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Polis

versión On-line ISSN 2594-0686versión impresa ISSN 1870-2333

Polis vol.10 no.2 México jul./dic. 2014

 

Artículos

 

Morena: el partido del lopezobradorismo

 

Morena: The political party of lopezobradorismo

 

Rosendo Bolívar Meza*

 

* Doctor en Ciencia Política. Profesor-investigador del Instituto Politécnico Nacional. Becario de COFAA y del Programa de Estímulos al Desempeño de los Investigadores. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores. Correo electrónico: rbolivarm@ipn.mx

 

Artículo recibido el 17 de marzo de 2014.
Aceptado el 10 de octubre de 2014.

 

Resumen

A partir del proceso electoral de 2006, en que Andrés Manuel López Obrador participó como candidato a la Presidencia de la República con resultados que le fueron adversos, y argumentando que hubo fraude en su contra, encabezó un movimiento de resistencia pacífica que dio origen a la creación del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), su base de apoyo propia y expresión de lo que podría llamarse como el lopezobradorismo, que devino primero en un movimiento social que se convertiría posteriormente en un partido político. López Obrador se presentó por segunda ocasión como aspirante a la Presidencia de la República en 2012 por los tres partidos que lo apoyaron en 2006: el PRD, el PT y el partido Movimiento Ciudadano (antes Convergencia), además de Morena, su base social propia.

Palabras clave: Movimiento de Regeneración Nacional, Andrés Manuel López Obrador, lopezobradorismo.

 

Abstract

From the electoral process of 2006, in which Andres Manuel Lopez Obrador participated as a candidate for the Presidency of the Republic with results that were adverse to him, and arguing that there was fraud against him, led a movement of peaceful resistance which gave rise to the creation of the Movement of National Regeneration (Morena), his own support base and expression of what might be called as lopezobradorismo, it first became a social movement that was later to become a political party. Lopez Obrador was presented for the second time as candidate for the Presidency in 2012, by the three parties that supported him in 2006: the PRD, PT and party Citizen Movement (formerly Convergence), in addition to Morena, their own social base.

Key words: Movement of National Regeneration, Andres Manuel Lopez Obrador, lopezobradorismo.

 

Introducción

El objetivo de este trabajo es analizar al Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), como el partido del lopezobradorismo, que surgió primero como una protesta organizada a partir del desaseado proceso electoral de 2006, que dio origen a un movimiento social que recuperó otras demandas y devino después en un partido político que recupera el proyecto político de Andrés Manuel López Obrador, un líder carismático convertido en el principal activo político de la izquierda mexicana, por ser el candidato presidencial que más votos ha obtenido para esta causa. Para su comprensión se parte de identificar las características del liderazgo político propio de un partido político en formación o en sus primeras etapas de vida, particularmente en lo referente al liderazgo carismático y a la forma en que se aplica con López Obrador en Morena.

Se divide en tres apartados en los cuales se analiza la creación de Morena como movimiento social registrado como asociación civil, la participación de Morena en el proceso electoral de 2012 como la base política propia de López Obrador en alianza con otras fuerzas de izquierda como el Partido de la Revolución Democrática (PRD), al cual pertenecía, el Partido del Trabajo (PT) y el partido Movimiento Ciudadano (antes Convergencia), además de la ruptura de este personaje con esos tres partidos para dar origen a Morena como el partido político del lopezobradorismo.

No se tiene como propósito agotar el tema sino, por el contrario, iniciarlo, ya que prácticamente son inexistentes los trabajos sobre esta temática, razón por la cual la mayor parte de las fuentes consultadas son hemerográficas, particularmente notas periodísticas, por lo que se está consciente de que en buena medida el trabajo puede ser descriptivo en cuanto a reconstruir el hecho y resaltar los datos relevantes, pero útil y necesario para otros trabajos que pudieran ser más analíticos una vez que la temática objeto de estudio así lo permita y el proceso que aquí se investiga haya madurado, concluido o haya un corte socio-histórico y político que así lo permita.

El liderazgo político es un elemento fundamental al momento del origen y formación de prácticamente todo partido político, ya que se vuelve fundamental para coordinar, definir y aglutinar a los distintos grupos que lo apoyan en su integración. Los líderes desempeñan un papel fundamental en la fase de gestación de un partido, pues son los encargados de elaborar sus bases ideológicas, diseñar el programa, concebir su funcionamiento, seleccionar su base social y construir la organización (Panebianco, 1995).

Al liderazgo político se le concibe como la capacidad de conducción de los asuntos públicos tanto en el Estado como en los partidos políticos. El análisis del liderazgo político parte de la comprensión de las formas de dominación legítima que se presenta de tres formas: legal, tradicional y carismática. Para efectos de este trabajo se retoman brevemente la primera y la tercera.

La dominación legal se da en virtud de la existencia de un estatuto que establece que la obediencia de los seguidores no es hacia el líder o persona que detenta formalmente el poder, sino hacia la regla estatuida, siendo la misma regla la que establece a quién y en qué medida se debe obedecer, obligando al líder a obedecer el imperio de esa ley o estatuto. Esta es la forma de dominación que mejor responde a la estructura política moderna y de la democracia dentro de los partidos políticos.

Por su lado, la dominación carismática se da en razón de la devoción que sienten los seguidores en relación con el líder, dadas sus características personales, casi siempre extraordinarias. La obediencia de la masa se da en relación con el caudillo, y esa obediencia durará mientras existan las cualidades personales del caudillo, que son objeto de reconocimiento por parte de sus seguidores. En este caso, el funcionamiento político existe sólo en relación con la vigencia del caudillo y su carisma. Al desaparecer el caudillo o perder su vigencia las instituciones políticas, entiéndase también los partidos políticos -débiles o no consolidados de por sí-, se quiebran o desaparecen, dando paso a un nuevo orden, ya sea basado en un nuevo caudillismo o en otra forma de dominación. El liderazgo carismático es propio de los partidos políticos en proceso de formación (Weber, 1983).

En la creación de Morena se dan las características propias de un partido político en el que se presenta un fuerte liderazgo que recae en la figura de López Obrador quien, basándonos en la concepción weberiana descrita anteriormente, mantiene una forma de autoridad legitimada por una característica personal que es el carisma, que lo presenta como una persona extraordinaria y atractiva frente a los otros integrantes del partido, por lo que ha logrado imponer en la organización su propia visión de la política y su propio programa.1

Además de la importancia del liderazgo político, hay otros elementos a considerar en la creación de un partido político, como el contexto en que se crea, el deterioro o falta de credibilidad de otras opciones políticas y la posibilidad de que el umbral de votación en su favor les sea significativo para lograr su registro y convertirse en una fuerza competitiva. Con todos estos elementos contó Morena en el proceso de su conformación.

Morena surge como un partido con una institucionalización interna débil al depender de un líder carismático que en muchos casos está en términos reales por encima de los estatutos del partido. Morena se encuentra a merced del liderazgo personalizado de López Obrador, pues prevalece más la postura del líder que el propio partido, ya que su autoridad se basa en el reconocimiento que le dan los miembros de su comunidad tanto a su rol de dirigente como a su persona, siendo esto lo que legitima su posición. Morena es una organización con un líder carismático, compuesto por muchos seguidores que se identifican ampliamente con las posturas de su líder y con su proyecto de nación.

El liderazgo y las posturas de López Obrador han hecho que se pueda hablar de una corriente política de la izquierda llamada lopezobradorismo, que surgió como un movimiento social construido desde abajo, haciendo de él un líder social y político con gran fuerza entre amplias capas de la ciudadanía situada a la izquierda del espectro político, distanciadas o que no se sienten representadas por el PRD, el PT o Movimiento Ciudadano, antes Convergencia, partidos que dicen ubicarse en esa opción política.

El movimiento lopezobradorista se fue conformando con una estructura social propia y al margen de los partidos políticos de izquierda, aunque en ciertas coyunturas como en el proceso electoral federal de 2009 tuvo apoyos importantes de las dirigencias y las bases del PT, de Convergencia o Movimiento Ciudadano y de una parte de las bases y fracciones políticas del PRD (definidas en sus estatutos como expresiones políticas, pero que son mejor conocidas como corrientes), mas no de su dirigencia nacional encabezada por la expresión denominada Nueva Izquierda (NI), la hegemónica dentro del partido y que dirige sus destinos desde 2008 con Guadalupe Acosta Naranjo, Jesús Ortega, Jesús Zambrano y Carlos Navarrete, sucesivamente, quienes no son proclives a los liderazgos personalizados como el de López Obrador y al que en su momento llegara a tener también en el PRD Cuauhtémoc Cárdenas.

