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Región y sociedad

versión On-line ISSN 2448-4849versión impresa ISSN 1870-3925

Región y sociedad vol.29 no.69 Hermosillo may./ago. 2017

https://doi.org/10.22198/rys.2017.69.a322 

Artículos

Origen, protagonistas y alianzas: el Banco de San Luis Potosí, 1897-1916

Origin, protagonists and alliances: Bank of San Luis Potosi, 1897-1916

Moisés Gámez Rodriguez* 

* Profesor-investigador de El Colegio de San Luis (COLSAN). Parque de Macul 155, fraccionamiento Colinas del Parque, C. P. 78299, San Luis Potosí, México. Teléfono: (444) 811 0101. Correo electrónico: mgamez@colsan.edu.mx / azogueros@yahoo.es


Resumen:

En este trabajo se expone el origen de la banca en San Luis Potosí, cuyo estudio se centra a partir de la legislación bancaria de 1897, que representa históricamente la institucionalización y modernización de la empresa bancaria mexicana. Como punto de partida se plantea que los perfiles financieros y empresariales de los involucrados en el nacimiento del Banco de San Luis Potosí, y representados en los miembros de su Consejo de Administración, son importantes para entender la configuración del sistema, y también que las redes extendidas en torno a dicha empresa muestran prácticas financieras de la economía de México en el último cuarto del siglo XIX.

Palabras clave: derecho bancario; bancos centrales; Banco de San Luis Potosí; Banco de México; bancos; sistema bancario; finanzas; San Luis Potosí

Abstract:

This article explains the origin of banking in San Luis Potosi from the legislation in 1897, which historically represents the institutionalization and modernization of Mexican banking companies. As a starting point, it argues that financial and business profiles of those involved in the birth of Bank of San Luis Potosi and represented in the Board of Directors are important to understand the system configuration. Furthermore, the networks extended around the banking company show financial practices of Mexican economy in the last quarter of the 19th century.

Key words: banking law; central banks; Bank of San Luis Potosi; Bank of Mexico; banks; banking system; finance; San Luis Potosi

Introducción

Este trabajo se sitúa en 1897, año de emisión de la Ley General de Instituciones de Crédito (Secretaría de Estado y del Despacho de Hacienda y Crédito Público 1897), que estimuló la expansión de dichas instituciones en México, y que ordenó la organización empresarial bancaria. La finalidad del artículo fue estudiar la gestación y primeros años de trayectoria del Banco de San Luis Potosí (BSLP), así como el perfil financiero y empresarial de los protagonistas, en especial de los miembros de su Consejo de Administración (CA), pues son relevantes para entender una parte del sistema bancario mexicano, con lo que se pretende aportar al estudio de la banca, de sus sujetos históricos, del mercado financiero y de la sociedad en que se desarrolla. Esto con base en fuentes primarias, como las actas del Consejo de Administración del BSLP, en las memorias de las instituciones de crédito y también en las hemerográficas y la bibliografía. Se trata de una metodología mixta de análisis cuantitativo y cualitativo desde la historia, que estudia los perfiles empresariales y los vínculos de los agentes económicos involucrados en la fundación, los consejos de administración y los primeros años de la banca potosina; de igual manera, se auxilia de algunos planteamientos sobre redes extendidas en un espacio económico.

El artículo está organizado en nueve apartados, primero se presenta una introducción breve sobre la banca en México a finales del siglo XIX; después, la manera en cómo se constituyó el Banco de San Luis Potosí, su organización y estructura; la forma de operación y funcionamiento y, por último, los perfiles financieros y sus protagonistas, identificados en los consejos de administración y sus redes.

Los bancos en México

La primera mitad del siglo XIX vio nacer a los bancos considerados modernos en los países de Europa occidental y en Estados Unidos; mostraban parámetros de organización, objetivos y temporalidades explicados, en buena medida, por el desarrollo económico logrado por los Estados nacionales, el mercado, el estatus de la legislación, las instituciones y la regulación legal. Por otro lado, los trabajos sobre la materia han expuesto que la escasez de capitales, la segmentación de los mercados y el acceso a la información, entre otros elementos, brindan aproximaciones explicativas sobre el origen de las instituciones financieras (Blasco 2007).

La banca en México se montó tarde en el tren de la modernidad respecto a Europa, incluso a América Latina. Sobre este tema hay muchos trabajos relevantes, entre ellos los de (Ludlow 1994; 1985); (Ludlow y Marichal, 1998); (Cerutti y Marichal, 2003) y (Maurer y Haber, 2002). Un primer antecedente es el Banco de Avío, fundado el 16 de octubre de 1830, pero su vida fue corta. El London Bank of México and South America se fundó en 1864, y tuvo agencias en el país, y en San Luis Potosí, cuyo representante fue Davis y Compañía,1 con la agencia número cinco.

Después, el inglés Santiago Wastall, como representante del London Bank of México, firmó un contrato con el gobierno del estado para instalar una sucursal,2 la cual gozaría de exención de impuestos por el capital girado y por las operaciones practicadas.3 Sólo existía la obligación de pagar en la ciudad de San Luis los billetes que el despacho central de la Ciudad de México remitiera para que circularan en el estado, por tanto, los tenedores de billetes emitidos en otras plazas no tenían derecho al reembolso, y los expedidos en San Luis tampoco se podrían reembolsar en la Ciudad de México; en esos casos la transacción se realizaba pagando las comisiones convenientes para el banco. Las barreras a la circulación de los billetes, la intermediación financiera y la agilización de las operaciones económicas se liberaron con la ley bancaria de 1897.

El nacimiento de la banca moderna y la perspectiva local

Gracias al marco institucional se puede ubicar el nacimiento de la banca en México, en cuyo ambiente influyeron sujetos inmersos en la política y en la legislación, como Manuel Dublán, a quien se le atribuye la concepción de la ley bancaria; es conocido como el promotor de la modernización bancaria y financiera del sector privado, cuando fue ministro de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. Propuso el establecimiento de sociedades con fines mercantiles e industriales, con libertad de emitir billetes. Dicha ley promovió la instalación de bancos agrícolas e industriales en Guadalajara, San Luis Potosí, Zacatecas, Orizaba, Hermosillo, Puebla, Guanajuato y Monterrey (Dublán 1892, 331-485).También se abrió el Banco Minero de Chihuahua y el Banco Internacional Hipotecario.

El nacimiento del Banco Nacional Mexicano (BNM), en 1882, significó otro punto de inflexión, pues fue autorizado para emitir billetes y circularlos en todo el país. Como respuesta, ese mismo año se fundó el Banco Mercantil Mexicano (BMM), con alta proporción de capital nacional, comparado con el extranjero. Según (Ludlow 1990, 1 007), la iniciativa de formar el BMM fue animada por la presencia del BNM, coyuntura que no suscitó una competencia frontal, sino que la relación fue cercana y armónica.

Los bancos coexistían en el mercado, controlado hasta entonces por casas comerciales en la mayoría de los casos, y desempeñaban funciones crediticias y de intermediación financiera véase (Cerutti 1993). Esos “grandes” bancos -con sus sucursales- y los instalados en varios estados padecieron la crisis de 1884, que derivó en su fusión como Banco Nacional de México (Ludlow 1990, 1 015), que mantuvo privilegios como la circulación de billetes, lo que provocó mayor competencia y ciertos desequilibrios sobre la trayectoria de los bancos ya constituidos.

El Código Mercantil de 1884 extendió más el uso de los contratos de cambio, los mandatos de pago, los cheques y las letras de cambio, es decir, los documentos fiduciarios emitidos por comerciantes. Por otro lado, estableció criterios relativos a la operación de bancos de emisión: su establecimiento debía ser autorizado por el gobierno; se tenían que organizar en una sociedad anónima; contar con más de cinco socios fundadores; sólo esas sociedades o particulares autorizados podían emitir vales, pagarés, promesas de pago, billetes, depósitos y otros. Además, los bancos de emisión tendrían un límite de circulación de capital exhibido, de tal manera que estaban obligados a tener en caja la tercera parte de su circulación en metálico. No obstante, el capítulo sobre los bancos fue inhabilitado dos años más tarde.

