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Culturales

On-line version ISSN 2448-539XPrint version ISSN 1870-1191

Culturales vol.3 n.2 Mexicali Jul./Dec. 2015

 

Artículos

 

Percepción social de la cultura en el cantón Machala, Ecuador

 

Social perception of culture in the canton Machala, Ecuador

 

José M. Castellano Gil y Claudia E. Alcívar Galarza

 

Secretaría de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (jmcaste@yahoo.es)

Universidad Técnica de Machala (klxuhsteehfy@gmail.com)

 

Fecha de recepción: 24 de noviembre de 2014.
Fecha de aceptación: 19 de marzo de 2015

 

Resumen

Este artículo constituye un primer avance de un proyecto de investigación en curso que tiene como finalidad la realización de un diagnóstico sobre la situación cultural actual de Machala, cantón adscripto a la provincia ecuatoriana de El Oro. El objeto central de estas líneas consiste en chequear la percepción que determinados segmentos de la sociedad machaleña tienen sobre su realidad cultural a través de un cuestionario de carácter exploratorio-cualitativo. No se pretende, por tanto, medir, ni proponer modelo metodológico alguno, pero sí estimular líneas de reflexión sobre otra forma de analizar la realidad cultural bajo un enfoque social que permita abrir líneas interpretativas con la incorporación de nuevos aportes indicativos sociales que tomen el pulso tanto a las acciones y sus incidencias como a la visión de la ciudadanía sobre el estado cultural local, y cuya información pueda contribuir a la adopción de estrategias que superen las limitaciones detectadas.

Palabras clave: percepción cultural, consumo cultural, indicadores culturales, Machala.

 

Abstract

This article is a first partial advancement of a research project in progress that is aimed at making a diagnosis on the current cultural situation of Machala, canton that belongs to the Ecuadorian province of El Oro. The central purpose of this investigation is to check through an exploratory-qualitative questionnaire the perception that certain segments of the machaleña society have concerning their cultural reality. Therefore, it is not intended to measure or propose any methodological model, but rather to stimulate reflection and discussion on different ways to analyze the cultural reality under a social approach, that can give way to interpretative lines with the incorporation of new social indicators that take into account both the actions and their impacts as well as the citizens' perception on local cultural status and whose information can contribute to the adoption of strategies to overcome the identified limitations.

Keywords: cultural perception, cultural consumption, cultural indicators, Machala.

 

Introducción1

La cultura es un concepto muy complejo y, desde luego, nada neutral (Barité, 2011, p. 4), que ha experimentado una constante transformación epistemológica a lo largo del tiempo. Cada periodo histórico, cada sociedad, cada área de conocimiento, cada investigador, etcétera, tienen su modo o sus modos de ver, entender y hacer cultura. Sus múltiples acepciones (González y Mas, 2003, pp. 2-3), por tanto, han condicionado los análisis e interpretaciones que se han realizado e influenciarán del mismo modo a las futuras aportaciones.

No es objeto de nuestra atención abordar ese amplio debate existente, sino definir el marco conceptual de "cultura" que hemos manejado en este trabajo, que está delimitado específicamente en el accionar de instituciones y centros vinculados al mundo cultural, su gestión, recursos humanos, económicos e infraestructuras, y cómo éstos son percibidos por la ciudadanía. No pretendemos, por tanto, medir, ni proponer modelo metodológico alguno, pero sí estimular líneas de reflexión y discusión sobre distintas forma de mirar y analizar la realidad cultural bajo un enfoque radicalmente social.

La cultura se ha convertido en las últimas décadas en un asunto prioritario para organismos internacionales y gobiernos nacionales, que la conciben como un instrumento para el desarrollo amparado en un modelo teórico sostenible pero bajo un pragmatismo mercantilista y una tendencia global única. Esta nueva concepción o papel que se le ha asignado a la cultura ha incentivado políticas y programas institucionales dirigidos a la búsqueda y construcción de indicadores económicos que intentan medir esa relación entre cultura y desarrollo (UNESCO, 2009, pp. 33-43). Y esa nueva mirada hacia la cultura no proviene de una mayor sensibilización por parte de las instituciones con respecto a épocas pasadas de abandono, sino que es una consecuencia directa del dinámico empuje económico internacional de las industrias culturales y/o creativas en las últimas décadas, reflejado en su creciente aportación al producto interno bruto (PIB) mundial (Durán, 2008, p. 6; Piedras, 2004, pp. 4-5; UNESCO, 2011, p. 5).

La creación y utilización de medidores culturales, por tanto, es relativamente reciente. Tiene sus antecedentes más inmediatos en los indicadores sociales surgidos como instrumento de conocimiento para afrontar los problemas derivados de los reajustes en la estructura social estadounidense de mediados del siglo XX (Carrasco, 1999, pp. 1-2). Y es a partir del último tercio de esa centuria cuando se comienza a plantear en foros internacionales la necesidad de disponer de cifras. En ese contexto surge en 1986 el proyecto Estructuras Estadísticas de la Cultura (Framework for Cultural Statistics), bajo el auspicio de la UNESCO, y el Grupo de Orientación Específico sobre estadísticas culturales en la Unión Europea en 1995. Poco después tendría lugar la publicación del Primer Informe Mundial de la Cultura de la UNESCO en 1998 y el documento Desarrollo de la Carta Cultural Iberoamericana de 2012, elaborado por la Secretaría General Iberoamericana y la Organización de Estados Iberoamericanos, que recogen entre sus conclusiones la necesidad de crear indicadores culturales del desarrollo.

El debate actual sobre los estudios culturales se ha restringido en esencia a ese nuevo marco metodológico en torno a los instrumentos medidores e indicadores que ha generado una proliferación de estudios y análisis que buscan, en su mayoría, la dimensión económica de la cultura, centrados en el impacto de gasto, producción, renta y capacidad de crear empleo y riqueza, al tiempo que colateralmente homogeneiza índices que permiten establecer estudios comparativos entre territorios, países, culturas o civilizaciones, que en el fondo no es más que una forma de consolidar un proceso de globalización ordenado. De este modo, la cultura se presenta, aparentemente, como una vía para el desarrollo y se analiza como un parámetro económico capitalista: un producto y un amplio mercado mundial a potenciar, generador de beneficios, riquezas, empleos, e igualmente de desequilibrios y dependencias, y que está plenamente insertado en el sistema de relaciones productivas dominante.

