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Andamios

versão On-line ISSN 2594-1917versão impressa ISSN 1870-0063

Andamios vol.19 no.50 Ciudad de México Set./Dez. 2022  Epub 29-Set-2023

https://doi.org/10.29092/uacm.v19i50.990 

Reseñas

Covid-19, Comunicación e intelectualidad banalizada

Paula Nathalia Correal Torres* 

*Profesora en la Universidad Santo Tomás, seccional Bucaramanga, Colombia. Correo electrónico: paula.correal.torrres@gmail.com

Covarrubias, I. 2021. Festina Lente. Ciudad de México: Gedisa, Universidad Autónoma de Querétaro


El texto cuenta con un índice provocador, que invita al lector a cuestionarse sobre el escenario social y político en el cual estuvo inmerso durante los primeros dos años de la Covid-19. La estructura en cinco capítulos desglosa la esquizofrenia comunicacional que sufrió el mundo en el contexto pandémico y la forma como se transformaron las posturas políticas -al menos frente a la opinión pública- en una suerte de demostrar una gestión medianamente razonable para afrontar la crisis sanitaria a nivel mundial.

Es un libro que va más allá de una crítica a la aceleración constante de nuestra época, es un camino trazado a partir de análisis y estudios concienzudos de los fenómenos involucrados en torno a lo político, en contraste con la política en un caso concreto -el manejo de la pandemia y la cara pública de la gestión- con múltiples aristas con remisiones históricas en la sociedad mexicana.

Asimismo, se incorporan caracterizaciones y aproximaciones conceptuales a partir de ejemplificaciones a los cambios que ha venido sufriendo la sociedad latinoamericana, en general, toda vez que se ven replicadas en la región algunas conductas descritas particularmente en clave mexicana pero extrapolables a otras sociedades.

La pandemia y los efectos que desencadenó se presentan en el texto como un aviso de muchas problemáticas prontas a estallar y amenazantes de desequilibrar el escaso balance entrópico, como la degradación ambiental unida al consumismo, el control sobre la inteligencia artificial, la creciente deshumanización que parece invertir el imperativo categórico kantiano y ubicar al dinero como fin y al ser humano como medio. Frente a estas problemáticas, pero particularmente de cara al Covid-19, se han identificado dos tendencias, la primera a poner la fe de solución en personajes mesiánicos apostándole a la polarización para escapar de la crisis -permanente- y la segunda, acudir a la ciencia para combatir la incertidumbre. No obstante, la segunda opción abordada especialmente en los últimos dos capítulos a partir del rol de los intelectuales y su responsabilidad como reductores de complejidad, encuentra un obstáculo aparentemente infranqueable, la confusión de los datos científicos con el mar de información que recoge y empareja la visión de los opinólogos, las histerias, los racismos y los miedos bajo la misma categoría.

El momento convulso en que aparece la pandemia nubla el escenario de conflicto, que se libraba desde diversas esquinas con proyectos de autonomía fragmentada y establece un solo foco de atención, el manejo de la crisis sanitaria. Este nuevo foco funcionó como base para la modificación o creación de nuevos contratos sociales con temas clave, como repensar la soberanía y esclarecer el papel de los organismos supranacionales, sin embargo, no logra trascender de la presión al gobierno en turno (que a su vez clama por unidad nacional y lucha común para salir de la crisis) y no centra la atención en las problemáticas subyacentes al Covid-19, por ejemplo, la desigualdad de acceso a servicios médicos de calidad, la ausencia de agua e implementos básicos para ralentizar el contagio -cubrebocas, alcohol, guantes- y tampoco en la apremiante escasez económica que trajo consigo el confinamiento en algunos territorios.

Las particularidades de las poblaciones se vieron desdibujadas en el afán de universalizar las prácticas de manejo de la pandemia, como fue el caso de Colombia, donde se implementa el confinamiento obligatorio y días después se observan retazos de tela roja en las ventanas de algunas casas indicando la ausencia de alimento y clamando por la cooperación de sus vecinos para sobrevivir en un país donde el trabajo informal es la mayor fuente de ingresos.

