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CONfines de relaciones internacionales y ciencia política

versão impressa ISSN 1870-3569

CONfines relacion. internaci. ciencia política vol.4 no.7 Monterrey Jan./Mai. 2008

 

Artículos

 

Análisis de la ideología empresarial regiomontana. Un acercamiento a partir del periódico El Norte

 

The Business Ideology in Monterrey, Nuevo León. A content analysis of the local newspaper 'El Norte'

 

Cintia Smith Pussetto*, Nancy Janett García Vázquez y Jesús David Pérez Esparza**

 

* Departamento de Relaciones Internacionales y Ciencia Política. Tecnológico de Monterrey, Campus Monterrey. csmith@itesm.mx

** Asistentes de investigación de la cátedra "Globalización y Desarrollo en el Área del TLCAN".

 

Fecha de recepción: 31/08/07
Fecha de aceptación: 02/03/08

 

Resumen

La ciudad de Monterrey se ha caracterizado por un destacado proceso periférico de industrialización, surgido a finales del siglo XIX y consolidado en el transcurso del siglo XX, el cual la convierte en un objeto de estudio único en la medida en que entrelaza las estructuras industriales con los procesos de formación de una burguesía local, conservadora y resistente a las fuerzas centralizadoras del Estado mexicano. Este trabajo presenta los resultados de un análisis de contenido realizado con la finalidad de comprobar si el periódico El Norte, principal medio de comunicación escrita de la ciudad, funciona como propagador de la ideología empresarial local.

Palabras clave: ideología empresarial, empresariado, ética del trabajo, elites industriales, El Norte.

 

Abstract

Monterrey, capital city of Nuevo León, has distinguished itself for an outstanding peripherical industrialization process that started at the end of the nineteenth century and achieved its consolidation during the twentieth. Monterrey is an unique object of study in the extent that it links the industrial structures with the development of a conservative local bourgeoisie, which has showed resistance toward the centralizing trends of the Mexican State. This paper presents the results of a content analysis of the city's most important newspaper, El Norte, in order to determine its role as a broadcaster and reinforcer of the local bussiness ideology.

Key words: business ideology, entrepreneurial class, work ethic in Northern Mexico, industrial elites, El Norte.

 

La ciudad regiomontana comienza a contar como una ciudad positiva hace menos de un siglo. Una recta administración
[...] la dotó de centros fabriles y educó a sus hijos en las intachables prácticas del trabajo [...] A través de nuestras
turbulencias, su población conserva la brújula, porque ha hecho ya del deber una costumbre. Y aun en medio
de las crisis [...] la ciudad sobrenada siempre con ritmo de bienestar. Honesta fábrica de virtudes públicas, vivero de
ciudadanos, [...] prueba evidente de la voluntad que se impone sobre la geografía, de la mente que se apodera de la
materia y la pone a útiles rendimientos. [...] El regiomontano, cuando no es hombre de saber, es hombre de sabiduría
[...] es un héroe en mangas de camisa, un paladín en blusa de obrero, un filósofo sin saberlo, un gran mexicano
sin posturas estudiadas para el monumento, y hasta creo que un hombre feliz.1 (Reyes, 1958: 181-182)

 

La ciudad de Monterrey2 se ha caracterizado por un destacado proceso periférico de industrialización, surgido a finales del siglo XIX y consolidado en el transcurso del siglo XX. Este fenómeno convierte a la ciudad en un objeto de estudio único en la medida en que entrelaza las estructuras industriales con los procesos de formación de una burguesía local, conservadora y resistente a los procesos centralizadores del Estado nacional mexicano. La construcción de este modelo se reforzó, gracias a la capacidad de dicho grupo de poder, a fin de construir patrones ideológicos comunes a toda la ciudad y hacer que este discurso se legitimara en el tiempo. Para la consecución de tal fin, el periódico El Norte ha cumplido, desde su creación, un rol preponderante en el reforzamiento de dicha ideología local.

La primera parte de este trabajo presenta una reseña histórica para comprender la formación de la clase empresarial regiomontana y su relación con el Estado nacional, así como un estudio de los componentes ideológicos conservadores de este grupo en relación con la familia, el trabajo, la empresa y el Estado. La segunda parte recopila los eventos más destacados de la historia del periódico El Norte, con la finalidad de observar los lazos de pertenencia que unen dicha empresa con la sociedad regiomontana. Por último, se presentan los resultados más importantes de un análisis del contenido del periódico a fin de comprobar si los patrones ideológicos identificados previamente se hacen evidentes en los contenidos y en el enfoque de la cobertura del periódico.

 

I. FORMACIÓN Y DESARROLLO DEL EMPRESARIADO REGIOMONTANO

Las últimas décadas del siglo XIX implicaron para la ciudad de Monterrey el inicio de un proceso de industrialización que le permitiría destacar y convertirse en un bastión económico del norte de México. Este proceso de industrialización se originó, en términos generales, por la confluencia de intereses provenientes tanto de un Estado facilitador como de las elites locales. El primer factor estatal se caracteriza por el desarrollo propio de la época porfirista –basada en el fomento al orden y progreso- y el segundo, relativo a las elites, se sustenta en la existencia de familias con capital los cuales aprovecharon esas oportunidades para consolidarse como una burguesía de carácter regional que hizo de Monterrey el centro de sus operaciones.3

La estructura política porfirista fue decisiva para que se produjera el despegue industrial de la ciudad. En este sentido, la administración de Bernardo Reyes (1886-1909), como gobernador de Nuevo León, representó un papel clave. La legislación del estado le había conferido el derecho de dispensar del pago directamente y por un período máximo de veinte años a "cualquier actividad útil para el desarrollo de la región" (Vellinga, 1988: 32). Además de la exención impositiva, el gobierno de Reyes combinó y fomentó otras obras públicas como el drenaje y el sistema de transportes, convirtiendo a Nuevo León, y especialmente a Monterrey, en un centro hegemónico. Estas acciones le dieron a Reyes un vínculo directo con los intereses de los empresarios, quienes gozaban de un fácil acceso al poder político regional y tenían una fuerte conciencia localista (p.33).

Una vez que el proceso económico regional cobró impulso, los efectos multiplicadores comenzaron a trabajar sobre la base de: capitales previamente acumulados, la expansión del mercado interno y la presencia de mano de obra. Sin embargo, fue sólo un grupo limitado de empresarios el que pudo destacar: "militares y políticos, propietarios tradicionales, inversionistas extranjeros residentes, jóvenes intelectuales positivistas ('científicos') que consiguieron insertarse en el sector financiero, se fundieron, en gran medida, en una clase dominante que poseía coherencia relativa y estaba relacionada internamente" (Cerutti4, 1992:25).

Este reducido grupo de familias comenzó a desarrollar una extensa red de relaciones interpersonales que les permitió compartir los riesgos de la diversificación de sus inversiones, en una atmósfera de confianza. La reafirmación de la confluencia de capitales se refrendó mediante lazos de sangre. En otras palabras, Vellinga (1988) expresa este fenómeno de la siguiente manera:

La integración sobre la base de intereses económicos comunes fue seguida por la integración de tipo social: las familias involucradas en las mismas empresas sellaron su cooperación mediante matrimonios. Por lo tanto, se inició un proceso de formación de clase que habría de conducir al surgimiento de una genuina burguesía regional (pp. 52-53).

