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CONfines de relaciones internacionales y ciencia política

versión impresa ISSN 1870-3569

CONfines relacion. internaci. ciencia política vol.4 no.8 Monterrey ago./dic. 2008

 

In fieri

 

Una alternativa de participación política. Las Redes Ciudadanas del PRD en Nuevo León

 

A political participation alternative. PRD's citizen networks in Nuevo Leon

 

Angélica Hernández Ramírez*

 

* Estudiante de la Maestría en Análisis Político y Medios de Información en la Escuela de Graduados en Administración Pública y Política Pública. angelica.hernandezr@gmail.com

 

Fecha de Recepción: 18/08/08
Fecha de Aceptación: 19/09/08

 

Resumen

Durante el proceso electoral de 2006, se habló mucho sobre la participación de las redes ciudadanas en la campaña presidencial de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y de la gran capacidad movilizadora que éstas tenían en favor del Partido de la Revolución Democrática (PRD). Lo que parecía una sencilla organización social en redes ciudadanas pasó a cobrar vital importancia para la subsistencia del partido. El presente documento revisa el proceso de gestación de las redes ciudadanas del PRD en la ciudad de Monterrey, y establece la función que éstas tienen, en cuanto herramienta de reconstrucción de la base social del partido. También, estudia brevemente el fenómeno de incorporación del modelo de redes ciudadanas a la estructura pública en un claro proceso de institucionalización, con lo que se llega a establecer condiciones generales de la relación entre las redes ciudadanas y el gobierno del Estado de Nuevo León.

Palabras clave: redes ciudadanas, partidos políticos, PRD, AMLO, relación redes ciudadanas-gobierno.

 

Abstarct

During the 2006 Mexican electoral process, the participation of citizen networks in the presidential campaign of Andres Manuel López Obrador (AMLO) and their great capacity to mobilize in favor of the Democratic Revolution Party (PRD) were greatly discussed. What seemed like a simple social arrangement of citizen networks, turned out to be of vital importance for the party's subsistence. This document goes through the gestation process of PRD citizen networks in Monterrey and establishes the function they have as the reconstruction device of the party's social base. It also studies briefly the phenomenon of incorporation of the citizen networks model to the public structure in an evident process of institutionalization, which allows establishing the general conditions for the relationship between citizen networks and the government of Nuevo Leon.

Keywords: citizen networks, political parties, PRD, AMLO, relationship between citizen networks and government.

La confianza no es por decreto. -el funcionario

 

I. INTRODUCCIÓN

La política ha cobrado un significado negativo ante los ojos de buena parte de la ciudadanía, quien, lejos de desear participar en ella, permanece lo más alejada posible. Ante esta situación, los partidos políticos y algunos sectores de la sociedad han comenzado a buscar medios alternativos de participación política. Uno de ellos está formado por las redes ciudadanas que podrían facilitar una participación directa mayor que la de los propios partidos, y que podrían constituir, en ocasiones, grandes masas de individuos dispuestos a integrarse en el sistema político.

Así, pues, surge la duda sobre la diferencia entre las redes ciudadanas y los partidos políticos en su origen, en sus mecanismos de participación, en sus fines, metas u objetivos. Estas herramientas que caracterizan a las redes ¿le otorgan un valor agregado a la participación política ciudadana? ¿Las redes constituyen un actor político alternativo? ¿Las redes son un mecanismo idóneo para reconstruir las bases sociales de los partidos? Surgen estas inquietudes después de constatar la incapacidad de los propios partidos para convocar a los ciudadanos y rescatarlos, en términos de participación política.

Por lo anterior, los temas que nos ocupan son la participación política y las redes ciudadanas. El objetivo general del trabajo es: analizar la manera en que el Partido de la Revolución Democrática (PRD)1 ha utilizado las redes ciudadanas como un espacio para lograr la participación política de la sociedad en el Estado de Nuevo León, de cara a la elección presidencial del 2 de julio de 2006.

Las Redes Ciudadanas2 utilizadas por el equipo de Andrés Manuel López Obrador (AMLO)3, para la candidatura a la Presidencia de la República por el PRD, en las elecciones de julio del 2006, tuvieron un éxito notable en cuanto a la movilización ciudadana que generaron. Al ser Nuevo León un estado visiblemente no perredista, el fenómeno de AMLO y sus redes resultaron importantes por la capacidad de convocar a la ciudadanía en torno a un tema político. El análisis se realizó específicamente en la ciudad de Monterrey, Nuevo León4.

Un análisis, como el propuesto, permitirá conocer algunas herramientas que suponen un éxito movilizador de masas. También, permitirá conocer las acciones y estrategias que utilizaron estos ciudadanos no políticos (según su propio discurso) para atraer a sus pares, y adentrarlos en el modelo de participación ciudadana de las redes. La unidad de análisis de este trabajo son principalmente las Redes Ciudadanas de AMLO. El periodo de tiempo para la observación de las Redes Ciudadanas del PRD fueron los meses de marzo, abril y mayo anteriores a las elecciones del 2 de julio de 2006, fecha en que se realizó la elección. La investigación es cualitativa, ya que se realizaron cuatro entrevistas con: 1) un representante de las Redes Ciudadanas; 2) un representante de la oficina de Participación Ciudadana del Estado de Nuevo León; 3) un abogado y activista social vinculado a las redes y 4) un psicólogo político y fundador de redes ciudadanas en Monterrey. Además, se realizó una observación participante de una asamblea y un análisis de contenido del sitio web que, para efectos de este artículo, no fue incluido. La naturaleza del análisis es básicamente descriptiva. El tema es abordado desde la teoría de las organizaciones y desde las definiciones conceptuales de partidos políticos y sociedad red.

De tal modo que las preguntas guía son:

• ¿En qué se parecen y/o se diferencian, en general, las redes ciudadanas de Nuevo León y los actores tradicionales, por una parte, y, por otra, sus metodologías de participación política?

• ¿Cuáles son las herramientas que utilizan las redes ciudadanas del PRD como medio de movilización y participación política de los ciudadanos del Estado de Nuevo León?

• ¿De qué manera se vinculan las redes ciudadanas y los partidos políticos? En general, ¿qué papel jugaron las redes en el PRD?

 

II. REVISIÓN CONCEPTUAL

Como mencioné al final de la sección anterior, los conceptos que utilizaré para sustentar teóricamente el trabajo son: partidos políticos y sociedades red, además de hacer referencia a lo escrito sobre la relación entre las redes ciudadanas y el gobierno.

 

Los Partidos Políticos

Un partido político es al menos: "1) una organización política, 2) que funciona como actor colectivo, 3) para participar directamente en las decisiones de gobierno, 4) mediante el planteamiento de proyectos políticos generales y la presentación de candidatos a elecciones" (Revilla, 2002: 48). Adicionalmente, se le toma como "una organización (...) que rivaliza por obtener el apoyo popular (...) es el gran intermediario que une a las fuerzas e ideologías de la sociedad con las instituciones oficiales del Gobierno" (Neumann, 1965: 597). Su común denominador es la presentación de candidatos en un proceso (Neumann, 1965: 596). Como dicen Katz y Mair, son medios para movilizar a la masa (1997).

Ahora bien, para Stokes, los partidos políticos buscan expresar y canalizar los intereses de la sociedad; también, ofrecen a los ciudadanos opciones predecibles para el ejercicio de su voto; se vinculan con el gobierno y la sociedad; establecen orden en los procesos legislativos y disciplinan a los políticos (1998: 13-46). Por eso, un partido no es una unidad ni social, ni económica, ya que debe basarse en un programa que, en teoría, debe ser la expresión de los intereses de una clase o grupo social (Michels, 1997: 174). Partiremos de este concepto de partido político para vincularlo con el otro concepto de nuestro interés: las sociedades red.