Nuestra concepción de cultura, contenedor múltiple de conocimientos e instrumento de transformación social, es completamente distinta. Sin embargo, el papel dominante del marco cultural actual, independiente de sus concepciones teóricas (derecho a la diversidad, derechos culturales como parte indisociable de los derechos humanos, desarrollo sostenible del territorio), tiende a fijar unas pautas de política cultural global de corte neoliberal que está transformando el valor intrínseco de la cultura por su instrumentalización mercantilista/capitalista y por su exclusión analítica con respecto a su incidencia social en los procesos educativos y formativos, en la capacidad innovadora, en la cohesión y progreso social, en calidad de vida, etcétera. En definitiva, se busca lo que se pretende encontrar: instrumentos de estrategias de ampliación de nuevos mercados.

Ese enfoque unidireccional carece y adolece —entre otras cuestiones, porque no forma parte de sus objetivos— de una visión social amplia y transformadora. Una amplitud, que por otro lado, es la que define y caracteriza a la propia cultura. Por tanto, la problemática no reside en la búsqueda de indicadores, sino en el origen y los propios fines que persiguen. De modo que, desde el campo de la investigación, desde el ámbito cultural y social, se deben abrir nuevas líneas que amplíen el campo visual y estructural de la realidad que se pretende estudiar en su conjunto (Getino, 2012, p. 6). Una de esas perspectivas bien pudiera ser, entre otras, la incorporación del sentir y valoración de los usuarios, de la ciudadanía. Una pequeña parte de un todo complejo pero fundamental en ese proceso comunicativo entre cultura y sociedad y que debe ir acompasado de cambios sustanciales de comportamientos: evolucionar de seres consumidores culturales a ciudadanos culturales con criterio.

Sin duda, la construcción de modelos estadísticos en el campo cultural constituye un aporte y avance sustancial desde diversos puntos de vista en los procesos investigativos, pero éstos deben ser puestos en valor con otros medidores y con otros objetivos. Los análisis sobre cultura no se deben reducir a una mirada económica especulativa, con un planteamiento ideológico determinado que intenta transcender e imponerse, sino que se hace imprescindible introducir otros soportes, estrategias y ángulos analíticos que amplíen y valoren el papel de la cultura bajo un modelo metodológico integral (Bayardo, 2010, p. 7) e interdisciplinar. En definitiva, se deben incorporar nuevos aportes indicativos sociales que tomen el pulso tanto a las acciones y sus incidencias, como a la percepción, visión y valoración de la ciudadanía, evaluación de la gestión pública de la cultura (FEMP, 2009, pp. 81-84), análisis entre consumo cultural y percepción sociocultural (Peters, 2010, pp. 227-232), estudios presupuestarios, de transparencias, etcétera.

Desde otro ángulo conceptual debemos precisar —dado que este estudio centra su interés en la percepción de la cultura— que hemos adoptado la caracterización de percepción sugerida por Polino et al. (2003), quien plantea que la misma está estrechamente relacionada con el proceso de comunicación social y con el impacto de éste sobre la formación de conocimientos, actitudes y expectativas de los miembros de la sociedad.

Así pues, desde estos planteamientos, nos acercamos al estudio y análisis de la percepción social a través de una encuesta aplicada a dos segmentos sociales del cantón ecuatoriano Machala,2 con el objetivo de aproximarnos a su visión y valoración del ámbito cultural local en una ciudad intermedia latinoamericana que está incluida en el listado3 de urbes que aplican los criterios diseñados por la Agenda 21 de la Cultura (Agenda, 2012).

La encuesta fue proyectada inicialmente como un instrumento secundario con el propósito de captar una radiografía previa y complementario al estudio que estamos realizando, que contempla un recurso estadístico detallado sobre las prácticas y hábitos culturales de Machala. Pero dada la relevancia de los datos obtenidos, hemos considerado conveniente concederle un tratamiento particularizado a través de esta aportación en la que se indaga la percepción que de la realidad cultural actual de Machala tienen dos grupos caracterizados por ser la élite social desde un punto de vista formativo, y que al mismo tiempo representan dos visiones generacionales.

En este sentido, el presente estudio exploratorio pretende determinar la forma en que un sector específico y cualificado de la sociedad machaleña percibe, conoce y valora algunos aspectos generales de su cultura con la finalidad de profundizar en el conocimiento de las relaciones establecidas entre cultura y sociedad. Los objetivos específicos están dirigidos al tratamiento de seis módulos:

1.    Valorar la percepción de la política y gestión cultural de las instituciones públicas.

2.    Evaluar la visión sobre la relación entre política y cultura.

3.    Examinar las nociones generales y sociales de la cultura en Machala.

4.    Chequear la apreciación sobre los recursos económicos y humanos del ámbito cultural.

5.    Detectar el conocimiento sobre el peso de una industria cultural local.

6.    Identificar sus referencias o símbolos de identidad.

La cultura es un elemento inherente y conformador social en todos sus aspectos. En tal sentido, esta propuesta pretende introducirse en el estudio de su percepción social. Asimismo, ser una herramienta de chequeo sobre la opinión pública, cuya información puede contribuir a accionar diseños de intervención cultural con rigor, a mejorar los procesos de comunicación social o establecer pautas que superen las limitaciones detectadas a través de una planificación estratégica que debería ser elaborada por las instituciones correspondientes junto a los sectores implicados y a la participación ciudadana con el propósito de impulsar, potenciar y fortalecer sus efectos sobre el desarrollo sociocultural y bajo un proceso de democratización en la toma de decisiones. Esta encuesta es simplemente un punto de partida en ese largo recorrido.

 

Revisión literaria

La inmensa mayoría de los estudios culturales realizados en las últimas décadas se han centrado en encuestas sobre asistencias, hábitos y prácticas culturales y, muy particularmente, como ya hemos señalado, en aspectos relacionados con la búsqueda de indicadores culturales, con una visión sesgadamente económica de la cultura, que ha proporcionado herramientas y fundamentos para diseños de estrategias de mercado.

Hasta el presente no se disponen de trabajos específicos dedicados a vislumbrar la visión o noción social sobre el mundo cultural tanto en el ámbito nacional ecuatoriano como en el escenario internacional, a excepción de los promovidos por la Comisión Europea en 2006 y 2011, con los que se pretendían conocer las percepciones de los ciudadanos sobre los valores culturales (concepto de cultura, el lugar que ocupa la cultura en la vida de los ciudadanos, su importancia, los contactos culturales, el acceso a la cultura, el libre acceso a las actividades culturales, etcétera) a través de la introducción de un módulo concreto (Eurostat, 2011, pp. 141-158), pero donde primaba, en general, un enfoque preferentemente cuantitativo.

