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CONfines de relaciones internacionales y ciencia política

versión impresa ISSN 1870-3569

CONfines relacion. internaci. ciencia política vol.1 no.1 Monterrey ene./jun. 2005

 

Artículos

 

Liderazgos carismáticos e institucionalización política: el caso del Partido de la Revolución Democrática

 

Charismatic Leadership and Political Institutionalization: the case of the Democratic Revolutionary Party

 

Adriana Borjas Benavente*

 

* Profesora invitada de la Universidad de Salamanca, España. Correo: cronopio@prodigy.net.mx

 

Resumen

En 1988 la participación de Cuauhtémoc Cárdenas en las elecciones presidenciales conllevó la emergencia de un carisma, cuyo fortalecimiento le permitió liderar la fundación del Partido de la Revolución Democrática (PRD) e imponer a éste una dominación de índole carismática. Por otro lado, Andrés Manuel López Obrador, actual jefe de gobierno del Distrito Federal irrumpió en el escenario político nacional con un liderazgo espontáneo que, a través del empleo de diversas tácticas, le ha situado en una posición de ventaja al interior del PRD y respecto al resto de los actores políticos en la contienda por la Presidencia de la República en el 2006. Abordar y analizar el carisma de ambos líderes al interior del partido desde la perspectiva de Max Weber, y profundizar en las tácticas de poder de López Obrador con los elementos aportados por Jay Haley, constituyen el propósito de este texto. Asimismo, el trabajo pretende dar continuidad empírica y teórica a la investigación que la autora ha publicado en su libro Partido de la Revolución Democrática. Estructura, organización interna y desempeño público, 1989-2003.

 

Abstract

Cuauhtémoc Cárdenas' participation in the 1988 presidential election gave rise to the creation of a charisma that allowed him to found the Democratic Revolutionary Party. This founding was based on charismatic authority. On the other hand, Andrés Manuel López Obrador, the current governor of the Federal District, acceded to the national political scene with a spontaneous leadership supported, but not designated, by Cárdenas. This type of leadership, in addition to several tactics, has situated him in a privileged position in comparison with other political actors also running for president. It is the purpose of this text to analyze López Obrador's leadership and political strategies based on the theoretical contributions of Max Weber and Jay Haley. Furthermore, this paper aims to build on the research that is empirically developed in her book, Partido de la Revolución Democrática. Estructura, organización interna y desempeño público, 1989-2003, as well as ato contribute to ongoing theoretical debates in the social sciences.

 

El liderazgo carismático de Cuauhtémoc Cárdenas

En 1988, al demandar un cambio en el modelo económico vigente y el establecimiento de un régimen democrático en México, el liderazgo de Cuauhtémoc Cárdenas, candidato del Frente Democrático Nacional (FDN) a la Presidencia, adquirió los rasgos del carisma de situación, definido por Tucker como un don que no está determinado por las características mesiánicas de quien lo ostenta, sino por la existencia de una tensión o malestar intenso en la sociedad, que predispone a la gente "a percibir como extraordinariamente cualificado y a seguir con lealtad entusiástica un liderazgo que ofrece una vía de salvación de la situación de stress" (Tucker, citado por Panebianco, 1990: 113).

Los resultados oficiales reconocieron al candidato del FDN el 31,1% de la votación nacional (Véase cuadro I). La convicción de que se había cometido un fraude electoral en contra de Cuauhtémoc Cárdenas, a quien sus partidarios atribuyeron la conquista de la Presidencia, y, al mismo tiempo, la ubicación del Frente Democrático como el opositor más importante al sistema político vigente, derivaron en la fundación, en mayo de 1989, del Partido de la Revolución Democrática, cuyo fin manifiesto lo constituyó la instauración de la democracia, al tiempo que el objetivo latente fue recuperar la Presidencia para Cárdenas (Borjas Benavente, 2003a: 229), quien al ser reconocido como el intérprete autorizado de la política partidista, adquirió un control significativo sobre la organización a la que impuso una dominación carismática (Weber, 1996: 193-197),1 que se amplió y prolongó a lo largo de once años.

Al fungir como factor de cohesión y árbitro de las disputas internas entre las distintas corrientes de la organización partidista, controlar la mayor parte de las zonas de incertidumbre dentro de ella y, por tanto, disponer de recursos importantes para desequilibrar los juegos de poder en su favor,2 Cuauhtémoc Cárdenas consiguió imponer al desempeño del PRD en el escenario político nacional la línea denominada intransigencia democrática que, aunada a una estrategia de confrontación, rechazaba el diálogo y la negociación con el gobierno considerado ilegítimo, lo que le permitió asumir un liderazgo ético que lo convirtió en el principal protagonista del movimiento democrático del país.

Además, al demostrar amplia capacidad de convocatoria ciudadana y lograr el respaldo de organizaciones y movimientos sociales al PRD en el terreno electoral y, en consecuencia, situarse por encima del partido, el inicial carisma de situación de Cárdenas, ratificado por el acuerdo implícito de las bases y dirigentes partidistas, adquirió la cualidad extraordinaria del carisma puro enunciada por Weber (1996: 193). Así, al considerarlo en "posesión de fuerzas sobrenaturales o sobrehumanas", inalcanzables para cualquier otro, "los dominados" o "adeptos" reconocieron y corroboraron el liderazgo de Cárdenas como el máximo dirigente del PRD y como el candidato permanente de éste, lo que le permitió desempeñar también el papel de estratega y coordinador de la organización en el terreno electoral.

Con base en la certeza de que la conquista del Poder Ejecutivo Federal dependía en gran medida de la postulación de Cuauhtémoc Cárdenas, los dirigentes y bases del PRD respaldaron su candidatura en las elecciones presidenciales de 1994 y de 2000, así como en los comicios para la jefatura del gobierno del Distrito Federal en 1997.

A pesar del hostigamiento del régimen, el PRD consiguió mantenerse como la tercera fuerza electoral en 1994, y tres años después ganó el gobierno de la capital del país con el 48,1% de la votación y obtuvo el 25% de los escaños en la Cámara de Diputados (Véanse cuadros I y II).

Estos resultados constituyeron logros que tanto las bases como la elite de la institución partidista atribuyeron esencialmente a Cárdenas, cuyo liderazgo, fortalecido por la gratitud de las masas, así como por el prodigio que significaba la popularidad y convergencia de esfuerzos en torno a su candidatura,3 fue reiterado y facultado para imponer al partido todas las decisiones clave sin necesidad de negociar con el resto de los actores.

En 1999, Cuauhtémoc Cárdenas fue postulado una vez más candidato a la Presidencia pese a la resistencia de algunos dirigentes y bases del PRD, convencidos del desgaste del líder carismático, puesto que al frente del gobierno del Distrito Federal no había desempeñado un papel sobresaliente, así como de la necesidad de renovar al partido a través de una auténtica circulación de las élites. En este sentido, la compenetración entre Cárdenas y la identidad organizativa del PRD mostraban un desgaste significativo que, sin embargo, no se había traducido en la rutinización del carisma ni en la institucionalización partidista consiguiente4 (Borjas Benavente, 1993b: 443-451).

En el transcurso de la campaña electoral de 2000, Vicente Fox, candidato de la Alianza por el Cambio, asumió la iniciativa política y Cárdenas dejó de ser el principal abanderado del movimiento democrático, esto es, dejó de representar la "fuerza revolucionaria" que caracteriza al líder carismático (Weber, 1996: 196). Aunado a ello, la instrumentación de una estrategia de campaña que optaba más por el fondo que por la forma y que, por ende, minimizaba el uso de los medios de difusión masiva y de la mercadotecnia política, desplazó del escenario político nacional a la Alianza por México, conformada por el PRD y diversos partidos de reciente formación (Borjas Benavente, 2003c: 106-109). El resultado: Cárdenas obtuvo el 16,9% de la votación total, mientras que los candidatos a diputados federales postulados por la Alianza por México concentraron el 19,1% (Véanse cuadros I y III).

De esta manera, y con base en los postulados de Weber, puede afirmarse que, en las elecciones de 2000, el liderazgo de Cuauhtémoc Cárdenas comenzó a disiparse, ya que al ver disminuidos los beneficios recibidos y, además, al tener que compartirlos con los partidos aliados, sus adeptos dejaron de considerarlo indispensable y le negaron la corroboración de la autoridad que ejercía y en la cual radica la legitimidad del poder carismático:

Si falta de un modo permanente la corroboración, si el agraciado carismático parece abandonado de su dios o de su fuerza mágica o heroica, le falla el éxito de modo duradero y, sobre todo, si su jefatura no aporta ningún bienestar a los dominados, entonces hay la probabilidad de que su autoridad carismática se disipe (Weber, 1996: 194-195).5

Si hasta entonces el líder carismático había conseguido imponerse sobre el PRD, puesto que además de identificarse con el partido se ubicaba por encima de éste y su sola presencia aportaba beneficios que, en términos de legitimación interna y resultados electorales, corroboraban la autoridad que detentaba, en las elecciones de 2000, desplazado por los electores y situado por debajo de la organización partidista, Cárdenas perdió relevancia como el representante máximo de ésta, donde muy pronto comenzó a cuestionarse de manera más explícita su liderazgo al atribuírsele la responsabilidad del derrumbe registrado. Esta dilución, imprevista aunque no absoluta del carisma, implicó una identificación menos plena del PRD con Cárdenas y viceversa, que se tradujo en una pérdida de presencia de ambos en el escenario político nacional.

