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Andamios

versão On-line ISSN 2594-1917versão impressa ISSN 1870-0063

Andamios vol.20 no.51 Ciudad de México Jan./Abr. 2023  Epub 29-Set-2023

https://doi.org/10.29092/uacm.v20i51.1017 

Reseñas

La otra cara de la moneda

Jacqueline Calderón Hinojosa* 

*Candidata a doctora en filosofía por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México. Correo electrónico: jacquelinech11@gmail.com

Savignano, A. 2022. El problema de los otros en Jean-Paul Sartre: magia, conflicto y generosidad. Buenos Aires: SB


Entre 1970 y 1974 el periodista John Gerassi efectúa una serie de entrevistas al filósofo francés Jean-Paul Sartre quien, aquejado de múltiples padecimientos, se acercaba al crepúsculo de su vida, aunque no por ello de su pensamiento. El testimonio escrito de esos encuentros quedará años más tarde eternizado en un libro intitulado Talking with Sartre, mismo que verá la luz hasta el año 2009 en su versión original al inglés y en el 2012 en su versión al castellano bajo el nombre de Conversaciones con Sartre. Gerassi, al ser íntimo amigo de la pareja Beauvoir-Sartre, así como asiduo lector de este último, logra sostener un fecundo diálogo donde se abordan aspectos diversos de la vida y obra del intelectual parisino.

En el encuentro de diciembre de 1971, al hablar sobre su propuesta de hacer un psicoanálisis existencial, Sartre repara en la parcial recepción que tuvo una de las sentencias más emblemáticas de su pensamiento: L’enfern, c’est les autres (el infierno, son los otros), frase que enuncia Garcin, personaje central de su obra teatral de 1944 A puerta cerrada, al final del último acto. A propósito de esta afirmación, Sartre detalla y dice “pero eso es solo una cara de la moneda. La otra, que nadie parece recordar, es «el paraíso son los otros»” (Gerassi, 2012, p. 219).

Lo sorprendente de esta afirmación, más allá de que, tan solo en apariencia, contradice una de las ideas más arraigadas en el pensamiento sartreano, radica en la profunda herida narcisista que imprimió en sus lectores, críticos y comentaristas para quienes es inconcebible que esas palabras fuesen pronunciadas por él. Incluso, hay quienes se han aventurado a señalar que, debido a su delicado estado de salud, buena parte de lo que Sartre pronunció en el transcurso de sus últimos diez años de vida cuenta con poca credibilidad. Sin embargo, para aquellos que han estudiado a profundidad, no solo sus textos “canónicos”, sino aquellos publicados de manera póstuma, la afirmación de que “el paraíso también son los otros” es absolutamente consecuente.

El talante nihilista, característico de El ser y la nada, y la poca, o casi nula, explicitación de ideas políticas en esta obra, ha despertado posiciones contrarias entre los lectores y comentaristas. Por una parte, algunos han juzgado con dureza el que, pese a haber sido escrita en plena Segunda Guerra Mundial, Sartre no se posicionase políticamente, como sí lo haría dos décadas después en su Crítica de la razón dialéctica (1960). En contraposición, existen aquellos que, como Bernard-Henri Lévy, elogian el carácter ensimismado y “puramente ontológico” de la obra, y ven en la Crítica de la razón dialéctica una estrepitosa caída por parte Sartre que, mejor habría sido, se hubiese mantenido lejos del diálogo con los marxistas de la época.

Gozando de pleno conocimiento sobre el estado actual de la discusión, Alan Savignano, joven filósofo director de “El círculo Sartre”, grupo de investigación establecido en Buenos Aires, Argentina que se ha consagrado al pensamiento sartreano desde el año 2011 y en activo a la fecha, responde con un trabajo impecable y profundo a las críticas apresuradas.