En una línea muy similar, pero con diferentes variables, se encuentra, por ejemplo, la encuesta nacional de 2009 de Chile sobre participación y consumo cultural que implementó una sección completa dedicada a recoger las percepciones socioculturales, en la que se contemplaba, ente otras cuestiones: valoración democrática, influencias externas, conflicto social, sociabilidad, construcción de proyectos biográficos, tolerancia y ciudadanía. A partir de la misma, un estudio posterior ha demostrado la afinidad electiva entre consumo cultural y percepción sociocultural (Peters, 2010, pp. 227-232).

Los análisis sustentados en la percepción social han tenido, en cambio, una mayor profusión en otras parcelas del conocimiento relacionadas con aspectos medioambientales, gestión municipal, educación, cultura científica o de innovación o temas de sensible inquietud social como la paz, el racismo y discriminación, la corrupción, la violencia de género, la diversidad, la inmigración, seguridad ciudadana, desigualdades, etcétera. Estos estudios intentan aproximarse al conocimiento que la ciudadanía tiene sobre los mismos y, por tanto, presentan una información válida para su posterior intervención.

Entre todas ellas, el campo de estudio sobre las ciencias ha tenido un amplio desarrollo a través de encuestas de percepción social. Así, por ejemplo, en el área iberoamericana, países como Argentina, Brasil, Colombia, Venezuela y España han elaborado, a lo largo de la primera década del siglo XXI, por medio de sus planes nacionales, un importante volumen de encuestas con la finalidad de realizar un diagnóstico sobre cómo su ciudadanía percibe el papel actual de la ciencia en sus respectivas realidades territoriales (Fecyt, 2014, pp. 313-317; Ferreyra et al., 2012; OEI y Ricyt, 2003).

En el ámbito de estudios sobre la percepción social de la cultura se carece, hasta el momento, de análisis similares al que proponemos en este trabajo y, por tanto, nos imposibilita contrastar los resultados obtenidos con otras aportaciones, encuestas o teorías al respecto. No obstante, se dispone de un estudio de factibilidad4 sobre la propuesta de creación de un centro cultural comunitario avalado por la Dirección Provincial de Cultura de El Oro (Fundación Ecohumbral, 2009), cuya formulación del problema planteaba que la población de la ciudad de Machala y la provincia de El Oro carecía de formación artístico-cultural y demandaba inversión en infraestructura cultural de alto nivel que permitiera el desarrollo de las artes y la cultura.

El diseño de ese estudio se sustentaba en dos encuestas por muestreo dirigidas a dos sectores: actores culturales y estudiantes de educación básica y bachillerato. Entre las preguntas recogidas en ese cuestionario, relacionadas directamente con los asuntos contemplados en nuestro sondeo, destacaba la siguiente: ¿Considera usted que el desarrollo cultural de la provincia de El Oro es suficiente? Donde 89% del total de los encuestados manifestaba que "no" era suficiente. Entre sus principales causas: 35% señalaba el déficit de espacio, 26% la inexistencia de respaldo a los artistas, 20% la ausencia de políticas de apoyo de las instituciones de gobierno, y 6% la falta de talleres de capacitación.

Otra cuestión de interés indagaba sobre las razones que limitaba el desarrollo cultural en la provincia: 15% responsabilizaba a los gobiernos locales de no realizar gestión cultural, otro 15% señalaba la inexistencia de capacitación, 14% la carencia de infraestructuras, otro 14% mencionaba la falta de recursos económicos destinados a la cultura, 11% la ausencia de políticas del Estado, otro 11% indicaba la mala gestión de todos los estamentos del Estado y los gobiernos locales, 11% apuntaba la escasa gestión de los centros culturales y 9% refería a la escasez de recursos humanos (Fundación Ecohumbral, 2009, pp. 20-23). En definitiva, un panorama que refleja concordancia y similitud con los resultados que hemos obtenido.

 

Materiales y método

Las carencias de fuentes primarias (Castellano, 2014) y la ausencia de datos estadísticos sobre el hecho cultural en Ecuador (Ministerio Coordinador de Desarrollo Social de Ecuador, 2013) y específicamente en Machala, nos obligó a generar un material documental alternativo que fue articulado en torno a dos procedimientos: a) elaboración de encuestas, y b) organización de un foro.

Con respecto al primero, se procedió a la elaboración de dos modelos con dos tipos de variables: una, categórica o cualitativa, y otra numérica o cuantitativa. La primera, eje central de este trabajo, fue dirigida a recoger la visión y valoración de un sector específico y cualificado de la sociedad machaleña sobre la vida cultura actual. Y la segunda, cuantitativa, se orientó a la obtención de datos que permitieran un análisis detallado sobre hábitos y prácticas culturales y que en estos momentos se encuentra en la fase final de su ejecución.

El segundo procedimiento contemplado fue la propuesta de celebración de un encuentro bajo el título "I Foro de Desarrollo Local: Presente y futuro de la cultura en el cantón de Machala",5 estructurado a través de diez mesas redondas,6 con la participación de 60 profesionales locales vinculados al mundo de la cultura desde diversas temáticas y disciplinas, que ha de proporcionar un soporte documental y analítico que permitirá, conjuntamente con la evaluación y análisis documental de las instituciones generadoras de actividad cultural, profundizar y enriquecer un diagnóstico como paso previo a la elaboración y propuesta de un plan estratégico cultural para el municipio de Machala.

Con este estudio de carácter cualitativo-exploratorio se pretendía obtener una primera experiencia que facilitara detectar actitudes y percepciones frente a conocimientos básicos de la cultura con la aplicación de un instrumento formal (cuestionario), información que servirá como una prueba piloto para investigaciones posteriores.

El diseño de la encuesta estuvo condicionado por tales objetivos, así como por las características inherentes a este tipo de encuesta, y se estructuró a partir de una batería de ítems para obtener la opinión del ciudadano.

El rol de encuestador fue asumido por un grupo de alumnos7 universitarios que cubrieron el sector estudiantil, mientras que el universo de alta cualificación fue ejecutado por el propio equipo de investigación. El cuestionario, levantado entre los últimos meses de 2013 y primeros de 2014, consta de 27 preguntas cerradas y una abierta, con la intención de captar algunos rasgos generales que caractericen su percepción cultural. Consta de cuatro variables cualitativas que toman como valor una de tres categorías: "sí", "no" y "no sabe/no contestó"; otra también cualitativa con las opciones: "muy buena", "buena", "aceptable", "mala" y "muy mala"; y una última opcional, abierta y divida en tres respuestas por orden de prelación.