A partir de 1996, la conquista creciente de espacios de poder y la distribución de los mismos entre los miembros de las distintas corrientes partidistas, habían determinado el interés del "cuadro administrativo" del PRD en la permanencia y fortalecimiento de éste a través de la institucionalización, la cual suponía, en primer término, la rutinización del carisma de Cárdenas a través de un proceso de índole racional o tradicional (Weber, 1996: 197).

En el 2000, cuando los resultados electorales determinaron la dilución del carisma de Cárdenas, dicha rutinización aún no se efectuaba y es en ese contexto de vacío donde el liderazgo espontáneo de López Obrador ha surgido como una posibilidad de cotidianización del carisma que, en el caso de producirse sucederá, en términos de Weber (1996: 199-200), a través del reclutamiento genuino que se atiene al carisma personal, es decir, López Obrador deberá "probar" al cuadro directivo del PRD que posee el carisma para sustituir a Cárdenas y, por tanto, asegurar la permanencia del partido y aportar bienestar a quienes lo integran.

 

La trayectoria de Andrés Manuel López Obrador

Originario de Tabasco, López Obrador presidió ahí la dirección del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y asumió el proyecto, definido en el ámbito nacional, de modernizarlo. Para lograrlo, asegura haberse centrado en integrarlo "territorialmente. Los comités se formaron democráticamente. Surgió la identificación pueblo-gobierno. Y más, el PRI estatal se llegó a convertir en fiscalizador de la obra pública de los alcaldes [los cuales fueron] a demandar mi renuncia" al gobernador, Enrique González Pedrero, quien aceptó la solicitud de los alcaldes y dijo al dirigente del PRI: "No estamos en Cuba". Con la certeza de que el PRI carecía de "vocación democrática",6 López Obrador desertó y se sumó al FDN que, en 1988, lo postuló candidato a la presidencia municipal de Villahermosa.

En 1990, en el proceso de elección del presidente del PRD, Cárdenas propuso la candidatura de López Obrador, quien declinó a favor de aquél. Al interior del partido, dicha propuesta evidenció una actitud favorable por parte del líder carismático hacia López Obrador, quien dos años después irrumpió en la capital del país encabezando la marcha emprendida desde Tabasco por los militantes del PRD, en protesta por la manipulación del proceso electoral que había impedido el triunfo del partido en varios Ayuntamientos del estado.

La llegada de los inconformes a la Plaza de la Constitución coincidió con la presencia de mandatarios, ministros y corresponsales de prensa extranjeros, hecho que determinó la inmediata disponibilidad del Gobierno Federal a solucionar el conflicto a través de la instalación de gobiernos municipales mixtos. Fue así como López Obrador llegó al escenario político nacional, demostró sentido de oportunidad política y una plena identificación con la línea de intransigencia democrática y con la estrategia de confrontación impuestas al PRD por Cárdenas.

A finales de 1994 López Obrador, que había sido postulado candidato del PRD al gobierno de Tabasco impugnó los resultados oficiales que otorgaron el triunfo al PRI, encabezó movilizaciones que derivaron en la represión gubernamental de los inconformes e inició una segunda marcha a la capital del país para exigir la anulación del proceso electoral y afirmar: "Yo no vine a México sólo por la cabeza de Roberto Madrazo Pintado, gobernador de Tabasco, ahora la pugna es por la nación".7 Aun cuando no obtuvo respuesta por parte del Gobierno Federal, al documentar las pruebas que le fueron entregadas de manera anónima y que evidenciaban las irregularidades ocurridas en las elecciones, López Obrador obtuvo el reconocimiento del PAN, así como el respaldo de Santiago Creel y José Agustín Ortiz Pinchetti, entonces consejeros ciudadanos del Instituto Federal Electoral.

A principios de 1996, López Obrador demandó a Petróleos Mexicanos por los daños ambientales provocados en Tabasco, donde las instalaciones de la empresa fueron ocupadas por militantes del PRD, muchos de los cuales fueron aprehendidos por las autoridades en medio de enfrentamientos violentos. El partido aceptó desalojar los pozos petroleros cuando el Poder Ejecutivo Federal se comprometió a atender el fallo de la Suprema Corte de Justicia y continuar la investigación en torno a la elección del gobernador de Tabasco, quien no obstante permaneció en el cargo. El hecho de que el Gobierno Federal no cumpliera el compromiso asumido permitió al PRD y, en especial, a López Obrador, justificar la línea de intransigencia asumida por el partido, así como ser identificado como uno de los líderes más beligerantes.

En julio de 1996, López Obrador fue electo por mayoría presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PRD, lo que le permitió controlar la Secretaría General y las dos terceras partes del Consejo Nacional del partido, cuya directiva, al quedar integrada por personas allegadas a Cárdenas, confirmó la cercanía de ambos líderes. Convencido de que "la política es un equilibrio entre eficacia y principios",8 López Obrador llevó a cabo diversas acciones para organizar y fortalecer al partido.

La consecución de triunfos significativos en la arena electoral a través de la instrumentación de nuevas estrategias; la casi completa disolución de las corrientes partidistas cuyos dirigentes, beneficiados por la distribución de mayores espacios de poder, se comprometieron a unir esfuerzos para lograr la institucionalización del partido; y el establecimiento de una línea menos intransigente en el ámbito Legislativo, que derivó en la Reforma Electoral de 1996, así como de una actitud más cordial con el Gobierno Federal, mas no por ello menos crítica al modelo económico impuesto, fueron algunos de los logros que acreditaron la gestión del presidente del PRD, tanto, que el líder carismático lo avaló y reconoció públicamente, aunque de ninguna manera lo designó como su sucesor (Borjas Benavente, 1993b: 87-109).

El triunfo del PRD en la capital del país en 1997, así como el número de escaños obtenidos en la Cámara de Diputados, que lo reubicaron como la segunda fuerza política del país, fortalecieron aún más el liderazgo de López Obrador, quien advirtió: "Es más fuerte el poder ciudadano que el poder de los partidos [...] Los ciudadanos no dan apoyos incondicionales [...] Si hacemos un buen gobierno en el DF y como partido representamos con dignidad a los ciudadanos, vamos a seguir teniendo éxito, si no, fracasaremos".9

Cuando en 1998 el Gobierno Federal, a efecto de evitar el quiebre de la Banca propuso convertir los pasivos de ésta en deuda pública, los diputados del PRD se opusieron, al tiempo que el presidente del partido recorrió el país entero para informar al respecto y exigir la revisión detallada y transparente de los expedientes bancarios, puesto que ellos hacían indudable el contubernio entre el gobierno, los propietarios de la Banca e importantes grupos empresariales del país.10 El argumento fundamental de López Obrador era que el pueblo de México, en especial, los pobres, no tenían por qué pagar el quebranto de los ricos, quienes además habían introducido como cartera vencida recursos que habían sido destinados al financiamiento de campañas del PRI.

En el año 2000, López Obrador fue postulado candidato al gobierno del Distrito Federal; y cuando el PAN lo impugnó puesto que no cumplía el requisito de residencia en la capital del país establecido por la ley, expresó: "Quieren socavar mi candidatura por dos razones: una porque tengo pruebas de que los dirigentes panistas se confabularon con el gobierno para aprobar el FOBAPROA y, además, se beneficiaron y cayeron en actos de corrupción. Y si no, al tiempo...".11 Finalmente, los partidos contendientes aceptaron el fallo que reconocía la legalidad de la candidatura, lo cual puede atribuirse más a la intención de evitar un problema que podría agravarse en razón del carácter intransigente y beligerante demostrado hasta entonces por López Obrador, que al convencimiento sobre el carácter legal de su participación.

Durante la campaña electoral de 2000, al proponer "por el bien de todos, primero los pobres", el candidato del PRD al gobierno del Distrito Federal consiguió reforzar o atraer el respaldo de los habitantes de escasos recursos de la zona metropolitana. Así, y pese al significativo retroceso que registró en las elecciones federales de ese año, el partido mantuvo el gobierno de la capital del país al registrar en ella el 34,8% de la votación. En los primeros meses de gestión, López Obrador asumió la línea de intransigencia y la estrategia de confrontación hacia el Gobierno Federal presidido por Vicente Fox y hacia algunos dirigentes y miembros destacados del PAN, a los cuales acusó de negociar con el PRI.

A mediados de 2001, sin que mediara razón explícita, el jefe de gobierno del Distrito Federal cambió de actitud hacia el titular del Poder Ejecutivo, a quien incluso comenzó a defender de las críticas de otros actores políticos, argumentando la importancia de respetar la institución presidencial. La actitud conciliadora asumida por López Obrador, aunada a la concentración de su gestión en el acto mismo de gobernar, evidenció la intención de mostrar una imagen distinta.

