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Culturales

versión On-line ISSN 2448-539Xversión impresa ISSN 1870-1191

Culturales vol.2 no.1 Mexicali ene./jun. 2014

 

Reseñas

 

La fiesta de la Independencia Nacional en la Ciudad de México

 

José Eduardo Cerda González

 

Verónica Hernández Márquez, Rosa Ma. Porrúa Ediciones, México, 2010

 

Universidad Autónoma de Baja California.

 

 

Uno de los grandes temas de la historiografía mexicana ha sido el estudio de la identidad nacional y el sistema político que la avala. La obra La fiesta de la Independencia Nacional en la Ciudad de México. Su proceso de institucionalización de 1821 a 1887, de Verónica Hernández Márquez, se encuentra dentro de este marco de estudio.

Desde la portada, el libro introduce al estudio de las conmemoraciones patrióticas mexicanas. Presenta una ilustración del festejo del día de la independencia, con la actual bandera nacional ondeando en lo que parece el zócalo de la ciudad de México. El diseño editorial a cargo de Rosa María Porrúa Ediciones es amable con el lector, pues la tipografía, así como la calidad de sus hojas, permite una cómoda lectura.

Como refleja en su título, Hernández aborda la institucionalización de la conmemoración de la independencia de México. La autora parte del supuesto de que los festejos anuales de este logro reflejaron las condiciones políticas y socioculturales del país en el siglo XIX. Esta idea resulta atractiva, ya que contribuye a dimensionar el valor simbólico de la tradicional conmemoración de la independencia desde su primer festejo. Con ello en mente, Hernández realiza una reconstrucción de esta celebración de 1821 a 1887, fundamentándose en un trabajo de archivo bien logrado en su recopilación de textos y obras editadas sobre el tema.

Al respecto, entre las fuentes consultadas destacan: el Archivo General de la Nación (AGN), el Archivo Histórico de la Ciudad de México (AHCM), y la Biblioteca Nacional de México (BNM).

Adicionalmente, Hernández incorpora al libro actas y discursos de personajes fundamentales en la historia de la institucionalización del festejo de la independencia, como Agustín de Iturbide, Ignacio López Rayón y Maximiliano de Habsburgo. Con base en estos y otros autores, la autora discute las particularidades de estos festejos a partir de las narraciones y pasajes descritos en sus fuentes. Asimismo, utiliza como fuentes secundarias a autores contemporáneos que han trabajado ampliamente el tema —como Brian Connaughton, Emmanuel Carballo y Fernando Serrano Migallón—, proporcionándole al texto una estructura narrativa sólida.

Verónica Hernández aborda su objeto de estudio procurando dilucidar el origen, la organización y la estructura de la fiesta de la independencia. Parte de diversas hipótesis como la siguiente: "La conmemoración de la Independencia Nacional en la Ciudad de México: operó como un mecanismo simbólico de legitimación en el que se expresaron posturas de las diversas fuerzas políticas" (Hernández, 2010:15). Con base en esta hipótesis, busca indagar en los aspectos políticos, religiosos y civiles que originaron el primer festejo cívico secular de México.

Si se observa a detalle, cada capítulo analiza íntegramente la estructuración de la fiesta con base en un sólido marco teórico. Es importante notar que Hernández plantea la institucionalización de la fiesta de la Independencia utilizando el concepto de conmemoración como sinónimo, cuando en realidad ambos términos son diferentes. De igual manera, presta poca atención a diferenciar entre fiesta y conmemoración, que resulta necesario para esclarecer de mejor manera el uso político del pasado conmemorando la independencia a través de actividades como lo es la fiesta en la ciudad de México.

Los análisis de Hernández plantean que la estructuración de la fiesta es un proceso de larga duración. Al adoptar el modelo de larga duración, la autora amplía la revisión cronológica de los festejos sin aislar su estudio a una sola etapa, lo que permite al lector revisar diversos elementos como el ritual del grito de Dolores, y las fechas y las políticas conmemorativas. Paralelamente, descarta para su obra enfoques como el del discurso político, centrándose en mostrar la estructuración de los festejos de independencia en 66 años.

El libro está compuesto por 217 cuartillas repartidas en cinco capítulos. El primero se titula "Los episodios memorables", y está ilustrado con la imagen Almanaque de la Cigarrera Moderna, de Jesús Helguera, en la que se muestra a Miguel Hidalgo arengando con el estandarte de la virgen de Guadalupe. La autora destaca desde las primeras líneas el carácter simbólico atribuido a la independencia. Narra el episodio del controversial "grito de Dolores", y argumenta el sentido político de la conmemoración. Según argumenta Hernández, las primeras conmemoraciones se disputaron políticamente entre los grupos de liberales y conservadores. Llegado a este punto, la autora se enfoca en el conflicto que significó la propuesta liberal de celebrar el inicio de este movimiento, mientras que los conservadores refutaron que debía conmemorarse la consumación. En síntesis, la tensión de los primeros festejos de la independencia radicó en una disputa por conmemorar a Miguel Hidalgo o Agustín de Iturbide.

