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CONfines de relaciones internacionales y ciencia política

versión impresa ISSN 1870-3569

CONfines relacion. internaci. ciencia política vol.17 no.32 Monterrey ene./may. 2021  Epub 29-Ene-2024

https://doi.org/10.46530/cf.vi32/cnfns.n32.p119-123 

Reseñas

Desde Francia a Monterrey: evocando las historias que crearon historia

From France to Monterrey: Evoking the Stories that Created History

Oscar Tolentino

Fouquet, A.. 2020. Presencia francesa en Monterrey: d’hier à aujourd’hui. Primera, Monterrey: Fondo Editorial de Nuevo León y El Consulado de Francia en Monterrey,


Monterrey, la capital industrial del estado de Nuevo León, está al centro de una importante y extensa tradición de estudio y enaltecimiento de la historia del norte de México. Ya sea para dar cuenta del inicio del proceso de industrialización en América Latina, o bien para entender la formación de algunas de las más prominentes élites empresariales en México, la ciudad de Monterrey es el punto de partida que muchos académicos han elegido para guiar sus trabajos de investigación. Este es el caso del libro Presencia francesa en Monterrey: d’hier à aujourd’hui, una trascendental iniciativa de la Cónsul Honorario de Francia en Monterrey: Susana Canales Clariond, quien además de su cargo honorario, es descendiente de una de las familias francesas pioneras en la capital regiomontana.

La labor de coordinación está a cargo de Anne Fouquet, quien presenta una profunda y emotiva mirada hacia la historia de Monterrey desde el siglo XIX, a partir de la llegada de numerosas familias francesas en la búsqueda del sueño americano. Así, el lector descubre un pasado lleno de entramados sociales muy íntimos; como se anuncia en el prefacio de Susana Canales Clariond, en este libro se cuentan las historias de todas aquellas personas que un día se marcharon en una aventura hacia México, para nunca regresar a su natal Francia. Los fragmentos de entrevistas que se presentan al lector permiten navegar desde los árboles genealógicos hasta las emociones que se viven y comparten en la cotidianeidad de estas figuras históricas. Además, se emplean recursos fotográficos, obtenidos en gran medida gracias a la contribución de colecciones familiares privadas, para mostrar ese lado humano de la historia que nos transporta a otras épocas.

Aunque, como se señala en el libro, la migración francesa se observa en diferentes puntos del país, esta compilación se ha centrado específicamente en el caso de Nuevo León. Esto, además de obedecer los claros objetivos de la investigación realizada en Presencia francesa en Monterrey, también parece ser un importante hito en la obra que su coordinadora, la parisina Anne Fouquet, ha desarrollado desde su llegada a la capital regiomontana hace más de 25 años. Es bien conocido su interés por llevar a cabo estudios regionales en el Norte de México, y sus más recientes trabajos de investigación se han centrado en las élites empresariales de la región norestense.

La estructura en la que se presentan los contenidos de este libro sigue el particular estilo metodológico que Anne Fouquet ha utilizado y enseñado a sus estudiantes a lo largo de su trayectoria académica. En primer lugar, se presentan los principales actores de la investigación: en este caso, algunas de las familias francesas que emigraron a Monterrey a inicios del siglo XIX. En segundo lugar, se explican detalladamente algunos escenarios en los que se desarrollaron los actores, particularmente aquellas figuras e instituciones que se crearon para preservar y promover la cultura francesa. Por último, se reflexiona en torno a los actores y su forma de vida, lo cual se lleva a cabo a través de perfiles que nos comparten la realidad de algunas de las personas francesas que, hoy en día, hacen de Monterrey su hogar.

La primera parte, titulada “Familias francesas pioneras. Una mirada al pasado”, está a cargo de Anne Fouquet y Adela Díaz. Aquí, las autoras llevan a cabo una extensa genealogía de quince familias descendientes de migrantes franceses que emprendieron el rumbo a distintos puntos de México y llegaron, de una manera u otra, hasta la ciudad de Monterrey. Se resaltan en este apartado distintos momentos históricos que propiciaron los movimientos migratorios desde Francia, así como las uniones que permitieron a los franceses establecer lazos familiares con las élites regiomontanas. Mediante el estudio de árboles genealógicos, es posible conocer el entramado histórico que se formó en Monterrey a través de las alianzas matrimoniales entre personajes franceses y mexicanos, sin perder de vista que la historia de la ciudad se compone de la convergencia entre distintos capitales, ideales y elementos culturales.