La unidad a investigar tenía como base dos conjuntos bien definidos. Por un lado, un grupo, que denominamos "sector de alta cualificación formativa" de la sociedad machaleña, conformado por los docentes universitarios, profesionales, gestores y creadores culturales. Consultados los datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), se detectó la inexistencia de un censo de la población objeto de estudio, o que, en el mejor de los casos, no se estimó superior a 400 gestores culturales8 y 800 profesores universitarios en total, es decir, no más de 1 200 personas. La muestra aleatoria fue diseñada con afijación proporcional a los grupos identificados como objeto de estudio, obteniéndose finalmente un total de 329 cuestionarios,9 cumplimentados en su totalidad. El error asociado al tamaño muestral obtenido es de 4.6% para la estimación de la proporción en el caso más desfavorable de p=q=0,5 y una confianza de 95%.

El segundo grupo estaba compuesto por un segmento social joven y en proceso formativo, ya que se decidió incorporar la visión que sobre la cultura tenía la generación mejor preparada de su historia: alumnos de la Universidad Técnica de Machala (Utmach). Pero no nos interesaba el conjunto estudiantil en su totalidad, sino aquel con mayor nivel formativo. Y para ello se estableció el criterio de consolidación académica del alumnado y, en consecuencia, se optó por definir un universo compuesto específicamente por los estudiantes que cursaban los dos últimos años de carrera de las facultades que integran la Utmach (Facultad de Química, Facultad de Ciencias Sociales, Facultad de Ingeniería, Facultad de Empresariales y Facultad de Agronomía). La encuesta fue aplicada a un volumen cercano a 50% del perfil señalado (1 469 alumnos), y, en este caso, el error asociado era de 1.9%, bajo las mismas hipótesis sobre la estimación de la proporción a un nivel de 95%.

 

Resultados

A continuación presentamos los resultados obtenidos sobre los diversos aspectos estudiados.

 

Valoración de la política y gestión cultural de las instituciones públicas

Los centros culturales públicos y privados son promotores, generadores e intermediarios de acciones que van dirigidas a la ciudadanía. Algunas de sus actividades se formalizan e institucionalizan, otras son efímeras o tienen un mayor recorrido, pueden contar o no con programaciones y líneas definidas realizadas con o sin criterios que son elaboradas por profesionales o por aficionados que, en cualquier caso, definen en su conjunto un escenario cultural determinado.

Nuestra atención no se va a centrar en evaluar esa gestión cultural, sino en conocer qué piensan los ciudadanos de Machala sobre su espacio cultural, cómo lo califican, qué valoración hacen de la política, oferta y estado cultural, cuál es su conocimiento sobre la existencia de un plan cultural y qué institución consideran que presta mayor atención a la cultura. En decir, recoger el sentir y apreciación social sobre las acciones culturales en su territorio.

El grupo social que hemos denominado "sector de alta cualificación formativa" califica al panorama cultural actual de Machala como aceptable en 41%, frente a 24% que lo cataloga de "malo" y 22% como "bueno". Mientras que las opciones extremas, "muy bueno" y "muy malo", representan 8% y 5%, respectivamente (ver figura 1).

A simple vista, en función a esa distribución, se podría afirmar que tres cuartas partes de este segmento social posee una visión favorable de su realidad cultural. Sin embargo, debemos apuntar que la inclusión por nuestra parte de una opción intermedia ("aceptable") en la respuesta, pudo haber tenido alguna influencia en los encuestados a la hora de fijar su criterio y, por consiguiente, generar algún tipo de distorsión al no haber aplicado escalas de Likert, de modo que el entrevistado pudo haber tomado alguna postura sobre la cuestión que se le consultaba. En este sentido, al correlacionar los resultados obtenidos con otras variables que guardan una estrecha relación, como es el caso de la valoración sobre la política cultural en Machala, se observa que 37% la califica de "mala" y 37% como "aceptable", pero al invertir los índices de las valoraciones extremas, la opción "muy mala", con 6%, duplica a la de "muy buena" (ver figura 2).

En esa misma línea, se aprecia cómo los índices de evaluación de "la oferta cultural" experimentan un crecimiento de valoración negativa, pues 35% la califica de "mala" frente a 15% que la califica como "buena" y 42% como "aceptable". Mientras que la opción "muy mala", con 5%, continúa casi duplicando a la opción "muy buena", que presentó 3% (ver figura 3).

Esta dinámica descrita se aprecia aún con mayor claridad cuando se interrelaciona esa calificación de "aceptable" del panorama cultural con otros ítems destinados a desvelar cómo conciben el estado cultural. Así, 74% de los encuestados apuntan la existencia de razones profundas para un malestar o descontento en la cultura en Machala, y 78% cree que la cultura en Machala se encuentra en crisis (ver figuras 4 y 5).

Con respecto a la percepción de los jóvenes universitarios sobre el panorama cultural actual de Machala, los datos arrojan una valoración altamente positiva, pues 47% lo define como "aceptable", 35% como "bueno", y 8% como "muy bueno", que en conjunto vienen a representar 90% del total (ver figura 6).

Sin embargo, al correlacionar esos datos con otras variables vinculadas a la valoración de la política y la oferta cultural de Machala (ver figuras 7 y 8), aunque mantiene un comportamiento predominante de aceptación con 47% y 43%, respectivamente, se manifiesta también un rechazo creciente que alcanza 23% en ambos casos. Asimismo, cuando se les cuestiona sobre el estado cultural, 48% señala la existencia de un descontento en el mundo de la cultura, y 73% considera que la cultura en Machala se encuentra en crisis (ver figuras 9 y 10). Bajo esta consideración, podemos señalar que existe una correspondencia perceptiva entre ambos universos.

Otro asunto indagatorio propuesto se centraba en detectar el conocimiento sobre la existencia de un plan cultural. Esta información nos permite ponderar el grado de conexión comunicativa y nivel de información establecido entre la ciudadanía con respecto a la gestión institucional. Los resultados obtenidos en ambos grupos son altamente significativos. Por un lado, se observa que, en el "sector de alta cualificación formativa", las respuestas afirmativas y los "no sabe/no contestó" se reparten equilibradamente con 38%, y las negativas con 24%. Y por otro lado, una mayoría (56%) de los jóvenes universitarios encuestados entró en la variable "no sabe/no contestó", en tanto que 28% se decanta por la inexistencia de un plan cultural, y 16% considera que las instituciones disponen de ese instrumento (ver figura 11). Ambas distribuciones por su equilibrio, a pesar de sus diferencias, evidencian una desconexión informativa de la gestión y política cultural.

