cifras se comportan de modo similar tanto en hombres y mujeres como en el total de los trabajadores, lo cual da cuenta de una precariedad un poco más alta en el grupo de mayor edad en comparación con el grupo de entre 12 y 44 años.

ENJOREX 2019

La ENJOREX (Escobar et al., 2019) se llevó a cabo entre marzo y mayo de 2019, y es representativa de las unidades agrícolas de exportación de cuatro de sus más importantes cultivos: berries (fresa, frambuesa, zarzamora y arándano), tomate, pimiento y pepino. Se entrevistaron cerca de tres mil trabajadores con un muestreo aleatorio, que representan a más de 85 000 trabajadores en cinco entidades federativas: Jalisco, Michoacán, Baja California, Guanajuato y Sinaloa, como lo señalan Escobar et al. (2019). Para este análisis, se tomó una submuestra de los trabajadores de berries del sur de Jalisco, los cuales representan poco más de 18 000 trabajadores, de los cuales 65% es de sexo masculino y 35% de sexo femenino, como se muestra en la Tabla 4. La participación laboral femenina entre los jornaleros agrícolas de exportación en el sur de Jalisco es mucho más alta (35%) que la del total de jornaleros agrícolas del país ⸻10.9% según el Censo de Población y Vivienda 2020 (INEGI, 2021)⸻. La misma tabla muestra la información de los jornaleros agrícolas en el sur de Jalisco por grupos de edad: hay una participación de 13.0% del grupo de 45 años o más respecto al total. Esta participación es más alta en mujeres (17.6%) que en hombres (10.6%).

Tabla 4 Jornaleros agrícolas por sexo y grupo de edad, sur de Jalisco, 2019 

Sexo Grupo de edad Total
De 17 a 44 años De 45 años o más
Mujer 5 271 1 127 6 398
Hombre 10 367 1 244 11 611
Total 15 638 2 371 18 009

Fuente: elaboración propia con datos de la ENJOREX 2019 (Escobar et al., 2019). Se usan ponderadores de la encuesta.

Del total de trabajadores, 86.8% pertenece al grupo de entre 12 y 44 años, una proporción más alta que la que muestran los jornaleros agrícolas a escala nacional (que es de 65.8, lo cual denota que, para el caso de Jalisco, la mano es proporcionalmente más joven). La ENJOREX 2019 cuenta con la ventaja de que se puede conocer no solo si el trabajador es migrante, sino también qué tipo de migrante es: trabajador local, que nació en la entidad donde trabaja (Jalisco); migrante permanente, trabajador nacido en otra entidad pero que ya vive con su familia de manera permanente en Jalisco; migrantes temporales, trabajadores nacidos en otra entidad distinta a la de trabajo y que viven en esta una parte del año, luego de lo cual retornan a su entidad de origen.

La Tabla 5 8 expone la distribución por condición de migración y grupo de edad. Los trabajadores locales son mayoría, pues constituyen 61.7% del total de trabajadores, mientras que los migrantes temporales representan 28.9% y los trabajadores migrantes permanentes, solo 9.4%. Para saber cuánto representa el grupo de trabajadores de más edad respecto al total de trabajadores por condición de migración, se dividió el número de trabajadores del grupo de edad de 45 años o más entre el total de trabajadores para cada categoría. De esta manera se observa que 15.9% de los trabajadores locales tiene 45 años o más, 18.0% es de los migrantes permanentes y solo 5.7% de los migrantes temporales se encuentra dentro de este grupo de edad. De esta tabla es posible deducir que los migrantes temporales son una población joven en su mayoría, pero que emigra porque ya cuenta con cierta experiencia en el campo, la cual pueden aprovechar para ser más productivos.

Tabla 5 Jornaleros agrícolas por condición y grupo de edad, sur de Jalisco, 2019 

Condición de migración Grupo de edad Total
De 17 a 44 años De 45 años o más
Local 9 349 1 770 11 119
Migrante permanente 1 389 305 1 694
Migrante temporal 4 900 296 5 196
Total 15 638 2 371 18 009

Fuente: elaboración propia con datos de la ENJOREX 2019 (Escobar et al., 2019). Se usan ponderadores de la encuesta.

Investigación etnográfica

La etnografía se realizó entre septiembre de 2018 y marzo de 2020, con periodos de intermitencia marcados por los ciclos agrícolas de las berries. Se dividió en tres etapas: una etapa exploratoria con el objetivo de seleccionar las unidades productivas donde realizar la investigación y hacer entrevistas informales a productores de estas frutas para tener una primera caracterización de los jornaleros que contratan, con el fin de saber bajo qué modalidad lo hacen, y conseguir el permiso para entrar en los campos de cultivo. A partir de esta exploración, se eligieron cuatro unidades productivas comerciales (empresas) ubicadas en los municipios de Sayula, Zapotlán El Grande, Tuxpan y Zapotiltic, cuyos cultivos de berries se concentran en arándanos, frambuesas y zarzamoras.

El tamaño de la unidad productiva está relacionado con un organigrama laboral más complejo y con prestaciones más uniformes para los trabajadores. En las unidades grandes existe una política de prestaciones y beneficios adicionales que es homogénea para todos los trabajadores: bonos de productividad y permanencia, de puntualidad y días de descanso. En las unidades pequeñas (por lo regular de empresas familiares) hay una relación más directa entre los dueños y los trabajadores, de manera que estos intentan cubrir requerimientos particulares y son quienes tienden a contratar mano de obra local. Al ser unidades sujetas a regulaciones de responsabilidad social por parte de las empresas exportadoras a las que le venden su producción, a menudo, y sin previo aviso, pueden recibir auditorías para corroborar que el grado de cumplimiento en responsabilidad social sea el adecuado.

