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Polis

versión On-line ISSN 2594-0686versión impresa ISSN 1870-2333

Polis vol.15 no.1 México ene./jun. 2019

 

Reseñas

Ángel F. Nebbia Diesing (coord.) (2010) Parsons hoy, México, Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa en coedición con Miguel Ángel Porrúa, 219 pp.

Ivonne Getzabelt Lugo Moreno* 

* Licenciada en Sociología por parte de la Universidad Autónoma Metropolitana-Azcapotzalco, México. ivonne_020487@hotmail.com.

Nebbia Diesing, Ángel F. 2010. Parsons hoy. México: Universidad Autónoma Metropolitana, Miguel Ángel Porrúa, 219 pp.


En memoria al Dr. Ángel Federico Nebbia a diez años de su muerte.

Dicen que el tiempo no pasa en vano y lo he comprobado. Aún recuerdo cuando mi joven persona de 17 años se encontraba decidiendo sobre su vida profesional: ¿qué debía estudiar y en qué universidad debía hacerlo? Después de darle vueltas al asunto decidí estudiar la Licenciatura en Sociología en la UAM. No cabe duda que la juventud muchas veces no nos permite ver la importancia que tienen figuras como Ángel Federico Nebbia, no somos capaces de darnos cuenta que profesores como el Dr. Nebbia nos marcan no sólo como estudiantes o docentes, sino como científicos dedicados a la ciencia hasta que se tiene la satisfacción de titularse y ejercer la profesión que se estudió.

El Dr. Nebbia fue uno de los fundadores del Departamento de Sociología de la UAM-Iztapalapa lo cual abrió camino para que otras instituciones u otras unidades de la UAM (como la unidad Azcapotzalco en la que tuve el gusto de formarme como socióloga) se interesarán por determinadas ciencias como lo es la sociología. Esto es sólo una muestra del arduo trabajo del Dr. Nebbia y que también se refleja en este libro Parsons hoy que tuve la satisfacción de reseñar y el percatarme del enorme conocimiento de la obra de Talcott Parsons que poseía el Dr. Nebbia sobre todo al leer su artículo: “El sistema general de la acción en la Teoría de Talcott Parsons” y la traducción que hace: “Introducción: Zygmunt Bauman sobre Parsons”.

Los objetivos del libro Parsons hoy se engloban en las siguientes preguntas: ¿para qué nos sirve la teoría sociológica de Parsons en la actualidad? y de ser así ¿de qué manera su teoría sociológica explica las problemáticas sociales actuales? Para llevar a cabo esto señalará Fernández (2010:23) que se requiere hacer una comparación que permita evaluar el pensamiento de Parsons sin ignorar sus restricciones y contradicciones. Analicemos lo que cada uno de los autores han argumentado para dar respuesta a las preguntas planteadas con anterioridad.

En la breve introducción que realiza Fernández (2010) señala que Parsons utiliza un lenguaje que se puede interpretar de diversas formas y al comprenderlo podemos recuperar un diálogo vasto y diferenciado en la teoría social. Debemos considerar que Parsons es un gran teórico, lo cual provoca un problema de inteligibilidad en su teoría al pretender proteger el contenido de lo que se escribe ya que la sociedad norteamericana tenía la voluntad de financiar las investigaciones que se llevaban a cabo en la prestigiosa Universidad de Harvard durante los años 30s. Por lo tanto, lo que importaba era darle solución a las problemáticas que le interesaban al status quo y que sólo comprendía dicha clase social (Mills, W. 1961: 45-46).

