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CONfines de relaciones internacionales y ciencia política

versión impresa ISSN 1870-3569

CONfines relacion. internaci. ciencia política vol.5 no.9 Monterrey ene./may. 2009

 

Artículos

 

Política informática y educación: el caso de la Escuela Superior Latinoamericana de Informática (ESLAI)

 

Computing Policy and Education: The case of Escuela Superior Latinoamericana de Informatica (ESLAI)

 

María Fernanda Arias*

 

* Consejo de Investigaciones Científicas y Técnicas de la Argentina (CONICET), Universidad Nacional de San Martín. fernanda.h2o@hotmail.com.

 

Fecha de recepción: 04/02/08
Fecha de aceptación: 06/10/08

 

Resumen

La Escuela Superior Latinoamericana de Informática (ESLAI) nació en el año 1986 bajo el gobierno de Raúl Alfonsín y se disolvió en el año 1991 durante la Presidencia de Carlos Menem en la Argentina. Un estudio de la ESLAI resulta relevante ya que ésta fue una de las pocas experiencias, en Argentina y en América del Sur, en las que un centro de estudios universitarios dictara cursos de excelencia en un tema estratégico como son las ciencias informáticas. Calificamos este emprendimiento como excelente, pues los alumnos eran becados, tenían una dedicación exclusiva, un laboratorio muy equipado y sus profesores provenían de los mejores centros educativos de informática en Europa y Latinoamérica. Lamentablemente, esta iniciativa tuvo corta vida. A diferencia del Instituto Balseiro, otro centro de alta calidad en el país, el cambio de gobierno, la crisis socioeconómica y el recelo ideológico de las nuevas autoridades produjeron el eventual cierre del proyecto.

Palabras clave: política informática, educación, Latinoamérica.

 

Abstract

The Escuela Superior Latinoamericana de Informática (ESLAI) was created in 1986 in Argentina, under the presidency of Raul Alfonsin, and was dissolved in 1991 under the rule of Carlos Saul Menem. A study of ESLAI is relevant since it was one of the few experiences in the country, as well as in all South America, where a high-level educational institution dictated courses of academic excellence on a very strategic field as computing sciences. The excellence of the studies derived from highly qualified full-time students, a very complete laboratory, and faculty coming from the best European and Latin American universities. Unfortunately, this educational experience did not last long. Some of the reasons why ESLAI interrupted its activities were the change of government from Alfonsin to Menem, the economic crisis, and the ideological discussions in the new staff of the Science and Technology Office.

Keywords: computing policy, education, Latin America.

 

I. INTRODUCCIÓN

En 1986, dos años después del arribo de Raúl Alfonsín a la Presidencia de la Argentina, se inauguraba una escuela de estudios informáticos. La Escuela Superior Latinoamericana de Informática (ESLAI) abrió sus puertas en un bucólico lugar: el Parque Nacional Pereyra Iraola, en el casco de la antigua estancia de una aristocrática familia argentina, cuya propiedad fuera expropiada por el gobierno del General Juan Domingo Perón en 1949 ("Parque Pereyra, una reserva natural mundial", 2008, 28 de enero).

La Escuela —ideada por el científico Manuel Sadosky y un grupo de colaboradores— era un instituto de estudios universitarios especializado en informática. Lo que la distinguía de las altas casas de estudio en donde se impartían estos conocimientos —como la Universidad Nacional de Buenos Aires y la Universidad Nacional de La Plata— era la alta preparación y conocimientos avanzados de sus profesores, entre los que se encontraban académicos europeos y latinoamericanos. También sus alumnos eran óptimos, ya que habían sido seleccionados entre aquellos candidatos que se sometían a un examen riguroso que se tomaba en la Argentina y en los consulados de los países latinoamericanos. Luego de ser admitidos, se les daba alojamiento y una beca para su manutención.

Este proyecto que seguía los lineamientos del Instituto Balseiro de la Universidad Nacional de Cuyo tuvo, sin embargo, poca vida1. Cuando se produjo la renuncia de Raúl Alfonsín, el Presidente Carlos Saúl Menem, del Justicialismo, asumió el poder en julio de 1989. A partir de allí, la Escuela fue perdiendo apoyos financieros y, virtualmente, se fue extinguiendo desde finales de 1990 hasta los primeros meses del año 1991.

En este trabajo, analizaremos la ESLAI como estudio de caso. Éste consiste en una metodología cualitativa utilizada en variadas disciplinas. Con él, se busca profundizar sobre la singularidad de un fenómeno u objeto determinado, es decir, se derivan individualizaciones y no generalizaciones.

El estudio de la ESLAI es principalmente un análisis de caso de tipo descriptivo, pues se trata de una institución de la que se tiene poco conocimiento y que, además, hasta ahora, ha sido, junto con el Instituto Balseiro, una de las experiencias de enseñanza universitaria de alta calidad en el país. No hay antecedentes de estudios preliminares de la ESLAI más que aquellos que proveen un grupo de graduados y de profesores que se reúnen esporádicamente para debatir los avances informáticos y que publican en una revista especializada en conocimientos informáticos2.

Existen distintos estudios de caso, según el objetivo último de la investigación: el estudio de caso intrínseco, el estudio de caso instrumental y el estudio de caso colectivo. Un estudio de caso intrínseco se interesa en investigar un tema sin realizar comparaciones ni generalizaciones. Sería similar a la actitud de un maestro que decide enfocar su interés en un alumno en particular. Un estudio de caso instrumental se utiliza para poder aplicar una nueva técnica, por ejemplo, de evaluación de alumnos, partiendo del caso particular de una maestra. El caso de estudio puede ser colectivo cuando, en vez de un alumno en particular, se estudia a un grupo de alumnos, ubicados en el tiempo y en el espacio (Stake, 1995).

El caso que nos ocupa es primariamente intrínseco porque queremos destacar la singularidad de la Escuela dentro de la historia de la ciencia y la educación superior en Argentina. Eso no obsta a que los lectores puedan realizar generalizaciones y, además, utilizarlo para comparar con otros centros disciplinarios. Aunque el investigador no generalice, el sujeto que lea el estudio puede hacerlo, o sea, utilizar la interpretación del autor acerca del caso de estudio para compararlo con otros y, entonces, llegar a algunos puntos comunes. Esto es válido y los autores lo han llamado generalizaciones naturales, a diferencia de las generalizaciones explicadas, que son las que crean deliberadamente los autores (Stake, 1995: 85).

La metodología cualitativa se caracteriza por "comprender", más que por "explicar". "Explicar" se refiere a establecer una relación causa y efecto. En cambio, "comprender" es conocer las políticas, los condicionantes que hace que este caso sea único (Stake, 1995). Por otro lado, intentaremos dilucidar por qué no tuvo éxito la ESLAI en el panorama nacional: ¿qué condiciones internas y externas facilitaron la creación de una escuela de informática latinoamericana en la Argentina? ¿Qué interés despertaba el campo de la tecnología informática en el país? ¿Cómo funcionaba la ESLAI? ¿Cuáles fueron los motivos de su pronta desaparición?

Nuestras hipótesis de trabajo fueron las siguientes. En primer lugar, la ESLAI nació de un proyecto político renovador que se estableció durante la presidencia de Alfonsín. Tenía como objetivo llevar a cabo una transformación en la enseñanza de la informática, ciencia que todavía estaba "en pañales" en la Argentina. Era parte de un proyecto de minimizar la brecha tecnológica con los países desarrollados y con Brasil y desarrollar una industria informática comparable con la de este país. Al respecto y contestando a las declaraciones del actual Ministro de Ciencia y Tecnología, Luis Barañao, de acuerdo al cual este campo disciplinar nunca fue importante, la Dra. Rietti, ex colaboradora de Manuel Sadosky en la Secretaría de Ciencia y Técnica (SECYT) de Alfonsín, consideraba que la obra del matemático no sólo fue fundamental para el área, sino que abrió las puertas de la actividad científica al mundo después de un largo período de oscurantismo durante el gobierno militar (Carrasco, 2008, 23 de enero).

En segundo lugar, era un experimento que coincidía con otras particularidades del régimen de Alfonsín: su vinculación con Europa y Latinoamérica. Recordemos que los países latinoamericanos se habían unido para alinearse con Argentina en la guerra contra los ingleses en Malvinas (1982). Alfonsín también miraba a Europa buscando independizarse de la influencia norteamericana. Sus viajes al Viejo Continente fueron frecuentes y los convenios realizados, numerosos (Stake, 1995).

En tercer lugar, si bien uno de los factores causantes de la desintegración de la Escuela fue producto del cambio de gobierno de Raúl Alfonsín, de la Unión Cívica Radical, por Carlos Saúl Menem, del justicialismo, cabría ahondar en otros factores (Baum, 2006). Entre ellos, podríamos mencionar el cambio de paradigma de política internacional con una mirada dirigida más a los Estados Unidos que a Europa; el ajuste económico del menemismo que produjo un profundo control de los gastos del Estado y los posibles errores de conducción por parte de los iniciadores del proyecto y la negligencia del nuevo gobierno en crear industrias nacionales de alta tecnología.

