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CONfines de relaciones internacionales y ciencia política

versión impresa ISSN 1870-3569

CONfines relacion. internaci. ciencia política vol.1 no.2 Monterrey ago./dic. 2005

 

Ex libris

 

Cruzando fronteras y expandiendo horizontes

 

Mariana Rangel Padilla*

 

Durand, J. y Massey, D. (Editores) (2004). Crossing the Border. Research from the Mexican Migration Project. Nueva York: Russell Sage Foundation.

 

* ITESM, Campus Monterrey. Correo: manana@itesm.mx

 

El tema de la migración mexicana hacia Estados Unidos ocupa diariamente un espacio en los medios de información: se filman documentales sobre el difícil trance de los migrantes que cruzan por el desierto, se publican cifras que revelan el nivel histórico de remesas que el país recibe, se debate el voto mexicano en el extranjero. Pero ¿qué hay detrás de esto? ¿Cuáles son los factores que mueven a los migrantes? ¿Cómo ha evolucionado la migración durante la segunda mitad del siglo XX? ¿Qué políticas públicas se han iniciado en Estados Unidos y cómo afectan a los migrantes?

Éstas son precisamente algunas de las interrogantes que el libro Crossing the Border trata de resolver. Editado por Jorge Durand y Douglas Massey, quienes desde hace casi 20 años trabajan el tema de la migración, este libro cruza fronteras literal y metafóricamente, pues representa un gran esfuerzo de coordinación binacional que reúne una serie de análisis sobre el tema migratorio y que va más allá de los temas, fuentes y metodologías tradicionales. Los colaboradores son tanto mexicanos como estadounidenses, sociólogos y demógrafos en su mayoría, con un punto en común: utilizan los datos del llamado Proyecto de la Migración Mexicana (MMP, por sus siglas en inglés).

Antes de adentrarnos en el contenido del libro, hay que mencionar que el proyecto MMP es muy valioso, pues consiste en aplicar un modelo de etnoencuesta en diversas comunidades de origen de los migrantes. Este proyecto surgió debido a que "las fuentes de datos que se usan normalmente para estudiar la migración tienen serias deficiencias respecto a la medición de la migración indocumentada. Por lo tanto se desarrolló una etnoencuesta....con procedimientos cualitativos y cuantitativos complementarios" (Durand y Massey, 2004: 321). Las encuestas se han realizado desde 1982 hasta el 2002, creándose una base de datos que contiene información sobre 17,625 actuales o antiguos migrantes hacia el país vecino. Dada la metodología del MMP, los datos se pueden analizar tanto en forma transversal como de manera longitudinal a lo largo del tiempo. En cuanto a su alcance y cobertura, las encuestas incluyen una gran variedad de estados mexicanos, desde los que tradicionalmente participan en la migración, como Jalisco, Michoacán y Zacatecas, hasta los que se han incorporado en las últimas décadas, como los estados de la región centro-sur y los del norte.

Los datos reunidos por el MMP se convierten en el eje central del libro editado por Durand y Massey. Sus colaboradores presentan 15 artículos muy variados utilizando la información disponible, gracias al MMP. A lo largo de sus casi 350 páginas, se exploran las causas y sobre todo las consecuencias de los factores que generan o detienen la migración, tanto en México como en Estados Unidos a nivel de familia, de comunidad e inclusive de país. En general, cada artículo se conforma de una sección descriptiva en donde se presenta el marco general y se plantean hipótesis de trabajo seguidas de una sección estadística para comprobarlas (solamente el capítulo 5, sobre las Estrategias Maritales de los Migrantes, es netamente cualitativo). Algunos de ellos (como el capítulo 15 de Belinda Reyes) aprovechan las historias de vida de los migrantes para ilustrar sus hallazgos cuantitativos. Los artículos están agrupados en cuatro secciones que conforman un mosaico con los temas de: migración y familia, migración y género, variaciones regionales y consideraciones de política.

