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Norteamérica

On-line version ISSN 2448-7228Print version ISSN 1870-3550

Norteamérica vol.17 n.1 Ciudad de México Jan./Jun. 2022  Epub Nov 22, 2022

https://doi.org/10.22201/cisan.24487228e.2022.1.509 

Ensayos

La crítica esencialista en los estudios interdisciplinares en Estados Unidos. Sobre el proceso de integración de un terreno común en la investigación interdisciplinar

Essentialist Criticism in U.S. Interdisciplinary Studies. On the Integration of Common Ground in Interdisciplinary Research

Gustavo Adolfo León-Duarte* 
http://orcid.org/0000-0001-5230-9462

* Departamento de Psicología y Ciencias de la Comunicación, Universidad de Sonora, gustavo.leon@unison.mx.


Resumen

Una revisión de la bibliografía actual sobre estudios interdisciplinarios en Estados Unidos indica que las nociones de terreno común (TC) e integración, en tanto claves ontológicas de lo interdisciplinario, están generando una larga y densa disputa epistemológica entre dos frentes académicos: por un lado, los partidarios del enfoque integracionista y, por el otro, los defensores del proceso de aplicación generalista. Considerando ambas posiciones, en este artículo se analizan algunas de las formulaciones críticas más desarrolladas respecto al papel del terreno común y de la integración en la implementación de la perspectiva interdisciplinaria. Primero, se analizan las claves narrativas que han sustentado históricamente la tradición integracionista estadounidense; luego, las posturas antagónicas, basadas en el enfoque generalista. Se concluye valorando cuáles son y en qué consisten los supuestos metateóricos centrales en que se sostienen ambos frentes.

Palabras clave: interdisciplina; integración; terreno común; investigación; Estados Unidos

Abstract

A review of current bibliography about U.S. interdisciplinary studies indicates that the notions of common ground and integration, as ontological keys to the interdisciplinary, are generating a long, dense epistemological dispute between two academic fronts. On the one hand, some take the integrationist approach, and, on the other hand are the defenders of the generalist application process. Considering both positions, this article analyzes some of the most developed critical formulations about the role of common ground and the integration of the implementation of the interdisciplinary perspective. First, the author analyzes the key narratives that have historically been the foundation of the U.S. integrationist tradition. He concludes by assessing the central metatheoretical suppositions of both approaches.

Key words: interdisciplinary; integration; common ground; research; United States

Introducción. Sobre el terreno común y la integración (inter)disciplinar en Estados Unidos

En la última década, las fronteras entre ciencia y sociedad se han vuelto cada vez más porosas y ambos ámbitos coexisten de manera insoslayable. En sus distintos procesos y movimientos de desarrollo institucional, los estudios interdisciplinarios en Estados Unidos se han posicionado como un enfoque innovador para comprender y transformar el conocimiento ante una gran variedad de problemas emergentes y en prácticamente todas las áreas del saber (Calhoun, 2017: 117-130; MacLeod y Nagatsu, 2018: 74-84). Reflexionar sobre la historia de las ideas en el campo de los estudios interdisciplinarios de ese país podría ayudar a entender y refinar las distintas posturas académicas que definen no sólo su identidad, sino los polos presentes en sus luchas y contrastes (Frodeman et al., 2017: 23-580).

El conocimiento y reconocimiento del trabajo de los clásicos de la teoría y la metodología interdisciplinarias son algo poco habitual, por esta razón, el objetivo del presente artículo es analizar, desde los dos frentes en disputa, algunas de las formulaciones críticas más desarrolladas respecto al papel tanto del terreno común (TC) como de la integración (I) en la investigación interdisciplinaria.

Para los fines de este trabajo, se asume que "los clásicos son producto de la investigación a los que se concede un rango privilegiado frente a las investigaciones contemporáneas del mismo campo de estudios" (Alexander, 1991: 23). En consecuencia, entender la obra de dichos clásicos y de los padres fundadores de los estudios interdisciplinarios en Estados Unidos implicaría aprender tanto del campo de la docencia y la investigación interdisciplinarias como de las obras de autores contemporáneos. También se considera que el pluralismo es inherente a la interdisciplinariedad y, por tanto, en la bibliografía actual no debería existir una actitud negativa provocada por el análisis de visiones críticas sobre la materia (Welch, 2017: 88-112).

En Estados Unidos, estos estudios tienen una tradición de al menos sesenta años (Mayville, 1978: 17-39; Welch, 2011: 7-3). Institucionalmente, su evolución ha tenido lugar en asociaciones de universidades, centros de investigación y colegios de educación superior que reconocen e implementan regularmente enfoques interdisciplinarios en los procesos de aprendizaje e investigación. En este sentido, la Asociación Estadounidense de Colegios y Universidades (American Association of Colleges and Universities, AAC&U) es la agrupación líder y es reconocida por su larga tradición, calidad, vitalidad y prestigio público en su ámbito; abarca más de cuarenta y cinco mil instituciones miembros de todo tipo y tamaño. En el área de la investigación, la Asociación de Estudios Interdisciplinarios (Association for Interdisciplinary Studies, AIS) es la organización más respetada y prolífica en la promoción del intercambio de abordajes interdisciplinarios desde su fundación, en 1979. Por su parte, la AAC&C reconoce que este tipo de enfoques para el aprendizaje y la investigación tiene la capacidad de estudiar problemas del mundo real, sin guion, lo suficientemente amplios como para requerir los aportes de múltiples áreas de conocimiento y modos de investigación (Weingart, 2017: 3-14). Su razonamiento es que "si bien la especialización disciplinaria es apropiada para llenar las lagunas de conocimiento, los problemas complejos requieren un enfoque interdisciplinario" (Huber et al., 2005: 13).

En el ámbito de la investigación, los trabajos más recientes sobre estudios interdisciplinarios en Estados Unidos muestran que ninguna cuestión ha generado tanta controversia entre especialistas y estudiosos como las nociones de integración y terreno común, en tanto claves ontológicas. Por esta y otras razones, Britt Holbrook (2013) sostiene que las y los investigadores interdisciplinarios estadounidenses están divididos en dos frentes: por un lado, los defensores del enfoque generalista y, por el otro, los del enfoque integracionista.