Al ser un tema inédito en el campo de las ciencias sociales, debimos basarnos fundamentalmente en entrevistas de profundidad, realizadas a profesores y directivos de la ESLAI y descartamos el testimonio de alumnos o egresados porque queríamos enfocarnos directamente en la decisión política de la creación del Instituto y el gobierno del mismo durante los años en que estuvo en vigencia. Afortunadamente, los principales actores de la creación del Instituto, con excepción del Dr. Sadosky —fallecido en 2005— pudieron ser conectados: Rebeca Guber, jefa del gabinete de la SECYT y Presidenta de la ESLAI, Carlos Correa, ex Subsecretario de Informática de la Secretaría, Jorge Vidart, ex Director de la ESLAI y Enrique Fliess, ex Rector de la Universidad Nacional de Luján y miembro del Comité Académico de la ESLAI. También pudimos hablar con Enrique Draier, miembro del gabinete de Matera en la SECYT. Seguidamente, nos relacionamos con algunos profesores que dictaron cátedras en la ESLAI como Gabriel Baum, ex Director de la Sociedad Argentina de Informática (SADIO), y Mauricio Milchberg.

Encontrar los archivos de la ESLAI fue más difícil que entrevistar, ya que sólo quedaron las Actas del Comité Directivo en la Universidad Nacional de Luján, así como algunos recortes periodísticos e informes de profesores. Sin embargo, nos pareció que se podía realizar un aporte significativo a la historia de los estudios de alta tecnología en el país, presentando un estudio de esta particular escuela, con el material documental recogido.

 

II. LA ESCUELA SUPERIOR LATINOAMERICANA DE INFORMÁTICA

Debemos encuadrar a la ESLAI dentro del proceso de redemocratización llevado a cabo por Raúl Ricardo Alfonsín a principios del año 1984. El gobierno de Alfonsín fue el primer gobierno que asumió el poder por vías legítimas, después de muchos años de gobierno militar (1976-1983). En cierto sentido, su victoria fue una sorpresa, ya que, sin precedentes, la Unión Cívica Radical (UCR) derrotaba en elecciones libres al Partido Justicialista. De acuerdo a los testimonios de la época, la racionalidad había vencido, por primera vez, a la emoción de las masas. El futuro estaría signado por un desarrollo moderno de las instituciones políticas (Arias, 2002).

Durante los años del gobierno militar (1976-1983), una serie de intelectuales de todas las disciplinas emigraron a otros países y algunos se dedicaron a la empresa privada. Muchos de ellos provenían de las filas del radicalismo o se hallaban entre los sectores progresistas, por lo cual una victoria del peronismo no hubiera provocado tanto entusiasmo por volver al país. Cuando se produjo el triunfo de Raúl Alfonsín, un número significativo que decidió retornar fue convocado por el nuevo gobierno. En realidad, Alfonsín había realizado giras por América Latina y Europa y se había reunido con muchos de ellos. A Manuel Sadosky y a otros los veía a menudo en Venezuela (Aráoz Durand, 2006).

El gobierno de Raúl Alfonsín recuperaba la democracia con el mandato de institucionalizar los órganos de gobierno, la administración pública, los partidos políticos y la perspectiva de una política de derechos humanos que implicaba la condena al gobierno militar que dirigió al país a lo largo de casi una década. Pero también iniciaba políticas fundacionales, de acuerdo con su propuesta de creación del Tercer Movimiento Histórico3, como la creación del Consejo para la Consolidación de la Democracia, dirigido por el jurista Carlos Nino, para iniciar la reforma política hacia un régimen semipresidencialista (Serrafero, 2007); la reorganización de la Administración Pública, a cargo de Jorge Roulet, con el fin de profesionalizar a los funcionarios públicos, siguiendo el modelo de la Escuela Nacional de Administración de Francia; una nueva política internacional en las manos de un joven talentoso, educado en Francia, Dante Caputo, y también una política de modernización en el campo científico y técnico, inspirada por el Profesor Manuel Sadosky.

El llamado "entorno" de Alfonsín —militantes radicales de la juventud que fueron perseguidos durante el gobierno militar y algunos peronistas que "cruzaron el charco" hacia el radicalismo— fue acompañado por un grupo de prestigiosos intelectuales que se habían alejado del medio emigrando del país o bien replegándose hacia la actividad privada. Los nombrados Nino, Roulet, Caputo y Sadosky eran algunos de ellos.

Manuel Sadosky, un eminente matemático reconocido mundialmente, había sido fundador del Instituto de Cálculo de la Facultad Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de Buenos Aires y de la carrera de Computador Científico que fue el antecedente de la Licenciatura en Informática hasta el año 1966. Con la intervención del General Onganía en la Universidad, en 1966, el centro se cerró; Sadosky y otros colegas crearon una consultora, viajaron y dictaron cursos en el exterior (Cherep de Guber, 2006). Casi veinte años más tarde, fue convocado por el Presidente Alfonsín para ocupar el cargo de Secretario en la SECYT. Una vez allí, convocó, primero, a Ricardo Schteingart y, luego, a un intelectual cercano al radicalismo, Carlos María Correa, un consultor internacional especialista en propiedad intelectual que fue designado Subsecretario de Informática y Desarrollo. Desde la SECYT, junto con otras áreas estratégicas, se llevó a cabo un proyecto de desarrollo informático.

Ahora bien, cabría dar una somera explicación de lo que sucedía en el mundo en términos tecnológicos y científicos. En la década de 1980, se produjo la llamada Tercera Revolución Industrial. El Complejo Eléctrico (CE) era "factor llave", o sea, el generador de los cambios productivos. El complejo estaba constituido por ciertas áreas que habían experimentado un desarrollo muy significativo: las telecomunicaciones, la energía eléctrica y los microprocesadores. Un nuevo paradigma socioeconómico se creaba en el mundo. Las llamadas "industrias de chimenea" habían dado paso a la post-industria, con producciones menos perjudiciales para el medio ambiente y con mayor valor agregado.

Los países desarrollados vieron disminuir sus costos de producción en lo que cabe a energía, costos de mano de obra y materias primas, así mismo las ganancias de su comercio exterior aumentaron envidiablemente. A fines de la década de 1980 y principios de 1990, estas industrias fueron promovidas en países latinoamericanos como Brasil y México, pero no en la Argentina (Azpiazu, Basualdo y Nochteff, 1988). Mientras países en vías de desarrollo habían comenzado a poner sus energías en el desarrollo del Complejo Electrónico como Brasil, India y Corea, Argentina proseguía con su política de sustitución de importaciones de bienes de consumo (Ministerio de Educación y Justicia, 1985: 33).

Dispuesto a desarrollar la informática y la electrónica en la Argentina, el Poder Ejecutivo a través del Decreto No. 621/84, creó la Comisión Nacional de Informática, conformada por autoridades de todos los ministerios y órganos del Poder Ejecutivo, a fin de dar el puntapié inicial a una política nacional en informática. El documento presentado por la Comisión Nacional de Informática y Electrónica enfatizaba la necesidad de que el gobierno nacional alentara el desarrollo de estas industrias de forma organizada. Ello se debía, fundamentalmente, a la necesidad de "evitar las consecuencias de una nueva división del trabajo que le conceda a los países en desarrollo el papel de productores de materias primas y manufacturas de bajo contenido tecnológico" (Ministerio de Educación y Justicia, 1985: 5). Ciertamente, la industria informática había alcanzado tal desarrollo que ya se había producido una brecha significativa entre los países que tenían acceso a la Tecnología de la Información y las Comunicaciones (TICs) y aquellos países que las habían desarrollado poco.

Sin embargo, el documento hacía énfasis también en la necesidad de que el gobierno nacional interviniera en forma de subvenciones a las empresas, exenciones impositivas, aliento de investigaciones en universidades y centros del Consejo de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), así como a través de la creación de centros de estudio e investigación de alta calificación. A imitación del Brasil, se propiciaba la inversión nacional antes que la extranjera. En este sentido, consideraba que la inversión extranjera debía realizarse a través de joint-ventures con capitales nacionales en donde su participación no superara al 20% del capital "siempre que aporten tecnologías necesarias y las marcas pertenezcan al socio local" (Ministerio de Educación y Justicia, 1985: 22).

La Argentina había tomado, de esta manera, parte en un debate que se había generado a nivel internacional: o dejar que el mercado libremente decidiera organizar y desarrollar estas industrias o bien crear una política de Estado que controlara esta producción. Algunos autores consideran que, en líneas generales, se trató de flotar entre estas dos recetas. En Brasil y Corea, donde se comenzó con una política nacionalista, se derivó años más tarde hacia convenios con industrias privadas nacionales y extranjeras. También es interesante puntualizar las referencias que reiteradamente se dan al desarrollo del campo en el área latinoamericana. "La conciencia de que el esfuerzo del país en esta área debe darse teniendo como meta el desarrollo y fortalecimiento de los lazos de cooperación con el resto de los países de Latinoamérica..." (Ministerio de Educación y Justicia, 1985: 9).

Estos temas de la dependencia del capital extranjero y de la mirada latinoamericana coincidían con la posición política del reciente gobierno democrático. Alfonsín era abiertamente pro-europeo y desconfiaba de los Estados Unidos. Proveniente del radicalismo más progresista, Alfonsín era, si cabe, un radical nacionalista que descreía de las bondades de la hegemonía americana. Por ese motivo, sus movimientos en política exterior se enfocaron en Europa, lo que se pondrá de relieve cuando estudiemos la relación de la ESLAI con organismos y gobiernos europeos. Por otro lado, Argentina, entonces, se había convertido en un ejemplo de transición latinoamericana de un régimen dictatorial a otro democrático. El nuevo gobierno consideraba que la Argentina había generado nuevas políticas en el sub-continente; se pensó que debía, juntamente con Brasil, liderar también la política de desarrollo informático con su mirada puesta en Latinoamérica.