 

Sociedades Red

La sociedad y las empresas han cambiado su modelo de organización para adaptarse a las condiciones impredecibles que marcan los cambios económicos y tecnológicos, cambios que son definidos como "el paso de las burocracias verticales a la gran empresa horizontal" (Castells, 1999: 192). Estos cambios parecen caracterizarse por siete tendencias fundamentales:

1) organización en torno al proceso, no a la tarea; 2) jerarquía plana; 3) gestión en equipo; 4) medida de los resultados por la satisfacción del cliente; 5) recompensas basadas en los resultados del equipo; 6) maximización de los contactos con los proveedores y clientes; 7) información, formación y retención de los empleados en todos los niveles (Castells, 1999: 192).

Para Castells (1999), la organización diferenciada, y culturalmente particular, de la sociedad moderna está basada en redes. La sociedad red a la que se hace referencia es una que echa mano de recursos tecnológicos modernos como la Internet. Ésta constituye "la base tecnológica de la forma organizativa que caracteriza a la era de la información: la red. [Esto es] un conjunto de nodos interconectados" (Castells, 2001: 15). Estas redes se caracterizan actualmente porque adquieren vida al "convertirse en redes de información" (Castells, 2001: 15). Así, no sólo el gobierno vigila a los ciudadanos, sino estos también pueden vigilar a su gobierno. De tal modo que las redes ciudadanas puedan convertirse "en un instrumento de control, información, participación, e incluso de toma de decisiones estructurado de abajo arriba" (Castells, 2001: 211).

El efecto más directo de la informática en la estructura social, tiene que ver con el empoderamiento de las relaciones sociales. Históricamente, dicho empoderamiento ha investido a organizaciones e instituciones, organizadas en torno a centros jerárquicos de poder. Así, las redes disuelven estos centros, desorganizan el concepto de jerarquía y hacen materialmente imposible el ejercicio del poder jerárquico tradicional; tampoco contemplan el procesamiento de instrucciones dentro de la red, de acuerdo con las nuevas reglas morfológicas de éstas (Castells, 2000: 19). De esta forma, las redes se caracterizan como "forma de organización plural, horizontal y democrática" (Redes Ciudadanas, 2006).

El Estado reacciona ante este fenómeno transformándose a sí mismo en una red estatal. Cambiando el concepto de centros por el de nodos que comparten el poder, y constituyéndose en una red de relaciones institucionales (Castells, 2000: 19). Por eso, las mismas redes se anuncian en pro de un proyecto de nación (el Proyecto Alternativo de Nación)5, a favor del Estado de Derecho, la democracia y la justicia imparcial (Redes Ciudadanas, 2006).

Por otro lado, hay muchos autores que nutren el tema con sus perspectivas sobre las sociedades red haciendo anotaciones incluso en el nivel más básico. Por ejemplo, para Arce (2004), se pueden establecer algunas características del trabajo en red con base en la idea dicotómica de colectividad/individualización:

• "Una red es un espacio de trabajo flexible pero a la vez con reglas claras para todos,

• No es un espacio gremial pero cuida y potencia a sus miembros,

• Algunas pueden ser muy selectivas en sus miembros pues sus objetivos son estratégicos y a largo plazo; a unos no les interesa crecer en afiliados,

• O pueden ser muy abiertas y tener una política muy agresiva de afiliación masiva, política que luego la reorganizan según sus intereses y/o prácticas (ejes temáticos, etc.),

• Otras pueden tener objetivos vinculados a coyunturas de emergencias y a su accionar urgente; por lo tanto, contiene gran heterogeneidad y desniveles entre sus miembros,

• Pero en todos, su permanencia depende principalmente de la confianza y las prácticas comunes entre sus miembros"

Como se puede observar, las Redes son una individualización de lo colectivo per se.

 

La relación entre las redes ciudadanas y el gobierno.

Para entretejer la relación que existe, entre las redes ciudadanas y el gobierno, es indispensable pensar a las primeras como sociedades civiles generadoras de opinión pública y, con base en ello, establecer la relación. Es decir, el vínculo entre ambos es la opinión pública.

El término sociedad civil va más allá de "la esfera de una economía reglada a través de los mercados de trabajo, de capital y de mercancías" (Habermas, 1981: 33); es la población organizada, es decir, la ciudadanía. En un sentido más amplio, se dice que la sociedad civil está constituida por asociaciones voluntarias que están fuera del mercado y que, en tanto que son ciudadanas, también están fuera del ámbito del Estado. "Se extienden desde iglesias, asociaciones culturales y académicas, pasando por los medios independientes, sociedades de deporte y tiempo libre, clubs de debate o foros e iniciativas de ciudadanos, hasta asociaciones de profesionales, partidos políticos, sindicatos y organizaciones" (Habermas, 1981: 33).

Como mencioné al principio de este apartado, la sociedad civil no sólo genera opinión, sino que, además, la constituye. Y digo que la constituye porque la estructura y, sobre todo, la debate de forma crítica. Es precisamente bajo este carácter de formadora de opinión que, según John Keane, tiene la tarea de "mantener y redefinir las fronteras entre sociedad civil y el Estado a través de dos procesos interdependientes y simultáneos: la expansión de la igualdad social y de la libertad, y la reestructuración y democratización del Estado" (Habermas, 1981: 33).

Cabe aclarar que la sociedad civil juega en el límite del Estado sin ser Estado propiamente; ello la diferencia de los partidos políticos, ya que éstos se han fusionado con el Estado o, al menos, se mueven en ese sentido. La sociedad civil no tiene asociaciones con el sistema administrativo (Habermas, 1981: 33). Esta no asociación no impide la consecución de objetivos políticos y sus efectos; la sociedad civil consigue tales objetivos y efectos políticos por medio de la influencia de la publicidad que genera, y de su opinión, "porque o bien toman parte directamente en la comunicación pública o bien, como es el caso de los proyectos alternativos, porque contribuyen implícitamente a la discusión pública a través del ejemplo, a causa del carácter programáticos de sus actividades" (Habermas, 1981: 33).

Por otro lado, la función formadora de la sociedad civil incluye la creación de contextos adecuados "para una comunicación política que, con un abundante caudal de buenos argumentos, prepare a los ciudadanos para la acción responsable" (Habermas, 1981: 33), lo que, en el caso particular de las Redes Ciudadanas de apoyo a AMLO, dicha acción responsable hace referencia al voto y, más en específico, al voto favorable para el candidato perredista.

Por otro lado, las sociedades de Occidente construyen asociaciones voluntarias que son constituidas dentro del marco institucional del Estado democrático. Con ello, se abre la oportunidad para la sociedad civil de aprovechar el poder de los medios de comunicación a fin de esparcir su punto de vista (su opinión pública) y, así, competir con el poder de lo político y de lo económico. Dicha oportunidad va en el sentido de cambiar la agenda pública y los valores, con críticas e innovaciones (Habermas, 1981: 33), pero no son gobierno. Cuando esto ocurre, hay riesgos importantes como el de generar entes ciudadanos que tampoco van a poder solucionar los problemas de la sociedad, tal como ocurre ante la falta de voluntad política; como la desvalorización del trabajo legislativo y su carácter de representante directo del ciudadano; o como el engrosamiento del aparato administrativo.

Recapitulando lo anterior, tenemos que las características mínimas principales de un partido político son su carácter electoral y su movilización de los ciudadanos en torno a un objetivo de índole electoral. En cambio, las redes sociales se caracterizan 1) por ser células de auto conformación espontánea; 2) por tener una estructura plana y horizontal a nivel interno; 3) porque se relacionan entre sí, igualmente, de modo horizontal; 4) porque buscan modificar su contexto; y 5) porque son un vehículo para la individualización colectiva. Ahora bien, la relación que se construye de manera natural entre las redes, en cuanto sociedad civil, y el gobierno ocurre cuando las primeras construyen su opinión y la publicitan para generar efectos en la agenda pública, así como para modificar su contexto social. Además, no son gobierno.

