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Polis

On-line version ISSN 2594-0686Print version ISSN 1870-2333

Polis vol.4 n.2 México Jul./Dec. 2008

 

Artículos

 

Significación científica y política de Wilhelm Reich

 

Political and scientific signification of Wilhelm Reich

 

Jorge Veraza Urtuzuástegui*

 

* Doctor en Estudios Latinoamericanos por la Universidad Nacional Autónoma de México. Profesor de tiempo completo en la licenciatura de Psicología Social en la UAM–Iztapalapa. Correo electrónico: <jorgeveraza@yahoo.com.mx>.

 

Artículo recibido el 25 de septiembre de 2007.
Aceptado el 15 de agosto de 2008
.

 

Resumen

Este ensayo enlista, tematiza y resignifica los aportes científicos, terapéuticos y políticos de Wilhelm Reich (1897–1957). Parte del año de 1933, fecha en la que se publicó Psicología de masas del fascismo, pues esta obra es el gozne o la bisagra de la significación científica y política de Reich. Por ello, este texto sigue un camino inverso a las dos corrientes reichianas actuales —una terapeutista y otra politicista—: establece cómo es que desde la psicología de masas del fascismo se puede plantear la unidad de la obra científica y política de Reich. Esto queda demostrado en el su último libro importante: El asesinato de Cristo (1953).

Palabras clave: fascismo, fascismo rojo, análisis de resistencias, función del orgasmo, relación líder–masas, plaga emocional, principio de muerte, masoquismo, energía nuclear, energía orgón, ecología, política.

 

Abstracts

The essay enumerates, assembles and gives a new meaning to the scientific, therapeutic and political contributions of Wilhelm Reich (1891-1957). It starts in 1933, the year that Mass psychology of fascism was published. On account of this work being the hinge of the author's scientific and political importance. In this manner, the essay follows the inverse path of the two actual reichian trends: the therapeuthist and the politicists; it establishes how from Mass psychology of fascism we can state the unity in as much scientific as political of Reich's work. In the way it is demonstrated in his last important work The murder of Christ.

Key word: fascism, red fascism, resistances analysis, orgasm function, mass–leader relationship, emotional plague, principle of death, masochism, nuclear energy, Orgon energy, ecology, politics.

 

En 2007 se cumplieron 50 años de la muerte, en prisión, de Wilhelm Reich, quien fue recluido de forma injusta por la Federal Drug Administration (FDA). Para establecer los hitos científicos y políticos del multilateral y, a la vez, el unitario aporte reichiano, no seguiremos un orden cronológico. Partiremos del aporte político y científico más relevante para el presente: su Psicología de masas del fascismo. Esta investigación se publicó en 1933, en plena ascensión de Adolfo Hitler al poder mediante el voto popular del pueblo alemán, con los obreros en primera línea. Luego revisaremos en orden regresivo los aportes científicos y políticos anteriores —tanto la crítica a la pulsión de muerte freudiana como su aporte a la terapia y al análisis del carácter— que sirvieron de premisa a esa obra decisiva de psicología social. Por ahí nos alejaremos de 1933, para explorar los trabajos de Reich que conducirían más allá de Freud a la vegetoterapia y la bioenergética. Entonces regresaremos al primer descubrimiento científico (el más decisivo de la investigación reichiana: La función del orgasmo (1992 [1927]), y en torno al cual muestran su coherencia las diversas investigaciones que efectuó durante toda su vida. De esta manera estaremos en disposición de explorar sus últimas investigaciones —posteriores a 1945 y hasta su muerte, ocurrida en 1957—, respecto de la Biopatía del cáncer (1985a [1948]), el orgón de muerte y el orgón cósmico, el liderazgo y El asesinato de Cristo (1953), etcétera. De tal manera, nuestro recorrido seguirá el orden que se indica en la figura 1, con los retrocesos y adelantos respecto del punto de partida de 1933 que se muestran en la figura 2.

En ese año del siglo XX, fatídico para toda la humanidad, Reich intervino de un modo decisivo para favorecer el desarrollo libre y vital de los seres humanos. Antes de seguir, podemos señalar que nuestro método de exposición se puede visualizar mejor como un procedimiento de círculos concéntricos, en torno a un centro intelectivo decisivo o de una espiral que retrocede para avanzar mejor (figura 3).

En forma esquemática, este procedimiento repite uno mucho más complejo, que en cada ocasión llevó a cabo Reich para recuperar sus resultados previos en vista de llevarlos adelante.

En las siguientes páginas, cuando hablemos de análisis, de demostración o de fundar etcétera, aludiremos a la significación científica de Reich, mientras que cuando hablemos de denunciar o de intervención política, etcétera —y en todos los casos subrayaremos estas expresiones clave— nos estaremos refiriendo a la significación política de la obra de Reich. Vale la pena haberlo advertido toda vez que en la obra de Reich se articulan la significación científica y la significación política de ella y es que la suya es sobre todo una obra científica social.

 

Los aportes científicos y políticos de Reich

En primer lugar, la significación política de la obra reichiana resalta por haber denunciado la psicología de masas del fascismo, el sometimiento de la psique y, por ahí, de la conducta de un pueblo para llevar a cabo acciones contrarias a sus intereses pero acordes con los de la clase dominante —la burguesía alemana— dirigida por el partido nazi liderado por Hitler. Esta hazaña la podemos expresar de otro modo, a fin de observar su significación científica:

1. Haber analizado los mecanismos psicológicos que permiten manipular la conciencia de los seres humanos a favor de una causa política determinada contraria a sus intereses económicos. De esa manera, Reich puso en conexión intelectiva, por primera vez, a la economía, la política, la psicología social, con lo que superó la labor que al respecto habían llevado a cabo con anterioridad tanto Max Weber como Émile Durkheim, precisamente porque Reich las integró mediante el psicoanálisis, la sociología y el materialismo histórico.

El análisis de la estructura familiar y la moral sexual represiva permitieron explicar la aberrante conducta política de la clase obrera alemana, que al votar de forma mayoritaria por Hitler actuó en contra de sus propios intereses económicos y políticos.

2. Con esto, Reich elevó a la psicología social a un rango científico, pues fundó el objeto teórico específico de ésta al distinguir acciones políticas racionales por ser acordes con los intereses de quien las despliega, y acciones políticas irracionales por ser contrarias a los intereses de quien las despliega. Sólo estas últimas requieren de una explicación que va más allá de la economía, de la sociología o de la política, y que sólo puede dar la explicación psicológica de actos irracionales.

3. Hizo patente que para fundar la psicología social como ciencia era necesario determinar la base social, la cual que requirió ser explicada psicosocialmente porque otras disciplinas científicas no podían dar cuenta de ella. Esto sólo se podía llevar a cabo mediante un análisis histórico materialista de las clases y sujetos sociales en general y de sus intereses económicos y políticos, así como de sus correspondientes ideologías. Reich no sólo completó al materialismo histórico con una psicología social materialista dialéctica —que recuperó críticamente al psicoanálisis— sino a la inversa: demostró la necesidad que tiene la psicología social del materialismo histórico para constituirse en ciencia. Pero para poder efectuar a fondo esta doble hazaña, primero tenía que llevar a cabo una tercera, que ni Lev Vygotsky (1988) ni Alexander Luria (1987) consideraron aunque intentaron vincular al materialismo histórico y la psicología social. Esa tercera hazaña fue, a saber, haber arraigado a la psicología social —a partir del Freud de la Psicología de masas y el Análisis del yo— ia libido y las correspondientes relaciones psicosexuales.

4. El modo de articular a Sigmund Freud con Karl Marx, por así decirlo, así como su explicación global del fascismo —demasiado psicologista aunque considere los factores económicos del caso a nivel nacional alemán pero no las condiciones económicas a nivel internacional etcétera— pueden ser perfeccionados, pero en justicia la hazaña científica señalada le corresponde a Reich de manera indudable.

5. Su análisis de la psicología de masas del fascismo a partir de la represión sexual del pueblo alemán —con lo cual más tarde pudo construir el concepto de plaga emocional tanto para el análisis del carácter individual como de fenómenos psicosociales de masas—, le permitió a Reich captar el carácter fascista del stalinismo, precisamente al contrastarlo con la Revolución rusa de 1917 y con la labor auténticamente liberadora de Lenin y Trotsky, de todo lo cual Reich era un entusiasta admirador, así como de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) en sus primeros años. De esa forma pudo denunciar políticamente como fascismo rojo (al menos en su obra conocida hizo la primera referencia clara a este concepto, y su específica base energética sexual en la tercera edición de Psicología de masas del fascismo, publicada en la segunda mitad de los cuarenta (Reich, 1946), lo que ocurrió en ese país, frente a la idea de que allí se erigía una sociedad socialista.