El apoyo mayor para la causa lopezobradorista provino de Morena, un movimiento de masas con presencia nacional que él mismo creó y que le ayudó a participar en las elecciones presidenciales de 2012, pero que pasado ese proceso se dispuso a dejar de ser movimiento social para convertirse en 2014 en partido político con registro, y participar por primera vez en las elecciones federales intermedias de 2015, teniendo como objetivo convertirse en una verdadera y auténtica opción política de izquierda.

Como dice Enrique Semo (2012),2 López Obrador es un líder que se ha movido y se sabe mover en el ámbito político y en el de los movimientos sociales, por lo que a lo largo de su historia ha pasado frecuentemente de la acción política a la lucha social y viceversa, siempre con el propósito de defender valores esenciales para ambas esferas.3 Además de haber sido dos veces candidato a la Presidencia de la República por parte de la izquierda, tanto en 2006 como en 2012, también es el constructor de un movimiento social amplio y plural con identidad propia, que capitalizó en una organización política como lo es Morena.

El éxito de Morena en su primera presentación política federal en 2015 y en la primera presidencial en la que participe en 2018, no dependerá sólo del carisma de López Obrador, su fundador y líder carismático, sino también y sobre todo de la conciencia del movimiento hecho partido con Morena y del gradual proceso de institucionalización interna que vaya teniendo para dejar de depender de la figura de un solo hombre, por más importante que éste sea para las causas de la izquierda.

 

La creación de Morena como asociación civil

Para impulsar su propuesta denominada Nuevo Proyecto Alternativo de Nación e impulsar su candidatura a la Presidencia de la República en 2012, López Obrador reconstituyó su movimiento social, superando las etapas y las estrategias de lucha posteriores al proceso electoral de 2006 como la Convención Nacional Democrática, el "gobierno legítimo" y el movimiento en defensa del petróleo y la soberanía nacional, dejando atrás los cinco años de resistencia civil pacífica, con múltiples recorridos por el país para conformar los comités de apoyo a favor de esta causa,4 para pasar a la creación de un movimiento de tintes político-electorales, dando origen a Morena el cual, con base en información de Muñoz y Méndez (2011), surgió formalmente como asociación civil con registro ante el notario público 128 del Distrito Federal, el 2 de octubre de 2011.

Retomando esta fuente, al momento de su conformación como asociación civil, Morena contaba con dos mil 217 comités municipales y 37 mil 453 seccionales, integrados por 179 mil dirigentes y por cuatro millones de inscritos al movimiento como "protagonistas del cambio verdadero", término que desde su creación Morena utiliza en sus documentos básicos para denominar a sus afiliados.

Los objetivos de Morena en ese momento como movimiento social eran transformar la vida pública del país, construir un nuevo pacto social donde realmente se respetaran la Constitución y las leyes, y se resolvieran los principales problemas que aquejaban al país.

Aunque Morena era al momento de su conformación esencialmente un movimiento social, desde un primer momento se dejó ver claramente la intención de su fundador y máximo dirigente de transitar hacia un partido político que buscaría hacerse del poder, una vez que López Obrador manifestó que no dejaría pasar la oportunidad de participar en las elecciones presidenciales de 2012, siempre y cuando él fuera el candidato mejor posicionado de las izquierdas y contara con el apoyo de las fuerzas progresistas del país.

En ese mismo acto dio a conocer la integración provisional de los órganos de dirección de Morena, que permanecerían hasta que pasaran las elecciones presidenciales de 2012, se realizaran asambleas estatales y se convocara a un congreso nacional una vez concluido el proceso electoral de 2012, para definir el futuro de Morena.

Para el funcionamiento de esta organización social con pretensiones de convertirse en fuerza política, se creó un consejo consultivo conformado por 84 destacados ciudadanos, escritores, intelectuales, científicos, académicos, empresarios, líderes sociales, periodistas, politólogos, economistas y artistas,5 así como un comité ejecutivo integrado por 17 especialistas en diversas áreas.6 (Muñoz y Méndez, 2011).

También contaba con la instalación de un equipo de trabajo que combinaba tácticas electorales y operativas, con una estratégica visión de gobierno que aportaban varios de los personajes que formaban parte de su equipo.

Detrás de la creación de Morena formalmente como asociación civil, pero en los hechos como un movimiento social, López Obrador tenía la intención real de convertir a esta organización en una fuerza política que pudiera contender en el proceso electoral de 2012, no como un partido político todavía, porque las leyes electorales no lo permitían para ese año, pero sí le daría a él la posibilidad de negociar su candidatura a la presidencia con los partidos políticos de izquierda, pero teniendo como base de apoyo una fuerza propia y organizada.

Cabe destacar que la estructura de Morena en sus inicios no sólo fue territorial, es decir, por secciones o municipios, sino también por estratos sociales y culturales que incluían a jóvenes y estudiantes; artistas, intelectuales y científicos; trabajadores; ecologistas; campesinos; así como mexicanos en el extranjero.

Jóvenes y estudiantes organizados en torno al proyecto de nación que ofrecía Morena, presentaron la estructura organizacional denominada Morena Jóvenes y Estudiantes (Morenaje), cuyo objetivo sería alentar la participación de ese sector de la población y fortalecer el movimiento encabezado por López Obrador.

En un inicio se conformó con cuatro comisiones operativas. La primera fue la de organización y vinculación, destinada a formar comités estudiantiles en universidades, escuelas y centros de reunión y armar el padrón electoral, además de distribuir el periódico Regeneración, órgano oficial de Morena. La segunda fue la de comunicación y difusión, con la función de actuar en las redes sociales, páginas web y generación de contenidos para su difusión a través de Internet, además de construir espacios y relaciones para posicionarse en todos los medios. La tercera fue la de finanzas y eventos, cuya labor sería la organización de conciertos, bailes y actos culturales, así como círculos de reflexión y conferencias relacionados con los temas de interés de los jóvenes. La cuarta fue la de análisis y contenidos, que tuvo como finalidad conjuntar propuestas de jóvenes y estudiantes para llevarlas a la mesa y enriquecer su proyecto de nación (Román, 2011).

Desde sus inicios, Morenaje contemplaba ser una organización nacional de jóvenes y estudiantes que se aglutinaran para conformar cuadros políticos que pudieran asumir, en un momento determinado, tareas fundamentales de la política nacional y así colaborar en la transformación del país. La simpatía de Morenaje hacia López Obrador se daba porque a su juicio era el único candidato que había planteado resolver las demandas históricas del movimiento estudiantil como aumentar el presupuesto a la educación, democratización en las escuelas y los sindicatos, terminar con los rechazados que cada año quedan excluidos de la educación superior, entre otros aspectos (Vergara, 2012b). Los integrantes de Morenaje utilizaban al máximo las redes sociales para difundir sus ideas y organizar sus propuestas.

Como Morena no contaba con una parte que se preocupara y ocupara de la cultura, a principios de 2012 hubo una asamblea de la comunidad cultural y se constituyó Morena Cultura, integrada por músicos, cantantes, escritores, artistas plásticos, actores, bailarines, cineastas y comunicadores. Abordó la cultura como un recurso para construir un profundo cambio civilizatorio en el país, que consistía en verla como un bien social, como un medio para enfrentar la violencia y como un recurso para buscar la igualdad y la justicia en el país. Concebía a la cultura como un modo de vida que no sólo sería arte y letras, sino un sistema de valores, tradiciones, sentimientos y afectos de una sociedad.

Morena Cultura fue integrada por Elena Poniatowska, Héctor Díaz-Polanco, Fabricio Mejía y Paco Ignacio Taibo II, entre otros. Organizó diversas actividades, desde pintar en el Zócalo de la Ciudad de México las figuras que representaban a los miles de muertos del sexenio de Felipe Calderón por hechos de violencia, hasta realizar discusiones con los líderes de los sindicatos de las instituciones de cultura (Vértiz de la Fuente, 2012).

Morena Laboral quedó integrada por sindicalistas de la llamada ala democrática del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, de la Universidad Nacional Autónoma de México, de Teléfonos de México, del Sindicato Mexicano de Electricistas y del Sindicato de Tranviarios, entre otros. Consideró que con López Obrador se podrían mejorar las condiciones laborales de los trabajadores mexicanos pues era él quien planteaba un cambio de modelo económico. Para sus integrantes era necesaria una nueva agenda laboral para la construcción de un país más justo, seguro, próspero y democrático, que otorgara un salario digno, aumentara los salarios mínimos por arriba de la inflación, se respetara la Constitución y la Ley Federal del Trabajo, se desterrara la corrupción de los juicios laborales, además de que hubiera un sindicalismo democrático e independiente del gobierno, los patrones y los partidos políticos.

