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CONfines de relaciones internacionales y ciencia política

versión impresa ISSN 1870-3569

CONfines relacion. internaci. ciencia política vol.1 no.2 Monterrey ago./dic. 2005

 

Communitas

 

Un pensamiento social en movimiento

 

Elixabete Imaz*

 

IV Encuentro "Las Astucias de lo Social": "Materiales e identidades", Donostia -San Sebastián, 23-27 de febrero de 2005

 

* Universidad del País Vasco. Coordinadora de las aportaciones de los relatores de cada una de las mesas y talleres. Correo: txipris@euskalnet.net

 

El pasado mes de febrero se celebraron, bajo el patrocinio del Centro de Arte Arteleku, en Donostia-San Sebastián, los IV encuentros de la Red de Investigadores "Las astucias de lo social", que a lo largo de sus diferentes ediciones pretende, desde un planteamiento de multidiciplinariedad y de rotatividad —física y temática—, crear un espacio de reflexión y trabajo sobre las diferentes cuestiones teóricas que atañen a los procesos identitarios contemporáneos, proponiendo la astucia no sólo como característica constitutiva de los mismos, sino como actitud imprescindible para aprehenderles. Los participantes, provenientes del mundo académico y artístico y radicados en diferentes países europeos y latinoamericanos, se coordinan a modo de red desde los primeros encuentros organizados en Bilbao en 1998, tomando como imagen del grupo una mosca que se pretende atenta, rebuscadora y persistente. Durante estos años, la red ha organizado distintas actividades de discusión e investigación, que se han materializado en tres encuentros anteriores, dos publicaciones colectivas y algunas publicaciones individuales1.

En estos cuartos encuentros, que se celebraron bajo la coordinación de Elixabete Imaz y Gabriel Villota, intervinieron cerca de cuarenta participantes provenientes de la sociología, las ciencias políticas, la comunicación, la antropología, la videocreación, la musicología, la gastronomía y la crítica artística. Bajo la rúbrica de "MATERIALES E IDENTIDADES", las jornadas tuvieron como eje el interés por reflexionar sobre los soportes físicos en la construcción del sentido, profundizando en las relaciones entre la identidad y lo material. A partir de la definición de tres ámbitos de trabajo —TECNOLOGÍA, ESPACIO y CUERPO— durante los cuatro días que comprendían los encuentros se combinaron seminarios cerrados de reflexión, presentación de ponencias y talleres de formatos variados.

La primera jornada, cuyo referente temático fue el espacio, se conformó a partir de textos de Teresa del Valle, Aitzpea Leizaola, Ignacio Irazuzta, Beatriz Moral y Héctor Fouce que abordaron las diferentes dimensiones de lo espacial. La labor de relator de José Antonio Santiago subrayó los vínculos entre lo espacial, lo material y lo identitario subyacentes a los diversos trabajos presentados. En ellos el espacio se tematizaba a partir de diferentes planos de significación. Así, se nos aparecía como espacio físico (ciudades, territorios, fronteras, etc.), espacio social (campos a lo Bourdieu), espacio de representación (el museo y la frontera) o a partir de los pares doméstico-público y visible-oculto). El grueso de los trabajos presentados puede entenderse como resultado de una ciencia social que se está adaptando a un nuevo contexto de des/territorialización en el que, como señala I. Irazuzta, aparecen nuevos espacios que no ofrecen ya el correlato de objetividad política para la objetividad científica. Esa objetividad que propiciaba el triunfante Estado-nación se resquebraja, y nos sitúa ante nuevas experiencias transnacionales (las diásporas señaladas por I. Irazuzta), al mismo tiempo que nos enfrenta a aquello que antes quedaba oculto como parte de un sentido común del que participaban los científicos sociales (como es el caso de los museos y de las fronteras sobre las que reflexionaron B. Moral y A. Leizaola respectivamente). Quiebras también de las fronteras entre el espacio público y el doméstico que hacen estallar viejas dicotomías y nos sitúan ante fuentes generadoras de tensión —en las que se centró la ponencia de Teresa del Valle— que posibilitan procesos de cambio social. Los textos discutidos son una invitación para dotar de visibilidad a los espacios que de algún modo se nos ocultan, ya sea porque no han sido aún iluminados o porque forman parte de lo dado. Una invitación no exenta de riesgos, ya que al hacer visibles determinados espacios inevitablemente dejamos ocultos otros, cuestión que quedó pertinentemente ilustrada con el análisis de H. Fouce de los programas de telerrealidad, cuya pretendida transparencia no nos puede hacer olvidar que siempre hay una región posterior que escapa a nuestra mirada.