6. La penetración científica de su Psicología de masas del fascismo es tal que incluso —hacia el final de su vida— pudo comprender el carácter fascista del capitalismo estadunidense, no obstante que en éste se presentaba la vida ciudadana regida por reglas democráticas. Según Reich, ello enriqueció profundamente el concepto de fascismo más allá de los rasgos sociológicos y politológicos que presentó en Alemania e Italia.

7. Lo que permite una denuncia política del caso y, en general, una mejor intervención política en la realidad histórica, pues para la evaluación de los fenómenos no se tiene a mano sólo el factor económico, político e ideológico, sino también el psicosexual y el psicosocial.

8. Así, la lucha por la liberación de la humanidad no se confunde no con el nazismo —como le sucedió al proletariado alemán— ni con el stalinismo —como le ocurrió al pueblo ruso y a casi todo el proletariado mundial— ni aún con la democracia burguesa, como le pasó al pueblo estadunidense y a Reich por un cierto tiempo, hasta que se percató de la trampa histórica involucrada.

9. De ahí que el Movimiento Estudiantil Internacional de 1968, que tanto en Alemania como en Francia estuvo influido por la obra de Reich (y sobre todo por Marcuse), formulara un programa revolucionario no sólo económico y político sino cultural y psicosexual, y, en fin, un concepto de revolución integral de la vida moderna que no sólo rebasó a los programas de los partidos comunistas de la época, sino que se ha enriquecido con los años posteriores, hasta el día de hoy, con las luchas antinuclear y ambientalista y el cuestionamiento a la vida cotidiana, etcétera. Con ese enriquecimiento ha comprobado su pertinencia tanto como la necesidad de perfeccionarlo.

Poco antes de su radiografía crítica de la psicología de masas del fascismo (1933), Reich había llevado a cabo una intervención crítica decisiva en polémica con Freud. Precisamente contra la idea de éste de que además del principio de placer mediante el que durante 25 años (18951920) sostuvo que se rige la mente, la psique mostraba otro principio rector, el principio de muerte, más profundo y originario que el anterior; por lo que en 1920 en su Más allá del principio de placer se dispuso a reformar el psicoanálisis en un sentido tanático. Por ejemplo, tanto la Psicología de las masas y el análisis del yo (1969 [1921]) y El Yo y el Ello (1923) —que son las siguientes obras importantes de Freud— ya están reformadas en el sentido tanático aludido. Según Reich, las conductas agresivas y aun autodestructivas y suicidas que muestran múltiples individuos o masas y pueblos enteros como en las guerras, se pueden explicar mediante el principio de placer; en específico con la represión sexual y vital que pervierte ese dicho principio. De tal manera, las conductas destructivas y autodestructivas constituyen conductas reactivas o que se desencadenan como reacción defensiva, aunque equívocas más o menos eficaces, y cuya eficacia muestra una tendencia decreciente en el tiempo, hasta ser nula frente a la equivocidad autodestructiva dominante.

Estas "formaciones reactivas" son las que Freud ha tomado de forma equivocada por conductas pulsionales, originarias y, por tanto, atribuibles a un presunto principio de muerte. Al grado de creer en la existencia de un masoquismo primario (Freud, 1976 [1924]) cuando que con anterioridad él mismo explicaba el masoquismo como una conducta derivada del sadismo, a su vez originado en la represión sexual (Freud, 1970 [1905]); así, se trata de una conducta reactiva, digamos "terciaria", pues el despliegue erótico original de la libido en búsqueda de la satisfacción en el mundo exterior, una vez que se ve reprimido y retrotraído hacia el interior del organismo, reacciona contra la angustia que esta retroversión libidinal produce; reacciona con una vuelta a la búsqueda de la satisfacción externa, pero ahora vincula la libido a la agresión, que si predomina, conforma una conducta sádica. O que si es reprimida en el mundo exterior, se verá obligada a retrotraer libido y agresión, con lo que genera más angustia y dolor. Si el organismo se ve impedido a volver a buscar satisfacción libidinal en el doblemente amenazante mundo exterior, se constituye entonces una formación terciaria: la satisfacción masoquista, que incluye libido ligada a la autoagresión, lo que deriva en placer del dolor.

Si las anteriores disidencias dentro del psicoanálisis —tanto la de Alfred Adler que era socialista y en términos políticos de izquierda, como la de Carl Jung, quien llegó a simpatizar con el nazismo— representaron orientaciones que en términos estrictamente teóricos fueron de derecha, pues habían rechazado la teoría sexual de Freud, la crítica de Reich a éste es por la izquierda y a favor de la teoría sexual y el principio de placer freudianos, incluso contra el retroceso que al respecto Freud llevara a cabo. De esta manera, Reich se pronunciaba a favor de la liberación política ideológica y económica de los oprimidos, pero también de la liberación de la sexualidad; mientras que Adler podía inclinarse a favor de los obreros y de su libertad política y económica, pero, teóricamente, se prohibía ser sensible a la opresión sexual que vivían y a reconocer que ésta tenía implicaciones desastrosas para toda su personalidad.

Señalar al principio de placer como rector de la psique significa entenderla como orientada básicamente al placer, la libertad y la felicidad. Altas metas benéficas para toda la humanidad. Así, de acuerdo con esta premisa, las neurosis en las que se muestra trastocado el principio de placer sólo se pueden explicar mediante la represión del placer, en especial por la represión de la sexualidad en gracia a la moral sexual represiva de la sociedad. Por ello, las personas están enfermas de neurosis en gracia a la acción de una moral sexual represora que se pretende sagrada, natural y recta, cuando que es retorcida y antinatural, al servicio de intereses mundanos económicos y de manipulación del poder político para sacarlos adelante. Asimismo, la tesis freudiana de la rectoría de la mente por el principio de placer involucra una posición política libertaria, y su explicación de las neurosis por represión sexual implica una crítica de la sociedad por basarse en formas de dominio económico y político que requieren de una moral sexual represiva para perpetuarse. Reich extrajo las consecuencias políticas revolucionarias de la teoría freudiana y que no habían permanecido ocultas para Freud; así, defendió —incluso contra éste— el retroceso científico y político que implicaba la renuncia parcial o relativización del principio de placer al añadirle el de muerte. Más aún porque éste involucra tendencias reaccionarias abiertas. Toda vez que las guerras, la opresión y toda provocación de dolor de una clase hacia otra, de una raza hacia otra o de una clase respecto de la sociedad, de un individuo hacia otro, no pueden ser criticadas de fondo porque se validan como tendencias presuntamente naturales. Mientras que la condición opresiva en la que perviven las clases sometidas se muestra como un yugo que los individuos de estas clases convalidan masoquistamente de modo natural, por lo que resulta vano cuestionarlo o cuestionar el conformismo allí involucrado.

10. Como se ve, la crítica de Reich al principio de muerte o Tánatos del segundo Freud (1920), a favor del principio de placer, instinto de vida o Eros constituye una demarcación científica decisiva, pero a la par una demarcación política a favor de la libertad humana contra toda forma de opresión y, sobre todo, contra toda forma de justificación de dicha opresión. El posible basamento científico del principio de muerte se debería encontrar en la observación clínica precisamente del sadismo y, sobre todo, del masoquismo. Como vimos, Freud pretendió que existía un "masoquismo primario" para dar base existencial a su elucubración "metapsicológica" —la llamó así en 1920—, del principio de muerte. Por ello, la crítica a fondo de Reich al principio de muerte la tenemos en su puntual observación clínica del masoquismo explicado mediante el principio de placer —retorcido por la represión sexual, etcétera— en un ensayo clásico: "El carácter masoquista" (Reich, 1957a [1932]). De esta forma desbancó la posible base clínica de la tesis reaccionaria y científicamente falsa del principio de muerte.