En el documento en que Morena Laboral expuso sus propósitos, se planteaba terminar con el saqueo de PEMEX y la Comisión Federal de Electricidad llevado a cabo por los dirigentes sindicales corruptos; rechazar los contratos de protección patronal; detener las políticas neoliberales impuestas por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el Partido Acción Nacional (PAN) que han aumentado la desigualdad, la pobreza, la migración y el encono social; crear un frente único contra la reforma laboral del PRI y del PAN; frenar el desmantelamiento del IMSS y del ISSSTE; así como el establecimiento de un sistema de jubilaciones que garantizara pensiones dignas.

Para lograr estos objetivos, Morena Laboral se propuso impulsar el apoyo y el voto a favor de López Obrador, ya que la agenda laboral de ambos coincidía plenamente. Esto no significaba que promovieran un voto corporativo entre sus agremiados (Muñoz, 2012).

También se conformó una agrupación ambientalista denominada Morena Verde, una vez que López Obrador estableció compromisos sobre planteamientos ambientales con diversas organizaciones del ramo. Para Morena Verde los partidos integrantes de la coalición de izquierda eran los únicos que suscribieron un compromiso ambiental consistente en atender asuntos como detener el problema de la minería a cielo abierto, considerada una medida contaminadora y depredadora, no al cultivo transgénico, promover la transición energética hacia energías renovables, revisar megaproyectos turísticos o habitacionales que generaban problemas ambientales, entre otros puntos.

En esta propuesta se dio un proceso de convergencia de grupos socio ambientalistas del país que se conformaron en Morena Verde, al que se sumaron movimientos de resistencia como los que estaban en contra de algunas compañías mineras, de desarrollos turísticos, de transgénicos, en defensa del agua y por un turismo alternativo, teniendo alrededor de diez redes ambientales. Esta organización trabajaba en el campo con una perspectiva socio ambiental como productores orgánicos, sectores forestales que buscaban un manejo adecuado de los bosques, así como de cooperativas pesqueras (Enciso, 2012).

Además se conformó Morena Internacional, integrada fundamentalmente por estudiantes que cursaban posgrados en el extranjero o mexicanos residentes en otras partes del mundo, que realizaron una amplia movilización en diversas ciudades del extranjero a favor de la candidatura presidencial de López Obrador en 2012.

Con las agrupaciones campesinas también se dieron vínculos, una vez que Morena y unas 30 organizaciones campesinas suscribieron el Plan de Ayala para el siglo XXI, con el que se buscaba revertir la política anti campesina y la entrega de la soberanía alimentaria al extranjero iniciada por los últimos gobiernos del PRI y continuada por los del PAN (Muñoz, 2011).

 

Morena en el proceso electoral de 2012

Luego de contar con una base de apoyo sólida y bien estructurada a través de Morena, López Obrador se convirtió en el candidato presidencial de los partidos y movimientos de izquierda que acordaron contender juntos en el proceso electoral de 2012, al ganar tres de las cinco preguntas de las dos encuestas que lo posicionaron ante la opinión pública mejor que a Marcelo Ebrard, el otro contendiente. Con esto fue el candidato común de PRD, PT y Movimiento Ciudadano, así como de las organizaciones civiles que, como Morena, se sumaron a esta coalición, la cual se conformó como un frente amplio denominado Movimiento Progresista (Romero y Román, 2011).

El 9 de diciembre de 2011, López Obrador se registró como precandidato presidencial único ante los tres partidos integrantes de la coalición Movimiento Progresista. Lo hizo manteniendo cierta autonomía con respecto a éstos y teniendo como su plataforma de lanzamiento a Morena, su propia base de apoyo por fuera de la estructura de los partidos políticos, aunque formalmente él seguía perteneciendo al PRD.

A diferencia de 2006, en 2012 López Obrador realizó una actividad política menos rijosa y más propositiva. Destacó su acercamiento con grupos empresariales con los que no había tenido contacto en su primera candidatura, a quienes logró transmitirles su mensaje sobre la necesidad de transformar al país. Estos encuentros se dieron a través de la Asociación Nacional de Empresarios Independientes, encabezada por Fernando Turner, quien se convirtió en el enlace de Morena con los empresarios. Otra agrupación que se creó con ese fin, por parte del empresario Armando Guadiana, fue Claridad y Participación Ciudadana, que contaba con 700 miembros entre simpatizantes y adherentes.

También hubo reuniones con la organización ciudadana Despierta México, alentada por el ex panista coahuilense Alejandro Gurza, para quien López Obrador ya tenía presencia en el centro y sur del país, por lo que los empresarios le "estaban abriendo el norte". Como algunos empresarios de esa región del país decían estar hartos de la ineficiencia y corrupción de las administraciones federales panistas, comenzaron a simpatizar con las ideas del candidato de las izquierdas, por lo que se fueron incorporando a Morena (Vergara, 2012a).

El 22 de marzo de 2012 la coalición Movimiento Progresista registró ante el Instituto Federal Electoral (IFE), mediante su convenio de coalición, su listado de candidatos comunes en los 300 distritos electorales para diputados federales y en las 32 entidades federativas para senadores por la vía de la mayoría relativa. Cada uno de los tres partidos presentaron por separado sus listas de candidatos plurinominales para diputados federales y senadores, en las cuales fundamentalmente el PT y Movimiento Ciudadano incluyeron a gente perteneciente a Morena y cercana a López Obrador.

El gran problema del lopezobradorismo con Morena todavía como movimiento social, era que buscaba encuadrarse en un partido que no era el suyo, pero al que formalmente todavía pertenecía: el PRD, controlado por la corriente NI, que le era adversa, y con la que se había distanciado una vez concluido el proceso electoral de 2006 por la forma en que López Obrador condujo la protesta contra el resultado electoral. Otros puntos de desencuentro se dieron porque en la elección interna del PRD de 2008, López Obrador le disputó a esta corriente el control interno del partido sin logarlo, además que no estuvo de acuerdo con la política de alianzas electorales que desde 2009 la dirigencia del PRD había tenido con el PAN para lanzar candidaturas comunes en algunas gubernaturas.

Los otros dos partidos que lo postularon: el PT y Movimiento Ciudadano, aunque lo apoyaban más que el anterior, no dejaban de tener intereses propios.

López Obrador comenzó su campaña electoral el 30 de marzo de 2012, señalando que lo que iniciaba ese día sería definitivo para el futuro del pueblo y la nación, por lo que en las elecciones de julio se decidiría si continuaba más de lo mismo, es decir, si continuaba el régimen de corrupción, injusticias y privilegios que a su juicio estaba destruyendo a México, o si entre todos los mexicanos hacían valer un cambio verdadero que significaba honestidad, justicia, seguridad y tranquilidad para todos.

La confianza que López Obrador decía tener de su triunfo en las elecciones se debía a que, a diferencia de 2006, en 2012 se tenía más organización mediante Morena, y comités de apoyo en casi todos los municipios del país, con 53 mil comités seccionales, tres millones 600 mil "protagonistas del cambio verdadero" o afiliados a Morena y dos millones 500 mil representantes del movimiento que participarían en el proceso electoral.

Para López Obrador el cambio verdadero que planteaba significaba poner el gobierno al servicio del pueblo, reactivar la economía con la participación de productores, de pequeños y medianos empresarios, junto con los trabajadores. Para sacar al país del estancamiento económico se proponía generar un millón 200 mil empleos al año. Se comprometió a sacar de la pobreza extrema a 15 millones de mexicanos, terminar con la violencia y serenar al país con trabajo, educación para jóvenes, bienestar y atender las causas que originaron la crisis nacional. El lema de la campaña presidencial fue: "El cambio verdadero está en tus manos" (García, 2012).

Es importante hacer notar que durante su campaña López Obrador resultó ser el favorito en las redes sociales y entre los estudiantes de las universidades, tanto públicas como privadas, en las cuales existían grupos organizados de Morenaje para promover el voto en su favor (Vergara, 2012b).

