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Andamios

versão On-line ISSN 2594-1917versão impressa ISSN 1870-0063

Andamios vol.20 no.51 Ciudad de México Jan./Abr. 2023  Epub 29-Set-2023

https://doi.org/10.29092/uacm.v20i51.974 

Dossier

Futuros, especulaciones y diseños para otros horizontes posibles

Futures, speculations and designs for other possible horizons

Juan David Reina-Rozo* 

*Investigador del Grupo de Tecnologías e Innovación para el Desarrollo Comunitario de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Colombia e Investigador visitante Universidad Técnica de Berlín. Correo electrónico: jdreinar@unal.edu.co


Resumen

El articulo presenta una revisión, reflexión y replanteamiento de los estudios de futuro(s) en el contexto de un terracidio motivado principalmente por el capitaloceno. Lo anterior, a partir de una limitada concepción de los imaginarios de futuros presentes en nuestra(s) sociedad(es), caracterizados por una tendencia tecno-determinista, poniendo en cuestión el monofuturismo. Por tanto, se manifiesta el rol de la especulación, la imaginación, y los diseños críticos como marco referencial para reclamar de nuevo nuestro(s) futuro(s). En este camino, se describen seis ramificaciones de los etnofuturismos como espacios culturales, comparados y contextuales desde movimientos culturales y artísticos. Abriendo la discusión ampliamente para considerar el diseño especulativo, la ficción científica y la ficcionalización de los sistemas de conocimiento alternos como espacio fértil para futuros pluriversales mucho más que humanos.

Palabras clave: Estudios de Futuro; diseño especulativo; derecho a la imaginación; ciencia ficción; futuros pluriversales

Abstract

The article presents a review, reflection and rethinking of future(s) studies in the context of a terracide motivated mainly by the capitalocene. This is based on a limited conception of the imaginary futures present in our society(ies), characterized by a techno-determinist tendency, calling into question the monofuturism. Therefore, is manifested the role of speculation, imagination, and critical designs as a referential framework to reclaim our future(s). In this path, six ramifications of ethnofuturisms are described as cultural, comparative, and contextual spaces from cultural and artistic movements. Opening the discussion broadly to consider speculative design, scientific fiction, and the fictionalization of alternate knowledge systems as fertile space for pluriversal futures much more than human.

Key words: Future studies; speculative design; right to imagination; science fiction; pluriversal futures

Introducción

No es solo el cambio climático, no son solo crisis civilizatorias desconexas, es el Terricidio. Alrededor de esto, la activista Mapuche Moira Millán (2016) plantea que necesitamos una revolución del pensamiento como respuesta del actual modo de consumo que está acelerando el fin de muchas especies, incluida la humana. De esta forma, Millán sostiene que el terricidio es el asesinato de los ecosistemas tangibles, el ecosistema espiritual, y el de los pueblos y de todas las formas de vida. Frente al terricidio, nos declaramos en permanente lucha, resistencia y re-existencia contra este sistema. Esta premisa se da en el contexto del primer Campamento Climático - Pueblos contra el Terricidio reunidos en el territorio Wallmapu.1

Así, un concepto moderno como el Antropoceno,2 pierde sentido a la hora de poner el foco en una humanidad uniforme, sin singularidades de su interdependencia con el entorno. Los pueblos desde diversas geografías se han relacionado y han afectado de manera diversa los ecosistemas y en su conjunto, el planeta. Por tanto, es vital plantear el Capitaloceno (Moore, 2016), como era actual donde debido al sistema económico capitalista la tierra está llegando a límites insostenibles y se nos plantea un único futuro singular, predecible y racional para los seres humanos y otros seres más que humanos.

El futuro no puede ser solo computable, predeterminado, me niego a ello. Así, me uno al llamado de Escobar y colegas (2022), alrededor de la necesidad de ponderar que nuestro mañana deba ser incalculable e incomputalizable. Nuestros horizontes no deben estar centrados en análisis logo-céntricos sobre la base de la racionalidad de los algoritmos. Así, el lugar de enunciación de este texto es desde un investigador del Sur Global frente a la continua tecno-determinación de los futuros, en los cuales la pluralidad sensorial, epistémica, ontológica y política se ha simplificado hacia una racionalidad ligada a la concepción hegemónica de la tecnociencia.

En este sentido, este texto se inscribe y aporta a los estudios de futuro como espacio transdisciplinar entre los campos de las humanidades, las artes y el diseño. Por tanto, algunas preguntas que abren un lugar esencial para pensar e imaginar en otros futuros posibles se basan en Dery (1994, p. 180) . El autor se pregunta ¿Puede una comunidad cuyo pasado ha sido deliberadamente borrado y cuyas energías se han consumido posteriormente en la búsqueda de rastros legibles de su historia imaginar futuros posibles? ¿No es el futuro propiedad de los tecnócratas y futurólogos que han diseñado nuestras fantasías colectivas irreales?