La prosperidad económica que se había alcanzado a finales del siglo XIX tuvo una pausa a raíz de la Revolución Mexicana, en especial, debido a los ataques de los carrancistas y villistas que exigían constante tributo a los hombres de negocio de Monterrey (p. 36). Como resultado, los empresarios regiomontanos se vieron obligados a cerrar las incipientes empresas y, al menos temporalmente, los industriales –junto con sus capitales- emigraron a Estados Unidos en busca de estabilidad.

Sin embargo, cuando la época más agresiva de la Revolución Mexicana llegó a su fin, los industriales decidieron regresar a Monterrey. Lo anterior tuvo un efecto positivo; a partir de entonces, se logró alcanzar un mayor nivel de inversión en las empresas que años atrás habían dejado de funcionar.

En el año 1927, al igual que en el período de Bernardo Reyes, fue promulgada una nueva ley de reducciones impositivas para estas nuevas empresas por un lapso de 10 a 25 años, dependiendo del ramo industrial (Vellinga, 1988: 37). Las próximas décadas de gran bonanza económica se vieron influidas por un factor fundamental: la implantación de un sistema político unipartidista que determinó las relaciones de poder en el país hasta finales del siglo XX.

Con la creación del Partido Nacional Revolucionario en 1929 (PNR y posteriormente Partido Revolucionario Institucional, PRI), se inició un proceso en el que el Estado central estaba obligado a atender las demandas populares que le habían permitido su acceso al poder. De tal forma que, a partir de ese momento, el Estado mexicano inició una transformación interna caracterizada por la aplicación de políticas intervencionistas de tendencia socialista. Estos cambios fueron vistos por los empresarios regiomontanos como fenómenos que atentaban contra sus intereses económicos regionales.

El gobierno de Lázaro Cárdenas (1934-1940) es, precisamente, el período de consolidación de este nuevo modelo intervencionista que dio pie a una suerte de "tensión continua" entre los esfuerzos de los empresarios regiomontanos por edificar un bastión económico regional (con capacidad desafiante) y los esfuerzos del gobierno federal por controlar las acciones de este grupo de poder (p. 74).

Como consecuencia de esa tensión, los empresarios de Monterrey comenzaron a preocuparse por combinar sus fuerzas con hombres de negocios de otras regiones y, a nivel local, se fue construyendo una serie de alianzas interempresariales que sirvieron como contrapeso a las políticas provenientes del gobierno federal. En este contexto, Monterrey se convirtió en la base de sustentación de un proyecto que alcanzaría dimensiones nacionales. Esto implicaba el uso de confederaciones empresariales creadas en el periodo posrevolucionario, pero, ahora, adaptándolas a las nuevas necesidades de contrapeso frente a la acción política del Estado. Como ejemplo de ello, se encuentra la Confederación de Cámaras de Comercio (CONCANACO) y la Confederación de Cámaras Industriales (CONCAMIN).

Debido a que la CONCAMIN comenzó a tener un mayor carácter público, dada su creciente integración en las redes controladas por el Estado y el incremento de la influencia de ideas "radical-socialistas", los empresarios propusieron la creación de una nueva organización –de hecho un sindicato- que aglutinara sus intereses. En este sentido, y bajo un objetivo claramente político, surgió la Confederación Patronal de la República Mexicana (COPARMEX).

También se dio origen a la Cámara de la Industria de la Transformación en Nuevo León (CAINTRA), que pareció ser la única organización fuerte con base regional. Su estatus, como organismo de consulta del estado, trajo una actitud más moderada hacia la política "oficial" y un mayor pragmatismo hacia las posiciones estatales en las cuestiones que afectaban a las políticas nacionales sobre el desarrollo industrial y el comercio (Vellinga, 1988: 61).

Con la conformación de las nuevas agrupaciones y con las ya existentes, se fue moldeando la acción política del Grupo Monterrey frente al Estado, particularmente, en tres períodos presidenciales que implicaron riesgos de nacionalización: Lázaro Cárdenas (1934-1940), Adolfo López Mateos (1958-1964) y Luis Echeverría (1970-1976).

Con la consolidación del Estado protector, para los empresarios regiomontanos se abrieron importantes oportunidades de negocio, estrechamente relacionadas con el mercado interno y los beneficios que otorgaba el gobierno, en términos de subsidios, exenciones de impuestos y crédito público. En este periodo, que se extiende entre la década de 1940 y 1960, se dio un nuevo apogeo industrial en Monterrey y su área metropolitana.

Este boom llegó finalmente a su clímax con el auge petrolero de finales de la década de 1970, llevando a las empresas regiomontanas a tomar créditos extranjeros para financiar procesos inusitados de crecimiento. Tal es el caso del Grupo ALFA, que financió al menos el 90% de su crecimiento con capital proveniente del extranjero, vía crédito internacional (Fouquet, 1999: 154).

Con la crisis de la deuda de 1982 se hizo evidente el agotamiento del modelo sustitutivo de importaciones y, con ello, la debilidad de los empresarios locales para afrontar el pago de compromisos asumidos en años anteriores. Esto llevó a que el Estado, a pesar de que había empezado su proceso de desvinculación del mercado productivo, se viera en la necesidad de salir en defensa de los pasivos de las empresas regiomontanas que representaban la tercera parte del total de la deuda privada mexicana (Cerutti, Ortega y Palacios, 2000: 19).

Esta crisis llevó a la necesidad de reconvertir la industria local, permitiendo el paso de un modelo enfocado principalmente al abastecimiento del mercado interno a otro de producción, destinado a mercados extranjeros e inversión internacional. El Estado mexicano potenció tales oportunidades con la entrada al GATT (Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio) en 1986 y con la firma del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá en 1992.

La consolidación del modelo económico neoliberal permitió la sintonía de las políticas públicas federales con los intereses de la burguesía local. A raíz de este nuevo escenario, los empresarios regiomontanos comenzaron a participar abiertamente en política a través del partido oficial (PRI) y, desde la oposición, a través del Partido de Acción Nacional (PAN). Ejemplo de ello fue la transición ocurrida en Nuevo León en 1997, donde el gobernador interino, Benjamín Clariond Reyes del PRI, le cedió el poder al primer gobernador panista electo en el estado, Fernando Canales Clariond.5

 

II. LA IDEOLOGÍA EMPRESARIAL REGIOMONTANA

La ideología de los empresarios de Monterrey comenzó a cimentarse, a finales del siglo XIX, sobre la base de las doctrinas socialcristianas -en boga durante ese tiempo- que sirvieron como contrapeso ideológico al incipiente desarrollo del socialismo que ponía en cuestionamiento los fundamentos básicos del capitalismo.

Estas ideas socialcristianas, que se expresaron en varias encíclicas papales (Rerum Novarum, 1891, Quadragesimo Anno, 1931, Mater et Magistra, 1961), presentan, entre sus puntos principales, que la propiedad privada no debe ser abolida, como sugería Karl Marx. En cambio, el sistema capitalista debía ser reformado y tener la capacidad para promover la justicia social, "sirviendo a la dignidad humana e incrementando las oportunidades de vida de los individuos" (Rerum Novarum y Quadragesimo Anno, 1952: 128 y 116, citado por Vellinga, 1979:102).