En un determinado momento, el Plan hacía mención a la creación de centros de investigación, a nivel nacional, que serían subsidiados por la Secretaría y, además, centros de excelencia para la formación de graduados en informática. El documento se refería a la diversidad de estudios de los que manejaban la informática en el país. En este sentido, eran muy variadas las carreras relacionadas con la informática (alrededor de 33), las cuales en el período 1964-1983, sumaban cerca de 2,923 graduados. Esto hacía que la formación fuera muy heterogénea, lo que planteaba los problemas de la capacitación para el desarrollo de esta área estratégica (Ministerio de Educación y Justicia, 1985). Una de las propuestas era crear un:

[...] centro de excelencia nacional o regional cuyas funciones serán: brindar una formación intensiva a alumnos seleccionados que estén promediando carreras universitarias afines; completar la formación de egresados que se enviarán al exterior para su perfeccionamiento, con obligación de retornar a la universidad de origen por un período no menor a los cinco años (Ministerio de Educación y Justicia 1985: 3).

De la Resolución 44, que produjo la Secretaría de Industria para alentar la actividad informática, se implementó lo relacionado con la microelectrónica y, específicamente, con el desarrollo de software. El hardware fue dejado de lado por su difícil realización en el país, así como por la dificultad de contrarrestar la política de los Estados Unidos. Su difícil realización estaba relacionada con otros avances tecnológicos que aún no se producían internamente. El ahorro que devendría de la producción nacional evitaría que los insumos para la fabricación y funcionamiento del hardware nacional tuvieran que ser comprados en el exterior. Por otra parte, era difícil contrarrestar la política de los Estados Unidos que deseaba mantener el monopolio de la producción de hardware en América Latina. En este sentido, el gobierno de Reagan había reaccionado muy mal con las políticas proteccionistas de Brasil que ya habían desarrollado hardware (Azpiazu et al., 1988).

 

III. LA HISTORIA DE LA ESLAI

La idea de un centro de excelencia para el estudio y la investigación de las ciencias informáticas nació del programa nacional de ciencia y tecnología. La enseñanza de la informática en el país estaba muy atrasada. A diferencia de otros gobiernos militares como el brasileño, el argentino no había considerado estratégico el desarrollo informático. Una misión en donde participaron especialistas internacionales había llegado a la conclusión de que la formación en este campo era deplorable. Se limitaba a formar técnicos con muy poca base teórica, impedidos de desarrollar tareas creativas.

Por ese motivo, el Secretario Sadosky encargó a la matemática Dra. Rebeca Cherep de Guber la organización de una escuela de altos estudios informáticos. Para dar sostenimiento institucional a la Escuela y evitar de esa manera que dependiera directamente de la SECYT, se creó la Fundación Informática, formada en su mayoría por políticos y técnicos provenientes del Radicalismo. Para ello, la Dra. Guber —que había sido discípula de Sadosky en el Instituto de Cálculo, socia en su consultora y, posteriormente, Jefa de Asesores de la Secretaría— convocó a un grupo de especialistas argentinos, residentes en el exterior, como Julián Aráoz Durand, profesor de la Universidad Simón Bolivar de Venezuela; Manuel Bemporad de la Universidad Central de Venezuela y Mauricio Milchberg de la Universidad de Grenoble en Francia. Durand y Milchberg habían integrado el Instituto de Cálculo en la década de 1960, siendo profesores en la Facultad de Ciencias Exactas de UBA. Julián Aráoz Durand comentó que la idea de desarrollar la informática en la Argentina nació de las conversaciones que tuvo Alfonsín con Sadosky en Venezuela, cuando este último, junto con Guber y Aráoz, vivía allí (Aráoz Durand, 2006). En cambio, Manuel Bemporad había trabajado en la Facultad de Ciencias Exactas con Sadosky y su esposa y, luego, había iniciado un centro de cálculo, contemporáneamente al de la UBA en la Universidad Central de Venezuela.

Sadosky era un hombre de prestigio en la Argentina y en el mundo. Era un matemático que, además de crear el centro de cálculo en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y de comprar la primera computadora con dinero del CONICET, fue contratado por la Universidad de la República en Uruguay para formar a los primeros informáticos. Allí conoció al que luego sería Director de la ESLAI: Jorge Vidart, quien era ingeniero electrónico, se formó con Sadosky y, luego, terminó doctorándose en Grenoble y trabajando en la Universidad Simón Bolivar de Venezuela (Vidart, 2006). Así, se elaboró un anteproyecto de organización de una escuela superior de informática "de alcances latinoamericanos" (Cherep de Guber y Haeberer, 1986).

El interés por darle a la Escuela una dimensión latinoamericana proviene de los siguientes factores. Por un lado, el latinoamericanismo proponía la hermandad de los pueblos en contra de los Estados Unidos que era considerado, en aquel momento, un depredador de las políticas nacionalistas. Recordemos que no habían pasado muchos años de la guerra de Malvinas en donde los países sudamericanos, con excepción de Chile, habían apoyado a la Argentina en su incursión en el Atlántico Sur en el año 1982. Por su lado, los Estados Unidos habían apoyado abiertamente a Inglaterra. En segundo lugar, Brasil, uno de los países que el gobierno quería seguir como modelo post-industrial, ya había desarrollado un importante sector informático con capitales internos y deseaba tener un aliado en la región. Finalmente, tanto la derecha como la izquierda nacionalista argentina tenían una visión de la unificación latinoamericana y la habían defendido en sus discursos4.

La normativa señalaba que los estudios iban dirigidos a la creación de una masa crítica de profesionales que pudieran, después, preparar a otros a lo largo y a lo ancho del país y de Latinoamérica. El grupo de estudiantes, que realizarían su carrera a lo largo de tres años, iba a ser un número pequeño. Primero, debían seleccionarse entre los candidatos que pasaran una difícil prueba de admisión. Además, estos debían estar promediando su carrera en campos afines como la física, la matemática, etc. Después, existía una cuota mayor para estudiantes argentinos y una más pequeña para estudiantes latinoamericanos que podían inscribirse y dar sus exámenes en los consulados de los países. Otra novedad consistía en que los alumnos estarían becados. Las becas implicaban costo de los estudios, más vivienda, más transporte para viajar desde los departamentos, ubicados en La Plata, capital de la Provincia de Buenos Aires, a la ESLAI, en el Parque Pereyra Iraola.

A través de un comodato firmado por la Fundación Informática y el gobierno de la Provincia de Buenos Aires, esta última prestó por seis años —prorrogables a otros tres si todavía no hubieran comprado instalaciones propias— la utilización del casco de estancia "Santa Rosa", ubicado en el Parque Pereyra Iraola, del partido de Berazategui, situado entre las ciudades de Buenos Aires y La Plata. Asimismo, la Fundación Informática se encargaría de adecuar este predio, de más de 2000 m. cuadrados a las necesidades de la Escuela (Contrato de Comodato, 1985, 4 de octubre).

Con respecto a la afiliación institucional, se tenía que entablar una ligazón con alguna universidad nacional para que los títulos tuvieran validez. Se descartó la Universidad Nacional de La Plata y se aceptó el ofrecimiento de la Universidad Nacional de Luján. Luján había sido una universidad creada en el año 1972 junto con la Universidad Nacional de Río Cuarto. Éstas fueron constituidas por el entonces gobierno militar de Agustín Lanusse para descentralizar el sistema universitario y crear casas de estudios en puntos estratégicos. Con la llegada del gobierno militar, fueron cerradas. Durante la Administración Alfonsín, un microbiólogo y activo militante de la UCR, Enrique Fliess, había sido elegido Rector interino. Fliess ofreció su casa de estudios para que los futuros egresados de la ESLAI recibieran el título oficial de Luján. El título sería "Licenciado en Informática" (Acuerdo entre UNLU y Fundación Informática, 1985).

Aunque en un primer momento se nombró a la Dra. Guber como directora y al Dr. Armando Haeberer como subdirector de ESLAI, Guber no tenía suficiente tiempo para dedicarse a la SECYT y a la ESLAI, por lo cual, pronto se nombró al uruguayo Jorge Vidart como Director Ejecutivo de la ESLAI. Una vez nombrado el director, se hizo la selección de los profesores con un jurado formado por especialistas externos a la Escuela. Posteriormente, los instructores fueron seleccionados por los miembros de la ESLAI bajo la dirección de Vidart. Como punto final, en 1985, se tomaron las pruebas de evaluación y se seleccionaron 25 alumnos argentinos y 8 extranjeros latinoamericanos (Acta de la ESLAI, 1986, 16 de enero).

Con respecto al financiamiento, la principal fuente la constituyó el Instituto Intergubernamental para la Informática (IBI), de Roma, Italia, que funcionaba gracias a las cuotas de gobiernos de distintos países, pero también se había previsto la formación de un Fondo Empresario de Cooperación, convocado por la SECYT a las empresas informáticas, para que solventaran parte de las becas de estudio de los estudiantes e, igualmente, colaboraron financieramente, en un principio, la firma Olivetti, con la instalación de computadoras, así como organizaciones internacionales como Comunidad Económica Europea (CEE), Organización de Estados Americanos (OEA), Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), sobre todo, en el presupuesto para el viaje, estadía y salarios de los profesores extranjeros invitados (Folleto ESLAI, 1986).