En este contexto, este documento se encuentra en el espacio de tensión entre la desfuturización, los futuros otros -más allá del monofuturo hegemónico- y aporta al derecho a la imaginación como praxis para especular otros mañanas posibles, otros futuros pluriversales (Escobar, 2018). Es primordial comprender las ideas de desfuturización planteada por Fry (2021) y de la cancelación del futuro sugerida por (Berardi, 2011), como procesos limitantes de la imaginación, de la vida y de la realización de horizontes plurales. Así, nos hacen reflexionar frente un presente continuo y lineal, ligado a un sistema socio-económico hegemónico y homogéneo. No obstante, ante esta idea pesimista-realista emergen posturas críticas frente al futuro, no como algo inevitable, sino como un lugar de debate y de política, de cronopolítica. Los anteriores, pueden señalarse como los Anti-futuros mesoamericanos y tequilogías de Yasnaya Aguilar-Gil (2020; 2021), los Anti-futuros cimarrones de Yuderkys Espinosa-Miñoso (2021), las reflexiones del líder indígena Brasileño Ailton Krenak (2019; 2020), el mapeo de futuros indígenas para descolonizar el diseño (Schultz, 2018) y los futuros re-imaginados y transdisciplinarios por vivir de Tosca y colaboradores (2021).

Lo que estos autores nos sugieren es reclamar el derecho a imaginar. Imaginar como un acto político, que en ejercicio de la especulación es vital para pensar en alternativas preferibles-posibles, inspirado en el derecho a investigar, como acto crítico y práctico de la curiosidad (Appadurai, 2006). No obstante, “la imaginación nunca es libre”, como lo afirma Whitehead (1978, p. 132) , está basada en elementos sociales, culturales y políticos preestablecidos, es decir, es ínter-subjetiva. A partir de la incertidumbre, que día a día se asoma como un gran elemento que había sido invisibilizado del mundo racional de occidente y sus industrias de construcción de futuro, es crítico repensar el por-venir. Los futuros posibles son vitales para la perviviencia de los habitantes del planeta, no solo humanos.

El presente texto, por tanto, se divide en cinco secciones. La primera de éstas se pregunta el ¿Futuro para quién? A partir de cómo se ha construido los estudios del futuro como disciplina académica, sus técnicas, críticas y emergencias. La segunda sección se propone reflexionar en torno a los futuros por vivir, a partir de alternativas generadas desde el Norte y el Sur Global. Se presenta y discute la idea de los etnofuturos y en particular, sus variantes. Una vez descrito el marco conceptual y teórico, en la tercera sección se presenta a la especulación y especialmente el diseño especulativo como una herramienta para sentir/pensar/hacer otros futuros, otros mundos posibles. A partir de esto, en la cuarta sección se propone la ciencia ficción -crítica- como camino creativo que permite dialogar en su ejercicio el arte, las ciencias y las tecnologías. Se continúa al especular que podríamos “prototipar” mañanas desde una perspectiva de pluralidad epistémica y ontológica, hacia futuros vividos y pluriversales. Finalmente, en la última sección se comparten la discusión y algunas conclusiones preliminares a partir del presente ensayo, delimitando las barreras actuales y potenciales oportunidades para seguir reclamando los futuros.

Los futuros y sus estudios

En la presente sección se plantea una introducción limitada a la disciplina de los estudios de futuro, sus orígenes, sus intereses y principales objetos de indagación y metodologías. Se presentan, además, las principales críticas y emergencias de los estudios críticos de futuro como un campo integrador de epistemologías y ontologías. Lo anterior, permite ampliar el espacio del futuro como un lugar en disputa, frente a lo que puede/debe continuar y a lo que es posible/necesario cambiar.

Aunque es difícil de rastrear sus inicios como disciplina y acción, podríamos ubicar entre sus lugares de origen policéntricos el concepto de pronostico (Foresight), el cual fue sugerido por el autor de Ciencia Ficción H.G. Wells en 1932. Bajo esta línea de trabajo, a nivel general, los estudios de futuros se basan primordialmente en información de base alrededor de elementos Sociales, Tecnológicos, Económicos, Ambientales y Políticos (STEAP).3 Así mismo, en la corriente clásica de los estudios de futuro se emplean escenarios para explorar resultados probables, que pueden clasificarse en escenarios de colapso, escenarios de transformación o escenarios de nuevos equilibrios (Hines y Bishop, 2015).

Este campo científico y político se encarga de la comprensión interdisciplinaria de los futuros, y en especial de sus calidades de ser probables, preferibles, plausibles y/o posibles. Lo anterior, se teje con los seis conceptos fundacionales de los estudios de futuro subrayados por Inayatullah (2008). Estos son: los futuros usados, los futuros negados, los futuros alternativos, la alineación, del modelo del cambio social y finalmente, el uso del futuro. En síntesis, estos futuros son elaborados a partir de múltiples elementos, no es una linealidad del tiempo y sus tendencias marcadas por la predecibilidad. Frente al cómo, por qué, quien(es) y desde donde pensar los futuros, es importante tener presente que es también un proceso político, podríamos hablar que es una dinámica crono-política (Klinke, 2013).