Para presentar y discutir la base de la crítica esencialista en los estudios interdisciplinarios en este país, creo conveniente iniciar señalando los pasos que comúnmente se siguen tanto para los procesos formativos como para la aplicación de proyectos de investigación interdisciplinaria en la perspectiva dominante en Estados Unidos: el enfoque integracionista (Thompson, 1990; 1996; 2017; Bromme, 2000; Clark, 2017; Frodeman et al., 2017; Newell, 2001; Repko, 2007; 2012; Repko et al., 2019; Repko y Szostak, 2020), haciendo un énfasis en los procedimientos fundamentales del enfoque: la creación de un terreno común y la integración de conocimientos disciplinarios. Para no caer en una crítica dualista, la identificación narrativa se basa en las características y prácticas normativas fundamentales que definen las prácticas específicas de cada posición académica, en tanto fuentes de iluminación permanentes de la crítica. A continuación, se definirán la interdisciplina, la integración y el terreno común tal como se entenderán en este escrito.

La National Academy of Sciences, la National Academy of Engineering y el Institute of Medicine (NAS et al., 2005) definen la interdisciplina como "la perspectiva académica que integra información, datos, técnicas, herramientas, enfoques y teorías de dos o más disciplinas o cuerpos de conocimiento especializado para potenciar la comprensión fundamental o la solución de problemas, partiendo del fundamento de que sus soluciones están más allá del alcance de una sola disciplina o área de investigación" (NAS et al., 2005: 26). El propósito de esta perspectiva es integrar los saberes de dos o más disciplinas para determinar tanto la validez teórica como las prácticas normativas a fin de ejecutarlas en la resolución de problemas complejos que escapan a los alcances de una sola materia. La integración puede definirse como el proceso cognitivo de evaluar críticamente las percepciones disciplinarias con el fin de crear un terreno común que posibilite construir una perspectiva más integral y explicativa. Esa nueva comprensión sería el producto o resultado del proceso integrador (Repko et al., 2019: 210); es decir, el establecimiento exitoso del terreno común se corona con la integración de conocimientos disciplinarios (Newell, 2001). Es importante señalar que, desde este enfoque, la integración puede ocurrir en múltiples etapas dentro del proceso de investigación, así como entre algunos o todos los participantes del proyecto en cuestión (Pohl et al., 2021: 18-26).

Tal y como lo reconocen científicos interdisciplinarios integracionistas estadounidenses (Mayville, 1978; Thompson, 1990; Repko et al., 2011), uno de los retos principales de la implementación interdisciplinaria es crear un terreno común entre teorías en conflicto. Por ejemplo, de acuerdo con Allen F. Repko et al. (2011), el desafío se ubicaría en la capacidad de crear o descubrir dicho espacio, pues implicaría, necesariamente, modificar teorías, enfoques o supuestos disciplinarios disonantes (Repko et al., 2011: 18); así, la corriente integracionista define el terreno común como la posibilidad cognitiva de la persona o grupo investigador interdisciplinario para delimitar un nuevo espacio que conecte y facilite la comunicación exitosa entre las disciplinas contribuyentes durante la implementación interdisciplinar (Newell, 2001: 14-23; Repko et al., 2019: 203-205).

Planteados así, genéricamente, interdisciplina, terreno común e integración pudieran percibirse como conceptos poco atractivos dentro del intenso y creciente debate en el campo de estos estudios; sin embargo, todo indica que ninguna otra cuestión teórica ni tema contemporáneo vinculado con ello en Estados Unidos ha generado tanta controversia sobre la base de las afirmaciones de validez en la teoría interdisciplinaria, incluso, en torno a los rasgos de los objetos sobre los cuales se teoriza en dicho campo (León-Duarte, 2015). Quizá esta cuestión crítica sea el tercer hito del debate contemporáneo en relación con esa temática (véase el cuadro 1); el primero se presentó a principios del siglo xix, a partir de las inquietantes discusiones generadas por la pérdida de unidad de la ciencia. La opción de reunificarla a partir de la interdisciplinariedad se retomó persistentemente, pero sin éxito (Neurath, 1938).

Cuadro 1 
HITOS DEL DEBATE CONTEMPORÁNEO SOBRE LOS ESTUDIOS
INTERDISCIPLINARES EN ESTADOS UNIDOS 

Periodo Principales características
1930-1959 • Primeras discusiones de corte interdisciplinario a raíz de la pérdida de unidad
de la ciencia.
• Reunificación a partir de la interdisciplina.
1960-1977 • La interdisciplina como fuente de innovación y respuesta a demandas sociales.
• Definición de la interdisciplina como la integración de conceptos y métodos
disciplinarios.
1978-2021 • Inicio del desarrollo institucional y establecimiento de los primeros consensos
teóricos.
• Primeros debates sobre las claves ontológicas de la interdisciplina mientras
se generaliza el priorizar lo inductivo sobre lo deductivo en la investigación
interdisciplinar.

Fuente: Elaboración propia con base en datos de Apostel et al. (1972), Meeth (1978), Thompson y Newell (2013; 1997).

Como se observa en el cuadro, un segundo hito se estableció a fines de la década de los sesenta y hasta bien entrados los años setenta del siglo xx, bajo el auspicio, principalmente, de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). En el contexto de las disputas ideológicas en torno a las brechas y la previsión tecnológicas, y la protección del medio ambiente, lo marcado por la OCDE desencadenó nuevos y amplios alegatos sobre la interdisciplinariedad (Apostel et al., 1972; Ziman y Schmitt, 1994). Desde 1970, y a partir del debate generado por un grupo selecto y respetado de académicos (Apostel et al., 1972), la interdisciplinariedad se definió como "la integración de conceptos y métodos entre disciplinas", con el propósito de responder a "las innovaciones requeridas en las universidades y a las demandas sociales de la actualidad" (Apostel et al., 1972: 23).

El tercer y último hito se identifica a fines de los setenta. En lo fundamental, los principales rasgos que han definido el periodo y el debate académico se asocian con las nociones de terreno común e integración, así como con el papel que juegan en tanto claves de la perspectiva integracionista. Al principio, William Mayville (1978) subrayó que, originalmente, en Estados Unidos el término interdisciplina se utilizaba de manera informal, particularmente en discusiones sobre la reforma de la educación superior.

Por su parte, Richard Meeth (1978) sostuvo la hipótesis de que fue la Asociación de Estudios Integrativos (Association for Integrative Studies) de Estados Unidos quien definió la interdisciplinaridad, como un primer intento de "integrar la contribución de diversas disciplinas a un problema, conflicto o tema de vida diaria" (Meeth, 1978: 25). De acuerdo con William Newell (2013), sería hasta mediados de los noventa cuando la AAC&U, en su manual de currículo, registró una nueva definición basada en la de Julie Thompson y Newell sobre interdisciplina, descrita como "el proceso de responder una pregunta, resolver un problema o abordar un tema demasiado amplio o complejo para ser tratado adecuadamente por una sola disciplina o profesión" (Thompson y Newell, 1997: 397).