De los 177 estudiantes que se presentaron a la convocatoria, fueron preseleccionados 84. El Dr. Vidart, el Dr. Julián Araoz Durand y el Lic. Haeberer decidieron elegir a 33 estudiantes que serían becados por la ESLAI para el curso que comenzaría en marzo de 1986. De los latinoamericanos, uno provenía de Bolivia; tres, de Uruguay; uno, de Venezuela; dos, de Colombia y uno, de Ecuador. De los argentinos, trece eran de Buenos Aires; cinco, de La Plata; cuatro, de Tandil; y tres, de Bahía Blanca (Acta de la ESLAI, 1986, 16 de enero).

La inauguración de la ESLAI tuvo lugar el día 29 de abril del año 1986 con la presencia del Presidente de la República. Los discursos, inclusive el del Dr. Alfonsín, enfatizaban la necesidad de crear centros de excelencia de este tipo que, luego, servirían para el resto de Latinoamérica:

A nosotros nos complace sobre manera acompañar al Dr. Sadosky en este tipo de actividades... puesto que se trata precisamente de buscar tecnología y de formar chicos y chicas, atendiendo a los requerimientos de recursos humanos en una actividad que sin duda reclama una presencia cada vez mas activa del gobierno. Pero, además, también porque aquí nos encontramos con muchachas y muchachos de la Patria Grande, de América Latina. Y yo no quisiera desaprovechar esta oportunidad para reflexionar, siquiera unos momentos, acerca de lo que puede ser nuestro futuro a través de una tarea firme, sistemática, perfectamente orientada en búsqueda de integración de la región (Discurso de inauguración ,1986, 29 de abril).

Inclusive, el Dr. Alfonsín consideraba que tal integración podría empezar por las acciones en el campo de la ciencia y tecnología —a diferencia de lo que ocurrió con la entonces CEE que se unió para integrar a las naciones europeas en la producción de carbón y acero— y, posteriormente, en el establecimiento de políticas económicas comunes. Este sentimiento latinoamericanista se evidenció en todos los discursos del día. El Dr. Sadosky consideraba que:

Con Brasil, hemos firmado diez proyectos de trabajo... todo esto encuadra dentro de la concepción política de la paz, de considerar a los vecinos como nuestros amigos, no como eventuales enemigos... esto es una prueba, pequeña, se puede decir, de la fraternidad que debe reinar entre nuestros países (Discurso de inauguración de Sadosky, 1986).

La Dra. Guber justificaba la exigua cantidad de becarios que tenía la ESLAI y el porqué se privilegiaba a estudiantes latinoamericanos:

[...] para estudiar y aprender hacen falta maestros y profesores y para avanzar científica y tecnológicamente hacen falta investigadores. Para crecer, la Argentina necesita... que toda Latinoamérica crezca y se integre en una comunidad de naciones tecnológicamente avanzadas... (Discurso de inauguración de Rebeca Guber, 1986).

Además, Guber explicaba que la intención de la escuela era formar a futuros formadores de informáticos en Latinoamérica. Inclusive, la visión de la ESLAI era convertirse, en un futuro, en una universidad de postgrado desde la cual impartir conocimientos y realizar investigaciones de alta calidad (Cherep de Guber y Haeberer, 1986).

Realizamos varias entrevistas en profundidad a los organizadores y profesores de ESLAI. Junto con las noticias periodísticas y los papeles del archivo de ESLAI, se formularon las siguientes preguntas: ¿cuál fue el objetivo de ESLAI? ¿Qué modelos se utilizaron para su desarrollo? ¿Cómo era su organización y estructura? ¿Cómo se elegían a los profesores y a los alumnos que serían becados? ¿Cómo veían los profesores invitados a la ESLAI? ¿Cuáles fueron las causas de su disolución?

 

Creación de la ESLAI

Comenzaremos por el objetivo de la ESLAI. De acuerdo a todos los documentos que utilizamos, su fin era desarrollar el área informática. También, "correr" la frontera tecnológica para angostar la brecha con las sociedades informatizadas. Esta idea era compartida por los que contribuyeron a la realización de la Escuela: "ESLAI a lo que apuntaba era a crear rápidamente una oferta clara, una masa crítica altamente calificada. Se pensaba que sólo así se podía producir un cambio" (Correa, 2006).

El ex subsecretario Carlos Correa mencionaba que la Argentina estaba muy atrasada en la formación de informáticos y se veía en la necesidad de que el país se pusiera al nivel de Brasil, que contaba con muy buenas universidades. En efecto, la Universidad Estadual de Campinas, la Federal de San Pablo y la Católica de Rio de Janeiro habían progresado en la enseñanza de la informática. También, consideraba que la competitividad de Argentina podía alcanzarse con el desarrollo del software o sea la programación:

La Argentina estaba muy atrasada. El plan buscaba acelerar, incluso llegar al nivel de Brasil, la política del catching up. Brasil estaba más avanzado en muchos aspectos [...] En aquel momento se pensaba en el desarrollo del software... se pensaba que el desarrollo del hardware no podría llegar a competir con los grandes actores. Se pensaba entonces que con el software había más posibilidades. La ESLAI apuntaba a eso... En aquella época se hicieron gestiones procurando obtener la subcontratación de gente argentina por parte de empresas de software europeas. Se trabajaba de esa manera. Era común que empresas extranjeras subcontrataran programadores de software en los países asiáticos (Correa, 2006).

Lo mismo pensaba el ex director ejecutivo de ESLAI, el uruguayo Jorge Vidart:

La ESLAI venía a angostar la brecha existente entre los conocimientos informáticos de los países desarrollados y Latinoamérica. Actualmente, la brecha se angostó y la formación de las universidades nacionales es muy buena. En ese momento, no. De cualquier manera, no tienen el nivel de ESLAI (Vidart, 2006).

Rebeca Guber, relaciona la fundación de la ESLAI con la gestión de Sadosky al frente de la SECYT y una reunión que tuvo lugar con los secretarios de Estado:

Sadosky era en ese momento Secretario de Ciencia y Técnica. Yo era jefa de asesores, no era todavía secretaria de coordinación operativa pero le cuento cómo fue la reflexión y por qué una escuela de informática: hicimos una reunión de los secretarios no de las universidades, sino de la administración pública, secretarios de Estado. Les consultamos cuál era el mayor problema que enfrentaba, era el segundo semestre del año 84. Fue unánime la convergencia del tema. Decían que tenían grandes problemas con los aspectos informáticos en su organización. ... Estamos hablando de hace más de 20 años... detectada esa necesidad del Estado y de la Universidad, dijimos, hagamos, copiemos la experiencia del Balseiro (Cherep de Guber, 2006).

Mientras Fliess considera que la creación de la ESLAI tuvo su génesis en los talleres que realizaba el Centro de Participación Políticas —liderado por Jorge Roulet durante la campaña del partido radical que apoyaba a Alfonsín, en el año 1983 — la Dra. Guber desmintió esta aseveración: "Nada que ver. La gestión la hicimos con el gobernador de la Provincia de Buenos Aires [Dr. Armendáriz] y la vicegobernadora [Arq. Elba Roulet]" (Cherep de Guber, 2006).

En una nota periodística que le hicieron a Haeberer, vicedirector de la ESLAI, el profesor destacaba que se habían estudiado dos modelos: el del Balseiro, donde literalmente los estudiantes se internan durante dos años para estudiar y graduarse, y el de la École Nórmale Supérieure de Francia. Este último enviaba a sus alumnos a tomar clases en la universidad pública con el compromiso de aprobar los exámenes con una calificación de nueve o mayor a nueve. De esa manera, se mantenía la exigencia, pero no se sacaba al alumno del medio social. La ESLAI era, por un lado, una institución en donde los alumnos pasaban el día, de 9 de la mañana a 6 de la tarde, pero, a diferencia del Balseiro, los últimos semestres podían cursar materias optativas en la universidad que quisieran y, además, se les obligaba a realizar una pasantía en empresas del medio (Revista Somos 1986, 21 de mayo).

En cuanto a su relación institucional con la Universidad de Luján, todo indica que fue obra de Enrique Fliess: "En realidad podía haber sido cualquier universidad. Fue por Fliess. El era joven, dinámico" (Correa, 2006). De acuerdo a Fliess, se quería evitar la relación con la Universidad Nacional de La Plata porque ya tenía estudios de este tipo donde los cursos eran muy numerosos. Por otro lado, recuerda que la sugerencia de la Universidad de Luján vino porque era muy comprometido armar algo con la UNLP, debido a que ellos habían desarrollado estudios parecidos, pero el nivel de los alumnos y los profesores era de mucha menor jerarquía que la que se trataba de imponer en la ESLAI (Fliess, 2006).

El convenio parecía también difícil de realizar para Rebeca Guber:

Lo que primero pensamos era hacer un convenio con La Plata. Pero conversamos con el Rector y la carrera era muy numerosa. Mientras La Plata contaba con cinco mil alumnos, ESLAI tendría treinta alumnos y en tres años noventa. La ESLAI iba a ser privilegiada (Cherep de Guber, 2006).

Por otro lado, algunos profesores de informática de la UBA tampoco estaban de acuerdo con ESLAI:

Había gente que no le gustaba la idea de ESLAI como Irene Loiseau, [actual Directora de Departamento de Informática en UBA] y Vicky Bajar [Victoria R. Bajar, Profesora en México]. La causa es que recibía cuantiosos montos que podían ser utilizados por las universidades nacionales (Cherep de Guber, 2006).

