SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.3 número1El Gran Caribe ante los cambios internacionales y la política exterior dominicana índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

Links relacionados

  • No hay artículos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Polis

versión On-line ISSN 2594-0686versión impresa ISSN 1870-2333

Polis vol.3 no.1 México ene./jun. 2007

 

Reseñas

 

Rosalía Winocur y Roberto Gutiérrez, Participación civil y política en el Distrito Federal, una perspectiva cultural para su análisis e interpretación

 

Rodrigo Adrián Ramírez Ramírez*

 

México, IEDF, 2006, 186 pp.

 

* Licenciado en Ciencia Política por la Universidad Autónoma Metropolitana. Ha colaborado en investigaciones publicadas por la Secretaría de Relaciones Exteriores. Actualmente es becario de investigación en el Colegio de México. Correo electrónico: <adrian_rodrigo...@hotmail.com>.

 

Recibido el 25 de noviembre de 2006
Aceptado el 23 de febrero de 2007

 

Durante los últimos años, la sociedad mexicana ha sido protagonista de los grandes cambios que ha experimentado la vida sociopolítica del país. A partir de la alternancia en el poder ejecutivo federal, ocurrida en julio de 2000, y con el propósito de colaborar en el proceso de democratización, se ha puesto en el centro de la discusión nacional el análisis sobre la cultura política, refiriéndose al tipo de articulación necesaria entre una dinámica político-institucional, de corte democrático, y su contexto sociocultural.

El estudio que han realizado Rosalía Winocur y Roberto Gutiérrez se enfoca en la cultura política de los ciudadanos del Distrito Federal, es decir, en conocer cuál es su perspectiva, valoración y comprensión de la política en el marco del cambio ocurrido en el país en los últimos años, y cómo a partir del sustrato cultural, le otorgan sentido al conjunto de prácticas que se desarrollan tanto en el plano de las instituciones públicas como en el de la interacción social cotidiana.

El concepto de cultura política parece ser un tanto subjetivo; la eventual existencia de rasgos provenientes de tradiciones y dinámicas distintas nos habla de la naturaleza siempre cambiante de este concepto. Para fines de este análisis, cabe rescatar el concepto en cuanto síntesis heterogénea y en ocasiones contradictoria de valores, informaciones, juicios y expectativas que conforman la identidad política de los individuos, los grupos sociales o las organizaciones políticas. En la cultura política intervienen evaluaciones, informaciones y vínculos afectivos que condicionan de manera fuerte los distintos tipos de comportamiento político posibles.

Es claro que el entorno sociocultural bajo el cual se desenvuelven los ciudadanos los dota de una serie de creencias y valores con los que crean su propia dimensión política, sus expectativas y percepciones de los distintos fenómenos políticos, así como su valoración en torno a lo que debe ser la convivencia social, la cooperación, la competencia y, eventualmente, el conflicto político.

Este estudio se realizó con base en una encuesta que utilizó una entrevista semiestructurada, por lo cual el entrevistado habló libremente en torno a los temas que se le cuestionaron, respetando una guía de preguntas que permitieron abarcar las temáticas de interés para la investigación.

El instrumento de investigación permitió indagar y reconstruir los rasgos principales, las contradicciones y los nexos entre significados dentro del grupo investigado, y las diferencias entre grupos diferentes alrededor de los mismos temas. Es por ello que los entrevistados representan a todos los sectores socioculturales distribuidos en diversas zonas del Distrito Federal; para ello se diseñó una tipología de los actores de la muestra estadística.

En la muestra hubo prácticamente igual proporción entre hombres y mujeres; en cuanto a la escolaridad, se buscó que 50 por ciento de los entrevistados tuviese escolaridad universitaria; también se buscó privilegiar a los segmentos de la población de 26 años o más, ya que a partir de esa edad, las prácticas y representaciones en cuanto a la política se cristalizan. Además, las ocupaciones de los entrevistados fueron muy diversas; en cuanto al tipo de vivienda de los entrevistados, se visitaron desde colonias populares hasta las de clase alta; la encuesta fue aplicada en todas las delegaciones del Distrito Federal, aunque se dio prioridad a Iztapalapa, ya que en el momento en que se realizó el trabajo de campo, las autoridades afrontaban conflictos a causa de la escasez de agua y la inseguridad.

El estudio está dividido en tres apartados: el primero de ellos aborda las representaciones que tiene la población sobre el significado de "ser ciudadano"; el segundo habla de las representaciones y prácticas de participación, y el tercero trata sobre la convocatoria a participar de los partidos políticos y de los institutos electorales.