Tras los hechos suscitados en la Universidad Iberoamericana, en que Enrique Peña Nieto, candidato del PRI y del Partido Verde Ecologista de México (PVEM) asistió a un evento del cual no salió bien librado por los cuestionamientos que recibió, acusando a los estudiantes de estar "infiltrados", surgió el movimiento estudiantil denominado inicialmente #Somos131, que al ampliarse con la integración de estudiantes de diversas universidades se denominó #YoSoy132, el cual se manifestó contra la manipulación de los medios de comunicación y por la equidad en las elecciones, definiéndose como apartidista pero no apolítico, así como un movimiento anti Peña Nieto y todo lo que éste representaba para el sistema. La postura apolítica y apartidista de este movimiento no se sostenía del todo porque si bien no hacía claramente proselitismo a favor de algún partido o candidato, sí estaba abiertamente contra uno de ellos y enfocaba su reclamo contra éste.

La diferencia entre Morenaje y #YoSoy132 era que el primero apoyaba abiertamente a López Obrador y formaba parte de su movimiento, mientras que el segundo surgió con la intención de participar en forma organizada en el proceso electoral, supuestamente no para apoyar a un candidato, sino para asegurar condiciones de igualdad.

El PRD, el PT y Movimiento Ciudadano llegaron a las elecciones federales de 2012 con una notable racha de derrotas en comicios estatales e intermedios7, producto de la desconfianza de la ciudadanía a raíz de la disputa por los espacios de control de los partidos y el manejo de los recursos económicos, por lo que requirieron de Morena para robustecerse, pues contaba con una estructura social de la que carecían los tres partidos.

Al realizarse las elecciones del 1 de julio de 2012 y darse a conocer los resultados que lo ubicaban en el segundo lugar8, López Obrador anunció que impugnaría legalmente ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) el resultado de las elecciones debido al enorme cúmulo de irregularidades, la compra de millones de votos y el rebase del tope de gastos de campaña por parte del candidato del PRI-PVEM, siendo estos argumentos importantes para impugnar la elección ante las autoridades electorales. En apoyo a la demanda de limpiar la elección, integrantes del movimiento #Yosoy132, de Morenaje, de Morena Cultura y muchas organizaciones más acordaron construir un frente nacional contra la imposición de Enrique Peña Nieto en la Presidencia de la República (Muñoz y Garduño, 2012b).

El Plan Nacional en Defensa de la Democracia y de la Dignidad de México, con el que López Obrador y sus seguidores pretendían que se desconociera el resultado de las elecciones presidenciales, fue dado a conocer el 20 de julio de 2012 y contemplaba diversas acciones a realizarse hasta el 5 de septiembre, fecha límite para que el TEPJF diera a conocer su dictamen sobre las elecciones federales. En dichas acciones participaron fundamentalmente militantes de Morena y ya no tanto del PRD, del PT o de Movimiento Ciudadano, lo que dejaba ver diferencias entre estos grupos y división en el Movimiento Progresista y consistieron en convocar a asambleas informativas a lo largo del país, con el objeto de dar a conocer al TEPJF elementos y pruebas sobre el fraude.

Aunado a esto se realizaron otras acciones como la de concientización sobre la defensa de la democracia; instalación en plazas públicas de mesas receptoras para obtener más pruebas de ciudadanos sobre las irregularidades; exhibir testimonios sobre las violaciones cometidas; recabar firmas de apoyo para la invalidez de la elección presidencial; así como presentar videos sobre las irregularidades del proceso electoral en los medios de comunicación en los tiempos oficiales que el IFE tenía asignado para el Movimiento Progresista.

En este plan se invitó a intelectuales, artistas, científicos, jóvenes y ciudadanos en general a participar en las actividades para la defensa de la democracia. Cabe señalar que no se contempló hacer movilizaciones, plantones o toma de instalaciones públicas o privadas ni vías de comunicación, como lo planteaban diversas organizaciones sociales como #YoSoy132 y los comuneros de Atenco, de quienes se deslindó Morena, cuya dirigencia dijo buscar limpiar la elección por el camino de la legalidad respetando las manifestaciones de protesta de otros grupos inconformes (Garduño, 2012a).

Transcurrido el desahogo de pruebas y en los tiempos establecidos por la ley electoral, el TEPJF determinó declarar infundada la petición de la coalición de izquierda Movimiento Progresista y su candidato, para anular la elección presidencial en la que se dio por ganador a Enrique Peña Nieto, por considerar que en la solicitud de anulación de la elección hubo argumentos poco sólidos, razonamientos poco claros y pruebas sin sustento.

En la resolución del tribunal se destacó lo que los magistrados consideraron como la falta de elementos que comprobaran el financiamiento encubierto, la distribución de tarjetas bancarias y monederos electrónicos para la compra y coacción del voto, así como los gastos excesivos y la intervención de gobiernos locales.

Con estos argumentos legales, por unanimidad de los siete magistrados del TEPJF se resolvió manifestar como infundada la petición de la coalición Movimiento Progresista de declarar la invalidez de la elección presidencial, con lo que se abría el camino para declarar presidente electo al priista Enrique Peña Nieto (Otero-Briz, 2012).

Con esta resolución se rechazaron todos y cada uno de los agravios aducidos por la coalición Movimiento Progresista presentados en su impugnación, lo cual dejó una sensación de insatisfacción entre los simpatizantes de la izquierda, por la actitud omisa en que incurrieron los órganos electorales, tanto el IFE como el TEPJF.

En un mensaje al pueblo de México, López Obrador anunció su negativa a aceptar el fallo del TEPJF que validó la elección presidencial, y señaló que no reconocería a un poder ilegítimo surgido de la compra del voto y de otras violaciones graves a la Constitución y a las leyes (Garduño, 2012b).

Además de la elección presidencial, el 1 de julio de 2012 también se realizaron elecciones legislativas federales y estatales en algunas entidades de la República. Pese a los cuestionados resultados presidenciales, en las elecciones legislativas el Movimiento Progresista obtuvo los votos oficiales suficientes para conformarse como la segunda fuerza para la LXII Legislatura (2012-2015). De Morena, la base propia de López Obrador, no emergieron gobernadores ni presidentes municipales, si acaso algunos cuantos legisladores (cerca de 30 en la Cámara de Diputados y unos diez en el Senado) que se arroparon en las siglas del PT y de Movimiento Ciudadano, y en menor medida del PRD. El caso más destacado fue el de Ricardo Monreal, coordinador nacional de Morena durante la campaña presidencial, siendo el que más visiblemente alcanzó un papel activo, ya que se convirtió en el coordinador parlamentario de Movimiento Ciudadano en la Cámara de Diputados, pero manteniendo su permanencia en Morena.9

 

El distanciamiento de la izquierda partidista con el lopezobradorismo

Antes de que concluyera el proceso electoral de 2012, los tres partidos de izquierda que habían conformado el Movimiento Progresista comenzaban a aislar al lopezobradorismo y marcaban su distancia de éste. Un hecho importante para ello se presentó mientras se estaba a la espera de que el TEPJF emitiera su fallo definitivo sobre los resultados electorales y su impugnación, ya que los días 15 y 16 de agosto de 2012 se realizó en Acapulco, Guerrero, la llamada Reunión Cumbre de la Izquierda Mexicana, de nombre muy pretensioso, a la cual asistieron 300 invitados, entre representantes del PRD, del PT y de Movimiento Ciudadano, entre dirigentes, gobernantes, alcaldes y legisladores salientes y entrantes.

Mediante lo que se denominó como la Declaración Política de Guerrero, leída por Marcelo Ebrard, se anunció la creación de un frente amplio de las izquierdas, cuyo objetivo principal sería impulsar el cambio de régimen político frente al agotamiento del presidencialismo, para garantizar reformas sociales, económicas y políticas definitivas. Este frente nunca se concretó.

También se demandó al TEPJF que fuera "escrupuloso, exhaustivo e imparcial" al valorar las inconformidades presentadas por López Obrador y el Movimiento Progresista, con el argumento de que el pueblo de México merecía de los magistrados un fallo apegado a derecho, ya que de ellos dependía el prestigio de las instituciones electorales y el futuro de la democracia mexicana. Aunque no se mencionó formalmente, el tono dominante de ese cónclave fue el de acatar la sentencia del TEPJF, cualquiera que fuese, respecto a la elección presidencial del 1 de julio.

