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Andamios

versión On-line ISSN 2594-1917versión impresa ISSN 1870-0063

Andamios vol.18 no.47 Ciudad de México sep./dic. 2021  Epub 17-Oct-2022

https://doi.org/10.29092/uacm.v18i47.887 

Reseñas

Un manual del buen ciudadano

Israel Covarrubias* 

*Profesor-investigador de tiempo completo en la Universidad Autónoma de Querétaro. Correo electrónico: israel.covarrubias@uaq.mx.

Patiño, L. 2019. Ciudad y ciudadanía. Escuchar, dialogar, colaborar y proponer la reapropiación colectiva de la Ciudad. México: UACM, Gedisa


El libro de Luis H. Patiño es una auténtica guía de pensamiento (diseminada en cinco grandes secciones), ya que hace un balance puntual y extenso por las principales teorías y propuestas para la construcción del campo de inteligibilidad de la ciudadanía y de la participación ciudadana, aunque también tiene la pretensión de ser una guía auténtica, y tal vez necesaria, para la acción.

Una guía donde el autor nos ofrece sin cortapisas las maneras en cómo y bajo qué modalidades se da la participación a nivel barrial, a nivel municipal, a nivel sectorial, etcétera. Asimismo, esta guía práctica muestra puntualmente cómo podemos organizar la participación ciudadana, en qué ámbito público-político podemos incidir con ella, cuáles son sus límites y cuáles sus potencialidades. Su desenlace es evaluar la factibilidad para la organización y puesta en marcha de aquello que el autor denomina “talleres de participación ciudadana”, que sin duda deviene un instrumento que sirve a colonos, asociaciones vecinales, organizaciones sociales, escuelas, locatarios, entre otros, con particular énfasis en la Ciudad de México, ya que la obra, dicho sea de paso, se ocupa de la cuestión de la participación ciudadana dentro de los confines de aquella.

En este sentido, el libro es un documento de enorme pertinencia universitaria pero también trans y post-universitaria. Es decir, su lectura es de utilidad para el académico y el estudiante, pero también para el administrador condominal, para el grupo de vecinos interesados por los problemas presentes en la calle o en la cuadra donde viven, para la asociación que pretende incidir en el diseño de la política pública, para el periodista que necesita reportear las formas organizadas o no estructuradas de la participación en un sector específico de una ciudad determinada; para el tomador de decisiones, para el político que hoy es candidato a una diputación local o a una alcaldía. Sirve, al final, a los ciudadanos, con independencia de su colocación espacial, económica, social y simbólica dentro de la ciudad. Es, en síntesis, un manual del buen ciudadano. Su contenido es interpretable como un auténtico “saber hacer”, en el sentido de que ofrece una serie de claves de lectura encaminadas a la comprensión del dinamismo de las practicas participativas en contextos democráticos.

Una de las premisas que recorre el libro es voltear la ecuación clásica de que el ciudadano, como concepto y práctica, está supeditado a la formación histórica de la ciudad, ya que, sin ciudad, se arguye desde un punto de vista convencional, no hay ciudadanía. Hoy, el autor parece sugerirnos que hacer ciudadanía es producir ciudad.

Así, dentro de las diversas dimensiones que aborda el libro en torno a la participación ciudadana, me gustaría detenerme rápidamente en cuatro aspectos que se discuten en las temáticas abordadas en la obra.

El primero, el concepto histórico de ciudad, así como la noción de ciudad en tanto relación social, no solo involucran los puntos de vista sociológicos o urbanos, sino también el punto de vista político. La ciudad es uno de los problemas públicos y globales centrales de la época contemporánea. Sobre todo, cuando existe una creciente y a veces exasperante inquietud por la producción de saberes que nos permitan rediseñarla en todos sus órdenes constitutivos. ¿Es posible esta empresa acaso la más compleja que tiene la civitas en su horizonte actual? Esto es, cómo abrir los espacios sociales de la ciudad al tiempo por venir, para que cobije en todas sus dimensiones la experiencia democrática cotidiana, ya que sin noción de futuro, por más vaga que sea, no existe ciudad, mucho menos democracia. Así, la ciudad se vuelve el verdadero desafío de la democracia en el siglo XXI, pues ésta se revela como la forma escalar esencial sobre la cual la democracia es posible. Es una forma escalar en la medida en que modela y gradúa las ondulaciones propias de la participación en la vida en común democrática. Es, en este sentido, una bisagra de la profundización (para algunos, calidad) democrática.