La sección de migración y familia resulta muy interesante; en ella se estudian desde las formas de cruce de la frontera hasta el uso de las remesas y la formación de matrimonios mixtos en Estados Unidos. El capítulo 2, escrito por Marcela Cerruti y Douglas Massey, traza la evolución de la migración entre México-Estados Unidos después de la canceación del Programa Bracero, en 1964, y las distintas políticas aplicadas, desde entonces, para detener el flujo de indocumentados. Los capítulos 3 y 4 son los que están más interrelacionados en esta sección, pues examinan el tema de las remesas y su impacto en el desarrollo económico a nivel de hogar. En el capítulo 3, Margarita Money analiza las condiciones que llevan a los migrantes a invertir sus remesas en proyectos productivos y de vivienda, en lugar de emplearlos en consumo. Particularmente examina cómo incide la pertenencia a una red de migrantes, ya sea mediante un club o al vivir con familiares en Estados Unidos, en la forma en que éstos utilizan sus remesas. Mientras tanto, Emilio Parrado (capítulo 4) revela la conexión entre la migración hacia Estados Unidos y la posesión de una vivienda en México. Se afirma que "sin el recurso de la migración, la tasa de propiedad de vivienda observada en la muestra del MMP hubiera sido significativamente más baja" (Parrado, 2004: 78). Otro hallazgo importante es que las casas que fueron financiadas por ahorros de migrantes en Estados Unidos, tienen un mayor tamaño y mejores materiales.

En el capítulo 5, Enrique Martínez Curiel realiza un estudio muy particular sobre los migrantes de una comunidad en Jalisco y cómo éstos establecen relaciones maritales con ciudadanos estadounidenses en un proyecto definido de estrategia matrimonial basado en el interés propio que les permita legalizar su situación en Estados Unidos.

Cercano al tema de la familia se encuentra el de las mujeres. Si bien el fenómeno migratorio entre México-Estados Unidos, durante muchos años, fue mayoritariamente masculino, en las últimas décadas la proporción de mujeres participantes ha aumentado. Basta señalar que de la migración indocumentada se estima que en 1965 el 11% eran mujeres, mientras que para 1990, éstas representaban el 28% del total (Cerrutti y Massey, 2004: 33). Por ende, resulta sumamente oportuno y relevante que en el libro se incluya una sección sobre migración y género. Ésta comprende dos capítulos en los que se estudian aspectos complementarios del comportamiento femenino en relación a la migración: el de "las mujeres que se van", es decir, las mujeres migrantes y el de las mujeres "que se quedan", las esposas de los migrantes.

En el capítulo 6, Katherine Donato y Evelyn Patterson argumentan que uno de los efectos colaterales del incremento en la vigilancia y control fronterizos, en las últimas dos décadas, es la "feminización de la migración". Mientras que en el capítulo 7, María Aysa y Douglas Massey se preguntan si la presión económica causada por la partida del esposo, conduce a las mujeres a incorporarse en la fuerza de trabajo remunerada. Su análisis estadístico revela que en el sector rural, la ausencia de marido no tiene un efecto detectable en el comportamiento del mercado laboral de las esposas. Incluso la recepción de remesas disminuye la probabilidad de que las mujeres se comprometan al trabajo. Por cada 100 dólares recibidos la probabilidad de trabajar disminuye en un 4% (Aysa y Massey, 2004: 139). Para las mujeres en comunidades urbanas, la ausencia de su marido incrementa la probabilidad de que trabajen, aunque el efecto no es tan significativo.

Además de las diferencias de género, el fenómeno migratorio es distinto en las comunidades rurales y urbanas, y también varía según se trate de comunidades de origen históricas o de reciente incorporación al fenómeno. Este tema se explora con más detalle en la tercera sección del libro titulada "Variaciones regionales".

En el capítulo 8 Elizabeth Fussel, presenta el caso de Tijuana, ciudad fronteriza que tiene un alto nivel de integración con San Diego, California. Ello ha disminuido la migración de los habitantes de Tijuana debido a que los migrantes potenciales tienen alternativas atractivas en el mercado laboral. Por su parte, Patricia Arias (capítulo 9) estudia la migración en una región tradicionalmente emisora de migrantes como el estado de Guanajuato. Su análisis revela que hay comunidades en las que aun cuando hay oportunidades económicas en algunas localidades, la gente continúa migrando a Estados Unidos. Esto se explica con la teoría del capital social que afirma que cuando un proceso de migración internacional se inicia, se tejen redes que incrementan el número de migrantes.