En este marco, la estructura de la empresa regiomontana se cimentó sobre la base de un modelo familiar tradicional y celosamente conservador, sustentado en una religiosidad sincrética que complementaba la dimensión humanista del catolicismo con la visión pragmática de las corrientes puritanas angloamericanas, donde el trabajo, el ahorro y la generación de la riqueza son muy valorados.

De este modo, la empresa fue concebida como una "gran familia", como "una unidad orgánica que funciona sobre la base de la armonía de propósitos entre las partes" (Vellinga, 1988: 63). Lo anterior, en términos de catolicismo social, se refiere a que "los intereses patronales y los de los obreros no son contradictorios sino que convergen en uno mismo: el éxito de la empresa. Este postulado permite pensar que el conflicto es un acto marginal y no justificado en el que se rompe el equilibrio entre las partes" (Fouquet, 1999: 138).

Esta ideología dio a los empresarios una visión muy positiva de su papel y justificó su paternalismo en el manejo de las relaciones laborales por el bien de sus empleados (Vellinga, 1988: 63). En síntesis, los valores de familia, empresa y trabajo se entremezclaron en un sistema de valores integral.

Ya desde el periodo revolucionario, la actividad sindical era asumida por el "patrón" en el marco de la caridad cristiana y la responsabilidad paternalista que propugnaba el modelo. Esto incluía varias facetas que iban desde el otorgamiento de vivienda y educación hasta la alimentación y la recreación.

Con la llegada de Cárdenas al poder, se consolidó el movimiento sindical nacional bajo la tutela del gobierno federal y, con ello, el partido oficial. Con esto se puso en riesgo la relación patronal–sindical, diseñada previamente en el contexto local de Monterrey. Esto llevó a los empresarios regiomontanos a responder al nuevo escenario organizando su propio sistema sindical: el de los sindicatos blancos. Este modelo fue muy exitoso ya que logró congregar a la mayoría de los grupos de trabajadores de Monterrey.6

Un mecanismo efectivo para mantener la influencia del Estado al margen de las decisiones industriales locales fue la firma de contratos colectivos de trabajo. En éstos, las alzas salariales establecidas por el gobierno eran superadas por las empresas, en un pequeño margen, a fin de prevenir cualquier tipo de reclamo que pusiera en cuestionamiento la distribución del poder local. Vellinga (1988) expresa esta relación de la siguiente manera: "La estrategia fue tomar la iniciativa en el tema de salarios y condiciones de trabajo, anticipándose a las demandas de los trabajadores, y en el caso en que las demandas fueran presentadas, se seguía el ritual de las 'concesiones significativas' 'otorgadas' después de 'arduas negociaciones' en las cuales se cooptaba a los líderes sindicales" (p.68). Este tipo de prácticas, relacionadas con el ámbito sindical, era indicativo de un fenómeno más generalizado respecto al rol que debería cumplir el Estado en la sociedad.

En este sentido, puede observarse la divergencia de intereses entre la burguesía local y el aparato del Estado federal priísta, divergencia que se mantuvo constante hasta la década de 1980. Por un lado, la visión que el empresariado regiomontano tenía sobre el rol del Estado era la de limitarse a las funciones básicas de mantenimiento de la estabilidad social y política, ambas indispensables para el desarrollo, sin trabas, de las fuerzas del mercado; en otras palabras, un Estado ajeno a cualquier intervención en la economía y a la aplicación de políticas redistributivas del ingreso. En contraposición, el modelo priísta del Estado intervencionista estaba caracterizado por su centralismo y la suficiente legitimidad para intervenir en los asuntos de las empresas.

El modelo ideológico empresarial prevaleció en la ciudad a lo largo de todo el siglo XX. Sin embargo, como consecuencia de la crisis económica de 1982, se inició un "profundo proceso de reestructuración tanto del aparato productivo como de los mecanismos de organización empresarial, reconversión orientada a operar en un nuevo escenario económico internacional" (Cerutti, Ortega y Palacios, 2000:18). Un ejemplo de estas transformaciones se puede visualizar en los comentarios del director de las subsidiaria PROEZA TI con relación a los cambios gerenciales de las empresas familiares de la ciudad (extracto obtenido en la muestra analizada):

No basta con el apellido familiar. Para ganarse un puesto directivo en alguna de las empresas regiomontanas se necesita cumplir una serie de requisitos. [...] El aspirante debe tener una maestría o doctorado en una de las mejores universidades del mundo, hablar dos idiomas adicionales al español, trabajar tres años en otra empresa, y al menos uno de ellos en el extranjero. [...] El aspecto familiar y los principios son fundamentales para la buena marcha de la empresa. De esto se habla en las reuniones de todos los domingos con sus padres [Zambrano Benítez], y en los retiros que año tras año efectúan en otras ciudades para conocer mejor a todos los miembros de su familia. Todo mundo tiene que vivir los principios dentro del grupo, y si alguno no los vive, no tiene derecho a estar en él. (Cepeda, F., 2005a: A1)

Esto implicó un proceso de ajustes que hicieron evidente la consolidación de los grupos industriales locales en una dimensión global o regional-continental. Asimismo, se produjo una reducción del control familiar en relación con la participación accionaria de los conglomerados7, a través de esquemas que van desde la venta de paquetes de porciones accionarias y coinversiones con capitales extranjeros hasta la gestación de alianzas estratégicas con capitales internacionales. Finalmente, se manifestó una deslocalización de las plantas industriales de la mayoría de los grupos regiomontanos fuera de la Zona Metropolitana de Monterrey, dejando de ser generadoras de empleo industrial en la ciudad, pero manteniendo en la misma las oficinas corporativas (Palacios, 2005: 4-5).8

En el ámbito de la relación laboral se destacan los siguientes cambios. Por un lado, se observó una reducción de plantas de personal administrativo con la finalidad de reenfocar el recurso humano en nuevos esquemas laborales. Dichos cambios han dado como resultado, modelos –como la tercerización de ciertos servicios subcontratados a empresas externas- y procesos de flexibilización laboral9.

Tales fenómenos, sin lugar a duda, están teniendo efectos importantes en el modelo ideológico empresarial que se forjó a lo largo del siglo pasado. Lo interesante a observar es que, a pesar de los grandes cambios que se produjeron en la base material de dicho modelo, los valores que definían a este sistema no sólo se mantienen sino que se refuerzan, pero, ahora, a través de un nuevo esquema en el marco de la competitividad.

Palacios (2005:8) asegura que, desde 1995 se consolida una nueva cultura laboral concebida con el objetivo de validar, a nivel de discurso, los cambios drásticos, en la relación laboral, sin necesidad de reformar la base ideológica de la misma. Esta nueva cultura es la reedición del antiguo modelo de relaciones laborales vigente desde principios del siglo XX.

En ella se percibe que los organismos sindicales, tradicionalmente cercanos a las estructuras gerenciales, continúan suscribiendo contratos colectivos de amplio beneficio para los grupos de poder, sustentados en el mantenimiento de la productividad y el aseguramiento de la fuente de trabajo. De igual forma, se observan cambios en los contratos de empleados no sindicalizados –profesionales o ejecutivos- quienes han perdido importantes prestaciones generando "una percepción polivalente entre el orgullo de pertenecer al corporativo y la decepción de la pérdida de beneficios asociados a esta pertenencia" (Palacios, 2005:12). Es precisamente este último sector -depositario del modelo ideológico del trabajo y del ahorro en su formación educativa- el que se encuentra, ahora, frente a una realidad distinta, en la cual las aspiraciones laborales, concebidas dentro del modelo conservador, no se ven satisfechas.