La publicación diaria de los ingresos y egresos; la participación de ciudadanos en la toma de decisiones relacionadas con la administración, obra pública y trabajo gubernamental; y la implementación del Programa de Austeridad Republicana, que al conllevar la disminución de salarios a los mandos medios y la reducción en el gasto corriente y en rubros tales como la publicidad, ha implicado ahorros significativos los cuales, aunados a la práctica de una política fiscal que sin aumentar impuestos ha elevado la recaudación de éstos, han permitido a la administración gubernamental del Distrito Federal maximizar recursos y canalizarlos a la financiación de programas de desarrollo social.12

La apertura de la Universidad de la Ciudad de México; el decreto de bandos para reorganizar el crecimiento urbano de la ciudad; la inversión en obra pública para la construcción de obras viales, escuelas y viviendas; la ejecución de programas para garantizar el mantenimiento y disponibilidad de agua y drenaje, son algunas de las acciones emprendidas por el gobierno de la capital del país.

A lo anterior se suma el Programa Integrado de Desarrollo Social, que al concentrar casi el 20% del presupuesto gubernamental,13 establece la diferencia que, en el ejercicio del poder público, ha conferido identidad a la gestión encabezada por López Obrador. Las acciones más relevantes de este programa son: la inversión en infraestructura sanitaria y, sobre todo, la prestación de servicios gratuitos de salud a personas no inscritas en el sistema de seguridad social; la asignación de apoyos económicos a madres solteras; de becas para personas discapacitadas; de vales de despensa a familias de escasos recursos; de medicamentos gratuitos; de una pensión alimentaria universal destinada a las personas mayores de 70 años, así como la aprobación de la iniciativa de ley por parte de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF), para que dicha pensión se otorgue obligatoriamente. López Obrador fundamenta en estas acciones el carácter democrático de su administración, así como la prueba de que existen alternativas al modelo económico neoliberal.14

Cuando adversarios y analistas lo han calificado de populista y advertido el aumento de la deuda pública del Distrito Federal, el argumento de López Obrador ha sido que el incremento de ésta ha sido menor que el registrado en administraciones anteriores y afirma: "un gobierno democrático y de izquierda sólo se justifica si trabaja por el bienestar y la felicidad de la gente".15 Al respecto, es importante considerar que la magnitud y efectos de la deuda pública adquirida por el gobierno de la capital del país no es un asunto relevante para aquellos que por primera vez reciben beneficios concretos.

Por otra parte, al haber conseguido la inversión de capital privado en la obra pública realizada y, por consiguiente, demostrar que aun cuando prefiere a los pobres, es capaz de establecer alianzas con los ricos, el titular del gobierno del Distrito Federal comenzó a ganar gradualmente la aprobación de la clase media y alta de la capital del país; además al establecer una diferencia en la forma de ejercer el poder, que ninguno de los gobiernos encabezados por el PAN y por el PRD ha demostrado, López Obrador ha conferido una identidad a la izquierda en la dimensión gubernamental y ha conseguido atraer la atención y evaluación positiva de ciudadanos de todo el país.

Desde el inicio de su gestión en diciembre de 2000, diariamente, a las seis de la mañana, hora en la que inicia actividades, López Obrador se reúne con los reporteros de los medios de difusión a efecto de orientar, a menudo con éxito, los contenidos de la agenda política nacional, en la que a través de un discurso mesurado y conciliador ha introducido propuestas de carácter diverso, al tiempo que ha enfatizado la necesidad de un cambio en el modelo económico vigente y subrayado la importancia de la ética, los valores y principios en el ejercicio del poder. Al ser la fuente política que todos los días proporciona la primera nota a los medios, el jefe de gobierno del Distrito Federal ha conseguido atraer el interés y cobertura de éstos y, por ello, mantenerse presente y, en ocasiones asumir la iniciativa en el escenario político nacional.

Un aspecto que merece la pena destacar es cómo, al denunciar la corrupción existente en todos los ámbitos del país y proclamar que trabaja "en defensa de los intereses de la ciudad", López Obrador ha cuestionado a los otros Poderes e impuesto sus propios criterios y normas y, con base en argumentos que enarbolan el hartazgo social a la permanencia del sistema político heredado por el PRI, ha conseguido contrarrestar los señalamientos de quienes lo califican como autoritario y transgresor de la ley.

Es importante considerar la persistencia en México de la impunidad, así como de la aplicación selectiva o discrecional de la ley, ya que políticos, líderes sindicales, empresarios y banqueros que han actuado de manera ilegal se encuentran libres gracias a vacíos legales o a procedimientos realizados de manera equivocada. Frente a esta realidad, y en la medida en que López Obrador se proclama defensor de la ciudadanía, en especial de los sectores más vulnerables, la gratitud de éstos le ha permitido oponerse o transgredir disposiciones judiciales y legales que considera injustas e incluso ser percibido como héroe.

Por otra parte, y desde que asumió el Poder Ejecutivo del Distrito Federal, López Obrador se ha desmarcado de manera implícita del PRD: lejos de presentarse como militante partidista, se declara socialdemócrata, se ubica en el centro izquierda del espectro político y afirma identificarse plenamente con las ideas y principios de Benito Juárez y de la Revolución Mexicana. Este distanciamiento no explícito del PRD, le ha permitido ser juzgado, para bien o para mal, como un actor político con iniciativa propia y no como miembro de un partido cuyo programa ejecuta, hecho que le resulta favorable en un contexto donde los ciudadanos y, sobre todo, los votantes, se decantan cada vez más a favor de las personas que de los principios y programas partidistas. En este sentido, puede afirmarse que López Obrador ha conseguido, por sí mismo, construir una base de apoyo propia que rebasa las fronteras del PRD y de la capital del país.

Cada una de estas estrategias permitió a López Obrador, durante los tres primeros años de su gestión, mantener la iniciativa y situarse, en las encuestas de opinión pública, como el actor político con mayores posibilidades de triunfo en la contienda por la Presidencia de la República. La gente de clase media, así como las personas con menos recursos, han expresado su preferencia por el titular del gobierno del Distrito Federal porque se expresa y viste igual que ellas, vive en un departamento pequeño y conduce él mismo un automóvil también pequeño y austero, además, y sobre todo, porque "todos los días" se preocupa por los problemas de los ciudadanos.16

Por su parte, quienes pertenecen a la clase media alta y de mayores recursos económicos, han fundamentado la aprobación concedida al jefe de gobierno del Distrito Federal en el hecho de que éste no discute ni descalifica al resto de los actores políticos sino que, a diferencia de ellos, es, esencialmente, conciliador. Además, militantes del PRI y del PAN lo han mencionado como candidato favorito alterno en el caso de que sus respectivos partidos no postulen a quienes ellos prefieren entre sus correligionarios.17

La aprobación generalizada a la gestión de López Obrador resultó evidente en las elecciones del 6 de julio de 2003, cuyos resultados en el Distrito Federal confirieron al PRD once escaños adicionales en la Asamblea Legislativa y tres delegaciones más, por lo que hoy gobierna el 81,2% de las demarcaciones de la capital del país, así como 27 diputados federales por el principio de mayoría, que representan el 49% del grupo parlamentario del partido en la LIX Legislatura (Véase cuadro IV).

La recuperación registrada por el PRD, cuya implantación hoy en día es esencialmente de carácter regional (Borjas Benavente, 2003 b: 490-503), puede atribuirse en gran medida al jefe de gobierno del Distrito Federal, quien al "probar" así el carisma que garantiza, al menos en el corto plazo, la permanencia del partido y, por tanto, aportar bienestar a la élite y militantes que lo integran, puede sustituir a Cárdenas como líder carismático del PRD y como candidato a la Presidencia de la República.

La relevancia adquirida por el titular del Poder Ejecutivo del Distrito Federal lo ha convertido, al interior del PRD, en rival de Cárdenas, quien a pesar de la evidente superioridad de aquél ha anunciado la intención de participar por cuarta ocasión como candidato presidencial. Esto ha provocado una tensión latente que aún no se resuelve entre las bases y dirigentes del partido, pues muchos todavía profesan gratitud y lealtad a Cárdenas, pero también son conscientes de que es la postulación de López Obrador la que amplía al partido las posibilidades de ganar mayores espacios de poder. Al respecto, resulta interesante cotejar estos hechos con la afirmación de Weber:

El reconocimiento crea un deber. En tanto que a una profecía no se le oponga otra concurrente con la pretensión a su vez de validez carismática, únicamente existe una lucha por el liderazgo que sólo puede decidirse por medios mágicos o por reconocimiento (según deber) de la comunidad, en la que el derecho sólo puede estar de un lado, mientras que del otro sólo está la injuria sujeta a expiación (1996: 195).

Al mismo tiempo, en el escenario político nacional, López Obrador es un adversario importante del PRI y del PAN en la contienda por la Presidencia de la República. Asimismo, la actitud crítica e incluso transgresora que ha asumido en relación con el establishment, aunada al ofrecimiento de una propuesta alternativa, aunque no claramente explícita, lo ha convertido en un actor peligroso para quienes detentan el poder o inciden de manera significativa en él como son ministros y funcionarios del Poder Ejecutivo Federal, líderes sindicales, empresarios, miembros de la jerarquía eclesiástica, el gobierno de Estados Unidos y organismos financieros internacionales.