Reich añadió su ensayo "El carácter masoquista" al conjunto de estudios que en 1932 había publicado bajo el título de Análisis del carácter, en el que hiciera un aporte decisivo al campo de la terapia, donde el psicoanálisis presentaba una franca debilidad, si nos atenemos a las estadísticas en las que 70% de los pacientes analizados abandonaban su tratamiento (Reich, 1970 [1954]), el modo en que debía ser cumplida la doble regla señalada por Freud para la terapia: 1) basarse en la asociación libre y, sobre todo 2) analizar el material psicológico en el orden en que éste aparece. Sin embargo, no se debía —puntualizó Reich— agobiar al paciente con una interpretación exhaustiva, sino con una que le permitiera a éste manejar y conectar fehacientemente los sucesos relatados y las emociones correspondientes. De esta forma, Reich intentaba poner freno a la palabrería sofisticada en la que algunos psicoanalistas habían convertido la terapia, en particular la interpretación de los sueños o de sucesos y lapsus. Reich insistía en el enfoque energético libidinal del carácter personal del paciente: menos en el logos y más en el soma y la libido. En efecto, él se percató de que el agobio del paciente con la interpretación edípico psicoanalítica tomaba velocidad conforme el analista no se percataba de que perdía contacto con el paciente y de que éste no aceptaba sus interpretaciones e, incluso, lo desafiaba al sentirse agredido o simplemente fantaseado por el analista cuando éste le refería el amor sexual que sintió de niño por la madre o su odio al padre, etcétera. En realidad, sin palabras, el paciente desplegaba diversas formas de resistencia a esta invasión que el psicoanalista llevaba a cabo sin proponérselo; pero el analista no se percataba de estas resistencias y avanzaba interpretando profundizando con su logos lo dicho por el paciente. Así, se acumulaban más y más resistencias por parte del paciente, con lo que se hacía todo un cuadro interpretativo adverso al psicoanalista, hasta que se producía la ruptura y el paciente abandonaba la terapia. Reich quiso atender a estos comportamientos de resistencia, sobre todo los no verbales, que eran los que mayormente pasaban desapercibidos. Le pareció que no sólo lo dicho por el paciente era material para el análisis, sino que estas resistencias no verbales debían ser asumidas, observadas y analizadas en el orden en que aparecían: la sonrisa irónica del paciente, su negativa a hablar, sus brazos cruzados, su impuntualidad, su silencio sepulcral luego de oír al psicoanalista analizar el sueño recién relatado, etcétera. En fin, todo el lenguaje corporal del paciente, pues revelaba el modo en que la energía libidinal circulaba o se estancaba en los diversos segmentos corporales, lo que daba una tonalidad precisa a la personalidad del paciente.

11. Reich propuso, pues, comenzar por el análisis de las resistencias y sólo después proseguir con el análisis del material simbólico verbalizado por el paciente e interpretado por el psicoanalista.

12. Estableció también que el análisis del carácter era idéntico al de las interrupciones corporales del flujo energético libidinal, las cuales constituían una coraza muscular tensa, funcional con un acorazamiento psíquico, que formaban el carácter de la persona, y de los que dependían las resistencias verbales y no verbales del paciente. Éstas, si se descuidaban en el proceso analítico, contenían suficiente energía libidinal como para contraponerse defensivamente contra el proceso terapéutico. Más allá del análisis del discurso y de la psicología, la existencia material de la energía libidinal se hacía patente en una coraza muscular y psíquica que determinaba el carácter de la persona, y el enfoque energético o económico —de economía sexual— debía regir, de acuerdo con la teoría sexual de Freud y del principio de placer, el proceso terapéutico, no la hermenéutica racionalista de los síntomas. Por lo demás, ésta se podía afinar y refinarse si asumía la prioridad del aspecto emocional energético, mientras que toda su sofisticación discursiva llevaría al fracaso si se superponía a tal aspecto, pues incluso si la interpretación del analista era atinada cumplía una función negativa que llevaba a la crisis terapéutica, toda vez que el paciente no lograba asumirla como verdadera.

Como se observa, el aporte terapéutico de Reich no sólo entrega un nuevo concepto funcional (corporal y psíquico) del carácter, sino que se atuvo con firmeza al carácter material de la energía libidinal. La noción freudiana de libido era vaga, un ser anfibio entre material y sólo conceptual hipotético o meramente ideal. O dicho con más precisión, el estatuto ontológico de la libido no fue establecido en definitiva por Freud. Pero cuando Reich asumió consecuentemente el carácter material de la libido y de acuerdo con él estableció las prioridades de la terapia, se hizo patente el lenguaje corporal, las resistencias y corazas, así como la unidad funcional soma/psique y la necesidad de incidir en dicha coraza corporal de modo práctico y no sólo —mediante la interpretación o el análisis racional de ella— en la coraza psíquica.

13. Todo lo cual abriría un nuevo camino a la terapia psicológica más allá del psicoanálisis. Sí, se inauguraría un vasto campo de terapia psicológica corporal que más tarde se diversificaría en múltiples ramificaciones.

A inicios de los años cuarenta del siglo XX, Reich la denominaría vegetoterapia. El texto donde se considera que Reich formula los principios básicos de la vegetoterapia fue redactado y publicado a mediados de los años treinta, con el título Contacto psíquico y flujo vegetativo. Una contribución a la teoría del afecto y la técnica del análisis del carácter. Este documento se basa en la exposición que Reich presentó, en agosto de 1934, ante la XIII Conferencia Psicoanalítica Internacional, en Lucerna, Suiza, y posteriormente lo incluyó como apéndice a la segunda edición de su libro Análisis del carácter (Reich, 1945). Sin embargo, la formulación del término vegetoterapia y su tematización ocurre hasta abril de 1937, cuando aparece "El reflejo del orgasmo. Preimpresión de un tratado sobre vegetoterapia caracteroanalítica" (1937a), documento que Reich retomó en escritos posteriores, pues se atenía al sistema nervioso vegetativo. De vez en cuando a esta terapia la llamaba bioenergética, nombre que finalmente prevalecería, sobre todo porque Alexander Lowen (1958), discípulo de Reich, la implementaría y desarrollaría con amplitud.

14. En realidad, la premisa para todos estos aportes científicos de Reich y sus correspondientes implicaciones políticas, tanto en lo referente a la crítica de la psicología de masas del fascismo (el negro, el rojo, y el "colorido" propio del american way of life o estilo estadunidense de vida), como del principio de muerte, del análisis del carácter y del análisis de las resistencias que abrirían la puerta a la fundación de terapias psicológicas corporales, etcétera, constituyó el primer descubrimiento de Reich: la función del orgasmo para la economía libidinal y por lo tanto para la salud, sanía o armonía psíquica. En 1927 publicó el libro La función del orgasmo en el que reconoció a lo largo de toda su vida su aporte científico original y del que dependían los demás. Por lo que en cada nueva edición Reich le añadió nuevos capítulos, con los subsiguientes descubrimientos científicos que realizaría: el análisis del carácter, la crítica de Tánatos, la psicología de masas del fascismo, la plaga emocional, la bioenergética, etcétera. De tal suerte que la última edición de La función del orgasmo (1992 [1927]) constituye una recopilación resumida de toda su obra, al tiempo que la columna vertebral de ella y la bitácora de la entrada científica de Reich, así como una especie de autobiografía intelectual.

15. Por lo que no sólo es un libro recomendable, de lectura obligada, para quien quiera saber acerca de Reich, sino es una obra amena e interesantísima que ofrece el fresco de una gesta científico–política y biográfica de importancia meridiana para la modernidad y su crítica. Una obra única, que de por sí constituye una intervención cultural que refleja la unidad de propósito del desarrollo científico de un hombre y la unidad —en ese propósito— de la ciencia y la política, el saber, la verdad y la felicidad. Libro en el que la vida y obra de este hombre revelan la esencial importancia que estos temas tuvieron y que él quiso darles paso a paso.

La puesta en escena material que tiene la libido sexual en el orgasmo, le permitió a Reich consolidar una concepción materialista de la libido; además de medir su magnitud (o potencia orgásmica) —cuando que Freud se atenía a una consideración sólo cualitativa e imperfecta de la libido—, así como establecer con nitidez el carácter biológico de su sustancia y su forma de movimiento, según se revela en el "reflejo de orgasmo" y en la ondulación corporal involuntaria, a la vez que en los movimientos clónicos que durante él tienen lugar (Reich, 1992 [1927]).

16. De suerte que —sobre todo la forma de movimiento, en tanto aspecto material de la libido tan característica del orgasmo—, le permitió a Reich reconocer maneras análogas de movimiento biológico en animales y en células.

17. Después observó también movimientos moleculares de compuestos complejos de química orgánica, originadores de la vida (biones) (Reich, 1937b).

18. Posteriormente, pudo reconocer formas de movimiento análogas en la atmósfera, en las plantas, y debido a que en todos los casos se trataba de formas de movimiento análogas a las encontradas en el orgasmo, a la forma de energía que observó así la denominó orgón —donde la libido es sólo una figura de éste— y a las formas de movimiento inversas, que reconoció como antivitales, las llamó orgón de muerte o deadly orgon (DOR) (Reich, 1951), lo cual es característico de las malas emociones, de la génesis del cáncer, o de lugares sombríos, pantanosos, de agua estancada y en procesos de putrefacción.

19. La reflexión respecto del DOR en conexión con las emociones de las personas sustentó su idea de impulso de muerte (reactivo) y de plaga emocional —involucrada en el racismo o en la psicología de masas del fascismo—, así como el desarrollo de enfermedades fisiológicas, como el cáncer, con lo que ofreció un decisivo aporte a la ciencia médica.