Como se puede observar, el modelo ideológico de la ciudad, creado a principios del siglo XX, se sigue reformulando en la actualidad, para adaptarse al nuevo contexto de la globalización y los cambios políticos y económicos de México. Según Palacios (2007):

Se manifiesta en una visión dicotómica de un antes y un ahora, entre una sociedad cerrada donde los valores morales tendían su correlato con una estabilidad económica y social, cimentada en el desarrollo industrial y bajo la guía paternal de empresarios emprendedores; frente a una sociedad abierta que desplaza vertiginosamente ese mundo de certidumbre a otro caso impredecible con modos de vida degradantes. [...] La cultura del trabajo y el ahorro se ha recorrido hacia el ensalzamiento de la cultura emprendedora como su versión actualizada, donde son las leyes del mercado las que determinan las metas a alcanzar y las armas a emplear para ocupar un lugar en la sociedad. (p.190)

En este sentido, la presente investigación pretende describir la forma en que los medios de comunicación, específicamente El Norte10, cumplen un rol clave en el proceso de difusión de la información para el mantenimiento y reforzamiento del patrón ideológico de la ciudad.

 

III. EL CASO DE EL NORTE

El periódico El Norte constituye un claro e interesante ejemplo para interpretar cómo los medios de comunicación locales han jugado un papel importante en la consolidación de la elite empresarial regiomontana a través de la elaboración y propagación de su misma ideología. Su historia comienza el 2 de abril de 1922 con la creación del periódico vespertino El Sol por Rodolfo Junco de la Vega Voigt, de tradición familiar en el negocio periodístico y que, en sus inicios, tuvo que enfrentarse al predominio del periódico El Porvenir.

El contexto de la crisis mundial de la década de 1930 evidenció la falta de capitales para asegurar el sostenimiento del periódico y llevó a Rodolfo Junco de la Vega Voigt a solicitar financiamiento externo para mantener su empresa. Este apoyo fue otorgado a través de un convenio con la Cervecería Cuauhtémoc en el cual Luis Garza Sada –como representante del Grupo Monterrey- impulsaría la fundación de un nuevo periódico. Así lo expresó el mismo Garza Sada: "no sólo vamos a consolidar El Sol, Rodolfo, sino a fundar otro periódico" (citado en Esquivel, 2003: 41). Dicho diario sería El Norte que, a partir de entonces, jugaría un rol fundamental como vocero de los intereses empresariales regiomontanos. El primer ejemplar se publicó el jueves 15 de septiembre de 1938.

El objetivo de la familia Garza Sada al promover este nuevo matutino (al igual que en el caso de la formación de COPARMEX en 1929) fue defender los intereses del sector privado en el contexto nacional. En ese sentido, vale la pena destacar que la participación de la Cervecería en las decisiones editoriales del diario fue la de censor verificador a fin de garantizar que en los contenidos del ámbito regional no se inmiscuyeran las políticas nacionales con tendencia socialista. Desde esta perspectiva, José Esquivel (2003) señala que "El Norte representó una buena opción para apoyarlo [a Garza Sada y su grupo] en la tarea de inculcar valores y principios contrarios a los oficiales de entonces" (p.43).

Desde sus inicios, el diario nació para cumplir una función de contrapeso frente a las políticas y la ideología del poder federal; y, en específico, frente a la doctrina socialista del presidente Lázaro Cárdenas. Los empresarios regiomontanos vieron en El Norte la oportunidad de propagar sus ideales a la población local, a través de la prensa, reforzando los principios de la defensa de los derechos humanos, la libertad de empresa y el combate al comunismo (Esquivel, p.45).

En ese sentido, el periódico desempeñaría dos roles fundamentales. Por un lado, en la dimensión local, serviría como reforzador de la cultura conservadora regiomontana; mientras que, en el contexto nacional, cumpliría la función de contrapeso ante la ideología estatista que caracterizó al poder central en el apogeo del sistema priísta.11

A partir de la década de 1970, con el cambio de estafeta de Rodolfo Junco de la Vega Voigt a Alejandro Junco de la Vega González, se produjo una transformación que tenía la intención de renovar la redacción con jóvenes periodistas profesionalizados, en su mayoría egresados de la carrera de comunicación. En este sentido, la profesora norteamericana Mary Gardner coordinó una serie de cursos de profesionalización en el interior de la institución, los cuales impulsarían la llamada "Escuela de El Norte" (Esquivel, p.77).

El propósito fue impulsar un nuevo estilo de periodistas con amplia autonomía con respecto a los poderes públicos y privados a fin de publicar noticias con mayor objetividad. También se presentaron importantes avances tecnológicos relacionados con la impresión, a través de la implantación de la técnica offset y de la computarización del proceso periodístico (Esquivel, p.71). Más adelante, en la década de 1980, se produjo otra innovación que consistía en la conformación de consejos editoriales que generaban un "proceso abierto a la participación ciudadana" donde lectores, líderes de opinión y expertos tomaban parte en la revisión y enriquecimiento de los contenidos editoriales a través de críticas y sugerencias (p.117). Finalmente, se comenzó un proceso de segmentación de audiencias que permitió proximidad con el lector, reforzamiento de ciertos círculos sociales y abaratamiento de la publicidad.12

Muchos de estos cambios se dieron durante la presidencia de Luis Echeverría Álvarez (1970-1976), período histórico muy convulsionado para México y, en particular, para la ciudad de Monterrey. Durante dicha administración, se tomaron una serie de medidas de tendencia nacionalista que amenazaban los intereses empresariales regiomontanos13 en la medida que atentaban contra el principio de la propiedad privada. A esto se sumó la efervescencia de grupos subversivos de izquierda que pusieron en riesgo los intereses industriales locales, cuyo ejemplo más evidente fue el asesinato de Don Eugenio Garza Sada, el mayor exponente de los empresarios de Monterrey.

En este contexto, El Norte logró consolidarse con un sello distintivo de independencia con respecto al régimen central, pero de notorio apoyo a los valores locales. En palabras de Esquivel (2003):

El Norte [...] vigorizó su independencia con una franca defensa de las libertades y acusando a Echeverría de los ataques que sufría la iniciativa privada, así como de provocar con el famoso tercermundismo del presidente la plaga de falsos redentores que proliferaron al amparo de los discursos oficiales teñidos de simpatía por los hombres de confesión comunista, que parecían alentar desde algunas sedes ministeriales a los guerrilleros de entonces. (p.75)

En el caso particular de El Norte, este tipo de conflictos se hizo visible con los problemas derivados por la dotación de papel prensa. Durante el régimen priísta, uno de los elementos fundamentales de control de la prensa escrita se ejercía a través del monopolio estatal del papel –insumo básico para la producción- que estaba en manos de la empresa estatal PIPSA (Productora e Importadora de Papel, S.A.).

Dada la abierta disidencia del periódico regiomontano con respecto a la administración de Echeverría, esta última decidió boicotear al periódico, restringiendo la cantidad de papel –que le otorgaba- a sólo el 17% de lo que este medio requería. Sin embargo, dicha sanción por parte de la Presidencia fue un fracaso, no sólo porque la empresa fue capaz de soportar durante varios años tal situación, sino porque, además, obtuvo mayor legitimidad al mostrarse como un periódico independiente del poder político central.