Otro aspecto considerado de interés consistía en que la ciudadanía identificara la institución que mayor dedicación presta a la cultura. Así, 55% del grupo de élite formativo señalaba a la Casa de la Cultura Ecuatoriana, Núcleo de El Oro, seguida por otras instituciones con 18.5%, la municipalidad de Machala con 15.9%, mientras que 7% considera que "ninguna" institución concede importancia al ámbito cultural. También resulta muy sintomático la escasa valoración que se concede a la política cultural del Gobierno Provincial de El Oro, que se convierte en la institución menos valorada con 3.6% del total (ver figura 12).

Una tendencia muy similar presenta la percepción de los jóvenes universitarios al respecto, aunque con muy leves diferencias. La Casa de la Cultura continúa siendo la institución más apreciada con 56.2%, y el municipio mejora su imagen entre los jóvenes estudiantes, que la ubican en segundo lugar con 21%, mientras que 11.9% considera que "ninguna", y 10% recibe el Gobierno Provincial (ver figura 12).

 

Evaluación de la relación entre política y cultura

La política y la cultura son dos espacios sociales estrechamente intervinculados, y con la finalidad de captar la percepción que sobre esa relación tiene la sociedad machaleña, hemos planteado cuatro cuestiones: ¿El mundo cultural de Machala es una prolongación del poder político? ¿Existe una utilización política de la cultura? ¿La cultura tiene réditos electorales? ¿La corrupción llega a la cultura?

Como respuesta, obtuvimos que 61% del grupo de élite cualificado considera que el mundo cultural de Machala es una prolongación del poder político (ver figura 13), en tanto que 55% respondió que existe una utilización política de la cultura (ver figura 14). Sin embargo, con respecto a que la cultura pueda tener réditos electorales, los resultados evidencian una división de opinión muy equilibrada, pues 44% considera que no tiene repercusión alguna, mientras 42% ratifica su incidencia (ver figura 15).

Una visión muy similar es compartida por los jóvenes universitarios, pues para casi la mitad de los encuestados, el mundo cultural de Machala es una prolongación del poder político (ver figura 13), en tanto que existe una división de opinión equilibrada entre los que afirman y rechazan la utilización política de la cultura (entre 26% y 28%, respectivamente), y con un significativo 46% que "no sabe/no contestó" (ver figura 14).

Esta tendencia se repite sobre los réditos electorales de la cultura, ya que 27% admite su influencia y otro 27% rechaza esa consideración, mientras que 46% "no sabe/no contestó" (ver figura 15).

En cuanto a la percepción de ambos grupos sobre posibles vínculos entre corrupción y cultura, es prácticamente mayoritaria y homogénea, ya que 69% del grupo cualificado y 80% de los jóvenes universitarios coinciden en señalar la existencia de prácticas irregulares. Asimismo, en ambos universos llama la atención la evolución porcentual de los que "no sabe/no contestó". Adicionalmente, podemos ver que en los jóvenes se alcanza el índice más bajo (11%) con respecto al resto de las preguntas, en tanto que en lo que respecta al grupo de élite, destaca ese 15% de los que "no sabe/no contestó", única ocasión donde se rebasa el siempre elevado porcentaje de los estudiantes universitarios (ver figura 16).

 

Sondeo sobre los rasgos generales y sociales de la cultura en Machala

El binomio cultura-sociedad constituye otro escenario central de estudio para descubrir la noción que los machaleños poseen sobre algunos de sus rasgos generales. Bajo esta consideración, indagamos sobre los siguientes aspectos: ¿La cultura en Machala es localista? Desde su perspectiva, ¿considera que Machala es una sociedad culta? ¿La cultura en Machala fomenta el juicio crítico? ¿Hay lugar en Machala para el disenso, se permite discrepar? ¿El mundo cultural de Machala es un reflejo de la sociedad civil? ¿La oferta cultural actual cumple una función de integración social? ¿Los poderes públicos de Machala tratan a la cultura como un bien de primera necesidad en el progreso social?

Un elemento de interés propuesto fue conocer el grado de permeabilidad social de la ciudadanía a expresar sus ideas de forma libre y abierta. En este aspecto, 64% de los encuestados que integran el grupo de máxima cualificación estima que la cultura en Machala no fomenta el juicio crítico (ver figura 17), y 51% considera que en la sociedad machaleña no hay lugar para discrepar (ver figura 18). En cambio, esos índices tienden a disminuir, al parecer, entre los jóvenes universitarios, debido, fundamentalmente, al elevado porcentaje de los que "no sabe/no contestó", que alcanza 44%; pero, aun así, 33% de los estudiantes considera que la cultura en Machala no fomenta el juicio crítico, frente a 23% (ver figura 17). Sin embargo, una mayoría, con 47%, coincide en señalar la inexistencia de espacios para discrepar o disentir, a pesar de un significativo 31% que "no sabe/no contestó" (ver figura 18).

Con respecto al cuestionamiento sobre el carácter localista de la cultura en Machala, se produce un desencuentro de opinión entre ambos grupos. El sector profesional cualificado, con 52%, identifica sus rasgos culturales como localista. En tanto que 39% de los estudiantes universitarios desestima esa consideración, aunque con un elevadísimo registro de 37% que "no sabe/no contestó" (ver figura 19). Sin embargo, ambos sectores sociales coinciden en señalar, con unos índices altamente significativos de 69% y 63%, respectivamente, que Machala no pude ser calificada de sociedad culta (ver figura 20).

De igual manera, se ha intentado sondear sobre la relación entre cultura-sociedad, su función social y el papel de las instituciones en este ámbito. Como resultado, tenemos que 77% del grupo cualificado considera que la cultura de Machala es un reflejo de su sociedad, 59% piensa que su oferta cultural no cumple con una función social, y 76% manifestó que los poderes públicos en Machala no tratan a la cultura como un bien de primera necesidad en el progreso social (ver figuras 21, 22 y 23).

En lo que respecta la opinión de los estudiantes universitarios, 44% coinciden en apuntar que el mundo cultural de Machala es un reflejo de la sociedad civil. Sin embargo, en relación con que la oferta cultural Machala cumpla con una función social, se observa un empate técnico entre los que están a favor y en contra (29% y 30%, respectivamente), y un elevado índice (41%) que "no sabe/no contestó". Y en lo que se refiere al tratamiento que los poderes públicos de Machala conceden a la cultura como un bien de necesidad en el progreso social, 63% considera que "no", 23% "no sabe/no contestó", y 14% manifestó que "sí" (ver figuras 21, 22 y 23).