A partir de marzo de 2004, cuando las encuestas de opinión pública seguían consignando la ventaja de López Obrador sobre el resto de los actores políticos, la difusión en los medios masivos de pruebas que demostraron la corrupción de funcionarios y delegados del gobierno del Distrito Federal, y la acusación por el incumplimiento de disposiciones judiciales en contra de su titular, han puesto en duda el ejercicio ético del poder del cual se jactaba López Obrador y se han traducido en el planteamiento de cuestionamientos múltiples por parte de sus detractores, así como en el inicio de un proceso para desaforarlo y que, de consumarse e implicar un juicio penal que lo sentencie,18 puede dejarlo sin posibilidades para participar en el proceso electoral de 2006. A esto hay que añadir el descontento por la inseguridad pública que prevalece en la capital del país, el cual se ha manifestado de manera masiva y organizada en una marcha ciudadana sin precedentes.

Aun cuando reconoció las evidencias de la corrupción existente, López Obrador minimizó los hechos,19 cuya difusión en los medios, al igual que la acusación de haber violado disposiciones judiciales y los señalamientos sobre los casi nulos resultados obtenidos en materia de seguridad pública, atribuyó a la existencia de un complot en su contra, urdido y ejecutado por el Gobierno Federal y "la extrema derecha",20 a efecto de "demostrar que todos los políticos somos iguales y que no hay alternativas de cambio".21 Así, ha contraatacado y retomado la estrategia de confrontación para señalar la mediocridad del Gobierno Federal, puesto que en lugar de haber cumplido con el cambio ofrecido en campaña ha mantenido la misma política y se ha aliado "a los personajes más siniestros de la vida pública del pasado".22

Es importante mencionar que a la denuncia en contra de López Obrador que ha hecho necesario el inicio del proceso de desafuero no se le había dado un tratamiento expedito, lo cual puede atribuirse a la decisión de no desencadenar un conflicto de carácter político. Sin embargo, la denuncia debió ser atendida con prontitud cuando el afectado por la transgresión judicial efectuada por el gobierno del Distrito Federal interpuso un amparo para que ésta se agilizara. En este sentido, puede considerarse que el Poder Ejecutivo Federal ha intentado mantenerse al margen de la situación; no obstante, otros actores políticos, en particular el PRI y el PAN, han aprovechado la oportunidad que ésta les presenta para desplazar a López Obrador de la contienda electoral de 2006 o, por lo menos, desgastarlo.

En este contexto, y con el propósito de retener o reforzar el respaldo de quienes lo apoyan, el jefe de gobierno del Distrito Federal ha publicado cuatro ediciones de cómics que, denominadas Historias de la ciudad, lo presentan como el blanco de "fuerzas oscuras", al tiempo que establecen una división entre los pobres/buenos y aliados de López Obrador y los ricos/malos que se le oponen.23 La popularidad que entre los sectores marginados y con menor grado de escolaridad tienen este tipo de publicaciones, garantiza al jefe de gobierno del Distrito Federal la penetración de los contenidos que lo presentan como "alguien que trabaja por el bien de todos".24 El resultado, conforme a las encuestas de opinión pública, es que López Obrador registra el mayor índice de credibilidad respecto a otros diecinueve actores políticos.25

La poca importancia concedida a las pruebas que desprestigian su gestión, ya que "quienes armaron este escándalo, me refiero a los autores intelectuales, no tienen la menor intención de combatir la corrupción, sino el propósito deliberado de dañarme políticamente";26 aunada a las declaraciones para desacreditar el carácter ciudadano de la marcha en protesta por la inseguridad, han agravado las críticas en contra de López Obrador quien, por consiguiente, ha intentado atemperar su discurso. Sin embargo, y aún cuando asegura "no vamos a contestar cuestionamientos, no vamos a permitir que nos estén picando la cresta, no vamos a hacer ninguna provocación, vuelve el amor y paz",27 los contenidos de cada una de las ediciones de Historias de la ciudad, evidencian la decisión de retomar plenamente la estrategia de confrontación.

Aún faltan dos años para las elecciones presidenciales de 2006, por lo que, en términos reales, el jefe de gobierno del Distrito Federal aun dispone de tiempo para instrumentar estrategias que le permitan reafirmar, recuperar e incluso ampliar la base que lo respalda. No obstante, en el corto plazo, existen dos factores que cancelan o dificultan sus aspiraciones a participar en la contienda electoral: por una parte, de consumarse el proceso de desafuero y aun cuando se han instrumentado acciones diversas para aplazarlo e impedirlo, López Obrador podría quedar al margen de la contienda por la Presidencia. Al respecto, es importante apuntar que, en la medida en que el titular del gobierno del Distrito Federal cuenta con un importante número de simpatizantes, puede preverse que si éstos carecen de candidato se abstendrán de votar y, de ser así, el partido que tiene la mayor implantación, estructura y organización para triunfar en las elecciones de 2006, es el Revolucionario Institucional.

El otro factor que obstaculiza las aspiraciones del jefe de gobierno del Distrito Federal lo constituye el PRD, en cuyo interior y frente a los hechos que han desprestigiado la forma en que ejerce el poder, los líderes de las distintas corrientes que de manera más o menos explícita se habían decantado a favor de su candidatura, hoy consideran más viable la postulación de Cárdenas, quien ante los sucesos recientes ha expresado abiertamente el interés de ser una vez más candidato a la Presidencia.28

Aunque seguramente las consideraciones de los integrantes del PRD cambiarán en el caso de que el liderazgo de López Obrador se fortalezca, ello necesariamente conllevará la disputa por la candidatura entre ambos líderes que, al inaugurar una tensión significativa dentro del partido, puede derivar en una escisión que debilitaría aún más la estructura y organización del PRD, cuyas posibilidades de conquistar el Poder Ejecutivo Federal se reducirían considerablemente. No deja de ser una paradoja que la institución partidista que cuenta con el candidato que todavía registra las mayores posibilidades de ganar la Presidencia de la República sea la más débil en términos de estructura y organización.29

 

Las tácticas de poder de López Obrador

Resulta pertinente establecer y analizar cuáles son las estrategias y tácticas utilizadas por López Obrador a efecto de comprender la configuración y fortalecimiento del liderazgo que detenta y que le sitúa como uno de los actores políticos centrales del momento. Para ello, merece la pena retomar y aplicar los conceptos aportados por Jay Haley (1986), quien al considerar a Jesucristo como un líder con una "increíble capacidad de organización", que introdujo una innovación estratégica "fundamental: la idea de luchar por el poder organizando a los desposeídos y a los pobres" y, por tanto, asegurar que ésta ha sido retomada —deliberada o inconscientemente— por los líderes de los movimientos masivos contemporáneos, ya que hoy en día "es imposible olvidarse de los pobres", da cuenta de las tácticas de poder que dicha estrategia conlleva.30

Al precisar que una persona tiene poder cuando le es posible determinar lo que ocurrirá, Haley afirma:

Las tácticas de poder se refieren a las maniobras empleadas por alguien para influir y obtener control sobre el mundo social y aumentar la posibilidad de predecir. Según esta amplia definición, una persona tiene poder si puede ordenar a otra que se comporte de una cierta manera, pero también lo tiene si puede provocar este comportamiento (1986: 38).

El carácter solitario del líder, quien al aprovechar los factores del entorno que le son favorables se dirige a los más desposeídos y se opone radicalmente al establishment para reunir adeptos y crear una organización que le permita alcanzar sus objetivos y que, a través de diversas tácticas, entre las que destaca la denominada "táctica del vencido", consigue evitar la derrota e incluso determinar lo que va a ocurrir, constituyen los aspectos más relevantes del liderazgo de Jesucristo enunciados y analizados por Haley (1986). A continuación y con base en la trayectoria de López Obrador le atribuyo la práctica, aunque no necesariamente consciente, de aquellas tácticas que, otrora utilizadas por Jesucristo, le han permitido consolidarse como un líder relevante en el escenario político nacional.

En primer término, y al igual que Jesucristo, López Obrador irrumpió en la vida pública nacional como un hombre solo y desconocido,31 pues aun cuando en Tabasco era un líder importante, el carácter centralista que prevalece en México conlleva el desconocimiento de los actores locales, cuya relevancia sólo se percibe cuando inciden en la capital del país, se trasladan a ella o bien, cuando los medios de difusión con cobertura nacional atienden las acciones que llevan a cabo.

Al insertarse en el escenario político nacional López Obrador asumió la tarea de trascender las fronteras de su lugar de origen para formar una base social propia, constituirse en líder y llevar a cabo la disputa por la nación. Todo esto dentro de un sistema político adverso, en la medida en que implicaba "reglas y cuyos líderes poseían las armas del poder estatal y operaban con un cuerpo de leyes obligatorias" (Haley, 1986: 24-25), y frente al cual ha sabido utilizar, en los diferentes momentos de su trayectoria, los factores disponibles a su favor. Desde la perspectiva de Haley tales factores son:32

1. El descontento del pueblo por los efectos del modelo económico, así como por el régimen político instaurado por la clase política priísta, que había conseguido mantenerse en el poder: "el pueblo tenía poco que perder con algún cambio".

2. A partir de 1988, el significativo deterioro de la estructura del poder y de la unidad del PRI, implicaron que "el establishment no podía ofrecer un frente unido ante un intento de tomar el poder".

3. El régimen priísta, gradualmente acostumbrado a la crítica, toleró el ascenso de quienes se le oponían, por lo que López Obrador pudo ingresar al escenario político nacional sin ser exterminado.

4. A pesar de estar al margen de la estructura de poder formal, López Obrador apostó a elevarse a sí mismo mediante una actitud política coherente y ética.