En 1897 se emitió la Ley General de Instituciones de Crédito (Secretaría de Estado y del Despacho de Hacienda y Crédito Público, 1897), con la cual se abrieron las posibilidades para la creación de bancos estatales por medio de concesiones que homologaban criterios de funcionamiento. Para poner en práctica la organización y formalización de estas instituciones, en 1896 se dispuso la cancelación de los contratos otorgados en 1889 para establecer bancos agrícolas e industriales en la Ciudad de México, y en Yucatán, Jalisco, Guanajuato, Zacatecas, Coahuila y San Luis Potosí.4 En este último siguieron operando las casas comerciales y los “bancos” ya instalados. En este sentido, tiene relevancia la tesis de (Cerutti y Marichal, 2003), quienes dicen que los antecedentes de los bancos provenían de sistemas de crédito regionales, que más tarde dieron paso a una estructura dual.

Así se dibuja el nacimiento del Banco de San Luis Potosí, cuya historia es abordada en pocos trabajos. Montejano y Aguiñaga y De Palacios (1997) elaboraron una monografía histórica sobre el desarrollo de la banca desde mediados del siglo XIX hasta mediados del XX, con datos procedentes de fuentes valiosas como la folletería; el enfoque es tradicional, con la reconstrucción de hechos expuestos de manera descriptiva y ausencia de fuentes. Otros trabajos apuntan a un análisis sobre la banca vista desde la configuración de la mesa centro-norte, de tal manera que se aborda el nacimiento y relaciones de la banca en San Luis Potosí, Aguascalientes, Guanajuato y Zacatecas (Gámez 2009a; 2009b; 2009c; 2006); también hay una compilación de las actas del Banco de San Luis Potosí (Corral, 2010).

El origen, cómo se constituyó el BSLP

El marco bancario creado a partir de la ley de 1897 generó expectativas en empresarios potosinos y nacionales, que contaban con una trayectoria en las finanzas informales y en los dedicados a los giros comercial y minero. En mayo de 1897, Matías Hernández Soberón, Gerardo y Eduardo Meade, Ramón Alcázar, Donato de Chapeaurouge y las sociedades J. H. Bahnsen y Cía., Rivero y Liaño, Aresti y Cía., y Hugo Scherer y Cía., constituyeron una asociación para solicitar la concesión y establecer un banco de emisión en San Luis Potosí, así se consolidó la pluralidad de emisión de la banca mexicana, cuando en Europa ya no era usual. Nombraron a Gerardo y Eduardo Meade, J. H. Bahnsen y Cía. y a Ramón Alcázar para realizar la solicitud ante la Secretaría de Hacienda.5 De tal manera que el 15 de junio de 18976 se otorgó la concesión para establecer el Banco de San Luis Potosí, con la firma de Meade, Bahnsen y Alcázar.

El sindicato fundador hizo una convocatoria para el 4 de octubre,7 para nombrar un consejo de administración, un comisario propietario y un suplente,8 así como para tratar y aprobar los estatutos y operaciones iniciales. El banco se instaló por medio de un arrendamiento de diez años9 en la casa ubicada en la 1a calle de Hidalgo número 2, propiedad de Tomás Gutiérrez Solana, donde había funcionado el almacén El Palacio de Hierro;10 Solana era dueño de 0.1 por ciento de las acciones del banco al momento de su apertura.

La cartera accionaria, la red de intereses inmediatos

El capital inicial del banco fue de 500 mil pesos que aumentó, casi de inmediato, a 1 100 000,11 pues en septiembre ya se habían pagado las exhibiciones acordadas que sumaban 50 por ciento del capital, que se dividió en acciones ordinarias de 100 pesos cada una. Desde su fundación y hasta su incautación, en el BSLP es evidente la presencia de empresarios nacionales como Hernández Soberón, Meade, Ribero, Liaño y Olavarría, entre otros, y también de extranjeros afincados en San Luis y en Guanajuato, Nuevo León y la Ciudad de México (véase anexo).

Es significativo que de la primera cartera accionaria, los que serían miembros del ca durante los primeros años poseían 550 acciones cada uno, que representaban 5 por ciento del total (Hernández Soberón, Bahnsen, Aresti, Meade, Schroeder, Stallforth Alcázar y Rivero y Liaño). Le seguían Sucesores de Eusebio González -de Guanajuato- y Gregorio de la Maza -minero de Real de Catorce, quien luego fue consejero- con 400 acciones cada uno, es decir, 3.63 por ciento; Signoret, Honorat y Cía., con 3.18; por último, Francisco M. Coghlan -minero de Real de Catorce e industrial de San Luis Potosí-, Juan Pablo Alcocer y Francisco de P. Castañeda y Juan D. Stphens, con 2.27; este grupo concentraba la mayor cantidad de acciones.

La procedencia de los accionistas primigenios era diversa, aunque prevalecían los afincados en la capital potosina, le seguían los de Cedral, Charcas, Matehuala y Real de Catorce; muchos de ellos se dedicaban al comercio y a la minería del norte del estado. Cuando incrementó el capital social a 1 100 000 pesos también aumentó la participación de capitales de Zacatecas, Guanajuato, Coahuila y la Ciudad de México, entre otros.12 Existe una relación positiva entre el origen del capital y la preponderancia de las actividades mineras, como se puede atestiguar en el caso de Real de Catorce, Fresnillo, Zacatecas, Guanajuato, Salvatierra, Saltillo y Monterrey.13

La red de intereses se extendió a la Ciudad de México y Tampico, con la lógica de los vínculos comerciales, de acceso y circulación efectiva de información, debido a los mercados e infraestructura de comunicación. La primera como centro medular de las transacciones financieras, del poder político y la concentración de capitales, y la segunda como un punto importante en las del comercio trasatlántico.

Organización interna y estructura del BSLP

El sindicato fundador fue integrado por los potosinos Gerardo y Eduardo Meade, quienes permanecieron en la toma de decisiones; también por Matías Hernández Soberón, Rivero y Liaño, Aresti y Cía., así como por J. H. Bahnsen y Cía. -sociedad alemana que operaba en San Luis Potosí-, Hugo Scherer y Cía., Donato de Chapeaurouge, ambos de la Ciudad de México, y por Ramón Alcázar, de Guanajuato. Tanto el sindicato como las comisiones encargadas de la instauración del banco constituyeron sus pilares de organización y estructura interna.

Los accionistas podrían votar para nombrar al consejo de administración y a los comisarios, de tal forma que en la primera reunión convocada para el 4 de octubre, la asamblea general nombró el primer consejo, formado por Matías Hernández Soberón, presidente; Eduardo Meade, vicepresidente; Guillermo R. Peterson -socio de Bahnsen y Cía.-, primer vocal; Tomás Olavarría -antiguo socio de Aresti y Cía.-, segundo vocal; Manuel Rivero Soberón -socio y gerente de Rivero y Liaño-, tercer vocal; Enrique Schroeder -socio de Bahnsen y Cía.-, comisario propietario, y Pedro Barrenechea, comisario suplente.14 En esa primera reunión, Francisco M. Coghlan y Pedro de la Maza, reconocidos como mineros exitosos en Real de Catorce, hicieron señalamientos severos sobre los derechos para votar en las asambleas, que fueron considerados por mayoría de votos, lo que refleja el peso de su opinión.