Por último, quiero especificar la estrategia metodológica cualitativa adoptada para este trabajo, la cual obedece a la naturaleza del objeto de estudio, pues su realización implicó la lectura y análisis inicial de 147 textos especializados sobre epistemología interdisciplinaria producida en las últimas cinco décadas por autores y autoras estadounidenses exclusivamente. A cada obra revisada se aplicó el método de comparación constante (MCC) de la teoría fundamentada (grounded theory) de Juliet Corbin y Anselm Strauss (2014) para llevar a cabo dos operaciones: formular preguntas sobre el sentido y significado de las claves ontológicas interdisciplinarias contrapuestas, con el propósito de aumentar el entendimiento teórico y elaborar un análisis comparativo, crítico, de las posiciones académicas estudiadas (integracionistas y generalistas).

En mi experiencia, el verdadero valor del MCC radica en su capacidad de generar teoría a partir de fundamentarla en los datos y la realidad observada. Así, tanto la teoría interdisciplinaria como la integración del análisis y las relaciones de significación de cada perspectiva exigieron una interpretación pausada, profunda y compleja. En este sentido, cuando aludo al MCC me refiero a la revisión detallada de las dos dimensiones teóricas estudiadas -terreno común e integración- en cada obra analizada. De este modo, el análisis comparativo permitió una mayor claridad y una realización más densa y rica en torno a ambas claves ontológicas, especialmente a la hora de definir y caracterizar sus particularidades y diferencias, así como en la especificidad de los rangos de variabilidad de cada texto y contexto discursivo estudiado, concretamente, en lo tocante a su estructura y práctica científica, tratada aquí como un proceso histórico de conocimiento y reconocimiento de sus agentes e instituciones (León-Duarte, 2006).

Integrando un terreno común a la crítica

El proceso de implementación del enfoque interdisciplinar integracionista

Para analizar el proceso interdisciplinario propuesto por la corriente integracionista, refiero varios criterios para evaluar la calidad de una teoría empírico-científica (León-Duarte, 2021). Si bien se considera que el sustento empírico es esencial, éste debe acompañarse de ciertos criterios, como el alcance, es decir, el rango de fenómenos que la teoría interdisciplinaria aspira a explicar y, adicionalmente, de la precisión o la exactitud de la predicción de la teoría interdisciplinaria en observación (León-Duarte, 2021: 107). Un criterio fundamental que interesa particularmente definir es el valor heurístico de la teoría empírica, en este caso, la implementación del enfoque interdisciplinario desde la perspectiva integracionista.

Como ya se señaló, el valor heurístico posibilita la representación de los componentes teóricos con la producción de sentido pragmático que generalmente es representado mediante un procedimiento integral (León-Duarte, 2019). Rick Szostak (2002), dentro de la perspectiva integracionista, señala que para poner en marcha una perspectiva interdisciplinaria generalmente se procuran estrategias y criterios orientados a la resolución de problemas a través del análisis y la evaluación profunda y creativa de las visiones disciplinarias (Szostak, 2002: 103-137). En este sentido, y desde la posición que define uno de los agentes impulsores de dicha corriente, Newell (2001) aboga por un proceso teórico interdisciplinario desde la claridad conceptual, al mismo tiempo que adopta una amplia diversidad de enfoques y, de manera quizá más intensa, por hacer valer estrategias heurísticas articuladas, en este caso, con el sentido metodológico que identifica al proceso interdisciplinario: "podemos conducir mejor una integración interdisciplinaria si reconocemos qué estamos intentando identificar y dar sentido al patrón autoorganizado de un fenómeno modelado por un sistema complejo particular" (Newell, 2001: 3). Es decir, para la corriente integracionista existe un "acuerdo generalizado" de que la interdisciplinariedad es esencialmente un proceso antes que un conjunto de estrategias teóricas y empíricas generales para entender y aplicar la interdisciplina. Newell (2001; 2010; 2017) es el primero en afirmar que hay tal acuerdo sobre los pasos específicos del proceso. Sostiene que fue Julie Thompson Klein (1990) la primera que decidió detallar una ruta procedimental interdisciplinaria, y asevera que estos pasos son una combinación de "teoría y práctica que integran cuestiones empíricas con aspectos conceptuales de epistemología interdisciplinaria" (Newell, 2001: 14).

Desde fines de los ochenta, un informe del grupo de trabajo de la AIS señalaba que el desarrollo de la teoría interdisciplinaria era fundamental para la maduración del campo de estudios (Newell, 2001). Sin esa teoría, tanto Newell (2001; 2013) como otros especialistas integradores (Thompson, 1990; 2017; Repko, 2007; 2012; Szostak, 2013) veían muy poca posibilidad de avanzar en la búsqueda de mejores prácticas institucionales y epistemológicas para la investigación interdisciplinaria aplicada. En esos años, la AIS ya había iniciado la consolidación de su membresía, integrada por profesores, así como por un número creciente de líderes y expertos en interdisciplina estadounidenses. De acuerdo con Newell (2017), para mediados de los noventa, la identificación de las mejores prácticas interdisciplinarias fue ganando aceptación al favorecerse la observación inductiva antes que la deductiva, basada fundamentalmente en la experiencia y no tanto en la teoría.

En la justificación y explicación del proceso interdisciplinario, dos de los "padres" del proceso integracionista, Thompson y Newell (1997), afirman, sin caer en un dualismo crítico, que es justamente la complejidad inherente a la naturaleza del fenómeno y del problema abordado lo que debe motivar y fundamentar los primeros pasos del proceso antes que determinadas generalidades, señalando, además, que la mayoría de los investigadores interdisciplinarios "deberían sentirse cómodos con un procedimiento basado en una epistemología de la interdisciplinariedad" (Thompson y Newell, 1997: 399). En este sentido, puede afirmarse que son Repko (2007; 2012), Repko et al. (2011; 2019) y Repko y Szostak (2020) quienes sistematizan y concentran, a partir de una variedad de estudios y posiciones académicas (donde sobresalen especialmente los de Thompson y Newell), el trabajo que permite consensuar el procedimiento final de implementación del enfoque interdisciplinario.