La segunda etapa del trabajo se desarrolló en los campos de cultivo de las cuatro unidades productivas, y se concentró en la observación y en la realización de entrevistas informales a jornaleros agrícolas en general y a jefes de cuadrilla; también se realizaron entrevistas semiestructuradas a personal de recursos humanos, ingenieros y responsables de campo. Con ello se crearon las distintas categorías de trabajadores. Se tuvieron en cuenta variables básicas, como sexo, edad y origen geográfico; también nivel educativo y antecedente laboral. Estas variables permitieron detectar 26 casos de jornaleros de 45 años o más, a fin de construir la muestra analítica de 18 casos ⸻nueve hombres y nueve mujeres⸻, a quienes durante la tercera etapa del trabajo etnográfico se les realizaron entrevistas a profundidad de corte biográfico para documentar la manera en que se enlazan la vida y el trabajo y la forma en que estos aparecen en sus trayectorias laborales.

La trayectoria se entiende aquí como la manifestación de una serie de posiciones ocupadas de forma sucesiva por un mismo agente o por un grupo de personas en un espacio en devenir sometido a incesantes transformaciones (Bourdieu, 2011) que se desarrolla en contextos que limitan o facilitan la inserción laboral, cuya particularidad dependerá de la forma en que se enlacen las dimensiones cultural, social y económica de dichos contextos (Graffigna, 2005). La noción de trayectoria es importante porque “reintroduce el tiempo” como “orden de sucesiones” (Bourdieu, 2002) en el ciclo de la vida, en el cual envejecer ⸻como proceso de desgaste⸻ “constituye una especie de ‘biografía’ que refleja la experiencia vivida” (Vera, 2011, p. 22).

Las primeras entrevistas realizadas a los jornaleros agrícolas de este grupo etario tuvieron el objetivo de producir confianza para la profundización de los casos en la tercera etapa. En ambos casos, la entrevista, junto con la observación, se consideraron herramientas que privilegian la interacción con los actores sociales en un contexto dado y que permiten situar sus prácticas y discursos. Las entrevistas informales se hacían mientras el trabajador realizaba sus tareas dentro del campo, o bien en la hora del almuerzo, dentro de los comedores. Las entrevistas a profundidad se llevaron a cabo fuera del horario de trabajo y en sus días libres.

En la tercera etapa, las entrevistas a profundidad siguieron el modelo de una conversación estructurada, más que la de un intercambio formal de preguntas y respuestas. Fueron realizadas desde un enfoque interaccional y tuvieron como preámbulo las remembranzas de la infancia o juventud, penas lejanas o recientes y problemas de salud actuales. En estos casos se trataba de recuperar el carácter dialógico (Villegas y González, 2011) de la entrevista concertada de manera formal y asumida como una relación no instrumental que, desde ciertos criterios éticos, reconoce al individuo cuya biografía se investiga como sujeto y no solo como objeto de investigación (Reséndiz, 2014, p. 167). Se trató de recuperar y dar importancia en todo momento a esos fragmentos de la entrevista en la que no hay o no se sigue la estructura pensada para la entrevista, sino cuando aparece ese diálogo espontáneo en el que tanto el investigador como la persona entrevistada expresan ideas, opiniones o reflexiones sobre lo que pasa alrededor.

Análisis de resultados

La muestra analítica está conformada por nueve mujeres y nueve hombres de 45 años o más que laboran como jornaleros agrícolas en los cultivos de berries de la región.9 Para explicar por qué se emplean como jornaleros agrícolas de dichos frutos, las personas entrevistadas hacen una comparación entre las condiciones laborales que ofrecen estos campos y la que ofrecen otros cultivos y otros sectores laborales. Además, debido a la demanda de mano de obra jornalera, es mucho más fácil que, a su edad, ahí sea donde les ofrezcan empleo.

Hombres y mujeres locales que han trabajado en la caña de azúcar comparan la relación entre esfuerzo y ganancia: tanto la siembra como la cosecha de berries requiere un esfuerzo físico mucho menor que el que demanda el corte de caña. En cuanto a la seguridad laboral, dicen que, al ser el corte de caña una actividad preponderantemente masculina, es común que al término de esta los hombres ingieran alcohol o drogas, situación que no está permitida en los campos de berries. Algunas mujeres que han trabajado en la caña de azúcar dicen que estaban expuestas al acoso de sus compañeros. Coinciden en que el salario en la temporada de cosecha es similar en la caña de azúcar y las berries: entre dos mil y ocho mil pesos semanales, pero el salario y la seguridad social en aquella se dan solo durante la temporada de corte, mientras que en estas, al haber un contrato de trabajo, tienen acceso permanente a la seguridad social y a un salario mínimo de 1 500 pesos semanales durante la temporada baja, el cual puede duplicarse durante la cosecha (que dura entre seis y siete meses). Cuando comparan las condiciones laborales en las berries con las de las fábricas, dicen que el salario durante la cosecha de estas es de 1 300 pesos a la semana, que tienen seguridad social y transporte, pero que el salario es el mismo todo el tiempo.

Condiciones laborales en el cultivo de berries del sur de Jalisco según la ENJOREX 2019

Rodgers y Rodgers (1989) señalan que los trabajos precarios son aquellos de corto horizonte temporal o en los cuales el riesgo de perder el empleo es alto y cuyos ingresos están asociados con una inserción laboral insegura y con la pobreza. Además, afirman que el empleo será más inseguro cuando el trabajo tenga menos control sobre los salarios o el ritmo de trabajo, lo cual ayuda a explicar por qué la incertidumbre es inherente a la precariedad laboral. Para la descripción de las condiciones laborales en el cultivo de berries en el sur de Jalisco, el análisis se enfoca en el salario y en el acceso a los servicios de salud, porque para las mujeres y los hombres jornaleros de este grupo etario estos son primordiales.