En su investigación, Savignano disecciona con pulso de cirujano tanto las obras más emblemáticas de Sartre correspondientes al llamado periodo fenomenológico, como los escritos póstumos y artículos que no parecen haber merecido, hasta ahora, algo más que una atención marginal. En contraste con el común de los estudios, este filósofo argentino no teme explorar aquellas producciones tempranas que, en su intento por llevar la rigidez del concepto filosófico a la poíesis literaria, terminan siendo textos más bien oscuros. Como tiene a bien recordarnos el autor de la obra que aquí reseñamos, la magia en Sartre aparece cada que el pensamiento lógico y racional es insuficiente. Lo cual, dicho sea de paso, es más frecuente de lo que en primera instancia reconocemos y que, desde muy temprano en su producción filosófica, Sartre asociaba a la presencia del Otro.

Así, El problema de los otros en Jean-Paul Sartre consta de tres partes que a su vez se dividen en capítulos y una introducción que por sí sola bien contiene el germen de lo que podría ser una obra dedicada a la presencia del pensamiento sartreano en la Argentina. Es este estudio introductorio el que consideramos como primer gran aporte, pues, si bien es cierto que en el 2020 nuestro autor publicó el capítulo “A brief History of the Reception of Sartre in Argentina” del libro Sartre and the International Impact of Existentialism (Palgrave Macmillan, Cham, 2020), en el marco del libro que aquí nos ocupa, para Savignano es un paso fundamental reflexionar sobre la manera que en Argentina, y de cierto modo, por qué no decirlo, en América Latina, Jean-Paul Sartre se introdujo, se trabajó, y lastimosamente, también se abandonó. Ese gesto de recuperación y contextualización se nos antoja una invitación irrecusable para todas aquellas personas que en algún momento nos hemos interesado en trabajar al filósofo de la situación.

Es así, que, desde la introducción, la hipótesis es clara: demostrar que ya en los años anteriores a la publicación de El ser y la nada Sartre elabora una extraordinaria filosofía de la intersubjetividad. El demostrar esta hipótesis es lo que llevará a Savignano por la vía interpretativa de los ensayos filosóficos de Sartre de la etapa de su pensamiento signada por la fenomenología. En efecto, Savignano se mantiene firme en este análisis, pues, salvo algunas referencias breves que aluden a obras de corte literario, su estudio se concentra en la filosofía, aun cuando los primeros textos de Sartre, tal como mencionábamos con anterioridad, procuraban ser un entrecruce de ideas filosóficas expuestas y sometidas a un ejercicio literario.

En lo que respecta a la primera parte, esta se divide en tres capítulos y es, propiamente dicho, el espacio y tiempo que Savignano dedica al modo en que Sartre llegó a la filosofía de Husserl, Hegel y Heidegger, así como a la psicología imperante en esa primera mitad del siglo XX y finales del XIX. El análisis que presenta aquí busca y logra contextualizar tanto la recepción de la tríada de filósofos alemanes como la articulación personal que Sartre hace de ellos. Como resultado, se entiende mejor la distancia que Sartre mantuvo con Husserl y la apropiación que hizo del fenomenólogo alemán en consonancia con sus propios intereses.

La segunda parte, dedicada de lleno a la teoría de la intersubjetividad en El ser y la nada, inicia con un apartado titulado “Inspiraciones y discusiones”. Aquí se halla el segundo gran aporte de esta obra: resaltar la presencia fundamental en la filosofía sartreana de Simone de Beauvoir.

Si bien para quienes se dedican al pensamiento de esta filósofa la influencia que ella ejerció en la vida y obra de Sartre es evidente, tal parece que a los “sartreanos” se les olvida fácilmente que rara vez Sartre publicaba algo sin que antes pasara por el ojo analítico de Beauvoir. Alan Savignano, distanciándose de esos extraviados lectores, enfatiza dos momentos neurálgicos donde la participación de la filósofa parisina es innegable. El primer momento, tiene que ver con el acercamiento inicial que tuvo Sartre con Hegel, ahí donde Beauvoir fungió como transmisora de la filosofía hegeliana para su compañero que, a base de su intercambio epistolar, se enteraba de las obras y teorías del filósofo del absoluto. Beauvoir dedicaba largas horas todos los días a la lectura de Hegel en la biblioteca, lo comprendía y lo explicaba a Sartre quien se encontraba en el campo de prisioneros. Mucho se ha escrito sobre la recepción de Hegel en la Francia del siglo XX, de más está decir que años más tarde Koyré, Kojève e Hyppolite conformarán la vía de acceso a la filosofía hegeliana para la mayoría de los intelectuales de la época, y por supuesto, Sartre no será la excepción. Sin embargo, nos parece justo resaltar que Beauvoir fue quien, en sentido estricto, introdujo a Sartre al pensamiento de Hegel, aspecto que no resulta menor.