En su valiosa contribución, Nadia Flores, Rubén Hernández-León y Douglas Massey (capítulo 10) proveen una perspectiva más detallada sobre las diferencias entre comunidades urbanas y rurales y las causas de la migración ilegal. Mediante un análisis estadístico los autores encuentran que, entre los factores demográficos, el número de hijos afecta por igual a comunidades urbanas y rurales: cada hijo adicional disminuye la probabilidad de migrar. En cuanto a las variables económicas, la tasa de interés tiene una relación positiva y significativa sólo en la población urbana. El capital social tiene un efecto positivo y significativo en ambos casos, pero el efecto es mayor en el área rural. Como bien señalan sus autores, "esta investigación ofrece una exploración inicial a las diferencias urbanas y rurales en el proceso de migración internacional. Otras variables de contexto deberán ser agregadas a los modelos" (Flores, Hernández, Massey, 2004: 197). Este primer acercamiento es elemental para comprender las tendencias actuales y futuras en cuanto a los lugares de origen de la migración y sus causas. Cercana a la perspectiva de capital social, en el último capítulo de esta sección (capítulo 11), Estela Rivero Fuentes examina, desde el punto de vista teórico de la acumulación de causales (cumulative causation), las diferencias entre migración interna e internacional en México. La autora enfatiza que, al igual que en el caso de la migración internacional, la migración interna está fuerte y positivamente asociada a pertenecer a una comunidad en donde la migración interna prevalece y a tener un familiar que sea migrante interno.

Las consideraciones de política se abordan en la cuarta sección del libro. No está demás señalar que se refiere a la política migratoria que Estados Unidos ha aplicado unilateralmente desde el fin del Programa Bracero, en 1964. Los artículos de este segmento son quizás los más vinculados entre sí, lo que facilita su análisis y genera un panorama global muy completo.

William Kandel (capítulo 12) examina las comunidades de migrantes agrícolas ilegales en Estados Unidos comparándolos con otros tipos de trabajadores: calificados y no calificados. La principal aportación del autor es brindar evidencia para invalidar los estereotipos que generalmente se manejan en Estados Unidos contra la migración mexicana y que en ocasiones han justificado acciones de gobierno. Por ejemplo, respecto a las aportaciones fiscales, se revela el potencial de las contribuciones de los trabajadores mexicanos, pues de todos ellos el 70% recibe su pago mediante cheque, por lo que están sujetos a declarar y pagar impuestos. Además, muy pocos piden las devoluciones fiscales que les corresponden. En el capítulo 13 se compara la migración de retorno contra migración que se establece en Estados Unidos. Su autor, Fernando Riosmena, afirma que ni la aprobación del Acta de Reforma y Control de la Inmigración (IRCA, por sus siglas en inglés), en 1986, ni la intensificación de la vigilancia fronteriza ni los castigos para la migración ilegal han logrado detener la migración indocumentada. Al contrario, se ha propiciado un crecimiento más rápido por dos razones: la amnistía ofrecida por el IRCA fortaleció las redes de migrantes, aumentando el número de ciudadanos americanos y de residentes entre los mexicanos que vivían en Estados Unidos, y porque, al incrementar los costos psicológicos y económicos de cruzar la frontera, las políticas estadounidenses disminuyeron la probabilidad de migración de retorno a México.

Por su parte, Pia Orrenius (capítulo 14) estudia los diversos operativos implementados por los gobiernos fronterizos de Texas, California, Arizona y Nuevo México, para combatir la migración ilegal. Al igual que otros autores, señala que estos operativos no han detenido la migración sino que han generado cambios entre los estados y a nivel de ciudades de cruce. En general, se observa que se han reducido los cruces por grandes ciudades y los migrantes cada vez más pasan por áreas remotas. En el capítulo 15, Belinda Reyes demuestra que, aunque la migración mexicana ha sido caracterizada como de naturaleza cíclica, en años recientes la duración del viaje ha aumentado. En la mayor parte de los modelos estadísticos, la vigilancia en la frontera tuvo un efecto negativo en la probabilidad de regreso. Las redes sociales también son un factor importante para predecir la migración de retorno y los migrantes con familias de experiencia migratoria son menos propensos a regresar a México.