La reflexión sobre la trabazón entre espacio, identidad y materialidad se completó con el taller "Observaciones del uso de tecnología en espacios urbanos", organizado por Amparo Lasén, que se desarrolló en varias sesiones distribuidas durante los días que duró el encuentro y que contó con la participación de 15 personas. Los participantes, sociólogos, antropólogos, estudiantes universitarios, y artistas plásticos se distribuyeron en ocho proyectos. En la primera jornada, siguiendo la prescripción del taller, se dedicaron a observar, filmar y fotografiar la presencia y distintos usos de tecnologías en distintos espacios públicos de la ciudad. Las elecciones de los participantes fueron más allá que lo sugerido en la definición del taller. No se limitaron a observar usos de tecnologías móviles personales (teléfonos móviles, estereos personales, agendas electrónicas, etc.) sino que el conjunto de los proyectos presentó un amplio repertorio de tecnologías presentes en el espacio urbano: desde las cámaras de vigilancia, hasta los juguetes infantiles electrónicos, pasando por parquímetros y cajeros automáticos. También los lugares observados en los distintos proyectos dieron cuenta de la multiplicidad de los espacios urbanos: lugares al aire libre y espacios públicos cerrados (universidad, centros comerciales, estaciones, autobuses y el propio centro Arteleku), observaciones llevadas a cabo en un solo lugar, una calle o un parque, hasta otras que plantearon una deriva recorriendo muy distintos y periféricos lugares urbanos. Los objetivos del taller fueron prestar atención a la agencia compartida entre usuarios y tecnologías y a cómo influye la materialidad de los objetos digitales en la ocupación e ideación de los distintos espacios de la ciudad, así como, gracias a las observaciones en equipo y a la puesta en común de las imágenes recogidas, y de las experiencias y reflexiones suscitadas por la observación, mostrar las diferentes maneras de ver y también las posibilidades de colaborar y colisionar entre artistas y etnógrafos participantes.

La segunda jornada del encuentro se centró en la materialidad del cuerpo humano y las consecuencias que la corporalidad tiene en la identidad. El debate, dirigido por David Casado, giró en torno a los textos escritos para su presentación en este foro por Mari Luz Esteban, Aurora Álvarez Veinguer, Beatriz Muñoz, Elixabete Imaz, Elena Casado y Antonio García. La articulación de la discusión de la sesión mostró que el cuerpo, lo fisiológico, la carne y lo psicosomático, en la ciencias sociales, o se mueven por los derroteros clásicos o el manido binomio cuerpo-alma, (no por obvio inoperativo), sólo se supera por la ingeniería, la biotécnica y la cibernética (todo ajeno en su desarrollo a las ciencias sociales). Así nos encontramos que todo lo dicho está por decir. Así lo ha demostrado la teoría feminista, con seis intervenciones no limitadas a las mujeres. En la intervención de M. L. Esteban se reclamaron los 'itinerarios corporales' como metodología de las trayectorias vitales de sexualización y socialización; o como en la de B. Muñoz, donde el maquillaje, afeites y modificaciones corporales femeninas responden a un estudiado análisis de la lucha por la 'desnaturalización' corporal y estructuras de poder sexuadas que ya se dejan ver claramente (gracias a quien ha llevado a cabo su estudio) en la literatura del Siglo de Oro castellana. Pero no todos los cuerpos femeninos son exhibibles y menos aún los de las mujeres embarazadas, como ilustró E. Imaz: la prenez aparece como un cuerpo a la vez 'interno' (biomedicalizado), 'íntimo' (autoimagen corporal) y 'externo' (en el espacio público) sometido a escrutinio y censura pública (contaminación simbólica y paternalismo social). A. Álvarez nos devolvió al cochino mundo, al trabajo doméstico y de limpieza, donde impera la burda lógica del cuerpo como mano de obra sexuada en conflicto privado (dentro de la pareja/familia) o directamente explotada (las trabajadoras de hogar casi siempre inmigrantes). Por su parte, E. Casado y A. García en su compleja aproximación a la violencia doméstica, nos la muestran no como un absurdo en el contexto de las sociedades modernas basadas en el reconocimiento de los derechos individuales, la igualdad y la democracia, sino como un fenómeno coextensivo a éstas.