Precisamente, estas situaciones fueron ampliamente usadas por los medios de comunicación para apelar a la sensibilidad y fortalecer el espectáculo informativo, desviando la atención de otras cuestiones medulares de la gestión de riesgos sociales. Este espectáculo que se ha venido experimentando se explica dentro del texto a partir de las ideas de Guy Debord, especialmente al señalar fenómenos como la escandalización informativa, la duplicación de la realidad y la representación de la realidad experimentada, unidas al poder de atracción de repetición y aceleración al tiempo y la nueva lógica del poder. La creación de realidades y el ocultamiento de otras en el juego de la simulación y disimulación, trae consigo estrategias para hacer política a partir de fake news, campañas agresivas en televisión o redes sociales, las llamadas bodegas o bots con cuentas automatizadas para manipular y difundir información falsa.

El uso y abuso de las redes sociales y otras estrategias enunciadas, demuestra una marcada tendencia al desplazamiento de la verdad por la fuerza retorica de las narrativas. En este punto tendría cabida analizar el estudio de los auditorios en una perspectiva perelmaniana que permite el desplazamiento de la verdad que no sea pragmática. La materialización de este desplazamiento es Trump, que pretende hacer coincidir la mentira y la posverdad, ubicándola como elemento constitutivo de la política y la democracia.

La modalidad de generar escándalos para desviar la atención de otros asuntos ha permeado los diversos niveles de poder y se ha constituido como una práctica reiterativa que ya conoce el ciclo de movimiento de la mentira y el espectáculo. La corta duración y el reemplazo de una mentira por otra, con tal velocidad que la indignación dura segundos y se pierde en la memoria, cimenta el confort ideológico y la certidumbre cognitiva de la disimulación.

Esta problemática acompaña a la comunicación desde antes del Covid-19, pero encontró en este un buen nicho para exacerbar sus efectos y generar otros tantos, como la transformación de los actores en futurólogos que matizan la complejidad del virus y monopolizan el universo de interpretación en pro de un sistema particular de intereses. Las herramientas clave para ello se basan en el uso escandaloso de la información, el uso de criterios sospechosos de discriminación, la verborrea, la mezcla de ruptura con la continuidad, la urgencia de novedad, la falsa familiaridad, la justificación del actuar por la libertad y la democracia, aunque se atente contra estos valores en la búsqueda incansable por ser tendencia.

La pandemia trajo consigo un ecosistema propicio para que los efectos de la comunicación mediática escalaran con velocidad, principalmente, por la eliminación de la frontera entre lo público y lo privado que, dicho sea de paso, generó un número importante de escándalos por hacer del conocimiento público situaciones hilarantes, indignantes o irritantes de la vida privada de personajes ampliamente conocidos. Además, de encontrar un asidero perfecto para los “influencers” que influyen lo ya determinado con pequeños cambios superficiales haciendo callar o “cancelando” lo que se escapa a los esquemas preestablecidos.

El texto nos ofrece seis ideas clave para comprender el fenómeno del Covid-19 en el contexto de la comunicación y lo político: 1) Globalización pandémica como movilización constante de mercancías humanas y no humanas; 2) Los acompañantes recurrentes de la crisis en su antes y después materializados en malas decisiones, herencias indeseables o la inminencia del después- exacerbada por la comunicación mediática; 3) Las diferencias de percepción y discernimiento por la ausencia de distancia entre el observador y el objeto observado son potencialidades en constante tentativa de erradicación por la comunicación a través de la construcción de laberintos fronterizos; 4) La dificultad que supone romper con la comunicación mediática “decir todo lo que no se puede pensar” (p. 63); 5) La generación de fenómenos de paradoja críticos por el Covid-19 que se unen a las crisis anteriores sin resolver; y 6) La producción acelerada de entropía que funciona como motor de la sociedad del siglo XXI, rompiendo con el pasado e inaugurando otras formas de sociabilidad. Además, de la irreversibilidad temporal de los procesos sociales.