La Tabla 6 muestra los ingresos laborales y las horas trabajadas por sexo y grupo de edad. Se observa un ingreso promedio mensual de 7 662 pesos, un salario más alto que los 3 081 pesos del salario mínimo oficial vigente en Jalisco en 2019. De hecho, este salario es superior a los 4 257 pesos que se observan en el Censo de Población y Vivienda 2020 (INEGI, 2021) (véase Tabla 3). Y es acumulado en las más de cincuenta horas de trabajo a la semana que realizan mujeres y hombres de ambos grupos de edad, el cual se traduce en un salario por hora de poco más de 30 pesos, que resulta ser más alto que los casi 22 pesos del salario mínimo, si se consideran 40 horas trabajadas a la semana y 4.28 semanas al mes. El grupo más joven presenta salarios mensuales más altos, pero también casi dos horas de trabajo semanales más respecto al grupo de 45 años o más.

Tabla 6 Promedio de ingreso y horas trabajadas de jornaleros agrícolas, sur de Jalisco, 2019 

Sexo y grupo de edad Salario mensual
(pesos)
Horas trabajadas
por semana
Salario por
hora
Jornaleras de 12 a 44 años 7 213.27 52.90 31.87
Jornaleros de 12 a 44 años 7 948.19 54.11 34.53
Jornaleras de 45 años o más 7 527.97 50.80 34.90
Jornaleros de 45 años o más 7 302.12 52.16 32.53
Todos los jornaleros 7 662.16 53.41 33.63

Fuente: elaboración propia con datos de la ENJOREX 2019 (Escobar et al., 2019). Se usan ponderadores de la encuesta.

Comparando las horas trabajadas por semana, se observa que los jornaleros agrícolas de la encuesta tienen un mayor grado de intensificación laboral que el que registra el Censo de Población y Vivienda 2020 (INEGI, 2021): trabajan 53.4 horas semanales, o sea, cifra superior a las 41.3 horas reportadas para el total de los jornaleros agrícolas. En cuanto al salario por hora, es 21.3% más alto entre los jornaleros de berries que el que perciben los jornaleros agrícolas, según el Censo de Población y Vivienda 2020 (INEGI, 2021) ⸻33.6 pesos versus 27.7 pesos, respectivamente⸻, lo cual puede dar cuenta de que el sector de agroexportación tiene salarios más altos, aunque también mayor intensificación laboral. La proporción de jornaleros de berries que ganan un salario igual o menor que el mínimo es de 3.8%, porcentaje menor que el de los jornaleros agrícolas a escala nacional (46.4%). La diferencia se explica por las regulaciones en materia de responsabilidad social que obligan a las empresas a ofrecer condiciones laborales adecuadas a sus trabajadores. Sin embargo, estos salarios se observan solo durante los meses que dura el contrato laboral.

La Tabla 7 muestra que los salarios son muy similares. No obstante, los trabajadores migrantes permanentes tienen un salario mensual más alto que el resto de los trabajadores y una menor cantidad de horas de trabajo. Los migrantes temporales presentan la mayor cantidad de horas trabajadas en promedio a la semana y el salario por hora más bajo, por lo que son, de estos tres grupos, el de mayor precariedad salarial y mayor intensificación laboral.

Tabla 7 Promedios de ingreso y horas trabajadas de jornaleros agrícolas de 45 años o más por condición de migración, sur de Jalisco, 2019 

Condición de migración Salario mensual
(pesos)
Horas trabajadas
por semana
Salario por hora
Local 7 372.81 51.09 33.84
Migrante permanente 7 692.55 50.64 35.43
Migrante temporal 7 337.04 54.97 30.75
Todos los jornaleros 7 409.47 51.51 33.66

Fuente: elaboración propia con datos de la ENJOREX 2019 (Escobar et al., 2019). Se usan ponderadores de la encuesta.

En relación con el acceso a prestaciones laborales, la Tabla 8 muestra 86.9% de jornaleros con contrato firmado y 95.8% con acceso a prestación de salud del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Este porcentaje es un poco más alto en hombres que en mujeres, pero es mucho más alto que el porcentaje (7.9%) que tiene acceso al IMSS en el sector de jornaleros agrícolas que muestra el Censo de Población y Vivienda 2020 (INEGI, 2021). Cabe mencionar que, de acuerdo con las entrevistas realizadas, esta prestación adquiere mayor importancia en las trabajadoras y los trabajadores que rebasan los 60 años. El acceso a un contrato es más alto para los trabajadores locales y los migrantes permanentes que para los migrantes temporales (87.2, 100 y 72%, respectivamente), y la cobertura del IMSS la tiene por lo menos 95% de todos los trabajadores.

Tabla 8 Porcentaje de prestaciones laborales, sur de Jalisco, 2019 

Sexo Contrato escrito (%) Tiene IMSS (%)
Jornalera de 45 años o más 86.5 93.2
Jornalero de 45 años o más 87.3 98.1
Condición de migración Contrato escrito (%) Tiene IMSS (%)
Local 87.2 95.0
Migrante permanente 100.0 98.3
Migrante temporal 72.0 98.3
Todos los jornaleros 86.9 95.8

Fuente: elaboración propia con datos de la ENJOREX 2019 (Escobar et al., 2019). Se usan ponderadores de la encuesta.

Sobre las trayectorias laborales

Los hallazgos de las trayectorias laborales de los trabajadores jornaleros de 45 años o más en los cultivos de berries en el sur de Jalisco muestran que hombres y mujeres proceden tanto de actividades agrícolas como de no agrícolas: en el caso de los jornaleros locales sobresalen la siembra del maíz, el corte de caña de azúcar, albañiles, obreros, pescadores, jubilados y migrantes internacionales de retorno, mientras que en las jornaleras locales, su antecedente laboral es el de empleadas domésticas, empacadoras en supermercados, autoempleadas en la venta de comida o bien empleadas como jornaleras como su primer trabajo asalariado. En el caso de las jornaleras y los jornaleros migrantes de este grupo de edad, proceden del trabajo en otras regiones agrícolas, como Sonora y Sinaloa.10

Los jornaleros locales que provienen de la caña de azúcar coinciden en que el salario es superior en esta que en las berries, pero también en que el desgaste físico es mayor. Ramón explica que la temporada baja de las berries coincide con la temporada del corte de caña de azúcar, pero que prefiere las berries porque tiene contrato y seguro social.