Existen autores, como Luhmann, que señalan que “el intento de Parsons de conectar actor y sistema es un fracaso total” (Fernández, O. 2010: 9-10). Retomando a Alexander (2008: 35), estamos de acuerdo con Luhmann ya que Parsons, al criticar al utilitarismo, insiste en el problema del orden argumentando que se debe reemplazar la teoría racionalista por su teoría voluntarista la cual consiste en ceder ante el elemento no racional y normativo. Así, deja de lado su alternativa multidimensional que en principio había propuesto al pretender combinar el voluntarismo con la restricción. Al tratar de superar el individualismo radical del utilitarismo trata de explicar el orden colectivo desde las estructuras sociales las cuales se basan en actores concretos, reales y vivientes que ejercen el libre albedrío. Sin embargo, en los componentes del acto unidad se contradice porque el individuo le debe lealtad a las instituciones sociales, mostrando a un individuo sin libre albedrío al pretender obtener un fin y un estado futuro hacia el cual se encuentra orientada su acción. Así que Parsons no logra relacionar al actor con el sistema social.

Girola en su texto: “Anomia e individualismo en la obra de Talcott Parsons” (2010), analiza la anomia y el individualismo en la teoría de Parsons para dar un tratamiento sistemático de la modernidad cultural. Según Girola, Parsons retoma el problema de anomia de Durkheim en La estructura de la acción social. Efectivamente, Durkheim habló de anomia en varias de sus obras, sin embargo, consideramos que no debemos confundir la anomia de Durkheim con lo que entiende por anomia el estructural-funcionalismo de Parsons y Merton1. Durkheim (2003: 398, 2013: 380, 2002: 260) señala que la anomia es la falta de regulación moral, más no la falta de reglamentación o regulación social como señala Girola (2010: 27), debido a que las sociedades actuales ya no se sienten entusiasmadas por los grandes ideales del pasado ya que no hay nuevos ideales que reemplacen a los viejos, por tal razón, las sociedades actuales se debaten en una condición de mediocridad moral y política pues no hay sociedad que no requiera de nuevos ideales para su recreación. En esta parte podemos analizar que más bien es Parsons (1961: 40), quién al realizar una reconstrucción teórica de Durkheim, le adjudica lo siguiente: la anomia es cuando las sanciones y las normas no rigen a los individuos, y quién sigue con esta interpretación es su propio discípulo Merton como se puede analizar en su texto: “Estructura social y anomia”.

Parsons consideraba que era posible la transformación total del mundo gracias a los resultados del saber científico siguiendo el hilo conductor del positivismo tradicional el cual creía que el progreso y la racionalidad sólo son posibles en las sociedades modernas al tomar en cuenta simplemente a las sociedades Occidentales, ignorando a las demás personas que no se encuentran dentro de estas sociedades. Por lo tanto, el hombre podría tomar consciencia de sus propias necesidades para armonizar sus emociones con un razonamiento que le permitiera construir una humanidad orgánica sin conflicto. De esta manera, Parsons se basó en una metodología que buscaba el éxito convencional al criticar las ideas de los sociólogos clásicos fallecidos sin hacer un análisis específico de los productos teóricos que la sociología había creado (Gouldner, 1970: 23-25) sino simplemente ofrecer un procedimiento que indicará el cómo leerse otras teorías o tratarse ciertos fenómenos sociales (Mills, 1961:75-76).

Girola (2010: 27) retoma la metodología parsoniana al hablar de un tratamiento social, cayendo en un psicologismo al tener la idea de que si estudiamos a una serie de individuos en sus ambientes, los resultados de nuestros estudios pueden sumarse para formar el conocimiento de la estructura social. De esta manera se cree que al hacer encuestas o entrevistas a las personas que vivieron el fenómeno de la migración, de la crisis económica, del cambio de estructura política, etc., vamos a poder explicar el hecho social a estudiar y darle solución.

