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Región y sociedad

versión On-line ISSN 2448-4849versión impresa ISSN 1870-3925

Región y sociedad vol.13 no.22 Hermosillo jul./dic. 2001

 

Reseñas

 

Blanca Lara, Cristina Taddei, Jorge Taddei (comps.) (1999), Globalización, industria e integración productiva en Sonora

 

Jesús Silvestre Silva Ruiz

 

Hermosillo, Sonora, Universidad de Sonora/El Colegio de Sonora/Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo, A. C., 302 pp.

 

Estudiante de la Maestría en Ciencias Sociales de El Colegio de Sonora. Correo electrónico: jsilva@colson.edu.mx

 

El estado de Sonora es una de las regiones que con mayor intensidad ha experimentado los impactos de la apertura comercial y la integración productiva con Estados Unidos.

En el marco de los diversos esfuerzos desplegados por los académicos de la región para describir e interpretar las transformaciones económicas y sociales derivadas de la nueva inserción regional en la economía global, tres instituciones sonorenses, con apoyo de la Fundación Friedrich Ebert, organizaron en 1997 un congreso dedicado a analizar los temas de la integración productiva, el capital humano, la productividad, los aportes empresariales y las experiencias de vinculación; todo ello en el marco analítico de los procesos de globalización.

En relación con la globalización, el libro aporta algunas definiciones generales que resultan de utilidad para delimitar el campo de análisis. Para Micheli (p.39) la globalización es una realidad compleja —no simplemente la desregulación, la apertura de fronteras o la pérdida de soberanía— que está en sus inicios como etapa capitalista. Este autor afirma que la globalización expresa un movimiento de integración de las economías nacionales y/o regionales, y no únicamente un proceso de apertura de las mismas. Para Wong (p.49) la globalización puede ser caracterizada como un proceso multidimensional que trasciende las esferas económica, política, social y cultural. Por su parte, Lara y coautores (p.107), consideran la globalización como un paso más de la internacionalización del capital, que implica una creciente interdependencia de la economía de los países, respecto a acontecimientos que se verifican en otras partes del planeta. Estos autores sostienen que la globalidad implica la posibilidad de entablar vínculos con proveedores de otras regiones si ello resulta conveniente para las firmas; la demarcación precisa de dónde empieza y termina la economía nacional desaparece para dar paso a una que tiende a comportarse como si fuera planetaria.

Micheli menciona tres características de la evolución económica mundial que son factores definitorios de un proceso de globalización: aparición de la tríada o bloques de poder económico equivalente; valorización de la economía territorial por encima del Estado-nación a causa de la expansión de las empresas multinacionales, y aparición de la competencia global como sinónimo de competencia entre estructuras y no solamente entre empresas. Si bien la globalización puede ser caracterizada por la puesta en marcha de los tres fenómenos citados, el proceso central de la construcción de una nueva configuración de actores competitivos es la reestructuración de la empresa. Por su parte Wong, menciona las siguientes entre las características y consecuencias más relevantes del proceso de globalización: la creciente centralización de la estructura financiera; la creciente importancia de la "estructura del conocimiento" o "sistemas de habilidades técnicas"; la transnacionalización de la tecnología, aunada a la gran rapidez con que se presenta la redundancia de ciertos segmentos tecnológicos; el surgimiento de oligopolios globales; la emergencia de una diplomacia económica trasnacional y la globalización del poder estatal, paralelos a la globalización dela producción, el conocimiento y las finanzas; el surgimiento de los flujos culturales globales y símbolos, significados e identidades "desterritorializados", relacionados con la comunicación global y la migración internacional, y la emergencia de nuevas geografías globales.