El primer apartado tuvo como objetivo indagar acerca de las representaciones del ejercicio de la ciudadanía que tienen los sujetos pertenecientes a diversos sectores sociales. El hecho de que todos los entrevistados hayan identificado el término de "ciudadano", no implica que le asignen los mismos significados ni que lo vinculen con las mismas prácticas.

La primera pregunta de este apartado fue: ¿Cuáles considera que son sus derechos como ciudadano?, a lo cual la mayoría, con 36.26 por ciento, respondió que era la libertad de expresión y manifestación; 20.72 por ciento vinculó sus derechos como ciudadano a tener seguridad, mientras que 8.80 por ciento se refirió al derecho de contar con servicios, y 7.25 por ciento a tener un trabajo y un salario digno, educación y vivienda; 6.22 por ciento dijo que el principal derecho era el ser respetado sin importar su condición social, económica o étnica. Resulta interesante que sólo 4.68 por ciento privilegió el derecho a votar.

Otra de las preguntas del primer apartado fue: ¿Cuáles son sus obligaciones como ciudadano?, a lo que 26.95 por ciento mencionó que era respetar y cumplir las leyes y las normas; 21.76 por ciento, pagar impuestos; 18.15 por ciento, respetar los derechos de los demás, ser honrado y solidario con los vecinos, ser responsable con la familia y los hijos. Es interesante ver cómo la definición de los derechos y deberes ciudadanos fue mayormente vinculada con algún aspecto de los padecimientos cotidianos de los habitantes del Distrito Federal. Prácticamente no hay mención en torno al derecho y obligación de votar y ser votado; sin embargo, esto no es porque los ciudadanos no lo reconozcan como un derecho, sino porque como es un derecho garantizado al cual todos tienen acceso, no lo cuestionan; contrariamente, aquello que aún no está garantizado o de lo que se carece, es lo que se marca como derecho.

A la pregunta: ¿En su opinión, un buen ciudadano es aquel que...?, 37.30 por ciento mencionó que era aquel que sabe convivir, que ayuda a los demás y que es un buen vecino; 13.48 por ciento manifestó que aquel que es tolerante y respeta las deferencias; 9.85 por ciento dijo que era quien cumple y obedece las leyes; 7.25 por ciento dijo que era ser honesto y honrado. Podemos percibir que la mayoría de los entrevistados vinculó la buena ciudadanía con aspectos relacionados con las normas de convivencia en el orden de lo local y con los valores morales y las actitudes personales. Además, resulta curioso observar que en la pregunta que versa sobre las obligaciones como ciudadano, 21.76 por ciento mencionó que era pagar impuestos, mientras que en esta pregunta sólo 5.18 por ciento vinculó la buena ciudadanía con pagar impuestos. Luego se les pidió que definieran al mal ciudadano. En términos generales, las respuestas fueron lo opuesto a lo que perciben como ser buen ciudadano: 17.09 por ciento dijo que eran las personas indiferentes y egoístas; 17.09 por ciento, las personas deshonestas y corruptas; 8.29 por ciento, los que no pagan impuestos; 3.65 por ciento los que no cuidan el medio ambiente y 3.09 por ciento, los políticos y las autoridades. Resulta interesante observar cómo algunos sectores de la población vincula la función pública y el quehacer político con la mala ciudadanía.

A continuación se les hicieron las preguntas: ¿Cuáles son las obligaciones del gobierno de la ciudad hacia sus habitantes? y ¿Cuáles son las obligaciones de los habitantes hacia el gobierno? El objetivo era indagar si el tipo de demandas y expectativas que los ciudadanos tienen respecto de las autoridades, en relación con lo que consideran sus derechos, se correspondía con la percepción de las obligaciones de los ciudadanos hacia el gobierno en relación con el bien público. En cuanto a las obligaciones del gobierno, 32.65 por ciento mencionó que era garantizar la seguridad de los habitantes; 30.56 por ciento dijo que proporcionar servicios de calidad; sólo 4.15 por ciento mencionó que era rendir cuentas; 5.70 por ciento, estar más en contacto con la población; 10.88 por ciento, proporcionar mejores condiciones de vida, básicamente empleo, y 3.10 por ciento, cumplir y hacer cumplir las leyes. En cuanto a las obligaciones de los habitantes hacia el gobierno, 32.64 por ciento dijo que era pagar impuestos; 11.40 por ciento, cumplir las leyes y respetarlas; 10.36 por ciento, ser responsable con el uso de servicios y cuidar los recursos; 8.80 por ciento, participar en las actividades de servicio a la comunidad, opinar, exigir ser informado o informarse; 7.77 por ciento, votar; 7.25 por ciento, apoyar a las autoridades si cumplen y tienen la razón; 6.20 por ciento, exigir que el gobierno cumpla; resulta interesante ver que 4.14 por ciento dice que no tiene ninguna obligación hacia el gobierno, esto a causa de que ellos perciben que el gobierno no funciona.