Con respecto a los profesores, Aráoz Durand comentaba que se habían elegido entre los mejores a quienes se conocía por contactos personales: "Los profesores vinieron por contactos. Sé que hubo algún norteamericano que vino por poco tiempo. Los otros eran elegidos por contactos. Por ejemplo, los que venían de Italia, de Francia y de Venezuela. No había tanta relación con los Estados Unidos" (Aráoz Durand, 2006). De esta manera, como los organizadores provenían fundamentalmente de Latinoamérica y habían estudiado en universidades europeas, el cuerpo docente tendía a provenir de allí.

En efecto, el viaje del Presidente a Europa, en los primeros tiempos de su mandato, tuvo como consecuencia el afianzamiento de lazos con instituciones europeas como la CEE y el IBI. Con el apoyo de éstos, construyó proyectos entre los que se destacó la ESLAI. Esta idea aclara algunas dudas de Baum, ex profesor de ESLAI y ex-Presidente de la SADIO: "ahora me doy cuenta por qué no había ningún profesor que provenía de Estados Unidos" (Baum, 2006).

Además, Baum considera que la creación de la ESLAI venía acompañada de otros dos puntales en el desarrollo de la informática en el país: la Resolución no. 44 de la Secretaría de Industria de la Nación y la creación del Programa Argentino-Brasilero de Informática (PABI). Éste tenía como objetivo realizar convenios científicos entre los dos países en el campo de la informática. Allí se organizaron las Escuelas Argentino Brasileñas Brasileras de Informática (EBAIs). Éstas se reunían anualmente en alguno de los dos países y llegaron a congregar a más de doscientos cincuenta estudiantes de informática que iban becados a realizar talleres científicos que duraban de una a dos semanas. Las mismas tuvieron lugar entre 1985 y 1990 (Baum, 2006).

 

Organización de ESLAI

La organización de la ESLAI era parecida a la del Instituto Balseiro. Si bien la ESLAI formaba parte de la Universidad Nacional de Luján, así como el Instituto Balseiro de la Universidad Nacional de Cuyo, también dependía de la Fundación Informática, institución sin fin de lucro. El hecho de que la Fundación estuviera detrás de la ESLAI implicaba que tenía una gran autonomía tanto de la Universidad como de la SECYT. Por lo tanto, se suponía que se mantendría más allá de los cambios que se pudieran dar en el plano académico y político. La Junta de Administración se reunía una vez al año y estaba conformada por dos miembros de la Fundación Informática, un miembro de la UNESCO y un miembro de la Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia de Buenos Aires (CIC). El Comité Académico se reunía una vez al mes y contaba con la presencia de un Director, un Director Adjunto, un representante de la Universidad Nacional de Luján, un miembro elegido por el claustro docente y uno por los alumnos. Finalmente, tres consejeros eran escogidos por la Junta de Administración entre instituciones y organizaciones que colaboraban estrechamente con la Escuela. En total eran ocho personas. Además, la ESLAI contaba con empresas que la apoyaban y que formaban el Fondo Empresario de Cooperación (FEC).

En la medida que comenzó a funcionar, se eligieron comisiones para la elección de profesores ordinarios e instructores y, luego, para la selección de alumnos. Los alumnos debían: (1) aprobar los seis semestres de la Escuela; (2) realizar una pasantía en algún centro de investigación o departamento de investigación dependiente de alguna industria; y (3) realizar un trabajo final con la tutoría de algún profesor de la Escuela.

Rebeca Guber comentaba sobre las instalaciones en donde vivían los becarios:

Todos los becarios con excepción de algunos con familia en Buenos Aires... todos juntos vivían en un edificio en La Plata. Los departamentos tenían dos dormitorios con una sala para estudiar. Había cuatro por departamento y se ubicaban en una calle céntrica (Cherep de Guber, 2006).

Las exigencias con respecto a los alumnos fueron flexibilizándose con el tiempo. Comenzaron por exigir un mínimo de siete puntos como promedio general y de cinco puntos para cada materia para poder continuar con los estudios, pero, luego, se aplicaron pruebas complementarias y la aprobación de la materia se redujo a cuatro puntos. Además, de acuerdo con los promedios generales de los semestres, la calificación podía ser suficiente, regular o insuficiente. En este caso, quedaba a criterio del Comité Académico su permanencia en la Escuela.

Al principio, el Comité fue estricto y, en dos ocasiones, dieron de baja a alumnos. (Acta del Consejo Académico, 2006, septiembre). Posteriormente, ante el argumento del delegado de estudiantes de que algunas materias habían sido muy difíciles (Acta del Consejo Académico, 2006, diciembre) y en la medida en que la situación de la Escuela se hizo más inestable, las decisiones fueron también más flexibles. De hecho, en ocasiones en que los alumnos no llegaron al promedio mínimo establecido de siete puntos, se decidió mantenerlos como alumnos "aclarándose en cada caso que se observará su desempeño en el semestre próximo" (Acta del Consejo Académico, 2006, septiembre).

Respecto a las cuotas de alumnos, si bien siempre se trató que, del total de los 35 alumnos, 20 fueran argentinos y 15 latinoamericanos, hubo dificultades para que se presentaran estudiantes del exterior, por lo cual se bajó un poco las calificaciones necesarias para acceder a las becas en el caso de los estudiantes extranjeros. Una explicación fue la ineficaz propaganda que se hizo desde las delegaciones de la Argentina en el exterior. Por ello, se decidió intensificar la acción de la Escuela con respecto a sus comunicaciones con la Cancillería.

Aráoz Durand fue uno de los consultores que evaluaron a los alumnos. En sus palabras, los organizadores de la ESLAI esperaban captar alumnos con capacidades inusuales, "pequeños geniecitos". Esto no ocurrió. Era gente inteligente, pero muy dedicada que supo aprovechar al máximo las enseñanzas impartidas en la ESLAI. En otras palabras, que habían sido "bien formados" (Aráoz Durand, 2006).

Hubo un acuerdo unánime entre los profesores visitantes acerca del alto nivel que encontraban entre los estudiantes de la ESLAI. Los profesores eran enviados por poco tiempo, gracias a la ayuda de la CEE, por lo cual debían realizar un informe una vez finalizada la visita. Se invitaron a profesores que, en general, parecían estar relacionados con los directivos y profesores de la ESLAI. Por ejemplo, había varios de la Universidad de Grenoble donde había recibido su doctorado el Dr. Jorge Vidart. Otros provenían de Italia, Holanda y España.

El profesor Peyrin elogiaba la capacidad de los alumnos: "Es delicado inmiscuirse en el trabajo de otros... he sido sorprendido por la madurez de los estudiantes y por su gran espíritu crítico: la charla no fue un monólogo y se prolongó más de las dos horas previstas" (Peyrin, 1987, 24 de agosto). El profesor Jorrand no sólo destacaba la preparación de los alumnos, sino que los comparaba con sus alumnos de postgrado:

Este curso fue desarrollado dentro de excelentes condiciones. La ESLAI ofrece un cuadro de trabajo de primera calidad, tanto por sus instalaciones que por su muy buen nivel de estudiantes... El contenido del curso que presento corresponde a lo que en Francia constituye el DEA [Diploma de Estudios de Profundización de Francia]. Es un curso de postgrado similar a la maestría que se destaca por su orientación a la investigación], primer año de estudios doctorales. Los estudiantes han seguido este curso sin dificultades. Luego de las numerosas discusiones que he tenido con estudiantes y profesores, quedé impresionado por el nivel adquirido dentro del dominio de la informática fundamental e igualmente y muchas veces superior a los estudiantes de DEA en Francia (Jorrand, 1988, 18 de noviembre: 2).

La misma impresión manifestaba el Prof. Dr. H. A Partsch:

Los estudiantes de tercer año tienen una excelente educación, en particular, un amplio y profundo conocimiento en los fundamentos teóricos de la Ciencia de la Computación. Su nivel de conocimiento es definitivamente por lo menos igual que el de los estudiantes de último año de la mayoría de las universidades europeas. Ellos están muy motivados, ansiosos de recibir cosas nuevas y tienen una increíblemente alta capacidad de entender nuevos materiales tales como las de mi curso en muy poco tiempo. Esto llegó a ser obvio no sólo cuando se hacían discusiones técnicas durante las clases, en los cafés o durante el período del almuerzo, sino también evaluando los exámenes finales para mi curso. Dar el curso, fue un real placer (Partsch, 1988, 28 de noviembre).

El profesor Albano de la Universidad de Pisa comentaba la preparación del alumnado y lo relacionaba con su estricta selección:

Una de las sorpresas más grandes vienen de los estudiantes: resulta rápidamente evidente, de hecho, la aguda selección que ha permitido su admisión y su sólida preparación de tipo matemático de base sea más generalmente de tipo teórico. Por otra parte, poseen mucha experiencia de laboratorio, gracias a la dispobilidad de medios de cálculo y programas, por lo cual también desde el punto de vista práctico han dado prueba de saber realizar y desarrollar proyectos con buena capacidad. En fin, han demostrado una óptima autonomía, por lo cual, han sabido llevarlo a término sin requerir ulterior intervención de mi parte (Albano, 1989, 31 de julio).