Esto nos lleva de inmediato al segundo punto. Luis Patiño nos advierte que estamos frente a una serie de cambios profundos en la composición del universo democrático. En particular, lanza una advertencia sobre la importancia de las querellas por el reconocimiento en el campo de batalla de la vida en común. Batallas que tienen lugar a través de la intensificación o el “encapsulamiento” de la participación ciudadana, por ejemplo, cuando está en curso el esfuerzo de derribar las fronteras (y los muros) del status quo ciudadano respecto al problema de ciudadanías de primera, segunda o tercera clase; o cuando crece con intensidad la interacción de las múltiples intersecciones vitales entre los ciudadanos que manifiestan modos de existencia divergentes. Y todo ello a pesar de que el igualitarismo, incluso en su mera figuración de extensión empírica y cifrada de las áreas sociales de igualdad, es una práctica constante y creciente en la ciudad democrática, como nuestra CDMX, incluidas todas sus acuciantes contradicciones.

El tercer aspecto que me parece sugerente de la obra es aquel que coloca el debate sobre la relevancia de lo público con relación a lo político, con particular acento a la producción de los niveles de democratización en el interior de la ciudad. Esto podría ser leído como una competencia específica de la expansión de los propósitos sociales de la forma de sociedad inherente a los sistemas democráticos, siendo conscientes de los muchos y múltiples obstáculos que se encontrarán en su camino, y no solo por las fuerzas verticalizadas de domesticación de la participación ciudadana, sino por lo que podríamos llamar la “entropía de la ciudadanización”. El ejemplo más reciente es la suerte de reprivatización de las calles en la CDMX a causa de la pandemia de la Covid-19: restaurantes, bares, fondas, cafeterías, han tomado por asalto las banquetas y los carriles de muchas calles de la ciudad; el problema y la interrogante es saber si tendrán el interés por regresar a sus espacios “ordinarios”, una vez domesticada la pandemia, en una ciudad donde la privatización de lo publico es una regla y un problema desde hace décadas.

Finalmente, el vínculo entre participación ciudadana y educación para la democracia. Aquí, sigue siendo vigente la frase atribuida al escritor Massimo d’Azeglio luego de la unificación de Italia en el siglo XIX: “Abbiamo fatto l’Italia. Ora si tratta di fare gli italiani”. No es un apelo a un nuevo principio identitario, sino una observación encaminada a recordar la relevancia de la cohesión social para el desarrollo democrático. Nuevamente la pandemia nos recuerda todo el camino que aún falta por recorrer, ya que se sabe, México es una joven democracia, aunque ya tiene muchos vicios y dolencias, como el saltarse la fila en la programación de las vacunas, tanto del funcionario como del vejete adinerado de la zona poniente de la CDMX. Aún falta mucho para que florezcan ciudadanas y ciudadanos, obligadas/os y responsables con el ambiente del sistema democrático y con menos espíritu canibalesco. Subrayo, el compromiso es con el ambiente, no solo con el sistema. Es una de las tareas esenciales del rediseño de la ciudad en los próximos lustros.

Ciudad y ciudadanía. Escuchar, dialogar, colaborar y proponer la reapropiación colectiva de la ciudad de Luis H. Patiño Camacho, es un auténtico manual del buen ciudadano, o de cómo las virtudes públicas e intelectuales en la ciudad son un aliciente y un escudo en contra de los efectos negativos de la baja calidad de la democracia, especialmente de la mexicana. Ojalá que sean muchos las y los ciudadanos, colegas, amigas/os y estudiantes, quienes lean esta obra, porque sus contenidos entreverados en el campo de la sociología política, los estudios urbanos y la ciencia política, son una brújula de la práctica ciudadana en medio del triste y melancólico espectáculo de la política nacional de nuestro tiempo.

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