20. Pero el descubrimiento del DOR le permitió recuperar —de sus análisis del carácter— el carácter genital, opuesto al neurótico y el apestado, a fin de comprender la situación psicosocial o, si se quiere, la dialéctica de la relación líder-masas en forma original y profunda, como lo revela el libro El asesinato de Cristo (Reich, 1953). En el que nuestro autor nos revela los mecanismos psicológicos de la envidia; en términos diferentes a los de Melanie Klein (1957), muy proclive a la vertiente tanática de Freud.

El carácter apestado en la función política se muestra ya sea como líder o como seguidor, caracterizado con el nombre de Modju; el cual es resultante de la fusión de Stalin (esto es, Iósif Djugasvilli) y de Mocenigo, mecenas renacentista, admirador envidioso de Giordano Bruno, a quien luego de ayudar, lo traicionó y entregó al Santo Oficio.

Mientras que el carácter genital en la función política se muestra de manera ejemplar en Jesús, por ejemplo, en torno a quien se desplegaron mecanismos de admiración, dependencia y envidia, que promovieron su exaltación y, luego, su asesinato.

21. El libro constituye —y eso está explicito en su apéndice— una advertencia política para los líderes auténticos y un señalamiento político de la necesidad de forjar líderes de nuevo tipo.

Antes de proseguir con la exposición, hay que poner en relación Psicología de masas del fascismo (1933), incluido Hitler como su líder, por un lado, con Escucha pequeño hombrecito (1948), en el que Reich caracteriza al hombre masa y lo denuncia ante sí mismo, a fin de que se zafe de esta condición enajenada y sepa discernir entre líderes falsos que lo someten y líderes auténticos con los cuales puede luchar por su liberación y la del resto de las personas. Mientras que en El asesinato de Cristo (1953) analiza de forma preponderante al líder auténtico y lo pone sobre aviso de la trampa histórico psicosocial en la que se encuentra, a fin de que la pueda sortear.

22. Desde la época de la Sex pol (1930–1933), Reich se interesó por la pedagogía y la crianza de los niños. Su Psicología de masas del fascismo y trabajos correlativos lo convencieron poco a poco de las dificultades psicológicas, de acorazamiento caracterológico, con los que topa un movimiento revolucionario anticapitalista, y los asumió como los más difíciles de superar, por encima de las dificultades económicas, políticas y culturales. El pequeño hombrecito y sus líderes apestados a lo Modju proceden a falsear y desviar todo intento auténtico de renovación libertaria, hasta trabarlo por completo. El fascismo negro, el rojo y el colorido del american way of life parecen inexpugnables, si nos atenemos a la acción posible que podrían desplegar los adultos hombres y mujeres. La esperanza no está pérdida, sin embargo, y se puede afianzar de manera firme en los niños —cuanto más pequeños, mejor—, por carecer de coraza caracterológica. Una crítica radical de la crianza y la educación compulsivas, basada en la función del orgasmo y en el carácter genital, muestra que la naturaleza y el instinto sexual no constituyen un caos sino un reflejo (de orgasmo) bien regulado ondulatoria y clónicamente. La forma rítmica del movimiento orgonótico implica la autorregulación pulsional. Reich construirá su pedagogía y puericultura en torno al concepto de autorregulación frente a la intervención compulsiva que interfiere el flujo orgonótico del infante, torciéndolo hacia comportamientos mecánicos y antiorgásmicos acorazados proclives al sadomasoquismo y el narcisismo, el autoritarismo, la agresividad y la autodestrucción. Como parte de su legado, Reich dispuso la creación del Infant Trust para la protección de la niñez frente a la peste emocional y la intervención acorazadora y anturevolucionaria. En todo ello se involucra un descubrimiento científico, una denuncia y una intervención políticas que se deben de tomar muy en cuenta.

23. En fin, el acumulador de orgón para recargar vitalmente al organismo, en especial para prevenir o curar el cáncer (Reich, 1943), para disparar a las nubes a fin de hacerlas llover o para entrar en contacto con extraterrestres (Reich, 1957b) constituyeron otras tantas aplicaciones técnicas de los descubrimientos de este autor respecto del orgón. Por la apariencia imposible, fantasiosa mística o esotérica de los referentes teóricos de estos aparatos, la leyenda de la locura de Reich se vio alimentada en forma descomunal. Psicoanalistas, por un lado, intelectuales de izquierda sectarios, por otro, vieron terreno propicio para desprestigiarlo política y científicamente y sepultarlo, cerrándole el paso a sus múltiples desarrollos científicos.

24. En todo caso, la gran gesta científica y política de Reich es indudable, pero es necesario estatuir y hacer visibles todas las partes de que se compone, pues se la ha fragmentado y mutilado, censurado, marginado y despreciado con diversos motivos, carentes de fundamento científico y motivación sinceras. Vista como un todo, ofrece una vasta investigación, que cruza las ciencias sociales y las ciencias naturales: medicina, física quántica, bioquímica, biofísica, astronomía, meteorología, etcétera. En efecto, la teoría del orgón y los descubrimientos que la suscitaron, así como las aplicaciones prácticas que derivan de ella y que en parte la comprueban, replantean el tema de la unidad de dichas ciencias, así como el de la sociedad y la naturaleza.

Michael Schneider (1980 [1979]) le criticó a Reich su aceptación de la dialéctica de la naturaleza de Friederich Engels, como si sólo se tratara de una cuestión dogmática influida por el estalinismo del que Reich no se desembarazará. Pero como vemos, su gesta científica unitaria no sólo se puede decir que se vio guiada fructíferamente por una concepción como la de la dialéctica de la naturaleza (y la de la sociedad), que involucra la unidad de las ciencias naturales y sociales como correlato de la unidad de todos los ámbitos de la realidad, más aún, los resultados de esta gesta, unificados por Reich en una vasta y multiforme teoría del orgón, ofrecen una base inopinada dialéctica o no para hablar de la unidad de las ciencias y de la naturaleza y la sociedad. Así, por un rodeo vuelve actual la necesidad de una nueva reflexión acerca del tema de la dialéctica de la naturaleza, aparentemente cerrado o si se quiere dogmáticamente cerrado en el sentido de rechazar dicha dialéctica (Veraza, 1997).

Después de llegar a esta cumbre y tener un panorama sucinto de los aportes reichianos para el siglo XXI, podemos abordar ahora ciertos aportes para cuya comprensión no es suficiente el señalamiento y la sucinta explicación de su significado, sino que obligan a una reflexión más compleja para entenderlos.

 

Aportes reichianos adicionales para el siglo XXI (en especial al marxismo)

Reich escribió la Irrupción de la moral sexual (1983 [1934]), libro donde retomó el trabajo de Engels El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado (1970 [1884]) y el de Malinowsky, Sexo y represión en la sociedad primitiva (1974 [1926]). Ahí Reich indicó que el gran problema 138 de la sociedad actual -y que ha hecho crisis, la cual estaba representada justamente por la emergencia del fascismo— es que en ella o en la civilización irrumpió la moral sexual. Esta característica vino a trastocar la economía sexual, pues ésta se vio intervenida por la moral sexual represiva. Para Reich, decir "moral sexual represiva" es tautológico, pues él le da una connotación inherentemente represiva a la moral. Frente a la moral sexual, él opone la economía sexual. Seguir una conducta que no va de acuerdo con el deber, que sería el que propone la moral, sino una conducta de acuerdo con el Ser, de la economía libidinal propia. Esta irrupción de la moral ocurrió en ocasión de la forja de la propiedad privada, de la génesis de la autoridad del Estado y de la génesis de la autoridad patriarcal, que fue la que directamente impuso la moral sexual represiva. La irrupción de la moral reprimió al matriarcado y las tendencias femeninas de satisfacción libidinal, pero de forma implícita pasó a reprimir las tendencias de satisfacción sexual masculinas en aras de afianzar el poder masculino. Esto desencadenó el desarrollo de la neurosis social y las distintas formas de psicología social autoritaria o represiva. Esta situación histórica hizo crisis en la psicología del fascismo. De esta manera, La irrupción de la moral sexual es muy importante para describir el recorrido de toda la civilización en forma alternativa a la visión de, por ejemplo, la obra de Freud El malestar en la cultura o Tótem y tabú, etcétera. He ahí otro aporte de Reich al materialismo histórico.