El capítulo tres funciona como un oasis de cambio de ritmo en una lectura que avanza teórica y conceptualmente compleja, en razón a la incorporación de experiencias personales que acercan al lector al autor y le permiten explorar contextos similares al vivido en los dos años de confinamientos y riesgo sanitario. Asimismo, al explicar el título del texto a través del arte en la escultura y el proyecto editorial de Aldo Manuzio, aporta originalidad a la relación de expansión de la palabra y de los lenguajes en clave de velocidad y lentitud.

La ejemplificación del análisis de la comunicación mediática a través del estudio del uso de lo extraordinario como motor de la fraternidad entre seres humanos, desde casos moleculares, impulsan nuevas máximas universalizables y temporales (añorando el fin de la pandemia) de relacionamiento descritas por el autor como anteriores, pero igualmente resaltables. El uso del sufrimiento y las actuaciones esperanzadoras en el mar de ruido de la comunicación socavan la capacidad de abstracción y conceptualización que se masifica cuando el fenómeno no es observable directamente.

Cambiar personas por números lleva a formularnos la pregunta ¿cuáles serán los términos de las prácticas de dignificación en la nueva normalidad? Este cuestionamiento se une a los esbozados por el autor y enlazados a fenómenos como los cambios comportamentales basados en el miedo, el desarrollo de políticas públicas sobre la marcha de la urgencia, la profundización de las brechas de desigualdad en casos particulares como la educación y las herramientas necesarias para aprender durante los confinamientos. Pese a la recurrente necesidad de calcular subjetivamente los riesgos y presentar diversas cifras de la pandemia, se relegaron otras mediciones igualmente dicientes de las problemáticas que aquejan a la sociedad. Por ejemplo, las pérdidas de vidas humanas por falta de alimento (que superan las registradas por Covid-19) siendo estas al parecer un límite tolerable para la sociedad.

El capítulo cierra con la idea de incalculabilidad de los impactos del Covid-19 en la vida en sociedad e individualmente considerados, por tanto, se invita a la problematización y cuestionamiento de las circunstancias y su complejidad.

En los capítulos 5 y 6 México, Cultura del insulto y kitsch intelectual I y II, se aborda el concepto de intelectual y su puesta en escena en la sociedad mexicana a través de su banalización y transformación en speakers, cuya actuación lejos de crear agitación o abrir caminos críticos, se dedica a la irreflexión y opinología de todo. La descripción de la dinámica amigo-enemigo trazada por el presidente mexicano y algunos intelectuales involucra un litigio público basado en burla y terminología denostativa que acorta la ideas y nulifica la otredad.

Los diversos actores descritos por el autor como los intelectuales, el gobierno en turno y los periodistas forman parte de una pugna a la cual subyacen fenómenos como el dandismo, el esnobismo y, en general, un cambio generacional de los intelectuales cimentado en intereses económicos y políticos que no tienen relación con la ciencia, la construcción de país o el avance hacia mejores condiciones de vida y gestión pública. Al respecto, el llamado consiste en la descripción de la democracia mexicana por parte de las universidades como fabricas de pensamiento propio que puedan unir de nueva cuenta saber-poder (p.153).

El libro es una ventana al pasado con múltiples e importantes recuentos de los procesos de transformación social en la sociedad mexicana, que tienen eco de identificación con otras latitudes, pero también propone una serie de trabajos futuros y áreas de expansión de la teoría política, volviéndolo una fuente de tópicos de investigación y profundización relevantes para comprender la pandemia y la nueva realidad que ha dejado, también para ahondar en las fisuras explicativas de la teoría social actual y los móviles de actuación frente a las crisis sin resolver, en curso o a enfrentar en el futuro.

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