El banco se regía por un ca compuesto por cinco miembros; tenía facultades para decidir “libremente” la manera de administrar las sucursales que abrirían en el futuro; de autorizar la creación, emisión o amortización de billetes de banco dentro de los límites fijados por el contrato de emisión; establecer el tipo de descuento y del interés, los recargos, las comisiones y demás condiciones y seguridades que predecirían la práctica de las operaciones del banco y autorizar la creación y supresión de sucursales y agencias, entre otras, de conformidad con el contrato de concesión y según sus reglamentos respectivos.15

En las sucursales no había un consejo, estaban regidas por juntas de administración; la de León compuesta inicialmente por Ramón Alcázar, presidente; Enrique R. González, primer vocal; Emilio Bitrolff, segundo vocal; Andrés Pfeiffer, gerente y Rafael Villalobos, como cajero contador. En Celaya, por Agustín González, presidente; Eusebio González, primer vocal; Juan D. Argomedo, segundo vocal y Germán Koenigre, como gerente (BSLP, 1899).

Con base en las decisiones tomadas en esos órganos, el banco potosino había aumentado su capital en pocos días, pero los siguientes años mantuvo una tendencia estática hasta 1911, al igual que el Banco de Zacatecas, frente al crecimiento permanente del Banco de Guanajuato, que pasó de 500 mil, en 1903 a 3 millones de pesos, en 1911. Ante la expansión de otros bancos, parecería que el BSLP mantuvo una postura prudente para poner en práctica estrategias de expansión de capital social y de operaciones, aunque la perspectiva cambia si se considera que desplegó una estrategia de promoción y respaldo a la creación y desarrollo de la banca en Guanajuato y Aguascalientes; abrió sucursales y agencias en Jalisco y Querétaro y participó de la cartera accionaria del Banco Minero de Chihuahua, de Jalisco y de Durango, así como del Banco Agrícola e Hipotecario de México y del Banco Central Mexicano.

Operaciones y funcionamiento

Es importante reconstruir las decisiones tomadas por los órganos del banco, por lo que sus operaciones constituyen otro punto de interés para su reconstrucción histórica. Parece que el CA gestionaba el capital que se depositaba, el que se destinaba a las operaciones y el que gozaba de los préstamos. Además, el banco estaba autorizado para emitir billetes pagaderos a la vista y al portador; girar, letras, libranzas, cheques o mandatos de toda especie pagaderos en la república o en el extranjero; presentar pagarés u otros valores de comercio; hacer préstamos cuando el plazo del vencimiento no excediera de seis meses; comprar, vender y negociar letras de cambio, libranzas o mandatos de cualquier tipo pagaderos en el país o fuera de él; descontar todas las obligaciones garantizadas con recibos de mercancías, semillas o frutos depositados en almacenes públicos y particulares o en los del banco, y depósito de monedas o de metales preciosos y abrir cuentas corrientes con interés a “personas de notorio abono”.16

La legislación en materia bancaria fijaba una concentración de metálico sobre el capital exhibido, de tal manera que el BSLP, próximo a su inauguración se enfrentó a dicha obligatoriedad como una de sus primeras dificultades. Ese escollo limitó la inversión mientras no tuviera una clientela, así que aplazó las transacciones con su capital inicial. Además, según los estatutos, no podía hacer operaciones de préstamos y descontar o negociar descuentos de créditos por plazos de más de seis meses. Las negociaciones del CA obtuvieron un permiso para otorgar créditos hipotecarios pequeños en diciembre de ese año (Gámez, 2006). Otra estrategia fue llevar valores al extranjero, pero la institución se enfrentaba a las fluctuaciones del precio de la plata, lo que repercutía en los beneficios obtenidos.

En mayo de 1898 se puso en funcionamiento un sistema por visto telegráfico, para la compraventa de fondos públicos, bonos y acciones de sociedades anónimas entre la Ciudad de México, San Luis Potosí y León, Guanajuato, que remitían certificados en sus oficinas y agencias.17 Pero existía una preparación previa, en la que se definían las operaciones de descuento y de préstamo por medio de un “libro de propuestas”, para su calificación de acuerdo con los recursos disponibles del banco. Para el tipo de descuento e interés se fijó 7 por ciento anual mínimo y 3 sobre las cuentas de rédito.

Los primeros créditos se otorgaron a Pedro de Anda, a las sociedades López Sainz y Compañía y a Pedro Abascal y Compañía, por montos entre los 5 mil y los 15 mil pesos.18 El libro de propuestas refleja una práctica de insider lending,19 en donde se hacían préstamos a los miembros del CA, y que en algunas ocasiones generaron crisis y perjudicaron al sistema bancario regional. Un ejemplo fue el préstamo a la Casa Banquera de J. H. Bahnsen y Compañía, representada por Guillermo R. Peterson, primer vocal desde la fundación del banco hasta 1903, cuando se generó una especie de “pánico financiero” durante algunos días en San Luis Potosí y Aguascalientes, debido a la quiebra de esa casa comercial, que obligó a Peterson a renunciar al cargo.20 Eso produjo una gran desconfianza en el público, que acudió al banco a cambiar sus billetes y retirar depósitos; la alarma se extendió a León y Celaya.21

El hecho coincidió con la suspensión de pagos del International Bank and Trust Co. durante octubre de 1903, lo que contribuyó a la crisis, que impactó de igual forma al Banco de Aguascalientes.22 La prensa difundió la preocupante situación de esa institución,23 aunque la atención se focalizó más en la desconfianza “regional” que generó la fractura y proceso de liquidación de J. H. Bahnsen y Cía. La crisis se enfrentó con los fondos de reserva y previsión disponibles, pero la explicación habría que buscarla en las discusiones sobre el sistema monetario en el país y en las fluctuaciones del precio de los metales preciosos, que según las actas del CA obligaron a restringir en parte las operaciones de préstamo en 1902 y 1903.

Los billetes en circulación tuvieron un repunte, desde 1898, y su pico más alto fue en 1902, para luego dar paso a las fluctuaciones, hasta 1909, cuando comenzó la caída (véase Figura 1). La curva refleja la aceptación de los billetes del banco por parte del público, pues hay que recordar que debían ser pagaderos a la vista en moneda metálica, lo que demostraba la confianza en su convertibilidad.24

Fuente: elaboración propia, con base en Memoria de las instituciones de crédito (1900 a 1911).

Figura 1 Billetes en circulación y fondos públicos de realización inmediata 

El CA decidió conservar fondos amplios para asegurar eventualidades. En los primeros años del siglo XX, los depósitos habían aumentado, lo que le permitió incrementar su capacidad para los préstamos hipotecarios durante el ejercicio de 1909. Las operaciones aumentaron y, según el banco, su perspectiva mejoró aun con los malos vaticinios anunciados por la crisis de 1907 y 1908; se centraron en los depósitos y la circulación de billetes,25 lo que más tarde acarrearía consecuencias graves.

En marzo de 1907, los resultados del BSLP y sus sucursales y agencias en Guanajuato y Querétaro se consideraban satisfactorios. Se estimaba que el incremento del valor de la plata en el extranjero había favorecido la exportación, con su consecuente escasez temporal en la circulación de pesos, pero como “los pesos exportados han sido reemplazados en gran parte por oro en que se ha importado, cuenta ya el país con una crecida existencia de monedas de metal amarillo, consolidándose en ello el nuevo régimen monetario”.26 Con esa perspectiva se contemplaba comprar una casa para instalar las oficinas del BSLP, y otra para la sucursal en León; además, se repartió 6 por ciento de utilidades sobre la base del capital social. Ese mes falleció Matías Hernández Soberón, quien había sido el presidente desde la fundación del banco.