 

III. MOMENTOS DE UNA MOVILIZACIÓN NACIONAL

A continuación, se hará un repaso histórico de la experiencia de redes en México. Si bien existen muchos antecedentes de movilización ciudadana, he tomado como base o inicio la experiencia ciudadana de 1985, en la Ciudad de México, cuando la ciudad quedó devastada por los terremotos. Desarrollo el tema hasta la experiencia más reciente, en 2006, con Redes Ciudadanas de apoyo a Andrés Manuel López Obrador.

Para identificar las etapas a las que haré referencia, hice una primera entrevista a un representante de Redes Ciudadanas en Nuevo León de apoyo a Andrés Manuel López Obrador, para conocer de boca de un miembro activo la perspectiva histórica del tema.

 

El origen ciudadano

La participación ciudadana tiene una fuerte identidad histórica; su origen inmediato se dio en la Ciudad de México, cuando ocurrió el terremoto de 1985 donde, según el representante de Redes Ciudadanas en Nuevo León, ante la negativa del Gobierno mexicano para recibir ayuda humanitaria del extranjero, la ciudadanía comenzó a organizarse conformando pequeñas células de rescate y apoyo. Como lo señala Reygadas (2006), esta movilización popular se sintió tanto para los terremotos de 1985 como para el movimiento neocardenista de 1988; se percibió, en 1985, cuando los capitalinos tomaron la ciudad en sus manos primero, para encontrar a sus seres queridos bajo los escombros y, luego, para reconstruir el centro de la ciudad; y, posteriormente, en 1988, para desplegar una lucha nacional por la democracia.

Esta organización ocurre de manera espontánea y natural ante la desorganización del gobierno. Este estilo de organización ciudadana comienza a extenderse hasta cubrir buena parte de la población, en un momento de emergencia cívica, dotando a estas redes de un sentido filantrópico y social, escindido de la idea de gobierno o administración pública, es decir, alejado de un significado político en términos de burocracia o partidismo. No ocurre lo mismo con la actividad de las redes, ya que éstas comienzan a conformarse en grupos de poder equilibrando la balanza gobierno-ciudadanía y logrando obtener poder de negociación por la masificación del movimiento.

Más adelante, estos comités o células de ciudadanos organizados reaccionan al censurar "fuertemente el modelo económico de ajuste estructural excluyente y empobrecedor y lo expresaron en las urnas eligiendo como presidente a Cuauhtémoc Cárdenas en 1988" (Reygadas, 2006) en lo que se llamó movimiento neocardenista. Como es conocido, el sistema de cómputo electoral oficial fue manipulado y resultó electo Salinas de Gortari, del Partido Revolucionario Institucional (PRI), como Presidente de la República.

 

Los momentos de la transformación

Un segundo momento de la vida de las redes inicia en 1997, cuando aquellas redes de 1985 tenían una posición privilegiada de negociación ante el gobierno, en una continua búsqueda de beneficios sociales; su filosofía cambia y se transforman en una herramienta de lo político y en un actor más de la política. Cuauhtémoc Cárdenas se da cuenta del tremendo poder de convocatoria y de negociación que tiene este nuevo estilo de organización cívica de masas; así lo manifestó el representante de las redes. Ante la realidad de un PRD carente de estructura partidista concreta, decide tender el puente entre las redes (como organización cívica) y el PRD (como actor político partidista), por un objetivo político. Logra, entonces, poner en marcha la gran maquinaria que suponen las redes: de boca en boca, de vecino a vecino, de sujeto a sujeto, de ciudadano a ciudadano; y coloca su candidatura entre la gente para involucrar a esta masa cívica en una participación política concreta: conseguir observadores electorales y simpatizantes (no necesariamente militantes) de su persona y su partido, el PRD; así afirmó el representante. Entonces, a la filosofía original de las redes —aquella que se antojaba altruista, social, cívica, no política— se le agrega la sazón de la adrenalina electoral. Las redes se convierten en un elemento más del sistema político mexicano, ya no sólo desde la trinchera de lo cívico, sino desde la ciudadanía en su participación política efectiva, con lo que pudieran parecer un agente de provisión de votos. Así

(...) gracias a una reforma jurídica, por fin en 1997, seis años después del Plebiscito por la Democracia, la ciudadanía acudió a las urnas y votó masivamente por el Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas como Jefe de Gobierno del Distrito Federal para el periodo 1997-2000. Con este gobierno [las organizaciones ciudadanas] establecieron un fecundo diálogo y una plataforma de trabajo articulado para incidir, en corresponsabilidad con el gobierno de la Ciudad, en políticas públicas en las que las diversas organizaciones son competentes. (Reygadas, 2006).

Haciendo una acotación, el carácter de las redes rebasa lo cívico para convertirse en lo ciudadano, ya que sus miembros no sólo buscan negociar beneficios como servicios públicos, sino que esta masa se concientiza de su poder y se involucra en la actividad política. Ingresan al terreno de los partidos y del gobierno al abrirse los espacios públicos para el debate de su agenda ciudadana. Con ello, convierten al Distrito Federal (DF) en "la ciudad más politizada del país", según nos lo indicó el representante de Redes Ciudadanas Nuevo León.

Aparece un tercer momento en la vida de las redes, como las conocemos. Esto ocurre durante la gestión de AMLO cuando las redes toman un nuevo tinte; ya no son sólo grupos de poder que presionan hasta obtener beneficios como son los servicios públicos; luego, ya no son sólo aquel agente de provisión de votos, sino que, ahora, son parte de la estructura de la administración pública. Es decir, son un burócrata más, con la diferencia de que son un burócrata colectivo. AMLO los integra a la actividad pública como agentes de acción. Es decir, redes con intereses específicos como, por ejemplo, salvar el bosque de Chapultepec, donde trabajan en conjunto con la administración pública capitalina y su burocracia para desarrollar proyectos concretos. Así lo comentó el representante, según su experiencia; son copartícipes de la función de lo político, se involucran en este aparato y participan de él y con él.

El mismo representante señaló que las redes son depositarias de la confianza y de los recursos del Gobierno del DF y se convierten en medios de gestión para desarrollar estos proyectos que terminan siendo parte de políticas públicas definidas. Así, pues, las redes se constituyen como medios vinculantes de la ciudadanía (de la masa consciente), el sector privado y el sector público, tras una acción concreta de carácter público. También, señaló la obtención de beneficios públicos, aquellos que deberían de ser proporcionados por el poder público, pero con la enorme diferencia de que, ahora, las redes se convierten en actores que ejecutan la acción concreta y que, además, la gestionan, concluyó el representante. Es decir, se convierten en un actor burocrático colectivo novedoso.

Se podría decir que, para las elecciones del 2000, las redes se encontraban en un cuarto momento de evolución, un momento en el que ya no conseguían sólo beneficios públicos y sociales, ya no aportaban sólo votos. Eran burócratas colectivos y se vislumbraban como una estructura política paralela a los partidos políticos catapultando plataformas y posibles funcionarios públicos. Es decir, tenían una participación político-electoral directa.

A pesar de que se sostenga que las redes son espacios horizontales entre sus miembros; que surgen de abajo y que miran a la elite política del país de igual a igual, como lo manifestó el entrevistado, parecería que la realidad es que las redes, en este cuarto momento, son convocadas desde el poder político. Es decir, de arriba hacía abajo y no de la ciudadanía hacia el poder político. Así comentó el representante y miembro de las redes, que resulta cierto el argumento de que los partidos políticos ya no son suficientes para vincular a la sociedad con el gobierno y que, ante los números de poca participación política, ellos mismos buscan una nueva conformación político-cultural. Por lo tanto, se entiende que su estandarte sea el de la información.