Tal escenario de confrontación cambió a partir de la década de 1980 al hacerse evidente un proceso de transformaciones que impactaría en el país tanto económica como políticamente. En el ámbito de lo económico, con la implantación de políticas macroeconómicas de tinte neoliberal y, en lo político, con la aceleración de la caída del régimen priísta y la apertura democrática.14

Este nuevo contexto que enfrentó el país hizo que los principios básicos del periódico El Norte fueran una manifestación vanguardista de lo que debería ser el periodismo, a nivel nacional, exaltando los valores de libertad y justicia. Aprovechando esta situación ventajosa y siguiendo el exitoso modelo de El Norte, en 1993, la familia Junco tomó la decisión de abrir un periódico en la capital del país: el periódico Reforma.

Dicho periódico fue un éxito rotundo en términos de circulación ya que contó con la capacidad de transferir los aspectos más liberales de la visión emprendedora regiomontana al contexto específico de la Ciudad de México. En el ámbito político, el periódico Reforma se presentó con una postura crítica hacia políticas oficiales y, en el ámbito económico, se caracterizó por la promoción de un modelo que favorecía la libertad de mercado.

Con el paso de los años, en el ámbito local, El Norte ha logrado consolidarse no sólo como cuasi-monopolio de la prensa escrita en Monterrey, sino también como el medio de comunicación con mayor capacidad de imponer la agenda de la ciudad.

 

IV. METODOLOGÍA APLICADA

A continuación, se presenta un análisis de contenido del periódico El Norte con el objetivo de conocer si la postura de este medio reafirma el patrón ideológico de la ciudad de Monterrey planteado en el marco teórico.

Para este fin, se dio paso a la determinación de una serie de variables cuantificables que midieran la postura del periódico en temas esenciales vinculados con el Estado, la empresa, el trabajo, la religión, la tecnología, la globalización y la relación entre los poderes locales y el gobierno federal. Posteriormente, con la finalidad de medir dichas variables, se realizó un manual de codificación en el cual se presentan categorías15 que ubican la posición del periódico y sus fuentes con respecto a cada una de las variables.16

En relación con la muestra, se decidió elegir aleatoriamente una semana de 1995 y otra de 2005. Lo anterior, con la finalidad de observar, en una brecha de diez años, semejanzas y algunos cambios significativos que pudieron suscitarse en el transcurso de dicho período. A su vez, se decidió escoger solamente algunas secciones del periódico: local, negocios, vida, consumidor, interfase y bienes raíces.17,18 Todas estas, pero especialmente las tres primeras, son consideradas las más importantes para responder a las variables establecidas en la presente investigación; particularmente, aquellas que hacen referencia a los conceptos de empresa y trabajo, el modelo del Estado y su relación con la empresa.

 

V. HALLAZGOS DE LA INVESTIGACIÓN

En primera instancia, se presenta un análisis de la distribución de los temas a los que se dedicó mayor espacio en la muestra de periódicos, comparando la muestra del año 1995 (gráfica 1) y del año 2005 (gráfica 2). Es notorio comprobar que, por lo menos en las secciones escogidas, la distribución de temas (en muestras aleatorias que difieren en diez años) presenta un comportamiento que permanece constante, demostrando una agenda muy planeada con respecto al espacio que se asigna a las diferentes temáticas.

Nótese que, si se agruparan las temáticas políticas ("Estado y sistema político" y "Corrupción y crítica al gobierno") y las económicas ("Macroeconomía", "Empresa" y "Ahorro e ingreso"), ambos integrarían la mitad de la muestra. Desde esta perspectiva, resulta evidente que dichos temas son fundamentales para la agenda del medio informativo.

Es llamativo que los temas que se refieren a las acciones del gobierno (estatal y municipal) son los que aparecen con mayor frecuencia en la cobertura del periódico. En segundo término, se destaca la importancia asignada a los fenómenos de tipo económico, particularmente a cuestiones empresariales, información sobre tendencias macroeconómicas así como a la cuestión del ahorro y los ingresos, desde una perspectiva individual. En contraposición, es importante destacar que algunos temas, que en el análisis teórico se consideraron importantes en la estructura ideológica de Monterrey, no destacaron por su cobertura en el periódico. En este sentido, dos ejemplos que llaman la atención son las cuestiones del trabajo y la religión.

En primer lugar, tomando en consideración la importancia de los temas industriales para la ciudad, se podría pensar que la cuestión del trabajo generaría mayor cobertura. Sin embargo, lo que se pudo observar es que el tratamiento sobre el tema es mínimo (2%). Tomando en consideración lo previamente analizado en el marco teórico, se cree que esto se relaciona con el modelo local de colaboración entre las estructuras sindicales y los empresarios. En otras palabras, el hecho de que no haya conflictos laborales podría justificar la poca cobertura en la prensa sobre dicho tema.19 A su vez, contribuyen otros factores como los siguientes: para el periodo de análisis de la muestra, la cuestión del trabajo ha dejado de ser de interés del periódico; así mismo, el tema del trabajo, desde la ideología empresarial, es tratado como un tema interno de las propias empresas a través de sus medios de comunicación.

Como ejemplo de este sistema colaboracionista se presenta un extracto de la muestra obtenida para el estudio. La misma se refiere a una entrevista realizada a Eduardo Garza T., del Grupo FRISA, donde comenta que: "la empresa emplea a 165 trabajadores y jamás ha tenido una demanda laboral, además de que la rotación es muy baja (...). La participación y el compromiso de todos los miembros de la organización son indispensables en el éxito de cualquier proceso de cambio" (Castilleja, 1995: A23).

De la misma manera, cuando se quiere establecer la relación existente entre el tema del "trabajo" y su valoración, en términos de la importancia del ahorro y la generación de riqueza (véase gráfica 3), se encontró que, en la mayoría de las notas, se da una justificación importante de las mismas, reforzando la relevancia de la cultura local del trabajo como mecanismo de crecimiento individual.

Por otro lado, en referencia a las cuestiones religiosas, se observa que, aunque la cantidad de notas sobre el tema fue mínima (1%), cuando éstas aparecen refuerzan los patrones conservadores que se plantearon en el presente trabajo.20 En todas las notas se presenta una justificación explícita de la importancia de la religión como componente central y fuerza guía de la vida social. A continuación, se presentan ejemplos claros de dicho fenómeno, obtenidos de la muestra. En el contexto de la crisis de 1995, el periódico El Norte retomó las palabras de Monseñor José Ochoa Gutiérrez quien, en su homilía, comentó: "nos conviene [resaltado en itálica por los autores] que se mantenga vivo el culto a la Virgen porque ella es muy bondadosa y vela por nosotros aun en tiempos de crisis [...] los lazos espirituales son los que nos unen y ahora nos toca que sea difundida su fe" (Guerrero, 1995: D1).

Otro caso interesante, que manifiesta la importancia de la práctica religiosa como fuerza guía de la vida social, se refleja con la cobertura de la celebración de los 25 años de pláticas matrimoniales impartidas en la Catedral de Monterrey. El matrimonio que preside estas reuniones señala con preocupación, la inestabilidad de las parejas en la actualidad y su incumplimiento del sacramento matrimonial.