Yo trabajaba en el corte de caña cuando me enteré que una empresa estaba apenas montando los campos y estaba contratando gente que supiera trabajar el campo, y me apunté. Fui de los primeros trabajadores: me tocó limpiar el terreno, armar los surcos y sembrar. Me pagaban doscientos al día, luego en temporada de cosecha el pago fue aumentando a quinientos o seiscientos pesos al día, y pues ya mejor me quedé aquí. (Ramón, 52 años)

La estabilidad laboral reflejada en el salario y en el acceso al seguro social, pero sobre todo en el hecho de tener empleo a una edad en la que cada vez es más difícil conseguirlo, es el motivo principal para que mujeres y hombres de la región se inserten en el trabajo jornalero. La trayectoria laboral de Esther es diversa, lo cual le permite comparar las “ventajas” de ser jornalera en el cultivo de berries.

Siempre he trabajado, desde niña: limpiando casas, lavando ropa y cuidando niños. Luego con mi esposo trabajamos piscando, pepenando, recolectando maíz, desmalezando los sembradíos de caña, “sacando” camote de cerro y haciendo ladrillos, pero ya sin mi compañero, trabajé nomás donde me invitaban. Mi hermana fue la que me invitó a trabajar a un campo de arándanos. Nomás duré unos meses porque luego mi patrón me mandó a descansar y ya no me llamó. Al principio pensé que el descanso era porque a lo mejor ya estaba grande, pero, como dicen, eso no interesa. Lo que interesa es trabajar […], entonces me vine para este otro campo. (Esther, 53 años)

Trabajadores migrantes permanentes

En lo que respecta a los jornaleros migrantes permanentes, su asentamiento en la región no supera los diez años, y en todos los casos este está relacionado con el auge de las berries. Transitaron de ser jornaleros temporales a permanentes y, en algunos casos, se trató de una migración familiar en la cual pequeños productores de autoconsumo o jornaleros en su propia localidad de origen emigraron por invitación de los hijos y se insertaron en el trabajo jornalero en las berries. Catalina es nahua de la sierra Zongolica de Veracruz y su esposo Mario, mixteco de Oaxaca. Se conocieron en los campos de tomate de Sinaloa hace diez años.

Primero migraba sola con mis hijos de mi otro matrimonio. Luego ellos hicieron su vida. Yo conocí a este señor allí en los campos y entonces ya migrábamos juntos. Luego tuve a mi hijo y migrábamos los tres, pero luego el señor que nos reclutaba en mi pueblo me dijo: “A Sinaloa ya no pueden ir. Allá, si pasan de los cuarenta, ya no los quieren”. (Catalina, 45 años)

Fue a su esposo a quien le avisaron del trabajo cosechando berries en el sur de Jalisco. Este se convirtió en el destino de la ruta migratoria, pero después de que sufrió un accidente, decidieron asentarse para que la empresa la contratara a ella y tuviera seguro social. Después su padre emigró para trabajar también como jornalero: fue cortador de caña de azúcar allá en Veracruz, luego cultivó maíz, pero como es muy mal pagado emigró con Catalina: “Me dijo ‘vente acá, no importa que estén viejitos. Acá los contratan, aunque sea para limpiar los campos’”. (Andrés, 64 años)

Al igual que Catalina y Andrés, hay trabajadores originarios de los estados expulsores por tradición de mano de obra agrícola, como Veracruz, Oaxaca y Guerrero, y su trayectoria laboral completa es de jornaleros agrícolas. Hay quienes habían emigrado a Sinaloa para trabajar en el tomate y a Sonora para trabajar en la uva, pero la edad los alcanzó y los encargados de reclutarlos en su lugar de origen dejaron de tomarlos en cuenta.

Trabajadores migrantes temporales

Los jornaleros migrantes temporales son los más volátiles. El tránsito entre distintos campos depende del pago que les ofrezcan y no tanto de las prestaciones sociales, por lo que será común que tanto hombres como mujeres trabajen en tres o más campos diferentes durante la temporada de cosecha. Sin embargo, dicha movilidad va disminuyendo a medida que aumenta la edad, pues entre los trabajadores migrantes que rebasan los 60 años hay quienes prefieren quedarse en un solo campo toda la temporada: Juan y María son de Huamantla, Tlaxcala, y trabajan en un campo de frambuesa de Sayula.

Nosotros preferimos quedarnos toda la temporada con el mismo patrón, que andar de un lugar a otro. Aquí la paga no está mal y también, si uno quiere, le dan a uno vivienda, pero nosotros preferimos rentar, pues las casitas estas están bien para los chavos, pero no para uno. (Juan, 64 años)11

Cuando termina la temporada, Juan y María regresan a Huamantla. Viven un tiempo con los ingresos que lograron ahorrar, complementándolos con la siembra de autoconsumo en la parcela familiar.

Labores agrícolas

Los trabajadores de 45 años o más dependen de sus condiciones de salud y de la evaluación que haga el médico o enfermero de la empresa. Todas las unidades productivas cuentan con servicios de primeros auxilios y enfermería. Las más grandes tienen además servicios médicos. Los doctores son quienes hacen la evaluación médica de los trabajadores a fin de ubicarlos en actividades apropiadas a sus condiciones físicas y de salud. La evaluación se hace dependiendo de la edad y del antecedente laboral: si el trabajador o la trabajadora se encuentran en el rango de 45 a 55 años y su antecedente laboral es el campo, el médico no los evalúa, pero si se acercan al umbral de los 60 años y van a realizar labores agrícolas por primera vez, la evaluación médica se llevará a cabo.