Nebbia (2010: 85-87) hace una traducción de Bauman titulada: “Introducción: Zigmunt Bauman sobre Parsons”, la cual tiene como objetivo comparar el esquema de la acción social de Parsons con el reduccionismo fenomenológico de Husserl desde dos aspectos: 1) la acción humana subjetiva se puede entender de manera objetiva y 2) el método que utiliza Parsons, para tratar de explicar la acción humana subjetiva desde la objetividad, se relaciona con la fenomenología. En su texto que realiza Nebbia títulado “El sistema general de la acción en la teoría de Talcott Parsons”, se apoyará de la traducción que hace de Bauman para llevar el esquema general del sistema de la acción (que Parsons presenta en sus obras: La estructura de la acción social, El sistema social y Hacia una teoría general de la acción), a un modelo ontológico. Señalará Nebbia (2010: 88) que la teoría voluntarista de Parsons pretendía superar el positivismo y el utilitarismo para llevar a cabo una sociología científica. Consideramos que el pensamiento de Parsons no los superó y esto se debió a que no distinguió entre el utilitarismo filosófico y el utilitarismo popular. El utilitarismo filosófico se refería a la utilidad de la conducta humana que seguía racionalmente cursos de acción que obtuvieran los mejores resultados que se deseaban. Mientras que la sociedad utilitaria juzgaba los ordenamientos sociales que tenían consecuencias en ese momento para las personas útiles, sin insistir en que dicha utilidad estuviera planificada por alguna norma. Sin embargo, la teoría voluntarista de Parsons vincula el orden con las normas, cayendo en los mismos errores que le criticó a la teoría individualista utilitarista, lo cual se muestra cuando relaciona la acción con su esquema medio-fin en la que las acciones de los individuos son medios para conseguir sus propios fines que se vinculan con las leyes económicas del mercado. Por ello, Parsons muestra su fenomenalismo, regla del positivismo (Kolakowski, 1993: 16), al ver errónea la distinción que existe entre la acción humana subjetiva y objetiva al ser sólo científicos los juicios analíticos o las descripciones que se dan a través de la experiencia inmediata. También resulta inadecuada la dicotomía: bueno-malo en un sistema de normas universales que pretenden explicar los hechos sociales ya que no considera la constitución moral de cada sociedad, la cual debe ser descubierta por el estudio empírico. Su positivismo también se vincula con el derecho, al tener un profundo interés por el cuerpo de normas que regulan la acción, que se encuentran socialmente dadas al ser coactivas mediante un acuerdo ad hoc.

Parsons consideraba que los clásicos que analizó en su obra La estructura de la acción social (Durkheim, Pareto y Weber), mostraban en sus teorías una separación entre los aspectos empírico y teórico, objetivo-subjetivo, fenómeno-idea, individuo-sociedad, micro-macro; separaciones que Parsons consideraban requerían ser corregidos. Por lo tanto, el propósito de Parsons era reconstruir teóricamente a los clásicos desde su teoría voluntarista de la acción. Así que lo que debemos de tomar en cuenta como científicos sociales es que la reconstrucción que Parsons hizo de los clásicos es parte de su teoría estructural-funcionalista y no de los clásicos que estudió. De esta manera consideramos que, como propone Nebbia, Parsons se basó en un modelo ontológico.

En su texto: “Algunas reflexiones sobre Parsons, Marx y Engels”, Ferraro tiene como propósito retomar, de la sociología de Parsons, la importancia de la cultura y de la institucionalización de normas para relacionarla con la base económica-superestructura de Marx, sin olvidar las condiciones históricas en las cuales cada autor escribió. Recordemos que en 1929 Estados Unidos sufrió una crisis económica que debilitó a la clase media y abrió una grieta entre el poder y la moralidad. Frente a esta crisis, Parsons aprovechó los recursos de la teoría social, dedicándose a corregir el desacuerdo entre poder y moralidad, buscando nuevas bases legítimas para la clase media. La teoría voluntarista de Parsons se debe relacionar con su contexto histórico debido a que fue una respuesta a los conflictos sociales y la desmoralización originados por la Gran Depresión, en esta teoría Parsons insiste en mantener los valores tradicionales. Sin embargo, la teoría de Parsons consideramos que se relaciona más con el pensamiento de Comte que con el de Marx, debido a que veía la sociología como una ciencia que se ocupaba no sólo del saber de la acción del elemento de valor común último en sus relaciones con los otros elementos de la acción; sino como un instrumento de mejora humana, por eso, debe de desarrollarse una ética científica que unifique el saber humano. Ambos se aferraban en proyectos de políticas públicas (en el caso de Comte se llamaban proyectos de reformas universales) que organizarán, de manera racional, la vida social. Consideramos que la relación que hace Ferraro entre Parsons y Marx tiene que ver con lo que Wallerstein señala de que los pensadores formativos son: Weber, Marx y Durkheim. En el pensamiento de Parsons existe una falta de reacción ante el sufrimiento de los individuos como el desempleo, la hambruna, que se quedaran sin hogar, que no todos tuvieran la oportunidad de estudiar, etc. debido a la estructura corporativa de la propia universidad de Harvard que generaba roles técnicos y científicos en sus estudiantes en base al criterio convencional de la moral; suprimiendo la sensibilidad y las humanas responsabilidades morales al prepararse simplemente para cumplir cualquier objetivo que se les indique. Por lo tanto, Parsons se preocupaba simplemente por explicar problemáticas del status quo.