Ahora bien, y como lo expresa el entrevistado, AMLO entiende bien que el partido (el PRD) no le iba a ser suficiente como estructura para resolver todos los problemas de gobierno, que era necesaria una nueva cultura política; sobre esta base, trabajó en su gobierno por lo que convocó una nueva modalidad de redes ciudadanas que se involucraron directamente con la función trabajo del aparato de gobierno. Lo que, en un primer instante, parecería una nueva modalidad de burocracia, en un segundo instante, involucra a las redes en las actividades del partido y las hace partícipes de las actividades de campaña y de una nueva modalidad o aparato complementario de lo que conocemos, tradicionalmente, como una estructura de partido. De esta forma, se aprovechó el que las redes ciudadanas ya hubieran funcionado y el que parecieran simétricas a la propia evolución del aparato de gobierno.

De lo anterior, se desprende la noción de las redes como agentes democráticos, ya que, como lo manifestó el entrevistado, se involucran en dos sentidos: 1) de manera representativa al fomentar el voto [informado] y 2) participativa porque cogobiernan con el aparato público en un espacio más o menos "acotado a algunos proyectos puntuales realizados de común acuerdo (...) en proyectos de niños, jóvenes, mujeres, pero no hay un espacio de interlocución con el gobierno para incidir, de manera más concertada y ampliada, en políticas públicas" (Reygadas, 2006). Para el entrevistado, esto es lo que permite que se entienda a Alternativa Ciudadana como una nueva forma de expresión política que fomenta la toma de conciencia del modo de hacer política y la razón de hacerlo de ese modo, ya que debe haber "confianza política en las relaciones OSC-GDF (redes y gobierno), basada en coincidencias muy importantes para la aspiración de un proyecto democrático, participativo y con justicia social para esta ciudad" (Reygadas, 2006).

Por lo tanto, estas redes participan de la estructura de gobierno y, además, incursionan en un nuevo terreno, el de la actividad electoral masificada como una "coordinación para promover la candidatura (de AMLO), pero por el lado ciudadano, no nada más por el PRD", apuntó el entrevistado. Entonces, ¿por qué sostener que no son una organización política? Como el representante señaló, más bien por "una cuestión de marketing", pues, en el fondo, se plantean objetivos como el de ayudar a que AMLO gane las elecciones y, además, a que "tenga la mayoría en el Congreso para que pueda realmente llevar cambios estructurales".

Para el representante, éste es un discurso que permite a las redes sostenerse como clubes, ya que los individuos pueden decidir hasta qué punto involucrarse en este objetivo general (ayudar a AMLO); si involucrarse también en los objetivos menores, como son las candidaturas a diputados; si sólo participar en las actividades de concientización o si únicamente participar en propuestas ciudadanas buscando beneficios sociales. De lo conversado con el entrevistado, se puede observar cómo se identifica la labor de concientización directamente con el apoyo a AMLO, definiéndolo como conciencia política y cultura política; también que, a partir de ello, se define a la red ciudadana como "una organización política con fines de concientización" que, entre otras actividades, tiene un objetivo electoral y no precisamente como "una organización con fines electorales" per se.

Hablando de los fines electorales, es importante abordar el tema de las candidaturas a diputados. A este respecto, resulta interesante que, a pesar de sostener a la red ciudadana como una organización no política y mucho menos partidista —como lo estableció el entrevistado— se alegue el apoyo para AMLO y lo temporal de su relación con el PRD. Entonces, ocurren las candidaturas ciudadanas a cargos públicos, en este caso diputaciones. Es decir, hay miembros de las Redes Ciudadanas que están en la lista del PRD para diputados, al igual que hay priístas. Estos candidatos están ahí porque "son personas destacadas o con un currículum de probada honestidad y que justamente por eso se están postulando para que sean no sólo miembros del partido, sino sean también miembros de la ciudadanía en general"; así lo sostuvo el entrevistado. De la misma manera, justificó que las Redes trabajaran "para llevar a Andrés Manuel al poder y para cogobernar con él; esa es la gran diferencia, se pretende que las redes ciudadanas formen una estructura de gobierno", claramente, también por la vía electoral. Tal como lo enuncia el representante, hay una idea, según mi opinión, un poco confusa: de que "en conjunto se entiende que Andrés Manuel es PRD y ciudadanía", por lo que, al llevar a AMLO al poder, se lleva también al partido; y, con el partido, a las redes; todos al gobierno de manera claramente dependiente.

Una primera consideración es que, al parecer, hay una distancia entre los dos discursos: entre lo que, por una parte, manifiestan sus participantes y lo que está plasmado en el sitio web, y lo que, por otra parte, manifiesta la realidad. El discurso de la web plantea una organización estructurada, no partidista y, en algún punto, apolítico. Al contrario, el otro discurso oral y vivencial deja ver una organización desarticulada, no ordenada y política. Ambos en una realidad de una organización desestructurada bajo un argumento de autonomía que, además, aparece politizada.

En algún punto, lo que estas redes buscan es democratizar al gobierno, lo cual implica democratizar a la democracia misma mediante un acceso de los ciudadanos a los procesos de las políticas públicas, de un modo efectivo (Uvalle, 2004: 76). La democratización supone

la ampliación de la esfera pública y ésta fortalece la participación de los ciudadanos en los asuntos de interés compartido. El espacio de lo público es el lugar donde la democracia ciudadana se manifiesta de manera policéntrica, es decir, donde existen centros que influyen en el quehacer político y social. (Uvalle, 2004: 77)

Así, con este espacio, recuperado por los ciudadanos en su participación, se generan "políticas ciudadanas [que] son el destino último del buen gobierno (...) nacidas en el espacio público; dirigidas a públicos específicos y [que] tienen legitimidad pública" (Uvalle, 2004: 78). Con una "autoestima ciudadana restablecida por estos conductos se fortalece a su vez en un juego de reciprocidades a los propios gobiernos que sean abiertos, democráticos y equitativos; reduciendo este ciclo a verdaderas políticas públicas" (Uvalle, 2004: 78-79). Es importante recordar que el riesgo más grande para la equidad y la democracia es el pasar el límite de la acción ciudadana y la responsabilidad pública, es decir, los gobiernos son los representantes de la sociedad y los responsables de la política pública.

Hay que hacer un paréntesis aquí, y poner dos cosas sobre la mesa en el caso mexicano y las Redes Ciudadanas de AMLO: 1) el objetivo de democratizar la democracia misma, que me parece es el resultado de la política centralista y unipartidista que se tuvo en México por más de 70 años y que, si me apuro, ha continuado sus prácticas en la anterior administración federal panista y continúa en la actual6 y 2) la expansión de la esfera pública hace referencia a la necesidad de promover la participación del ciudadano como medio para satisfacer las necesidades y problemas sociales insatisfechos por la burocracia y el Gobierno.

Por otro lado, esta inclusión del ciudadano y su agenda en la expandida esfera de lo público, dentro de un discurso de co-gobernanza, ha generado, en diversas ocasiones, la inclusión de las asociaciones civiles en las prácticas de gobierno, implementando programas, evaluándolos, administrando los recursos, siendo consultores u observadores. Es decir, como funcionarios públicos voluntarios. Cuestión que me parece temible, ya que cada vez menos responsabilidades tiene el gobierno y más obligaciones adquiere el ciudadano.

 

IV. REDES CIUDADANAS

Participación Ciudadana Institucional. Gobierno de Nuevo León

Como lo mencioné en el párrafo anterior, hay administraciones que han incluido a las redes en su estructura de gobierno. Éste es el caso de la actual administración estatal neoleonesa que ha incluido —a nivel normativo— la figura de los Consejos Ciudadanos y de Observatorios Ciudadanos. Recordemos que dicha incorporación ocurrió desde la campaña del actual Gobernador7.