La sesión propuesta por Gabriel Villota titulada "Ficciones demasiado reales" consistió en el visionado y posterior debate sobre los trabajos en vídeo de los artistas Marta de Gonzalo y Publio Pérez Prieto, también participantes en la sesión, con la que se concluyó el espacio destinado a la reflexión sobre lo corporal. Los trabajos exhibidos fueron "W: La force du bio-travail" (28', 2001), que muestra las conversaciones (¿imaginadas? ¿interiorizadas?) que mantienen en silencio una pareja de profesionales modernos entre las paredes de su apartamento vacío, y "European Friendship and Telecommunications" (25', 2004), en el que un bebé y una mujer joven mantienen, por el teléfono móvil, un largo y minucioso diálogo pseudo-platónico acerca de la amistad. En ambos trabajos videográficos, de estética que bien podríamos calificar como post-brechtiana, estos artistas mostraron con agudeza sensible el punto preciso de entrecruzamiento de los discursos contemporáneos sobre la corporalidad y la tecnología. Tal vez el tono intencionadamente didáctico y antinaturalista en ellos utilizado, fruto, en buena medida, de la práctica del distanciamiento reflexivo característico del dramaturgo alemán, motivó numerosas interpelaciones, no siempre complacientes, por parte de los presentes. Como conclusión de la sesión quizás se podría decir que, en esta ocasión, el intento de hacer coincidir las visiones del arte y las ciencias sociales no resultó fácil, y que se constataron modos muy divergentes de mirar una misma realidad.

En el seminario sobre tecnologías, los textos de Juan Luis Moraza, Carmen Pardo y Jorge Luis Marzo, sirvieron de base para la reflexión que encauzó Héctor Fouce sobre las implicaciones que para la identidad tienen las nuevas tecnologías. Los múltiples temas surgidos en los artículos y la reflexión posterior giraron en torno a dos ejes: por un lado, la capacidad creciente de la tecnología para homogeneizar nuestra experiencia social, para construir, a través de un discurso que enfatiza la productividad y el orden, un sujeto contemporáneo aislado, angustiado ante un ritmo de cambio que constantemente promete una mejora de las condiciones de vida pero que exige cada vez más esfuerzo. La experiencia social resultante de estas presiones rompe con las redes sociales que aportaban seguridad y apoyo; somos ahora seres móviles, con la casa y la oficina a cuestas, en un mundo que debería funcionar como un reloj pero en el que parece difícil solucionar los problemas cotidianos. Frente a este diagnóstico, se plantea el arte y la experiencia estética como una salida a la funcionalización impuesta por la tecnología: puesto que ésta es una mediadora entre el yo y el mundo, varias posiciones reivindicaron la necesidad de recuperar el valor de la experiencia, del desorden, de la lentitud, en suma, la necesidad de crear espacios, el artístico entre otros, en el que el individuo tenga la oportunidad de estar a solas consigo mismo o en compañía de manera no mediada, hedonista y no finalista.

La reflexión sobre los vínculos entre identidad y materialidad continuó con el taller organizado por Gabriel Gatti, "Identidades (de la) basura", que contó con la colaboración de David Casado, Beatriz Moral y Daniel Muriel y que posibilitó centrar la atención en la identidad de aquello que participa del estatuto de desecho. Reflexionando sobre la peculiaridad de las cosas que se separan de los sentidos y situándolas en contextos diferentes —el territorio del asco, la basura como la materialidad de la "parte maldita"; la traducción social de esa parte maldita en distintas instituciones (el margen, el gheto, lo otro... ); la forma que toma esa parte maldita en la sociedad contemporánea—, el taller quiso llevar la cuestión de la materialidad a sus extremos: desde las cosas que aparecen desgajadas de sus sentidos hasta los sentidos que se desvanecen, pero que, sin embargo, siguen asociados a ciertas "cosas", a cierta materialidad. Materialidad ciertamente prófuga la de la basura que dirigió la discusión por lugares interesantes: por lo que sobra y lo que está afuera; por la ambigüedad; por los restos y su regulación; por el estatuto de las cosas que se mueven en ese limbo emplazado entre lo que tiene sentido y lo que se expulsa del sentido; por, en fin, la multiplicación del desperdicio en la sociedad del conocimiento (basura informática, tele basura.). Temas, en efecto, límite. El taller, para ayudar a pensar en todo esto, contó con la inestimable ayuda de un documental de Agnés Varda, Les glaneurs et la glaneuse.