Las tareas se clasifican en cuatro: jornalero de labor agrícola, jornalero de cosecha, jornalero empacador y jornalero limpiador. Es común que a los trabajadores que tengan padecimientos físicos o de salud o que estén en la edad que corresponde con la categoría de adulto mayor, se les asigne el puesto de jornalero limpiador, que es un empleo permanente casi siempre a cargo de hombres locales. Se trata de recolectar cualquier residuo biológico que pueda generar plagas.

Regresé de Estados Unidos hace casi seis años. Allá trabajaba de obrero en una fundición. Pensé que al regresar se me dificultaría encontrar trabajo por viejo, pero no. Un compadre me pasó la voz de que estaban contratando gente en Zapotlán. Vine, me revisó el doctor y como ando medio mal de una pierna, que mejor me dicen que esté al pendiente de que no haya nada que contamine las plantitas de arándanos. (Gastón, 65 años)

La clasificación de labores de los campos no depende solo de las condiciones físicas y de salud que tengan los trabajadores, sino también de la edad considerada “crítica”. José dice que fue por la edad y no tanto por su condición física que lo asignaron como jornalero limpiador.

No me dijeron que no por viejo, sino que el médico del campo me revisó. Dijo que estaba bien, ya no con mucha fuerza, pero bien, y entonces me pusieron a limpiar el campo […]. Tengo diez años que me jubilé del cuartel militar de Sayula. Allá trabajaba como jardinero. De lo que me daban de jubilación vivíamos mi mujer y yo, y veces me iba a los campos de maíz a trabajar […]. Como ya estoy viejo, allá también me mandaban a limpiar el terreno, pero la diferencia es que aquí me dan seguro [social]. (José, 81 años)

En el caso de que, por su condición de salud, sean las mujeres las que no puedan realizar la cosecha, se les asignan tareas identificadas con los roles de género establecidos por la cultura: limpieza de comedores y baños o ayudante de cocina. Alejandra trabajó como jornalera durante cuatro años, pero tuvo una caída en plena jornada laboral que le dejó una lesión en la columna vertebral:

Yo venía de trabajar cinco años en una tienda Soriana. Era la que empacaba en las cajas, así que nada más ganaba lo que los clientes me daban de propina. Me enteré de que estaban contratando personal para el corte de arándano, que no ponían peros con la edad y que daban prestaciones […]. Cuando me caí, pensé que me iban a despedir […]. Dije: “¿Qué voy a hacer ahora ya vieja? Ni modo, a Soriana otra vez”. Pero no. Me reubicaron ayudando a la limpieza del comedor. (Alejandra, 66 años)

Como se muestra, en este, como en otros contextos laborales, la edad y el género deben analizarse de forma conjunta porque ambos son elementos fundamentales en la organización social (Arber y Ginn, 1996). El significado de la edad está marcado de manera profunda por el género: no es lo mismo ser jornalero que jornalera. Primero, porque hay que tomar en cuenta el rol preponderante que las mujeres desempeñan en las prácticas de reproducción al interior del grupo doméstico y, segundo, porque su participación en el trabajo jornalero agrícola es a menudo invisibilizado por estar subsumido en la participación laboral del cónyuge o del conglomerado familiar.

Sobre su vulnerabilidad

El resultado acumulado de una trayectoria laboral precaria, su vulnerabilidad y consecuente pobreza puede observarse en la vejez, pues es “el momento en que lo más importante para poder trabajar es también para muchos el momento en que están físicamente más débiles y en más riesgo” (Chambers, 2006, p. 37). Los casos que se analizaron sugieren la pregunta de si ser empleados y contar con condiciones laborales en apariencia mejores reduce su vulnerabilidad. La respuesta se halla en la observación de su vida cotidiana, concretamente en sus estrategias y arreglos familiares para el cuidado y el tratamiento de las enfermedades que son propias de la edad, o bien, consecuencia de una trayectoria laboral intensa y de una vida caracterizada por la precariedad.

Contar con un contrato y debido a ello tener acceso al seguro social no necesariamente se traduce en bienestar para los trabajadores ni para sus familiares. Los activos ⸻como el contrato, el salario y el acceso a los servicios de salud⸻ no son suficientes frente a una endeble estructura de oportunidades, entendida como “las probabilidades de acceso a bienes, servicios o actividades que inciden sobre el bienestar del hogar porque le facilitan el uso de los recursos propios o le suministran recursos nuevos, útiles para la movilidad e integración social o canales existentes” (Kaztman, 2000, p. 299).

En la región hay una sola clínica del IMSS, que es la receptora de todos los trabajadores agrícolas de la zona. El médico responsable de la clínica durante los fines de semana o días festivos mencionó la saturación que existía ya en la clínica y que el auge de las berries la aumentó. Este problema ocasiona que la atención a los trabajadores se concentre en tratar afecciones asociadas con el trabajo, tales como accidentes, insolación o intoxicación, porque no es posible atender las enfermedades crónicas. Los internamientos solo son para partos, ya sea de las mujeres jornaleras o de las cónyuges de los jornaleros.

La débil infraestructura médica se muestra en la postergación de citas médicas, la escasez de medicamentos y en que se da preferencia a los tratamientos ambulatorios para reducir los costos de las hospitalizaciones. La consecuencia de esta situación es que los trabajadores tengan que acudir a otros servicios médicos, como los de las Farmacias Similares y otras clínicas privadas. Manuela, la esposa de José, tiene una enfermedad que la obliga a estar en cama todo el día. Él comenzó a trabajar de manera permanente en los campos de frambuesa cuando su esposa enfermó, y el ingreso que recibía por la jubilación era insuficiente para pagar el tratamiento médico y el cuidado que ella requiere.

