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Culturales

versión On-line ISSN 2448-539Xversión impresa ISSN 1870-1191

Culturales vol.1 no.1 Mexicali ene./jun. 2013

 

Reseñas

 

¿Qué fue 'lo Hipster'? Una investigación sociológica

 

Christian Fernández Huerta

 

Mark Greif (ed.) Alpha Decay, Barcelona, 2011

 

Este libro es una colección de textos que fueron presentados en (o que están relacionados con) un simposio celebrado en 2009 en la ciudad de Nueva York y que reunió a un buen número de periodistas, escritores, bloggers, músicos y fotógrafos, algunos protagonistas, otros "espectadores" del fenómeno hipster.

¿Tribu urbana? ¿Subcultura? ¿Estilo juvenil? Ni el simposio ni los textos que se generaron como respuesta a lo expuesto en el evento nos ofrecen elementos concluyentes para entender este fenómeno aparentemente juvenil. En todo caso, este libro se propone la nada fácil tarea de dilucidar sobre "eso" referido como hipster, en ocasiones en tono peyorativo, en otros casos no, pero que sigue vigente, o por lo menos lo está en la Norteamérica de finales del siglo veinte y principios del veintiuno.

La primera parte de este libro de casi 200 páginas está dedicada al simposio que se llevó a cabo en la New School University el 11 de abril de 2009. Como transcripción, es un ejercicio que logra recuperar la riqueza de la palabra viva, a través de un adecuado uso de los paréntesis, las comillas, las itálicas y pertinentes notas al pie. Esto ayuda al lector a "escuchar" las voces de los participantes y hasta del público que intervino con preguntas y comentarios.

Tres textos, de Mark Greif, Christian Lorentzen y Jace Clayton, respectivamente, los cuales fueron leídos en el simposio, dan la pauta para la discusión. El primero, de la autoría de Greif, pretende sin mucho éxito definir lo y al hipster. El segundo es un soliloquio de Lorentzen en el que se disculpa por formar parte de un fraude, ese fraude que afirma la existencia de unas personas llamadas hipster, las cuales, según sus propias palabras, no existen. Para este autor no hay nada que pueda calificarse de cultura hipster; en el mejor de los casos, se trata de un look que resulta "interesante". El texto de Clayton inicia con una anécdota ocurrida en México con "un chico de grueso bigote mexicano", para después hablar de los hipsters de Perú, amantes de la cumbia, ejemplo irónico de la esfera hipster histórica mundial.

Durante las intervenciones de los invitados y del público asistente surgen varios puntos a debatir, como la moda, la música, la televisión, la internet, todo girando alrededor del hipster, pero realmente nunca se menciona de manera explícita a la juventud como parte del fenómeno que se discute; si bien podemos deducir que la relación entre la juventud y los hipsters es asumida por los asistentes al evento, también es una manera de constatar que la juventud ya no puede anclarse solamente en una condición de edad. La lógica lineal y evolutiva de la juventud como etapa de tránsito hacia la adultez ha venido debilitándose. Ahora la juventud se entiende como un proceso complejo con una multiplicidad de vectores; con diferentes espacios, temporalidades, velocidades y sentidos que conforman diferentes realidades juveniles, lo que implica un reto para aprehender lo juvenil; incluso más ahora, en sociedades en las que la condición de juventud ya no sólo se representa en los sujetos jóvenes: por ejemplo, en el fenómeno de los hipsters.

La lógica del mercado, las industrias culturales, entre otros factores, han generado un fenómeno de juvenilización, por el que el imaginario que se construye en torno a lo "juvenil", su propuesta estética, su espíritu, sus ideales o postura social dejan de ser exclusivos de un grupo etario. Por otro lado, aunque relacionada a este fenómeno de la juvenilización, permea la idea de que el joven ha sido desprovisto de su papel (y en algunos casos él mismo ha renunciado a él) como agente de cambio social, enfrascándose en prácticas de consumismo y hedonismo, imagen que no difiere mucho de la concepción del hipster blanco norteamericano.

¿Es el hipster una imposición del capitalismo? ¿Es una consecuencia del impulso homogeneizador por la expansión de la sociedad de consumo? ¿Es, para algunos jóvenes y no tan jóvenes, un mecanismo de aserción de la distinción? ¿Realmente este fenómeno trasciende el estilo y la moda, o sólo es forma sobre fondo? Estas preguntas son lanzadas como dardos al mapa cultural de los jóvenes norteamericanos de ahora, y lamentablemente quedan sin ser respondidas en las páginas del libro. Si acaso, sólo se ven algunos atisbos de respuesta, pues aunque el trabajo promete ser una"investigación sociológica", el tono y la profundidad con que se aborda el tema son más parecidos a los del periodismo cultural.

Si bien los textos no profundizan en la forma en que lo hacen las investigaciones sociológicas, no por ello dejan de tener importancia y pertinencia para quienes se interesan en los estudios de juventud o de las culturas contemporáneas, particularmente en las últimas dos décadas. Los autores del libro coinciden en que el fenómeno hipster alcanzó su apogeo en el periodo de 1999 a 2003 y en que lo que caracterizó a esta microgeneración fue la nostalgia de una época no vivida, la ironía de otros tiempos que idealizaron a través de los ojos de los hermanos mayores o del tío cool de la familia. Esta fijación en la idea de que los tiempos pasados siempre fueron mejores pareciera ir en contra de la obsesiva actitud del hipster por ser auténtico y diferente, cuando su pretendida originalidad es construida, la mayoría de las veces, con referentes que mantienen fuertes vínculos con el pasado, particularmente con el pasado del ciudadano caucásico estadunidense promedio.

Sin duda, el mejor de los textos del libro es "La muerte del hipster", de Rob Horning, quien, a pesar del título de su colaboración, sentencia (en alusión al simposio celebrado) que"se dieron pocas pruebas del fin del movimiento hipster (...) y ninguna teoría coherente acerca de qué podría sustituirlo" (p. 93). Horning también critica la falta de capacidad o, en su caso, disposición por ofrecer una sólida definición de lo que es un hipster, algo que tiene que ver con una subyacente característica de autodesprecio, pues para ser parte de este fenómeno pareciera que el primer requisito es negarlo reiteradamente, pues todos definen lo hipster como lo que "yo no soy".

Una de las ideas más interesantes del texto de Horning es que se considere al hipster como "una especie de intermediario cultural en el hipermediado capitalismo tardío". Si bien cuando se habla del fenómeno hipster existen conexiones que van más allá del estilo con los movimientos anticapitalista, feminista, medio ambiental y otros que surgen o toman nueva fuerza en los albores del siglo veintiuno, pareciera que los hipsters "actúan como agentes para los gobernantes de la hegemonía cultural, apropiándose de las nuevas formas de capital cultural, trasladándolas, en un forma comercializable, al ámbito del consumo mayoritario y despojando a los grupos que las desarrollaron (...) del poder y la gloria, de la unificación y la resistencia social" (p. 94).

Si, como dice Horning, el capitalismo moderno nos hace a todos consumidores y por lo tanto hipsters, y que estamos en constante búsqueda de lo "nuevo" y lo "auténtico", nuestro único consuelo es que en el futuro aprendamos a consumir mejor.

 

 

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