Algunas técnicas alrededor de la creación de mundos/futuros o como se conoce en inglés Worldbuilding, han sido primordialmente predictivas, basadas en tendencias de orden cuantitativo y racionalista, tales como el pronóstico (Zaidi, 2019) o la generación de escenarios (Merrie et al., 2018). Mientras, en un orden más subjetivo y cualitativo, principalmente se utilizan métodos alrededor del Storytelling (von Stackelberg y McDowell, 2015), o la generación de Narrativas (Raven y Elahi, 2015). Así, este ha sido un campo enteramente de experticia académica, cerrado, dominado por investigadores/ consultores del Norte Global y centrado en los futuros de la urbe.

Frente al marco hegemónico de sus principales líneas de indagación cabe preguntarse ¿quién participa de la ideación-generación-creación de estos futuros?, ¿quien se beneficia de ellos y a quién afecta? O ¿estos futuros solo abarcan una idea universal del mundo anglosajón y eurocentrista, típicamente centralista que desconoce la pluralidad de ontologías y epistemologías ligadas a los territorios y maritorios? Para introducir la genealogía de estos cuestionamientos, se subraya que una de las principales críticas se encuentra en lo que Grunwald (2018) sugiere como la expansión de la visión tecno-determinista de los futuros, basados en una concepción singular de la tecnología moderna como única fuerza de cambio y engranaje fundamental del sistema económico hegemónico. Una crítica adicional, es la enmarcada por Wilson (2018), quien plantea que debemos despojarnos de una visión patriarcal y colonial de la construcción de futuros, especialmente a nivel del futuro de la relación con la energía.

Así, la idea un solo futuro para la humanidad, el monofuturo, está fuertemente basada en lo que la filósofa Jamaiquina Silvia Wynter (2015) denomina la noción monohumanista, como sujeto y objeto de sus propios discursos y profundamente eurocentrista. Así, es menester reclamar la historia del futuro como lo afirma Yaszek (2006, p. 47) , buscando otras formas de pensar/imaginar/crear futuros plurales. Este monofuturismo, gestado desde una perspectiva blanca, occidental, protestante (entre otras), ha estado vinculado a las industrias que producen el futuro, instituciones cuyas acciones han girado en torno a 1) la gran ciencia, que genera datos del pasado para predecir el futuro; 2) las grandes corporaciones, que financian la investigación científica y actúan en la dirección de la acumulación de capital; y 3) los medios de comunicación globales, que difunden esta narrativa científico-corporativa en todo el mundo (Eshun, 1999).

A partir de lo anterior, emergen los Estudios Críticos del Futuro (ECF) que han cuestionado las bases epistemológicas y políticas de los estudios de futuro, aún no es un área consolidada a nivel de la literatura y en especial desde el Sur Global. Estas novedosas perspectivas tratan de integrar epistemologías, ontologías, herramientas y abordajes que han sido excluidos previamente de la corriente convencional. Inayatullah (1990) sostiene que los supuestos epistemológicos y ontológicos subyacen a todo el pensamiento de los futuros. Entre estos están las dimensiones temporal, económica, política, ideológica-cultural y lingüística. No obstante, estas dimensiones siguen sin reflejarse en la mayoría de los trabajos de estudios de futuros. No se cuestionan y, por lo tanto, influyen en los resultados sin ser reconocidos.

De este modo, de acuerdo con Goode y Godhe los ECF investigan “el alcance y las limitaciones de la cultura pública para imaginar y debatir diferentes futuros potenciales” (2017, p. 109). Está línea emergente interroga sobre los futuros imaginados que se basan en valores y supuestos del pasado y del presente. Por tanto, llaman a generar nuevos espacios epistemológicos y ontológicos en los que puedan surgir horizontes alternativos mediante la historización y de-construcción de los futuros existentes o en otras palabras, de problematizar las imágenes del futuro ya presentes en nuestras sociedades, para indefinir el futuro (Inayatullah, 1990). Inspirados en lo anterior, han emergido movimientos artísticos y culturales para reclamar y recomunalizar los futuros (Reina-Rozo, 2021). De estos, han surgido Manifiestos tales como el Manifiesto del Futurismo Rural,4 y el Manifiesto del Solarpunk.5

Hacia la indefinición de los futuros

Teniendo en cuenta el bagaje previo sobre los estudios futuros y las pistas alrededor de una visión crítica. En esta sección se describen superficialmente y a modo de un primer acercamiento, las principales características de lo que podría denominarse las alternativas al monofuturo. Estás se han desarrollado desde espacios transdisciplinarios donde convergen la academia, los activismos, las comunidades de base, entre otros, para interpelar a los regímenes económicos y políticos subyacentes al monofuturo, tales como el capitalismo, el heteropatriarcado, la supremacía blanca o el colonialismo, entre otros.