En el cuadro 2 se describen las etapas originalmente propuestas por Repko (2007) y Repko et al. (2019), considerando la formulación del cuestionamiento y el criterio final para identificar y evaluar el proceso. Con esto, Repko (2007: 1-31) buscaría poner fin a las críticas de la corriente generalista de los estudios interdisciplinarios estadounidenses que rechazan la integración de un terreno común como la esencia de lo interdisciplinario, al dirigirse a "los generalistas que buscan minimizar, ocultar o rechazar la importancia de la integración como un proceso y producto integral de la interdisciplinariedad, y que están ignorando las teorías importantes desarrolladas por psicólogos cognitivos del terreno común e interdisciplinariedad cognitiva, y cómo estas teorías informan del debate sobre el papel de la integración" (Repko, 2007: 4).

Cuadro 2 
METODOLOGÍA DEL PROCESO INTERDISCIPLINAR: ENFOQUE INTEGRACIONISTA 

Paso del proceso Formulación del cuestionamiento y criterio para identificar
la etapa del proceso
Definir el problema
y la pregunta
de investigación
• ¿Se define el problema y se plantea la pregunta de investigación de
forma clara y concisa?
• ¿Se define de manera precisa el alcance del estudio?
• ¿Se evitan el sesgo disciplinario y el sesgo personal?

Justificar el uso
del enfoque
interdisciplinar
• El problema y la pregunta de investigación ¿abordan lo complejo?
• ¿Explica lo que esto significa?
• ¿Dos o más disciplinas ofrecen conocimientos importantes sobre
el problema?
• ¿Ninguna disciplina por sí sola ha podido abordar el problema de
manera integral?
• ¿El problema trata un tema importante y aún no resuelto sobre la
naturaleza o la sociedad?

Identificar las disciplinas
pertinentes
• ¿Se han identificado las disciplinas potencialmente relevantes en el
manejo del problema?
• ¿Se logran condensar las contribuciones disciplinarias más relevantes?
• ¿Se explica con base en qué y cómo se logró esto?
• ¿Se definen las contribuciones disciplinarias desde el problema?

Búsqueda
de la bibliografía
• El reporte de búsqueda de bibliografía especializada ¿confirma la
identidad disciplinaria?
• ¿Las percepciones confirman que son las más relevantes en el
estudio del problema?
• ¿Se plantean las preguntas de investigación desde los hallazgos de
búsqueda?

Analizar las percepciones
disciplinarias
del problema
y realizar adecuaciones
• ¿Se han detectado los elementos y cuestiones disciplinarias clave
para iluminar el problema?
• ¿Se han identificado tanto las fuentes de conflicto disciplinario como
los acuerdos entre las percepciones disciplinarias contribuyentes?
• ¿Se han mapeado los problemas para revelar su complejidad y
vínculos causales?
• ¿Se ha evaluado las percepciones disciplinarias y su análisis respecto
al problema en estudio? ¿Están interconectadas? ¿Se pueden integrar?

Analizar el problema y
evaluar cada perspectiva
• ¿Se explica cómo el enfoque interdisciplinario ha cambiado sus
sesgos hacia el problema?
• ¿Cómo han influido las perspectivas y las experiencias disciplinarias
en su percepción del problema?
• ¿De qué manera un enfoque interdisciplinario ha ampliado su
comprensión global del problema?
• Al integrar los enfoques disciplinarios ¿se llegó a un nuevo entendimiento?

Identificar los conflictos
entre los puntos de vista
disciplinarios
y sus fuentes
• ¿Se han discutido todas las posibles causas del problema?
• ¿Se han revisado todas las percepciones disciplinarias relevantes?
• ¿Cuáles son los posibles conflictos entre las visiones disciplinarias
revisadas? ¿Por qué entran en conflicto?
• ¿Se ha podido crear una conexión capaz de definir un terreno común
entre estos conocimientos?
• ¿Es posible integrarlos para obtener una comprensión más completa
del problema?

Crear o descubrir
un terreno común
• ¿Se han modificado o reinterpretado los conceptos o teorías
disciplinarias en conflicto?
• ¿Se han reducido las diferencias disciplinarias?
• ¿Existe conflicto?
• ¿Se ha definido un terreno común a las percepciones disciplinares
contribuyentes?

Integrar conocimientos • ¿Se han evaluado críticamente las percepciones disciplinarias?
• ¿Se ha delimitado un terreno común entre las percepciones disciplinarias?
• ¿Cuáles teorías y conceptos hacen posible la integración?
• ¿Cómo es posible la integración disciplinaria del problema en estudio?
• ¿Qué técnica se utilizó para eliminar o reducir conflictos disciplinarios?

Llegar a un entendimiento
interdisciplinario y
probarlo
• ¿Es posible llegar a una comprensión más completa del problema
estudiado?
• ¿La nueva comprensión es resultado del proceso integrador?

Fuente: Elaboración propia con base en datos de Repko (2007; 2012) y Repko et al. (2011; 2019).

Además, en clara respuesta a esa crítica que señala una presunta " falta de consenso" en la aplicación "del método correcto" de implementación interdisciplinaria (Holbrook, 2013: 1876-1877), Repko sostiene que es mejor caracterizar el hallazgo de un terreno común como un "proceso" en lugar de como un "método", porque el primero "permite una mayor flexibilidad metodológica, particularmente cuando se trabaja en humanidades. Muchos escritores disciplinarios, particularmente los de ciencias sociales, e incluso de ciencias naturales, también usan el término proceso para describir sus enfoques de investigación, aunque el uso de métodos de investigación específicos sea parte de dicho proceso" (Repko, 2007: 14).

Es justo señalar que en la bibliografía especializada en la tradición integracionista se ha identificado un conjunto de prácticas y estrategias académicas que evidentemente aspiran a reducir, precisamente, el conflicto disciplinario para el establecimiento del terreno y de un vocabulario común en las visiones contribuyentes. Quizá sean Repko y Szostak (2020) los especialistas que más hayan pensado en los desafíos por venir al intentar delimitar un terreno común, tanto en su naturaleza como en los alcances que generan los conflictos disciplinarios. De acuerdo con ellos, existen distintas formas de crear dicho espacio común cuando las ideas disciplinarias por integrar entran en pugna. La primera y la más directa es conciliar los conflictos entre tales teorías; la segunda es hacer esto mismo con los conceptos contrapuestos, mientras que la tercera buscaría la conciliación en torno a conflictos disciplinarios originados en supuestos que subyacen a ideas especializadas basadas o sustentadas en teorías (Repko y Szostak, 2020: 238-240).

La propuesta de ambos especialistas, a partir de los trabajos pioneros de Repko (2007) y Repko y Szostak (2020), consiste en ofrecer una serie de "técnicas integradoras" para conciliar los puntos de vista disciplinarios (Repko y Szostak, 2020: 273-280). Entre ellas destacan la llamada "expansión teórica", recomendada para dirimir conflictos entre núcleos teóricos disciplinarios. Según estos expertos, consiste en expandir una visión teórica disciplinaria de manera que "pueda abordar todos o al menos la mayoría de los factores o variables causales relacionados con el problema estudiado" (Repko y Szostak, 2020: 273). Esto implicaría la adición de una o más variables de cualquiera de las perspectivas disciplinarias contribuyentes.

