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Andamios

versión On-line ISSN 2594-1917versión impresa ISSN 1870-0063

Andamios vol.18 no.47 Ciudad de México sep./dic. 2021  Epub 17-Oct-2022

https://doi.org/10.29092/uacm.v18i47.873 

Entrevista

Dos y Dos son cinco, o discurso como sistema sinérgico. Entrevista a Evgeniya Ponomarenko

Marina Larionova* 

Traducción:

Sofía Kamenetskaia** 

*Doctora en Ciencias Filológicas. Profesora Titular del Departamento del Español del Instituto Estatal de Relaciones Internacionales de Moscú (Universidad MGIMO), Rusia, integrante del Consejo Científico de Expertos y de Redacción del almanaque científico Ибероамериканские тетради (Cuadernos Iberoaméricanos) [ISSN: 2409-3416 (versión impresa), ISSN: 2658-5219 (versión electrónica)]. Correo electrónico: larionova.m@list.ru

**Doctora en Lingüística. Profesora-investigadora de tiempo completo de la Academia de Lenguaje y Pensamiento de la UACM. Correo electrónico: sofia.kamenetskaia@uacm.edu.mx


Evgeniya Ponomarenko es doctora en Filología, Académica de la Academia de Ciencias Naturales de Rusia, Profesora del Instituto Estatal de Relaciones Internacionales de Moscú (Universidad MGIMO) de Rusia, integrante del Consejo Académico de la Facultad de Economía Aplicada y Comercio de la Universidad MGIMO, miembro del Jurado de Tesis en Ciencias Filológicas de la misma Universidad.

Sus líneas de investigación son: comunicación intercultural, lingüística y pragmática funcionales y aplicadas, problemas sistémicos de la lingüística, análisis del discurso, retórica y cultura de la comunicación empresarial, lingüística sinergética***, gramática teórica de la lengua inglesa, inglés para el uso profesional: enseñanza de la comunicación empresarial. Su tesis doctoral, defendida en 2004 en la Universidad Lomonosov de Moscú, desarrolla el carácter sistémico de los vínculos funcionales en el discurso inglés moderno.

Es autora y coautora de más de 140 publicaciones (incluidas 4 monografías, 9 artículos indexados en la base científica de Scopus y Web of Science), editora en jefe de 8 colecciones de artículos científicos, integrante del consejo editorial de la revista Филологические науки в МГИМО (Ciencias Filológicas en la MGIMO) y del consejo editorial de la publicación Professional Discourse and Communication (MGIMO), miembro del consejo editorial de la revista Вопросы прикладной лингвистики (Problemas de la Lingüística Aplicada) de la Universidad Rusa de Amistad de los Pueblos. Además de la investigación científica, participa en congresos y seminarios, dicta conferencias y brinda dirección a estudiantes de posgrado tanto de Maestría como de Doctorado. Bajo la dirección de E. Ponomarenko se defendieron 9 trabajos de grado. Es lectora de tesis de grado, así como dictaminadora de trabajos científicos y metodológicos de enseñanza.

Está afiliada a las siguientes asociaciones:

  • ISFLA (International Systemic Functional Linguistics Association), Reino Unido

  • LATEUM (Asociación Lingüística de Profesores de Inglés de la Universidad Lomonosov de Moscú), Rusia

  • National Linguistic Association of Business and ESP Teachers in the Sphere of Business, Rusia

  • Russian International Studies Association (RISA)

  • NAAL (National Association of Applied Linguistics), Russia

  • Es reconocida por sus méritos académicos con la Medalla de la Orden “Al Mérito ante la Patria”, grado II.

Estimada doctora Evgeniya Ponomarenko, le agradezco su deseo de participar en la entrevista y compartir con nuestros lectores sus consideraciones acerca de los estudios discursivos actuales. Ante todo, quisiera hacerle esta pregunta: en el paradigma moderno de las investigaciones lingüísticas se ha establecido la opinión de que prácticamente no existe fenómeno lingüístico que pueda ser comprendido y estudiado adecuadamente fuera del contexto comunicativo y social de su uso; en otras palabras, sin tomar en cuenta sus aspectos discursivos. En su opinión, ¿está justificado este punto de vista?

—Si hablamos del estudio del lenguaje desde la óptica de sus funciones en la comunidad humana, este punto de vista está indudablemente justificado, porque, como se sabe, la relevancia funcional de cualquier forma lingüística consiste en la transmisión de contenidos no lingüísticos por medios del lenguaje; es decir, el lenguaje da forma a las imágenes de la conciencia humana. Dado que la conciencia se forma en el proceso del desarrollo de la personalidad en la sociedad, es lógico que la personalidad lingüística se revele precisamente a través del contexto social, lo que, a su vez, es imposible sin el componente comunicativo.