Wong menciona que entre los elementos centrales que caracterizan a la economía mundial contemporánea están los procesos de creciente integración internacional, interconexión e interdependencia, y que debido a la amplia trascendencia y las repercusiones que el proceso de globalización está teniendo en la economía, existen visiones contrapuestas no sólo sobre el concepto sino también sobre su alcance e impactos. Esto se confirma con el trabajo de Rozo (p.25) quien afirma que ésta presenta algunos efectos contradictorios, los cuales están constituidos en los procesos de la integración, la internacionalización y la globalización que son los que sustentan el nuevo funcionamiento mundial de la acumulación capitalista. Las contradicciones que se dan en el proceso de globalización, están constituidas por cuatro paradojas: del crecimiento, de la productividad, de la estabilidad y del gasto público.

La globalización va más allá de acuerdos formales, y estos representan más bien una respuesta al fenómeno, a la integración real de la producción, el comercio y las finanzas mundiales. Una de las grandes paradojas del mundo actual es la aparente relevancia que adquiere la dimensión local-regional ante el creciente proceso de globalización. A este respecto Lara, sostiene que como complemento al desdibujamiento de los estados nacionales se advierte un resurgimiento de lo regional, y que en este proceso de constitución de regiones las fronteras nacionales pasan a segundo término y ocurre un proceso más fino de integración económica mediante la búsqueda de complementariedades entre micro regiones ubicadas en diferentes países, las cuales adquieren una importancia significativa a medida que avanza el fenómeno de la globalización.

La relación entre territorio y globalización tiene un doble rostro: por una parte, supone la creación de un único espacio mundial de interdependencia que constituye el ámbito de la nueva economía y cultura global; por otra, comporta la reestructuración de los territorios preexistentes, una nueva división del trabajo internacional y una nueva geografía del desarrollo con regiones ganadoras y perdedoras, y se constituye al mismo tiempo en factor de amenaza y oportunidad.

La especie de fusión entre lo global y lo local ha conformado una nueva dialéctica territorial, donde una escala refuerza a la otra. La geografía de la globalización es sustantivamente diferente a la del capitalismo "internacional" o "transnacional" típico. La geografía económica del mundo contemporáneo no asemeja un sistema centro-periferia o agrupaciones de Estado-naciones, sino un mosaico global de economías regionales. Una de las consecuencias más sobresalientes de los procesos de integración internacional y globalización es la paulatina pérdida de control de sus economías por parte de los estados nacionales. En un "mundo sin fronteras", el Estado-nación se ha convertido en una unidad artificial y disfuncional para la organización de la actividad humana y la administración de las tareas económicas.

Hay quienes argumentan que en la actualidad el principal obstáculo que se opone a la globalización (mundialización) económica es la pervivencia de los estados nacionales, expresada en las diferentes legislaciones y condiciones económicas nacionales aunadas a la persistencia de intereses "de Estado". Los "regionalismos" emergentes y los nuevos espacios industriales, surgidos en distintas partes del mundo durante las últimas décadas, han dado lugar al surgimiento de nuevas formas de "planeación", gestión y competitividad regionales. Paradójicamente, mientras que los estados nacionales abandonan cada vez más los esquemas de "planeación", pareciese que los estados y regiones la adoptan bajo modelos "estratégicos". En este proceso de globalización, junto a la actual revolución científica y tecnológica se ha propiciado la dispersión de la capacidad productiva en el ámbito mundial.

Estas regiones económicas transnacionales, de corte funcional, se constituyen a partir de la acción de grupos y cámaras empresariales, asociaciones comunitarias y gobiernos locales, agentes que desarrollan iniciativas y acciones para incrementar los flujos comerciales, localización industrial, la planeación del transporte y cruces fronterizos, entre otras. Es conveniente señalar que la formalización de los procesos de integración de estas regiones económicas fronterizas transnacionales no significa la pérdida de su posición o status político-administrativo dentro de sus respectivos países.