Ahora bien, en esta obra Reich asumió todavía el tema del matriarcado, pues tomó acríticamente el planteamiento de Engels y de Lewis Morgan. Aunque desde fines del siglo XIX empezó a ser muy criticada la presunta existencia del matriarcado, pues se había llegado a la conclusión de que éste, en realidad, nunca existió. Lo que se podía encontrar eran sociedades matrilineales. Esto es, que éstas seguían la descendencia por línea materna; no que el poder lo tuvieran las mujeres, que es lo que significa matriarcado. El poder nunca lo han tenido las mujeres, pero sí hay sociedades en las que la línea de descendencia se sigue por la línea de la mujer; lo cual le confiere a ésta una situación de menor cantidad de opresión y le da cierto poder. En esas sociedades se distribuye mejor el poder. El planteamiento de Reich en este punto se puede actualizar con los aportes que revisan el recorrido de la civilización, donde se considera la crítica a la presunta existencia del matriarcado, como es el caso del libro de Riane Eisler, titulado El cáliz y la espada (1997). La espada representa el poder masculino y el cáliz, el poder femenino, del útero. En este texto, la autora habla de sociedades androcéntricas patriarcales frente a sociedades de equilibrio de poder entre el factor femenino y el factor masculino, que denomina sociedades gilánicas (ya no matriarcales). Gilania significa: gi por el gineseo —la palabra griega para referir el útero y por extensión a las mujeres—, y an por el androseo; finalmente la L alude a link (vínculo en inglés). Entonces, éstas son sociedades donde existe un link o un vínculo equilibrado entre gineseo y androseo. Por ese motivo, poseen un aspecto aparentemente más femenino. No son guerreras, no son productivistas, no son explotadoras. La relevancia de Eisler consiste en que reconstruye las formas de apropiación y de poder y de clase —e, incluso, de tecnología y de guerra—, a partir de las relaciones sexuales básicas.

Así pues, de acuerdo a cómo sea la relación entre los sexos se desarrollan sociedades no sólo patriarcales, sino que son necesariamente guerreras, productivistas, clasistas, autoritarias y neuróticas. Mientras que las sociedades gilánicas son sociedades no guerras, ni tecnologicistas ni productivistas ni de opresión de clase ni de predominio de la propiedad privada. Esta propuesta de Eisler puede ser mejor fundamentada si se retoma la propuesta de la Irrupción de la moral sexual, de Reich. A su vez, esta propuesta, que carga todavía con el problema de usar el concepto de matriarcado, se puede reformular. Se puede dar un diálogo fructífero entre este aporte de Reich y los posteriores de autores más actuales, porque el texto de Reich es aún vigente.

Otra aportación de Reich al marxismo fue puntualizar el significado de conciencia de clase. La Irrupción de la moral sexual es de 1934; pues bien, entre 1933 y 1936, Reich escribió ensayos respecto a ¿qué es la conciencia de clase? (Reich, 1974 [1934]), en los cuales recuperó el célebre ensayo de Georg Lukács (1968 [1923])1, pero con el propósito de darle un arraigamiento psicosexual al tema de la conciencia de clase. Esto significo una mayor concreción al respecto.

Hacia esa época, Reich llevó a cabo también una puntualización acerca del concepto de fuerza de trabajo: precisamente de cómo es un concepto que deriva del trabajo vivo y aun de la fuerza viviente. Reich lo desarrolló por el lado de Eros, por el del principio de placer. Como una fuerza viviente. Un poder viviente. Donde lo conectó de manera directa con el tema de la energía del orgasmo y de la energía orgón. Esto lo hizo en un texto que escribió en 1936 y está publicado en dos sitios. En inglés lo publico posteriormente en los años cincuentas en People in trouble (1976 [1953]) y en español en un libro titulado La plaga emocional en el trabajo.

En atención al concepto de fascismo rojo, señalemos lo siguiente. Después de la Psicología de las masas de fascismo (1946 [1933]), Reich escribió en 1935 La sexualidad en el combate cultural, texto que ampliará de manera muy amplia en la década de los cuarenta y publicará bajo el título La revolución sexual (1985b [1945]), e incluso, enriqueciéndolo hasta su última edición en 1949, donde llevó a cabo una revisión de la evolución de la sexualidad en la URSS. Primero hubo una revolución sexual y luego una contrarrevolución sexual, que se corresponde con el desarrollo del stalinismo. Ésta se inició poco antes del estalinismo y éste le da su forma completa. Como se ve, este libro es decisivo para analizar la oposición entre revolución sexual y moral social. En particular, para determinar la forma política precisa que adquiere esta relación: o revolucionaria o reaccionaria; y al respecto, fascista negra o fascista roja, etcétera.

En ese texto, Reich abordó el tema relevante de la duración de la pareja. ¿Cómo conectar el tema de la satisfacción sexual con el de la duración, sin que esta última sea represiva? El afianzamiento matrimonial de las parejas bajo dominio masculino patriarcal permite una duración larga de la relación; mientras que si se remueve la moral sexual y nos atenemos a la mera satisfacción sexual, si nos atenemos a la mera economía sexual, parecería que no hay posibilidades de duración de las parejas y, entonces, de la duración de la sociedad. Si se generalizan las rupturas y los cambios de pareja, difícilmente se garantizaría la reproducción procreativa, y la duración de la sociedad quedaría puesta en cuestión.

Ahora bien, en las sociedades patriarcales las parejas duran por razones económicas, no por razones emocionales positivas y sexuales. Duran como un correlato de la propiedad privada, del patrimonio duradero, del capital fijo, de la familia, de la riqueza. Por una compulsión económica ocurre la compulsión moral, y ésta interfiere con la sexualidad. La propiedad privada es el patrimonio y la herencia de los hijos. Entonces, en referencia a la procreación y al patrimonio —que garantiza la procreación— se forma una amalgama que vuelve duraderas a las parejas pero, eso sí, a costa de la psicología de cada uno de sus integrantes, pues implica por fuerza una represión sexual y emocional. Véase cuán fascinante es este tema. La familia patriarcal monogámica muestra con toda nitidez el sentido de la duración; pero el modo en que se logra es destructivo, no digamos para la sexualidad sino, incluso, para la personalidad individual de todas las personas.

Por eso, en esa obra Reich introdujo una reflexión puntual respecto de una alternativa de parejas duraderas, pero donde la duración no sea represiva. Así resolvió un problema esencial hasta entonces irresuelto. Porque si no se hace como Reich sugirió se tiene el hecho de que o hay sexualidad o hay cultura, o hay sexualidad o hay sublimación; sí, pareciera que se tiene —como ocurre en Freud— que la cultura es necesariamente un producto de la represión sexual. Si no hay represión sexual no hay cultura; entonces, todos los refinamientos de la historia humana se deben a la represión sexual y tenemos que conformarnos con la represión sexual o bien abolir la cultura. Lo cual es imposible. Es decir, la posición anarquista involucrada aquí es imposible: puedes hacer el garabato de que la quieres llevar a cabo pero en realidad es imposible. Ésta fue la posición de Freud en El malestar en la cultura. Cultura frente a sexualidad, sublimación cultural frente a satisfacción sexual. Reich le criticó a Freud el tema de la cultura y de la sublimación represiva. Dijo: efectivamente, existe cultura y sublimación que son represivas, pero también existen formas de sublimación que no son represivas y por tanto formas de creación cultural que no son represivas. Esto lo sintetizó en su lema final. "El trabajo, el amor y el conocimiento son las fuentes de la vida y por tanto, también deben regularla'". Es decir, el poder represivo no debe gobernar a la vida. El trabajo no deriva de reprimir el sexo. El conocimiento —la cultura— no deriva de reprimir el sexo, que fue la posición de Freud. De manera muy sintética, en esa frase Reich dijo que hay una forma de trabajo que es estructural, antropológica, básica, no represiva. Y que hay una manera de producción de conocimiento, de producción de cultura, que es inmediatamente genital, que no requiere de represión sexual. Freud nada más observó la forma configurada, enajenada, de trabajo, de cultura y de conocimiento. Tal es la crítica que Reich le hizo a Freud; pero es evidente que esta crítica, desde 1929, en que discutió con Freud puntualmente estos temas (y el producto de estas discusiones, para Freud, fue escribir El malestar en la cultura, esto es, volver más recalcitrante y endurecida, orgánica, su posición; mientras que Reich escribió Psicología de las masas del fascismo y La irrupción de la moral sexual). En esta crítica de Reich a Freud —y es lo que quiero resaltar— todavía queda un punto sin aclarar. Y donde parecería que Freud ganó la discusión. En efecto, digamos que Freud pierde si hablamos de Eros y si hablamos de Tánatos, pues la critica de Reich a Tánatos, entre 1929 y 1932 (este último fue el año de redacción del ensayo "El carácter masoquista", donde Reich redondeó su crítica al principio de muerte freudiano) (Reich, 1957a [1932]) está ya muy bien estructurada. Y Freud pierde si se habla de cultura y sublimación, porque Reich señaló alternativas no enajenadas, no reprimidas sexualmente de sublimación y de cultura. Pero falta el tema de la durabilidad de las parejas, el de la procreación. Y, precisamente, de la durabilidad de las parejas en una figura no represiva, acorde con la economía sexual. Sólo que desde la Irrupción de la moral sexual Reich connotó el concepto de moral como si fuera represivo per se. Así que careció de una reflexión transhistórica de la moral, pues no tuvo una reflexión filosófica de lo que es la moral social, sino que hizo una crítica de una configuración burguesa de moral. Por eso no llevó a cabo una distinción de la sustancia trashistórica de la moral.