El segundo entrevistado es un funcionario público de la Administración Estatal en el tema de participación ciudadana. El entrevistado cuenta con experiencia en redes, ya que ha participado en diversas redes como miembro o como asesor, por más de 20 años. Dicha entrevista fue de gran apoyo para conocer un poco más acerca de esta incorporación de las redes ciudadanas a la estructura de gobierno.

Nuestro entrevistado señaló que las redes eran aquellas ya conformadas por los ciudadanos de manera espontánea, y que los círculos fueron una estructura diseñada para "incorporar y promover la participación ciudadana entre grupos de ciudadanos que pudieran coincidir en problemáticas académicas o sociales"; señaló, además, que la motivación de estas reuniones, más allá del mero instinto electoral, era el deseo de dar solución a los problemas básicos de su comunidad. Su naturaleza es primordialmente gremial, ya que se trabaja con colegios de profesionales.

El producto directo de estos trabajos fue la colaboración en el trazo del Plan Estatal de Desarrollo, que incorporó muchas de las recomendaciones de estos círculos. Justo en este momento, se da un brinco de la participación ciudadana hacia la política estatal. Ya dentro del modelo de Estado y política pública, los círculos pasan a ser los que actualmente se conocen como Consejos Ciudadanos. Incorporados por ley, existen actualmente 32 de ellos en las áreas principales de la gestión pública, que van desde la política central —como la seguridad y la salud— hasta las dependencias paraestatales —como el Instituto Estatal de la Mujer— y que siguen siendo modelos de colectivización del ciudadano especializado en cierta materia.

Este nuevo esquema de participación ciudadana institucionalizada tiene tres objetivos principales, señaló el funcionario: "1) promover la participación, 2) la formación ciudadana y, posteriormente, 3) el diálogo ciudadano con un interlocutor válido". Es, pues, importante su función evaluadora, ya que en muchos de los casos es en los Consejos donde se establecen "los lineamientos en los que se desarrollarán las políticas públicas" —señaló.

Sin dejar de reconocer la espontaneidad del movimiento ciudadano organizado como sociedad civil, el funcionario comentó que el gobierno detectó una urgencia por integrar la necesidad de participación ciudadana y, por lo tanto, promovió la creación de "un modelo centralista y vertical que ha ido transitando a un modelo horizontal y autónomo". Yo agregaría la idea de modelo legal, ya que son creados por medio de decretos ejecutivos y reglamentados por normatividad dentro de la Ley Orgánica de la Administración Pública para el Estado de Nuevo León.

Surge la duda de cómo sostener que un modelo centralista y vertical es de participación ciudadana legítima y genuina, cuando es convocada, incorporada y reglamentada por la administración pública. Sobre todo, reconociendo que el capital social y político de la participación ciudadana es precisamente la confianza que emana de su distanciamiento con lo público.

El funcionario sostiene que se trabaja actualmente a nivel normativo para proveer de autonomía a los Consejos Ciudadanos, y, con ello, evitar lo que llamó una democracia dirigida o sea, consejos consultivos a modo. A su vez, comenta que en el Estado se está "construyendo ese modelo de ciudadanía informada, crítica y responsable que se va a derivar en una ley que incorpore las figuras de participación ciudadana como el referéndum, el plebiscito, etc.".

En esta misma inercia, el gobierno estatal incorporó un modelo similar, pero más abierto: los Observatorios Ciudadanos. Es un modelo de vinculación directa con la ciudadanía y que integra a las universidades y a las comunidades que estén interesadas en participar, de manera colectiva, en la toma de decisiones gubernamentales que las afectan directamente; es decir, en la "construcción de una democracia de participación" tendiente a la horizontalidad. Los Observatorios trabajan mediante la organización de paneles de discusión, foros, seminarios académicos e, incluso, parlamentos estudiantiles.

Al igual que ocurre con los Consejos Ciudadanos, los puestos de los Observatorios son ocupados por representantes de la función pública del sector en el cual se especializan y por ciudadanos que, por su actividad intelectual, empresarial o social, se ven identificados con el tema y que gozan de liderazgo y reconocimiento público. Cabe destacar que son invitados por el Ejecutivo Estatal quien, a su vez, funge como Presidente. Algunos otros Consejos y Observatorios tienen un Secretario Técnico que es el Director de la dependencia con la cual se trabaja estrechamente.

La organización interna y sesiones de trabajo, en términos de tiempo y lugar —por citar algunos ejemplos— no son homogéneas entre los Consejos y los Observatorios. Cada uno goza de libertad administrativa y operativa. Es por ello que el gobierno estatal —por lo que comentó el funcionario— está previendo la protección del modelo y, por lo tanto, trabaja en propuestas legislativas que habrán de normar la asignación de presupuesto, los canales de transparencia, la elección de consejeros y la autonomía de gestión de las mismas, entre otros rubros. Cabe señalar el carácter voluntario del trabajo realizado por los ciudadanos en los Consejos y Observatorios, es decir, no reciben ningún tipo de ingresos por la labor de establecer la agenda ciudadana dentro de la propia estructura gubernamental.

Ahora, es verdad que no reciben ingresos por esta labor; sin embargo, ¿en qué lugar quedan los metaprivilegios de los que se pudiera gozar por estar dentro de la estructura y la posibilidad de acceso a información confidencial? ¿Acaso esto no marca una distancia entre el ciudadano común y el ciudadano privilegiado? ¿Acaso no abre una brecha, a su vez, entre la conocida agenda ciudadana y los Consejos y Observatorios?.

Esta cuestión de la participación ciudadana directa, principalmente en los Observatorios, se puede corroborar con las posibilidades de acceso que tienen los ciudadanos, precisamente de modo directo. Las únicas vías de acceso que tiene el ciudadano común son la página web, el teléfono, el correo electrónico y tradicional, las revistas oficiales y, más recientemente, la radio; mediante ellas, puede contactar a un Consejero y, por medio de éste, participar. En pocas palabras, la participación en este medio institucionalizado involucra, a su vez, otro proceso de representación, el de representación ciudadana de la participación civil.

Es importante puntualizar que ambos modelos, implementados por la administración neoleonesa son tales que, por su naturaleza, más que integrar o incorporar al ciudadano común, son un medio de colectivización del ciudadano especializado y, de manera general, del ciudadano ya movilizado. Ambos modelos canalizan los liderazgos naturales y públicos. No obstante, al ser convocatorias verticales e institucionalizadas tienen como principal reto del modelo a la confianza, siendo ésta el capital político de las redes ciudadanas tradicionales. Como bien lo resumió el funcionario público: "la confianza no es por decreto". Sobre todo, que al institucionalizar la actividad ciudadana —en tanto que colectivo— toma el valor de interlocutor válido ante los ojos del gobierno, perdiendo su cualidad confiable para su contraparte inválida. Es un modelo reconocidamente centralista y vertical, en anunciado proceso de tránsito a la horizontalidad y autonomía, pero no a la independencia. Un segundo reto del modelo, en términos de verticalidad, es precisamente el tema de la participación ciudadana, ya que el modelo no llega a tocar al ciudadano promedio no movilizado. Y un tercero, el riesgo de implicar a las redes en el Gobierno y, con ello, socializar la culpa del mal gobierno.

 

Cultura política regiomontana

Hablar del caso de la conformación de redes ciudadanas en Nuevo León y, más en específico, para el caso de Monterrey, es un tanto complicado, ya que no existe documentación del proceso y mucho menos, una historia uniforme. Para obtener esta información, se realizaron cuatro entrevistas exploratorias con los actores mismos de esta conformación. Es decir, con ciudadanos involucrados en la historia de esta conformación, ciudadanos que, por más de 20 años, han formado y participado en movimientos ciudadanos del tipo de las redes.