La mecánica de trabajo no ha cambiado, sin embargo, la calidad de las parejas que asisten en la actualidad es muy distinta a como era en las primeras sesiones. Hace 25 años pedían que tuvieran cinco años de casados, que estuvieran casados por la Iglesia, que fueran una pareja estable, no sin problemas, pero que no fueran parejas a punto de divorciarse. Ahorita, desgraciadamente, algunas de las parejas que entran a los encuentros no están casadas o están casadas sólo por el civil, cada vez hay más (Franco, 2005: D3).

Volviendo a las temáticas más tratadas por el periódico, un punto sensible, que se ha trabajado con profundidad en el marco teórico, es el referente al grado de injerencia que debe tener el Estado en el ámbito de la vida privada y su participación en el sistema económico, según el modelo ideológico local.

Como se observa en la gráfica 4, es llamativa la justificación que se otorga al Estado en su participación como garante de las relaciones humanas, no solamente en ámbitos vinculados al sistema político sino también en esferas de la vida social.

Ahora bien, cuando se trata de medir el nivel de participación que debe tener el Estado, particularmente en la esfera privada (del individuo) y en la económica, los resultados son más complejos.

Por un lado, en la esfera privada (véase gráfica 5), como es de esperar, los resultados que se presentan justifican ampliamente la responsabilidad individual en los ámbitos de la familia, la religión y la generación de ahorro e ingresos. Sin embargo, es llamativo observar los datos arrojados con respecto a cuestiones como la salud, la educación y el trabajo. Las mismas, que pueden ser asociadas con dimensiones de tipo colectivo -en el caso de Monterrey y su cobertura periodística por parte de El Norte- se encuadran también en el ámbito de la responsabilidad individual. De forma que, en este modelo localista, el Estado no debe participar en políticas redistributivas a través de su participación en temas como la educación y la salud. Un ejemplo, obtenido de la muestra y que se vincula con el tema de salud, resalta la importancia de que los individuos tomen conciencia del uso de fármacos. En una entrevista, el especialista en genética Howard Coleman comenta:

En coordinación con su médico o equipo de médicos, [el individuo] debe poner atención en su cuerpo y hacer investigación sobre cada producto que toma para ver si puede estar ocasionando algún efecto secundario o reacción en su cuerpo [...] Los pacientes consumidores están tomando las riendas de su salud. La gente está haciéndose cargo de su condición, esto debe incluir un poco de investigación de su parte también. (Franco, 2005: D1).

Por otro lado, la cuestión del rol del Estado, en el ámbito económico-empresarial, representó un reto para la investigación. En el estudio de los resultados, en contraposición al modelo planteado en el marco teórico, se observó una justificación importante de la intervención del Estado en la economía. Esto llevó a un análisis más exhaustivo de la muestra seleccionada en la que se encontró que, así como en ocasiones la ideología plantea que el Estado se debe mantener al margen de la economía, existen contextos especiales en los que la intervención del Estado resulta benéfica para el crecimiento de las industrias locales. Es así como, en este escenario, la participación del Estado no sólo se acepta sino que se demanda como una exigencia.

En este sentido, para analizar el rol del Estado en la economía, se consideró oportuno segmentar la muestra en función de los años analizados, ya que, en 1995 (de crisis económica), se manifiesta un comportamiento muy diferente al de 2005 (de estabilidad económica) (véase gráficas 6 y 7).

Como se puede observar, en 1995, cuestiones como macroeconomía, ahorro e ingreso, empresa y trabajo aparecen como variables donde se demanda la participación del Estado. En este tipo de notas, los mecanismos de participación del mismo están vinculados con políticas de estabilización, reestructuración y emisión de deuda en mercados globales para impulsar la inversión. En otras palabras, se solicita que el gobierno reformule la política económica para retornar a la certidumbre.

En 2005, no es tan explícita la demanda de intervención del Estado, sin embargo, cuando ésta aparece se refiere a la generación de mecanismos para incentivar el crecimiento económico. Entre ellos se destacan: atracción de inversión extranjera; inversión en obra pública; promoción de turismo; otorgamiento de créditos a PYMES; fomento del empleo estable, digno y remunerado; así como reformas fiscales y laborales para estimular la competitividad.21

En este contexto de demandas al Estado, en el área económica, es importante analizar el tema referente a la histórica defensa de los intereses locales por parte los empresarios con respecto al poder federal. Sobre este aspecto, se puede concluir que, después de experimentarse un cambio en el modelo del Estado mexicano en la década de 1980, se generó una sintonía entre las necesidades empresariales locales y el rol del nuevo Estado neoliberal.22 Por lo tanto, la postura de resistencia por parte de la elite empresarial local comenzó a plantearse sobre cuestiones puntuales, siendo, probablemente, ésta la razón que justifica los pocos casos encontrados en la muestra (5.6%). Por ejemplo, en 2005, se presentó un conflicto vinculado con el alto precio del gas natural como recurso energético de las industrias locales. Éste es un claro ejemplo de los procesos de negociación que emprenden los empresarios locales ante el gobierno federal. En la columna "De Regios" (obtenida de la muestra), apareció:

AMANECEN los líderes de la industria regia en la capital azteca con su presidente, Alberto Fernández Garza, a la cabeza. Se preparan a estrenar a su paisano Fernando Canales Clariond [ex gobernador panista de Nuevo León] como Secretario de Energía, para insistirle en la prioridad de bajarle el fuego al precio del gas. En una encerrona esperan apagar la caldera o por lo menos hacer valedero el compromiso de su paisano (sic). (De Regios, 2005: A4).

Como se ha observado a lo largo de la investigación, la crisis de la década de 1980 operó como un parteaguas de las posibilidades de crecimiento de las empresas locales en términos de su expansión geográfica. Las mismas se reestructuraron de manera que pasaron de un modelo productivo, destinado al mercado nacional, a otro de tipo global en el cual, para ser competitivas, revaloraron la tecnología y el capital extranjero. En este contexto, se considera interesante medir la importancia que el periódico otorga en su cobertura a cuestiones vinculadas con la globalización y el desarrollo tecnológico (véase gráfica 8). Los resultados fueron los esperados, en la medida en que hay una visión positiva de la globalización así como hay también muestras de orgullo sobre los logros y conquistas de las empresas locales en mercados internacionales. En numerosas ocasiones, el periódico El Norte cubre las acciones de empresas regiomontanas llevadas a cabo en el exterior.

Un ejemplo de lo anterior es comentado por el Director de Proeza en un evento de empresas familiares de la UDEM (obtenido de la muestra): "la subsidiaria de TI con una asociación con una empresa estadounidense ya vende a algunas de las agencias federales del gobierno de la Unión Americana como es el FBI y el Home Security, un software para el rastreo de camiones, barcos, vehículos y armamento" (Cepeda, F., 2005b: A3).

Todos los datos analizados llevan a reflexionar sobre las diferencias que existen en la cobertura del periódico al presentar información sobre el Estado y las empresas. Para dar luz sobre estas divergencias, se decidió analizar la postura del periódico a través de categorías de problemas.23 La intención es mostrar "cómo" se habla del Estado y de las empresas, independientemente del tema al que se refiera la nota. Mc Combs, autor que se ha dedicado a realizar estudios acerca de la agenda de los medios de comunicación, describe la "situación problemática" como un concepto que va más allá de la categorización de las noticias por temas y se introduce en el ámbito de la percepción (Edelstein, 1993: 93-94). De esta manera, el trabajo no se enfoca exclusivamente en el análisis de temas sino que pretende llegar, a través de la exposición de los problemas, al estudio de la construcción de imágenes y perspectivas; siendo éste último el nivel donde se da la influencia de los medios en la construcción de representaciones sociales por parte de la sociedad (véase gráfica 9).