Sin embargo, en La revolución sexual (1985b [1945]) logró redondear el tema de las relaciones sexuales duraderas. ¿Cómo pueden ocurrir éstas sin que haya represión sexual? Éste es un nuevo aporte científico y evidentemente político importante que debemos reconocerle. Reich estaría construyendo, de hecho, una moral alternativa. Indagó las raíces de los celos, la represión sexual. Entonces señaló cómo las relaciones de pareja se deben mantener mientras se conserva la recíproca satisfacción, el amor. También indicó dos posibilidades de gestionar el surgimiento de nuevos deseos libidinales tanto en el hombre como en la mujer, que surge en un momento u otro en toda pareja (o rompiendo o siendo tolerantes, dado el carácter de proyección simbólica que poseen). Ahora bien esta manera de gestionar la sexualidad que Reich propuso, esta técnica de manejo del problema, la fundamentó en la forma en que él perfeccionó sus técnicas de análisis del carácter y de análisis de las resistencias psicológicas. El manejo del problema de las parejas sería imposible si se hubiera seguido nada más con la teoría freudiana. Se requiere de una renovación terapéutica, como la que hizo Reich en El análisis del carácter, con el añadido del análisis de las resistencias para poder gestionar de mejor manera ya no sólo la relación terapeuta-terapiado, sino para la relación entre los sexos.

Freud se había percatado de que para entender la relación entre los sexos tenía que servirse del modelo de la relación terapéutica. En efecto hay —dice— una transferencia; los problemas que el paciente sufrió con su padre y su madre los transfiere al psicoterapeuta, al psicoanalista. Se trata de una transferencia positiva, es decir, curativa. Porque le tiene amor y confianza al psicoanalista y entonces le comunica todos sus problemas, se abre ante el terapeuta. Sin embargo, hay un límite: no pueden tener relaciones sexuales; sólo le va sugiriendo caminos de conducta. En realidad, no le permite que se despliegue incestuosamente tal y como su propia neurosis lo indica; así que a ojos del paciente neurótico pareciera que el terapeuta es un padre o una madre represiva. A partir de ahí comienza una relación de transferencia negativa. El paciente ya exploró todos sus problemas con sus padres, pero como los ha transferido en el psicoanalista, ahora se empieza a enfrentar de forma agresiva con él. Ahora el psicoanalista debe trabajar la transferencia negativa. Tiene que hacer que el paciente se percate de este vínculo.

Donde, obsérvese, Freud visualizó la relación terapéutica en un primer momento, según el modelo de la relación de pareja y de la relación del niño con sus padres. La propia relación de pareja es una reactualización de una relación edípica. Pero ahora dice: la relación terapéutica del psicoanalista con el psicoanalizado incluye una serie de determinaciones, es muy rica. Implica la relación del niño con su padre y con su madre. Y la relación del adolescente o adulto con una pareja con la cual tiene una relación de amor. Al mismo tiempo que es de amistad, de curación y de terapia con el psicoanalista. Es muy compleja. Así que ahora invierte la perspectiva para visualizar las claves de las relaciones entre las parejas; pues las entrega con mayor matiz a la relación terapéutica, están más desglosadas en ella todas las cuestiones que se ven de manera concentrada —o casi no se ven, aunque están presentes de manera latente— en la relación de una pareja.

Sin embargo, la terapia psicoanalítica requería perfeccionarse. Reich la perfeccionó en El análisis del carácter, mediante el análisis de las resistencias antes que del material simbólico que el paciente comunica, los sueños, por ejemplo. Esta estrategia posibilitó evitar las frecuentes rupturas terapéuticas que se suscitaban en el Instituto Psicoanalítico de Viena. Así, mediante la descripción del perfil de resistencias, Reich pudo —de acuerdo con esta estrategia terapéutica mejor afinada— establecer en la Revolución sexual una mejor estrategia de relación entre las parejas para volverlas duraderas, sin que esa duración implique represión sexual ni ruptura.

El aporte científico es político y decisivo. Una revolución social, política y económica debe contener por fuerza el ingrediente de revolución sexual, pero, también, necesariamente, debe tener el ingrediente de dar una alternativa libertaria a las relaciones de pareja duraderas y no represivas.

El doble recorrido que hemos llevado a cabo hasta aquí nos permitirá efectuar tres reflexiones temáticas, cada una de las cuales engloba ciertos aportes reichianos ya reseñados, además de añadir otros y que sólo se vuelven evidentes cuando se afina la mirada.

 

Política libertaria, ecología e infundios sobre la locura de Reich

En primer lugar hablaremos de ecología y experimentos orgonómicos. Si revisamos las historias del pensamiento ecológico, concluiremos que no hay un pensamiento ecológico definido en los años cuarenta y cincuenta, sino que el pensamiento ecológico comienza de forma masiva en los años setenta. Y encontramos algunos escritos precoces, como La primavera silenciosa (Carson, 2001). No obstante, debemos reconocer que el acumulador de orgón (de fines de los cuarenta) y la máquina para producir lluvia, Cloudbuster (de mediados de los cincuenta), de Reich (1952), involucran una perspectiva de política ecológica sui géneris. Hasta hoy se los conocía de oídas, pero se han traducido ya al castellano textos muy puntuales de cómo se construye la caja de orgón y el acumulador de orgón, el cuarto negro, etcétera. Sí, en primer lugar, acerca de cómo se construyen al detalle. Luego, cómo los uso y cuáles son las premisas teóricas de cada uno. Finalmente, cuáles fueron los resultados de los experimentos, sorprendentes por cierto, pues efectivamente cazó nubes y sí hizo llover, no sólo previó que el orgón lo lograría, sino que se lanzó a probarlo e hizo llover. Reich viajó desde Maine hasta Arizona más de 2 500 kilómetros, con varios científicos y reporteros que fueron a presenciar su experimento. Además, contamos con los periódicos de la época, que documentaron que efectivamente el señor Reich hizo llover. Es muy importante leerlos para no quedarse con la falsa representación de que estaba loco cuando empezó a hacer cajas de orgón y caza nubes. Aparatos que bien podrían servir para reconstruir los espacios ecológicos o para curar a las plantas. Muchos desequilibrados mentales han querido hacer llover, de forma análoga a como se creen Napoleón, pero Reich hizo llover, así que parece que no estaba loco y su esfuerzo es conmovedor.

Tenemos otro experimento documentado en un informe de poco más de 50 páginas: Oranur. Radiación orgón (OR) contra (A, against) radicación nuclear (NUR). OR+A+NUR ORANUR La energía nuclear produce enfermedades, muerte y destrucción; pero además, es una energía residual, en tanto que es posterior a la materia estructurada. Mientras que el orgón, dijo Reich, no es posterior sino primigenia, es la energía original, anterior a la materia estructurada y organizada. Esto es, la estructuración de la materia se debe a la existencia de esta energía orgón que, luego, procede a organizar formas de vida. Así pues, en un caso tenemos organización, en otro desestructuración. Y en ambos casos esto deriva de un mismo tipo de energía: la energía orgón, que es anterior y es vital, así que tiene la posibilidad de crear vida. No es energía viva; pero al estructurar la materia, tiene la posibilidad de organizar la vida: tiene la capacidad de producir vida. La hallamos también en el orgasmo y la energía vital. En realidad, el orgón es la energía primigenia, señaló Reich en su informe acerca de ORANUR. Entonces, todas las cosas que destruye la energía nuclear las podría curar la energía orgón. De tal manera, los problemas que la radiación nuclear provoca en el medio ambiente y las personas —como el cáncer—, se podrían curar o aliviar con la energía orgón dosificada.

El experimento ORANUR constituye una implicación social, ecológica y política del orgón, en un momento en que Reich se encontraba problematizando teóricamente todo el ámbito de lo político. Así pues, mientras problematiza teóricamente lo anterior y lo resuelve (en El asesinato de Cristo), prosigue sus experimentos con todos los artefactos relativos al orgón, que ha construido desde 1940, aunque sin darles ninguna "aplicación política" ni al acumulador de orgón o al caza nubes, etcétera. Mientras tanto, la tecnología capitalista bélica avanzaba y en 1945 hizo estallar la bomba atómica; ahora se requería una fuerza vital muy poderosa para hacer otro tipo de labor, una curativa. De esta forma, Reich construyó una medicina, pero con implicaciones políticas contra los líderes locos que estaban destruyendo el mundo. Sin embargo, Reich todavía no había replanteado de manera suficiente la relación líder-masas, y, desde luego, este replanteamiento de cómo utilizamos el orgón y todos los artefactos orgonómicos. A Reich le faltó vida para replantear todas estas ideas. Como científico, avanzó siempre paso a paso; era su método.