Cada una de las historias familiares descritas en este libro permite a los lectores obtener una perspectiva muy distinta de la historia regiomontana. El enfoque en las experiencias de las familias francesas permite entender que la historia de Monterrey está formada bajo una notable inspiración e influencia europea, traída a la ciudad por los migrantes francófonos. Tal es el caso de las familias Lafon y Manautou, que destacan por sus aportaciones relacionadas con temas de salud en el estado de Nuevo León, y convergen directamente con personajes como José Eleuterio González, mejor conocido como Gonzalitos. Además, estas familias participaron en el comercio local y en obras benéficas de la región, y sus alianzas matrimoniales los relacionan directamente con las familias Sada, Zambrano, De la Garza, González Treviño y Madero, todas ellas de trascendencia histórica y económica. Por su parte, la familia Coindreau también se vio inmersa en la ciudad regiomontana a través de su trayectoria en la medicina, así como el ejercicio de actividades notariales y de abogacía. El caso de uno de sus descendientes, Luis Gustavo, es un ejemplo de los diferentes matrimonios bajo los que se consolidaron importantes herencias económicas y redes de relaciones políticas muy influyentes.

Otro de los casos familiares presentados es el de la familia Hellion, cuyos miembros dejaron su natal Francia en busca de oportunidades y lograron poco a poco destacar en el negocio familiar de la hotelería. Más adelante, la formación del capital familiar les permitió incursionar como socios en la planta embotelladora de Topo Chico, y años más tarde se emparentaron con otras importantes familias de la localidad. Dando vida a una de esas historias que se cuentan en Nuevo León (particularmente al sur de Monterrey, en la región citrícola), surge el caso de los Landois, una familia de militares que llegaron a México como parte de las tropas de Napoleón y encontraron en Monterrey una nueva tierra de oportunidades, alejada de los movimientos bélicos.

Una de las formas en que este libro nos aporta nuevas imágenes de la historia regiomontana es a través de pistas que gradualmente conectan el pasado con el presente. Un ejemplo muy notorio es cuando se habla de la familia Tardan, llegada a la ciudad de Monterrey a finales del siglo XIX, con la idea de participar en la confección y comercialización de sombreros, más tarde participando en la promoción de actividades artísticas. Hoy en día, el apellido Tardan y su sombrerería siguen estando presentes; el negocio aún puede verse al recorrer la avenida comercial Francisco I. Madero en el centro de Monterrey.

Otro de los hechos relevantes descritos en este libro es la participación de las familias francesas durante el desarrollo industrial de la ciudad de Monterrey, como fue el caso de la familia Clariond. Su historia comienza con la llegada de Jacques Clariond a México, a principios del siglo XIX, por invitación de Monsieur A. Grassier, entonces propietario de Fábricas de Francia. Jacques fue enviado en una labor de comercio en el norte mexicano, siguiendo la costumbre francesa de venta de baúles o cajas con telas y ropa. Años más tarde, se dio una relación sentimental entre Jacques y María Garza González; de su matrimonio y los nuevos lazos entre las dos familias surge una importante tradición empresarial, que los llevará a formar una de las empresas más emblemáticas de la región: Industrias Monterrey, S.A., luego consolidada como Grupo IMSA.

En la segunda parte de la obra, “Hacia la institucionalización de la relación entre Monterrey y Francia”, realizada con el trabajo conjunto de Anne Fouquet, Ana Lucía Heredia y Leïly Hassaine, se presentan diferentes espacios y ámbitos en los que se preservó la cultura francesa en la capital. En muchos de ellos, resalta la clara intención de promover una educación basada en las tradiciones religiosas y culturales de Francia, así como el deseo de aprovechar esa relación cultural que se había venido construyendo desde hace casi 200 años. Entre las instancias que se abordan en este libro, se mencionan los colegios fundados por congregaciones religiosas francesas, una tradición que hoy continúa vigente en la ciudad y que ha sido un factor determinante para preservar el idioma y las tradiciones entre los descendientes más jóvenes de las familias francesas en Monterrey.