Lo mismo sucede con la ausencia de un sistema de cuidado de niños, enfermos o ancianos, pues si la trabajadora o el trabajador no tiene una red de apoyo de cuidado, tendrá que pagar por ese servicio. La hija de María tiene una enfermedad psiquiátrica y dos hijos de ocho y diez años. Su hija no recibe atención médica y no hay quien cuide a sus nietos después de que salen de la escuela.

En términos generales, si bien las condiciones que ofrecen los productores y las empresas de berries en el sur de Jalisco en cumplimiento de las normas del mercado de exportación son en apariencia mejor, esto no quiere decir que los trabajadores jornaleros dejen de ser vulnerables, puesto que están sujetos a la renovación de su contrato y, cuando su productividad se reduce, también puede disminuir su salario, sin contar las deficiencias en la estructura de oportunidades, concretamente en lo que se refiere a servicios de salud y la ausencia de políticas focalizadas en esta población.

Conclusiones

Las condiciones laborales de los jornaleros agrícolas que trabajan en la producción de berries del sur de Jalisco son mejores en salarios y acceso a prestaciones laborales que las de los jornaleros agrícolas a escala nacional, incluso que las de los trabajadores no agrícolas. Dichas condiciones se explican por los modelos de responsabilidad social a las que se ciñen las empresas productoras que consideran la demanda del consumidor estadounidense.

Este trabajo puso en el centro la edad del jornalero agrícola, a fin de analizar las condiciones laborales que enfrentan los jornaleros agrícolas de 45 años o más y la manera en que estas inciden en su vulnerabilidad. Se tomó esa edad como punto de inflexión en la trayectoria laboral de los jornaleros agrícolas, porque es cuando en ese sector laboral se piensa que ya no cuentan con las capacidades físicas para realizar este tipo de trabajo. Y se encontró que si bien las condiciones que ofrecen los productores y las empresas de berries pueden ser óptimas, no quiere decir que los jornaleros dejen de ser vulnerables, puesto que están sujetos a la renovación de un contrato. Además, cuando su productividad se reduce, también puede menguar su salario, aparte de las deficiencias en la estructura de oportunidades y de la ausencia de políticas de atención a esta población.

Los gradientes y los tipos de vulnerabilidad serán diferentes para hombres y para mujeres, y variarán de acuerdo con la edad y con la trayectoria de vida y laboral. La edad y el género están en el eje de la explicación. Es alrededor de ellos que se han de articular las distintas variables y condiciones de su entorno. Es posible observar que la edad se relaciona de manera directa con otras variables que dan cuenta de los gradientes de la vulnerabilidad, como migración, condición étnica, lengua y trayectoria laboral, entre otras. Por eso, tanto las causas como las implicaciones deben enmarcarse en el entramado de relaciones en el que se encuentren las trabajadoras y los trabajadores. Para un análisis de este tipo, el enfoque que proporciona el análisis biográfico permite organizar las experiencias de las personas y analizar las causas de la vulnerabilidad y sus consecuencias.

Partiendo del hecho demostrable de que la producción de berries en Jalisco se ha convertido en una de las opciones laborales para los habitantes de los municipios del sur del estado y un destino migratorio para hombres y mujeres de distintas regiones del país, la heterogeneidad de los trabajadores en este tipo de cultivo permite saber que entran en juego una serie de variables que contribuyen a conocer los distintos gradientes de vulnerabilidad presentes en este contingente laboral. Conviene ahora esbozar algunas propuestas para realizar análisis futuros:

  1. Las condiciones laborales y de vida de los jornaleros agrícolas, la forma en que estas van pesando con la edad y cuáles son las estrategias que ellos despliegan para afrontarlas.

  2. Realizar estudios que den cuenta de las consecuencias de las desigualdades en la vejez, teniendo en cuenta que estas “no son exclusivas de esa etapa de la vida, sino que son continuas, configuradas a través del curso vital” (Hess, 1990, p. 12).

  3. Atender cuestiones como ¿por qué y de qué modo influyen el género y la edad en la vulnerabilidad social de grupos sociales concretos? ¿Cómo se conjugan estas variables con las relaciones de clase, raza o etnia?

  4. Incluir en el análisis de la vulnerabilidad en la vejez no solo la edad cronológica, sino también la manera en que la sociedad la defina y la experimenta de forma fisiológica.

  5. Por último, es menester decir que en este análisis subyace una idea central: en contextos de pobreza rural y frente a las situaciones de riesgo, como las que plantea la vejez, el trabajo sigue siendo el recurso principal para la sobrevivencia.

Referencias

Arber, S., y Ginn, J. (1996). Relación entre género y envejecimiento: enfoque sociológico. Madrid: Narcea S. A. de Ediciones. [ Links ]

Arriagada, I. (1994). Transformaciones del trabajo femenino urbano. Revista de la CEPAL. 53(agosto), 91-110. Recuperado de https://hdl.handle.net/11362/11952Links ]

Barrón, A. (2000). Cambios en las relaciones salariales en los mercados de trabajo rurales en México. Investigación Económica, 60(234), 17-32. Recuperado de https://www.scielo.org.mx/pdf/ineco/v60n234/0185-1667-ineco-60-234-17.pdfLinks ]

Bernardi, B. (1985). Age class systems. Nueva York: Cambridge University Press [ Links ]

Bourdieu, P. (2002). Estrategias de reproducción y modos de dominación. Colección Pedagógica Universitaria (37-38), 1-21. [ Links ]

Bourdieu, P. (2011). La ilusión biográfica. Acta Sociológica, 1(56), 121-128. doi: https://doi.org/10.22201/fcpys.24484938e.2011.56.29460 [ Links ]

Bunner, J., Prem, R., y Korunka, C. (2018). How work intensification relates to organization-level safety performance: The mediating roles of safety climate, safety motivation, and safety knowledge. Frontiers in Psychology, 9(diciembre), 1-13. doi: https://doi.org/10.3389/fpsyg.2018.02575 [ Links ]