5. A lo largo de su carrera política López Obrador, ha conseguido atraer la atención a través de acciones diversas: como abierto opositor al establishment, mostró capacidad de organización, convocatoria y movilización para confrontarse a éste; como presidente del PRD consiguió adaptar y combinar estrategias que se tradujeron en resultados relevantes para el partido en el terreno electoral; como jefe de gobierno del Distrito Federal ha establecido una diferencia respecto a la forma en que ejercen el poder los demás gobernantes, al tiempo que mediante una estrategia de comunicación política ha logrado incidir e incluso definir los contenidos de la agenda nacional y, sobre todo, ha brindado beneficios tangibles a los diversos sectores sociales, fundamentalmente a los más vulnerables, lo que ha conllevado una evaluación positiva de su gestión.

6. La sencillez con la que viste y actúa hace suponer que el titular del gobierno del Distrito Federal utiliza el poder en beneficio del pueblo y no de sí mismo lo cual, en tanto que contrasta con la imagen y comportamiento de otros políticos, se considera una virtud.

7. López Obrador ha logrado atraer la atención como autoridad que aporta nuevas ideas, al mismo tiempo que ha presentado lo que dice como "ortodoxia estricta". Para ello, ha utilizado dos recursos: proponer el cambio y, al mismo tiempo, enfatizar que sus ideas no se desvían de los ideales y principios de la Independencia, del liberalismo juarista y del movimiento revolucionario en los cuales se fundamenta la configuración del Estado mexicano, sino que son una expresión incluso más auténtica de ellos. "Ambas tácticas son típicamente utilizadas por los líderes de los movimientos masivos, que por razones estratégicas, se ven obligados a definir su acción como ortodoxa mientras provocan los cambios necesarios para lograr una posición de poder".

8. Al manifestarse respetuoso de las instituciones y de la ley, el jefe de gobierno del Distrito Federal consigue, como Jesucristo, desarmar a la oposición, para luego, mediante una reinterpretación de aquéllas, igualarse en "poder y autoridad a la institución" del Estado.

9. En su trayectoria, López Obrador ha atacado a los líderes del establishment de manera hábil y sistemática, concentrando su ataque en el modelo económico y en la legalidad vigentes y acusando al PRI y al PAN de negociar acuerdos. Al asegurar el desvío del verdadero Estado de derecho, así como la claudicación de principios por parte de sus adversarios, se erige en autoridad que dictamina lo que es o no legítimo.

10. Haley afirma que para darse a conocer y tener adeptos, Jesucristo no sólo atrajo la atención a través del discurso, sino que al hacerse de una reputación como curador, ofreció algo que le dio fama más allá de las fronteras:

Como las enfermedades no conocen clases sociales, su reputación le sirvió para llegar a los ricos... No sólo adquirió fama mediante las curaciones; además, procedió de tal modo, que no fue fácil oponérsele. No se jactaba de las curas, evitando así las resistencias o las investigaciones; en cambio instaba a sus pacientes a guardar el secreto (1986: 30).

En este sentido, es pertinente destacar que al otorgar recursos económicos a madres solteras, discapacitados y ancianos, el titular del gobierno del Distrito Federal no sólo ha brindado beneficios materiales a grupos que no habían sido considerados sujetos de atención diferenciada, sino que además les ha dado un bien de carácter intangible que tiene que ver con el reconocimiento de su dignidad como personas. El hecho de ya no sentirse una "carga", un pasivo en la economía familiar, gracias a la aportación que reciben, permite entender el agradecimiento y respaldo incondicional que conceden los beneficiarios de los programas sociales del gobierno capitalino a López Obrador.

Por otra parte, y si bien la atención a los pobres ha constituido el eje de la administración gubernamental del Distrito Federal, ello no ha implicado la exclusión de los demás sectores de la población. Desde un criterio mercadotécnico, que ha significado la segmentación de los gobernados para satisfacer necesidades incluso no formuladas por éstos y, por tanto, más valoradas, López Obrador ha diversificado y brindado beneficios tangibles que, en la medida en que han dado respuesta al menos a una de las demandas de los distintos sectores sociales, le han otorgado la aprobación de éstos.33 Sin embargo, y a diferencia de Jesucristo, él sí se jacta de la manera en que ha ejercido el poder, tanto que, incluso, ha afirmado que la conducción honesta de su gobierno hace a éste "indestructible".

11. En la época de Jesucristo, la mitología hacía surgir la esperanza de que un mensajero llegaría para cambiarlo todo. En México, la incapacidad de los partidos políticos y de los gobernantes para recoger y representar las demandas de los ciudadanos, la persistencia de la corrupción, el aplazamiento indefinido de la consolidación democrática y una evaluación poco favorable a los resultados del gobierno de Vicente Fox, han determinado el creciente descreimiento en el quehacer político. En este contexto, al proclamarse "honesto", definirse como un "demócrata"34 y haber realizado obra pública e instrumentado programas sociales, López Obrador ha conseguido construir un liderazgo sólido, esto es, fundamentado en hechos concretos y, por ende, ser percibido como la mejor opción para llevar a cabo un proyecto alternativo de nación desde la Presidencia de la República.

 

Creación de una organización (Haley, 1986: 31-35). A diferencia de Jesús, quien inició su trayectoria pública al margen de las instituciones y eligiendo hombres dispuestos a unírsele, López Obrador se inscribe desde un primer momento en el marco de las instituciones, tanto en el PRI como en el PRD, donde a través de las acciones que instrumenta como miembro y dirigente y, más tarde, como gobernante, busca adeptos que no pertenecen al establishment.

Al proclamarse "un luchador social", el jefe de gobierno del Distrito Federal se desmarca del resto de los actores políticos,35 pues aunque su trayectoria ha estado inscrita en el marco institucional, su ascenso político y el poder que detenta los atribuye al pueblo. Así, ha conseguido formar una base propia que lo respalda, integrada por quienes se sienten identificados con su discurso y logros, por aquellos que han sido o son beneficiados por los programas de su gobierno, así como por quienes evalúan de manera positiva la gestión que encabeza.

López Obrador no exige a sus allegados ni adeptos romper con otros compromisos y lazos para acompañarle, pero sí asegura su lealtad mediante promesas implícitas de lo que pueden obtener si él consigue ampliar el poder que ejerce. La atención y el lugar privilegiado concedido a los grupos más vulnerables y la ampliación de beneficios a otros segmentos de la población, así como el ofrecimiento de aplicar un modelo económico distinto, le han garantizado la lealtad de quienes han sido beneficiados y esperan mantener o incrementar los bienes recibidos, así como la preferencia de aquellos que se oponen o padecen los efectos del modelo vigente.

Haley asegura que Jesús señalaba la persecución exterior como táctica para lograr la cohesión de su grupo, mientras que frente a las agresiones, evitaba asumir actitudes defensivas para responder con un ataque o con otras preguntas y debilitar así la posición de sus adversarios. En este sentido, López Obrador, a través del discurso y de la edición de Historias de la ciudad, asegura un complot en su contra por parte de quienes se le oponen, le temen e intentan destruirlo; establece una división entre los ciudadanos que están con él o contra él; cuestiona al Gobierno Federal: "No puede la autoridad tomar una decisión en contra de la voluntad de la gente"; y se rebela y desacredita el proceso de desafuero en su contra: "Respeto la legalidad y la Constitución, pero no la simulación".36

A través de esta actitud extracotidiana, opuesta a la dominación racional y a la dominación tradicional,37 puesto que al ser extraña a toda regla es irracional, mientras que al subvertir el pasado es esencialmente revolucionaria, el titular del gobierno del Distrito Federal se erige por encima de las instituciones y asume, respecto a quienes lo respaldan, una dominación de carácter carismático:

No conoce ninguna apropiación de mando, al modo de la propiedad de otros bienes, ni por los señores ni por los poderes estamentales, sino que es legítima en tanto que el carisma personal 'rige' por su corroboración, es decir, en tanto que encuentra reconocimiento, y 'han menester de ella' los hombres de confianza, discípulos, séquito; y sólo por la duración de su confirmación carismática (Weber, 1996: 194).

Haley precisa que aun cuando "es posible suponer que Jesús no buscaba el poder político ya que en ningún momento intentó lograr una posición dentro de la jerarquía religiosa", sí aportó a los líderes una nueva estrategia: "no depender del establishment político del momento y crear un movimiento independiente. Estos líderes no desean ser aceptados dentro del establishment sino que buscan el apoyo de los desposeídos" (1986: 35-36). Al respecto, cabe destacar las siguientes palabras del titular del Poder Ejecutivo del Distrito Federal:

No aspiro al poder por el poder [...] no estoy obsesionado por alcanzar ningún cargo y tampoco estoy acostumbrado a triunfar a toda costa sin escrúpulos morales de ninguna índole. El poder sólo tiene sentido y se convierte en virtud, cuando se ejerce con dignidad y se pone al servicio de la gente.38

La táctica fundamental de López Obrador para reunir adeptos ha consistido en centrar su discurso y acción en los más pobres y en atacar reiteradamente a los ricos; y, cuando habla a favor de aquéllos no lo hace con el propósito de mantener la situación que padecen, sino para convencerlos de que ésta mejorará si lo siguen y se oponen al establishment. Es de esta manera como el jefe de gobierno del Distrito Federal ofrece la transformación del país, la cual asegura es inminente y conlleva la instrumentación de políticas distintas, orientadas a la instauración de un auténtico Estado de bienestar. En este sentido, Haley subraya que cuando afirman "que con su intervención sólo apresuran o facilitan el advenimiento de un hecho inevitable, los líderes ayudan a los seguidores a aceptar algo ineludible y desaniman a los demás a oponerse al curso de la historia"; y precisa:

Los revolucionarios suelen afirmar que no se les debe seguir por sí mismos sino por lo que sus personas representan: como individuos no son totalmente responsables de lo que dicen, son apenas la voz de una fuerza superior. Jesús afirmaba que no hablaba por sí mismo, sino que sólo expresaba la voluntad de su padre celestial. Oponérsele era oponerse al Señor, y así logró inhibir posibles resistencias o acusaciones de autoengrandecimiento presentándose como mero instrumento de la voluntad divina. No obstante, también añadía que era el único instrumento capaz de interpretar correctamente al padre celestial (1986: 38).