En relación con la fuente común de conflicto ocasionado por los conceptos disciplinarios a la hora de establecer una integración del terreno común interdisciplinario, Repko y Szostak (2020) elaboran la justificación de una de las posiciones críticas de corte generalista (Lattuca, 2001), respecto a la pretensión de que la interdisciplinariedad sea "definida en términos generales como la interacción de diferentes disciplinas" (Lattuca, 2001: 78). Por un lado, Repko y Szostak (2020) sostienen que la integración interdisciplinaria puede ocurrir aun cuando exista discrepancia entre conceptos disciplinarios. El escenario conflictivo acontecería, dicen, porque determinados conceptos se usan de manera diferente en las distintas disciplinas. El problema se presenta cuando su uso favorece tácitamente a un enfoque disciplinario en detrimento de otro. En cualquier caso, la propuesta de Repko y Szostak es recurrir a la "técnica integradora de la redefinición", que implicaría adecuar o redefinir los conceptos de las disciplinas contribuyentes para iluminar un significado común de conceptos o suposiciones que pudieran incidir de manera negativa en el lenguaje específico de las disciplinas por incorporar (Repko y Szostak, 2020: 277-279).

La crítica de la corriente generalista de estudios interdisciplinares en Estados Unidos

Las objeciones a la postura integracionista se basan en los planteamientos de su antagonista académico, comúnmente identificado como corriente generalista. En este apartado se busca identificar los argumentos para legitimar la distinción ontológica y epistémica entre ambas.

La crítica generalista es una práctica académica de conocimiento y reconocimiento a la esencia del campo de los estudios interdisciplinarios en Estados Unidos, en tanto que podría apoyar la configuración del conocimiento (incluso alternativo) dentro de los dos supuestos metateóricos aquí analizados; es decir, se pretende diferenciar el de funcionalidad antagónica para enfatizar los problemas que articulan y valoran las suposiciones subyacentes construidas por la corriente generalista en oposición a la integracionista: por un lado, con respecto al fundamento ontológico que define el establecimiento del terreno común y que posibilita la integración de visiones disciplinarias; por el otro, con respecto a la fundamentación epistemológica de la tradición generalista, así como la axiológica (es decir, el planteamiento que define su sistema de valores) y la praxeológica (las prácticas normativas para generar, presentar y utilizar dicha teoría).

La revisión de las investigaciones actuales en torno a los estudios interdisciplinarios en Estados Unidos indica que las y los académicos más experimentados en el campo de estudios interdisciplinarios en ese país y con afiliación generalista históricamente han formulado una crítica acérrima y frontal a la corriente integracionista. Una primera característica que salta a la vista es que los supuestos que definen al término interdisciplina son discordantes; más aún, la crítica generalista se refiere directamente al estatus epistemológico al desconocer la base de las afirmaciones de validez, tanto en el significado del término como al referido proceso de implementación interdisciplinaria, que define y ha venido consolidando históricamente la perspectiva integracionista.

Los análisis de Joe Moran, por ejemplo, entienden la interdisciplinariedad como "cualquier forma de diálogo o interacción entre dos o más disciplinas", mientras minimiza o rechaza el papel de la integración (Moran, 2010: 174). Por su parte, los estudios interdisciplinarios de corte generalista de Lisa Lattuca (2001; 2019), Holbrook (2013), Robert Post (2009), Dawn Youngblood (2007), David Robertson et al. (2003), Krishnan (2009a; 2009b) y Miles MacLeod (2018) reconocen la naturaleza distinta del concepto interdisciplina e incluso identifica varios "tipos" de interdisciplinariedad (MacLeod, 2018: 697-720). En su mayoría, estos estudios priorizan la teorización de los objetos y los esquemas organizacionales de la interdisciplina antes que las claves ontológicas de los integracionistas.

En efecto, el estudio de Lattuca (2001) proporciona una excelente explicación crítica de por qué no es conveniente reducir la perspectiva de investigación interdisciplinaria a la delimitación de un terreno común. Fundamenta su análisis en un estudio cualitativo (basado en entrevistas en profundidad), un enfoque praxeológico y la implementación interdisciplinaria que llevan a cabo un conjunto de profesores-investigadores estadounidenses de todas las áreas del conocimiento. Afirma que, desde la práctica, la experiencia académica y la investigación científica, estos académicos refieren que el sentido de la interdisciplinariedad constituye una forma diferente de pensar sobre los problemas intelectuales, además de que perciben la interdisciplina como una "forma diferente de hacer preguntas" (Lattuca, 2001: 15). Centra su atención en las definiciones explícitas e implícitas de interdisciplinariedad y su relación con la comprensión de los profesores a la hora de realizar los trabajos tanto disciplinarios como interdisciplinarios. Revela que las elaboradas por académicos y científicos estadounidenses de todas las áreas del conocimiento pretenden enfatizar que la integración disciplinaria excluye algunas formas de trabajo interdisciplinario, y sugiere una alternativa basada en una conceptualización más incluyente que ofrecería un conjunto más general y diverso de prácticas.

Los tipos de interdisciplinariedad encontrados por Lattuca a partir de su estudio, orientado a las ciencias sociales y las humanidades, provienen de la experiencia, el compromiso y el entrenamiento disciplinarios cotidianos. Según esta especialista, los compromisos y experiencias de los académicos estudiados se pueden clasificar dentro de dos posturas epistemológicas básicas, pues, por un lado, muchos de ellos describieron la persistencia de perspectivas disciplinarias en su pensamiento. Incluso, sostiene, "las personas que demostraron niveles consistentes y profundos de compromiso interdisciplinario confesaron, a menudo con cierta sorpresa, que todavía veían 'el mundo a través de la lente de su disciplina'" (Lattuca, 2001: 16).

Por otro, refiere que dichas contradicciones e inconsistencias pueden ser indicios de que las y los académicos están lidiando con sus propias definiciones y compromisos, tanto con la interdisciplinariedad como con la disciplinariedad (Lattuca, 2001: 17). Lo importante aquí, señala, es el acto de lucha, el proceso valioso mediante el cual los miembros articulan sus creencias epistemológicas y su voluntad de ponerlas en práctica en su erudición. Su conclusión es que los proyectos interdisciplinarios están motivados por preguntas de investigación ad hoc con el fin de crear una tipología de erudición basada en la naturaleza de esos interrogantes.