El segundo momento consiste en cómo Sartre articula una nueva teoría de la subjetividad en El ser y la nada. Para Savignano, nuevamente, la influencia de Beauvoir es ineludible. En La invitada (1943), Beauvoir pone en boca de sus tres protagonistas aquello que Sartre teoriza en la tercera parte de El ser y la nada. Las conversaciones entre ambos motivarían a Sartre a reflexionar sobre un elemento crucial dentro de su teoría de la intersubjetividad: la presencia de otras conciencias implica 1) des-soberanización y 2) alienación. La primera, refiere al descubrimiento de que uno mismo no es el único principio de revelación, significación y justificación del ser. La segunda, se refiere a lo que representa la máxima indignación para quienes de manera superficial se acercan a Sartre, la metamorfosis a la que me somete el otro cada que, por su mirada, devengo objeto. Estas dos caracterizaciones es muy probable que las debamos a Simone de Beauvoir.

La tercera y última parte contiene la tercera y última novedad que nos interesa rescatar, pues se trata del análisis de Cahiers pour une morale, texto publicado de manera póstuma en 1983 y sin traducción al castellano.

Si bien es cierto que filósofos hispanoparlantes como Juan Manuel Aragüés Estragués han dedicado con anterioridad importantes estudios a los textos póstumos de Sartre, Alan Savignano asume el reto de adentrarse en la que quizás sea la obra más confusa y compleja del filósofo francés. Esta obra que se anunciaba ya al final de La trascendencia del ego y con mayor franqueza en la última parte de El ser y la nada, es, en palabras de su autor, la moral que nunca escribió. Pero, nos parece necesario agregar que se trata también de una obra que encarna un momento álgido del pensamiento de este filósofo; un punto, por emplear una de las expresiones recurrentes en este enorme libro, de “conversión”. De la contundente sentencia que dice "el hombre es una pasión inútil", esto en tanto que resulta imposible para un ser-para-sí devenir en un ser-en-sí-para-sí, Sartre pasa a ensayar una posible solución a esta dificultad en sus textos póstumos Verdad y existencia, y por supuesto, Cahiers pour une morale. En ellos encontramos un giro sorprendente en su pensamiento, pues ese proyecto fundamental del para-sí será posible pero sólo a partir de la colectividad.

Al inicio de este texto dijimos que Sartre habla de la otra cara de la moneda en la afirmación “el infierno son los otros”, lo que en esa misma entrevista más adelante expresa Sartre nos permite enfatizar mejor este último aporte que hallamos en el libro de Alan Savignano: “El infierno es la soledad, la separación, el ensimismamiento, el afán de poder, de riqueza, de gloria, mientras que el paraíso es muy sencillo, y a la vez muy difícil: consiste en preocuparse por los demás, cosa que solo es posible de manera continuada en el seno de una colectividad”. (Gerassi, 2012, p. 219).

Precisamente, la relevancia que tienen los Cahiers pour une morale en los estudios sartreanos, y que Savignano ni en un solo momento deja de recordarnos es que, en ellos, Jean-Paul Sartre propone esa moral de la conversión.

El problema de los otros en Jean-Paul Sartre es un loable y bien logrado intento por abandonar la lectura sesgada que imperó en la década de los ochenta, y sacar a Sartre de las tinieblas a las que ha sido condenado, la más de las veces, a base de injurias y acercamientos que nos gustaría denominar “de ocasión”, o más valdría decir, de inexistente compromiso teórico.

Fuentes consultadas

Gerassi, J. (2012). Conversaciones con Sartre. Ciudad de México: Sexto Piso [ Links ]

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