Al definirse a sí mismo como "un místico: estoy en manos de la gente porque el pueblo es el que decide",39 López Obrador se presenta como instrumento único de la gente con la cual, debe suponerse, mantiene un vínculo de índole espiritual. Así, y si Jesucristo sólo se sometía a la voluntad del Padre, el titular del gobierno del Distrito Federal sólo se somete a la voluntad de la gente: "Con el pueblo todo; sin el pueblo, nada" y, para demostrarlo, ha establecido el compromiso de convocar cada dos años a una consulta pública, cuyos resultados determinarán si continúa en el cargo:

De acuerdo con la Constitución, el pueblo tiene, en todo momento, el derecho de cambiar la forma de su gobierno. Es decir, el pueblo pone y el pueblo quita. Si la gente decide que continúe, seguiré trabajando con el mismo compromiso y la misma responsabilidad. Si la gente decide que me vaya, el 1° de enero de 2003 tendrán ustedes mi solicitud de licencia para que designen a un sustituto.40

Con base en el vínculo de carácter místico que mantiene con la gente, así como en la aprobación que pese a los sucesos acontecidos desde marzo todavía le confieren los habitantes del Distrito Federal,41 López Obrador se ubica a sí mismo por encima de la ley, las instituciones y el resto de los actores políticos, se asume como el instrumento único para interpretar y satisfacer las verdaderas aspiraciones y demandas del pueblo y, por ello, se considera autorizado a actuar de manera autoritaria, arbitraria o ilegal.42

Al condenar el establishment y presentarse como alternativa, el jefe de gobierno del Distrito Federal ha provocado la reacción y acción de aquél en su contra a efecto de garantizar la vigencia de lo establecido. Así, la oportunidad que se ha aprovechado para desgastarlo o eliminarlo de la contienda presidencial ha sido el inicio del proceso de desafuero, puesto que de consumarse arrebataría la legitimidad a quienes quisieran defenderlo (Haley, 1986: 44-45).

Al enunciar la táctica del vencido, Haley afirma que cuando Jesús prescribía "al que te hiere en una mejilla ofrécele la otra", el propósito no era permitirle otro golpe al enemigo, sino imposibilitarlo a hacerlo e incluso "determinar lo que va a ocurrir", puesto que golpear a quien se muestra desvalido hace inevitable el sentimiento de culpa y exasperación, así como la duda sobre quién es realmente el vencedor (1986: 41).

Frente al proceso de desafuero al que está sujeto, López Obrador ha declarado que no recurrirá al amparo; mientras que en respuesta a las manifestaciones de apoyo que lleva a cabo la base que ha conformado, de las acciones de protesta encabezadas por el PRD y del recurso de controversia presentado por la ALDF,43 ha asegurado que puede solo con el problema y ha advertido que se defenderá personalmente ante la Sección Instructora de la Cámara de Diputados encargada de dictaminar el desafuero o bien, ante la autoridad jurisdiccional,44 convencido de que la razón le asiste, ya que los valores y principios éticos en los que se basa, así como su propósito de garantizar el bienestar de los ciudadanos, justifican el comportamiento ilegal del que se le acusa.

Al adoptar la táctica del vencido y, al mismo tiempo dejar que sus aliados, en apariencia a motu proprio, actúen en su defensa, López Obrador se propone provocar el desistimiento del proceso que se le sigue, así como probar, con base en la convocatoria y movilización, la relevancia del liderazgo que detenta, a efecto de que todos aquellos que se le oponen evalúen los costos que puede implicar agredirlo. En síntesis, y desde la perspectiva de Haley, el jefe de gobierno del Distrito Federal, intenta demostrar la magnitud de su poder (1986: 38).

La manera en que López Obrador se opone a la aplicación racional y tradicional del derecho, constituye un rasgo de la dominación carismática. Para él no hay magistraturas establecidas, ni reglamentos, ni preceptos, tampoco sentencias o arbitrios guiados por la tradición. "En su aspecto material rige en toda dominación carismática genuina la frase: "estaba escrito pero yo en verdad os digo"; el caudillo genuino en general, anuncia, crea, exige nuevos mandamientos" (Weber, 1996: 195).

Para Haley, la instrumentación de la táctica del vencido conlleva riesgos, ya que cuando no resulta ganadora puede provocar "una exterminación asesina" por parte del contrincante. En consecuencia, apunta que la instrumentación de la misma a efecto de "determinar el resultado de una lucha de poder tiene más eficacia si existe una amenaza de violencia de fondo para apoyar la táctica" (1986: 41).

En términos reales, y puesto que la aplicación de la ley ha mantenido su carácter selectivo y discrecional, parece indudable "la violencia de fondo" que subyace en el proceso de desafuero y en el juicio penal que puede implicar y que, por ende, justifica el empleo de la táctica del vencido por parte de López Obrador.45 No obstante, el hecho de que todos los actores involucrados, sean conscientes de que tanto el proceso de desafuero como el juicio penal pueden prolongarse indefinidamente, apunta más bien un enfrentamiento "ficticio" para demostrar y medir fuerzas con miras a la contienda electoral por la Presidencia de la República.

A últimas fechas López Obrador ha apostado a polarizar a la sociedad y si bien, puede ampliar la base conformada entre los más pobres, al mismo tiempo puede perder por completo a la clase media y alta y, por tanto reducir de manera significativa la ventaja que en términos de credibilidad y de preferencia electoral todavía registra. Queda por ver si al evaluar esto decide cumplir con el ofrecimiento de concentrarse en la gestión gubernamental, moderar su discurso y acción y retomar las tácticas de poder que le han dado resultado para mantener e incluso maximizar dicha ventaja y, por consiguiente, lograr la postulación del PRD y participar con amplias posibilidades de triunfo en las elecciones presidenciales de 2006.

Por su parte, tanto el Revolucionario Institucional como Acción Nacional, representados en la Sección Instructora responsable del proceso de desafuero, pueden optar por la "exterminación" del jefe de gobierno del Distrito Federal y conseguir reducir la ventaja que hoy registra e incluso eliminarlo de la contienda electoral. Sin embargo, proceda o no el desafuero, ya que éste puede determinarse independientemente de la validez y consistencia de las pruebas presentadas por el acusado,46 al argumentar y, con toda seguridad presentar a los medios de difusión éstas, López Obrador conseguirá demostrar la teoría del complot que ha esgrimido.

Lo cierto es que, tanto el PRI como el PAN, difícilmente podrán marginar al titular del gobierno capitalino del escenario político nacional y, por ende, deberán padecer las consecuencias de aprovechar lo que tal vez consideraron una oportunidad coyuntural y, por tanto, enfrentar la intransigencia democrática y la estrategia de confrontación de quien ha demostrado ser un adversario importante. Al respecto, y al poner en duda el "discurso optimista" que considera que la democracia se está reforzando en los países de América Latina, Alain Touraine plantea:

... en México, el Gobierno federal lleva a cabo una campaña para obtener la eliminación del popular alcalde de México D.F., López Obrador, el candidato más fuerte ante las próximas elecciones presidenciales. ¿Qué ocurriría si, mediante alguna maniobra jurídica, lo consiguiera? ¿No habría un riesgo, sobre todo allí, de rebelión, tumultos, incluso un estallido casi revolucionario?47 (Touraine, 2004).

Por otra parte, y si el establishment y, de manera específica, el PAN y el PRI, le permiten a López Obrador mantenerse en la contienda por la Presidencia de la República, merece la pena consignar la advertencia de Haley:

Cuando se acerca la lucha final, adopta la posición de "no compromiso" con el poder gobernante. Ya que su finalidad no es el poder dentro del establishment, ningún compromiso ni transacción es posible. Cuando hombres como éstos triunfan, su poder es ilimitado porque toda otra autoridad ha sido anulada. El próximo paso es una despiadada eliminación de cualquier oposición (1986: 52).

Los rasgos de índole carismático y las tácticas de poder que definen el liderazgo de López Obrador lo alejan de manera significativa del ejercicio profesional especializado, enunciado y considerado por Weber como indispensable para el funcionamiento de la administración burocrática en la que se sustenta la dominación legal y que, al implicar una dominación basada en el saber,48 posee un carácter racional en el que se funda el ejercicio del poder desde el Estado (1996: 173-180).

