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Culturales

versão On-line ISSN 2448-539Xversão impressa ISSN 1870-1191

Culturales vol.2 no.2 Mexicali Jul./Dez. 2014

 

Reseñas

 

Por tierras inhóspitas y desconocidas: Baja California en el imaginario de dos viajeros extranjeros

 

Cristian Meza Espinoza

 

Servando Ortoll (traductor y compilador) Amateditorial, S.A de C.V Guadalajara, 2013

 

Universidad Autónoma de Baja California Sur.

 

 

Pareciera que estoy por hablar de un libro de ciencia ficción si a exploraciones en el tiempo me refiero, pero si eso piensa mi lector, está muy equivocado.Y es que, ¿qué otra función existe para el historiador que la de indagar en el tiempo? Ya John Lewis Gaddis lo dijo: "la pesadilla que obsesiona a todo historiador es que las personas sobre de las que escribimos regresen de alguna manera, como el fantasma del rey en Hamlet, para hacernos saber qué piensan de lo que hemos escrito".

El historiador se ha convertido en una especie de médium que enlaza los tiempos de la historia entre el pasado y el presente para descifrar el porvenir. Dicho de otro manera, el historiador es un intérprete del pasado, analista del presente y soñador del futuro, que viaja incansablemente en el tiempo para entender tan sólo un poco de lo complejo de la realidad.

El historiador es el explorador por excelencia que no se conforma con la simple y sencilla mirada de lo que tiene frente a sus narices y que busca entre experiencias y vivencias, tanto propias como ajenas, algo que le dé un panorama de los cómo, cuándo, dónde y por qué de lo que presencia en un momento dado que se convierte en objeto de su interés. Pero ser explorador resulta una tarea complicada y exhaustiva aunque nunca imposible. Consiste en examinar de manera detenida, por un largo tiempo -más que por horas, por meses, años o incluso toda la vida-, lo que acontece en el constante viaje entre lo ajeno y lo conocido.

En el viaje nos veremos obligados a encontrar vidas distintas a las nuestras y enfrentaremos la dura tarea de comprender y entender a los otros. La historia es un viaje continuo que nos remite al encuentro con seres de culturas y situaciones distintas a las de nosotros. Un viaje que a la par nos incita a reconocer a esos seres en el camino como lo que son o lo que queramos que sean ante nuestra mirada.

De esta forma, llega ante nosotros Servando Ortoll, quien en su propio viaje por la historia se topa con dos exploradores estadounidenses y que, gracias a su traducción y compilación, viajan en el tiempo y se muestra en la obra Por tierras inhóspitas y desconocidas: Baja California en el imaginario de dos viajeros extranjeros.

En este libro, Ortoll nos presenta los viajes que realizaron Gustav Eisen a finales del siglo XIX y Arthur Walbridge North a inicios del siglo XX, a la península de Baja California. Dos personajes que, por azares del destino, coinciden en las páginas de este libro por haber recorrido la península cada uno por motivos y circunstancias diferentes, y porque a un traductor se le ocurrió unir entre dos tapas sus escritos.

Dos puntos importantes de la compilación que reseño son, primero, que Ortoll logra una de las primeras traducciones al español de los textos de estos dos viajeros, y que nos permite leer dos visiones que, en primera instancia, iban dirigidos a un público de lengua anglosajona; y, segundo, que podemos leer las letras de Gustav Eisen y de Arthur Walbridge North como una fuente documental virgen para estudiar la península de Baja California con referencias puntuales que nos ayudarán a comprender hasta terminologías poco usadas y que pueden ser desconocidas para el lector.

Eisen y North escriben para un público especializado, y por esta razón, su lenguaje es muy distinto. Mientras que el primero publica sus trabajos en una revista especializada en geografía, llamada Journal of the American Geographical Society of New York, North difunde su trabajo en una revista centrada en el estudio de la antropología, titulada American Anthropologist.

 

El viaje de Eisen

Eisen, quien utiliza la ciencia como recurso y la antepone a cualquier significado trivial, nos detalla en su recorrido desde Loreto hasta la sierra La Pintada, un paisaje lleno de sierras, riscos, precipicios, y uno que otro ojo de agua.