Las megatendencias que acompañan al nuevo paradigma tecnoproductivo contienen una fuerza descentralizadora de carácter universal. Las principales razones que justifican la reinvidicación de las autonomías regionales y de los poderes locales son: 1) la descentralización del Estado puede significar una reapropiación y socialización política de las clases populares; 2) es hacer posible la transformación y democratización de las administraciones públicas burocráticas y de los partidos políticos caracterizados por estructuras oligárquicas y comportamientos electoralistas; 3) la descentralización y el desarrollo de poderes locales significa multiplicar los poderes políticos, facilitando el equilibrio de unos poderes respecto a otros; y 4) crea condiciones favorables para promover modelos de desarrollo económico más equilibrados, menos despilfarradores y más adaptados a las necesidades sociales.

Existe consenso en que la descentralización debería ser un medio más que un fin en sí mismo, y se constituye en un elemento esencial en la potenciación del desarrollo regional endógeno. En este marco, Lara y coautores señalan que el desarrollo de las regiones depende de dos actores : el estado y el conjunto de fuerzas sociales de la región. En particular, así visualizan el proyecto de la región Sonora-Arizona en lo referente a la industria manufacturera, en donde encuentran algunas diferencias pero también varias similitudes, las cuales desarrollan ampliamente y llegan a la conclusión de que tanto las empresas de Sonora como las de Arizona tienen poca experiencia en el comercio internacional, además de que requieren innovar y diseñar mecanismos de financiamiento no tradicionales para apoyar el desarrollo de las empresas y de la infraestructura regional, a la vez que es necesario impulsar una cultura regional, binacional, que permita interactuar entre la cultura mexicana y la norteamericana, tratando de buscar que las regiones generen una cultura e identidad propias.

En su trabajo, Vázquez (p.125) puntualiza que en México existe una muy pobre integración en la economía, pero aun así menciona algunos casos relevantes como la Cementera Portland y Cementos del Yaqui, consideradas como "empresas globales". En el mismo caso se ubica la producción de oro, actividad que también es analizada por el autor y que en los últimos años, ha tenido un auge significativo en la entidad, así como de las empresas mineras que destacan en este ramo, que no sólo se encuentran en la sierra sino que ahora se localizan también en la zona costera; empresas en las que unas de las características son que la presencia del hombre nada más es para vigilar flujos, a la vez que el empleo ya no es un factor primario en la productividad, la cual la determinan los componentes que se utilizan tanto físicos como químicos.

El autor concluye que existe una integración muy débil en la industria sonorense, y es en la minería no metálica en donde se producen mayores eslabonamientos con la economía regional. En cambio en la minería existe una ausencia casi total de encadenamientos, lo que en parte se explica porque en Sonora nunca hubo un proceso deliberado de sustitución de importaciones, pues cuando se dieron los pri m e ros pasos en esa dirección, en la década de los sesenta, inició el programa de las maquiladoras que acabó con todo proyecto de industrialización endógena.

En el marco de esta disyuntiva, Puebla (p.245) se pregunta "¿Puede Sonora globalizarse?" Para responder a ello hace un breve recuento del inicio del desarrollo industrial en la entidad a partir de la formulación del Plan de diez años, impulsado a principios de los años sesenta y que se basaba en programas y proyectos específicos plasmados en dos vertientes básicas: el desarrollo de los recursos naturales y de los mercados. En ese plan se establecieron las bases para la preparación de técnicos capacitados en la promoción y operación de industrias, se crearon carreras universitarias como la de ingeniería industrial administrativa y se impulsó la investigación. Actualmente, dice Puebla, la situación de crisis nacional y del estado de Sonora en particular, hace muy difícil dar el salto hacia la globalización económica, por lo que deberán establecerse políticas y acciones para poder inducir el cambio, donde la mediana y pequeña empresa jugarán un papel muy importante como reguladoras sociales por su alta ocupación de fuerza de trabajo.

La yuxtaposición de lo global y lo local origina numerosas paradojas del proceso de globalización, ampliamente ilustradas en este libro; volumen que resulta útil para entender las fases de los procesos de globalización e integración de la economía sonorense, así como sus contradicciones y sus actuales tendencias.

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