Al ubicarse por encima de las normas y reglamentos; al imponer criterios propios más que institucionales a la división del trabajo, así como a las rutinas y procedimientos para llevar a cabo éste; y, al detentar un poder de índole personal más que institucional, puesto que se funda en la relevancia del liderazgo que ejerce más que en el cargo que ocupa, el jefe de gobierno del Distrito Federal ha impedido la estandarización de funciones y, por ello, la racionalidad y economía en la administración burocrática de la capital del país.

Un equipo de trabajo integrado con base en criterios personales, que si bien, en algunos casos, supone la competencia especializada, también muestra el proceso de comunización que conlleva la dominación carismática y, sobre todo, deja en evidencia la incorporación de operadores políticos expertos en formar, fortalecer y movilizar bases sociales, así como en ejecutar prácticas corporativas y clientelares para ejercer presión y así maximizar la capacidad de negociación política del gobierno con grupos de toda índole, ha permitido a López Obrador mantener la estabilidad y control administrativo, así como la consecución de objetivos. No obstante, y en la medida en que algunos funcionarios en razón de la eficacia demostrada satisfacen intereses personales o de grupo, con o sin la anuencia del titular del gobierno, han puesto en duda el ejercicio ético del poder proclamado por éste, al tiempo que han obstaculizado la dominación de carácter legal.

López Obrador ha pasado de representar una oposición irresponsable para erigir un gobierno que responde (Sartori, 1992), que aporta resultados tangibles y que ha conseguido conferirse una identidad propia que lo diferencia de otras formas de ejercer el poder. Sin embargo, es importante considerar que, al representar más la fuerza revolucionaria y la extra-cotidianidad que caracterizan la dominación carismática, que el afán de profesionalizar el quehacer político para conducir y sustentar en él la creación o consolidación de las normas y procedimientos que conlleva la administración burocrática, las acciones gubernamentales instrumentadas corresponden a un estilo personal de concebir el poder y, por consiguiente, son de carácter efímero, es decir, se oponen a la actividad continuada y profesional del modelo burocrático de Weber, orientado a la eficiencia a través de la racionalidad (Weber, 1996: 175).

Cabe destacar que en mayor o menor medida y, a diferencia del PRI, al que corresponde la institucionalización del poder vigente en México (Borjas Benavente, 2003a: 37-101), cada uno de los gobiernos municipales y estatales emanados del PAN y del PRD, han evidenciado estilos personales de concebir y ejercer el poder, hecho que demuestra la incapacidad de ambos partidos para homogeneizar los criterios y acciones de quienes los representan en la dimensión gubernamental, así como la ausencia de programas orientados a profesionalizar y a conferir identidad partidista a sus cuadros políticos.

Respecto a lo anterior López Obrador no es una excepción, pero sí lo es en razón de la importancia e identidad adquiridas por el liderazgo que ha conseguido configurar y que, en virtud de una cultura política permeable al caudillismo que ha predominado y al que se han atribuido las transformaciones ocurridas en los distintos momentos de la historia nacional, lo convierte en un actor político sobresaliente que, de conquistar el Poder Ejecutivo Federal, mantendrá o profundizará los mismos rasgos que ha logrado imprimir al ejercicio de gobierno e incluso puede intentar y conseguir imponer una dominación de carácter carismático que cancelaría los avances alcanzados hasta ahora en la construcción de un sistema legal y democrático.

Aún faltan dos años para las elecciones presidenciales, en el transcurso de ellos pueden emerger, consolidarse o perder relevancia los distintos actores políticos; sin embargo, considero que lo que ahora ocurre en torno a López Obrador determinará de manera importante lo que sucederá en el 2006, y ello debido indudablemente a las tácticas de poder que ha utilizado y que le han permitido configurar el liderazgo que detenta.

 

Bibliografía

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Weber, M. (1996). Economía y sociedad. México: Fondo de Cultura Económica.         [ Links ]

 

Notas

1 El reconocimiento y la corroboración del carisma, el proceso de comunización, el carácter antieconómico y la fuerza revolucionaria que significa "una variación de la dirección de la conciencia y de la acción, con reorientación completa de todas las actitudes frente a las formas de vida anteriores o frente al 'mundo' en general", constituyen los rasgos esenciales de la dominación carismática, la cual, cabe destacar, es de carácter irracional "en el sentido de su extrañeza a toda regla" (Weber, 1996: 195).

2 Las zonas de incertidumbre, cuyo control confiere recursos específicos de poder a quien las domina, son: la competencia del experto, las relaciones con el entorno, los canales de comunicación, la definición de las reglas formales de la organización, el control sobre el reclutamiento y la obtención de los recursos financieros. En el PRD éstas eran controladas fundamentalmente por Cárdenas, pero también por otros directivos del partido (Panebianco, 1990: 84-88 y Borjas Benavente, 2003a: 296-303).

3 Cabe destacar que el hecho de no haber participado directamente en las elecciones de 1991, eximió a Cárdenas de toda responsabilidad en los resultados obtenidos por el PRD, al tiempo que contribuyó a nutrir la certeza de que los votos acumulados por los partidos del FDN tres años atrás, habían sido emitidos a favor de su candidatura. Michels asegura que un factor de índole moral, "que contribuye a la supremacía del líder es la gratitud que experimenta la multitud hacia quienes hablan o escriben en su defensa" (1996: 103); y Weber afirma que el reconocimiento inicial que se mantiene por la corroboración de las cualidades carismáticas del líder se funda en la revelación de éstas, "siempre originariamente por medio del prodigio" (1996: 194).

4 Weber afirma que cuando la dominación carismática adquiere el carácter de una relación duradera tiende a variar, ya sea por el interés ideal o material de los prosélitos en la persistencia y reanimación permanente de la comunidad o bien por "el interés ideal más fuerte y el material todavía más intenso del cuadro administrativo en 1) continuar la existencia de la relación 2) de tal manera que quede cimentada su propia posición ideal y material sobre una base cotidiana duradera" (1996: 197). Por su parte, Panebianco indica que los procesos que provocan la institucionalización de un partido son esencialmente dos: el desarrollo de intereses en el mantenimiento de la organización, que demanda la distribución de incentivos selectivos; y el desarrollo y difusión de lealtades, que requiere de la distribución de incentivos colectivos (1990: 116-117).

5 El uso de cursiva es decisión de la autora.

6 Monge, R. (1988, agosto 15). "La modernización del PRI en Tabasco inaugura deserciones", Proceso, 615, 14-19.

7 Albarrán de Alba, G. (1995, junio 5). "López Obrador, por un nuevo proyecto de nación, con bipartidismo PAN-PRD", Proceso, 970, 41.

8 Rodríguez Castañeda, R. (1996, septiembre 22). "Para las elecciones, el gobierno pone al servicio del PRI el gasto público: López Obrador", Proceso, 1038, 19-22.

9 Albarrán de Alba, G. (1997, julio 20) "El PRD, ante el nuevo reto: convertirse en un verdadero 'partido de centro-izquierda, con vocación de gobierno'". Proceso, 1 081, 20-25.

10 Córdova, C. (1998, agosto 9). "El presidente Zedillo no da la cara en el caso inmoral del Fobaproa; como hombre de Estado, debe hacerlo ya: López Obrador", Proceso, 1136, 6-12; Ambriz, A. (1998, agosto 23). "Fobaproa al rescate: hace un año Taesa debía 150 millones de dólares; ahora anuncia que ganará 500 millones al finalizar 1998", Proceso, 1138, 11-13.

11 Delgado, A. (2000, abril 16). "'La mafia me quiere descontar, pero no me doblegará': López Obrador", Proceso, 1224, 12-13.

12 Para profundizar véase el apartado "Finanzas y administración" contenido en los discursos de los Informes de gobierno presentados por López Obrador a la Asamblea Legislativa del Distrito Federal el 17 de septiembre de 2001, el 17 de septiembre de 2002 y el 17 de septiembre de 2003.

13 Anexo estadístico del II Informe de gobierno, septiembre 17 de 2002.

14 III Informe de gobierno de Andrés Manuel López Obrador, Discurso ante la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, septiembre 17 de 2003.

15 Ibidem.

16 Encuesta dada a conocer por Indermerc-Harris en el programa radiofónico Monitor del 4 de septiembre de 2003 y publicada en el periódico Reforma el 8 de septiembre de 2003.

17 Ibidem.

18 En respuesta a la expropiación del predio El Encino, el propietario de éste se amparó y, cuando el gobierno del Distrito Federal comenzó a trabajar en él con el propósito de abrir una calle, solicitó al Juzgado de Distrito la suspensión de dicho trabajo, lo cual le fue concedido. Puesto que el gobierno capitalino continuó trabajando en el predio, el ministerio público ha acusado a López Obrador del delito de "violación de suspensión otorgada por un juez" y, para que la acusación proceda es necesario, en primer término, el desafuero de éste. Así, en la Cámara de Diputados se ha conformado una Sección Instructora que, integrada por dos diputados del PRI, uno del PAN y uno del PRD, con base en las pruebas presentadas estudiará la existencia del delito y la probable responsabilidad del inculpado para dictaminar si el desafuero procede o no y, en caso de proceder, el Ministerio Público consignará la averiguación correspondiente al juez competente. Si se lleva a cabo el procedimiento penal, López Obrador puede interponer los medios de defensa conducentes —recursos y amparo— en contra de la determinación de la autoridad jurisdiccional, por lo que la resolución definitiva del proceso puede prolongarse por tiempo indefinido.

