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CONfines de relaciones internacionales y ciencia política

versión impresa ISSN 1870-3569

CONfines relacion. internaci. ciencia política vol.1 no.2 Monterrey ago./dic. 2005

 

Ex libris

 

Más allá de la migración: el movimiento teórico hacia la diáspora

 

Ignacio Irazuzta*

 

Braziel, J. y Mannur, A., (editors) (2003). Theorizing Diaspora, London: Blackwell.

 

* ITESM, Campus Monterrey. Correo: ignacio.irazuzta@itesm.mx

 

El interés por las diásporas despunta en las ciencias sociales desde principios de la década de los noventa. Para ser más concretos, podría cifrarse como acto de fundación el año 1991, cuando aparece la revista Diaspora: A Journal of Transnational Studies, editada desde Canadá por Khachig Tololyan. Los propios datos biográficos que nos presenta el editor, "armenio-americano", a pesar de que "su identidad nada tiene que ver con la experiencia de los armenios que viven en Armenia", constituyen una muestra del tipo de ciencia social que aloja la reflexión sobre las diásporas. Allí, el tópico de lo transnacional, deslocalizado, híbrido, transfronterizo, etcétera, es abonado por una tradición de pensamiento e investigación que podría remontarse a finales de los años sesenta, cuando detrás del concepto de identidad colectiva, las ciencias sociales sugieren explicaciones alternativas de la acción social. Desde entonces hasta la fecha, nos encontramos con un cúmulo de investigaciones que insinúa transformar en profética la interpretación etimológica del vocablo diáspora: "al menos en inglés y en otras lenguas de origen indoeuropeo, el término comparte la raíz demarcada por las consonantes spr con sugerentes palabras como spore, disperse, spread y sperm".1

Theorizing Diaspora es una compilación de diversos trabajos que, desde la década de los noventa, viene delineando un campo alrededor de lo que las editoras denominan "Diaspora Studies". Y, como el título del estudio introductorio lo pone de manifiesto, el tema convoca a otros de ineludible referencia en el debate actual como son los de nación, migración y globalización. A pesar de su prístina tradición y su asociación con pueblos tan ancestrales como el judío o el armenio, la actual significancia del concepto proviene del papel fundamental que ha adquirido el proceso de construcción nacional luego de la segunda posguerra y las múltiples formas de movimiento, desplazamiento y deslocalización que, paralelamente, se han experimentado desde entonces. La cuestión abre así otra mella crítica por donde pensar una de las tensiones centrales de la modernidad: aquella que señala la tendencia a la centralización y la estabilidad de poblaciones que genera el Estado-Nación y la simultánea evidencia empírica del movimiento que suponen las migraciones masivas desde comienzos del siglo XIX hasta nuestros días. No se trata sólo de una tendencia estructural que, a la vez que insinúa la crisis de las instituciones políticas modernas y abre una de las pistas por donde se suele pensar la globalización, cuestiona el alcance de algunas definiciones de Estado. También alude a aspectos más subjetivos del vínculo social que, al mismo tiempo que provee de sentido las experiencias individuales, redefine el vínculo social generando nuevos espacios políticos y dando pie a debates sobre nuevas formas de ciudadanía. Así, localizado el tema en la tensión entre lo objetivo y lo subjetivo, las diásporas, en cuanto categoría histórica y recurso epistemológico, desarman el discurso de lo nacional instaurando espacios de transnacionalización e hibridación donde las identidades son negociadas tanto a nivel colectivo como individual. Simultáneamente, el fenómeno está inscrito en el contexto de la modernidad y capitalismo tardíos, donde los flujos económicos globales, como las remesas económicas que alimentan a más de una economía nacional, redefinen las relaciones entre lo local y lo global, la nación y la diáspora.