Reich vivió en solitario la fascinación del conocimiento. Descubrió tantas cosas tan valiosas, y, sin embargo, difícilmente las pudo comunicar sin que de inmediato lo tacharan de loco. Más aún, lo que descubrió era muy avanzado, profundo y complejo, que de inmediato cuestionaban políticamente al poder. Entonces, con rapidez fue contraatacado. El primer contraataque que experimentó fue de plaga emocional. Pero el contraataque no sólo fue emocional, sino jurídico y policíaco, económico y carcelario. Es decir, el sistema capitalista le contestó integralmente.

Al respecto, es interesante el texto de Willian Burroughs (1971), contenido en su libro Trabajo (Work). El amigo de Burroughs, Jack Kerouac, en su On the road aludió a Reich, pero de manera muy irresponsable, pues dijo algo así como que por ahí hay un loquito que anda disparándole a las nubes, etcétera. Es probable que eso se lo haya platicado Burroughs, pues es notorio que éste sí conoció a fondo el problema y había leído a Reich. En todo caso, hizo una referencia fundamentada de los acumuladores de orgón y del caza nubes. Y, sobre todo, una reflexión política muy interesante; dijo: ocurre que el gobierno de Estados Unidos encarceló a Reich y le quemo sus libros y las cajas de orgón y las prohibió con el pretexto de que estaba loco. Pero esto parece una coartada, y, más bien, el gobierno deben tenerlas guardadas y está tratando de desarrollar los experimentos orgonómicos —que le prohibieron a Reich—, con el propósito de usar con fines bélicos el orgón. En realidad, hay que hacer un seguimiento para saber en qué han parado estas cosas. En fin, Burroughs denunció el caso.

Ahora nos referiremos a la locura y persecución del FBI y la FDA. Víctor Farías en el prólogo a la segunda edición aumentada de Heidegger y el nazismo (Farías, 1998) hace el seguimiento de todos aquellos que hablaron acerca de su propio libro. En ese sentido, sería interesante hacer algo análogo respecto de quienes señalaron como paranoico a Reich. Quién dijo que era paranoico y cuándo, y contrastar estos dichos con el informe del Federal Bureau of Investigation (FBI) (disponible en: <http://foia.fbi.gov/foiaindex/reich.htm>). De hecho, tenemos avances al respecto, aunque la investigación ha seguido otro camino. El propio Reich siguió la pista de "quién dijo y quién escribió que yo estaba loco, cómo la plaga emocional fue construyendo la trampa" (Reich, 1953). Posteriormente, Ilse Olendorff (1978), su segunda esposa, llevó a cabo un seguimiento más puntual al respecto.

Existen varias investigaciones hechas por otros autores. Así que cabe coordinar la reconstrucción hecha tanto por Reich y Olendorff para seguir la línea de cómo avanzó la plaga emocional de Reich y observar qué postura toma cada autor al respecto, precisamente después de que hubo una biografía (la de Olendorff) en la que se denunció el recorrido progresivo del infundio.

Hay que señalar el actual olvido y marginación de Reich. En la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México y en todas las universidades de este país casi no se menciona a Reich. Casi no se habla de Freud. Y es excepcional el hecho de que todavía existan dos cursos sobre este autor en la carrera de Psicología Social en la Universidad Autónoma Metropolitana–Iztapalapa.2 En fin, Reich está devaluado, marginado y olvidado. Como se corre el chisme de que estaba loco, no tiene porqué existir en la ciencia y la historia. No debe ser un texto que se estudie, y su ciencia no es ciencia. Por otro lado, quienes han propagado la terapia reichiana la aplican de modo individual como terapia alternativa, pero para ellos no tiene calidad de ciencia. Por eso, es importante fomentar su reconocimiento en el ámbito académico. Nótese el gran truco e injusticia: la sociedad moderna lo metió a la cárcel y luego lo sepultó bajo toneladas de escombro: el chisme repetido mil y mil veces de que "está loco". Más tarde la misma cultura de la sociedad moderna escindió la terapia, la ciencia y la política; los aportes políticos, los científicos y los terapéuticos de Reich. A los tres se les marginó. En la actualidad se desarrolla el aspecto comercial terapéutico, pero incluso éste es marginado, si lo comparamos con el prestigio que tiene el freudismo (en especial el lacaniano), el conductismo o el gestaltismo.

 

Estrategia crítica del presente ensayo (y la política en Reich)

Nuestro recorrido parte de la Psicología de las masas del fascismo (1946 [1933]) porque este es el texto más aceptado de Reich en la izquierda. Es la obra del Reich que "no estaba loco" y donde dio sus mejores aportes científicos y políticos radicales. Ésta es, por ejemplo, la posición de Sinelnikoff (1975): extirpa de Reich todo lo posterior. Pero todo lo posterior es nada menos que la vegetoterapia y la bioenergética. Así es que a todas las corrientes reichianas terapéuticas este corte les hace el servicio de anular, sacar de la política e incluso de la ciencia los aportes posteriores de Reich. Por su parte, los propios terapeutas reichianos no quieren saber nada de política para no enfrentarse al Estado y hacer mala propaganda comercial, así como para dificultar la propagación de la enseñanza. Descuidan el trabajo de prevención de la neurosis, que sería análogo al de la Sex pol (1930–1933). Y como esto es complicado, mejor no lo hacen. Siguen el camino terapéutico y hacen a un lado toda la propuesta política de Reich.

De tal modo, en ambas corrientes de desarrollo de Reich prevalece una oposición entre la política y la terapia. Por eso, si uno parte de la Psicología de las masas del fascismo, incluye de entrada a la corriente que asume la política en Reich y también sus descubrimientos específicamente científicos, y que dice: ahí Reich "todavía no estaba loco". Como se ve, el presente ensayo incide de forma estratégica en esta polémica.

Si a Sinefnikof y a otros la Psicología de masas del fascismo les puede servir para establecer el corte: hasta aquí política y ciencia y cordura, y más allá de esto Reich se empieza a ver hechizado, deja de hacer ciencia y parece loco. Mientras que los terapeutas tendrían a la Psicología de masas del fascismo como diablo, pero no lo dicen, porque ni siquiera les interesa hacer política. Aunque este texto es el gozne para que unos retomen a Reich por la izquierda, y lo dicen de manera explícita. Para los otros, Psicología de las masas del fascismo es un texto que ni mencionan. Pero todo ocurre como si dijeran: ese Reich, no, "Nosotros queremos al Reich de los cuarentas en adelante"; sólo al de la vegetoterapia, el que creó la bioenergética. El que se separó completamente de Freud e hizo una terapia corporal, práctica. No un análisis teórico, un psicoanálisis más desarrollado. Como es práctica, no hay nada que pensar, hay que actuar, hay que emocionarse y provocar catarsis. El Reich político estaba extraviado. Mientras que para Reich hay que pensar la actuación y la praxis y hay que interpretarlas —según asume también Marx lo que es la praxis— con un alto grado de reflexión o con el mayor grado posible de reflexión, en cambio, la mayor parte de los terapeutas reichianos son antiintelectualistas y contrarios a interpretar. Por eso no ha habido desarrollos científicos por parte de dichos terapeutas, porque ellos mismos se cortaron la cabeza y la política. Lo cual, en realidad, es un efecto de la represión capitalista contra Reich. Mientras que a los reichianos políticos la modernidad capitalista les corta la energía: todo el tema de la energía orgón y de la vegetoterapia. Para ellos Reich nada más es la política y la sexualidad, pero, ¿sin energía?

Por eso es importante la Psicología de masas del fascismo, pues es el gozne o la bisagra de la significación científica y política de Wilhelm Reich, y por eso este ensayo procede a la inversa de las dos corrientes señaladas: establece cómo es que desde la Psicología de masas del fascismo se puede plantear la unidad de toda la obra de Reich. Al revés que de lo que una corriente cree y la otra encubre o calla, no es ahí donde se funda la escisión de Reich en dos corrientes, sino donde se funda la unidad de toda su obra. Desde ahí se puede replantear su unidad. Por eso también es la punta de lanza que más le duele al capitalismo y la que trata de marginar. La ideología al uso dice que Reich dejó de ser político posteriormente; nada más fue político hasta ahí. Como señala la posición de Luigi de Marchi (1975) o el texto Reich para principiantes (Mairowitz, 1995). No ven la politicidad implícita en el orgón, en la bioenergética, en el orgón cósmico, o en el orgón de muerte, etcétera. No ven que la forma en que valora a los niños es una valoración política, organizativo–política, que lleva a un alto nivel la crítica de la vida cotidiana. Incluso, bien mirada la cosa, debemos reconocer que la reflexión acerca de los niños es una reflexión de micropolítica (Cooper, 1978), pero con implicaciones macropolíticas.