Castel, R. (2010). El ascenso de las incertidumbres. Trabajo, protecciones, estatuto del individuo. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica. [ Links ]

Chambers, R. (2006). Vulnerability, Coping and Policy. (Editorial Introduction). IDS Bulletin, 37(4), 33-40. Recuperado de https://citeseerx.ist.psu.edu/viewdoc/download;jsessionid=71E785C74CE4AEDC456FE3E453D6EFFB?doi=10.1.1.833.838&rep=rep1&type=pdfLinks ]

Escobar, A., Martin, P., y Stabridis, O. (2019). Farm labor and Mexico’s export produce industry. Wilson Center’s Mexico Institute. Recuperado de https://www.wilsoncenter.org/publication/farm-labor-and-mexicos-export-produce-industryLinks ]

European Commission, Directorate-General for Research and Innovation (ESOPE). (2004). Precarious Employment in Europe. A Comparative Study of Labor Market Related Risks in Flexible Economies. Informe final. Bruselas: European Commission. https://op.europa.eu/en/publication-detail/-/publication/05a30d4a-deb5-46f4-881c-18c55b6becdcLinks ]

Feixa, C. (1996). Antropología de las edades. En J. Prat y A. Martínez (eds.), Ensayos de antropología cultural. Homenaje a Claudio Esteva-Fabregat (pp. 319-335). Barcelona: Ariel. [ Links ]

Flores-Mariscal, J. R. J. (2021). Determinantes de la precariedad del trabajo jornalero agrícola en México: un análisis histórico-institucional. región y sociedad, 33, e1487-e1487. doi: https://doi.org/10.22198/rys2021/33/1487 [ Links ]

García-Hidalgo, J. (2001). Situación de los jornaleros agrícolas en México. En Secretaría de Desarrollo Social, Subsecretaría de Desarrollo Regional (ed.), Jornaleros agrícolas (pp. 21-59). Ciudad de México: Subsecretaría de Desarrollo Regional (SEDESOL). [ Links ]

Graffigna, M. L. (2005). Trayectorias y estrategias ocupacionales en contextos de pobreza: una tipología a partir de los casos. Trabajo y Sociedad, 6(7), 1-16. http://www.unse.edu.ar/trabajoysociedad/Grafigna.pdfLinks ]

Green, F. (2004). Work intensification, discretion, and the decline in well-being at work. Eastern Economic Journal, 30(4), 615-625. Recuperado de https://www.semanticscholar.org/paper/Work-Intensification%2C-Discretion%2C-and-the-Decline-Green/f909f32151da499b845edf25f800039f44c988acLinks ]

Guadarrama, R., Hualde, A., y López, S. (2012). Precariedad laboral y heterogeneidad ocupacional: una propuesta teórico-metodológica. Revista Mexicana de Sociología, 74(2), 213-243. Recuperado de https://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0188-25032012000200002Links ]

Hernández, J. (2019). Los jornaleros agrícolas de origen indígena y su mercado de trabajo en México. Trayectorias, 21(48), 56-80. [ Links ]

Hess, B. B. (1990). Gender & aging: The demographic parameters. Generations: Journal of the American Society on Aging, 14(3), 12-15. [ Links ]

Huenchuan, S., y Guzmán, J. (2007). Seguridad económica y pobreza en la vejez: tensiones, expresiones y desafíos para políticas. Comisión Económica para América y el Caribe (CEPAL) y Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA). [ Links ]

Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). (2021). Presentación de resultados. Censo de Población y Vivienda 2020. México: INEGI. https://www.inegi.org.mx/programas/ccpv/2020/Links ]

Kaztman, R. (2000). Notas sobre la medición de la vulnerabilidad social. (Documentos de Trabajo del IPES, Núm. 2, LC/R.2026). Montevideo: Universidad Católica de Uruguay. Recuperado de https://repositorio.cepal.org/handle/11362/31545Links ]

Obregón, J. (2004). La migración de trabajadores agrícolas indígenas del estado de Guerrero. En G. Barroso (ed.), Migrantes y afromestizos de Guerrero (pp. 171-179). Ciudad de México: Universidad Autónoma de Guerrero. [ Links ]

Ranci, C. (2008). Vulnerabilità sociale e nuove disuguaglianze sociali. Sociologia del Lavoro, 110 (2), 1000-1011. doi: https://doi.org/10.1400/114859 [ Links ]

Red Nacional de Jornaleros Agrícolas de México. (2019). Violación de derechos de las y los jornaleros agrícolas en México. Centro de Estudios en Cooperación Internacional y Geostión Pública (CECIG). Recuperado de http://cecig.org.mx/violacion-de-derechos-de-las-y-los-jornaleros-agricolas-en-mexico/Links ]

Reséndiz, R. (2014). Biografía: proceso y nudos teórico-metodológicos. En M. L. Tarrés (ed.), Observar, escuchar y comprender sobre la tradición cualitativa en la investigación social (pp. 135-170). Ciudad de México: El Colegio de México y Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) México. [ Links ]

Reygadas, L. (2008). La apropiación: destejiendo las redes de la desigualdad. Ciudad de México: Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa. [ Links ]

Rodgers, G., y Rodgers, J. (1989). Precarious work in Western Europe: The state of the debate.Precarious jobs in labour market regulation: The growth of atypical employment in Western Europe, 3, 1-16. [ Links ]

Rodríguez, J. (2001). Vulnerabilidad y grupos vulnerables: un marco de referencia conceptual mirando a los jóvenes. CEPAL. Recuperado de https://repositorio.cepal.org/handle/11362/7150Links ]

Salgado, C. (2014). Notas de campo para el doctorado. Manuscrito inédito. [ Links ]

Salgado, C. (2015). “Andamos tras el trabajo porque a eso estamos impuestos”: estrategias familiares de vida en contextos de pobreza rural. El caso de una familia inmigrante (tesis de Doctorado en Ciencias Sociales). El Colegio de México. [ Links ]