A nivel de procesos de investigación-creación, se subraya el de Oráculo de los futuros transfeministas de la organización Coding Rights. Este juego de cartas virtual y físico es una herramienta lúdica diseñada para prototipar y compartir ideas de imaginarios alternativos de tecnologías futuristas (Varon, 2020). Mientras, en cuanto a herramientas metodológicas, Howell y colaboradores (2021, p. 4) presentan cinco nuevas formas de pensar el mañana, tales como Presentaciones paralelas, Yo soy el tiempo, Metáforas epiteliales, El cono de incertidumbres, y Conocer (con) la especulación. Por su parte, investigadores como Chattopadhyay (2021), presenta la idea de los co-futuros, como espacios comparados de indagación de futuros alternos con una base cultural y geográfica preponderante.

En este marco, se presentan los Etnofuturismos o los Futurismos comparados como espacios de reflexión y creación artística y cultural (Moalemi, 2019), claves para descentralizar y generar diálogos entre geografías y culturas entorno a los horizontes por venir. Estos etnofuturismos se caracterizan “por referirse a regiones que a menudo se solapan con las “zonas de conflicto” contemporáneas de una globalidad que ya no está dominada (unilateralmente) por Occidente” (Avanessian y Moalemi, 2018, p. 2). Lo anterior está ligado con el futurismo en interdependencia con las y los ancestros, el territorio, otras especies, y las culturas. No obstante, desde un punto de vista crítico la categoría étnica está ganando importancia dentro del discurso etno-nacionalista en varias regiones del mundo, incluida Europa (Kreuger, 2017). A continuación se describen6 seis corrientes comparadas y sus principales características, comprendiendo regiones tales como África y su diáspora, Europa oriental, Medio oriente y países árabes, India, China, Latinoamérica.

Afrofuturismo y Africanofuturismo

El Afrofuturismo tiene como objetivo fundamental contrarrestar una historia, un presente y un futuro (neo)coloniales mediante la creación de imaginarios colectivos étnicos y raciales, los cuales desafían y cuestionan las ontologías occidentales (Yaszek, 2006). Fue acuñado por el critico cultural Dery en la obra Flame Wars: The Discourse of Cyberculture en los 90 (1994). De tal modo que estos procesos son gestados por colectividades racializadas y marginalizadas, buscando la alteración de los imaginarios sobre el futuro hegemónicos (Thomas, 2000).

Ahora bien, de acuerdo a Eshun (2003), el Afrofuturismo proviene enteramente de la diáspora Africana, principalmente derivada de la población afrodescendiente que reside tanto en Estados Unidos (Yaszek, 2006) como en el Caribe (Afrofuturismo caribeño) (Hernández, 2022). En este sentido, Dery lo define como “la ficción especulativa que trata los temas afroamericanos y aborda las preocupaciones afroamericanas en el contexto de la tecnocultura del siglo XX” (1994, p. 136). No obstante, recientemente se reconsidera y cuestiona el lugar de enunciación de los futuros africanos. Así, es necesario subrayar el Africanofuturismo como otra vertiente y como movimiento estético y político ligado a las territorialidades del continente africano, en particular, Subsahariano (Talabi, 2020).

Easternfuturismo

Mientras el futurismo de Europa occidental se consolidaba y difundía por el planeta han emergido reflexiones, también en el mismo territorio, pero desde otros procesos culturales, políticos e históricos, este es el caso del Easternfuturismo.7 Este movimiento social y artístico que plantea proyectos referentes a los discursos cada vez más entrelazados del post-socialismo y el poscolonialismo en Europa del Este (Gerhardt, 2020). Algunas de sus expresiones particulares son el Ossifuturismo (Futurismo de Alemania Oriental), basado en la reactivación de utopías feministas de los últimos años de la década de 1980 en Berlín Oriental y el Gitano-futurismo representando una estética cultural avanzada en la intersección de la cultura gitana, la tecnología y la brujería.

Finalmente, el Hungarofuturismo como expresión geográfica de colectivos políticos en Hungría (Gerhardt, 2020). Este último es una mito-ficción y una estrategia estética diseñada para condicionar la memoria cultural. Por lo tanto, fortalecen la ideología nacionalista para ocupar y cooptar mitos nacionales e históricos. De tal modo, que desean recuperarlos para reconstruir formas del pensamiento húngaro. El objetivo de este movimiento es la transformación de la imaginación en un sentido espacial y temporal. Esto puede lograrse a través de la re-canalización creativa de las narrativas de origen y una restauración de la esperanza en futuros pasados, o incluso futuros utópicos especulativos que nunca han sido o nunca serán (Miklósvölgyi y Nemes, 2017).