De acuerdo con el estado interno del banco, el CA consideraba que “la crisis financiera que tuvo un carácter muy agudo en los Estados Unidos del Norte y que aún persiste, afectó también en parte a nuestro país sintiéndose todavía sus efectos”, en 1908. El banco decidió restringir el volumen de sus operaciones y se repartieron utilidades de 6 por ciento a los accionistas. La problemática consistía en la “reducción del volumen general de los negocios y la necesidad de restringir las operaciones de préstamos y créditos, las fuertes rebajas en precio que se creyó prudente hacer en las inversiones por la baja general habida en todos los valores, y los castigos en cuentas”.27 A pesar de las limitaciones anteriores para el CA se había vivido “incólume la crisis”; estimaba que en 1908 ya habían aumentado las operaciones tanto en la capital potosina como en las sucursales de León y Celaya y la agencia en Querétaro. Se concluyó el edificio nuevo en San Luis, y en León se terminaron las reformas hechas en la sucursal.

A propósito de las estrategias para enfrentar esa coyuntura, Anaya califica como “caso de vida vegetal” el desempeño del BSLP, junto con los de Guanajuato, Aguascalientes y Estado de México. Analiza el grado de vulnerabilidad con base en los ejercicios de 1906 y 1907, cuando las existencias que permitían regular el capital y la liquidez no ofrecían garantía para cubrir los riesgos de sus fuentes de financiamiento y activos. El BSLP muestra un incremento en las cuentas deudoras con la caída de las acreedoras y de su circulación. Concluye que el banco “transitaría hacia una existencia sonambular, lo que sin embargo no se reflejó en una caída abrupta del precio de sus acciones” (Anaya 2002, 166-169).

No existen trabajos sobre la crisis para el caso de San Luis Potosí, pero se puede mencionar que los ingresos estatales cayeron de 1 141 966 a 892 524 pesos, de 1906 a 1907, con una tasa de crecimiento negativa; para 1908 se recuperaron a 1 209 882, y se mantuvieron así en los dos años siguientes (Gámez 2012, 155). Lo relevante en este sentido es que los ingresos por minería permanecieron en los 90 mil pesos entre 1906 y 1910. Los discursos oficiales señalaban: “la Hacienda Pública del Estado sigue marchando con regularidad, aunque no ha podido escapar a la mala situación económica por la que atraviesa el país, y que parece hallarse todavía en el periodo agudo” (Espinosa y Cuevas, 1908, 25). En el discurso, tanto el gobierno como los consejeros del BSLP señalaban que la crisis no había sido tan importante, pero la información consultada muestra efectos en el sector agropecuario y desajustes internos en las organizaciones.

En 1910, en el BSLP se percibían mejorías lentas, ya que se arrastraban ciertos golpes de la crisis, la cual había provocado paralización y desconfianza hacia la creación de empresas nuevas, concentración de los capitales e inversión nula. Según el banco, ocurrió “una acumulación de fondos por falta de demanda y empleo legítimo para todos ellos; lo que en parte [se contrarrestó] bajando los tipos de abono sobre depósitos”.28 Esa situación repercutió en las expectativas de inversión y recuperación de los negocios. Por otro lado, en esos años hubo periodos de sequía, lo que disminuyó la producción agropecuaria. Es decir, también se consideran factores exógenos a la crisis internacional que perjudicaron diversos sectores regionales.

Las cuentas corrientes eran una modalidad de captación de pasivo para los clientes. En la Figura 2 se ilustra un balance pequeño entre la circulación de billetes y las cuentas corrientes; mientras la primera se incrementaba, las segundas disminuyeron a partir de 1904, no obstante, el panorama se equilibraba con otros depósitos. El CA expresó su opinión en el informe, de la siguiente forma: “No sólo no se ha resentido una disminución en los depósitos, sino que al contrario, debido al crédito cada día mayor que le dispensa el público, se ha elevado a la cifra”.29

Fuente: elaboración propia, con base en Memoria de las instituciones de crédito (1900 a 1911).

Figura 2 Billetes en circulación y cuentas corrientes 

Entre las operaciones más mencionadas en la historiografía general sobre San Luis se encuentra el préstamo otorgado a Edward L. Doheny por 50 mil pesos, para financiar exploraciones de petróleo en la Huasteca. Hay una anotación que confronta lo invertido en el proyecto petrolero en sus primeros años, que muestra que el capital procedente del banco era poco significativo; por ejemplo, en relación con las empresas en las que participaban los miembros del CA, en las que el capital era hasta de 240 mil, como era el caso de la Compañía Minera Santa María de la Paz y Anexas en 1903, o el de la Compañía Minera El Cabezón, con una capitalización de 105 mil, en 1895. En este sentido, es más significativo que el banco haya participado en las explotaciones petrolíferas con 9 por ciento de su capital social; es decir, era más provechoso para el BSLP financiar a la empresa petrolera con el fin de añadir reconocimiento social y prestigio de solidez crediticia. Por otro lado, se evidencia la diversificación de las actividades económicas a diferencia de otros bancos, en los cuales se aprecia una mayor especialización minera o de monocultivo, como los de Zacatecas y Yucatán (Anaya, 2010). Según los créditos otorgados se puede conocer el destino de la inversión para el sector productivo y proyectos personales pero, al mismo tiempo, y hecho de suma importancia para este trabajo, permiten reconstruir las redes financieras internas y externas a la institución.

Perfiles financieros

Para este apartado se seleccionaron algunos de los sujetos involucrados en la concepción y trayectoria de la banca en San Luis Potosí, cuyos rasgos característicos constituyen el perfil financiero-empresarial. El primer criterio es su presencia y permanencia en el CA, la proporción de acciones y su constancia en la cartera accionaria. El segundo es su participación en otros proyectos bancarios, y el tercero es el registro de inversiones en otras actividades económicas, identificadas a través de las sociedades en las que participaron y que eran representativas en el estado.

Para ser elegido miembro del CA, el sujeto debía ser originario de San Luis Potosí o Guanajuato -según los estatutos-, y poseer por lo menos 50 acciones suscritas a su nombre, que no se podían trasferir mientras durase su encargo, que era por dos años, pero podían ser reelectos sin límite. Los personajes principales, tratados aquí, poseían entre 400 y 550 acciones, aunque no todos eran originarios de los estados mencionados; predominaron 15 en el CA en alrededor de veinte años. En ese periodo el banco fue dirigido por el grupo Hernández Soberón, Meade y Olavarría, como presidentes y vicepresidentes (véase Figura 3). En este sentido, se puede advertir que prevalece un criterio de exclusión; permanecen miembros de algunas familias de la elite que mantienen lazos de parentesco.

P: presidente; VP: vicepresidente; 1V: primer vocal; 2V: segundo vocal; 3V: tercer vocal; 3VS: tercer vocal sustituto; CP: comisario propietario; CS: comisario suplente.

Fuente: elaboración propia, con base en las Memoria de las instituciones de crédito (1897-1911).

Figura 3 Miembros de Consejo de Administración del Banco de San Luis Potosí, 1897-1911 

Es significativo que Meade ascendiera a la presidencia a partir de la muerte de Hernández Soberón, sucedida en 1907, y Olavarría ocupara la vicepresidencia. Estas estrategias de organización muestran un movimiento por “escalafón” en las tres primeras posiciones del CA. A partir de entonces, tanto Meade como Olavarría permanecerían en los puestos hasta la incautación del banco, en 1916.

En los primeros años figuró Guillermo R. Peterson, Manuel Schroeder y Pedro Barrenechea como tercer vocal, comisario propietario y suplente; se nota un relevo entre 1900 y 1904 con la renuncia de Peterson, y el ingreso de Mariano Hernández Ceballos y Mariano Hernández Toranzo, quienes también permanecieron hasta la incautación. Este último era hijo de Matías Hernández, y representaba una segunda generación que hizo carrera en el BSLP, y ascendió al ca desde la posición de consejero suplente, propietario, tercer y segundo vocal. Las redes configuradas por su padre fueron un elemento de peso en su ascenso, y en perspectiva de posicionarse como presidente. Según esta interpretación, las redes se entienden como un conjunto bien definido de actores -individuos, grupos, organizaciones, comunidades, sociedades globales- vinculados a través de una o un conjunto de relaciones sociales (Lozares, 1996, 108). A diferencia de la primera generación de directivos, Hernández Toranzo invirtió con menos énfasis en la minería y metalurgia; se enfocó en las finanzas y los servicios, participó en las movilizaciones convocadas por el Partido Liberal, a principios del siglo XX, que propugnaban por un cambio político y social; más tarde fue elegido regidor del ayuntamiento.