La Declaración Política de Guerrero fue firmada por Ricardo Cantú Garza, en representación del líder nacional del PT; Luis Walton, líder del Movimiento Ciudadano; Jesús Zambrano, presidente nacional del PRD; Dolores Padierna, secretaria general del PRD; el gobernador de Guerrero, Ángel Aguirre Rivero; el gobernador de Oaxaca, Gabino Cué; el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard; el gobernador electo de Morelos, Graco Ramírez; el gobernador electo de Tabasco, Arturo Núñez; el electo jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera; así como los recientemente nombrados coordinadores del PRD en el Senado, Miguel Barbosa; y en la Cámara de Diputados, Silvano Aureoles (Briseño y Ocampo, 2012).

A esta reunión no asistieron personajes destacados de la izquierda como López Obrador10 o Cuauhtémoc Cárdenas. Tampoco hubo representación de Morena, pero sí de personajes cercanos al primero pero afiliados al PRD, como el senador electo Alejandro Encinas.

Por su parte, el coordinador nacional de Morena, Ricardo Monreal, señaló que quienes participaban en este movimiento no dejarían sólo a López Obrador por lo que, sin descalificar las posturas de las otras fuerzas de la izquierda, pelearían con la ley en la mano para impedir que se consumara la imposición de Enrique Peña Nieto (Becerril, 2012).

A partir de esta reunión empezó a quedar claro que comenzaba a ganar terrero la línea más moderada e institucional del PRD, de tendencia antilopezobradorista, encabezada por la corriente NI, al frente de la dirigencia nacional del partido con Jesús Zambrano (que influyó en el PT y Movimiento Ciudadano), que aunque decía que no dejaría sólo a López Obrador en su protesta postelectoral, en realidad estaba más preocupada en no ser rebasada por los acuerdos que el PAN comenzaba a hacer con el PRI (Bravo Ahuja, 2013) y que desembocarían más tarde en el Pacto por México.

Una lectura que puede hacerse de esta reunión y sus resultados, sería que la izquierda partidista e institucional parecía estar decidida a superar cuanto antes la etapa postelectoral, y pasar a enfrentar futuros desafíos políticos, alejados de López Obrador.

Como lo señaló Víctor Flores Olea (2012), la reunión de Acapulco implicó cuando menos dos cuestiones claves: 1) la práctica terminación del liderazgo de una izquierda electoralmente unificada con López Obrador a la cabeza, al menos de la izquierda que pudiera considerarse "institucional"; y 2) una nueva dirección de la izquierda por las vías y criterios planteadas por López Obrador mediante movimientos sociales como Morena, y que pudieran tener una actualización y ampliación en el futuro y bajo su dirección.

Todo esto fue el preámbulo que marcó el inicio definitivo del distanciamiento político de López Obrador con los tres partidos que lo postularon para las contiendas presidenciales de 2006 y 2012, lo que aceleró su decisión de salirse de las filas del PRD11 y transformar a Morena de movimiento social a partido político.

 

4. Morena como el partido político del lopezobradorismo

Ante lo que se preveía sería el resultado definitivo e inapelable de las elecciones de 2012, integrantes de Morena encabezados por López Obrador dieron inicio a un debate sobre la necesidad de transformar lo que formalmente era una asociación civil que en los hechos funcionaba como un movimiento social, a un partido político.

Mientras que un movimiento social es una forma de actuar colectiva en la que se recurre a acciones extra institucionales como la movilización social para que la organización logre sus intereses, a fin de promover o impedir ciertos cambios, buscando presionar y/o influir en la toma de decisiones que toma el gobierno en nombre del Estado, un partido político es una entidad de interés público con aspiraciones más generales y que tiene como objetivo promover la participación de los ciudadanos en la vida política institucional y llegar al poder mediante elecciones (Diz, Lois y Novo, 2012). Morena es un claro ejemplo de un movimiento social que deviene en partido político.

Aunque la decisión definitiva se tomaría en un congreso nacional a realizarse en noviembre de 2012, una vez que concluyera el proceso electoral, ya se adelantaba que Morena podría convertirse en el que inicialmente llegó a contemplarse como el Partido Regeneración Nacional.12

Una vez emitido el fallo del TEPJF que daba por ganador a Enrique Peña Nieto, López Obrador optó por no reconocerlo como presidente electo y desconocer la resolución del tribunal y, en vez de quedarse estancado en ese no reconocimiento como lo hizo en 2006, optó por mirar hacia adelante y buscar hacer de su movimiento un partido político de izquierda diferenciado de los ya existentes. Al poner el acento en la construcción de un nuevo partido político se diluyeron las protestas contra la imposición priista.

Tras el anuncio de López Obrador de abrir la consulta para determinar si Morena continuaba como asociación civil formal pero actuando como un movimiento social, o se convertía en partido político, la organización puso a disposición de sus integrantes y para su discusión en las asambleas convocadas para dicho fin, los documentos que argumentaban a favor de que se mantuviera como movimiento o que buscara su registro como partido político.

Los autores de la propuesta que planteaba que Morena fuera un movimiento eran Armando Bartra, Luciano Concheiro y Alejandro Encinas, entre otros, mientras que algunos de quienes pugnaban porque se transformara en partido político eran Eduardo Cervantes Díaz Lombardo, Jaime López Vela y Félix Santana Ángeles.

Conforme a la convocatoria para definir el rumbo de Morena, entre el 19 y 20 de noviembre de 2012 un total de 124 mil 500 congresistas o delegados distritales decidirían con su voto si se mantenía como asociación civil o buscaban convertirlo en un partido político (Muñoz, 2012b).

El objetivo principal de Morena desde su conformación como partido político sería agrupar a organizaciones civiles y ciudadanas que simpatizaran con la causa de López Obrador, y que no se sintieran identificadas con los otros tres partidos de izquierda. A largo plazo podría ser formar un "partido frente" -junto con el PRD, el PT y Movimiento Ciudadano-, para ganar mayorías en los comicios, en un modelo similar al del Frente Amplio Uruguayo.

En la primera asamblea informativa después del fallo del TEPJF, realizada el 9 de septiembre de 2012 en el Zócalo de la Ciudad de México, convocada por Morena, la base propia de López Obrador, y ya no por el Movimiento Progresista, que fue la coalición que lo postuló para el proceso electoral de 2012 y que se encontraba dividida y en proceso de disolución, sólo asistieron como invitados los dirigentes del PT y de Movimiento Ciudadano (notándose por su ausencia los dirigentes del PRD, sus diputados, senadores y gobernantes salientes y entrantes, salvo el gobernador electo por Tabasco, Arturo Núñez y los senadores electos Alejandro Encinas y Manuel Camacho). Ante una nutrida asistencia de seguidores, López Obrador esbozó el nuevo rumbo de Morena: transitar de asociación civil a partido político.

Cabe señalar que aunque Movimiento Ciudadano y después también el PT ofrecieron su registro a Morena, López Obrador no lo aceptó, con el argumento de que su organización requería de estructura y no sólo de membrete, por lo que buscaría construirlo desde abajo. Sin embargo, la conversión de Morena en partido político no significaría romper con los partidos que integraron el Movimiento Progresista, con los cuales el movimiento lopezobradorista podría seguir conformando frentes electorales o caminar juntos en la defensa del pueblo, del patrimonio nacional y por la lucha a favor de la transformación del país. Por ello señaló que no se trataba de una ruptura, sino de una "despedida en los mejores términos".

En la ruta de su conformación como partido político, Morena realizó a partir de septiembre de 2012 un total de 300 congresos distritales, 32 congresos estatales entre el 10 de octubre y el 11 de noviembre y uno nacional el 19 y 20 de noviembre, así como la elaboración de sus documentos básicos como declaración de principios, programa y estatutos.

Hasta ese momento y antes de buscar convertirse en el cuarto partido de izquierda, Morena decía contar con presencia en 66 mil 740 secciones electorales del país, comités en los dos mil 500 municipios del territorio nacional y tener cerca de cuatro millones de afiliados (López Obrador, 2012). Esta última cifra no se ratificó en los hechos toda vez que, como se verá más adelante, la afiliación real de Morena al momento de solicitar su registro formal como partido político ante el IFE, estuvo muy por debajo de esta cantidad, aunque fue suficiente para rebasar sin problema el requisito de número de afiliados.

A partir de cubrir los requisitos de ley y ser aprobado como partido político por la autoridad electoral, Morena tendría su registro en 2014 y tendría que participar solo, es decir sin alianza ni coalición, en las elecciones federales de 2015.