En la lingüística rusa, tradicionalmente se distinguen tres funciones primarias del lenguaje: comunicación, información e impacto (la famosa tríada del académico V. V. Vinogradov). Es bien sabido que existen tipologías de funciones lingüísticas mucho más detalladas, elaboradas tanto por los científicos nacionales rusos, como extranjeros, y en algunas clasificaciones, como se sabe, el número de funciones se acerca a 100. Sin embargo, las tres funciones que acabamos de nombrar son básicas y en una u otra forma están presentes en todas las demás taxonomías. Además, la prioridad de cualquiera de estas tres funciones es variable (pero este es un tema aparte).

Así que, al analizar diversos fenómenos del lenguaje desde la perspectiva de la comunicación, la información y el impacto, los lingüistas revelan inevitablemente su contexto comunicativo y social, porque fuera de este contexto, el lenguaje se convierte en una especie de esquema, un objeto estático que puede ser bello a su manera, incluso impecable, pero no es capaz de realizar plenamente su potencial (aunque, dependiendo del propósito de la investigación, de todos modos puede servir como objeto de análisis), lo que se observa tanto dentro de cualquier idioma en particular, como a nivel de la lengua en general.

Digamos, si las personas que pasean por el parque ignoran el letrero que dice “Se prohíbe pisar el césped”, como consecuencia, dicha expresión no cumple la función de comunicación, ni la de información, ni la del impacto. Por lo tanto, en este caso, la frase se excluye del contexto comunicativo y social, y el propósito intencional del texto queda sin cumplir con su finalidad; es decir, no se convierte en el discurso.

De manera análoga, por ejemplo, el latín, el sánscrito o las escrituras sumerias actualmente despiertan interés entre un círculo reducido de los investigadores altamente especializados; sin embargo, no funcionan fuera del contexto investigador: la ausencia de un “hábitat” vivo de estas lenguas no les permite actualizar los componentes estructurales y semánticos inherentes a ellos, ni hablar de su desarrollo. El término “discurso” no se suele aplicar a las lenguas muertas, ya que este término, como Usted señala con plena razón, incorpora la conexión de formas lingüísticas con el contexto comunicativo y social.

Al investigar las propiedades discursivas del lenguaje, los lingüistas pueden contribuir a la implementación de la supertarea práctica de la lingüística, que es mejorar la comunicación discursiva con el fin de armonizar la conciencia humana y la interacción entre los miembros de la sociedad.

—Estimada Evgeniya, se sabe que el término “discurso” se interpreta en la lingüística de manera muy amplia. El discurso se entiende como una forma de ver, interpretar y verbalizar el mundo, como una acción comunicativa, un habla inscrita en una situación comunicativa, lo que implica no solo el intercambio informativo, sino también emocional, condicionado por factores extralingüísticos, metas e intenciones específicas de los comunicantes, su conocimiento del mundo, y al mismo tiempo, como su resultado: un texto o una enunciación. ¿No le parece que la multiplicidad de las interpretaciones terminológicas del discurso cause alguna confusión que entorpezca la objetividad y veracidad de las investigaciones científicas discursivas?

—Espero que no. El concepto de discurso ha recorrido un largo camino de desarrollo, empezando con la designación de cualquier habla coherente y terminando por la interpretación actual de este fenómeno que, en mi opinión, está claramente delineada.

Las múltiples interpretaciones del término ‘discurso’ no contradicen unas a otras, sino que ponen en evidencia diferentes perspectivas del mismo fenómeno. En general, estas interpretaciones se reducen a dos variantes.

En la primera, el discurso se entiende como un proceso comunicativo socialmente determinado que se configura como un conjunto abierto de múltiples textos (orales y escritos) generados por los participantes de la comunicación en ciertos tipos de contextos extralingüísticos y prácticas discursivas. En este sentido, el “discurso” se acerca al término “género” (empresarial, artístico, político, mediático, médico, académico, poético, infantil, parental, etc.). En consecuencia, variados tipos de discurso se difieren en sus rasgos lingüísticos característicos. Por ejemplo, lo que se describe en el discurso poético como “una temporada triste, melancólica, encanto para los ojos...” (o sea, otoño en el poema del célebre poeta ruso A. S. Pushkin), en el discurso empresarial puede adquirir la forma de “condiciones meteorológicas favorables para la promoción en el mercado de una nueva línea de ropa”, y en el médico, “período de mayor contagio del SRAS (Síndrome Respiratorio Agudo Severo)”.