19 Para conocer los argumentos del titular del gobierno del Distrito Federal en relación con los actos de corrupción del Secretario de Finanzas del Distrito Federal, Gustavo Ponce, y de René Bejarano, quien fuera su secretario particular y que, como resultado de las elecciones de 2003, se desempeñaba como coordinador de los diputados del PRD en la Asamblea Legislativa, véase el Primer informe trimestral de labores 2004, que rinde el jefe de gobierno del Distrito Federal, Lic. Andrés Manuel López Obrador en el Zócalo, México, 14 de marzo de 2004.

20 Al referirse a la extrema derecha López Obrador no precisa con exactitud los nombres de las personas e instituciones que, desde su perspectiva, integran ésta, hecho que le permite incluir o excluir actores conforme transcurren los acontecimientos. Cabe señalar que, al mismo tiempo, el titular del gobierno del Distrito Federal acusa a los legisladores panistas Diego Fernández de Cevallos y Federico Dóring, al empresario Carlos Ahumada, a funcionarios de la Secretaría de Gobernación "y muy probablemente" al ex presidente Carlos Salinas de Gortari, como artífices del complot en su contra. Ibidem.

21 Ibidem.

22 Carta del Jefe de Gobierno a la sección instructora de la Cámara de Diputados, fechada el 10 de junio de 2004 y publicada en la contraportada de Historias de la ciudad, capítulo 3, [México], sin fecha ni pie de imprenta.

23 Véanse Historias de la ciudad, capítulo 4, [México], sin fecha ni pie de imprenta.

24 Historias de la ciudad, capítulo 3, [México], sin fecha ni pie de imprenta, p. 16.

25 En la encuesta realizada por el Grupo de Economistas Asociados (GEA) sobre la credibilidad de 20 personajes públicos, López Obrador se situó en el primer lugar al concentrar el 37% de las respuestas de los entrevistados que le concedieron mucha credibilidad; el rector de la UNAM, Ramón de la Fuente, se ubicó en el segundo lugar; y Vicente Fox en el tercero, al registrar mucha credibilidad por parte del 21% de los entrevistados; la última posición la compartieron los dirigentes nacionales del PRI, PAN y PRD, a quienes sólo el 10% de las personas entrevistadas concedieron el más alto rango de credibilidad. Resultados dados a conocer en el noticiario radiofónico CNI Noticias el 7 de julio de 2004.

26 Primer informe trimestral de labores 2004, que rinde el jefe de gobierno del Distrito Federal, Lic. Andrés Manuel López Obrador en el Zócalo, México, 14 de marzo de 2004.

27 Cancino, F. Dejará AMLO de lado confrontaciones. (2004, julio 19). El Universal. p. 1 de 2004. Primera sección.

28 Cárdenas ha declarado: "Me veo como candidato, me llama la atención poder impulsar un proyecto político en el que creo y que requiere el país... Estoy comprometido con un proyecto político que profundice los cambios democráticos" y "buscaré todos los medios y recursos para impulsar este proyecto". Me veo como candidato en 2006: Cuauhtémoc Cárdenas. (2004, julio 16). Milenio. p. 12

29 Los resultados de una encuesta realizada en mayo apuntan: "López Obrador sigue siendo el que más propensión a votar por él genera ya que 46% dice que estaría dispuesto a hacerlo (6 puntos menos que en febrero), le sigue Martha Sahagún (38%), Santiago Creel (30%) y Roberto Madrazo (25%). Así van, Consulta Mitofsky, mayo de 2004.

30 Cabe mencionar que en el análisis que lleva a cabo, Haley precisa que no se ocupará del mensaje espiritual ni de las ideas religiosas de Jesucristo, sino que se limitará a describir la manera en la que éste organizó y dirigió a la gente (Haley, 1986: 23-24). Por nuestra parte, la utilización que se hace de esta obra tampoco defiende su rigurosidad exegética. Ni siquiera se asume la similitud de los tiempos históricos de un personaje y otro en lo que respecta a qué se consideraba política entonces y a qué constituye esto ahora. El aporte de la obra de Haley radica para nosotros en ilustrar sobre los procesos carismáticos de construcción del poder en el caso abordado.

31 Destaco en negrillas los conceptos a partir de los cuales Haley analiza las tácticas de poder de Jesucristo.

32 Las citas que aparecen en los once aspectos que menciono corresponden a Haley (1986: 24-31).

33 Así, por ejemplo, al concluir el 2002, 80% de ciudadanos entrevistados se pronunciaron por la continuidad de López Obrador en el gobierno del Distrito Federal, en tanto que 81% manifestaron estar de acuerdo con su forma de gobernar. Consulta Mitofsky, Consulta sobre la continuidad del jefe de gobierno. Encuesta en viviendas (Distrito Federal), diciembre de 2002.

34 Fernández Menéndez, J. Yo soy demócrata y místico: AMLO. (2004, mayo 24). Milenio. p. 8.

35 Ibidem.

36 Ibidem.

37 Weber indica que mientras la dominación burocrática es racional porque está vinculada a reglas discursivamente analizables y la dominación tradicional, vinculada con los precedentes del pasado, está orientada por normas, la dominación carismática es irracional en razón de su extrañeza a toda regla y subvierte el pasado (dentro de su esfera), por lo cual es específicamente revolucionaria (1996: 194).

38 Primer informe trimestral de labores 2004, que rinde el jefe de gobierno del Distrito Federal, Lic. Andrés Manuel López Obrador en el Zócalo, México, 14 de marzo de 2004.

39 Fernández Menéndez, J. Yo soy demócrata y místico: AMLO. (2004, mayo 24). Milenio. p. 8.

40 II Informe de gobierno de Andrés Manuel López Obrador, Discurso ante la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, septiembre 17 de 2002. Cabe señalar que en la consulta realizada vía telefónica el 8 de diciembre de 2002, el 90% de las llamadas realizadas fueron de apoyo a su mandato.

41 "López Obrador se presenta ahora menos apoyado por los ciudadanos a quienes gobierna, puesto que hace un mes el 87% manifestaba que, de hacerse una consulta para determinar la permanencia del Jefe de Gobierno en el puesto votaría a su favor; ahora este indicador se reduce a 75%, es decir, una pérdida de 12 puntos". Evaluación del gobierno del Distrito Federal. Encuesta en viviendas, Consulta Mitofsky, marzo de 2004.

42 Así, por ejemplo, al oponerse a la integración del Consejo de Transparencia en el Distrito Federal, López Obrador argumentó: "el diferendo acerca de la Ley de Transparencia no tiene que ver con su contenido sino, fundamentalmente, con la forma cómo se integró el Consejo y con la pretensión de crear un oneroso aparato burocrático". III Informe de gobierno de Andrés Manuel López Obrador, Discurso ante la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, septiembre 17 de 2003.

43 El 14 de julio el PRD inició marchas de 100 horas en la capital del país, que también se realizarán en otros estados de la República, para hacer saber al Gobierno Federal que no permitirá el desafuero de López Obrador. Por su parte, la Asamblea Legislativa del Distrito Federal ha presentado ante la Suprema Corte de Justicia un recurso de controversia en el que argumenta que el proceso de desafuero corresponde al Poder Legislativo local y no al Federal.

44 Velázquez, M. Inician la marcha de las 100 horas en apoyo a AMLO. (2004, julio 12). El Economista online.

45 Al respecto y en relación con el caso del predio El Encino, en Historias de la ciudad se afirma: "Debemos hacer notar que existen 4,688 denuncias contra funcionarios por desacato a una orden judicial y que nunca se les ha amenazado con destituirlos y mucho menos con meterlos a la cárcel. De hecho, esto es sólo un golpe más para López Obrador". Capítulo 3, [México], sin fecha ni pie de imprenta, p. 12.

46 Dichas pruebas serán presentadas el 5 de agosto y, al parecer, comprueban que el gobierno del Distrito Federal no violó la suspensión de las obras en el predio El Encino otorgada por el juez al propietario de éste. Al respecto, cabe señalar que desde que le fue imputado el delito, el jefe de gobierno del Distrito Federal convocó a los medios de difusión para mostrarles in situ pruebas tales como el crecimiento de la hierba en el terreno, que comprobaban la suspensión de las obras realizadas y, por tanto, el acatamiento a la disposición judicial.

47 Touraine, A. La fragilidad de los sistemas políticos. (2004, julio 17). El País en internet. Sección opinión.

48 El uso de cursiva es decisión del autor.

 

Información sobre la autora

Adriana Borjas Benavente es Licenciada en Comunicación por la Universidad Iberoamericana, donde estudió la Maestría en Letras Modernas. Se doctoró en Ciencia Política en la Universidad de Salamanca, España. Ha sido profesora universitaria en San Luis Potosí y actualmente es coordinadora de Análisis Político en la Fundación Miguel Estrada Iturbide del Grupo Parlamentario del Partido Acción Nacional. Es también profesora invitada de la Universidad Veracruzana y del Instituto de Estudios de Iberoamérica y Portugal en Salamanca, España. Entre sus publicaciones se cuenta Partido de la Revolución Democrática. Estructura, organización interna y desempeño público: 1989-2003 (Editorial Gernika, 2004).

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