Aunque para la LXII Legislatura (2012-2015) en la Cámara de Diputados López Obrador cuenta con cerca de una treintena de diputados tanto del PRD, como del PT y de Movimiento Ciudadano que le son enteramente leales a su causa, les pidió mantenerse en las fracciones parlamentarias de dichas fuerzas políticas y participar simultáneamente en las asambleas de Morena (Damián, Mercado y Valadez, 2012).

Para Ricardo Monreal (2012) Morena no partía de cero. Su principal activo era el liderazgo político de López Obrador, pero no era el único, ya que la organización en formación contaba con mayor identidad de nombre y un saldo positivo de imagen superior a los propios partidos que integraron la coalición Movimiento Progresista.

La expectativa de desarrollo y crecimiento de Morena no se centraría en el electorado duro de la izquierda, sino en la capacidad para atraer a nuevos simpatizantes del centro ideológico, de las clases medias urbanas, de los jóvenes y de los empresarios que realmente buscan un cambio en la política económica, siendo estos los sectores donde López Obrador registró un crecimiento importante en la elección presidencial de 2012.

Es por ello que en la lógica lopezobradorista, la creación de Morena como partido político no divide ni debilita a la izquierda y, en cambio, está en posibilidad de que todos puedan caminar juntos en las causas que tengan que ver con la defensa de la nación y se pondrán por delante las coincidencias programáticas e ideológicas. Por tal motivo buscará que para 2018 la izquierda marche unida en torno a quien esté mejor posicionado y con base en una política de alianzas amplia, incluyente y plural.

Entre el 15 de septiembre y el 5 de noviembre de 2012 se efectuaron en todo el país los congresos distritales de Morena, en los cuales participaron más de cien mil adherentes y se eligieron a cerca de dos mil quinientos consejeros estatales (que serían también coordinadores distritales y delegados al congreso nacional), para decidir si el movimiento buscaría su registro como partido político nacional. El 87% de los delegados votó porque Morena transitara el camino hacia un partido político con registro nuevo (Cervantes, 2012). De los 300 distritos electorales en que se divide el país solo en uno de ellos, ubicado en el estado de México, se votó porque se mantuviera como movimiento social.

El Primer Congreso Nacional de Morena se realizó el 19 y 20 de noviembre de 2012 en el Deportivo Plan Sexenal de la Ciudad de México. López Obrador informó que en los consejos estatales realizados con anterioridad, el 86.2% de los delegados se pronunciaron por convertir la organización en un partido político nacional, el cual no deberá repetir los vicios de la política en el sentido de no ser totalitario, ni de multitudes, ni tener corrientes, grupos o sectas (Méndez, 2012b).

En este congreso se aprobó el proyecto de declaración de principios, programa y estatutos, y se resolvió la elección de 204 de los 300 integrantes del Consejo Nacional, ya que los 96 restantes eran para los presidentes, secretarios generales y secretarios de organización de cada una de las 32 entidades federativas, quienes al haber sido electos en ellas automáticamente pasaban a formar parte de dicho consejo.

Se aprobó que Morena como partido político sea austero, libre de corrupción y de facciones, fortalecer las atribuciones del Congreso Nacional y de los congresos estatales respecto al Comité Ejecutivo Nacional (CEN) y se decidió ampliar los requisitos para candidatos a cargos de representación nacional, sobre todo los externos.

Los consejeros aprobaron que los representantes populares surgidos de Morena aporten el 50% de su dieta al partido, y que el financiamiento público que recibiera como prerrogativas del IFE o la autoridad electoral correspondiente, una vez que obtuviera su registro, se destine principalmente a capacitación y formación de cuadros.

Se acordó que quedara en un 50% el número de candidaturas externas, y que quienes deseen ser postulados por Morena, pero hayan tenido militancia en otro partido o sido legisladores, tendrán que esperar al menos dos años antes de solicitar su nominación. Se propuso que todos sus militantes (denominados también como "protagonistas del cambio verdadero" una vez en proceso de formación como partido político), paguen las cuotas que se determinen en sus estatutos (Méndez, 2012a).

López Obrador presentó el Plan de Acción a recorrer por Morena en su camino a registrarse como partido político nacional. En éste se incluyeron las metas de afiliación para 2013 y 2014 de un millón quinientos mil militantes por año (que al menos en 2013 no se cumplió y en 2014 estaba por verse), es decir, un total de tres millones de afiliados para 2015, primer año en que Morena concurrirá en elecciones federales. Sus afiliados deberían firmar una carta compromiso y acudir a la asamblea constitutiva estatal.

A partir del 8 de enero de 2013 López Obrador recorrió el país durante seis meses para visitar un total de 251 distritos y encabezar las asambleas estatales, las cuales se realizaron del 28 de septiembre al 8 de diciembre, sólo los fines de semana.

Se planteó el inicio de una campaña de cooperación y recaudación de fondos para financiar a Morena hasta que obtuviera financiamiento público, cuidando de no recibir aportaciones del gobierno ni de personas de dudosa fama pública.

Esta etapa de Morena en su camino a registrarse como partido político contó sin duda con el peso político personal, definitorio y vigilante de López Obrador, con un claro liderazgo carismático, como se ve en el hecho de haber recibido la votación más alta para formar parte del Consejo Nacional, con mil 571 sufragios de entre poco más de mil 700 posibles, pero entre él y el resto de los miembros de ese órgano directivo quedó establecida una distancia apabullante: Paco Ignacio Taibo II quedó con 426 y Martí Batres con 356, por mencionar sólo los casos de quienes quedaron en segundo y tercer lugar, respectivamente. Por haber obtenido la más alta votación para integrar el Consejo Nacional, López Obrador se convirtió en su presidente.

Independientemente de la votación obtenida por ellos, la lista de los consejeros de Morena quedó conformada por la gente más cercana a López Obrador y que lo han acompañado en las diversas modalidades de su trayecto político y electoral como Elena Poniatowska, Luisa María Alcalde, Rosario Ibarra de Piedra, Layda Sansores, Jaime Cárdenas, Alejandro Encinas,13 Ricardo Monreal, Raquel Sosa, Andrés López Beltrán, Pío Lorenzo López Obrador (hijo y hermano de Andrés Manuel, respectivamente), Jesusa Rodríguez, Pablo Moctezuma Barragán, René Drucher, César Yáñez, Genaro Góngora Pimentel, Héctor Díaz Polanco, Arnaldo Córdova, Lenia Batres, Julio Scherer Ibarra, Enrique Dussel, Pedro Miguel, Alfredo Jaliffe, Carlos Payán, Claudia Shienbaun, Laura Esquivel y otras personalidades más del mundo de la política, la cultura, el arte y la ciencia.

En el Primer Congreso Nacional de Morena se eligió a su primer CEN mediante votación de la plenaria de todos los delegados, el cual fue encabezado por Martí Batres en la presidencia, quien para cumplir con los estatutos tuvo que renunciar a su curul en la Cámara de Diputados y al PRD después de 23 años de militancia en ese partido, para integrarse plenamente a los trabajos de construcción de Morena como partido político en busca de su registro.14 Bertha Luján ocupó la secretaría general, mientras que en la secretaría de organización quedó el ex perredista Tomás Pliego; en la de finanzas Marco Medina; en derechos humanos Rosario Piedra Ibarra (hija de la luchadora social Rosario Ibarra de Piedra); y en cultura Paco Ignacio Taibo II. En el CEN también quedaron José Agustín Ortiz Pinchetti, Bernardo Bátiz y Clara Brugada, entre otros.

Recién iniciado el año 2013, la dirigencia nacional de Morena, encabezada por Martí Batres, notificó oficialmente a la autoridad electoral la intención de convertir a esta organización en partido político. Su dirigente aseguró que la agrupación representa a la verdadera oposición al priismo por la vía pacífica y electoral. Por eso consideró trascendente su registro, para que hubiera pluralidad verdadera y competencia, no solo de siglas, sino de proyecto.

Expresó que Morena es una organización diferente, entre otras razones porque rechazaba el modelo neoliberal y el Pacto por México y no admite ningún esquema de privatización de los energéticos, por lo que enarbola un proyecto de nación distinto (Muñoz, 2013).

Morena inició formalmente su campaña de afiliación para integrarse ya como partido político nacional a principios de enero de 2013, teniendo como primer registro de afiliado a López Obrador. A partir de esto, la ruta a seguir para Morena consistió en la realización de 32 asambleas estatales entre octubre y diciembre de ese año, con la supervisión del IFE, para presentar posteriormente, en enero de 2014, la solicitud formal para constituirse como partido político, acompañado de los documentos básicos solicitados y realizar su asamblea nacional constitutiva, la cual se efectuó el domingo 26 de enero de 2014, siendo éste el último requisito legal que debía cumplir esta organización en busca de su registro como partido político nacional, luego de realizar las asambleas estatales que establece la ley electoral.