Las últimas preguntas del primer bloque versaron sobre las elecciones federales de los años 2000 y 2006 —vale la pena especificar que este estudio se realizó meses antes de las elecciones presidenciales de 2006. A la pregunta: ¿Por qué votó en las elecciones de 2000?, resulta interesante observar que 34.50 por ciento dijo haber votado por un cambio y por el voto útil para sacar al PRI de la presidencia de la República; 41.44 por ciento, porque es un derecho y una obligación; 19.71 por ciento, porque es importante participar en los procesos electorales. De los que no votaron, 26 por ciento dijo que no tenía aún 18 años; otro 26 por ciento, porque tenía desconfianza en el proceso electoral o que no había ninguna buena opción.

A las preguntas de que por qué pensaban votar o no en las elecciones presidenciales de 2006, 48.73 por ciento dijo que pensaba votar porque es un derecho y una obligación; 13.29 por ciento, porque quiere un cambio; 8.86 por ciento, porque es una manera de que los tomen en cuenta. Es interesante observar cómo en esta pregunta, el derecho a votar tuvo gran peso a diferencia de lo expresado en la pregunta referente a los derechos como ciudadano. En el momento en que se realizó el trabajo de campo, 39.89 por ciento votaría por el PRD, teniendo como candidato a Andrés Manuel López Obrador; 9.84 por ciento, por el PAN; 8.29 por ciento, por el PRI. A la pregunta: ¿Quién cree que va a ganar las elecciones presidenciales de 2006?, 44.03 por ciento creía que el PRD, teniendo como candidato a López Obrador; 26.94 por ciento, el PRI; 2.59 por ciento, el PRI por fraude; 19.17 por ciento creyó que ganaría el PAN.

El segundo apartado está dividido en tres bloques temáticos. El primero de la entrevista, denominado "Trayectorias y prácticas de participación", tuvo por objetivo indagar la experiencia de participación que tenían los sujetos a partir de la recuperación de sus prácticas en diversos grupos y asociaciones del ámbito local. Para ello se les interrogó acerca de sus experiencias, por una parte, con la gestión o demanda de servicios y, por la otra, con la resolución de conflictos y problemas de diversa índole en su colonia. La primera pregunta decía: ¿Recuerda cuál fue el último problema que se presentó en su colonia?, las respuestas se centraron en los problemas cotidianos en cuanto a los servicios urbanos básicos, tales como la inseguridad, la escasez de agua y otros problemas con distintos servicios. Consecuentemente, se les preguntó: ¿Qué hicieron los vecinos frente a dichos problemas?, la mayoría, 36.31 por ciento, respondió que hicieron acciones organizadas; 27.93 por ciento, acciones espontáneas; 15.64 por ciento, no hicieron nada. De los problemas afrontados, y tras las acciones emprendidas, en 45.25 por ciento de los casos se resolvió la problemática en cuestión, mientras que en 27.37 por ciento de los casos no se resolvió. En cuanto a que si los vecinos pudieron llegar a un acuerdo, 77.43 por ciento dijo que sí, y sólo 15.85 por ciento mencionó que los vecinos no pudieron llegar a un acuerdo; este dato es muy relevante, ya que desmiente algunos resultados de estudios que se habían realizado en el Distrito Federal en torno a la cultura política, en los cuales se mencionaba que 80 por ciento de los habitantes de la capital eran apáticos frente a los problemas comunitarios o recurrían a salidas individuales para solucionar los conflictos. A la pregunta: ¿En el último año concurrió a alguna reunión?, resulta muy interesante observar que de los que sí han asistido, sólo 5.70 por ciento respondió que era una reunión de un partido político, de una agrupación política o de una Organización No Gubernamental (ONG), mientras que el resto asistió a reuniones de tipo vecinal, local, personal, que no tuvieron nada que ver con instituciones políticas; en estas reuniones, las decisiones fueron tomadas en 37.80 por ciento por consenso; en 28.65 por ciento, por votación; en 16.49 por ciento, mediante otros métodos, y sólo en 7.92 por ciento, por imposición o presión; este dato pone a la luz que en las organizaciones vecinales o de orden estrictamente ciudadano prevalecen las prácticas democráticas de toma de decisiones. Cabe señalar que en 68.90 por ciento de estas reuniones no se habló de política, mientras que sólo en 28.04 por ciento, sí se hizo.