Por último, Iñaki Martínez de Albeniz dirigió el taller titulado "Yo me lo guiso, yo me lo como. Articulaciones semiótico materiales en la nueva cocina vasca" en la que se asistió a un trabajo de colaboración entre el cocinero Josean Martínez de Aliza del restaurante Guggenheim de Bilbao, destacado representante de la cocina creativa contemporánea, y el escultor y crítico de arte Juan Luis Moraza. La idea que vertebró el taller, que tuvo como marco las cocinas del Auditorio Kursaal de San Sebastián, era el reto de poner a trabajar conjuntamente a dos especialistas que, pese a proceder de campos profesionales muy diferentes, comparten una especial sensibilidad hacia la experiencia estética. El taller, desarrollado con altas dosis de improvisación, tuvo dos partes: una primera, en la que se presentó una serie de recetas originales que fue interpretada, por parte del escultor, desde el punto de vista de su dimensión estética, formal e imaginaria. En la segunda parte del taller, el cocinero sometió al escultor al reto de confeccionar dos platos a partir de una serie de alimentos y condimentos prefijados. Finalmente, los participantes en el taller pudieron degustar los platos preparados y departir, de forma más distendida, con los protagonistas del taller, sobre las implicaciones que desde el punto de vista de los conceptos centrales del encuentro —espacio, cuerpo y tecnología— tuvo lo allí sucedido.

Desde los primeros encuentros de 1998, un apelativo, la astucia, y una imagen, la mosca, han ganado cuerpo para representar, digamos, el espíritu o, para ser más fiel al más común de los objetos de estudio, la identidad del grupo. Aunque algunos de los atributos fundadores van perdiendo fuerza, como el de la juventud de las y los oficiantes situados, por entonces, en los umbrales de las instituciones académicas —hoy, en su mayoría, son parte de distintas universidades y centros de investigación de aquí y de allá—, otros, en cambio, se consolidan remozando unas ciencias sociales plurales, inquietas y distantes de ortodoxias. Así, la imagen metáfora de la mosca astuta sigue estando al cabal de la representación tanto de las identidades que merecen la atención de las y los investigadores —formas de socialidad alternativas, ubicuas, híbridas, liminares. y, por todo ello, astutamente molestas y desafiantes de modelos teóricos encorsetados—, como de los intentos por procurar nuevas estrategias explicativas de los múltiples y diversos sentidos comunitarios de nuestro tiempo.

Y no sólo eso. Si todos los "posts" que se le han adherido a los tiempos presentes dieron al traste con los sueños ilustrados de pensamiento-acción como secuencia fundamental para la liberación, quizá el recurso de la astucia pueda hacer las veces de sustituto válido para dar visibilidad a unas identidades que, en los tiempos de la política del reconocimiento, demandan salir de las sombras que las ocultan2.

 

Notas

1 G. Gatti e I. Martínez de Albéniz (coords.) (1999) Las astucias de la identidad. Figuras, territorios y estrategias de lo social contemporáneo, Leioa, Servicio de Publicaciones de la Universidad del País Vasco; número monográfico de la revista de la Universidad Complutense de Madrid Política y Sociedad,36 (2001) dedicado íntegramente a la reflexión sobre el tema "fronteras", y otro número monográfico de la revista electrónica francesa Esprit Critique, vol. 04, n 09, Septembre 2002, http://www.espritcritique.org. Para conocer con más detalle la trayectoria de esta red de investigadores consúltese la página web http://www.ehu.es/CEIC/PAGINAS/Astucias/astucias.htm

2 Incluso, reconociendo la crítica que formulara Ramón Ramos, alegando que la astucia, razón instrumental en esencia, es, precisamente, el recurso preferido de la política moderna. Véase Ramos Torre, R., "De astucias, moscas y sociología joven" (recensión de G. Gatti e I. Martínez de Albéniz (coords), Las astucias de la identidad. 'Figuras, territorios y estrategias de lo social contemporáneo", en Revista Española de Investigaciones Sociológicas, (1999) 88: 304-308.

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