La segunda versión interpreta el discurso como un texto coherente, que es generado (por el autor) y es percibido (por el destinatario) a raíz del “proceso comunicativo socialmente determinado” que mencionamos líneas arriba y, al mismo tiempo, que está enriquecido con incorporaciones pragmático-semánticas específicas que surgen en un evento comunicativo concreto. En breves palabras, en esta interpretación, el discurso se considera como “texto + situación”, y la situación se entiende de manera amplia: implica muchos factores extralingüísticos, incluidos los parámetros de los comunicantes que están influenciados, en uno u otro grado, por la conciencia colectiva de la sociedad.

Desde dicha óptica, un mismo texto puede representar un discurso diferente. Pongamos como ejemplo la frase “Nuestros ingresos aumentaron significativamente el año pasado”. Obviamente tendrá diferentes incorporaciones pragmático-semánticas al vender los servicios en una agencia automotriz o en una funeraria, en un banco o en sanitarios de paga, etc. En este caso no solo es relevante la naturaleza de los servicios ofrecidos, sino también su calidad y cantidad, la importancia para un vendedor o cliente concretos en un momento particular de su vida, la percepción del nivel de precios, etc. Es decir, todo un conjunto de circunstancias que acompañan a una situación de comunicación preestablecida, determina las características semánticas del discurso.

Es por eso que el concepto de discurso se encuentra entre los fenómenos lingüísticos más interactivos que reflejan la involucración del lenguaje en el proceso de comunicación; es decir, la interacción de dos partes: la que genera el discurso (hablante / escribiente) y la que lo percibe (oyente / lector).

Así, según destaca Usted en su pregunta anterior, volvemos a abordar la importancia de los aspectos socio-comunicativos del discurso.

—Estimada Evgeniya, si consideramos el discurso a través del prisma de la multidisciplinariedad y la interdisciplinariedad, en términos de Teun van Dijk, surge inevitablemente la pregunta de ¿cuán justificado está el uso del aparato metodológico y terminológico de otras ciencias en relación con la investigación propiamente lingüística? ¿No cree Usted que se deba tener especial cuidado en este asunto?

—Tiene Usted plena razón, Marina. Al involucrar la metodología de otras ciencias en la lingüística, uno debe darse cuenta de si es apropiada, y lo que es más importante aún, si es conveniente para la investigación de un fenómeno tan único, como es el lenguaje. Esta singularidad se deriva de su esencia multifacética: el lenguaje no sólo es un medio de comunicación, información e impacto (lo hemos comentado arriba), sino también representa la capacidad psicofisiológica de una persona, sirve como modo de conservar y transmitir la experiencia cultural e histórica de una etnia y funciona como medio de cognición, etc. A raíz de esto, las tareas de investigación en relación con el lenguaje son también extremadamente diversas. De ahí surgen la variedad y la diversidad de ángulos, métodos y terminología a la hora de analizar la lengua y el discurso.

El proceso mismo de cognición de cualquier objeto de investigación es, en principio, de naturaleza sistémica, y los algoritmos para revelar ciertas propiedades de un objeto del estudio tienen mucho en común en diferentes ciencias. No es de sorprender que los procedimientos analíticos hayan penetrado en la ciencia del lenguaje no solo desde las humanidades (filosofía, sociología, estudios culturales, etnografía), sino también desde las naturales (psicología, biología, fisiología, química, física), así como desde las técnicas (informática, mecánica, ingeniería de sistemas). Por ejemplo, los lingüistas utilizan métodos de modelación matemática durante mucho tiempo; recordemos la resonancia que recibieron en su tiempo los trabajos de Noam Chomsky, Zellig Harris y otros estructuralistas que dieron inicio a las investigaciones generativas.

De las líneas posteriores, se puede nombrar la lingüística sinergética, que se está desarrollando en Rusia de forma muy activa. En el marco de esta línea, se utiliza un aparato científico que proviene de las ciencias naturales. Sin embargo, no se trata de una transferencia formal de la terminología de las ciencias naturales al campo de la lingüística, sino del uso de los conceptos y procedimientos de investigación necesarios en la elaboración de enfoques específicos para el estudio de la actividad discursiva. Además, la perspectiva sinergética del análisis resultó muy eficaz a la hora de identificar las propiedades funcionales del discurso.

Para ello es importante tomar en consideración los siguientes puntos:

  • por un lado, exceder las fronteras tradicionales de la lingüística y buscar problemas y métodos de análisis interdisciplinarios nos permite ofrecer enfoques nuevos para resolver muchas cuestiones lingüísticas, encontrando su solución precisamente en la confluencia de diferentes líneas de investigación científicas;

  • por otro lado, es importante que no se pierda de vista el objeto específico que estudia la lingüística y no se contribuya a “difuminar” los límites de nuestra ciencia.