Entre 1907 y 1908 hubo otro relevo, con el ingreso de Eugenio Labarthe e Ignacio Muriel; este último era hijo de Ignacio Muriel Soberón, lo que muestra una clara red familiar entretejida con Matías Hernández Soberón y con la familia Cabrera. Nació en 1883, por lo que perteneció a la segunda generación de dirigentes del CA, quien desde 1908 se incorporó y permaneció como comisario propietario. Labarthe era hijo de Celestino Labarthe, quien fuera cajero de la sucursal del Banco Mercantil Mexicano hacia 1882,30 y de Matilde Meade Lewis, de una familia de origen irlandés que arribó a México en la primera mitad del siglo XIX (Meade 1986), de la cual son sucesores los hermanos Meade. De esta manera, los consejeros incorporados en el cambio de siglo define una sucesión de puestos ocupados por miembros de una red con alianzas familiares estratégicas, tejidas por el apellido Hernández Soberón, Meade, Cabrera y Muriel.

También es notable la presencia de Vicente Yrízar y de Pedro de la Maza, el primero administrador y empresario minero de origen español, y radicado en Real de Catorce desde que era adolescente; también administró los negocios de la Casa Maza. Se puede considerar que las posiciones ocupadas por el administrador y el empresario, emplazados entre Real de Catorce, Zacatecas y San Luis Potosí, guardaban un equilibrio respecto a las inversiones, la toma de decisiones y las redes configuradas dentro y fuera de la institución. La documentación de fuentes primarias y las actas del banco muestran opiniones de peso, vertidas por estos consejeros, en asuntos relevantes respecto a las políticas y prácticas del banco.

Los perfiles financieros potosinos están delineados por el reconocimiento social respecto al desarrollo de actividades prebancarias, por su injerencia en el nacimiento de la banca en San Luis Potosí, por las estrategias de expansión por medio de agencias y sucursales en los estados vecinos, por el impulso a la gestación de instituciones bancarias en Guanajuato, Aguascalientes y Querétaro primordialmente, así como por la diversificación con base en la participación accionaria en empresas comerciales, mineras, de servicios y obras públicas o industriales, entre otras.

El primer elemento de importancia es su desempeño en el ámbito de la intermediación financiera y el crédito prebancario en transacciones de libranzas, letras de cambio y bonos emitidos por hacendados, mineros y algunos manufactureros o industriales, desde las denominadas casas, “almacén”, “escritorio de negociaciones” o “bancos particulares”. Esas organizaciones funcionaban como el centro de operaciones mercantiles, de gestión y dirección de negocios; algunas contaban con sucursales en puntos clave, como aduanas, para las funciones crediticias o comerciales -caso de Bahnsen y Cía., con una en Laredo-. Entre ellas se cuentan la de Matías Hernández Soberón y la sociedad Hermanos Meade, registrados como “Casa de Federico J. y Eduardo Meade. Comerciantes, banqueros y comisionistas” (Del Castillo, 1891), establecida en 1867.

En 1889, el Trades Directory registró al “Banco Matías Hernández Soberón”, al “Banco Ignacio Muriel” y al “Banco Aresti y Compañía” -sociedad a la que pertenecía Tomás Olavarría- (Delmar 1889-1890, 103); los presidentes y vicepresidentes del BSLP, desde su fundación hasta su incautación. El directorio también registra las agencias del Banco Mercantil Mexicano y del Nacional. Moisés Perogordo, Ruperto Macías Valadés, Macedonio Gómez, Francisco Grande, José María Grande (Gámez 2006), incorporados a la cartera accionaria del banco, estuvieron involucrados en la intermediación financiera en el estado. Después del establecimiento del BSLP, los miembros del CA continuaron poseyendo casas y escritorios con funciones crediticias, como el de Eugenio Labarthe, promocionado como “Eugenio Labarthe, S. en C. Banqueros, Exportadores y Comisionistas” (Vega, 1906).

El segundo elemento por considerar es su intervención en el nacimiento de la banca en San Luis Potosí, cuyo antecedente fue la instalación de las agencias del Banco Mercantil Mexicano y del Nacional. En el primero, creado en octubre de 1882,31 participaron Ignacio Muriel, Matías Hernández Soberón, Atanasio Hernández Soto, Ramón Othón, Pedro Trueba, las sociedades Rivero y Liaño, Eduardo C. Pitman32 (Cabrera 1886, 71); Felipe Muriedas, José Encarnación Ipiña y Santiago Wastall33 pertenecían al CA.

Wastall fue accionista y gerente de la sucursal del BNM en San Luis, en 1882 (Ludlow, 1985, 315); como representante del London Bank of Mexico realizó un contrato con el gobierno del estado para instalar una sucursal;34 fue concesionario del contrato para abastecer de agua a la ciudad por medio de la Compañía Limitada de Aguas de San Luis Potosí; fue director gerente del BSLP desde la fundación hasta que murió, el 15 de marzo de 1899,35 y fue sustituido por Antonio Fernández Noval. También estuvieron Ramón Fernández Bear y Varona y Cía., así como la casa guanajuatense Stallforth, Alcázar y Cía.

El tercer elemento fue la estrategia de expansión del BSLP, por medio de agencias y sucursales en los estados vecinos, que está íntimamente ligada al respaldo para la instalación de la banca en otras entidades. Ramón Alcázar fue el presidente de la sucursal en León;36 Agustín González encabezó la de Celaya, en febrero de 1899, en ambas circulaban sus billetes. El impulso a la gestación de instituciones bancarias en los estados vecinos se convirtió en el cuarto elemento. En abril de 1900 se fundó el Banco de Guanajuato,37 con la intervención de Gerardo y Eduardo Meade y Matías Hernández Soberón,38 junto con sucesores de Eusebio González y de Ramón Alcázar. Conviene recordar que el contrato del BSLP de 1897 había comprendido una sucursal en Guanajuato, de tal manera que las proyecciones de los potosinos, iniciadas en 1880, se cristalizaron con la instalación de otro banco.

En julio de 1902 Eduardo Meade, vicepresidente del BSLP, representado por su hermano Gerardo, así como Guillermo R. Peterson, Tomás Olavarría y Compañía S.C., Mariano Hernández Ceballos y Eugenio Labarthe, apoderado de Camilo Vallejo -de Aguascalientes-, formaron una sociedad para fundar el Banco de Aguascalientes,39 que podía abrir una sucursal en Guadalajara. El capital social fue de 600 mil pesos, dividido en 6 mil acciones de 100 pesos cada una, de las cuales los potosinos y el BSLP ostentaban 5 250,40 hecho muy significativo pues demuestra la iniciativa y expansión de actividades de los sujetos financieros potosinos.

El último elemento explicativo es la diversificación empresarial y el entramado de redes en torno a otras actividades económicas desarrolladas en la capital potosina, el estado y en espacios aledaños. Los miembros del ca del BSLP permanecieron, durante esos años, con la propiedad completa o con inversiones en diversas empresas, y también fueron parte de juntas o consejos de administración o directivos (véase Figura 4).

BMM: Banco Mercantil Mexicano; BNM: Banco Nacional Mexicano; BNAM, Banco Nacional de México; BSLP: Banco de San Luis Potosí; BG: Banco de Guanajuato; BA: Banco de Aguascalientes; BAM: Banco Anglo-Mexicano; BRLL: Banco Refaccionario de La Laguna; BM: Banco de Morelos; C: comercio; M: minería; A: agricultura; I: industria; S: servicios (ferrocarril, trasporte carretero, creación de infraestructura); P: política (cargos políticos, funcionario del gobierno).