Por otro lado, el profesor italiano señalaba algunas dificultades:

Si queremos encontrar un punto oscuro en este panorama, podemos hacer notar... los estudiantes están muy cargados de obligaciones imprescindibles por lo cual sólo pocos se aventuran a profundizar el estudio de modo personal, leyendo los textos presentes en la biblioteca de ESLAI. Se termina así por reconocer, por lo menos en lo inmediato, un lamentable desnivel tras la capacidad y posibilidad de efectuar una maduración y una reflexión personal de lo nuevo que van aprendiendo. Para obviar esto, debería repensarse la organización del laboratorio, de tal modo de dar más tiempo a la preparación personal (Albano, 1989, 31 de julio).

El profesor Orejas de la Universidad de Barcelona elogiaba a los alumnos y a los profesores:

Tengo que decir que quedé impresionado por el nivel que se ha alcanzado y más en las condiciones difíciles en que se desenvuelven. La preparación de los alumnos, que pude comprobar con el grado de seguimiento del curso y posteriormente, con la corrección de los trabajos presentados, es realmente alta. Desde luego, más alta que en Barcelona. Ello es debido, en mi opinión, por una parte a la selección inicial que se realiza para su ingreso y, sobre todo, a que, pese a las condiciones difíciles en que se mueve la ESLAI, se ha conseguido que las condiciones de trabajo de los estudiantes sean realmente envidiables. Lo que hay que agradecer a la dirección y, en general, a todos los profesores e instructores... (Orejas, 1990, enero: 2).

El Dr. Fernando Orejas se refirió explícitamente a los alumnos y expresó su interés de que alguno de ellos realizara sus estudios doctorales en la Universidad de Barcelona:

Concretamente, Marcelo Fiore me presentó un trabajo que había realizado en una visita a la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro sobre una formulación que había realizado, utilizando teoría de categorías... Del trabajo, me sorprendió gratamente el dominio que tenía de algunas construcciones categóricas no triviales. Con Lelia Vázquez, discutí ideas que tenía para realizar su trabajo de graduación. Orientándola para que estudiara la caracterización de las propiedades de completitud suficiente y consistencia jerárquica para especificaciones parciales, utilizando una transformación a especificaciones totales que habíamos desarrollado en Barcelona... El trabajo más interesante fue el que me presentaron Maribel Fernández y Fabián Levy Hara sobre el desarrollo de un laboratorio de reescritura. Especialmente, me impresionó el conocimiento que ya tenían de algunos de los últimos resultados en el área... Asimismo, estudiamos la posibilidad, que espero que pueda realizarse, de que Maribel Fernández pueda venir a Barcelona a realizar su tesis doctoral (Orejas, 1990, enero: 2).

Gracias al nivel de los alumnos, un gran porcentaje de ellos fue invitado para terminar sus estudios doctorales en el exterior; algunos se dedicaron a la investigación y otros terminaron creando consultorías y compañías de computación.

 

La desaparición de la ESLAI

Las opiniones de profesores, especialistas y funcionarios es casi unánime: la razón del virtual cierre de la ESLAI fue política5. Es decir, el cambio de gobierno ocurrido en julio de 1989 fue decisivo en la desaparición de la Escuela. Después de un duro verano en el que la crisis financiera, económica y energética debilitó aún más el gobierno de Alfonsín, tuvieron lugar, en mayo, las elecciones presidenciales. El vencedor fue el candidato peronista Carlos Saúl Menem. Ante los disturbios sociales y la inestabilidad política, Alfonsín resolvió adelantar su retiro y el nuevo presidente electo asumió el poder en julio de ese año. Una vez en el poder, Menem designó a Raúl Matera, un conocido neurocirujano y antiguo dirigente peronista, como Secretario de Ciencia y Técnica. Bajo su mandato, la ESLAI dejó de funcionar. Las diferencias ideológicas pudieron ser los mo tivos del abandono del proyecto de la Escuela.

Fliess (2005) argumenta que parte de la oposición peronista provenía de una discriminación ideológica y racial: "la razón principal era el desprecio de Matera y su entorno, especialmente Sassali porque los consideraba zurdos6 y los despreciaba porque eran judíos". Milchberg también relacionaba las actitudes del nuevo gabinete en la SECYT con los aspectos ideológicos:

Creo que hubo varios factores que convergieron en el cierre de la ESLAI. Y coincido en que borrar lo que hizo el gobierno anterior fue uno de los factores importantes. No sólo porque era obra de un gobierno radical, sino porque, además, quien estaba a cargo de la SECYT en particular, creador de la ESLAI con la Dra. R. Guber, no era radical, sino que era el Dr. Manuel Sadosky, quien para algunos sectores retrógrados era mucho "peor" (Milchberg, 2006).

La opinión del Dr. Milchberg coincide con la de otros actores involucrados que creen que un sentimiento anti-Sadosky primaba en el nuevo gobierno. Por ejemplo, Julián Aráoz Durand relacionaba esta animadversión hacia el grupo Sadosky con antiguas enemistades: "la causa del cierre fue el nombramiento en la secretaría [SECYT] de personas que habían perseguido a Sadosky en la universidad y que impidieron la entrega de fondos que estaba aprobada por el Congreso" (Aráoz Durand, 2006). Pero también aseguraba que tenía enemigos en el mismo gobierno radical:

Tanto Sadosky como Guber provenían del Partido Comunista Argentino del cual se habían alejado por desavenencias con su cúpula. Para algunos sectores del radicalismo, esto era mal visto. Por ejemplo, el Rector de la UBA en ese momento, Francisco Delich, no los quería (Aráoz Durand, 2006).

Pero los entrevistados señalaron otros factores, además del ideológico. Uno, relacionado con una postura tradicional de los gobiernos argentinos: la desvalorización de las acciones realizadas por los antecesores. La Doctora Guber lo explicaba de esta manera: "[...] porque hay una mala costumbre. Uno puede decir que es argentina [la costumbre] pero en muchos países pasa lo mismo. Lamentablemente, un nuevo funcionario, casi por definición, destruye lo del anterior" (Cherep de Guber, 2006).

Lo mismo señalaba Correa:

[...] hubo un cambio y como tantas veces se dio en la Argentina se dio con estas situaciones de falta de continuidad, se consideró que todo lo anterior es malo... el sesgo de nuevo. Yo creo que muchos consideraron que no era un proyecto que podían considerar como propio y no le dieron sustentabilidad al proyecto (Correa, 2006).

Por otro lado, como admite él mismo, no se había pensado en otra alternativa:

[...] yo no creo que hubiera sido el tema del gasto... uno hubiera podido pensar otras cosas como que no era necesario que fuera especial, que la formación podría darse en las universidades. Podría haber habido otros argumentos. Sin embargo, no creo que hubieran pensado en otras alternativas, sino que no había interés en seguir con ese proyecto... se despoja esa iniciativa sin activar una acción (Correa, 2006).

Retornando a las razones ideológicas, Aráoz Durand argumenta que el nuevo Secretario de Ciencia y Técnica no fue el principal responsable de la desaparición de la ESLAI, sino sus allegados:

La causa de la desaparición de ESLAI fue política. Matera fue nombrado en ese cargo por descarte, ya que él pretendía ir a Salud. Se relacionó con gente que estaba comprometida con la expulsión de Sadosky y su reemplazo en UBA (Correa, 2006).

La versión que da Jorge Vidart coincide con esta tesitura: "Entraron [en SECYT] Cersósimo y Sassalli. Eran los principales, ya que Matera no estaba bien para comandar estas cuestiones. Se hizo todo para sobrevivir, pero tradicionalmente los gobiernos tiran abajo todo lo que hacen los demás" (Vidart, 2006).

El que fuera asesor de Matera en la SECYT, el Ing. Enrique Draier, recuerda:

Desde mi parte, hice todo lo posible para que ESLAI se mantuviera. Inclusive hablé con Matera de este proyecto. Él lo comprendió y lo integró en un discurso que emitió en una reunión de empresarios y técnicos. Sin embargo —contaba— tanto el Subsecretario de Informática, Sassali, como, particularmente, el Secretario Técnico Cersósimo estaban en contra de mantener financieramente a la Escuela. Yo discutí muchas veces con ellos sobre la ESLAI (Draier, 2006).

Sin embargo, Fliess admite que no fue una única razón la que decidió el agotamiento de la ESLAI.

Pero también hubo un concadenamiento de factores, la pérdida de apoyo financiero de IBI, las internas dentro del gobierno de Menem. Por ejemplo, Cafiero [Gobernador de la Provincia de Buenos Aires por el peronismo 1987-1991] que había respaldado a ESLAI no la apoyó más cuando cambió el gobierno... también la crisis económica, la hiperinflación... (Fliess, 2006).

Otros actores también manifiestan el rol que desempeñó el gobierno radical:

Los motivos pueden ser varios: por un lado, la posición de los peronistas que no querían un proyecto que fuera llevado a cabo por radicales. Por otro, los radicales la dejaron morir. Su extinción comenzó con los problemas económicos del país. No se fueron a tiempo de ESLAI y el financiamiento comenzó a disminuir. Se realizaron varios intentos de que se mantuviera ESLAI. Uno de ellos fue conversar con gente de la SECYT y con diputados y senadores. Irónicamente, un congresista que tuvo interés fue un diputado de Rico7. Fue porque era un partido de origen nacionalista (Baum, 2006).

Pero también se hicieron algunas críticas a los errores de la dirección de la Fundación Informática y de los funcionarios radicales en la SECYT:

La ESLAI dependía de una fundación [Fundación Informática] y cuando se vino la debacle [antes de la renuncia de Alfonsín a mediados de 1989], ya comenzó la crisis. Los directivos de la fundación no supieron manejar la situación y la cosa se desbandó bastante... es probable que, si hubieran buscado otras formas de financiamiento internacional o hubieran promovido algún tipo de servicios la situación hubiera sido otra, pero eso tampoco hay forma de probarlo (Baum, 2006).