El enfoque, planteado en preguntas de investigación, fundamentaría lo que ella llama una "erudición interdisciplinaria", la cual contrasta con las explicaciones de la interdisciplinariedad que asumen "que la integración del terreno común es el componente necesario y esencial para implementar la interdisciplinariedad" (Lattuca, 2001: 14).Esta propuesta fue representada en la pregunta "¿Cuánta integración es suficiente?" (Lattuca, 2001: 14). Concluye su crítica a la corriente integracionista de estudios interdisciplinarios definiendo su posición y los supuestos que caracterizan su propuesta en una frase: que el académico interdisciplinario no asuma "que la integración es el marco central de la interdisciplinariedad" (Lattuca, 2001: 17), pues considera que lo conducente es "conceptualizar los proyectos interdisciplinarios comenzando por elaborar sus propias preguntas de investigación con base en las características interdisciplinarias" que tiene el objeto.

Así, la mirada del investigador y académico se "desplaza de los productos finales de los proyectos interdisciplinarios" a sus puntos de origen y, por tanto, "nuestra comprensión de esos proyectos se expande y generaliza para incluir motivaciones, medios y fines" (Lattuca, 2001: 18). En su más reciente estudio, de 2019, mantiene que una definición generalista de la interdisciplinariedad más incluyente debe enfatizar las interacciones entre disciplinas, en clara oposición a la integración de un terreno común (Lattuca, 2019: 73-86).

La crítica esencialista de la corriente generalista en Estados Unidos es muy variada. Donald Richards apunta directamente a la esencia de la corriente integracionista al rechazar cualquier definición de estudios interdisciplinarios que "necesariamente haga hincapié en la síntesis (o integración) en sentido estricto" (Richards, 2009: 114). Apoyando esta posición, Holbrook (2013; 2017) sostiene que la tesis original dominante dentro y fuera de los estudios interdisciplinarios en Estados Unidos pasa por entender la "interdisciplina como la integración de dos o más disciplinas centradas en un problema común (y, a veces, se insiste, en uno complejo)" (Holbrook, 2013: 1866). Esta definición, de acuerdo con él, presenta algunos vacíos sustantivos que refieren directamente a cuestiones ontológicas y epistémicas:

  1. Con respecto a la definición del término interdisciplina y la implicación no desvelada de la idea de la integración.

  2. En lo tocante al supuesto de inconmensurabilidad disciplinaria y el fracaso de la integración del terreno común; y

  3. Consecuentemente, con respecto a la falta de un consenso académico en torno a la perspectiva integracionista estadounidense, particularmente sobre el proceso interdisciplinario, en particular en la fase de implementación.

Respecto a la definición de interdisciplina, argumenta que lo que distingue a la interdisciplina en el contexto de la perspectiva integracionista en Estados Unidos es la configuración del terreno común de trabajo interdisciplinario, pero no la idea de integración per se, sino "lo que debería integrarse, varios enfoques disciplinarios académicos para resolver un problema" (Holbrook 2013, 1867). Es decir, señala que el primer punto clave es entender que cada disciplina tiene su propio idioma y se requiere toda una labor de traducción, pues las diferencias entre dichas áreas de conocimiento implican necesariamente disonancias entre los esquemas organizacionales, conceptuales y metodológicos. Consecuentemente, afirma, las discordancias son "inconmensurables, por lo que la comunicación e integración interdisciplinarias sólo pueden darse si uno aprende el lenguaje de otra disciplina desde adentro, como otro primer idioma" (Holbrook, 2013: 1869).

En este sentido, y en palabras de otro crítico de la tradición integracionista, Post (2009), sabemos que, frecuentemente, la inconmensurabilidad disciplinaria también se observa en la investigación, cuando no se puede dominar una práctica sistemática sin formación previa, menos aún en conocimiento especializado, pues la investigación interdisciplinaria también implica estándares de excelencia y obediencia a determinadas reglas: "Entrar en una práctica disciplinaria es aceptar la autoridad de esos estándares y la insuficiencia en el desempeño. Es someter mis propias actitudes, elecciones, preferencias y gustos a los estándares que definen la práctica" (Post, 2009: 768). Para este estudioso, la "idea regulativa de unidad disciplinaria" pudiera posibilitar una conversación y, por tanto, una integración disciplinaria sin problemas, lo cual supondría que el trabajo disciplinario sería inteligible y relevante para una audiencia de pares que participan en la misma comunidad discursiva (Post, 2009: 765-766).

Para Armin Krishnan, la "nueva ortodoxia integracionista" debería preguntarse si efectivamente existe "algún criterio obvio para distinguir de manera precisa la investigación interdisciplinaria que surge de la investigación disciplinaria" (Krishnan, 2009a: 6). Considera que los científicos estadounidenses debieran apuntar a establecer relaciones fructíferas con otras disciplinas diferentes de la suya, y tal vez trascender por completo el pensamiento disciplinario; sin embargo, señala, practicar la interdisciplinariedad está notoriamente plagado de dificultades. Citando a Thompson (2017) concluye que, si bien la interdisciplinariedad está en la agenda de todos, la verdadera clave del debate es que "no está muy claro qué se entiende por disciplina", y reconoce, al igual que John Aram (2004: 381), que las ambigüedades en torno al concepto de disciplina conllevan "el desafío de definir la interdisciplinariedad" (Krishnan, 2009a: 7).

Por esta razón, Krishnan plantea cinco estrategias de trabajo interdisciplinario alternativas a la corriente integracionista:

  1. La primera, desde su perspectiva, es la forma más común y, en cierto sentido, más fácil de interdisciplinariedad, pues, sostiene, no requiere de la colaboración de investigadores con diferentes antecedentes disciplinarios ni un esfuerzo de trabajo colaborativo. La idea general es "mirar lo que otras disciplinas tienen que decir sobre un fenómeno u objeto particular dentro del alcance de la propia disciplina" o, alternativamente, "aplicar conceptos y métodos de su propia disciplina a fenómenos u objetos de otra índole disciplinaria" (Krishnan, 2009b: 3).

  2. La segunda requiere de una colaboración limitada de investigadores de diversas disciplinas. Aquí, sus contribuciones son puramente complementarias del producto final, que puede consistir en una simple recopilación de indagaciones disciplinarias sobre un tema u objeto común. El resultado podría ser un producto que sintetice las perspectivas disciplinarias en una imagen coherente.