En general, el libro escudriña el lado cotidiano de la migración, pues no solamente se dan cifras de cuántos migrantes legales e ilegales hay en Estados Unidos sino se exploran las motivaciones que hay detrás de este proceso, las formas de cruce y las consecuencias personales e intrafamiliares. El contenido es sumamente relevante e interesante; sin embargo, hay algunas limitantes que impiden una lectura fluida de los artículos. El que todos los autores utilicen como fuente el proyecto MMP genera un punto en común; pero el problema es que se eligen diversos periodos de tiempo y comunidades distintas para probar las hipótesis. Si bien esto enriquece al libro, también dificulta presentar los resultados como un todo. Incluso, a veces, hay contradicciones entre capítulos; un ejemplo específico es respecto al costo de los "coyotes": en un capítulo se dice que el costo aumentó durante los noventa (capítulo 7) y en otros se dice que ha disminuido (capítulo 2).

Por otra parte, a pesar de que en su introducción el libro se presenta con el objetivo de dar información para el público que tiene estereotipos y exageraciones sin fundamento, en realidad, los capítulos que lo conforman presentan un análisis tan a detalle que su lectura exige un cierto grado de conocimiento estadístico y familiaridad con el tema migratorio. En este sentido, aunque es difícil que se convierta en una referencia para lectores que apenas se inician en el tema de la migración México-Estados Unidos, su gran contribución radica en que sus artículos contienen un examen muy fino del entramado del fenómeno migratorio, ampliando los métodos de investigación y empujando los horizontes temáticos.

Queda pendiente un estudio en el que se cuestionen y validen los datos y métodos estadísticos utilizados por los autores. Con relación a ello, surge la duda sobre la factibilidad de generalizar los hallazgos del libro. Los propios editores señalan que "Debido a que las comunidades de la MMP no se escogen al azar, la MMP no da una muestra probabilística de México. Técnicamente es representativa de las 81 comunidades en donde se ha aplicado" (Durand y Massey, 2004: 330). Sin embargo, Durand y Massey afirman que en un estudio previamente conducido por Massey y Zenteno (2000), utilizando la Encuesta Nacional sobre Dinámica de la Población para validar la precisión del Proyecto sobre Migración Mexicana, se encontró que aunque la cobertura geográfica estaba muy concentrada en la región de migración histórica, ésta capturaba con precisión las características y comportamiento de los migrantes.

Finalmente, los distintos autores de Crossing the Border realizan una valiosa aportación a la comprensión del fenómeno migratorio, pues muestran en forma directa o indirecta, los efectos de la política migratoria en Estados Unidos (sus amnistías, el incremento en el control fronterizo, los operativos estatales). Y aunque en ocasiones la información es un poco repetitiva, el resultado global es que el libro permite tener casos específicos y aproximaciones sobre las consecuencias de las políticas públicas iniciadas por el país vecino.

Relacionándolo con la agenda bilateral sobre migración entre México y Estados Unidos, el libro me deja la impresión de que tal vez México no necesita negociar "la enchilada completa", sino que sería más efectivo ir trabajando y refinando programas que atiendan el fenómeno migratorio a nivel local y estatal. Si bien ya hay pasos de este tipo, falta orquestarlos en una estrategia coordinada entre los distintos niveles de gobierno. En cuanto a Estados Unidos, el reto parece aún mayor, pues varios estudios contenidos en el libro muestran que las políticas aplicadas no han disminuido ni detenido la migración ilegal; al contrario, ésta se ha incrementado. Crossing the Border implícitamente sugiere que la solución no está en construir muros o poner más vigilantes, pues una frontera de más de 2,000 kilómetros difícilmente será controlada al 100%; en cambio, valdría la pena explorar un amplio programa de migración temporal que estimule el flujo circular y ordenado de personas.

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