En el caso de Monterrey, fue posible introducir la educación francesa debido al interés de las clases media y alta por contar con una educación moderna para sus hijos. Por ello, surgió un espacio propicio para la labor de algunas congregaciones religiosas que buscaban contribuir a la educación: los Hermanos Lasallistas, los Hermanos Maristas, las Religiosas del Sagrado Corazón de Jesús y las Hermanas de la Caridad del Verbo Encarando. En este apartado, es destacable el cuidado con el cual se entrelazan las historias de personajes emblemáticos que de algún modo estuvieron inmersos en la educación de corte francés; tal es el caso de figuras como Fray Servando Teresa de Mier y Alfonso Reyes. También se presentan los casos de algunos regiomontanos que, por curiosidad o tradición familiar, viajaron a Francia para complementar sus estudios y regresaron a incursionar en el quehacer de la política en México.

Finalmente, se enaltece la labor que ha llevado a cabo la Alianza Fran-cesa de Monterrey, una institución de enfoque humanista que ha buscado promover el idioma y la cultura francesa en la ciudad por más de 70 años. Adicionalmente, cabe destacar la aportación de Víctor Zúñiga, que enriquece este segundo apartado. Su vasta trayectoria cultural y académica, aunada a la estrecha relación que guarda con la comunidad y la cultura francesa, le permiten describir un importante fenómeno que hasta ahora no ha sido visibilizado en la academia: el de los esfuerzos institucionales por fortalecer los intercambios académicos entre estudiantes de Francia y Monterrey. Las aportaciones que aquí se presentan, sin duda alguna, nos dejan reflexionando sobre un tema pendiente para guiar futuras investigaciones.

La tercera parte, “Perfiles, trayectorias y retratos de algunas y algunos franceses de hoy en Monterrey”, está realizada por Anne Fouquet, Ana Lucía Heredia y Leïly Hassaine. Aquí se presentan los resultados de un estudio sociológico sobre cuatro generaciones de algunas familias francesas en Monterrey. Esta información permite identificar diversos aspectos sociodemográficos de las personas francesas en la ciudad, a la vez que da cuenta de sus experiencias con relación a sus raíces. El estudio pone especial énfasis en los aspectos identitarios que permanecen en estas generaciones de migrantes, después de casi dos siglos de haberse instalado en territorio mexicano.

También se presentan los casos de algunas personas que, más recientemente, llegaron desde Francia motivados por cuestiones laborales,

económicas, académicas o personales, y que encontraron en Monterrey una tierra con vastas oportunidades. Cada uno de estos casos se presenta a modo de retrato, con un enfoque personal que posiciona a la presencia francesa en Monterrey, aunque no tan numerosa, como una comunidad de mucha relevancia en la sociedad regiomontana. La comunidad francesa, a través de la red de contactos e instituciones que ha establecido a lo largo de la historia, ha facilitado una fuerte incorporación en Monterrey, una ciudad que ha demostrado recibir con mucha apertura sus raíces, su cultura y su idioma.

A modo de conclusión, me parece importante destacar que este libro, además de presentar un muy bien logrado recuento histórico, logra transmitir al lector las emociones de los descendientes franceses en Monterrey, al incluir su voz mediante entrevistas. Estos relatos tan íntimos son capaces de transportarnos hasta los rincones privados de la historia, como la mesa familiar en un día de reunión, que las hermanas Porte recuerdan con afecto: “En la hacienda vivían los abuelos y todos los hijos, ahí crecieron las tres generaciones. La abuela, Nane, hacía unas nieves de fresa y mango maravillosas, después de la comida el postre siempre era en casa de los abuelos, se tomaba café al estilo francés” (p. 65).

Sin duda alguna, este libro llega para incorporarse a las colecciones que permiten contar la historia de Monterrey: una historia que habla de su gente y sus sueños, sus capitales y también sus estrategias de supervivencia, que han servido para preservar el crecimiento multidimensional de la capital regiomontana. En particular, este trabajo coordinado por Anne Fouquet constituye una gran aportación al estudio de las alianzas matrimoniales como una de las estrategias históricamente empleadas en la ciudad de Monterrey para acrecentar los capitales culturales, sociales y económicos.

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