Fuente: elaboración propia.

Figura 4 Finanzas y diversificación empresarial 

Los sectores principales, antes de la fundación del BSLP, fueron el comercial, el minero, el agropecuario y el de intermediación financiera. Los personajes que ocuparon la presidencia y vicepresidencia pertenecieron a familias y a sociedades con funciones comerciales y bancarias. En 1890, Eduardo Meade fue electo vicepresidente de la Cámara de Comercio de San Luis Potosí -desaparecida en esa década- y Olavarría propugnó por el establecimiento de la Cámara Nacional de Comercio -de San Luis-, en 1913. Es decir, la actividad comercial permaneció en las estrategias económicas, independientemente del auge de otras; un hecho significativo es que en las actas notariales se declaraban como “comerciantes”.

En la década de 1890 hubo un auge de la minería de metales preciosos pero, sobre todo de los minerales industriales que empezaron a explotarse a gran escala, debido a los avances tecnológicos que permitieron aprovecharlos mejor. También fue importante el marco institucional que liberalizó el acceso a la propiedad minera, y que fomentó la inversión a través de una política de exención de impuestos a las empresas nuevas. El apogeo de la minería en San Luis Potosí comenzó con la creación de compañías domiciliadas en la capital, pero que explotaban yacimientos emplazados en los municipios y en otros estados, como Guanajuato, Zacatecas y Chihuahua; las constituidas a partir de 1894 fueron formadas, capitalizadas y dirigidas por miembros del CA del BSLP (véase anexo).

Todos los miembros del CA tenían acciones en empresas mineras pequeñas o de gran capitalización, pero sobresalían por sus funciones gerenciales o de toma de decisiones en calidad de integrantes de consejos de administración: Matías Hernández Soberón, identificado hasta ahora como accionista en alrededor de 22 empresas mineras, en cinco fue presidente o perteneció al CA; también Pedro Barrenechea lo fue en otras del norte potosino; despunta el caso de Vicente Yrízar, quien tenía amplia experiencia en el negocio minero con la administración y gerencia de la Casa Maza, emplazada en Real de Catorce. Como pertenecían a familias con propiedades dedicadas a la agricultura y la ganadería, en buena medida eran copropietarios de haciendas, ranchos o estancias. La participación en propiedades se fortalecía por las alianzas matrimoniales; se pueden mencionar las haciendas de Guanamé, Santo Domingo, Peotillos, La Covadonga y San Francisco, entre otras.

El perfil de los involucrados en la banca también se dibuja por sus intereses aplicados en la industria, que comenzaba a tomar importancia cada vez con mayor solidez. La Compañía Industrial Cervecería de San Luis, una de las líderes en el sector, era presidida por Matías Hernández Soberón; en su CA también distinguía a Pedro Barrenechea y Tomás Olavarría;41 de igual manera, entre sus socios contó con accionistas del BSLP.

Los intereses agrícolas e industriales los condujo a constituir el Centro Agrícola e Industrial Potosino, en 1905, como un espacio de sociabilidad, y funcionó como urdimbre de las redes económicas financieras, empresariales y sociales al cual pertenecía Gerardo Meade, Matías Hernández Soberón, Luis Hernández Ceballos y, por supuesto, muchos de los accionistas del BSLP. La Compañía Anónima de Aguas de la Ciudad de San Luis Potosí,42 los proyectos ferroviarios y de tranvías, la edificación de presas y otras empresas de construcción de infraestructura contaban a los miembros del ca del BSLP entre sus accionistas y dirigentes, de tal manera que el CA, a su vez, representó una capitalización de experiencias procedente de órganos decisorios, de dirección y de gestión. En buena medida, ellos también figuran como concesionarios de los proyectos mencionados, lo que les otorgaba privilegios en la red interna y externa de las organizaciones.

Estos accionistas también aparecían en la arena política, aunque su participación era menos importante, por lo menos para la investigación de este trabajo. Entre las posiciones políticas ostentadas figura la de jurado de sentencia del Supremo Tribunal de Justicia, agente de minería o cónsul, como en el caso de Peterson, quien fungió como cónsul alemán suplente de su socio comercial J. H. Bahnsen; y de Eugenio Labarthe, como cónsul de Bolivia (The Mexican Yearbook 1911) y regidor de ayuntamiento.

Las redes financieras

Los personajes mencionados tenían un capital social relacional sustentado en el reconocimiento social y la imagen como empresarios exitosos, pues según las Memorias de las instituciones de crédito eran considerados los “principales capitalistas” de la ciudad, eran “distinguidos hombres de finanzas”, de “inteligencia, práctica y experiencia en los negocios” (1903, 441). Desde ese punto de vista, dicho capital garantizaría la toma de decisiones para el buen funcionamiento de la institución, y también muestra una acumulación de experiencias en la dirección de empresas comerciales, mineras y de intermediación financiera, hasta la década de 1890, cuando se cristalizaron las industriales y de servicios: ferrocarril, tranvías y de abastecimiento de agua, entre otras. Así que los consejos de administración funcionaban como un espacio relacional en el que sus miembros intercambian intereses como la maximización de beneficios, prestigio, confianza, colaboración y lealtad.

De esta manera, el BSLP configura redes internas, vistas a través de los integrantes de su CA, que permanecen por periodos definidos mostrando, por un lado, la sucesión por escalafón y, por otro, ciclos de cambio caracterizados por la rotación en puestos de “alta dirección”. También conforman redes externas mediante la instauración de agencias y sucursales, la promoción y fundación de bancos en estados vecinos y su participación accionaria en los de otras latitudes, tanto a título personal como institucional.

Los dirigentes del BSLP reconocían “la conveniencia de formar una alianza entre todos los bancos locales”,43 racionalidad empresarial que muestra los criterios desde los cuales se trabajaba para la definición de una práctica respecto a la expansión, al establecimiento de alianzas y a la distribución de riesgos. También refleja el conocimiento y la experiencia acumulada de los consejeros y propulsores de la banca en San Luis, así como la lógica de ciertas políticas nacionales. Por ejemplo, Eduardo Meade fue representante del BSLP ante la Asociación de Banqueros, en 1899, cuya finalidad era establecer lazos de unión entre los bancos y banqueros del país, y estudiar asuntos legales y económicos relacionados con la banca mexicana, así como lo relativo a su régimen interno.44 También se integró a la Comisión de Cambios Internacionales, formada por Enrique Creel y Luis Camacho, el 4 de febrero de 1903, para lo cual rindieron un informe que proponía que la nueva moneda fuese de plata, con valor fijo en oro.45

La ampliación de sucursales y agencias cristalizó una estructura de redes financieras en torno al desempeño de la banca, fundamentada en la mentalidad empresarial de sus dirigentes. Éstos seguían una lógica de expansión a partir de la “práctica y en el desarrollo de los negocios del Banco y sus sucursales”, lo que muestra “una estrecha liga de intereses comerciales”, por ejemplo, con el estado de Querétaro, con el que el ca logró establecer una agencia, la cual estuvo a cargo de Leopoldo Martínez Uribe, desde el 20 de octubre de 1900.46

La evaluación permanente por parte del ca del desempeño de las agencias y su ámbito de actuación fue importante para fortalecer los criterios de expansión. En los primeros años del BSLP, las sucursales y agencias establecidas en Guanajuato y Aguascalientes fueron sujetas al examen de los resultados obtenidos en el país por las instituciones bancarias y por sus intereses representados. Para el ca funcionaba como un mecanismo para argumentar la inversión en los bancos que se abrirían a principios del siglo XX.