A él interesa la disponibilidad de agua y la fertilidad de la tierra de la península con un objetivo esencial: la posibilidad de colonizar la zona y en qué medida ésta se puede desarrollar. Lo que nos comenta Eisen lo podemos transportar al presente inmediato de los pueblos a los que él observó y analizó hace más de una centuria: a diferencia de los antiguos senderos del camino real que conectaban a pueblos alejados como Comondú, hoy en día, la carretera transpeninsular, ruta única que atraviesa la Baja California, los olvidó.

Las observaciones de Eisen nos facultan para dimensionar la difícil tarea de las distintas poblaciones de esta zona que se encuentran en circunstancias similares a las que Eisen pintó en 1900.

En este sentido, Eisen considera a la península un sitio fracasado en cuanto al desarrollo económico emprendido por el gobierno y particulares mexicanos, "por la simple y sencilla razón de no conocer la situación geográfica de la región". De ahí que proponga un plan de "posible colonización de la península", plan en el que con gran facilidad se detectan los problemas que detienen el progreso económico en la región y que, curiosamente, siguen siendo problemáticas generales que las autoridades y personas correspondientes no han sabido resolver. Me refiero a cuestiones tales como la espera de lluvias para el riego de las cosechas aún no cambiadas a los sistemas de irrigación hidráulicas, cuando Eisen afirma que "nadie puede vivir solamente del clima" o del cambio de la economía artesanal de frutas como el higo y el dátil, a una exportación a gran escala a Norteamérica y -por qué no- a todo el mundo.

 

El viaje de North

North, en su papel de antropólogo y lector de los escritos antiguos de colonizadores y misioneros, se deja atrapar en el juego del imaginario, de lo que creía saber antes y después de trazar su viaje sobre el norte de la península bajacaliforniana.

Centrado en descubrir los secretos ocultos de las culturas autóctonas del hoy estado de Baja California, nos conduce a un mundo lleno de gente que, como fantasmas, aparecen ante nuestros ojos en las diversas fotografías que iluminan el libro que reseño. Culturas cazadoras-recolectoras que sobrevivieron a los estragos de la vida misional y que hasta 1908, fecha en que North los conoció, lograron existir para, irónicamente, ser analizados y conocidos por un antropólogo un tanto improvisado que se interesó en ellos.

Las últimas tribus peninsulares fueron su objeto de estudio. Los cucapás, catarinos, yumanos, kiliwuas, pai pai y los diegueños, son presentados ante nuestra mirada por el novel antropólogo. En Por tierras inhóspitas y desconocidas, North nos revela las estructuras físicas, los usos, los trabajos y la cultura de estas tribus que él denomina autóctonas.

Como cualquier otro buscador de tesoros, North descubre más de uno durante el acontecer de su viaje. Los petroglifos que encontró casi por casualidad los describe con gran asombro y emoción. Conforme los percibe, los coloca en su mundo razonable. Así, los petroglifos que descubrió los convierte, en su escrito, en un reloj de arena o en símbolos que, a su vista, parecieron fenicios o babilonios.

Las aportaciones de Eisen y de North, en mi opinión, son dignas de atención para aquellos que quieran acercarse a las inhóspitas tierras de Baja California, pero también, para quienes prefieran estudiar más a fondo los procesos que en ella se han desarrollado.

Es esta una lectura apasionante que en menos de cien páginas nos atrapa y nos transporta ante paisajes, poblados y personas que nos hacen reconocer a otros y a nosotros mismos; todo esto lo he percibido entre las líneas que llenan las páginas de este libro.

Asimismo, esta obra nos invita a viajar por los lugares que en ella se anuncian, retándonos a visualizar de distinta forma lo que nos rodea y explorar con un nuevo enfoque lo que antes ya habíamos leído.

Gracias a Servando Ortoll y a la participación puntual de Mario Alberto Magaña, Por tierras inhóspitas y desconocidas nos deja de herencia la responsabilidad enorme de convertirnos, a los bajacalifornianos del sur y del norte, en los próximos viajeros que escriban y sientan de nuevas formas la península, el país y hasta el mundo entero.

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