Golfofuturismo / Arabefuturismo

Estos movimientos culturales y artísticos tienen su origen en la región diversa que se conoce como Medio Oriente. Pueden ser entendidos como formas particulares de contra-futurismos a los discursos hegemónicos de un futuro singular. También como prácticas culturales y políticas de tiempos normalizados, en tanto imaginarios y especulativos (Parikka, 2018). Por tanto, cuestiona el aislamiento de los individuos a través de la tecnología, la riqueza y el islam reaccionario, los elementos corrosivos del consumismo sobre el alma y de la industria sobre la tierra y nuestro entorno (Dazed DIgital, 2012).

Más aún, una cuestión central en la reflexión del Golfofuturismo y Arabefuturismo es la cuestión de la velocidad del cambio. Lo que se denomina como la Dubaificación, un laboratorio de futuro a través de la construcción del edificio más alto del mundo, la creación de islas visibles desde el espacio, el transito de puertos de pescadores a megaciudades con niveles de consumo crecientes.

Indofuturismo

Por su parte, el Indofuturismo es una corriente cultural de futurismo poco explorada para el subcontinente de la India. Se propone como medio para la diáspora de la India y sus habitantes, respondiendo al colonialismo y sus ramificaciones a nivel contemporáneo. Tiene por visión imaginar un futuro alternativo para la India, en el que la India no sea colonizada. De acuerdo con el Manifiesto Indofuturista este tiene múltiples intenciones y está arraigada en la historia cultural de la India, afirmando:

¡Imagínate! Un glorioso mundo Indofuturista, una línea alternativa y temporal en la que la India ha prosperado y nunca ha sido colonizada. Un mundo que habla de las difíciles cuestiones de nuestro presente actual, tanto con optimismo utópico como con críticas satíricas, al tiempo que aborda las necesidades de este futuro ficticio (Bandodkar, 2021b, p. 1).

De este modo, a través del diseño especulativo, Bandodkar (2021a) activa el Indofuturismo mediante la creación de cinco artefactos Indofuturistas que sirven de ejemplo para materializar este futuro alterno. Estos son La puerta de enlace al mundo, el Archivo virtual sánscrito, el COLONIZR, el Laboratorio de la piel, y Un Saree como el de Draupadī.8 Siendo estos dispositivos para potenciar la especulación de unos otros futuros posibles para la región de la India.

Latinxfuturismo

Un espacio aún más emergente es el del Latinxfuturismo. Este movimiento diverso y heterogéneo aún está en proceso de consolidación tanto práctica como a nivel de investigación. Las autoras Merla-Watson y Olguin (2017) han editado un primero volumen por comprender la pluralidad de voces tanto académicas como activistas a través de su obra Altermundos. El Latinxfuturismo,9 entonces, hace referencia a un espectro de estéticas especulativas producidas por latinos estadounidenses, incluyendo chicanos, puertorriqueños, dominicanos, cubanos y otras poblaciones inmigrantes latinoamericanas (Merla-Watson, 2017).

También incluye producciones culturales procedentes de los espacios liminales y fronterizos. Aquí, se incluye especialmente el espacio híbrido y fluido de la frontera entre Estados Unidos y México, tales como el trabajo gráfico de Marti (2020) y el de Catherine Ramírez con el Chicanxfuturismo (2015, 2019).

Sinofuturismo

Finalmente, Asia se ha visto desde los últimos años del siglo XX como un territorio del futuro. Su ascenso económico y tecnológico han generado el imaginario de sociedades que liderarán el desarrollo tecno-científico y social en los próximos años. De esta forma, un movimiento cultural también emerge con este imaginario, se trata del Sinofuturismo. De acuerdo con De Seta (2020), ese concepto es tentador, puesto que pretende superar la distinción arbitraria entre el pasado antiguo de China y su modernización contemporánea. También, se justifica por las tendencias históricas y la evolución geo-política en curso y finalmente, se basa en modelos explicativos que re-significan las genealogías representativas sobre Asia Oriental y el “Oriente” en general.

Estos procesos han iniciado desde la primera década del siglo XXI como reflexiones contra-futuras de manera diversa, es decir, no podemos hablar de un solo Sinofuturismo (Conn y de Seta, 2021). En especial, sobre las suposiciones referentes a la modernidad global sobre las geografías de Asia (Huang, 2020), tal como la idea del Shangaifuturismo. De esta forma, colectivos artísticos basados en la especulación han abierto camino para re-imaginar estos futuros para China (Zhang, 2021). En la siguiente figura se presentan a nivel preliminar seis futurismos comparados y sus correspondientes ramificaciones particulares con el objetivo de ilustrar la diversidad de procesos re-creadores de futuro.

Fuente: Autor.

Figura 1 Espectro de los etnofuturismos comparados 

Fuera del marco de los etnofuturos comparados se encuentran referencias tales como el Ancestrofuturismo,10 definido por Borges y Fragoso como un proceso que “utiliza dispositivos como la hiperstición y la creación de comunidades espectrales para construir su propio plano organizativo” (2015, p. 7). De tal modo que se generan experiencias inmersas en los rituales de bricolaje, que tienen como objetivo la producción de una sensación de pertenencia, generar un espacio/tiempo de producción creativa para potenciar y dignificar la experiencia.