Para indagar si los medios de comunicación constituyen un recurso habitual para canalizar quejas, denuncias, comentarios, opiniones, y si este recurso se utiliza individual o colectivamente, se formuló la siguiente pregunta: ¿Alguna vez llamó a la radio o la televisión, escribió a un periódico o envió un mail para quejarse de algo, realizar una denuncia o expresar una opinión?, 37.83 por ciento dijo sí haberlo hecho; mientras que 61.66 por ciento dijo no haberlo hecho nunca. De los que no se habían comunicado, 49.57 por ciento había pensado hacerlo alguna vez. Sobre las encuestas aplicadas por los medios de comunicación, 28.50 por ciento de los entrevistados dijo haber respondido alguna vez una encuesta; de éstas, la gran mayoría, 61.68 por ciento, versaron sobre política.

Sobre la asistencia a manifestaciones, protestas y plantones, 50.25 por ciento de los entrevistados afirmó haber asistido alguna vez a un evento de esta especie, las dos principales manifestaciones a las que asistieron fueron: la marcha blanca contra la inseguridad y la marcha en contra del desafuero de Andrés Manuel López Obrador (las marchas en favor del recuento voto por voto y en apoyo a AMLO no fueron incluidas). De los que no han asistido a alguna manifestación, 57.30 por ciento manifestó que había pensado en la posibilidad de asistir a un evento de esa naturaleza. Es claro que la participación de los ciudadanos del Distrito Federal en este tipo de acontecimientos es muy amplia; esto significa que las protestas, marchas y plantones son un recurso de expresión política sumamente valorizado por un amplio sector de los capitalinos.

El segundo boque temático de la entrevista, denominado "Representaciones sobre diversas formas de participación civiles y políticas", tuvo como objetivo indagar las representaciones sobre participación y las prácticas asociadas a las mismas, que tienen los habitantes del Distrito Federal en distintos ámbitos sociales, políticos y comunitarios de la vida cotidiana. La idea de tener como referencia a la vida cotidiana implica asumir, como punto de partida, que la gente construye su percepción acerca de las instituciones políticas en el marco de las actividades que realiza cotidianamente. Es por ello que las preguntas se centraron en pedir definiciones sobre la participación con base en ejemplos de su vida personal, familiar y colectiva. La primera pregunta de este bloque decía: En su opinión, cuando alguien participa en la colonia o en la comunidad, ¿qué actividades realiza?, 37.80 por ciento respondió que asisten a juntas o reuniones vecinales, escogen a un representante, ayudan a los vecinos y resuelven los problemas de la comunidad; 34.71 por ciento participa en el cuidado y mantenimiento de su colonia. En este caso, se observó que a mayor nivel de organización de los vecinos, la desconfianza, la falta de representatividad y el nivel de sospecha fueron mayores; a la inversa, a menor nivel de organización e institucionalización, baja la sospecha de corrupción y aumenta la identificación con los líderes.

A la pregunta: En su opinión, cuando un padre participa en la escuela, ¿qué actividades realiza?, 43 por ciento respondió que cooperaba para los eventos sociales de la escuela y para el mantenimiento de la misma; 28 por ciento dijo que opinaba sobre el desempeño de los profesores, aportaba dinero y exigía cuentas de los fondos. Es interesante observar que la demanda de rendición de cuentas, así como la evaluación sobre el desempeño de los maestros, se observa más comúnmente en los sectores económicos medios y altos. A continuación se les preguntó: En su opinión, cuando alguien tiene participación política, ¿qué actividades realiza?, 51.27 por ciento respondió que hace proselitismo, participa en eventos partidarios, forma parte de una agrupación política o partido, y participa en actividades electorales; 16.99 por ciento propone ideas, quiere cambiar las cosas, busca soluciones, pide servicios, se preocupa por las necesidades de la gente, escucha a los ciudadanos. Aquí es importante destacar que la gente percibe la participación política institucionalizada y el proselitismo partidista como una actividad común del quehacer político, más allá del ámbito local o vecinal. Es también significativo que sólo 2.59 por ciento señaló que el que participaba en política votaba; en este sentido, el voto no esta considerado una actividad de participación política sino civil.