Sánchez-González, D., y Egea-Jiménez, C. (2011). Enfoque de vulnerabilidad social para investigar las desventajas socioambientales: su aplicación en el estudio de los adultos mayores. Papeles de población, 17(69), 151-185. Recuperado de https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=11221117006Links ]

San Román, T. (1986). Comentarios sobre un proyecto de investigación socioantropológica de la marginación social. Perspectiva Social, 22, 141-151. [ Links ]

Valdivia, M., y Sánchez, L. (2017). Protección laboral para los jornaleros agrícolas en México. apuntes para la equidad. TraDes, El Colegio de México (COLMEX). Recuperado de https://trades.colmex.mx/archivos/11/apuntes-equidad-03.pdfLinks ]

Velasco, L., y Hernández, C. (2021). Un acercamiento a las relaciones sociales de explotación en dos enclaves globales agroexportadores en el noroeste mexicano. región y sociedad, 33, e1411. doi: https://doi.org/10.22198/rys2021/33/1411 [ Links ]

Vera, J. L. (2011). Antropología de la vejez: el cuerpo negado. Ciencia, 62(1), 20-25. Recuperado de http://www.revistaciencia.amc.edu.mx/images/revista/62_1/PDF/04_Antropologia.pdfLinks ]

Villegas, M. M., y González, D. F. E. (2011). La investigación cualitativa de la vida cotidiana: medio para la construcción de conocimiento sobre lo social a partir de lo individual. Psicoperspectivas, 10(2), 35-59. doi: https://doi.org/10.5027/psicoperspectivas-Vol10-Issue2-fulltext-147 [ Links ]

Wichert, I. (2001). Job insecurity and work intensification: The effects on health and well-being (pp. 92-111). En B. Burchell, D. Ladipo y F. Wilkinson (eds.), Job insecurity and work intensification. Londres: Routledge. doi: https://doi.org/10.4324/9780203996881 [ Links ]

1El término berries se utiliza comercialmente para referirse a las bayas conocidas como frutos del bosque, las cuales incluyen la zarzamora, la frambuesa, el arándano y la fresa. Sin embargo, en este trabajo se refiere solo a las tres primeras.

2En Tlayacapan, estado de Morelos, los jornaleros mixtecos y tlapanecos de La Montaña de Guerrero durante la temporada de cosecha consumen solo pan y Coca-Cola, que ingieren al término de su jornada laboral. Los nativos se refieren a ellos de manera despectiva como los “pan coca” (Salgado, 2014).

3Francisca y Adrián, jornaleros originarios del municipio de Metlatónoc de la región de La Montaña de Guerrero, que rondaban los 70 años, vivían en el patio de la escuela que el Programa de Atención de Jornaleros Agrícolas (PAJA) tenía en el municipio de Totolapan en el estado de Morelos. Ambos habían trabajado en los campos de jitomate y desde hacía 40 años se habían asentado en ese pueblo, viviendo en chozas que montaban en el terreno de cultivo del patrón en turno o en las galeras construidas por el PAJA. Ambos se quejaban del deterioro de su salud. Adrián padecía de un dolor en la rodilla y Francisca de fuertes dolores de estómago. Sin diagnóstico de por medio, en el centro de salud les dieron paracetamol y frascos de “vitaminas y minerales”. Los años que Adrián y Francisca habían dedicado al trabajo jornalero no se tradujeron en ningún bienestar: no tienen vivienda, no tienen ni seguridad social ni alimentaria, ni redes familiares ni comunitarias (Salgado, 2015).

4En el sentido de “estrategias y capacidades” (Sánchez-González y Egea-Jiménez, 2011, p. 153). De acuerdo con Kaztman (2000), estos activos se encuentran en las personas, de forma física o espiritual, en la legislación, en la tradición y en las redes comunitarias o institucionales.

5Para Chambers (2006, p. 37), “el principal activo de la mayoría de las personas pobres es su cuerpo”.

6En la presente investigación a los jornaleros de 45 años o más se les considera “viejos” o “envejecidos”, debido a que el rango de edad de los casos analizados no corresponde con el rango de la categoría adulto mayor establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

7Se consideró la población de entre 12 y 75 años, con el fin de captar con amplitud la fuerza laboral jornalera.

8A diferencia del Censo de Población y Vivienda 2020, en la ENJOREX 2019, para el caso de Jalisco, no se observan trabajadores menores de 17 años. Por eso es con la que se inicia el intervalo de edades del grupo de trabajadores más joven. El hecho de que no haya trabajadores menores de 17 años, se debe a las condiciones de responsabilidad social que las unidades productivas deben cumplir, ya que son auditadas por especialistas en materia laboral y a quienes contratan las empresas exportadoras a las que dichas unidades venden su producción.

9La mitad migrantes, tanto permanentes como temporales.

10En entrevista, algunos productores agrícolas de Sinaloa externaron que muchos jornaleros migrantes que antes llegaban a trabajar a los cultivos de tomate, pepino o pimientos, estaban cambiando su ruta migratoria para quedarse a trabajar en las berries de Jalisco.

11Juan se refiere a las casas rodantes que la empresa instaló en los campos. Al hacer un recorrido por estas, se observó que tienen instaladas de diez a doce camas y, según el responsable de esa área, ahí duermen entre ocho y doce personas, la mayoría hombres migrantes.

Cómo citar: Salgado Viveros, C. (2023). El ocaso laboral: trabajo y vejez en los cultivos de berries del sur de Jalisco. región y sociedad, 35, e1765. https://doi.org/10.22198/rys2023/35/1765

Recibido: 14 de Marzo de 2023; Aprobado: 04 de Agosto de 2023; Publicado: 19 de Septiembre de 2023

Creative Commons License Este es un artículo publicado en acceso abierto bajo una licencia Creative Commons