Otro concepto fuera del andamiaje de los etnofuturos es el Futurismo Indígena dada la pluralidad de perspectivas propias y externas de las comunidades originarias y de contextos geográficos como Norteamérica, Centroamérica, Sudamérica y Oceanía. Lo cual hace que su conceptualización en un solo movimiento sea problemático, tal como la investigadora Yasnaya Aguilar-Gil lo menciona, es una hererogeneidad de principios, procesos y visiones que no es posible delimitarlos a una categoría de lo “indígena”.

No obstante, es necesario considerarlo dentro de la presente revisión. Una de sus exponentes es Grace Dillon (2012). La autora presenta una antología de ciencia ficción donde compila autores indígenas de Norteamérica para ficcionalizar la ciencia desde una perspectiva de los pueblos originarios de Estados Unidos. Otros trabajos alrededor de este movimiento son los desarrollados por Palmer y colaboradores (2022) sobre el resurgimiento de futuros indígenas; y el de López y Coelho (2022) alrededor futuros indígenas y educación.

En relación con estas corrientes culturales de los otros futuros, podríamos pensar en cómo recomunalizar los horizontes. Es decir, volver a darles sentido, agencia y participación comunal, en otras palabras, colectiva. Ahora, ¿cómo hacer esto? ¿cómo recomunalizar los futuros otros, los etnofuturos que han sido marginados frente al monofuturismo? Una posible respuesta puede ser el diseño, dado que los futuros pueden ser concebidos como problemas/retos de diseño (Mazé, 2019).

Diseño especulativo como creador de contra-futuro(s) otro(s)

A partir de los antecedentes y el marco de discusión inicial, en esta sección se presenta el diseño especulativo como herramienta de creación alternativa de futuros. Basada en corrientes alternas del diseño y literatura, estas visiones se basan en la especulación como acto político de creación de mundos -worldbuilding- a través de la generación de significados (von Stackelberg y McDowell, 2015).

El diseño especulativo es una práctica que se ocupa de propuestas y estéticas futuras de carácter crítico. El concepto diseño especulativo fue concebido por Anthony Dunne y Fiona Raby (2013) como ramificación del diseño crítico. El objetivo central de esta práctica se centra en diseñar propuestas que identifiquen, debatan y provoquen reflexiones sobre cuestiones clave del futuro (Johannessen et al., 2019). Este no está interesado en gestar propuestas de diseño de carácter comercial. A nivel de definición, Auger lo propone como “una combinación de extrapolaciones informadas de una tecnología emergente… para desarrollar y presentar futuros plausibles” (2013, p. 11). A nivel de procesos regionales de exploración de diseños especulativos el trabajo de Mitrović (2015) y colegas es un referente importante, en particular para Europa.

En este marco, este tipo de diseño puede verse como un espacio de disputa transdisciplinario donde se tejen las artes, el diseño, las ciencias sociales y aplicadas (Michael et al., 2015). Johannessen y colegas (2019) reconstruyen la trayectoria del campo, y en particular sus herramientas, limitaciones y posibles indagaciones posteriores. Entonces, la especulación radical se vuelve una acción no solo importante, sino, necesaria para re-crear horizontes, fuera de marcos racionales y normativos actuales que limiten la imaginación colectiva (Scurr y Bowden, 2021).

En este sentido, queremos pensar en la defensa del derecho a imaginar otros futuros, desde la academia y los movimientos sociales inspirados en la Imaginación Radical de Haiven y Khasnabish (2014). De tal forma que “la especulación nos permite construir deliberadamente el mundo implícito y así hacerlo accesible para la exploración y la reflexión” (Fischer y Mehnert, 2021, p. 25). La imaginación, por tanto, es un mecanismo por el que, a través de la especulación, podemos transformar nuestros presentes y futuros colectivos. Los movimientos basados en la especulación, como la ficción especulativa permiten espacios para el re-descubrimiento, la re-definición, la re-invención y la re-vindicación de los futuros (Reina-Rozo, 2023).

No obstante, tal y como lo plantean Fischer y Mehnert “todo lo que hay que especular es ya una disposición de la realidad social del especulador, incluidos tanto los hechos empíricos como los significados culturales compartidos y las ficciones” (2021, p. 25). De este modo, el proceso de especular futuros, nos permite pensar y reflexionar alrededor de cómo y de qué formas imaginamos. Lo anterior, pensado desde la base social, política y cultural del presente contexto (Misseri, 2017). Es decir, lo implícito y sus suposiciones asociadas a la realidad son vitales para generar nuevas imágenes y narrativas por-venir.