 

Chequeo sobre el conocimiento de los recursos económicos y humanos en el ámbito cultural

El conocimiento que la ciudadanía posee sobre los recursos económicos y humanos que las instituciones destinan a la cultura, su valoración sobre las inversiones y dotación de infraestructuras, constituye otra información muy válida desde diversos ángulos y que hemos concretado en las siguientes consultas: ¿La cultura en Machala mueve dinero? ¿Está bien empleado ese dinero en Machala? ¿Se invierte en infraestructuras culturales en Machala? ¿Existe en Machala una corriente intelectual oficialista o institucional? ¿Podemos hablar en Machala de la existencia de clientelismo cultural? ¿Se produce cultura independiente en Machala?¿Existen tribus culturales en Machala?

Entre las respuestas, tenemos que 47% del grupo cualificado cree que la cultura en Machala dispone de presupuestos, y 43% estima que son insuficientes, mientras que 10% "no sabe/no contestó". Sin embargo, cuando se les pregunta sobre si consideran que está bien empleado el dinero destinado a la cultura, 56% piensa que "no", 25% "no sabe/no contestó", y 19% está convencido de su buen empleo. Y con respecto a un hecho más visible, cómo es la inversión en infraestructuras, 67% considera que no se invierte, frente a 22% que considera que "sí", y 11% "no sabe/no contestó" (ver figuras 24, 25 y 26).

Por su parte, en el grupo de los jóvenes universitarios encuestados, 56% considera que la cultura cuenta con recursos económicos, frente a 24% que considera que "no", y 20% "no sabe/no contestó". Adicionalmente, 63% manifiesta que la administración de esos recursos económicos no está bien gestionada, y 47% indica que Machala carece de infraestructuras culturales (ver figuras 24, 25 y 26).

Por otro lado, el grupo de élite manifiesta que no existe una corriente intelectual institucionalista, ni un clientelismo cultural, ni tribus culturales, pero reconoce la presencia de una producción independiente en la cultura (ver figuras 27, 28, 29 y 30).

Entre los jóvenes, con respecto a la existencia de una corriente intelectual institucional, resalta el alto porcentaje (44%) de los que "no sabe/no contestó". Sin embargo, y a pesar de cierta distribución homogénea, sobresale el pensamiento de los que señalan la existencia de un clientelismo cultural, mientras que no está conformada una opinión muy definida respecto a la presencia de tribus culturales y creación cultural de carácter independiente (ver figuras 27, 28, 29 y 30).

 

Exploración sobre el conocimiento de la existencia y peso de una industria cultural local

Con la idea de recoger el conocimiento y visión social sobre la existencia y peso de una industrial cultural, planteamos dos cuestiones básicas: ¿Existe una industria cultural en Machala? Desde el punto de vista cultural, ¿Machala dispone de un mercado cultural?

La percepción acerca de estas dos preguntas está perfectamente dibujada en ambos universos. El sector cualificado, con 80%, considera que el Cantón no dispone de industria cultural. Sin embargo, nos resulta sorprendente que un porcentaje tan alto (13%) para un grupo supuestamente de alta cualificación formativa, opte por un "no sabe/no contestó" (ver figura 31). Esta tendencia se repite con ligeros cambios en lo que se refiere a la presencia de un mercado cultural, pues 79% señala su carencia en el municipio (ver figura 32).

El universo estudiantil universitario (como ya hemos señalado, aparte del gran porcentaje del "no sabe/no contestó") se decanta con 39% por la inexistencia de una industria cultural, frente a 46% que "no sabe/no contestó" (ver figura 31). Por otro lado, 70% afirma la ausencia de un mercado cultural, frente a 20% que "no sabe/no contestó", y 10% que considera que Machala dispone de un mercado cultural (ver figura 32).

 

Identificación de los símbolos culturales e identidad

El grado de apego e identificación social con respecto al acervo de identidad es un indicador de concienciación cultural que viene a definir el peso del imaginario colectivo de una sociedad. Desde esa idea planteamos, a través de una pregunta abierta que se nos indicará, por orden preferencial, tres elementos culturales o de identidad de Machala.

 

1.        La identidad en el grupo de alta cualificación formativa y profesional

Los resultados obtenidos evidencian unos rasgos y tendencias perfectamente definidos. En primer lugar, destaca el altísimo porcentaje de encuestados que no ofrecen respuesta alguna a la primera opción, que alcanza 39.2%, cantidad que se incrementa a 40.42% y 44%, respectivamente, cuando se tienen que enfrentar a proporcionar una segunda y tercera opción (ver figura 33).

Este elevado y significativo porcentaje y, muy especialmente, el aumento progresivo de respuestas sin contestar, bien puede reflejar un notable nivel de dificultad a la hora de elegir un elemento simbólico, a la vez que esa dinámica de crecimiento, que se intensifica en la segunda y tercera opción, nos lleva a plantear este dato como un indicador que muestra un desarraigo de identidad y, por consiguiente, una debilidad social de identificación colectiva.

Otro rasgo relevante que se detecta con total claridad es la excesiva dispersión o diversificación de símbolos aportados, que alcanza 40.17% en la primera opción, y que presenta una dinámica progresiva alcista en las siguientes opciones, con 42%. Esta tendencia podría ser interpretada desde dos ópticas contrapuestas. Por un lado, esa variedad simbólica podría ser el reflejo de una sociedad que contiene una gran riqueza de señas de identidad o, por el contrario, un signo de carencia o ausencia de identificación social compartida. Nos inclinamos por esta segunda lectura por dos motivos. En primer lugar, por el elevado número sin respuestas que hemos apuntado anteriormente, y, en segundo lugar, tras analizar el conjunto de los elementos referenciados, se observa cómo en su inmensa mayoría tienen un escaso contenido singular o diferenciador. Así, por ejemplo, los encuestados mencionan conceptos como "actividad económica", "agricultura exportación", "ciudad comercial", "costumbres", "deporte", "diversidad cultural", "fiestas populares", "folclor", "su gente", "hospitalidad", "carácter localista", "el mar", "la música", "la pesca", "el pescador", "la producción agrícola", "religiosidad", "teatro", "pueblo trabajador", "tradiciones", etcétera, elementos, como vemos, de un marcado carácter generalista. Se referencia, por ejemplo, a la "gastronomía", pero no se define un plato específico, representativo; se selecciona la "música", pero no se especifica un género, una pieza musical o un intérprete; se menciona a "la Casa de la Cultura", pero no se personifica en un creador o en una obra, etcétera. Asimismo, los principales símbolos representan unos porcentajes muy escasos que no superan 5%.