El texto de “Parsons y Freud: encuentros y desencuentros” (2010) de Falomir Parker tiene como propósito retomar la propuesta que hizo Parsons de integrar a la psicología, la cultura y lo social a su teoría general de la acción social; destacando la importancia de Freud dentro de dicha integración que hace Parsons. Consideramos que Parsons no sólo integra la psicología, la cultura y lo social en su teoría general de la acción social, sino también se basa en los campos de la química y la biología al ver que el todo tiene que mostrarnos la identidad del individuo de manera empírica. Parsons consideraba que existía un método científico único que le permitía al individuo determinar lo que era conveniente y verdadero para el conocimiento, al utilizar adecuadamente su razón llegando a la verdad en todos los campos del saber cómo: la psicología, la sociología, la biología, la química, etc., pues la consciencia era, para Parsons, un reflejo de los procesos cerebrales subyacentes, un reflejo del orden objetivo que ordena el conocimiento, negando la realidad misma que atestigua su presencia mediante efectos especiales que requieren ser comprendidos. El cerebro es el que nos permite analizar y lo que dirige al individuo es el organismo. Para Parsons existe un tipo de psicología social, cuyo terreno resulta común al de la psicología y la sociología; por lo tanto trata de experimentar con estas ciencias al realizar una especie de asociación de las ideas individuales sin definir su objeto de estudio. Parsons consideraba que como la sociedad se compone de individuos, la vida social se puede explicar sólo al comprender la consciencia individual, provocando que la explicación de la vida social quede en el aire o en el vacío ya que le da más importancia a un empirismo que apela a la experiencia como criterio o norma de la verdad; en el cual dicha verdad debe ponerse a prueba para ser modificada, corregida o abandonada. Así, el empirismo pone ciertos límites en los que la razón establece verdades necesarias que se examinan a través de los sentidos subrayando la importancia de los hechos, datos, etc., que posibilitan la comprobación de las cosas reales.