Como se puede observar en el gráfico, el encuadramiento de la empresa y el Estado presenta diferencias sustanciales. La más llamativa de ellas es la referente al ámbito de la "indeterminación". Alrededor de la mitad de las notas que tratan el tema empresa no presentan explícitamente problemas, asumiendo que éstas generan constantemente nuevos emprendimientos. Un claro ejemplo de ello se muestra en el éxito del Grupo IMSA que se extrae de la muestra analizada. Después de participar en el evento sobre empresas familiares organizado por la UDEM, Marcelo Canales Clariond, director de finanzas del Grupo IMSA, comentó:

Antes de que finalice el presente año, Grupo Imsa arrancará operaciones de su planta en Louisiana, Estados Unidos, en la cual está invirtiendo 200 millones de dólares a largo plazo. [...] La idea de la nueva planta, dijo el directivo, es repetir el éxito de las fábricas establecidas en Los Ángeles, Alabama y Oregon, pero ahora en el sureste de la Unión Americana. [...] Nos hemos organizado de tal manera que la capacidad de producción empezando desde el planchón y siguiendo con acero rolado en frío y caliente, galvanizado y pintado y paneles tanto en México como en el mercado de Estados Unidos, nos va a permitir una plataforma para crecer (Cepeda, F., 2005c: A3).

No obstante, para el caso del Estado, se observa que más del 80% de las notas presentan algún tipo de problemática, particularmente identificada como "carencias" y "conflictos". Frecuentemente, el periódico, en su sección local, hace investigaciones especiales para poner en evidencia los descuidos de la administración pública. En el siguiente ejemplo, obtenido de la muestra, se cuestiona acerca del estado de los espacios verdes de la ciudad: "En un recorrido realizado por El Norte por los municipios de Monterrey, San Nicolás, Guadalupe, Apodaca, Escobedo y Santa Catarina, se comprobó la situación delicada que sufren estos espacios de esparcimiento y recreación. Las plazas públicas del área metropolitana sufren un grave deterioro: están pasando del verde al gris y muchas parecen selvas" (Cepeda C., 2005: B1). Esto lleva a concluir que –mientras para el ámbito de la empresa se presenta una perspectiva ampliamente positiva, de generación de oportunidades, crecimiento y bienestar- para el caso del Estado, la visión es más crítica, dado que este último es mostrado como un organismo ineficiente, corrupto e incapaz de generar las condiciones necesarias de fomento al orden y bienestar social.

Por último, se presenta un análisis de las fuentes a las cuales recurre el periódico como una forma de evidenciar a "quiénes" y "en qué medida" el diario acude para la construcción de la agenda informativa. Cabe mencionar que, al igual que en la distribución de temas, la asignación del espacio dedicado a las fuentes es prácticamente igual para la submuestra de 1995 y la de 2005. Esto evidencia que el periódico tiene una agenda muy planificada, no sólo de los temas que trata sino también con respecto a las fuentes a las cuales acude para cubrirlos (véase gráfica 10).

En primer término, se observa la importancia que otorga el periódico a las fuentes gubernamentales. Este fenómeno, que ya ha sido estudiado ampliamente por diferentes teóricos, se presenta recurrentemente en diferentes medios de comunicación. Tal como lo comenta Lozano (1996:73), las dependencias gubernamentales cuentan con departamentos de comunicación social que facilitan la labor de los reporteros y, al mismo tiempo, la legitimidad derivada del puesto que ocupa el funcionario público evita que el reportero pierda tiempo en la búsqueda de otras fuentes en las que no se puede comprobar la credibilidad.

Por otro lado, es de destacar que los empresarios y las cámaras de comercio constituyen el 20% del total de las fuentes informativas a las que acude el periódico. Esto se vincula con el espacio que otorga el periódico a información relacionada con la evolución y el crecimiento de las empresas. Lo interesante de ello es que, además de ser un alto porcentaje, este mismo contrasta con el 1% de la información proveniente de parte de los sindicalistas. Esta significativa diferencia reafirma que el peso específico que le da el periódico al "factor capital" es muy superior al otorgado al "factor trabajo". Colateralmente, este fenómeno se asocia con la poca cobertura de las cuestiones laborales donde el modelo del sindicalismo colaboracionista minimiza, como ya se mencionó anteriormente, cualquier fenómeno de conflicto.24

 

VI. APRECIACIONES FINALES

A inicios del siglo XX comenzó a gestarse en Monterrey un exitoso modelo industrial que, favorecido por el apoyo del sector gubernamental, permitió la formación de un centro hegemónico regional en el noreste del país. El mismo fue coordinado por un grupo de familias vinculadas por lazos de sangre, capaces de generar una sólida red empresarial en la que se compartieron los riesgos y oportunidades de un mercado nacional creciente.

La argumentación ideológica de este modelo se cimentó en las doctrinas socialcristianas que, sin cuestionar los fundamentos básicos del capitalismo, tuvieron la capacidad de promover la justicia social. De este modo, la empresa integraba a los empresarios y los trabajadores en una unidad orgánica donde el conflicto era marginal. Dados los postulados de estas doctrinas y ante la consolidación del Estado mexicano posrevolucionario, caracterizado por un perfil socialista, este grupo se conformó, a través de cámaras empresariales, como una resistencia clara a la intervención del Estado en la economía.25

En ese marco, en la década de 1930, se crea el periódico El Norte con la finalidad de cumplir dos funciones clave. Por un lado, servir de contrapeso ideológico con respecto al poder federal de tendencia socialista y, por el otro, fungir como medio propagador de los ideales conservadores (en lo social) y de libre empresa (en lo económico) del grupo empresarial regiomontano hacia la población local.

A partir de la década de 1980, con la entrada del sistema económico neoliberal en México, este modelo, que había sido concebido en Monterrey y que hasta ese momento era disidente con respecto al poder federal, encontró condiciones propicias en las que la libertad de empresa, la globalización, el desarrollo tecnológico y la flexibilidad laboral se incorporaron al discurso oficial. En este escenario se destacan: el arribo de tecnócratas al control del gobierno federal; la entrada de México al TLCAN y la internacionalización de las empresas regiomontanas; y, en el caso particular del periódico El Norte, el acceso al mercado de la capital del país a través de la creación del periódico Reforma.

Después de todas estas consideraciones teóricas e históricas resulta claro entender el sentido de esta investigación como un aporte más para describir la forma en que el periódico El Norte cumple la función de reforzar el patrón ideológico de la ciudad. Probablemente este fenómeno se repita en otros medios locales como la televisión o la radio, lo que se podría comprobar en futuras investigaciones.

Dando paso a los resultados empíricos de la investigación, a continuación, se presentan los hallazgos más importantes. En primer término, cabe resaltar la similitud en la distribución de temas y fuentes dentro de la cobertura del periódico; destaca para el primer rubro, una fuerte concentración en las temáticas políticas y económicas; y, en el segundo, una sobre representación de las fuentes gubernamentales y empresariales por sobre los demás grupos de la sociedad civil.