  3. La tercera es la llamada "cooperación entre las partes interesadas", una forma "diferente de hacer investigación interdisciplinaria" donde la universidad quedaría fuera (Krishnan, 2009b: 5).

  4. La cuarta estaría basada en los esfuerzos académicos sostenidos por compartir teorías, conceptos y métodos colaborativos para configurar una perspectiva común. Aquí, todos los esfuerzos académicos de conectar discursos disciplinarios a través del intercambio de teorías, conceptos y métodos han llevado a la formación de campos "ideológicos" potentes en la gran mayoría de las disciplinas.

  5. La quinta se refiere a la "unificación de las disciplinas y el conocimiento" como un intento de contrarrestar las implicaciones negativas de la fragmentación disciplinaria y potenciar las vías para la democratización del conocimiento con el fin de "hacerlo más accesible para todos, incluidos quienes no son académicos" (Krishnan, 2009b: 7).

Como Krishnan (2009b), Holbrook (2013) considera que la inconmensurabilidad disciplinaria en la perspectiva integracionista estadounidense queda al descubierto cuando fracasan los intentos de comunicar dicha integración. Ése es el momento en el que "podemos ver que la comunicación interdisciplinaria -la integración del terreno común- sólo es posible a través la invención de un nuevo lenguaje" (Holbrook, 2013: 1868). Para este autor, este nuevo lenguaje, a diferencia de los que comúnmente se emplean en otros contextos especializados dentro de la perspectiva integracionista (véase, por ejemplo, Frodeman et al., 2017), tendría que ver con la invención de un nuevo género de discurso, "uno que no es simplemente una integración de géneros existentes, sino una cocreación novedosa de parte de aquellos que se han arriesgado y renunciado a sus identidades disciplinarias previas" (Holbrook, 2013: 1875).

Respecto a la falta de consenso en la bibliografía sobre la interdisciplinariedad integracionista, Holbrook (2013) está convencido de que un polo de la disputa interna lo representa una de sus fuentes originales, Thompson (2017), al apelar a la noción de interdisciplina sin la necesidad de contar con un método particular de control (etapas o pasos) en la implementación de esta perspectiva. Holbrook (2013) afirma que el significado ontológico del postulado es, para fines prácticos, todo lo contrario: el esfuerzo por combatir a los "integracionistas metódicos" -entre los que menciona especialmente a Repko et al. (2011; 2019) - es "enfatizar que es la diferencia, y no la similitud, la estrategia que puede conducir a un intercambio académico fructífero" (Holbrook, 2013: 1870). Efectivamente, tal y como se recordará, para la corriente integracionista (véase el cuadro 2) el consenso se produce cuando se confirman los pasos metodológicos del enfoque interdisciplinario por etapas y criterios básicos de identificación y evaluación.

Discusión y cierre

Tras analizar las formulaciones más avanzadas en el campo de los estudios interdisciplinarios en Estados Unidos con respecto al papel del terreno común y la integración interdisciplinaria, se ha podido comprobar que ambas claves ontológicas efectivamente son fuente y motivación de un denso y prolongado ejercicio crítico en torno no sólo de dos corrientes de pensamiento sino, y principalmente, de dos posturas académicas de poder dentro de la estructura del capital científico y del sistema de enseñanza superior en ese país. Sin caer en el dualismo, y sin adoptar concepciones absolutistas ni homogéneas, el presente trabajo reivindica la voz de ambos frentes, así como las tradiciones y posiciones en disputa, sin dejar de mostrar las fisuras y las tensiones de ambas, así como la complejidad discursiva de sus actores (véase el cuadro 3).

Cuadro 3 
POSICIONES ACADÉMICAS EN DISPUTA.
ACUERDOS, FISURAS Y TENSIONES 

Claves
interdisciplinares
ontológicas
Perspectiva integracionista Perspectiva generalista
Sentido
y significado
del terreno
común (TC)
• El TC se define cuando se crea un
vínculo efectivo entre teorías,
métodos y principios disciplinarios.
• El TC requiere de un entendimiento
común para modificar visiones
disciplinarias en conflicto mediante
técnicas cognitivas.
• El TC se entiende como un espacio que
debe crearse con base en las ideas
y teorías disciplinarias en conflicto a
fin de posibilitar la integración.
• El TC se define por consenso en la
práctica académica y mediante el
dialogo entre las disciplinas
involucradas.
• El TC requiere de un sentido
ontológico mas no metodológico.
• El TC se entiende como un nuevo
género discursivo compartido por
los participantes y las disciplinas
involucradas para posibilitar la
comunicación interdisciplinaria y la
integración.

Sentido
y significado
de la integración (I)
• La I se logra al reducir la diferencia
y el conflicto disciplinarios.
• La I requiere de una comunicación
efectiva entre disciplinas involucradas.
• La I se entiende como el proceso
cognitivo de evaluar críticamente las
percepciones disciplinarias con el
fin de crear un TIC. Es consecuencia
del dialogo de conocimientos y
visiones disciplinarias susceptibles
de integrarse. Una nueva comprensión
sería el resultado del proceso
integrador.
• La I se logra cuando se aprende un
segundo lenguaje desde adentro.
• La I requiere, para concretarse, de
un nuevo género discursivo común
a los participantes y las disciplinas
involucradas o contribuyentes.
• La I se entiende como una
comunicación interdisciplinaria
efectiva, que logre un código común
y compartido, una cocreación
novedosa, la cual también sería
producto de renuncias a identidades
disciplinarias previas.

Fuente: Elaboración propia con base en datos de Repko et al. (2019), Repko y Szostak (2016), Lattuca (2001) y Holbrook (2013).

Desde la tradición integracionista, se ha definido y caracterizado cuál es y en qué consiste el papel de la integración interdisciplinaria en tanto proceso cognitivo que permite evaluar las visiones disciplinarias con el fin de crear un terreno común, es decir, uno que conecte e integre las disciplinas durante la implementación interdisciplinaria. En este sentido, los fundamentos de las formulaciones críticas más evolucionadas, identificadas por los principales impulsores de la "perspectiva integracionista" en relación con las claves ontológicas del proceso de integración del terreno común son los siguientes:

  1. Según se observa en las etapas de la implementación del enfoque interdisciplinario, la formulación del cuestionamiento y el criterio para identificar la integración parecieran consistir en la reducción de las diferencias y el conflicto entre dichas contribuciones a fin de crear un terreno común y no en la suma de cuestiones disciplinarias, aun cuando éstas sean clave a la hora de abordar un fenómeno complejo. De acuerdo con la corriente integracionista (Repko et al., 2019), la teoría del terreno común está basada en la psicología cognitiva de Clark (2017) y Rainer Bromme (2000), quienes sugieren que es la comunicación entre disciplinas académicas lo que propicia el dialogo de conocimientos, supuestos y visiones susceptibles de ser integradas (Repko et al., 2019: 203-207).