Cabe señalar que aunque esta ley exige la realización de 20 asambleas estatales, con una afiliación mínima de tres mil personas en cada una, Morena superó en mucho estos requisitos, ya que hasta ese momento se habían realizado dichas asambleas en 30 entidades y sólo en Sonora y en Baja California Sur no se había logrado conformar el número mínimo de afiliados,15 lo cual se logró posteriormente.

En ese encuentro, realizado en la ciudad de México, se ratificaron los documentos básicos de Morena que son declaración de principios, programa y estatutos, que venía trabajando desde tiempo atrás, mismos que fueron entregados posteriormente al IFE, así como la solicitud formal de registro y las boletas de afiliación con que contaba la organización. Acudieron para su entrega los integrantes del CEN y miembros del Consejo Nacional, y se ratificaron a los integrantes de los órganos estatutarios.

Hasta el 25 de enero de 2014, día de la realización de su asamblea nacional constitutiva, Morena contaba con casi medio millón de afiliados que, aunque duplicaba el requisito legal que es del 0.26% del padrón electoral federal, equivalente a 219 mil 608 ciudadanos, distaba mucho del número de afiliados que Morena se había propuesto tener como meta para ese momento.

En la asamblea nacional constitutiva de Morena, López Obrador señaló que las actividades de esta organización no serán exclusivamente como partido político, sino que mantendrá su característica de movimiento social, siendo solidario y estando en contacto con otros movimientos sociales. Ya como partido Morena será un espacio abierto para quienes tengan disposición de transformar al país, y tendrán cabida indígenas, campesinos, obreros, profesionistas, jóvenes, mujeres, adultos mayores, comerciantes, productores del campo y empresarios.

Estableció que ya como partido político, además de participar en las elecciones de 2015, Morena buscará derogar todas las reformas aprobadas durante el gobierno de Peña Nieto, particularmente la energética (Méndez y Muñoz, 2014), pese a que en la coyuntura de su aprobación y los llamados que hizo para evitar su aprobación a través de la movilización, ésta fue muy débil e insuficiente.

 

Comentarios finales

El lopezobradorismo como movimiento social surgió de la crisis político-electoral que resultó del cuestionado proceso electoral de 2006 y, en menor medida, del desaseado proceso electoral de 2012. Las protestas derivadas de los resultados de esas elecciones le permitieron a López Obrador construir un movimiento social. A partir del "gobierno legítimo" y hasta la conformación de Morena como asociación civil, logró mantener una protesta postelectoral organizada a la que después se le fueron agregando otros aspectos como la defensa del petróleo en beneficio de la nación.

El movimiento lopezobradorista transitó de la protesta organizada con que se inició en 2006, hacia la creación de Morena como la base real del movimiento social lopezobradorista y su base de apoyo principal no sólo para el proceso electoral de 2012, sino para dar continuidad a su lucha y ser la base de la creación de un nuevo partido político (Lajous, 2012).

Debido a su alejamiento de la actividad partidista y al debilitamiento de su influencia sobre ésta, particularmente en el caso del PRD durante casi cinco años, mismos que dedicó a la construcción de un movimiento social desde abajo que se concretó en Morena, López Obrador logró convertirse por segunda vez en candidato a la Presidencia de la República por las fuerzas de izquierda pero, a diferencia de 2006, en 2012 se presentó con Morena, una fuerza social propia e independiente de los partidos que lo postularon.

Morena surgió fuera de la estructura de los tres partidos políticos de izquierda ya existentes (PRD, PT y Movimiento Ciudadano), pero con miras a participar en el proceso electoral de 2012, lo cual desde su creación como movimiento social con pretensiones electorales lo encaminaba a ser un partido movimiento con la intención de convertirse en una fuerza electoral y partidista propia. Se constituyó como una organización propositiva, con objetivos claros, militancia definida y organizada, con claras pretensiones de dejar de ser sólo un movimiento social que influyera en las decisiones del poder, para conformarse como una organización mejor estructurada y con pretensiones de hacerse del poder, cualidades propias de un partido político.

Ante las divisiones por las que atraviesan los partidos de izquierda en México (entre ellos y dentro de ellos mismos, particularmente en el PRD), Morena podrá convertirse en el partido que refunde a la izquierda mexicana en su conjunto, que retome las causas de quienes simpatizan con esta posición política, pero que no se encuentran identificados con el ser y el hacer del PRD, del PT y/o de Movimiento Ciudadano. Podría darse el caso de que los militantes o grupos que no encajan en la estructura de sus partidos, o que no coinciden con las posiciones de sus dirigentes, pudieran pasar a engrosar las filas de Morena.16

Con la salida de López Obrador del PRD y la creación de su propia organización partidista, se terminó una alianza privilegiada (que no ruptura) con el PT y Movimiento Ciudadano, así como con algunas corrientes perredistas y sus bases, abriendo una etapa que augura desajustes y disonancias en algunos frentes, pero que conllevará al reordenamiento del campo general de las izquierdas. Concluye, o al menos se frena, la eterna intención de crear un gran partido político que incluya a todas las expresiones de la izquierda.

La creación de Morena como partido político se da en un contexto en que por segunda ocasión en seis años, más de la tercera parte de los votantes se manifestaron en favor de López Obrador, un líder fuerte, intuitivo y carente de contrapesos. Su liderazgo ha sido un factor para darle a la indignación social en el país un cauce pacífico sin desbordar la legalidad (Sánchez, 2012).

El surgimiento de Morena como partido político sin duda alguna fragmentará a la izquierda, lo que significará que los votos a favor de esta opción política se los disputarán varios partidos de ese signo, lo que deberá replantear un nuevo rediseño de las políticas de alianzas de los partidos y su relación con el poder (Encinas, 2013).

Por ello el efecto Morena y su participación como partido se traduce en serios retos para el PT y Movimiento Ciudadano y, a la vez, puede significar que el PRD vea mermada su fuerza y, eventualmente, su capacidad para ganar distritos, municipios y estados.

El hecho de que López Obrador tenga un partido propio con Morena, afectará al PT y a Movimiento Ciudadano, ya que perderán al político que más votos les ha dado cuando ha contendido por sus siglas. La salida de López Obrador del PRD supone también un riesgo de pérdida de votantes y militantes de este partido, sobre todo una vez que Morena participe en elecciones.

La salida de López Obrador puede ser altamente costosa para el PRD. En el mismo sentido, la situación del PT y de Movimiento Ciudadano también es delicada. En el pasado estas tres fuerzas han usufructuado a López Obrador, pero ahora éste ha resuelto formar su propia organización. Por ello, no es difícil que para 2018 la izquierda se encuentre polarizada en dos opciones claramente diferenciadas y quizá antagónicas: la lopezobradorista con Morena y la que quede del PRD. Por su parte, el PT y Movimiento Ciudadano, si sobreviven a 2015 logrando al menos el 3% del total de la votación, tendrán que optar por vincularse con uno de estos dos polos de la izquierda, ya que se ve difícil que pudieran tener un candidato propio que les asegure una votación suficiente para mantener su registro.

 

Siglas

CEN Comité Ejecutivo Nacional.

GAP Grupo de Acción Política.

IFE Instituto Federal Electoral.

Morena Movimiento de Regeneración Nacional.

Morenaje Morena Juventud y Estudiantes.

NI Nueva Izquierda.

PAN Partido Acción Nacional.

PRD Partido de la Revolución Democrática.

PRI Partido Revolucionario Institucional.

PT Partido del Trabajo.

PVEM Partido Verde Ecologista de México.

TEPJF Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.

 

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Notas

1 Para conocer algunas características del liderazgo político de López Obrador se puede consultar a Escamilla y Medina (2008: 241-274).

2 En su artículo Semo hace mención de que López Obrador primero fue dirigente estudiantil en Tabasco en 1968, luego participó en el equipo electoral de Carlos Pellicer. De 1977 a 1982 trabajó directamente con los indígenas chontales. En 1988 fue postulado por primera vez como candidato a la gubernatura de su entidad y al argumentar fraude en su contra inició un movimiento social importante llamando a la resistencia contra el fraude encabezando lo que se denominó como la Caravana por la Democracia. Dirigió movimientos contra Pemex para pedir indemnizaciones para los campesinos y los pescadores afectados por la actividad petrolera. Luego fue presidente nacional del PRD y jefe de Gobierno del Distrito Federal. En el intento por dejarlo fuera de la contienda presidencial de 2006 encabezó un movimiento social multitudinario contra el desafuero, además de todo lo que siguió al fraude electoral de 2006.