De esta manera, son dos las premisas sobre las que las editoras asientan el campo de los "Dispara Studies": 1. "las diásporas nos conducen a repensar las rúbricas de la nación y el nacionalismo, a la vez que reconfiguran las relaciones de ciudadanos y estados-nación" (7) y 2. "ofrecen una multiplicidad de espacios deslocalizados de contestación a las hegemónicas y homogéneas fuerzas de la globalización" (10). Estas conjeturas teóricas son las que sirven a Braziel y Mannur para componer un texto que, bajo la modalidad de antología, recoge los aportes de trabajos previamente publicados (algunos ya clásicos para los especialistas en el tema) y provenientes del amplio abanico disciplinario de las ciencias sociales. Dando lugar a una variada y multidisciplinaria autoría que va de la Antropología a la Crítica literaria, pasando por la Sociología y los estudios culturales, la compilación se organiza en cuatro partes: 1. "Modernidad, globalismo y diáspora"; 2. "Etnicidad, identidad y diáspora"; 3. Sexualidad, género y diáspora" y 4. "Producción cultural y diáspora".

Los dos textos de la primera parte —precisamente los que pueden considerarse ya clásicos— nos ofrecen un marco general sobre el cual interpretar los cambios más significativos de la modernidad tardía y las implicancias gnoseológicas y epistemológicas de estos cambios. "Disjuncture and Difference in the Global Cultural Economy", de Arjun Appadurai, retoma el seminal trabajo de Benedict Anderson (Imagined Communities) para dar cuenta del papel crucial de la imaginación en el actual contexto de una economía globalizada. Y un factor que colabora significativamente para el desarrollo de nuevos imaginarios es el movimiento de personas a lo largo y ancho del planeta. Movimiento e imaginación caracterizan la actual economía cultural global como un orden complejo, superpuesto y dislocado, que ya no puede ser entendido en los términos clásicos de centro-periferia; ni en los de push and pull forces, en lo que hace a la teoría sobre las migraciones; ni en los de consumidores y productores, como puede ser el caso de ciertos enfoques marxistas sobre el desarrollo.

"La complejidad de la actual economía global tiene que ver con ciertas fundamentales disociaciones entre la economía, la cultura y la política que sólo recientemente ha comenzado a ser teorizada" (31). El autor reconsidera, entonces, el rol crucial de la imaginación en este contexto, proponiendo cinco dimensiones desde las cuales interpretar la naturaleza de la nueva economía global: ethnoscapes (para dar cuenta de los múltiples movimientos de gente entre naciones, desde turistas hasta refugiados y trabajadores transnacionales); technoscapes (la tecnología, asociada frecuentemente a corporaciones multinacionales); finanscapes (todo el movimiento económico y financiero global); mediascapes (cifrado en el rol de los nuevos media) e ideoscapes (relacionado con el papel político de ideologías de estado y contraideologías de movimientos sociales). En términos generales, el sufijo scape da cuenta del fluido, del movimiento y de la variabilidad de los objetos dependiendo de la perspectiva desde la que los observemos. En definitiva, nos enfrentamos al fenómeno de la desterritorialización, el cual afecta tanto al movimiento de capitales, como a las instituciones políticas modernas y a los lazos primordiales entre los individuos, quienes, a través de este rol crucial de la imaginación, devienen progresivamente globalizados.

Paul Gilroy es el autor de "The Black Atlantic as Counterculture of Modernity", un texto que, aun cuando se presente fragmentado respecto a su publicación original, es un buen trabajo de edición de las compiladoras del libro. Desandando el camino esencializador de las formas modernas de nacionalismo, Gilroy propone el gentilicio "Black Atlantic" para dar cuenta de las nuevas formas híbridas de las identidades étnicas señalando los ámbitos transnacionales de producción, pertenencia e intercambio cultural que se crean entre la población negra de África, Gran Bretaña, el Caribe y los Estados Unidos. Al desafiar así las correlaciones modernas entre territorio y etnicidad, Gilroy explora en la geografía de estos nuevos mapas diaspóricos que conectan varios continentes. Como en el trabajo anterior, en este texto se pone de relieve el papel de movimiento a través de la imagen del barco y el desplazamiento, en cuanto atributos de las pertenencias étnicas transnacionales. Al mismo tiempo, como alternativa a los enfoques nacionalistas o de absolutismo étnico, el autor sugiere tomar el espacio atlántico como una unidad compleja de análisis que haga las veces de disparador en el debate sobre la modernidad, la nacionalidad, la territorialidad, la identidad y la memoria histórica de Occidente.