  2. Así, cada disciplina debe aportar y establecer con otras un vínculo comunicante efectivo mediante un lenguaje colaborativo y de mutuo entendimiento. La integración de los supuestos, teorías, conceptos, valores o principios en conflicto exigiría, por tanto, el "descubrir o crear ese terreno común integrador" (Repko et al, 2019: 204).

  3. En ese contexto, la corriente integracionista confirma y refuerza su posición a partir de la obra de Newell (2001), quien es, junto con Thompson (1990), uno de los teóricos más conspicuos y firmes de la corriente integracionista estadounidense. La definición de Newell sobre la integración del terreno común contiene tres planteamientos que resultan consistentes con los de Clark y Bromme: que es indispensable encontrar el terreno común; que esto implica modificar o reinterpretar la visión disciplinaria, es decir, las visiones, teorías, modelos, conceptos en conflicto; que tal modificación debe entenderse como una técnica cognitiva cuyo objetivo es minimizar el conflicto disciplinario.

A partir de estas ideas y de las formulaciones previas de Clark y Bromme, Repko y Szostak el terreno común se definiría tal cual hoy se conoce, como una de las claves de la interdisciplina: "El terreno común es el que se crea entre ideas, suposiciones, conceptos o teorías disciplinarias en conflicto y hace posible la integración" (Repko y Szostak, 2016: 18).

En esta revisión de la crítica esencialista a los estudios interdisciplinarios en Estados Unidos se han señalado también los fundamentos de las formulaciones discrepantes, basadas en el enfoque generalista, que proclama la existencia de varios problemas sustantivos a la hora de definir tanto las claves ontológicas como el desafío epistemológico que supone la implementación de la perspectiva interdisciplinaria. A partir de ello, este trabajo concluye que el sustrato de las afirmaciones sobre la validez de la crítica generalista a la corriente dominante de los estudios interdisciplinarios en ese país, es decir, el enfoque integracionista, consiste en tres rasgos y prácticas normativas principales que son, a su vez, la causa permanente de la crítica en tanto que son un conjunto de prácticas científicas presentes en cada texto y contexto académico analizado:

  1. El problema teórico principal se define desde la esencia intelectual del campo de los estudios interdisciplinarios en Estados Unidos, es decir, la integración de las visiones disciplinarias, y a partir de la duda sistemática de qué es lo que se está integrando cuando se implementa un estudio interdisciplinario; también, cómo se logra la integración de conocimientos disciplinarios mediante un terreno común interdisciplinario y cuánta integración es necesaria en la interdisciplina. Las distintas posiciones académicas analizadas en el frente generalista consideran que la "inconmensurabilidad" disciplinaria de la perspectiva integracionista queda en evidencia cuando los intentos de comunicar la integración fracasan: por un lado, porque no se consideran las diferencias ontológicas entre las disciplinas y, por el otro, porque la integración interdisciplinaria sólo puede ocurrir cuando se aprende el lenguaje de otra disciplina desde adentro, es decir, originando un nuevo género de discurso, que implicaría renunciar a identidades disciplinarias previas y a comunidades discursivas que tengan el mismo lenguaje.

  2. La falta del consenso académico con base en la presunta invalidez de una metodología por seguir en el proceso de implementación interdisciplinar. La corriente generalista considera que el consenso en la práctica académica debe tener un sentido ontológico, mas no metodológico. Reconoce como única estrategia académica válida para el intercambio fructífero "enfatizar la diferencia" antes que la homogeneización de métodos y procedimientos interdisciplinarios.

  3. Consecuentemente, para la tradición generalista, establecer un terreno común pasa por definir no un nuevo espacio, sino un nuevo género discursivo compartido por los agentes y las disciplinas contribuyentes con el fin de que exista una comunicación efectiva que posibilite la integración.

Pese a las evidentes diferencias, se concluye que ambos frentes antagónicos ni son esencialmente disímiles ni irreductibles. Las contradicciones ontológicas refieren a elementos de oposición que bien pudieran ser complementarios; es decir, las diferencias que aluden a los supuestos ontológicos de la interdisciplina y a sus visiones críticas complementarias que los caracterizan, en tanto objetos teorizados, tanto en el terreno común como en la integración, no son triviales ni se adaptan ni logran con facilidad. En lo esencial, los principales acuerdos y diferencias entre una y otra posición descansan en que:

  1. Si bien ambas posiciones académicas sugieren que la integración se logra mediante la comunicación y el lenguaje colaborativo, pues éstos propician el diálogo efectivo y el entendimiento entre conocimientos, suposiciones y visiones disciplinarias susceptibles de ser integradas, la distinción ontológica generalista más elaborada propone complementar con un nuevo lenguaje (inter)disciplinario desde adentro, y que los contribuyentes estén dispuestos a renunciar a identidades disciplinarias previas a través de comunidades discursivas que dialoguen usando el mismo lenguaje.

  2. Si bien ambas partes coinciden en que el terreno común sólo puede crearse entre ideas, supuestos, conceptos o teorías disciplinarias en conflicto, la postura crítica generalista más elaborada propone establecerlo mediante un nuevo género discursivo con capacidad de originar nuevos códigos compartidos entre actores y disciplinas involucrados con el propósito de que exista una comunicación y una integración interdisciplinaria efectivas.

Debe quedar claro, en todo caso, que los contrastes epistémicos y ontológicos identificados deberían reforzar y consolidar las prácticas, estrategias y posiciones académicas tanto en una corriente de pensamiento como en otra, particularmente aquéllas con sentido heurístico. Así, se considera que, en ambas perspectivas, los saberes prácticos producidos por el capital científico académico deben ser reconocidos como meritorios, a pesar de estar sujetos a la crítica y la vigilancia epistemológica. Por esta razón, coincido con Luis Reygadas en que es posible y deseable ser crítico sin caer en el dualismo de llevar las oposiciones intelectuales hasta extremos de irreductibilidad y antagonismo totales (Reygadas, 2019: 73-106). Es posible y aconsejable, también, que ambos frentes logren acuerdos y lleguen a la construcción colaborativa de sentidos y significados de cara al establecimiento de ciertos principios y prácticas académicas consensuadas, para consolidar desde ahí el proceso de institucionalización de los estudios interdisciplinarios en Estados Unidos.

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Recibido: 13 de Julio de 2021; Aprobado: 30 de Noviembre de 2021

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