Se entrevistó, en tercer lugar, a un abogado y activista social, oriundo de la Ciudad de México, avecindado en Monterrey desde más o menos 25 años. Él ha participado en distintas redes, a lo largo de su vida; inició las primeras redes construidas en torno al movimiento estudiantil del 68 en su ciudad natal; continuó hasta las redes más actuales como las de la defensa de Valle de Reyes8 en Monterrey.

Lo primero que el activista nos comenta es que, para él, el origen del movimiento ciudadano organizado en redes tiene un toque de ideología de izquierda y recuerda que, en 1968, los estudiantes se reunían en casas, en cafeterías o en bibliotecas para discutir lo que consideraban debía ser cambiado en la sociedad y la política. Pero, sobre todo, para pensar en soluciones y mecanismos para plantearlas. Siempre con la conciencia de que, en aquel entonces, la represión a la libertad de expresión y de participación era tal que podía acallar a cualquiera, pero no a muchos. Como él mismo lo enuncia "ante una situación particular la sociedad empieza a organizarse para satisfacer sus demandas o necesidades". A su parecer, una de las cualidades más importantes de las redes es que se "van nutriendo de la gente que de manera voluntaria busca el contacto con los movilizados para unirse a la causa de manera incipiente".

De manera concreta, nos comentó que la participación política es tan sólo una parte de la vastedad de la cultura política, y que a ésta "la conforman la lucha concreta por los pequeños asuntos concretos de convivencia". Para él, los bienes comunes y la propiedad común son el primer paso; es decir, las cosas que se comparten entre los conciudadanos; el segundo paso es decidir juntos [los conciudadanos] el destino, que es lo mismo que tener derecho a discutir las decisiones comunes. Por otro lado, para él "la cultura política regiomontana y nacional no puede girar en torno a temas filosóficos, como la consolidación democrática o la libertad o el destino social compartido o el nacionalismo [ya que] la gente se va por los pequeños temas que la afectan en su comunidad inmediata".

Hablando en específico del caso neoleonés y de las redes ciudadanas de AMLO, de inicio, para el activista son incompatibles Nuevo León y perredismo. Como él mismo lo comenta, para que exista una izquierda, necesitan existir los tres elementos básicos: un campesinado que para Nuevo León es inexistente; un movimiento obrero organizado e independiente que, en el caso que nos ocupa, sí está organizado, pero no es independiente; y, finalmente, un estudiantado crítico que también está disminuido en esta entidad.

Por lo tanto, pensar en la posibilidad de que los ciudadanos se organicen de manera espontánea, en torno a un discurso de izquierda, es prácticamente imposible de darse. Como los votos de la zona noreste del país son muy significativos para la victoria nacional del candidato del PRD, se impulsó la creación, organización y movilización de redes ciudadanas para el voto. Estas redes ciudadanas del voto no pretendían ideologizar a la gente, sino sacarlas en masa a la calle y llevarlas a las urnas el 2 de julio. Así, se conformaron redes ciudadanas "promotoras del voto, promotoras del cambio a través de contactos", según la perspectiva del activista.

Por otro lado, los objetivos principales de las redes ciudadanas de AMLO —con especial enfoque en el discurso para el norte del país— según el análisis del activista eran: 1) atemperar el miedo ["no se acaba la república, no termina la nación"] y 2) el cambio ["en el sentido de combatir la pobreza, la desigualdad y marginación, no destruyendo la riqueza, no acabando con el empresariado ni los medios de producción, sino bajándole a la ambición y a la especulación de la acumulación excesiva del dinero; en pocas palabras, esto es permitir la competencia empresarial"].

Del mismo modo, el activista condensó los saldos del movimiento de redes en Monterrey específicamente: 1) se logró la votación; 2) se logró la reducción del miedo al cambio; 3) se logró el combate a la descalificación y al linchamiento mediático; 4) se logró llevar cantidades insólitas de gente a las plazas, pero 5) no se logró concientizar la necesidad del cambio.

Para el análisis particular del activista, uno de los problemas más importantes, que enfrentaron las redes ciudadanas de AMLO en Monterrey, fue "que los coordinadores de campaña quisieron plantear la misma estrategia de otras ciudades en Monterrey, y eso no puede ser". Otro problema que enfrentaron las redes ciudadanas de AMLO y que, según el activista, pudo contribuir a que no lograran éxito, al menos en Monterrey, es que las redes de AMLO fueron redes organizadas de arriba hacia abajo con un objetivo medible como el electoral, es decir, el triunfo o fracaso del candidato. Como él mismo lo describe: "redes ciudadanas para motivos electorales son organizadas desde arriba hacia abajo [en estructura vertical] que permiten la organización libre y autónoma [del tipo horizontal] y que proporcionan el dinero y el motivo". Para el entrevistado, aquí no está la verdadera red ciudadana, ya que ésta "se organiza por motivos concretos y pequeños cercanos a los involucrados y que, de poco a poco, van generando interés y participación política". Por otro lado, el elemento del caudillo es importante para la movilización inmediata del individuo, pero no para la continuidad del movimiento en sí mismo, puesto que "a los líderes los cooptas", según el abogado; por lo que la idea es continuar, que sea un movimiento horizontal y rotativo en su liderazgo.

A partir de la experiencia del activista, hay tres tipos de redes:

1) hay redes de arriba para abajo con objetivos muy claros y bien organizadas; 2) las redes de abajo para arriba, con objetivos muy específicos donde la ciudadanía, de manera espontánea, se organiza para la defensa de sus propósitos; y 3) hay un tercer tipo de redes, una construcción de redes rarísima como la de AMLO porque tiene de ambos tipos, con la innegabilidad del caudillo.

Pero sobre todo, que las redes ciudadanas de AMLO, esas de las que echa primera mano, son redes organizadas y movilizadas desde hace muchos años, redes que ya saben cómo hacer su trabajo, que tienen el know how de la marcha y la protesta ciudadana.

 

Una Regia experiencia organizacional. El traslape de estructuras

Nuestro cuarto entrevistado es un psicólogo político con muchos años de experiencia en el trabajo en redes, ya que fundó una red con el tema de la salud, hace más de veinte años, en la ciudad de Monterrey. A nivel organizacional, nos comparte su experiencia respecto del método que han utilizado durante estos años para organizar y, sobre todo, para mantener las redes ciudadanas de su fundación.

Según su método, las redes se forman trabajando en la detección de liderazgos y en su capacitación para que, a través de ellos, fluya la información de la dirección al resto de la gente que participa de una red, generando pequeñas células a cargo de cada líder, teniendo en cuenta que éstos líderes son miembros comunes y corrientes que participan de la misma red, pero que cuentan con alguna capacitación (ésta, pensando en el caso de las redes de AMLO, se adquiere por medio de la experiencia: el know how de las marchas) que los convierte en las vías de flujo de información en ambas direcciones —horizontal y vertical— dentro de la propia organización; "las redes son organizaciones muy planas con una mínima estructura" concluyó. A eso, le llama multiniveles.

Para el entrevistado, las redes tienen una característica importante: la movilización social. Esta movilización es, a su vez, de comunicación rápida, con fuerte influencia y penetración entre la comunidad. Estando bien organizada, la red tiene un alto potencial de penetración y movilización social. Precisamente, estos potenciales hacen de las redes una estructura sumamente llamativa para el trabajo político-electoral. En el caso de Nuevo León, recuerda el psicólogo, para el periodo 1997 a 2003, el PRI se da cuenta de este potencial y echa mano de las redes ya estructuradas, para escuchar y canalizar inquietudes. Así, el candidato, por dicho partido, en aquel momento, aprovechó estas estructuras sociales para complementar su propia estructura ciudadana.