Son destacables las redes extendidas por el BSLP, sobre todo porque el estado se estaba configurando como un centro neurálgico de las comunicaciones, por el paso de la red ferroviaria de mayor preponderancia en el país: por un lado, la del norte, que corría de la Ciudad de México, para comunicar con el amplio mercado estadounidense; por otro, la central, que cruzaba desde Aguascalientes hasta Tampico, puerto de vital importancia para el tráfico de mercancías con la costa oeste de Estados Unidos y el trasatlántico, con Europa.

Las redes familiares jugaron un papel preponderante en torno al CA, sus funciones y las decisiones respecto al rumbo de la institución. Matías Hernández Soberón, uno de los nodos del ca, estaba inserto en una red configurada a través sus padres, de origen español: Matías Hernández Soto y Manuela Soberón y Sagredo; contrajo matrimonio con Pilar Toranzo y de la Peña, y su hijo, Mariano Hernández Toranzo, se integró más tarde al CA. Por medio de alianzas matrimoniales emparentaron con la familia Barrenechea, Muriel y Cabrera; algunos de sus integrantes también fueron miembros CA. Eugenio Labarthe (integrado en 1908), pertenecía a la familia Meade, encabezada entonces por los fundadores y líderes del BSLP.

Tiempos inciertos y revolución

Entre 1910 y 1915 se suscitaron hechos que desequilibraron al BSLP, como sucedió con toda la banca en México. El gobierno de Victoriano Huerta impuso préstamos forzosos; la disrupción económica, el caos monetario y la incautación de los bancos devino en el colapso financiero (Del Ángel y Marichal, 2003, 693). Desde esta visión, 1910 representa otro punto de inflexión, pues se detectaron problemas por la acumulación de fondos que se mantuvieron sin inversión en 1909, debido a su falta de demanda y de su empleo natural. Fue poca la movilización de fondos, atribuida, en parte, a la escasez de cosechas agrícolas, entre otros desequilibrios.47 Otro problema grave en ese periodo fue una cartera vencida, debido a un préstamo por 60 mil pesos realizado al gobierno en 1910, y que en 1913 aún no se había cubierto. Para ello se negoció un refrendo, con la imposición de intereses de 8 por ciento anual.

La última asamblea del BSLP se celebró en San Luis Potosí el 2 de mayo de 1914, ya que después la oficina se instaló provisionalmente en la Ciudad de México, con el argumento de la inseguridad y la interrupción de los canales de información. Entonces se hablaba de intercepciones prolongadas de las vías de comunicación, debido a la revuelta social y los desequilibrios económicos y políticos en que se encontraba el país. En ese año, el gobierno en turno impuso un préstamo de 750 mil pesos; pero el presidente y el comisario negociaron su reducción hasta 655 105.

La Comisión Reguladora e Inspectora de Instituciones de Crédito, cuya función era regular el sistema financiero nacional, decretó, el 4 de diciembre de 1915, la caducidad del Banco de San Luis, con base en el balance que presentaba un exceso de circulación de billetes en relación con las reservas de metálico, hecho que infringía la Ley de Instituciones de Crédito.48 Es decir, existía una función irregular e incremento ilegal de la emisión de billetes; ante ello, se convocó para sesionar en la Ciudad de México, para el 14 de noviembre de 1916, sin embargo, la asamblea no se llevó a cabo debido a falta de representación, y se celebró hasta el 22 de diciembre, en la presidencia de Tomás Olavarría y los accionistas Mariano Hernández Ceballos, Eugenio Labarthe, Mariano Hernández Toranzo, Rafael Villalobos, Deogracias Alonso, William Dickson, y G. Amsinck y Cía., entre otros. El Consejo de Incautación se presentó en las oficinas del BSLP el 2 de enero de 1917, y dejó sin funciones al ca y al gerente, y así concluyó esa etapa del BSLP.

Conclusiones

El nacimiento y desarrollo del Banco de San Luis Potosí refleja el tránsito de procesos de intermediación financiera, la proyección de una organización diseñada desde el ámbito nacional, la adopción y adaptación de un sistema bancario, la incorporación de agentes económicos, sus capitales y sus redes en trasformación permanente, así como la operación de órganos de toma de decisiones.

En la gestación del BSLP y su trayectoria en los primeros años se identifican factores externos como el marco legal y el acceso a información privilegiada, base para la evaluación y monitoreo del riesgo. En este sentido, la relación entre el desempeño económico y el marco institucional tuvieron un papel fundamental para la formación y desarrollo de la banca. Los cambios permitían a los consejeros el control del banco (emisión de billetes y otorgamiento de créditos), el acceso a las carteras accionarias, la permanencia en los consejos de administración y el control del mercado financiero/crediticio regional.

Los primeros años del BSLP estuvieron influidos por los perfiles de los agentes económicos y sociales inmersos en el sistema bancario; reconocían el desarrollo de actividades financieras pre-bancarias, delineadas por su actuación comercial con mecanismos informales de intermediación financiera. Se identifican antecedentes claros en una estructura de redes crediticias expandidas desde mediados del siglo XIX, que conservan y adaptan sus formas de operación, para constituir un proceso histórico en transformación mostrando un fenómeno heterogéneo en el ámbito regional y nacional.

El capital de experiencia acumulado les permitió una participación activa en el nacimiento de la banca potosina, que posibilitó estrategias de expansión, como el impulso a la fundación de otros bancos en Guanajuato y Aguascalientes; también comprendieron el establecimiento y operación de agencias y sucursales en los estados vecinos. Otro elemento característico de los perfiles bancarios es la diversificación empresarial y entramado de redes con base en la participación accionaria en empresas comerciales, mineras, de servicios y obras públicas e industriales, entre otras, tanto en la capital potosina como en un espacio económico que trascendía los límites político-administrativos.

Este trabajo apunta que los consejos de administración son espacios idóneos para analizar los perfiles financieros y empresariales involucrados en la banca, que permiten estudiar las formas de acumulación de capital económico y social relacional, a través de las redes de intereses y de alianzas familiares. El estudio de los miembros de los CA también es fundamental para comprender la existencia de capitales con altas expectativas para invertir en negocios rentables.

Los protagonistas robustecieron y vigorizaron su posición como empresarios y “altos ejecutivos” con capital económico y social acumulado. Su perfil también está dibujado por el reconocimiento social por medio de su desempeño en órganos de dirección y administración, así como por sus inversiones en diversas actividades económicas. Permanecer en el BSLP fue una estrategia para continuar con sus negocios, justo en la coyuntura de proyectos porfirianos, como las grandes obras de infraestructura, las nuevas industrias, la instauración de organizaciones dedicadas a la promoción agrícola e industrial y la continuación de actividades mineras y agropecuarias, con tradición en el estado.

Los miembros del CA del BSLP mantuvieron durante esos años la propiedad completa o inversiones en varias empresas. La permanencia en la cartera y en los consejos de administración les daba mayor margen para manejar sus negocios y ganancias, también posibilitaba enfrentar y diversificar riesgos, robustecer su patrimonio y aprovechar oportunidades productivas.

La cartera accionaria es un elemento importante para conocer las inversiones locales y las externas en el negocio bancario; ofrece visos sobre el entramado social y económico de los poseedores del capital a lo largo del tiempo; registra la conjunción de prácticas asentadas en una red y la consolidación de grupos empresariales. Refleja el tipo de transacciones en un espacio económico definido en torno a la capital potosina, al estado y las entidades vecinas.

Las redes del BSLP se apoyaron en el impulso modernizador de las finanzas en ciudades y espacios mineros, agrícolas e industriales de importancia en México, como Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, Guanajuato, Querétaro, Jalisco, Zacatecas y la Ciudad de México. En este sentido, los perfiles y la configuración de redes financieras muestran los intereses en un espacio económico, donde San Luis Potosí tomó un papel relevante.