El último apartado que se incluye es el de Cisneros, quien en su texto: “Ciencia y crítica política en la obra de Parsons: el caso del mccarthysmo” (2010) revisa la obra de Parsons que expresa una crítica de la razón práctica de la cultura burocrática y de los movimientos sociales de su tiempo al estilo weberiano; crítica que le permite abordar el caso del maccarthysmo. Consideremos que Parsons estudió en la Universidad de Harvard, la cual tenía una estructura corporativa que protegía las normas intelectuales e intereses profesionales debido al prestigio que tenía. Por lo tanto, la respuesta que dará Parsons al caso del maccarthysmo será conservadora, preocupándose por mantener fidelidades tradicionales que el individuo le tiene a las instituciones vigentes, insistiendo en el esfuerzo individual y no en las soluciones colectivas (Gouldner, 1970: 186-187). Las investigaciones que Parsons realizó del caso del maccarthysmo se relacionan con una problemática que sólo a la clase media, la que invertía en la investigación de ese tiempo, le interesaba entender y solucionar. En el periodo anterior a la guerra, específicamente con la Gran Depresión, Parsons había subrayado la función que cumplían los valores en su teoría voluntarista. Parsons destacó los valores morales como estímulos internos de la acción social que impulsaban el esfuerzo individual. Estos estímulos mantenían la vitalidad del sistema. Todo esto, era una lucha contra la disminución de la lealtad individual hacia las pautas culturales, considerando que el respaldo de estas pautas culturales eran las convicciones morales internas de los individuos. Cuando Parsons habló sobre el caso del maccarthysmo, se encontraba en una etapa en la cual destacaba la consolidación del Estado Benefactor y con ello el carácter de la sociedad como sistema social compuesto por instituciones. Parsons hablaba de la seguridad del sistema social que depende más de los dispositivos especiales que hacen que funcionen los diversos mecanismos autónomos de integración y de la adaptación de sistemas, y menos de la voluntad, el impulso o los compromisos de las personas. Así, Parsons se interesaba por la manera en que el sistema social mantiene su propia coherencia y acomoda a los individuos en sus mecanismos e instituciones; preparándolos para el proceso de socialización que el sistema requiere mediante la convicción moral y el carácter interno del compromiso.

Al analizar los diversos textos que se encuentran en el libro Parsons hoy, podemos dar respuesta a las preguntas que en un principio se plantearon. Consideramos que, la Gran Teoría de Parsons tiene algo que decirnos y que puede ser una teoría sociológica que dé respuesta a las problemáticas sociales actuales pero para ello no debemos de caer en el error de confundir las teorías sociológicas de los clásicos (como lo son: Weber, Pareto o Durkheim), con las interpretaciones que Parsons realizó de los clásicos ya que dicha interpretación es una reconstrucción de los clásicos que tenía que dar respuesta a las problemáticas que en su tiempo se estaban viviendo en Estados Unidos como: el Crack del 29 o La Gran Depresión. Tampoco debemos olvidar que Parsons estudiaba en la Universidad de Harvard, la cual tenía un gran prestigio que conservar en la misma sociedad norteamericana, y, para ello, la sociología tenía que ser una ciencia que diera soluciones a las problemáticas sociales que se estaban viviendo en ese momento y que eran importantes para el status quo que invertía en las investigaciones. Aquí más bien convendría preguntarse para futuras investigaciones: ¿Acaso la función de la sociología es dar soluciones a las problemáticas que les interesan a los grupos sociales que pueden invertir en la investigación sociológica; señalando las representaciones que los propios científicos sociales se hacen de la realidad al creer que lo social puede manipularse a su antojo? O más bien, ¿la función de la sociología es dar explicaciones que tienen que ver con la conformación de la sociedad o de los grupos sociales, las representaciones que los grupos sociales se hacen de la realidad social sin olvidar que nosotros científicos sociales somos parte de un colectivo y que también nos relacionamos con otros individuos y que nuestro conocimiento no está por encima del conocimiento de otros grupos sociales? Desde nuestro punto de vista consideramos que la sociología tiene que basarse en teorías sociológicas clásicas a medida que permitan explicaciones de lo que los grupos sociales que estudiamos se representan de su propia realidad.

Lista de referencias

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1 Ver Elías N. y Scotson J.L. (2016). “Apéndice 2: Nota sobre conceptos de estructura social y anomia” en Ibídem, Establecidos y marginados: una investigación sociológica sobre problemas comunitarios (págs.267-272). México, Fondo de Cultura Económica.

* Trabajó en la Universidad Autónoma de Aguascalientes como asistente de la coordinación de la Maestría en Investigaciones Sociales y Humanísticas y en el Doctorado en Estudios Socioculturales, así como profesora de asignatura de la Licenciatura en Sociología-Antropología. Actualmente estudia la segunda carrera en Psicología Social en la Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa y trabaja como facilitadora del proyecto Prepa en Línea-SEP.

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