La segunda parte del libro se abre con el capítulo de Daniel y Jonathan Boyarin, "Diaspora: Generation and the Ground of Jewish Identity". Recurriendo a uno de los casos ancestrales de diásporas, los autores exploran en la posibilidad de definir la identidad judía poniendo énfasis en el aspecto generacional, marcado por la memoria, la familia y las prácticas religioso-comunitarias, más que en los lazos geográficos. El planteamiento polemiza de entrada con la visión sionista, argumentando a favor de la diáspora como ámbito de reconocimiento comunitario, libre de las ataduras de un modelo nacional territorializado o de una tradición religiosa monoteísta. Así, "la diáspora nos puede enseñar que es posible para un pueblo mantener su cultura distintiva, su diferencia, sin necesidad de controlar un territorio, sin dominar a fortiori sobre otra gente o desposeerla de su territorio" (111).

R. Radhakrishnan, en "Ethnicity in an Age of Diaspora", aborda el carácter siempre fluctuante de la etnicidad desde la perspectiva de los indios viviendo en la diáspora. Como se deduce de parte de la trama argumental de los capítulos precedentes, en el texto se sostiene que la identidad étnica es situacional y que, para el caso, ello se expresa en las diferencias entre ser indú-americano e indú. Explorando en estas formas deslocalizadas, y mediante el recurso de la historia personal y la crítica literaria, el ensayo problematiza sobre el concepto de autenticidad y su importancia dentro del imaginario diaspórico.

"Heterogeneity, Hybridity, Multiplicity: Making Asian-American Differences", de Lisa Lowe, cierra esta segunda parte centrándose en el caso de la comunidad asiática en Estados Unidos. Si las perspectivas tradicionales sobre este grupo lo veían como una totalidad homogénea en la que la socialización familiar oficiaba como principal instancia de reproducción cultural, la autora va a develar su heterogeneidad y un entramado de socialización atravesado por cuestiones de género, raza y origen nacional que llevan a considerar los procesos de hibridación y el carácter múltiple al interior de la comunidad. Dentro de este panorama heterogéneo, el concepto de asiático-americano, en cuanto un todo homogéneo, se presenta como una "estrategia esencializadora" que es empleada por los actores para contestar los discursos excluyentes de la sociedad mayor. En definitiva, el enfoque que nos sugiere la autora es el de un constructivismo social más atento a la multiplicidad de factores que atraviesan a los procesos étnicos.

Es precisamente en el cruce de algunos de esos factores, como la sexualidad y el género, en lo que se centra la tercera parte del libro. En "Against the Lures of Diaspora: Minority Discourse, Chinese Women, and Intellectual Hegemony", Rey Chow explora en el mundo de la producción intelectual al interior de la diáspora. La propia situación histórica de desplazamiento es una posición privilegiada para la reflexión, como la extensa tradición intelectual judía lo demuestra. Sin embargo, la autora se interroga por el papel de estos intelectuales chinos insertos en la academia americana y que han hecho de China su objeto de estudio. Si se sabe que el conocimiento es producido socialmente, ¿qué es lo que subyace en las agendas de los intelectuales chinos en la diáspora? ¿Cuál es su concepción de "minorías" y de "tercer mundo"? ¿No deben ser éstas históricamente contextualizadas? En definitiva, este flujo de conocimiento de Occidente a Oriente gestionado en la diáspora ¿no conserva ciertas formas de colonización cultural?

"Returning(s): Relocating the Critical Feminist Auto-Ethnographer", de Jayne O. Ifekwunigwe, aborda los aspectos más subjetivos relacionados con la diáspora explorando, desde la crítica feminista, en la metodología auto-etnográfica, su propia experiencia como mujer en la diáspora y la de su grupo familiar, con integrantes de más de una nacionalidad. Este recurso autobiográfico parece el adecuado para poner de manifiesto las peculiares subjetividades de estas identidades desplazadas.

Martin Manalansan IV, en "In the Shadow of Stonewall: Examining Gay Transnational Politics and the Diaspora Dilemma", indaga en las relaciones entre diáspora y sexualidad. Centrándose en el caso de una de las socialidades más globalmente extendidas en nuestros días —como es la del movimiento gay—, sostiene el autor que estas prácticas sociales están mediadas por una serie de factores como la ascendencia nacional, la historia, la clase, la religión, etcétera. No se trata sólo de demostrar la transversalidad cultural sobre una misma práctica social-sexual. Observando estos "cleavages" culturales entre homosexuales filipinos residentes en Filipinas y en Estados Unidos, muestra la centralidad occidental y sus correlativos márgenes en una identidad y estilo de vida que no por global y aterritorial deja de ser sensible a las peculiaridades culturales de lo local.