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Vega Schiaffino, Agustín. 1906. Reminiscencia histórica ilustrada de la toma de posesión del Señor Ingeniero don José María Espinosa y Cuevas y Álbum Político, Mercantil, Industrial Profesional, Agrícola y Minero del Estado de San Luis Potosí. Guadalajara: Editorial Arte-Gráfica. [ Links ]

1La Restauración. 1865. 7 de mayo (citado en Montejano y Palacios 1997).

2Periódico Oficial del Estado de San Luis Potosí. 1889. 24 de abril.

3Archivo Histórico del Estado de San Luis Potosí. Registro Público de la Propiedad y del Comercio, AHESLP, RPPC. Notario Antonio de P. Nieto, t. XXVII 1889, inscrip. 37, “Contrato celebrado entre el Supremo Gobierno del Estado y Santiago Wastall con representación del Banco de Londres, México y Sudamérica para el establecimiento en esta ciudad de una sucursal de aquel Banco”, 1 de febrero de 1889.

4Diario Oficial de la Federación. 1897. 16 de marzo.

5AHESLP, RPPC, Jesús Hernández Soto, inscrip. 267, 14 de octubre de 1897.

6Diario Oficial de la Federación. 1897. 15 de junio.

7El Estandarte. 1897. 28 de septiembre.

8AHESLP, RPPC, Jesús Hernández Soto, inscrip. 267, 14 de octubre de 1897, fs. 736-773.

9AHESLP, RPPC, Jesús Hernández Soto, inscrip. 267, 14 de octubre de 1897, fs. 736-773.

10El Estandarte. 1897. 11 de septiembre.

11AHESLP, Fondo Secretaría General de Gobierno (SGG), Colección de Leyes y Decretos (CLD), decreto 2, 5 de octubre de 1897. Concesión otorgada el 15 de junio de 1897.

12AHESLP, SGG, CLD, decreto 2, 5 de octubre de 1897. Concesión otorgada el 15 de junio de 1897.

13El Estandarte. 1897. 11 de septiembre.

14AHESLP, RPPC, Jesús Hernández Soto, inscrip. 267, 14 de octubre de 1897.

15AHESLP, RPPC, Jesús Hernández Soto, inscrip. 267, 14 de octubre de 1897.

16AHESLP, RPPC, Jesús Hernández Soto, inscrip. 267, 14 de octubre de 1897.

17El Estandarte. 1898. 5 de julio.

18Archivo General de la Nación, Fondo Antiguos Bancos de Emisión (AGN, ABE), Banco de San Luis Potosí, Actas del ca, 8 de octubre de 1897-15 de mayo de 1902, fs. 4-5.

19Lamoreux (1994) los ha estudiado para Nueva Inglaterra de principios del siglo XIX; los bancos prestaban preponderantemente a los miembros del consejo directivo o a los directores, anota que dichas prácticas beneficiaban el desarrollo económico. Para el caso general de México, Maurer y Haber han explorado a empresarios porfirianos que financiaban sus empresas manufactureras de los bancos en donde tenían acciones (Maurer 1999; Maurer y Haber 2002).

20Memoria de las instituciones de crédito (1907a, 414-423).

21AGN, ABE, Banco de San Luis Potosí, Actas del CA, 4 de octubre de 1897-28 de junio de 1930, ff. 65-66.

22Memoria de las instituciones de crédito (1907a, 166, 710-711).

23El Estandarte. 1905. 22 de marzo.

24Por ejemplo, el Banco de Querétaro tenía poco más de la mitad de billetes respecto a su capital social hacia 1904, lo que sugería un buen inicio de la institución financiera (Méndez 2015, 282).

25Memoria de las instituciones de crédito (1910a, 735).

26AGN, ABE, Banco de San Luis Potosí, Actas del ca, 4 de octubre de 1897-28 de junio de 1930, ff. 91-93.

27AGN, ABE, Banco de San Luis Potosí, Actas del ca, 4 de octubre de 1897-28 de junio de 1930, ff. 99-100 y 1909-110.

28AGN, ABE. Acta de Consejo de Administración, oct 1897-junio 1930, f.117.

29Memoria de las instituciones de crédito (1907b (I), 332-335).

30Periódico Oficial del Estado de San Luis Potosí. 1882. 27 de noviembre.

31Firma de contrato entre el Estado y Ramón C. Othón e Ignacio Muriel, representantes del Banco Mercantil Mexicano para el establecimiento de una o más sucursales en la ciudad (Periódico Oficial del Estado de San Luis Potosí. 1882. 24 de octubre).

32Representante de Pitman y Cía., casa establecida en 1843 como buró de negocios bancarios y quien estuvo al frente del ca de la sucursal; figuraba como su representante en 1886; continuó dirigiéndola después de la fusión que dio origen al Banco Nacional de México.

33Periódico Oficial del Estado de San Luis Potosí. 1882. 27 de noviembre.

34AHESLP, RPPC, Antonio de P. Nieto, t. XXVII 1889, inscrip. 37, “Contrato celebrado entre el Supremo Gobierno del Estado y Santiago Wastall con representación del Banco de Londres, México y Sudamérica para el establecimiento en esta ciudad de una sucursal de aquel Banco”, 1 de febrero de 1889.

35El Estandarte. 1899. 17 de marzo.

36También firmó un convenio que lo autorizaba, junto con Enrique C. Creel, Guillermo Vermeheren, Antonio B. Hernández y Carlos Bracho, para establecer el Banco Refaccionario en México; proyecto al cual se unió más tarde Santiago Wastall, como representante del BSLP (El Estandarte. 1898. 18 de octubre y 29 de noviembre).

37Archivo General del Estado de Guanajuato. Fondo Notarios (AGEG, N), Luis G. López, prot. 28 1900 2o sem, insc. 11, “Constitución del Banco de Guanajuato”, 15 de agosto de 1900.

38Además de la Compañía Banquera Anglo Mexicana, S.A., de Juan Brittingham, y Antonio V. Hernández.

39AHESLP, RPPC, Jesús Hernández Soto, prot. 1902, insc. 2, “Constitución del Banco de Aguascalientes”, 2 de julio de 1902.

40Concesiones, escritura constitutiva y estatutos del Banco de Aguascalientes (1902, 14-15).

41Estatutos de la Compañía Industrial Cervecería de San Luis, Sociedad Anónima (1897).

42AHESLP, RPPC, Jesús Hernández Soto, libro JHS x 1894, incrip. 167, “Escritura de constitución de la Empresa de Aguas de San Luis Potosí Sociedad Anónima”, 19 de noviembre de 1894.

43AGN, ABE, Acta del Consejo de Administración, oct 1897-junio 1930, f. 21.

44El Estandarte. 1899. 26 de septiembre.

45También recomendaban que “sería mayor el prestigio de la moneda y más firme la estabilidad de los cambios internacionales, creando fondos de reserva en oro, aunque el gobierno no acepte por ley la obligación de verificar el cambio de moneda sino cuando a su buen juicio o al juicio de la comisión a quien se confiere las funciones del nuevo sistema, sea conveniente verificar dicho cambio, ya sea por monedas de oro o por giros sobre el extranjero”, y que era indispensable clausurar las casas de moneda a la libre circulación (Alfaro 2002, 139).

46AGN, ABE, Banco de San Luis Potosí, Actas del CA, 4 de octubre de 1897-28 de junio de 1930, fs. 38-39.

47Memoria de las instituciones de crédito (1910c, 677-686).

48El BSLP garantizaba la tercera parte en metálico, pero se dispuso que debía respetar el artículo 16 de la Ley de 1897 que disponía mantener 50 por ciento de su circulación fiduciaria y depósitos a la vista.

Anexo

Algunos socios importantes del Banco de San Luis Potosí, 1897-1916

Fuente: elaboración propia.

Recibido: 04 de Septiembre de 2015; Aprobado: 03 de Febrero de 2016

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