Otro aspecto predominante es el fuerte vínculo de esas señas de identidad a la contemporaneidad, como son "el Monumento al Bananero", "la Casa de la Cultura", "los parques", "el banano", es decir, símbolos surgidos y conformados en las últimas seis décadas. Esto nos habla de un componente sociogeneracional que no mantiene vínculos de origen con el pasado histórico-territorial del Cantón, consecuencia muy probable del propio proceso de conformación social de Machala a partir de mediados del siglo XX con el boom bananero que ejerció de factor de atracción para el asentamiento de un contingente de migrantes desde diversos puntos del país y que construyeron un nuevo imaginario e incorporaron a sus tradiciones de preferencial sobre las de origen, que con el paso del tiempo se han ido diluyendo y desapareciendo. Desde esa perspectiva se conforma una sociedad nueva con diversos componentes socioculturales y donde su realidad cercana es su punto de referencia más inmediato de identificación.

De igual forma, otro dato altamente significativo es el señalamiento de la inexistencia de signos de identidad, bajo la denominación de "ninguno", que alcanza un rango muy similar al de gastronomía, capital del banano o parques y que, además, no sólo aparece recogido en las distintas opciones, sino que ocupa un lugar privilegiado, al situarse en segunda posición como elemento definidor de la sociedad machaleña detrás de gastronomía y Puerto Bolívar en la segunda y tercera opción, respectivamente.

 

2.    La identidad en los estudiantes universitarios de la Utmach

En líneas generales, podemos afirmar que la cosmovisión de identidad que poseen los alumnos universitarios es casi plenamente coincidente, pues presenta una tendencia similar con los rasgos definidos por el grupo cualificado, a pesar de que se observa un comportamiento participativo diferenciador. Éste se traduce en unos índices muy bajos de los encuestados que eligieron la opción "no sabe/no contestó", y que está caracterizado por un crecimiento progresivo que va de 0.6% en la primera opción, a 4.3% en la segunda, y a 12.3% en la tercera (ver figura 34).

Otra similitud es la fuerte dispersión de signos de identidad que diseña una curva alcista que pasa de 27.2% en su primera elección, a 31.4% en su segunda, y alcanzando 40.5% en su tercera opción. De forma paralela se aprecia una caída porcentual de los símbolos, pasando de 33.6% a 12% en la segunda opción, y a 8.3% en la tercera. Una evolución que, a nuestro entender, y como hemos señalado anteriormente, se explica en la dificultad de seleccionar un elemento simbólico como consecuencia de un desarraigo y debilidad social de identificación colectiva.

Los principales signos aportados en la primera opción son: el "banano", "parques" y "ninguno". En la segunda: "banano", "parques" y "Puerto Bolívar". Y en la tercera: "parques", "camarón "y "ninguno".

Como se aprecia, destaca el alto grado de coincidencia a la hora de señalar los símbolos, y sobresale porcentualmente la designación de "ninguno".

Otros símbolos de menor significación estadísticas pero de alcance cualitativo notable son: alcalde, arbolito, bandera, café, camaronera, Casa de la Cultura, Centro de Arte, diversificación política, exportación, Feria de la Merced, Feria Mundial del Banano, gente trabajadora, municipio, oro, regeneración urbana, reina del banano, shopping, turismo y zona rosa, por mencionar algunos.

 

Conclusiones

Cabe destacar que este estudio tiene como limitación la interpretación de la percepción social de un determinado grupo de ciudadanos, los más cualificados desde el punto de vista formativo y académico, en un tiempo acotado y sobre algunos aspectos generales de la cultura que hemos considerado relevantes, con la pretensión de mostrar un primer avance de tipo descriptivo que permita luego contrastar con un estudio en profundidad, eminentemente cuantitativo, sobre hábitos y prácticas culturales, a través de una muestra representativa de la sociedad machaleña que está en proceso de culminación.

Las principales conclusiones podrían sintetizarse en los siguientes puntos:

• En términos generales, los resultados de la encuesta permiten inferir que la percepción sobre la valoración actual de la cultura en Machala es negativa.

• Se detecta un grado de concordancia absoluta entre la percepción de ambos grupo (alta cualificación y estudiantes universitarios).

• Se aprecia una dinámica significativa en el grupo de jóvenes universitarios que viene caracterizada por un elevadísimo porcentaje de los que optan frecuentemente por el "no sabe/no contestó", con un rango que oscila de 11% a 56%. Ese comportamiento generalizado, a nuestra consideración, parece no corresponder a una posible actitud de desinterés ante el cuestionario o a un problema derivado de su falta de compresión, pues se observa cómo en determinadas preguntas se incrementa la toma de posición. De cualquier modo, creemos que esos elevados índices reflejan un estado de desconexión y un reducido conocimiento de la realidad cultural. Asimismo, se aprecia en los estudiantes un grado de más libertad a la hora de contestar aquellas preguntas con un mayor peso de compromiso o comprometidas. Mientras que en el grupo de alta cualificación se detecta, ante ese mismo tipo de preguntas, todo un comportamiento inverso, es decir, una indefinición expresada a través del "no sabe/no contestó".

• Se manifiesta una amplia visión de malestar y estado de crisis en la cultura en Machala.

• Se evidencia una desconexión informativa entre la ciudadanía y la gestión cultural.

• Se considera a la Casa de la Cultura Ecuatoriana Núcleo de El Oro como la institución mejor valorada, aunque destaca una apreciación significativa que afirma que "ninguna" institución en Machala presta atención a la cultura.

• Se advierte una visión generalizada de la cultura como una prolongación y utilización del poder político, pero sin réditos electorales.

• Se comparte una amplia visión sobre vínculos entre corrupción y cultura.

• Se estima que la cultura en Machala no fomenta el juicio crítico y que no existen espacios para disentir ni discrepar.

• Se constata un pensamiento generalizado en el sector de alta cualificación que sostiene que la cultura en Machala es de carácter localista, mientras que los estudiantes universitarios desestiman esa consideración.

• Se piensa mayoritariamente que la sociedad de Machala no pude ser calificada de culta.

• Se concibe la cultura de Machala como un reflejo de su sociedad, donde su oferta cultural no cumple una función social y los poderes públicos no tratan a la cultura como un bien de primera necesidad en el progreso social.

• Se evidencia una opinión muy conformada que la cultura en Machala dispone de recursos económicos, aunque se cree que son insuficientes y están mal gestionados.