Otro dato por resaltar es el referente a la función normativa que debe cumplir el Estado en el ámbito de la economía. El Estado, según la cobertura del periódico, no debe generar políticas que promuevan la redistribución del ingreso económico sino que debe limitarse, pero no desentenderse, de la generación de mecanismos para incentivar el crecimiento económico.26

En este contexto, se resalta un fenómeno más profundo –relacionado con las percepciones que se generan a partir del periódico- con respecto a lo que representan el "Estado" y la "empresa", como entes, dentro del imaginario local. En el caso de la cobertura que se da a las cuestiones referentes al Estado, generalmente, es mostrado como un organismo ineficiente y corrupto; y en cambio, se presenta frecuentemente a la empresa como competitiva, exitosa y generadora de nuevos proyectos que benefician a la sociedad.

Finalmente, es interesante rescatar los resultados obtenidos sobre a la cuestión del trabajo y el capital y la manera con que dichos temas son tratados por el periódico. Cabe resaltar que la poca cobertura que brinda el periódico a las cuestiones laborales y el poco espacio dedicado a las fuentes que las representan son síntomas de la aceptación del modelo de trabajo de colaboración subordinada, definido por Lylia Palacios.

Esto es todavía más significativo si se considera que, debido a la reestructuración económica que ha vivido el país desde la década de 1980 (a causa de las crisis económicas y la necesidad de insertarse en el marco de la competitividad global), los beneficios laborales que ofrecía el modelo benefactor de las empresas regiomontanas a las clases trabajadoras se han ido desvaneciendo con la flexibilización laboral. Sin embargo, en esta coyuntura, no se cuestiona el modelo ideológico sino que se refunda sobre nuevas bases que justifican, en el marco de la competitividad, una aceptación de condiciones laborales menos favorecedoras, incentivando, a su vez, el desarrollo de nuevos valores individualistas para alcanzar el progreso personal.

 

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Notas

1 Discurso pronunciado por Alfonso Reyes en septiembre de 1943 en la Universidad de Nuevo León (hoy Universidad Autónoma de Nuevo León).

2 Ciudad ubicada en la frontera noreste de México. Su activa economía industrial la convierte en la tercera ciudad con mayor importancia en el país, sólo después del Distrito Federal y del Estado de México.

3 Cabe destacar que la acumulación y distribución de capital en México no se dio de manera homogénea en todo el país sino que se desarrolló sobre bases estrictamente regionales.

4 El mismo autor, en un estudio pormenorizado, destaca las siguientes familias: Milmo, Rivero, Calderón, Zambrano, Madero, Hernández con sus parientes Mendirichaga, Armendáriz, Ferrara, Belden, Maiz, Berardi, Sada, Muguerza, Garza y González Treviño (144).

5 Estos dos personajes son miembros destacados del Grupo Monterrey y están unidos por lazos familiares.

6 Lylia Palacios (2005) define este esquema laboral como cultura del trabajo de colaboración subordinada (p.3).

7 Sin embargo, esta reducción no implica necesariamente perder el sello de propiedad y amplio control familiar de las empresas locales (Cerutti, 2002:25).

8 El caso más representativo de esta visión, a nivel local, es el de CEMEX. Esta empresa, que comenzó su estrategia de expansión externa a partir de la crisis de 1982, se posiciona hoy como la primera cementera de Norteamérica y la tercera en el mundo; con presencia en cincuenta países de América, Europa, África, Medio Oriente y Asia (CEMEX, 2006).

9 La flexibilización laborar implica: contratos temporales, por honorarios, premios de productividad, renuncia "voluntaria" y disminución de las prestaciones.

10 Se eligió el periódico El Norte, dado que es el líder, sin competencia, en la distribución de diarios en el Área Metropolitana de Monterrey y un formador clave de la agenda periodística local (Esquivel, 2003).

11 Nótese que en 1962 se produjo una ruptura de la alianza Cervecería Cuauhtémoc-El Norte por una disputa en torno a la propiedad de acciones por parte de la familia Junco en la empresa de los Garza Sada. A partir de ese momento, El Norte se vio en la obligación de contraer créditos en Estados Unidos. A pesar de este conflicto, la línea editorial de este periódico no sufrió grandes cambios.

12 El caso más representativo es la edición Sierra Madre, creada en 1977 y enfocada a la cobertura de los eventos sociales del sector económicamente más poderoso del área metropolitana (Esquivel, 2003: 85).

13 Como el caso de la reforma a la Ley de Asentamientos Humanos.

14 La participación de El Norte en la apertura democrática se refleja claramente a partir del año 1976, en el ámbito local, cuando el periódico comenzó a exhibir fenómenos típicos de fraudes electorales, a través de una fiscalización informal de los procesos electorales con observadores que hacían evidente las irregularidades del sistema (Esquivel, 2003: 87).

15 Las categorías son: "sí se justifica", cuando se hace referencia a afirmaciones explícitas que validen el argumento planteado; "no se justifica", cuando se hacen afirmaciones explícitas que refutan el argumento; y "no aplica", cuando no existe una postura explícita sobre el argumento.

16 Una vez elaborado el manual y la hoja de codificación, se dio paso a la elaboración de una prueba de confiabilidad. Los datos se corrieron a través del programa estadístico SPSS.

17 Todos los resultados que se analizan en el presente trabajo son inferencias con base en las secciones escogidas y no pretenden hacer generalizaciones de todo el periódico.

18 Se decidió no incluir la sección Nacional porque, al estar elaborada en la ciudad de México por parte de los reporteros del periódico Reforma, no se podrían observar los fenómenos estudiados desde el punto de vista local.

19 El Lic. Héctor S. Maldonado Pérez, Presidente Ejecutivo del Consejo de Relaciones Laborales y Productividad, comentó en un foro electrónico del Gobierno de Nuevo León (2006a, 6 de abril) que: "la cultura laboral que se da en el estado ha permitido el diálogo y las negociaciones civilizadas y no obstante los trabajadores disponen del derecho de huelga, no han tenido que llegar a esos conflictos por la armonía que priva en el estado. La última huelga que estalló fue a mediados de 1998" [sic].

20 Es interesante destacar que, para este tema, todas las apariciones se dieron en la sección Vida.

21 Cabe aclarar que ese tipo de políticas deben siempre inscribirse en el marco del libre mercado.

22 Monterrey fue declarada la "Mejor ciudad para hacer negocios en América Latina" por la revista Fortune (Diciembre de 1999) y, de acuerdo con la Revista América Economía (Mayo 2003), Monterrey, Nuevo León está clasificada como la Ciudad con mayor facilidad para hacer negocios, con base en la cooperación existente entre los sectores económico y político, así como su actitud hacia las empresas emprendedoras. Estos reconocimientos fueron publicados en la página oficial del Gobierno de Nuevo León (2006b).

23 Las categorías de problema establecidas para el análisis son las siguientes: carencia (falta o privación de algún elemento); riesgo (que exige pronto auxilio); conflicto (antagonismo, rivalidad); bloqueo (acción, postura o situación que obstaculiza el desarrollo de un proceso de negociación); indeterminación (situación en la que no se presenta un problema concreto).

24 También es notoria la participación de los especialistas como fuente de información del diario, lo que denota el interés del mismo por mostrar mayor profesionalismo en la cobertura de temas.

25 Posición vigente hasta la actualidad.

26 Este tipo de discursos se expone, coincidentemente, en la página electrónica del Gobierno del Estado de Nuevo León, particularmente en las declaraciones de los funcionarios de gobierno.

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