Por otra parte, 60.62 por ciento de los entrevistados definieron a alguien muy participativo como aquel que ayuda los otros, que es una persona comprometida, que es un líder, que habla por los demás, y que es un buen ciudadano. Es interesante observar que hubo muy poca vinculación entre ser participativo y participar en actividades políticas partidarias, ya que sólo 3.62 por ciento relacionó estas dos actividades.

El tercer bloque temático de la entrevista, denominado "Sentido de lo público y lo privado vinculado a las prácticas de participación", tuvo como objetivo indagar cómo concebía la gente los espacios públicos y privados, y qué significado le asignaba en su vida cotidiana, por ejemplo, hacer justicia de manera privada o individual, o recurrir a instituciones públicas que administran la justicia.

La distinción entre los espacios públicos y privados fue de la siguiente manera: 78.20 por ciento dijo que sus hogares son los lugares privados por excelencia, es relevante mencionar que uno por ciento mencionó las cuestiones políticas como privadas. En cuanto a los espacios públicos, 50.77 por ciento mencionó los parques, calles, deportivos, plazas, ferias, etc.; sólo 10.16 por ciento relacionó los espacios públicos con los servicios que proporciona el Estado a los ciudadanos, tales como la salud, la educación, la cultura, la comunicación y el transporte, etc. A la pregunta: "Suponga que los vecinos sorprenden y apresan a un asaltante robando en una casa, ¿qué harían con él?", resulta interesante observar que 91.70 por ciento de los entrevistados lo entregaría a las autoridades correspondientes; esto expresa, de alguna manera, que los ciudadanos aceptan que quien debe aplicar las sanciones judiciales correspondientes es el Estado.

El tercer apartado está dividido en tres bloques temáticos. El primer bloque temático, llamado "Percepción de diversas instituciones sociales y políticas que convocan a participar a la ciudadanía", tuvo como objetivo indagar el impacto que tiene la publicidad de diversas instituciones sociales y políticas que convocan a la ciudadanía a participar. Las más mencionadas, con 55.05 por ciento, fueron las del teletón y las que solicitan ayuda a los damnificados; para fines de esta investigación fue relevante que sólo 21.01 por ciento mencionó haber escuchado publicidad del Instituto Federal Electoral (IFE) o del Instituto Electoral del Distrito Federal (IEDF), llamando a participar. Además, 78 por ciento dijo que la gente hacía más caso a los llamados a participar convocados por el teletón y diversas campañas de solidaridad, y sólo 15 por ciento mencionó la publicidad de los institutos electorales, del gobierno y de los partidos políticos.

El segundo bloque temático, llamado "Percepción de la convocatoria a participar de los partidos políticos y de los institutos electorales", tuvo como objetivo indagar qué representaciones tenían los entrevistados sobre la convocatoria que hacen los partidos políticos y el IEDF para que los ciudadanos participen en sus actividades o en sus propuestas. A la gente se le preguntó acerca de lo que esperaban cuando los tres principales partidos políticos llamaban a participar. En cuanto al PRI, 58.30 por ciento respondió que el partido llamaba a obtener votos; resulta interesante observar que 24.87 por ciento opinó que este partido sólo quiere manipular, comprar o aprovecharse de la necesidad de la gente para ganar votos; 11.91 por ciento dijo que el partido buscaba recuperar la confianza que ha perdido en los últimos años. En cuanto al PAN, el 67.35 por ciento dijo que llamaba para obtener votos; 19.66 por ciento mencionó que para llamar a la continuación del cambio, que según el PAN, emprendió en el año 2000; 6.72 por ciento vinculó los llamados de este partido con los privilegios que se les otorga al sector empresarial, afectando a los más pobres. En cuanto al PRD, 69.94 por ciento mencionó que llama para obtener votos; 11.91 por ciento, para llamar a grandes manifestaciones, que ayuden a defender a López Obrador. Es interesante observar cómo el PRI aún representa un alto grado de desconfianza en algunos sectores de la población, cómo el PAN representa al partido que privilegia a los empresarios y perjudica a los pobres, y cómo el PRD es el único partido que está vinculado a las grandes manifestaciones que buscan alguna reivindicación ciudadana. Al preguntarle a la gente sobre lo que espera el IFE o el IEDF cuando los llama a participar, 55.95 por ciento mencionó el llamado al voto o a la participación electoral; 16.06 por ciento dijo que concientizar a la ciudadanía sobre el valor al voto, que sea partícipe de las decisiones que se toman en el país y para que haya transparencia en las elecciones. Es importante destacar que los ciudadanos hicieron referencia a estos institutos electorales sin relacionarlos con ningún partido político.