La cuarta parte está compuesta por tres capítulos abocados a ver la diáspora desde el campo de los estudios culturales. Y para ello nada más apropiado que comenzar con Stuart Hall, un pionero en la materia. "Cultural Identity and Diaspora" arranca con una advertencia: "Si el capítulo parece preocupado con la diáspora y sus narrativas de desplazamiento, no está de más recordar que todo discurso está 'emplazado', y que el corazón tiene sus razones" (234). Y este lugar, este emplazamiento, en cuanto lugar de enunciación discursiva, es para Hall el del poscolonialismo y la identidad poscolonial. Las identidades son, entonces, "los diferentes modos en los que nos posicionan las narrativas sobre el pasado" (236). En aquellas narrativas que versan sobre la identidad cultural afro-caribeña, Hall descubre estas posiciones a través de tres presencias: la Présence Africaine, marcada por el poder de la experiencia de la esclavitud, la Présence Européenne, como instancia de exclusión, imposición y expropiación de los tiempos coloniales y la Présence Américaine, como el comienzo de la diáspora, no por la esencia o la pureza, sino por la heterogeneidad, la diversidad y la hibridación de sus identidades culturales.

Dentro de esta línea se desarrolla el capítulo de Kobena Mercer "Diaspora Culture and the Dialogic Imagination: The Aesthetics of Black Independent Film in Britain". Analizando el cine negro británico de los ochenta, observa la autora las rupturas que introduce en sus narrativas de la identidad al representarla como heterogénea, híbrida y contradictoria. A diferencia de la estética realista del tradicional cine negro inglés, que crea realidades ajustadas al contexto de las ideologías racistas británicas, las expresiones fílmicas contemporáneas de la diáspora irrumpen esta "ilusión naturalista"(...) "liberando la dimensión imaginativa y expresiva del significante fílmico como una realidad material en sí misma" (252).

Finalmente, en "Nostalgia, Desire, Diaspora: South Asian Sexuality in Motion", Gayatri Gopinath se centra en tres textos provenientes de la producción cultural de la diáspora sudasiática para analizar las dimensiones de la nostalgia y los imaginarios del regreso a la tierra de origen, mediados por la sexualidad y el género. Gopinath pretende dar cuenta de "los modos en que la nación y la diáspora son representados dentro del imaginario diaspórico queer" (275); una identidad, la homosexual, frecuentemente excluida de las narrativas nacionalistas pero que, en los tiempos posnacionales, irrumpe en su discurso hegemónico con representaciones alternativas de un pasado nacional que, a la vez que violento, no lo puede imaginar exento de placer y mediado por el deseo.

En su conjunto, a través de las cuatro secciones que componen esta antología —seguidas, cada una de ellas, por un extenso listado de bibliografía adicional que puede resultar de utilidad para quien pretenda iniciarse en el tema—, las compiladoras logran dar cuenta de la diversidad de perspectivas y disciplinas que admite el campo de los "estudios diaspóricos". Se podría decir, no obstante, que no introducen gran novedad a través de sus enunciados hipotéticos de partida. Más bien, mediante el trabajo de recopilación de algunos textos ya muy difundidos entre los especialistas, como es el caso del de Appadurai, Gilroy y Hall, pretenden dar carta de fundación a un campo de estudio. Si es que es tal la intención de Braziel y Mannur me atrevería a decir que su trabajo se queda corto en pensar las implicaciones epistemológicas de unas ciencias sociales que, ante la inminencia del movimiento, la hibridación y el mestizaje, tienen a necesidad imperiosa de revisar sus orígenes, hechos de objetos compactos, homogéneos y puros. Pero, por otro lado, sí dan cuenta suficiente del deber de hacer frente a las subjetividades heredadas de la era del nacionalismo y, quizá, en el fondo, abriguen la esperanza de una geopolítica más sensible al sentido del desplazamiento y las identidades colectivas que han generado las diversas formas de migraciones de los tiempos modernos.

 

Notas

1 Toloyan, N., "Rethinking Diaspora(s): Stateless Power in the Transnational Moment" Diaspora 5.1, 1996: 10.         [ Links ]

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