• Se rechaza, por parte del grupo de élite, la existencia de una corriente intelectual institucionalista, clientelismo y tribus culturales. Mientras que los jóvenes señalan la presencia de una corriente intelectual institucionalista, pero no un clientelismo ni tribus culturales.

• Se reconoce la presencia de una producción independiente en la cultura de Machala.

• Se patentiza la carencia de una industria y mercado cultural local.

• Se manifiesta un bajísimo nivel de identificación simbólica en la población objeto de estudio, que está caracterizada por su alta cualificación y formación.

• Se considera al banano, en sus diversas manifestaciones, como el referente ineludible de la machalidad, aunque con un porcentaje irrelevante. Asimismo, destaca una corriente de opinión significativa que reconoce la inexistencia de signos de identidad machaleña.

• Se constata la preeminencia de elementos culturales e identidad de reciente conformación que están totalmente enraizados en un colectivo social reducido. De igual forma, se revela una ausencia de referentes históricos, culturales, paisajísticos, políticos, etcétera.

 

Propuesta

La información obtenida señala y detalla una serie de debilidades altamente preocupantes de la realidad cultural de Machala. A la luz de estos resultados creemos que se hace imprescindible una urgente intervención por parte de las autoridades competentes con el fin de reflexionar y analizar la situación con la consiguiente adopción de actuaciones por fases. Una de las primeras medidas que sugerimos podría ser la creación de una "Mesa por la cultura en Machala", que liderada desde la municipalidad integre a todos los sectores culturales y colectivos sociales, permaneciendo abierta a la participación ciudadana. Entre sus funciones debería establecerse una hoja de ruta que contemplara, entre otros asuntos, la elaboración de un diagnóstico, un plan de choque inmediato a corto y medio plazo, y el diseño de un plan estratégico cultural a largo plazo, plan que debe nacer con el aval de un pacto cívico-político que garantice su estabilidad para su pleno desarrollo. Asimismo, se debería valorar la constitución de un observatorio de la cultura Machaleña, dotado de manera conveniente y de carácter eminentemente independiente de la administración pública, encargado de realizar un continuo seguimiento y asesoramiento.

 

Referencias

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Notas

1 Agradecemos de manera especial al Proyecto Prometeo de la Secretaría de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación de la República del Ecuador, por su patrocinio en este trabajo.

2 Los elementos que justifican la elección de Machala como el área de estudio, responden a que esta temática no ha sido objeto de tratamiento hasta la actualidad, además de su relevancia e implicación práctica, tanto desde el conocimiento de su realidad como en el diseño de políticas culturales futuras, así como por su aporte sobre un nuevo enfoque del problemas desde una percepción social.

3 Luego de una consulta realizada a la Agenda 21 de la Cultura sobre cuáles son los parámetros utilizados para incorporar en su listado a las ciudades que cumplen con sus criterios, se nos informa que únicamente requiere una carta compromiso de las instituciones locales en la que se haga constar que aplican la política cultural urbana definida por dicha agenda. Consideramos que ese procedimiento carece de argumentaciones sólidas al no existir una verificación de sus actuaciones en materia cultural y, por tanto, no es garantía de una aplicación de tales criterios. Y Machala es un ejemplo de ello.

4 Agradecemos la gentileza de Yamina Armijos, coautora de este proyecto, por facilitarnos copia del mismo.

5 Celebrado del 29 de septiembre al 3 de octubre de 2014 con dos sesiones diarias en el Auditorio de la Corte de Justicia (Machala, Provincia de El Oro). Se tiene previsto la publicación de las actas del foro.

6 Las mesas de trabajos fueron: "Panorámica general de la cultura en Machala"; "Una visión externa de la cultura en Machala: Los Prometeos"; "Las artes escénicas en Machala"; "Las artes plásticas en Machala"; "La música en Machala"; "La creación literaria en Machala"; "El patrimonio en Machala"; "Cultura popular, tradicional e interculturalidad en Machala" y "Cultura, desarrollo sostenible y medioambiente en Machala".

7 Nuestra gratitud a los estudiantes: Jessica León Bermúdez, Victoria Morocho Márquez, Darwin Costa Feijoó, Jorge Bravo Zhigui, Byron Salvatierra Ortega y Claudia Alcívar Galarza, que fueron coordinados logísticamente por la profesora Diana Granda, bajo nuestra dirección y supervisión, y al doctor Pedro García López, por su asesoramiento estadístico.

8 Según datos del INEC, el número de gestores culturales en el país, en el año 2010, era de 46 162, concentrados fundamentalmente en las ciudades de Quito, Guayaquil y Cuenca (más de 70% del total), por lo que podríamos estimar, al alza, en unos 14 000 gestores culturales en las ciudades del resto del Ecuador. Por otra parte, la población del Ecuador en 2010, sin contar las provincias de Guayas, Pichincha y Azuay (con capital en Guayaquil, Quito y Cuenca, respectivamente) era de 9 211 185 habitantes, y la población de Machala en ese mismo año era de unas 245 000 personas, es decir, 2.66% del total de esa cifra referida al resto de Ecuador. Pues bien, en el supuesto de que los gestores culturales se repartieran uniformemente con base en el porcentaje correspondiente a Machala (2,66%), el número estimado, al alza, de gestores culturales en Machala, se estimaría en 370, es decir, inferior a 400.

9 La distribución quedó configurada de la siguiente manera: 70% (230) por docentes universitarios de la Utmach, y 30% (99) de profesionales, gestores y creadores culturales, tanto independientes como de las instituciones públicas.

 

Información sobre los autores

José M. Castellano Gil. Español. Realizó sus estudios de doctorado en geografía e historia; la licenciatura en historia y la especialidad en historia en la Universidad de la Laguna. Actualmente trabaja como investigador en el Ministerio de Cultura de Ecuador y en la Secretaría de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación Senescyt. Su área de investigación gira en torno a historia contemporánea, museos, patrimonio y cultura. Entre sus publicaciones destacan: "Prácticas y hábitos culturales de Machala"; "El patrimonio documental de Machala" y "Recursos y diagnóstico cultural de Machala".

Claudia E. Alcívar Galarza. Ecuatoriana. Cuenta con estudios de licenciatura en ciencias de la educación y especialidad en docencia en informática por la Universidad Técnica de Machala, Ecuador. Sus temas de investigación se abocan a: historia local, cultura e informática. Cuenta con las publicaciones: "Prácticas y hábitos culturales de Machala "y "Recursos y diagnóstico cultural de Machala".

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