Pero, además, la reflexión acerca de la relación líder–masas es directamente macropolítica. Reich la hizo por primera vez en torno a Hitler y las masas del fascismo (1933). La hizo en su aspecto negativo y lo critica. Reich hizo política cuando tuvo que criticar al fascismo en conexión con la relación política líder–masas; es patente que entonces hizo política —estuviera extraviado o no al hacerlo— y después ya no se ocupa de todo esto. Cuando que las cosas ocurrieron al contrario.

Hacia 1953 escribió El asesinato de Cristo, donde encontramos la reflexión líder-masas en términos positivos, no enajenados, pero, paradójicamente, alienables. Así que Reich retomó el tema de la dimensión no micropolítica, sino de la macropolítica y, además, lo hizo mediante el análisis de las relaciones micropolíticas. El muy interesante texto El asesinato de Cristo, que aborda de manera magistral cómo se da la relación líder–masas en términos positivos, prueba que Reich hizo política hasta sus últimos días. Pero tratando de reconstruir lo que sería la política libertaria, porque testificó que ésta había quedado completamente destruida en las últimas décadas. En efecto, en los treintas se topó con el fascismo negro, así que por oposición se lanzó a la política de masas del lado del proletariado. Pero luego se percató de la existencia del fascismo rojo, con lo que el ámbito de lo político empezó a quedar completamente copado. Reich tuvo entonces que problematizar —como lo hizo en 1933— no a la psicología de las masas del fascismo (alemán), sino a toda la política actual. A eso se dedicó a hacer paso a paso durante años y, luego, de manera global. Al parecer el único reducto que quedaba era la democracia estadunidense. Pero se percató de que también ahí estaban surgiendo formas de fascismo con apariencia de democracia. Así es que: ¿qué hacer? Constató: todo lo político actual en todos lo ámbitos y países está copado y en crisis. Había que cuestionar la política en su conjunto. Lo hizo mediante el cuestionamiento de la relación líder–masas, pues es así —a través de esta relación— como se hace efectivamente política, si no, no se puede hacer. Es una instancia forzosa del quehacer político. Primera versión: forzosamente la política implica alienación porque implica un líder y unos seguidores. Éstos son dependientes, y el líder los oprime. De hecho, ésta sería una interpretación freudiana ontologizante de la política alienada. En este tema el enfrenamiento de Reich con Freud no ha quedado resuelto y forma parte del tema de El malestar en la cultura. El cual se fue resolviendo. Reich avanzó y luego tuvo que hacer otros aportes y así sucesivamente. Pues bien, el último aporte que hay que hacer es el de la relación líder–masas en términos positivos. Hay sublimación que no es represiva (La función del orgasmo, 1927–1929), hay cultura que no es represiva (1929–32), hay relaciones sexuales duraderas que no son represivas (1940). Por supuesto que hay relaciones sexuales que no tienen porque ser represivas, pero también de todas las otras formas sociales derivadas mencionadas, ¿y la política?

Todos los reichianos de izquierda dicen que Reich, después de 1945, olvida la política; lo dicen porque están presos en una visión de la política alienada, como la que Freud ontologiza. Por su parte, los reichianos de derecha o de centro simplemente rechazan toda política; ninguno se percata justamente de que en El asesinato de Cristo Reich intenta hacer un replanteamiento de toda la política. En primer lugar, a través de replantear una relación líder-masas positiva, no alienada, en primer término, para las masas; auque les parece lo de menos. Porque, en realidad, la reflexión de Reich es muy honda, muy sofisticada. Lo que más le preocupa es que a los líderes positivos las masas los hunden, los asesinan. Lo que se hace patente en el caso de Cristo, a quien las masas lo siguen y luego lo crucifican (Reich, 1953).

Aunque Cristo viene a salvar al mundo y a los judíos, son éstos quienes lo eligen para que sea crucificado. No lo hunden los romanos, los Pilatos y la burocracia del Sanedrín judío ¿Y por eso se ha alienado la política? De ahí la enérgica advertencia para el líder de cómo comportarse. No para el líder represivo, sino para un líder auténtico libertario. Pero, al mismo tiempo, cómo al hacer eso, actuar libertariamente, no ser asesinado por las masas. Ésta es la honda paradoja histórica que Reich resuelve de una manera magistral. Lo cual demuestra cómo no dejó de hacer política, nada más que ésta se volvió endiabladamente compleja y difícil de hacer.

Reconozcamos que en medio de la Guerra Fría era muy difícil hacer política. Y ya se toparon con eso Bataille, Sartre, Merleau Ponty, Camus y Koestler, etcétera, pues si te vas contra Estados Unidos, entonces estás con los rusos. Y si estás con los rusos estás con el estalinismo. Y si estás con el estalinismo, ¿el proletariado dónde queda? Frente a lo cual Reich se negó a seguir el estalinismo, pero entonces, ¿cómo hago política? Y no sólo es mi problema; ahí hay un problema más profundo. En mi dificultad para hacer política, en realidad hay un problema histórico, de toda la civilización. En efecto, para lograr el parto de la nueva sociedad comunista también se tiene que resolver ese problema, que en este momento estoy enfrentando de forma individual.

Por eso, Reich lo replanteó y puso el ejemplo que se le ocurrió tomar —por lo demás, muy bien seleccionado—: la relación de Cristo con las masas judías. A la inversa de la interpretación común más o menos reaccionaria o conformista o caritativamente humanista acerca de Cristo, Reich hizo una interpretación libertaria de Cristo. ¿Por qué Cristo debe ser sexualmente represivo? Reich mostró que Cristo posee un carácter genital, que no asume ni enseña una moral sexual represiva. Así que lo interesante no es nada más que Reich se inventó un Cristo, sino que trató de explicar la vida de Cristo mediante las descripciones bíblicas, haciendo un psicoanálisis del comportamiento de Cristo.

Y bien, lo que Cristo dice y hace solamente lo puede decir y hacer si está sexualmente liberado, si mantiene una relación vital afectiva, desinhibida, con la gente, si no reprime su vitalidad. Es sorprendente el análisis bioenergético del despliegue de Cristo hecho por Reich, en muchos aspectos inverso al que Freud intentara hacer, por ejemplo, de Leonardo Da Vinci a través de las descripciones biográficas y de la obra de éste (Freud, 1979 [1910]).

Para finalizar, valga la siguiente apreciación o si se quiere tomada de pulso de un paciente llamado cotidianidad mexicana (y que, por supuesto, nos incluye). Por cierto, en la actualidad existen estaciones radiofónicas que a veces dedican hasta 16 horas seguidas a dar terapia psicológica a las personas en sus emisiones. Y hay diferentes enfoques de cómo aconsejarlas para que solucionen sus problemas. Cuando se escucha esta programación uno se percata de la intensidad y la virulencia con la que pesa la crisis económica, así como la crisis social y política precisamente en el ámbito de la vida cotidiana. Parecería que todo el mundo está para el hospital psiquiátrico de tantos y tan extremos casos que se escuchan y es sorprendente el alto grado de violencia que involucran. Sobre todo se testifican graves problemas en los jóvenes. Es ahí donde uno cae en la cuenta de la importancia de los descubrimientos reichinanos y la vigencia política de su perspectiva, precisamente por el nivel masivo de los problemas psicológicos de nuestra época. Por ello, no es suficiente que el pensamiento de Reich se discuta en la academia, sino que tenga difusión masiva en la que se observe integralmente el tratamiento de Reich, el cual de entrada se opone a culpabilizar a la gente de la situación política y económica y de su propio malestar. Mientras que al contrario, cuando se la culpabiliza la gente tiende a tomar posturas fascistas, como se ha comprobado históricamente. En los días que corren en México es notorio que muchas personas empiezan a asumir esta actitud, que le exigen a Felipe Calderón autoridad y que ven con buenos ojos los despliegues policíacos y militares que lleva a cabo en vista de "poner orden". Las personas, desesperadas, sufriendo miseria de diversos tipos, llegan a pensar que ésa es la salida. Tal parece que se estuviera repitiendo la historia no sólo de las respuestas populares en Estados Unidos después del ataque a las Torres Gemelas y la campaña de terror desencadenada por el gobierno de George W. Bush para justificar su política en Irak y en general su política interior, sino que también se estuviera repitiendo —aunque de modo más complejo— la emergencia del nazismo en Alemania. Es evidente hoy la importancia de retomar a Reich no de manera unilateral, sino en forma integral.

 

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Notas

1 Cfr. sobre todo los ensayos "Conciencia de clase" (1919) y "La cosificación y la conciencia del proletariado" (1922).

2 En el ámbito de la psicología dominan por doquier el conductismo y la psicología funcionalista; Reich no parece existir. En tanto, en la carrera de Psicología Social se habla poco de este autor. Algunos maestros llegan a tratarlo y en algunas ocasiones  se leen pasajes de la Psicología de masas del fascismo.

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