El tercer bloque temático, llamado "Percepción de los objetivos y actividades del Instituto Electoral del Distrito Electoral", se proponía averiguar si los entrevistados diferenciaban al IEDF del IFE y conocer qué representaciones tenían sobre sus funciones y actividades en el Distrito Federal. A la pregunta: ¿Cuáles son las actividades que desarrolla el Instituto Electoral del Distrito Federal?, 29.42 por ciento no identifica las actividades del instituto, lo confunde o no está seguro a qué se dedica; 29 por ciento lo identifica como organizador y vigilante de las elecciones y campañas de los políticos, capacitador y concientizador de la población sobre la importancia del voto; 25.37 por ciento de los entrevistados identificó al instituto como el encargado de organizar las elecciones para todas las instancias del gobierno del Distrito Federal; es interesante destacar que este último grupo, en su mayoría, poseía una educación universitaria, y a la inversa, los que no identificaron las actividades propias del instituto, tenían un grado de escolaridad bajo; 54.39 por ciento de los entrevistados recordó alguna publicidad del IEDF, de éstos, 49.01 por ciento dijo que el objetivo era actualizar el padrón electoral y sólo 24.50 por ciento promover el voto; así como para 77.85 por ciento la publicidad sí tuvo éxito; mientras que 43 por ciento desconocía si existía publicidad. Cabe destacar que 73.57 por ciento de los entrevistados dijo conocer a alguien que ha aceptado ser funcionario de casilla o ha prestado su casa para instalar alguna casilla el día de las elecciones; 58.02 por ciento dijo estar dispuesto a aceptar ser promotor del voto o funcionario de casilla, y 49.74 por ciento aceptaría prestar su casa para instalar una casilla; esto pone a la luz la aceptación que tiene el IEDF frente a los habitantes de la capital; 50.25 por ciento de los entrevistados aseguró que los ciudadanos aceptan las encomiendas del instituto porque es un deber ciudadano; 15.89 por ciento, porque es una obligación; 7.94 por ciento, por interés en el proceso electoral, para vigilar la limpieza de las elecciones; sólo 11.90 por ciento vinculó su respuesta con elementos negativos, como recibir dinero a cambio de los servicios, o porque cree que la gente que se presta a ser funcionario o a prestar su casa para la instalación de la casilla es chismosa, se siente importante o pretende tener un nivel superior al resto de los vecinos.

De aquellos que contestaron que no participarían de ninguna forma en el proceso de las elecciones, 12.96 por ciento dijo que el IEDF tendría que garantizar la seguridad en los comicios; 18.51 por ciento dijo que tendrían que recibir incentivos; 9.25 por ciento dijo que se tendría que obligar a los políticos a cumplir sus promesas y que el proceso sea limpio; sin embargo, la mayoría, 27.77 por ciento, dijo que no podía hacer nada para que los convencieran a participar. No obstante, la mayoría de los ciudadanos se mostraron abiertos y dispuestos a participar en las convocatorias que pudiese realizar el IEDF, lo cual demuestra que el nivel de participación de los ciudadanos de Distrito Federal es bastante alto.

Podemos concluir que la comprensión del perfil de la cultura política de los miembros de una comunidad, así como sus implicaciones en el plano de sus distintas formas de participación, requiere la construcción de las maneras diferenciadas en que los ciudadanos asumen el significado de sus prácticas e interacciones sociales en contextos específicos. Por ejemplo, el concepto de ciudadanía es entendido claramente por todos los habitantes del Distrito Federal; sin embargo, cada uno le adjudica distintos parámetros para distinguir el concepto. La pertenencia a ciertos sectores de la sociedad, estatus económicos y la influencia del entorno vecinal, influyen de manera considerable en la definición de las prácticas políticas de la gente que vive en la ciudad de México. Por ello es importante destacar el esfuerzo realizado por Rosalía Winocur y Roberto Gutiérrez, al ofrecernos una panorámica clara acerca del comportamiento participativo y la percepción que tienen los habitantes del Distrito Federal en torno a la participación ciudadana y política.

Creative Commons License Todo el contenido de esta revista, excepto dónde está identificado, está bajo una Licencia Creative Commons