Respecto a la búsqueda de otras fuentes de financiamiento, Aráoz Durand afirma que ya se había puesto en práctica: "había habido reuniones en Montevideo con un grupo de la UNESCO para que se hiciera cargo de la ESLAI. Esto fue en el año 1989, pero no hubo tiempo" (Aráoz Durand, 2006).

De esta manera, la ESLAI nunca fue clausurada formalmente, sino que se disolvió por causas diversas entre las que se encontraron la ausencia de financiamiento y la consecuente disolución del plantel de profesores y el reacomodo de los estudiantes que todavía no habían terminado los cursos en otras universidades como la de Buenos Aires. Pero, aunque coincidamos parcialmente, en que las razones ideológicas y la costumbre de los gobiernos argentinos de sospechar de las obras realizadas por los gobiernos anteriores tienen validez, cabe analizar otras motivaciones.

Por un lado, estaban las razones económicas. Durante el gobierno de Alfonsín, habían tenido lugar varias crisis económicas con estancamiento en la producción y etapas de hiperinflación. Planes de estabilización como el Plan Austral (1985) —a través del cual se devaluó la moneda— y el Plan Primavera (1988) trataron de sacar al país adelante; pero, después de una breve reactivación, los problemas continuaron. En el verano del año 1989, se sumó a la crisis energética, el vaciamiento del tesoro nacional y las primeras movilizaciones sociales violentas en donde se saqueaban comercios. La situación era caótica, por lo cual una discusión a fondo del futuro de la ESLAI era un problema secundario. Cuando Menem asumió el gobierno, su primera medida fue atacar la hiperinflación. El primer gabinete de funcionarios provenientes de la multinacional Bunge y Born no lo lograron. Fue Domingo Felipe Cavallo, antiguo funcionario de la dictadura, el que, a través del Plan de Convertibilidad, inició un período de reconversión económica y estabilidad en 1991 (Castiglione, 1996: 6-14).

Los problemas de la ESLAI no escapaban de la situación caótica que sufría el país. Por un lado, algunos testigos y funcionarios de la ESLAI aprecian que los integrantes de la Fundación Informática no fueron lo suficientemente diplomáticos con el gabinete de Matera. Por otro lado, aducen que carecieron de visión política al no solicitar, con suficiente antelación, financiamiento a otras organizaciones internacionales y a las empresas. La principal fuente de recursos de la ESLAI se convirtió en la SECYT, sin tener en cuenta que ésta era un organismo altamente político y que, si ganaba el peronismo, quedaría en otras manos (Baum; Vidart, 2006). Según palabras de Draier: "[los organizadores de la ESLAI] pecaron de soberbia al pensar que un organismo así podía durar bajo otro gobierno" (Draier, 2006).

La asunción de Menem a la Presidencia fue definitoria para el futuro de la ESLAI. No bien inició su administración, en julio del 1989, se produjeron problemas económicos en la escuela. Ya en noviembre de ese año, la situación era problemática no sólo por las renuncias de docentes, sino porque las perspectivas de la escuela influían en los resultados de los exámenes de los alumnos que habían bajado su performance promedio (Escuela Superior Latinoamericana de Informática, 1989, noviembre). En diciembre de ese año, se hablaba de "la enorme reducción de remuneración del personal" y de los cargos vacantes de Jefe de laboratorio de software, técnico de software y asistente de secretaria académica. Además, se preveía que en pocos meses se agotarían las partidas presupuestarias existentes. En el mismo documento, se agrega que, de las gestiones que se realizaron con el secretario Matera, se dispuso la adjudicación de partidas que podrían solventar a la institución en un período de dos años. Pero estos pagos se habían demorado y con las variaciones en el valor de los australes, sólo equivaldría al 17% del total. El documento hace referencia a que ese dinero consistía en las obligaciones de pago que tenía la Argentina con la IBI y que fueron directamente dirigidas a la ESLAI, cuando la IBI cerró sus puertas en Italia (ESLAI, 1989, 29 de diciembre).

De acuerdo con actas posteriores, la liberación de pagos por parte de la SECYT permitió a la ESLAI la obtención de un crédito del Banco Provincia de Buenos Aires para hacer frente a los pagos más urgentes: remuneraciones y becas. De acuerdo al Comité Académico del 28 de diciembre de 1989, las tratativas con Matera persistían y estaban de acuerdo en que la Escuela dependiera de una fundación. Sin embargo, los miembros de la misma deberían cambiar, ya que se incorporarían representantes de SECYT.

Como no había noticias de la SECYT, a principios del año 1990, Jorge Aguirre y el Prof. Malek tuvieron una entrevista con el Dr. Sassali y el Ing. Draier del gabinete de Matera y, en ella, fueron informados de que el ingreso de representantes de ese organismo a la Fundación no resolvería el problema de la Escuela, por lo cual se sugería la creación de un Instituto del CONICET y el traspaso de todos los bienes de la ESLAI a esa institución (ESLAI, 1990, 11 de abril). Cuando el Comité Académico fue anoticiado de estas novedades, dispuso mandar a los medios académicos y científicos una declaración sobre la situación por la cual atravesaba la Escuela (ESLAI, 1990, 27 de abril).

Hacia mediados del año 1990, la situación parecía mejorar. El Ing. Draier del gabinete de Matera parecía convencido de que la solución no estaba en crear un instituto del CONICET, por lo que sugirió que se creara un Programa Nacional para gestionar fondos para asegurar la continuidad de la ESLAI, en la que participarían representantes designados por la SECYT. Por otro lado, el 3 de julio, Matera había dispuesto la asignación de una partida con destino a la Escuela para afrontar los gastos más urgentes (ESLAI, 1990, 28 de junio).

Las reuniones que tendrían que haber continuado entre el Dr. Cavallari de la Fundación Informática, el Dr. Vidart, de la ESLAI y el Dr. Sassali, de la SECYT, no llegaron a realizarse. La idea era que la SECYT proveyera fondos por lo menos por tres meses a cambio de que la Fundación Informática incluyera en sus filas al Ing. Draier, a dos científicos, a dos representantes de empresas, así como al Rector de la Universidad de Luján. Sin embargo, esto no ocurrió. La reunión se suspendió cuando la SECYT anunció que no podía contar con los fondos solicitados. Según el testimonio de Draier: "la razón principal estuvo en la oposición de Cersósimo. Pero esta persona, aparentemente, provenía de la agrupación de derecha "Guardia de Hierro" y había sido impuesta a Matera por autoridades superiores. Matera no podía hacer nada al respecto" (Draier, 2006).

Como consecuencia de ello, el Dr. Vidart dispuso la cancelación del pago de sueldos y becas. También se cerró el comedor y se suspendieron los medios de transporte. Virtualmente, la ESLAI se clausuró cuando se suspendieron las clases y los alumnos latinoamericanos retornaron a sus países (ESLAI, 1990, 4 de octubre). Si bien el Comité continuó reuniéndose hasta al menos el 3 de julio de 1991, su función era la de aprobar o convalidar los cursos que los alumnos realizaban en otras universidades.

La propuesta de la ESLAI era clara. Deseaba mantener su independencia institucional con respecto a la SECYT. No deseaba ser un organismo oficial, ya que, de esa manera, podría recibir fondos directamente de organismos internacionales. Por otro lado, quería mantener la representación equilibrada de los empresarios, los funcionarios y los investigadores en la Fundación Informática. En cambio, la SECYT no deseaba continuar solventando un proyecto que no había iniciado su gobierno y en el cual no podía intervenir directamente.

 

IV. CONCLUSIONES

En primer lugar, la creación de la ESLAI debe enmarcarse dentro del cuadro progresista que el Dr. Alfonsín quiso dar a su obra de gobierno. La informática era un área atrasada tanto científica como industrialmente en el país. Alfonsín elaboró proyectos de cambios modernos en el país. Dentro de su Plan de Desarrollo del Complejo Electrónico, sin duda, la creación de la Escuela Superior de Informática fue uno de sus grandes logros.

En segundo lugar, se hace evidente que la conformación de la ESLAI era consistente con su política exterior dirigida a estrechar lazos con Latinoamérica y los países europeos. Los capitales europeos, y no los norteamericanos, fueron las principales fuentes de cooperación de la Escuela. Por otro lado, la apertura de sus clases a ciudadanos de otros países latinoamericanos y la relación con Brasil —a partir especialmente de las EBAIs— demuestran esta vinculación.

En tercer lugar, si bien disensos políticos, especialmente ideológicos, impidieron la continuación de su actividad, deben sumarse a estos, la grave crisis económica recibida del gobierno de Alfonsín y los planes de estabilidad que recortaron sustancialmente los gastos del Estado. Todo esto fue un impedimento para la financiación de ESLAI, aunque la relación de la ESLAI con la SECYT hubiera ido por mejores carriles. Finalmente, la falta de previsión política de los organizadores de ESLAI también fue un factor determinante. Aparentemente, la actitud coincidía con el optimismo generalizado del gobierno radical destinado a perpetuarse8. No creyeron que el proyecto político pudiera fracasar y que una institución tan original tuviera necesidad de buscar apoyos en otras fuentes de financiamiento.