Ejercicios de especulación con jóvenes de Harlem (Nueva York) expresan y ofrecen espacios para un diálogo emergente entre el mundo tal como es y el mundo que podría ser (Dando et al., 2019). Usando, para esto la noción de prototipo,11 funcionando como herramienta de construcción social de sentidos. Del mismo modo, Sarah Pink ofrece experiencias para nutrir la perspectiva del derecho a la imaginación y la especulación para generar espacios de co-diseño desde una iniciativa activista (Pink, 2015), y reflexiones alrededor de tecnologías emergentes (Pink, 2022). Por tanto, prototipar, es decir explorar y experimentar con nuevos futuros es vital a la hora de pensar y generar nuevas imágenes de futuro, haciendo de estos lugares crono-políticos.

Ciencia ficción como prototipo cultural re-creador de horizontes

En el ejercicio de creación de futuros plurales es crítico descentrar la ciencia ficción como un campo especulativo, como un prototipo de futuro(s). En particular, son claves sus abordajes, implicaciones y relación con los estudios utópicos (Martínez, 2020; Sargent, 2006; 2010) -fuera del alcance de este texto-. Lo cual nos permite re-significar la ciencia ficción, desde un lugar de enunciación inicial de la llamada ciencia ficción “dura”, hacia otras formas de pensar las ficciones científicas que llenen de sentido a la Techné (Menadue et al., 2020). Así, se usa el derecho a la imaginación como diseño político (Misseri, 2017) para reclamar horizontes posibles.

Los estudios de la ciencia ficción, que en un inicio se gestaron desde la óptica literaria, ahora están infectando otras disciplinas y ethos, tales como los estudios culturales e incluso la tecnociencia (Reina-Rozo, 2023), ya siendo muy difícil de delimitar la línea de diferencia (Thacker, 2001). Nuevas obras de ciencia ficción se están utilizando como procesos para contribuir a la gobernanza de las tecnologías emergentes, mejorando la capacidad de evaluar reflexivamente la dinámica social de los sistemas socio-técnicos (Miller y Bennett, 2008). Por tanto, como lo afirma Haraway (1991) la frontera entre ciencia ficción y realidad social es una ilusión óptica. Dado que estas dos se re-alimentan una a la otra (Avanessian y Moalemi, 2018), y de hecho, ya están incorporadas a nuestra cotidianidad a través de diversos artefactos culturales que han generado imaginarios del futuro, de tal modo que no sea solo ciencia ficción sino, transite hacia la ficción científica (Albuquerque, 2020).

En tanto la ciencia ficción ofrece un espacio para prototipar nuevas especulaciones de futuros, también sirve para profundizar algunas imágenes de futuros preestablecidas por la cultura occidental, estas son artefactos culturales. Tal es el caso de series como Star Trek (Perkowitz, 2016) o películas como la saga de James Bond (Fritzsche y Dürrbeck, 2020). De esta forma, aunque es un espacio para la imaginación de otros futuros, la ciencia ficción carga con lastres de Racismo, Colonialismo (Delany, 2000) y Fascismo (Santesso, 2014). Pero también, emergen aún con más fuerza y en las periferias del mundo alternativas y reivindicaciones Feministas (Curtis, 2005), Utópicas (Williams, 1978) y hasta Cosmotécnicas (Hui, 2017; 2021).

Teniendo en cuenta tanto las potencialidades como las limitaciones y riesgos de la especulación a través de la ciencia ficción, es clave su re-significación no sólo como género literario, sino, como espacio cultural de contestación de los imaginarios de futuros impuestos desde los centros corporativos y políticos, en síntesis, desde las industrias de creación de futuros (Reina-Rozo, 2023).

Un ejemplo de lo anterior puede verse en el texto Camillie, Lxs niñxs del compost (Haraway, 2017). Donde Camillie, el/la “personaje” protagonista de la obra a través de cinco generaciones pretende poner en reflexión la vida humana en el planeta y su interacción con otras especies. Podríamos decir que es una semilla de lo que definiríamos como ciencia ficción pluriversal, entendiendo el pluriverso como el espacio de recomunalización de los mundos, a niveles epistemológico y ontológico que supera el desarrollo como imaginario de bienestar colectivo (de la Cadena y Blaser, 2018).

Esa propuesta especulativa para unos otros horizontes, se basa en los trabajos de Escobar (2018, 2020) y de trabajos colectivos alrededor del posdesarrollo, tal como la antología de conceptos denominada Pluriverso: Un diccionario para el posdesarrollo (Kothari et al., 2019). El anterior, permitiré descentrar la especulación y el diseño de futuro de los centros de poder, sea este político o cultural hacia otras geografías. Pero más importantes desde otras visiones del mundo y sus sistemas de conocimiento y relación interdependiente con otras especies.