3 Para profundizar sobre la lucha social y política en que ha transitado López Obrador, entremezclada con aspectos de su vida privada que influyeron en ello, se puede consultar a Avilés, 2012.

4 Un análisis completo de todo este proceso se puede consultar en Sánchez (2012: 8776 143).

5 Algunos de ellos fueron Rosario Ibarra, Carlos Payán, José María Pérez Gay, Armando Bartra, Bernardo Bátiz, Rolando Cordera, Arnaldo Córdova, Víctor Flores Olea, Laura Esquivel, Octavio Rodríguez Araujo, Ignacio Marván, David Ibarra, Alfredo Jaliffe, Jaime Cárdenas, Enrique González Pedrero, Adolfo Sánchez Rebolledo, Paco Ignacio Taibo II, Carlos Tello, Enrique Dussel, Ricardo Monreal, Luis Mandoki, Jorge Eduardo Navarrete, Enrique Semo, Jesusa Rodríguez, Laida Sansores, Julio Scherer Ibarra, Rafael Segovia, Bernardo Segura, Federico Arreola y Socorro Díaz Palacios, entre otros.

6 Entre ellos destacan René Drucker como responsable de ciencia y tecnología; Elena Poniatowska, de arte y cultura; Genaro Góngora Pimentel, de justicia, legalidad y gobierno; Javier Jiménez Espriú, de comunicaciones y energéticos; Héctor Vasconcelos, de relaciones exteriores y Rogelio Ramírez de la O, de economía, entre otros.

7 El PRD tuvo una estrepitosa caída en las preferencias ciudadanas, sobre todo en las elecciones intermedias de 2009, ya que mientras que en 2006 tuvo el apoyo de poco más de 30% de la población, en 2009 bajó a casi 13%. En 2006 ganó 91 distritos electorales y en 2009 sólo 39. Al PT y a Movimiento Ciudadano (antes Convergencia), que se distanciaron temporalmente del PRD tampoco les fue bien pese a haberse mantenido unidos en el mayor número de elecciones. Entre 2006 y 2009 ambos partidos perdieron posiciones en la Cámara de Diputados, en que el PT pasó de 16 a 13 diputados y Movimiento Ciudadano de 17 a seis.

8 En los comicios presidenciales de 2012 López Obrador logró la votación más alta que haya obtenido cualquier candidato de izquierda: casi 16 millones de sufragios, equivalentes al 31.59%. Esta cifra superó en casi dos millones 400 mil votos a los obtenidos por los diputados de mayoría relativa del Movimiento Progresista, lo cual refleja que el candidato era más popular que los partidos que lo postularon.

9 Otros son los casos de Alfonso Durazo, ex secretario particular de Vicente Fox y coordinador de Morena en Sonora; Luisa María Alcalde, postulada por Movimiento Ciudadano y que encabezó Morenaje; Jaime Bonilla, empresario de medios de comunicación en el norte del país; el ex secretario de Gobernación Manuel Bartlett y la deportista olímpica Ana Gabriela Guevara. Todos ellos estuvieron en las primeras posiciones en las listas de las candidaturas, inclusive por encima de cuadros y dirigentes importantes de los partidos que los postularon (Hernández, 2012).

10 La principal sorpresa de la reunión de la "izquierda amplia" en Acapulco, con la presencia de dirigentes partidistas y representantes de las corrientes más notorias de la izquierda, fue la ausencia de López Obrador y si se hizo o no en acuerdo con él. Más allá de los acuerdos formales y públicos, como resultado de este encuentro se percibía a una izquierda mexicana extraviada, que se debatía entre apoyar o no a López Obrador en su lucha postelectoral, que no tenía una posición unánime ante el próximo gobierno y que trataba de mantener un perfil bajo, pero unido (Vergara y Flores, 2012).

11 Luego de una lucha de casi seis años entre la corriente perredista NI y López Obrador por el control del PRD, ésta terminó una vez que el ex candidato presidencial anunció su salida del partido para buscar construir una nueva opción política para el país y una vez que a principios de septiembre el dirigente nacional del PRD, Jesús Zambrano, perteneciente a NI, dejó entrever que su partido reconocería a Enrique Peña Nieto como presidente constitucional y que legisladores perredistas contrarios a López Obrador, entre ellos Silvano Aureoles, el coordinador de los diputados del PRD, declararon que estarían dispuestos a discutir y negociar las reformas que les enviara el Ejecutivo. Por su parte, Jesús Ortega, principal cabeza de NI, festejó esta anunciada salida al considerar que se acabaría con la "esquizofrenia política" en el PRD y a partir de ese momento el partido tendría una sola visión, un solo comportamiento y se acabaría la división de posturas políticas (Zamudio, 2012).

12 En ese entonces el partido Movimiento Ciudadano manifestó que podría cederle su registro a Morena con la condición de que Dante Delgado, su fundador y máximo dirigente, formara parte de la primera dirigencia nacional (Muñoz, 2012a), cosa que no prosperó.

13 Aunque Alejandro Encinas figuró entre los consejeros nacionales de Morena, decidió permanecer en el PRD y con su escaño en el Senado.

14 Mucho se llegó a especular que a quien López Obrador apoyaba para dirigir a Morena era a Octavio Romero Oropeza o inclusive a Ricardo Monreal, quienes ante la imposibilidad de obtener los votos suficientes decidieron declinar, con lo que la elección para el principal cargo fue entre Batres (148 votos) y Bertha Luján (108 votos), por lo que ésta asumió la secretaría general. Cabe destacar que desde el año 2000 Batres ha respaldado políticamente a López Obrador, en cuyo gobierno en el Distrito Federal participó como subsecretario de Gobierno. Durante el desafuero contra el Jefe de Gobierno en 2005 y en las movilizaciones postelectorales de 2006 y 2012 tuvo una muy destacada participación en apoyo al ex candidato. Batres cuenta con una sólida experiencia política, con 23 años de militancia en el PRD, encabezó la primera Asamblea Legislativa del Distrito Federal como coordinador de la mayoritaria bancada de ese partido, fue presidente del PRD en el Distrito Federal y diputado federal en dos ocasiones, la última en la legislatura 2012-2015, por lo que al asumir su nuevo encargo tuvo que pedir licencia como diputado federal.

15 De acuerdo con la mayor parte de la información que se pudo recabar, los datos de las asambleas estatales realizadas por Morena y que fueron verificadas por el IFE, el requisito de afiliados se cubrió en Oaxaca con 6 mil 691 personas, Puebla con 4 mil 90, Tlaxcala con 3 mil 312, Veracruz con 5 mil 225, Baja California con 3 mil 177, Chiapas con 3 mil 458, Hidalgo con 6 mil 114, Tabasco con 5 mil 802, Guerrero con 3 mil 119, Morelos con 4 mil 20, Zacatecas con 4 mil 816, Chihuahua con 3 mil 176, Jalisco con 4 mil 202, Tamaulipas con 3 mil 500, Michoacán con 3 mil 552, estado de México con 7 mil 979, Distrito Federal con 11 mil 169, Campeche con 3 mil 311, Quintana Roo con 3 mil 88, Guanajuato con 4 mil 211, San Luis Potosí con 3 mil 460, Durango con 3 mil 600, Yucatán con 3 mil 18, Querétaro con 3 mil 357, Sinaloa con 3 mil 624, Coahuila con 3 mil 729, Aguascalientes con 3 mil 106 y Colima con 3 mil 68. Cabe señalar que estos datos son sólo del día de la realización de la asamblea estatal, y que posteriormente se han ido dando más afiliaciones.

16 Un ejemplo de lo anterior se presentó cuando la corriente perredista denominada Grupo de Acción Política (GAP), encabezada por Higinio Martínez y una de las más importantes en el estado de México, oficializó su salida del PRD y anunció que sus miembros se sumarían de lleno a la estructura de Morena, encabezado por López Obrador, aunque buscarían alianzas con el PT y Movimiento Ciudadano para contender por cargos de elección popular en los comicios locales y federales de 2012. El GAP representaba a un tercio de la estructura del PRD en esa entidad, y decidió romper con este partido por las diferencias que surgieron con las corrientes ADN y con NI (Dávila, 2011).

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