La ESLAI nos produjo un interés especial por ser un proyecto de vanguardia llevado a cabo por el primer gobierno constitucional después de un largo período de dictadura militar. Poseía ciertas características que lo hizo único en el sistema universitario argentino con excepción del Instituto Balseiro de estudios atómicos, dependiente de la Universidad Nacional de Cuyo. Sin embargo, a diferencia del Instituto Balseiro, su vida se extinguió en pocos años. Nuestra hipótesis de trabajo fue la siguiente: al haber sido parte de un proyecto político de modernización producido por el gobierno de Alfonsín, a pesar de la excelencia de sus profesores y alumnos, era muy dependiente del destino político del Presidente. Una vez que el gobierno radical comenzó a tener problemas, el "proyecto ESLAI" también tambaleó. Más tarde, el gobierno justicialista le quitó toda posibilidad de mantenerse financieramente, con lo cual su destino no fue otro que la disolución.

Como coinciden los profesores y graduados entrevistados, con posterioridad a la ESLAI no hubo en el país un centro académico y de investigación de excelencia con características semejantes. La ESLAI fue un experimento inédito para la enseñanza de las ciencias informáticas en la Argentina. Por un lado, las carreras de informática que se dictaban en la Argentina nunca alcanzaron el nivel desarrollado en esos pocos años.

En efecto, el hecho de que los alumnos y profesores fueran seleccionados entre los mejores de su rama, significó para el momento un salto significativo. Por otro lado, la idea inicial de la ESLAI fue la de crear no sólo un centro de estudios de grado, sino un futuro instituto de postgrado que constituyera una masa importante de estudiosos que dedicaran su tiempo a la investigación básica y aplicada en el campo de la informática. El hecho de que este proyecto abortara tan rápidamente impidió que durante años se realizaran en el país, muchos estudios de postgrado con calidad académica; y, además, que no se constituyera un campo fértil para las investigaciones básicas, a diferencia de otros países en donde esto sucedía desde hacía mucho tiempo, como Brasil e India, que poseen importantes centros académicos.

Si bien muchos de los egresados de la ESLAI tuvieron oportunidad de viajar y doctorarse en el exterior, en las mejores universidades europeas, pocos fueron los que al volver pudieron dedicarse a la investigación pura y aplicada, al existir pocos centros de investigación informática en el país. Al respecto, un graduado de la ESLAI y Director de una consultora especializada en informática, Daniel Yankelevich, consideró que no existieron grandes inversiones en ese campo luego de la ESLAI. Si tal hubiera sido el caso, Argentina hubiera llegado a los niveles de producción de India y exportaríamos productos informáticos tanto como soja y trigo, con la diferencia de que los primeros suponen una mayor utilización del conocimiento (Salduna, 2005, 5 de octubre).

Dentro de lo positivo, la ESLAI produjo profesores que se dedicaron a formar gente en algunas universidades nacionales —como la de Río Cuarto, en la provincia de Córdoba, y la del Centro de la Provincia de Buenos Aires— y, en el exterior, en Venezuela y Uruguay. Por otro lado, influyeron para que se tomara en cuenta a la informática como ciencia suficientemente independiente de la física y la ingeniería electrónica. También, al poco tiempo, se creó la SADIO que congrega a los graduados en ciencias informáticas. Asimismo, el día de hoy existe una política que beneficia a la informática a través de subsidios y exenciones impositivas.

En la actualidad, la situación de la ciencia informática ha mejorado ya que se han incrementado los estudios en el área, se realizan investigaciones y el número de graduados y estudiantes ha aumentado. Sin embargo, la cantidad de profesionales no es significativa. Sólo el 4% de los estudiantes universitarios del país realizan estudios relacionados con la tecnología informática. Cada año, egresan cerca de 3 500 graduados entre profesionales y técnicos informáticos. Esa cantidad es insuficiente debido a que la industria demanda anualmente cerca de 15 mil.

Por otro lado, las inversiones que se realizan desde el campo oficial y privado son pocas. Recién en el año 2000, se creó en el CONICET, el principal centro de investigación estatal argentino, una comisión encargada de entender estudios de informática separados de la física y la ingeniería. En cambio, en los países llamados de las tres I: Irlanda, India e Israel existieron políticas de Estado para desarrollar los estudios informáticos a través de becas, subsidios y demás formas de impulso. Por ejemplo, Irlanda destina, desde hace años, gran parte de su presupuesto estatal a incentivar el estudio de la informática en las universidades. Sólo la Facultad de Electrónica e Informática de la Universidad de Limerik posee 8 000 alumnos estudiando ciencias informáticas y electrónicas. Esta misma universidad posee 400 alumnos de postgrado, siendo la principal institución de estudios superiores dedicadas a la informática en el país. Mientras que, en Argentina, había, en las instituciones públicas, un total de 949 alumnos de postgrado en ciencias de la ingeniería y la tecnología en el año 2006. En ese mismo período, se habían graduado 46 nuevos doctores en ciencias de la ingeniería y la tecnología (Ministerio de Educación de la República Argentina, 2006). Sin duda, la carencia de profesionales e investigadores en ciencias de la informática es un punto débil para un país como el nuestro que está mejorando cualitativa y cuantitativamente la producción y exportación de software.

Valdría la pena mencionar, en pocas palabras, las derivaciones del plan estratégico para desarrollar la industria informática en la Argentina, el cual dio origen a la creación de la Escuela. En ese sentido, las políticas planificadas por el gobierno de Alfonsín no tuvieron suficiente éxito. Es decir, las reglamentaciones que favorecían mediante la exención impositiva y los préstamos a industrias que realizarían polos de desarrollo —como fueron las que se planearon en Córdoba y Rosario— no tuvieron éxito.

Varias fueron las causas de su fracaso: la inestabilidad financiera y económica del país; el cambio de reglas en la legislación que desalentaba la inversión en el sector; y la reestructuración y achicamiento financiero del aparato estatal, principal futuro consumidor de los productos informáticos. Finalmente, hacia la década de 1990, en principio, la apertura al mercado internacional —llevada a cabo por las nuevas autoridades gubernamentales— no fue alentadora para el plan, el cual quedó sin efecto (Azpiazu, Basualdo y Nochteff, 1990).

Sin embargo, es interesante que, sin ayuda estatal, se fuera formando un destacable sector industrial informático en la Argentina, a partir de la década de 1990. En efecto, de acuerdo a los estudios sobre el sector, si bien en los últimos años ha habido un impulso generado por la política del gobierno, este desarrollo ha sido esencialmente espontáneo. Con la apertura de la economía en esa década; la radicación de capitales extranjeros y la instalación de industrias de servicios —especialmente en telecomunicaciones— la demanda de productos software creció a un ritmo muy rápido. Además, a pesar de que no hubo "modelos de desarrollo" para el sector, la industria informática no sólo se constituyó en un proveedor para el mercado local, sino que también ha incrementado significativamente su poder exportador (López y Ramos, 2008).

 

Referencias

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Notas

1 El Instituto Balseiro es un centro de estudios de grado y de postgrado en física y en ingeniería. Depende de la Comisión Nacional de Energía Atómica y de la Universidad Nacional de Cuyo (Argentina). Tiene como particularidad contar con alumnos y profesores de tiempo completo. Sus exámenes de ingreso son muy estrictos y una vez seleccionados, los alumnos gozan de un sistema de becas óptimas con alojamiento incluido. A diferencia de la ESLAI, se creó en la década de 1950 y nunca se desintegró. También está situada en una de las más privilegiadas zonas turísticas de Argentina, San Carlos de Bariloche, en la Provincia de Río Negro.

2 Ver: Aguirre, J. y Carnota, R. (2004, 22 de febrero). "Dos emprendimientos regionales transformadores del Sistema de Educación Superior de Informática". Sociedad Argentina de Informática e Investigación Operativa (SADIO). Consultado en septiembre de 2008. Disponible en: http://www.sadio.org.ar/modules.php?op=modload&name=News&file=article&sid=51.

3 Alfonsín calificaba así a una nueva era que superara al Radicalismo de la década de1920 y al Peronismo de las décadas de 1940 y 1950.

4 Recordar, desde la derecha, al Presidente Perón y sus políticas del ABC (Argentina, Brasil y Chile) y, en la década de 1970, sus anhelos de una Latinoamérica unificada. Desde la izquierda, el político Jorge Abelardo Ramos fue autor del libro "América Latina, un país".

5 La ESLAI nunca se cerró formalmente. Hasta hace muy poco había estudiantes que habían comenzado sus estudios en la ESLAI y que los habían terminado en otras universidades (Aráoz Durand, 2006).

6 Así se denomina en la Argentina a los izquierdistas.

7 El Tte. Coronel Aldo Rico encabezó levantamientos militares durante el gobierno de Alfonsín. Más tarde, creó un partido, el MODIN. Tenía una posición abiertamente de derecha.

8 A través del "Tercer Movimiento Histórico". Su perpetuación en el poder parecía ser el origen de la reforma constitucional y el establecimiento de un régimen semipresidencialista.

 

Información sobre la autora

María Fernanda Arias: Master in Political Sciences por la Universidad de Connecticut y Doctora en Ciencias Políticas por la Universidad Católica de Argentina. Es investigadora del Consejo de Investigaciones Científicas y Técnicas de la Argentina (CONICET) y se desempeña como investigadora en el Centro de Estudios Interdisciplinarios de Educación, Cultura y Sociedades (CEIECS) de la Universidad de San Martín.

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