Es entonces cuando la estructura ciudadana se traslapa con la estructura política. Como nos lo comenta: "las redes tienen un factor muy importante que no tienen los partidos políticos, que es la credibilidad" y añade otra diferencia con los partidos políticos y es que "las redes se mueven en base a las necesidades genuinas de los ciudadanos, a las necesidades sentidas y expresadas" por ellos mismos. El fenómeno ocurre de esta forma: la gente tiene su propia agenda, una agenda ciudadana; adicionalmente, tiene la necesidad de que ésta sea escuchada. Por eso, cuando se le presta atención a su agenda y a su sentir, la gente empieza a movilizarse. Así, las redes ciudadanas permiten operar la agenda y el espacio para debatir las necesidades y las soluciones. Como se mencionaba en el párrafo anterior, el político, en este caso el candidato del PRI al Gobierno del Estado, se dio el tiempo para escuchar a los ciudadanos desde sus propias estructuras, para canalizar sus demandas y organizarlas dentro de la propia estructura de gobierno. El entrevistado puntualiza que uno de los factores necesarios para que las redes perduren y funcionen es que los miembros de la red se planteen objetivos, estrategias y acciones. Pero, sobre todo, que tengan a su alcance las recompensas de ese trabajo, es decir, que los satisfactores sean alcanzados por los propios miembros. En términos del traslape, estos satisfactores tienen su primer éxito en la victoria electoral y el segundo, en la posibilidad de encontrar soluciones gubernamentales a su agenda ciudadana.

En esta situación de traslape, entre la estructura social y los objetivos político/electorales, las redes sociales sufren alguna modificación en su estructura, ya que "las redes se organizan en función del para qué y de quién las organiza", comenta; ello debido precisamente a que en el tema político la gente quiere participar, pero usualmente no sabe cómo hasta que se abren estos espacios. Él mismo aclara que las redes ciudadanas involucradas con lo político o inmersas en lo electoral deberían estar encaminadas al ejercicio ciudadano, lo cual está ligado con la formación ciudadana y el ejercicio de los derechos ciudadanos, dentro de los cuales se encuentran el organizarse, documentarse, expresarse y plantear soluciones. De manera optimista, señala que es "el primer paso para la democracia de participación, previo a la democracia total". Sin embargo, le pareció importante aclarar que las redes ciudadanas, de origen, no buscan posiciones políticas y que de ello emana el carácter genuino de las redes, ya que la solución de sus demandas, en gran medida, están dentro de ellas mismas.

Sobre el caso particular de las Redes Ciudadanas del PRD, surge de la propia conclusión del psicólogo político de que éstas eran más bien redes ciudadanas en torno a AMLO. Añade que probablemente hubo tres factores que limitaron su éxito: 1) que eran redes manejadas por un político y no por un ciudadano regular; 2) una estructura que distribuía el discurso del candidato y que, muy pobremente, escalaba las necesidades de los ciudadanos hacia el candidato y su plataforma —al menos en lo local; y 3) que no planteó una estrategia que integrara al sector medio de la sociedad —es decir, que se enfocaba al sector ya identificado con el partido.

Adicionalmente, el primer fracaso, en términos de victoria electoral, puede ser el primer factor de disolución de las Redes Ciudadanas, al menos a nivel local, ya que el PRD y AMLO no cuentan con un apoyo generalizado en esta zona del país.

 

V. CONSIDERACIONES FINALES

En primer lugar, podemos sostener que las Redes Ciudadanas de Nuevo León son una organización porque "1) hay personas capaces de comunicarse unas con otras; 2) están dispuestas a contribuir con sus actividades; 3) para lograr un propósito común" (Harmon y Meyer, 1999: 143). Pueden ser tanto formales como informales. Pueden ser tomadas como formales porque comprenden las actividades de la gente, coordinadas conscientemente; e informales porque involucran sentimientos, pasiones y actividades grupales inconscientes, además de ser indefinidas y carentes, de algún modo, de estructura; además de una subdivisión imprecisa (Harmon y Meyer, 1999: 145).

En segundo término, se puede afirmar que las Redes Ciudadanas de Nuevo León corresponden al modelo de redes como las enuncia Castells. Esto debido a que sí se organizan en torno a la tarea como objetivo (que es la victoria electoral de AMLO y la mayoría del PRD en el Congreso), y no en sí a los procesos; tienen una jerarquía plana –al menos a nivel micro- demandan siempre un resultado que les dé satisfacción y en ello miden su éxito, buscando en éste una recompensa; sí maximizan sus recursos al involucrarse, incluso, vívidamente en el propio proceso electoral, además de buscar retener al mayor número de individuos entre sus filas (Castells, 1999: 192).

Tercero, son también, sociedad civil u organización civil o ciudadana, pues su existencia depende de la negación de la existencia misma de sus relaciones con la política (Revilla, 2002: 16); accionan una participación ciudadana en torno a valores que buscan imprimir en el sistema político, como podrían ser la confianza, la honestidad, la credibilidad y la transparencia, ante la desconfianza que les produce la política y lo político.

Un cuarto punto es que pueden ser base de un partido político, pues definitivamente, siguiendo la teoría (Weber, 1999: 228), son una "organización política", como repetidamente sostuvo su representante; son un actor colectivo, pues involucran a grandes masas que también buscan participar e involucrarse en las decisiones de Gobierno (incluso, ahora, presentando candidaturas ciudadanas); plantean proyectos políticos, o al menos —como dijo el representante— los "enriquecen"; presentan candidatos al proceso de elección, con la excusa de que esta característica electoral es algo transitorio como medio del fin último —que es colocar a AMLO en la Presidencia— lo que parecería un reclutamiento, porque rivaliza con el PRD, en términos de movilización y de liderazgo, al ser un movimiento pejista9.

Quinto, son una red porque, además, cumplen con varias de las características que tuvo a bien mencionar Arce: son un espacio flexible, aunque no tanto de reglas claras; no son gremiales; les interesa crecer en afiliados donde cada célula asume la responsabilidad de selección de los miembros; se presentan con un objetivo coyuntural —las elecciones de 2006—, pero, sobre todo, la confianza entre sus miembros y las prácticas reticulares comunes son su capital más importante. Como se mencionaba a principios del texto, son un medio de empoderamiento de las relaciones sociales.

Por otro lado, el hecho de buscar la victoria electoral para AMLO, como principal objetivo de la organización, es factor principal para la personificación de la política, pues la organización y sus objetivos consecuentes giran en torno a la imagen del candidato. Es decir, son redes promotoras del voto, lo que bien se puede interpretar como redes con carácter electoral.

También, se pueden definir dos tipos de redes principalmente: 1) las que son organizadas desde arriba hacia abajo, y 2) las que son organizadas en un sentido inverso. Sin embargo, las Redes Ciudadanas de AMLO bien podrían ser un tercer tipo de redes, ya que son convocadas desde arriba, organizando nuevas células también desde arriba; además, aprovechan la propia organización y diversificación social para incorporar demandas a un programa político/electoral. Incluso, se puede hacer mención del carácter híbrido de su estructura.

Lo anterior ocurre cuando incorpora su estructura informal —horizontal y plural— a la nueva estructura formal organizada de abajo hacia arriba y que, a su vez, se empata con la estructura del PRD al presentar candidatos —es decir, otra estructura organizacional formal. Este carácter híbrido de las redes de AMLO contradice el carácter simple y plano que caracteriza a redes, cuando incluso sólo incorpora los liderazgos naturales a nivel micro, ya que, a medida que se integran las estructuras informales con las formales, los liderazgos se van tornando cupulares y elitistas por su origen político; y carecen de rotación real. Es decir, las posibilidades de capacitación ciudadana de los líderes terminan con esta mezcla de estructuras.

A pesar del alto potencial de movilización social, la disolución de las redes y sus vínculos pudieran tener relación con el fracaso del primer objetivo a alcanzar: la victoria electoral en 2006. Pues, a la fecha —corre el 2008—, no hay ni página de Internet, ni casa de campaña, ni continuidad en la movilización social a este respecto en Monterrey y su zona metropolitana.