El segundo capítulo, titulado "Disputa política y conmemoración patriótica 1821-1863", aborda las múltiples legislaciones que institucionalizaron la fiesta de la independencia. En él, Hernández desarrolla una interesante discusión sobre la estructuración de este festejo. A medida que avanza el capítulo, va definiendo los protocolos con los que actualmente los mexicanos celebramos este logro libertador.

Al narrar los cambios en el paisaje urbano, los edificios, las calles y los monumentos, La fiesta de la Independencia Nacional en la Ciudad de México expone los principios del largo proceso de modernización de la ciudad de México. En este sentido, Hernández utiliza esta celebración para exponer los cambios políticos y urbanísticos en la capital, como serían: la instalación de monumentos, el traslado del festejo del Teatro Nacional a Palacio Nacional, o incluso cómo el emperador Maximiliano de Habsburgo festejó la independencia en Dolores, Guanajuato.

El tercer capítulo describe los cambios en la organización y estructura de la fiesta. Hernández lo introduce con dos ilustraciones: el primero es una litografía: Aniversario del 16 de septiembre, de Casimiro Castro. Esta ilustración proporciona una idea del espacio y la estructura de la fiesta. La segunda ilustración, Fiesta cívica en la Alameda Central, da una idea la organización de los invitados, la élite y militares presentes en el evento. Destaca el papel de la Junta Patriótica como una de las principales asociaciones que organizaron las fiestas de la independencia en el siglo XIX. Aunque dedica varias páginas a la Junta Patriótica, enfatiza solamente en los discursos referentes a la organización del espacio, la hora y los protocolos oficiales. Sin embargo, no destaca en los aspectos ideológicos —federalista o centralista— de los miembros de la Junta Patriótica, que posiblemente influyeron en los festejos de la independencia.

Es interesante ver cómo Hernández aborda la distinción entre lo antiguo y lo moderno, indagando en la organización de las actividades lúdicas y conmemorativas. Revisa la forma en que a través de 66 años, la fiesta aparentemente fue modernizándose en su forma; sin embargo, de fondo conservó elementos coloniales, como el repique de la campana, los miembros de la jerarquía eclesiástica invitados y la misa del Te-Deum.

Al cuestionar si se trata de una "¿conmemoración 'moderna' o festejo del antiguo régimen?", invita al lector a plantear la misma pregunta en el contexto actual. Hernández, más allá de reconstruir el contexto de institucionalización, deconstruye la estructura de la fiesta mostrando cómo se integraron elementos para reforzar la identidad nacional mexicana como la campana, la bandera y el himno.

El cuarto capítulo trata la conmemoración de la independencia durante el segundo imperio. Aquí se expone antagonismo entre el gobierno imperial de Maximiliano de Habsburgo y el gobierno federal de Benito Juárez. Hernández narra los esfuerzos de Maximiliano por legitimar su imperio por medio de los festejos anuales de la independencia. El análisis de los festejos imperiales de la independencia proporciona al lector una dimensión al valor simbólico de las fiestas nacionales para el gobierno extranjero. En contraste, la autora describe los festejos del gobierno federal de Juárez, enfatizando en la precariedad y el estado de persecución en que los federalistas conmemoraron dicha celebración. Aunque el contraste ideológico resulta una buena estrategia narrativa, Hernández se centra más en los aspectos simbólicos de los festejos imperiales que en los federalistas. Si bien aborda las dificultades que se le presentaron a Juárez, no narra los festejos que éste presidió, lo que contribuiría a enfatizar el carácter simbólico de conmemorar la independencia en ese contexto.

El libro cierra tratando los cambios en la conmemoración de la independencia de 1867 a 1887. Señala que, durante ese periodo, los elementos religiosos e ideología conservadora fueron completamente omitidos. Hernández destaca que el triunfo liberal orientó las conmemoraciones de la independencia a recordar a los héroes liberales como Hidalgo, Morelos o Zaragoza. En este sentido, para Hernández, la llegada del gobierno de Porfirio Díaz marcó una nueva reconfiguración en el proceso de estructuración de la fiesta. Desde la disolución de la Junta Patriótica hasta la institucionalización del desfile tradicional del 16 de septiembre, Hernández evidencia la ideología modernizadora del gobierno porfirista, estableciendo un espíritu de reconciliación a través de los festejos patrióticos.

La fiesta de la Independencia Nacional en la Ciudad de México, de Verónica Hernández Márquez, es un libro adecuado para quienes interesa el estudio de las conmemoraciones nacionales. El éxito de este texto descansa en su narrativa amable y ampliamente descriptiva, etapa por etapa. Esto se constata al final del libro con un índice y una bibliografía bien organizados que demuestran la estructura sólida de la obra. Al prestar poca atención a temas importantes como los factores ideológicos que permearon las fiestas de la independencia, el texto invita al lector a indagar con más profundidad en los acontecimientos descritos.

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