Consideraciones finales

Estamos viviendo unos futuros presentes. Escenarios climáticos y sociales que pensábamos que iban a ocurrir en decenas de años, son cada vez más frecuentes. El terracidio ya está sucediendo desde lo local, hasta lo global. La revolución de pensamiento a que nos convoca Moira Millán debe ir más allá, hacia una revolución de la imaginación, por el derecho a una imaginación radical para pensar futuros que quizás antes no eran probables, pero que cada día son más preferibles para evitar la cancelación de nuestros futuros comunes. Los llamados contra-futuros pluriversales planteados por Krenak, Aguilar-Gil o Espinoza-Miñoso desde Latinoamérica son vitales hoy más que nunca.

De esta forma, nos unimos a lo que Wynter (2015) afirma en relación a la condición humana como inevitablemente híbrida, integrando la dimensión biológica (bios) y mitológica o narrativa (mythos), llegando a considerarse como homo narrans. En este contexto, los futuros pluriversales también dependen de praxis narrativas de reparar, curar y cuidar la red de interdependencias de la vida, no solo la de la especie humana (Escobar et al., 2022). Al mismo nivel, estos futuros pluriversales emergen del homo complexus que, de acuerdo a Morín, se entiende como “afectivo, lúdico, imaginario, poético, prosaico, si es un animal histérico... un ser demente, ...poseído por sus sueños y sin embargo capaz de objetividad, de cálculo, de racionalidad” (2001, p. 58). Lo cual, ensancha el espectro singular de la lógica moderna cimentada en la tecnociencia racional pilar del monofuturo.

Por ende, es necesario gestar herramientas del diseño especulativas que nos abran el camino hacia una investigación-acción utópica tal como lo sugieren Egmose y colegas (2020). Con lo cual, podamos comprender el cómo usar la especulación para no solo cambiar el futuro, sino, los presentes a través de experiencias que nos brinden elementos de reflexión y acción (Noel, 2022) Así, trastocar el poder a través de la gestación de futuros, puesto que como lo afirma Eshun “el poder también funciona a través de la previsión, la gestión y el suministro de futuros fiables” (2003, p. 289).

El diseño especulativo y los estudios críticos de futuro son campos transdisciplinarios que se están realimentando en múltiples aristas. Sin embargo, siguen siendo espacios de disputa académica, en particular, en las escuelas de artes y humanidades; y de poder, a nivel de los procesos de generación de procesos, proyectos, diseño de políticas públicas y programas de intervención, siendo excluyentes frente a quien y cómo se participa. Por tanto, es vital abrir los espacios de discusión, reflexión, creación y diseño hacia otras comunidades epistémicas y ontológicas, que puedan participar de sus propios futuros y de los de otros. Siendo agentes activos en la crono-política, sus implicaciones y relaciones más allá de la especie humana, donde el futuro pueda ser considerado como un bien común, un crono-común.

Ahora bien, ante esta tarea que puede parecer muy amplia ya podemos tejer sobre lo tejido. Los etnofuturismos, plantean alternativas, brechas, y grietas para recomunalizar y pluriversalizar los horizontes, no sin observar críticamente sus procesos, objetivos y conclusiones, de tal forma que no refuercen ideologías represivas, nacionalistas y autoritarias. Siguiendo el ejemplo de los estudios de la ciencia ficción, se debe realizar una revisión del campo, de su herencia colonista y racista, para abrir el paso a nuevas y novedosas formas de ficcionalizar la construcción de conocimiento y futuro. Un futuro en el que quepan muchos futuros -pluriversales-, en alusión a los principios de la lucha del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en Chiapas, México, en relación con su máxima de un mundo en que quepan muchos mundos.

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1Territorio Mapuche reclamado en el sur de Chile y Argentina.

2Es una época geológica caracterizada por el impacto global que las actividades humanas han tenido sobre los ecosistemas terrestres y marinos. Su uso inicial se da en el año 200 por parte del Premio Nobel de Química Paul Crutzen.

3En inglés es conocido como STEEP Baselines (Social, Technological, Economic, Environments and Political).

5Para mayor información ver http://www.re-des.org/un-manifiesto-solarpunk/

6Esta descripción es sucinta dado el objeto del presente texto. Se requiere de un análisis más profundo fuera del alcance actual.

7Para la presente indagación se presenta este anglicismo dado que no se encuentra una traducción a Español acorde con el contexto.

8Para mayor información ver https://priyabandodkar.com/indofuturism/

9Este movimiento puede yuxtaponerse en autores, visiones, planteamientos y trabajos al del Afrofuturismo Caribeño dadas las primeras obras en estos procesos culturales.

10Aunque se podría pensar que es un oximorón, no existe tal dualidad entre la ancestralidad y el futurismo, a pesar que la modernidad plantee el abandono de lo ancestral ante las imágenes de monofuturos.

11Traducción del inglés Prototype. El prefijo prot-, o proto-, procede del griego y tiene el significado básico de “primero en el tiempo” o “primero formado”. Un prototipo es alguien o algo que sirve de modelo o inspiración para los que vienen después. Fuente: https://www.merriam-webster.com/dictionary/prototype

Recibido: 09 de Septiembre de 2022; Aprobado: 15 de Diciembre de 2022

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