Por otro lado, pudieran existir algunos otros factores para la disolución de estos vínculos: primero, el liderazgo principal de las redes fue ejercido por un político y no por un ciudadano; segundo, una estructura que principalmente sirve para distribuir la plataforma electoral del candidato, y que tiene pocas vías para enriquecer dicha estructura, desde la base ciudadana, ante la carencia de procesos de flujo de información y medios de escalar las propuestas de modo efectivo; lo mismo ocurre con los procesos de toma de decisión; en tercer lugar, la base de la movilización se centra en los sectores populares ya identificados con el partido del candidato e integra pobremente a los sectores medios o altos de la sociedad. Es decir, las redes tienen la misma base social que el partido sin incorporar a grupos nuevos a la causa.

Las redes, en un intento por democratizar la democracia, crearon una movilización ciudadana fuera del alcance de sus posibilidades organizativas, mezclando, como ya se mencionó, la estructura informal de las redes con la estructura formal del partido. Con lo cual se obtienen dos organizaciones paralelas, hasta cierto punto, complementarias, pero, en términos de resultado, hibridas: la organización ciudadana (por su espontaneidad) y la organización política (por sus fines y medios).

Hasta aquí, podemos responder a las preguntas planteadas en la investigación. Primero, en términos generales, las Redes Ciudadanas se parecen a los partidos políticos en el sentido de que mantienen vivo el interés político del ciudadano común y promueven el voto; y se diferencian en el capital de confianza del ciudadano involucrado y la credibilidad de la estructura pública utilizada. Y, segundo, la principal herramienta, que utilizan las Redes Ciudadanas de AMLO para movilizar al individuo y hacerlo participar, es el recurso de la pequeña colectivización del individuo anónimo, al cual le da espacios para posicionar su agenda en el escritorio del burócrata o del candidato. Es decir, habilitándole su derecho a la expresión organizada y reconociéndole su cualidad de ciudadano al sacarlo del anonimato popular. Finalmente, las redes ciudadanas y los partidos políticos, bajo la experiencia de las redes de AMLO y el PRD, se vinculan en la promoción del voto y la movilización ciudadana con objetivos electorales.

Posteriormente, como se puede inferir de la lectura, un tercer momento de las redes se da cuando éstas se integran a la estructura de gobierno y se mimetizan con el aparato administrativo. Éste es el caso analizado de Nuevo León que utiliza un modelo que llamaré de participación institucionalizado.

A este nivel (el institucionalizado), me parece importante hacer algunas anotaciones. Por ejemplo, en primer plano, el tema de las ideologías en los Consejos y Observatorios Ciudadanos. Éstas son un punto importante, ya que todos los miembros del Consejo y/o del Observatorio tienen una ideología o pertenencia política que puede o no ser equivalente a la del gobierno en turno e, incluso, puede diferir, al interior del órgano, de los demás miembros. Por lo tanto, esta diferenciación de ideologías, en condiciones de autonomía e independencia de elección de los miembros, puede establecer condiciones de control político-partidista. Y, con ello, alejarse de la naturaleza de las redes como tales.

Desde otra visión, este control político-partidista es una ampliación de la capacidad de control político que la sociedad civil ejerce, sobre el gobierno, con sus asociaciones y redes ciudadanas. Ya que la opinión pública, generada por estas organizaciones, se debe incluir (al menos teóricamente) en la construcción de la agenda pública o ciudadana y en la planeación de las políticas públicas. Sin embargo, siendo un poco más estrictos en el manejo del tema, cómo sostener que la agenda que se produce a partir de los trabajos de estos órganos, es ciudadana si es convocada desde una estructura vertical y que no tiene a nivel horizontal ninguna otra organización similar.

Es vertical porque es convocado y normado por el poder público. Sus miembros son convocados por invitación bajo el argumento de que son ciudadanos que por su actividad social, empresarial o académica se han destacado. Es decir, no es un modelo abierto al ciudadano común y corriente que, desde la figura del Consejero, puede participar siendo representado. O sea, representado, a su vez, por algún ciudadano consejero.

En mejores palabras, el modelo de participación institucionalizada, en Nuevo León, es un modelo de democracia de participación cuando el ciudadano que participa es aquel que, de algún modo, ya lo hacia. Pero, también podría ser un modelo oportunista que, por medio de la incorporación, busca la legitimación social políticamente correcta. Incluso, profundizando, más bien sería un modelo de democracia de representación participativa, porque claro está que no es un modelo de participación representativa.

Finalmente, diré que uno de los resultados indirectos de este tipo de co-gobernanza entre el Ciudadano y el Estado es el adelgazamiento de éste último. Me refiero a que el Estado cubre su incapacidad para dar seguridad a sus ciudadanos y para establecer condiciones de competencia adecuadas para el desarrollo en el recurso de "compartir la responsabilidad con el ciudadano". Creo que no se debe pensar en ver al Estado a nivel horizontal, desde una red ciudadana, pues considero que el modelo democrático establece la verticalidad de la relación; me refiero a una verticalidad representativa.

Como lo menciona claramente Ortega Sánchez, el propósito de crear estos entes ciudadanos, dentro de la administración pública, es el de cooptar a auto-designados representantes de la sociedad civil, de mediatizar el malestar social; de escamotear el derecho de los ciudadanos a que se les rindan cuentas y de engrosar la burocracia disfuncional. (El Norte, 2008, 7 de septiembre)

 

Referencias

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Notas

1 El PRD es el partido de la izquierda mexicana, fundado el 5 de mayo de 1989 por Cuauhtémoc Cárdenas, Ifigenia Martínez y Porfirio Muñoz Ledo. Sus miembros son conocidos como perredistas y actualmente es la segunda fuerza política.

2 Nombre que llevaron las agrupaciones de ciudadanos organizados en torno a la figura del candidato presidencial del PRD para las elecciones de 2006. El sitio web oficial, actualmente, está deshabilitado y en su lugar se muestra otra organización que no es la perredista. (Ver: www.redesciudadanas.org.mx)

3 Político mexicano que fuera Presidente del PRD de 1996 a 1999 y Jefe de Gobierno del Distrito Federal del 2000 al 2005. Fue el candidato a la Presidencia de la República en las elecciones de 2006 por la "Coalición Por el Bien de Todos".

4 Ciudad al noreste de México, capital del Estado de Nuevo León. Con otros 10 municipios, conforma la tercera zona metropolitana del país con 3,700.000 habantes, según el censo de 2005. Disponible en http://es.wikipedia.org/wiki/Monterrey.

5 El Proyecto Alternativo de Nación fue el programa de 20 puntos presentado por el candidato perredista a la Presidencia de la República en 2006. Es un proyecto de izquierda, estandarte del movimiento ciudadano de apoyo a Andrés Manuel López Obrador.

6 En 2000, con el C. Vicente Fox Quesada, entró la primera administración federal distinta al Partido de la Revolución Institucional (PRI). Actualmente, el titular del Ejecutivo Federal es el C. Felipe Calderón Hinojosa para el periodo 2006 – 2012. Ambas administraciones corresponden al Partido Acción Nacional (PAN) identificado como de derecha.

7 La actual administración neoleonesa está en manos del C. José Natividad González Parás, quien cumplirá el periodo 2003 – 2009. Es miembro del Partido de la Revolución Institucional (PRI).

8 El proyecto de Valle de Reyes es un proyecto inmobiliario en la zona de la Huasteca, en el municipio de Santa Catarina, N.L. (Ver http://www.unidad.org.mx/unidad_old/temas/rebeldia/vreyes.html)

9 Modo popular de identificar a los simpatizantes de Andrés Manuel López Obrador, dado que su mote es "Pejelagarto" que es un pez típico de Tabasco, estado natal del candidato.

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