A veces, los investigadores sin debida experiencia declaran su compromiso con un determinado ámbito científico simplemente porque ven la novedad científica de su estudio en aplicar una terminología desconocida. Si, al mismo tiempo, carecen de un entendimiento profundo de la especificidad del método de análisis que han elegido, en este caso, lamentablemente, con sus obras no exentas de errores, pueden afectar los pilares científicos, ya que provocan un prejuicio contra la propia metodología. Por eso, el uso del aparato cognitivo de otras ciencias no debe centrarse en una búsqueda irreflexiva de “efectos externos”, sino que debe ser bien recibido solo donde sea realmente productivo.

Tomando en cuenta los logros de otras ciencias que son importantes para la lingüística, los lingüistas intentan, a través de la lengua / discurso reflexionar de una manera diferente acerca de los principales problemas de la lingüística fundamental: en otras palabras, acerca del lenguaje como fenómeno específico de estructura compleja, sobre su influencia en la interacción social de las personas, sobre el papel que la actividad discursiva juega en la formación de la conciencia humana, sobre la participación de la conciencia lingüística en asegurar la integridad y armonía del ser humano, etc. Si al mismo tiempo todas las trayectorias de análisis convergen en la actividad discursiva humana y permiten comprenderla mejor, se justifica entonces el uso del nuevo aparato científico.

—Estimada Evgeniya, ya que acaba de mencionar Usted la sinergética, permítame que le haga la siguiente pregunta. Usted es la autora de una tesis doctoral sobre la naturaleza sistémica de las relaciones funcionales en el discurso inglés moderno, también Usted está involucrada en una de las áreas nuevas y prometedoras de la investigación discursiva que es la linguosinergética funcional. Que yo sepa, el término “sinergética” fue introducido en la ciencia por Hermann Haken y se utilizó inicialmente para estudiar la autoorganización de los fenómenos fisicoquímicos y más tarde se aplicó a la investigación de la autoorganización de los sistemas biológicos y sociales. ¿Cuál es el aparato conceptual de la sinergética como ciencia? ¿En qué radica la esencia del enfoque sinergético aplicado al discurso?

—Estimada Marina, le agradezco su pregunta que remite al problema de la sistematicidad. Este es un punto muy importante, ya que en alguna etapa del desarrollo de la linguosinergética en una serie de obras el enfoque sinergético se contrapuso al sistémico. Los autores fundamentaron esta oposición a su manera, pero no puedo estar de acuerdo con esto y ahora explicaré el porqué.

La teoría general de la sinergética tiene otro nombre popular en Rusia que es: la teoría de la autoorganización de sistemas complejos. El término “sinergética” se deriva del griego συνεργία [sinergia] que significa acción conjunta, interacción. H. Haken lo eligió para nombrar la línea de investigación propuesta por él mismo para enfatizar su orientación hacia el estudio de la interconexión y el funcionamiento conjunto de todos los componentes del sistema en el camino hacia la meta deseada del desarrollo del sistema: la sinergia es la “fusión de energías” [Haken, 1983]. Sin entrar en detalles del análisis sinergético, podemos señalar que el objeto fundamental de la investigación de la sinergética es la evolución de sistemas no lineales complejos y abiertos (incluido el lenguaje y el discurso) en estado de desequilibrio en aras de la autoconservación del sistema. Al mismo tiempo, se estudian tales aspectos como:

  • - principios de la organización del sistema,

  • - interacción del sistema con el entorno externo,

  • - condiciones del desarrollo del sistema desde el orden hacia el caos y luego a un nuevo orden,

  • - mecanismos de autoordenación y autodesarrollo del sistema,

  • - paso por “períodos críticos” de desarrollo acelerado,

  • - transición del sistema a un nuevo nivel de desarrollo y adquisición de nuevas propiedades.

En consecuencia, el desarrollo de un sistema autoorganizado se describe en términos de:

  • - linealidad / no linealidad,

  • - equilibrio / desequilibrio,

  • - orden / caos,

  • - causalidad circular,

  • - interacción con el entorno exterior,

  • - parámetros de orden que dirigen el sistema,

  • - atractor como punto de atracción de todos los elementos,

  • - puntos de ramificación (bifurcación) al elegir las rutas del desarrollo, etc.

Con respecto a la actividad discursiva, tal análisis nos permite revelar toda la diversidad y, lo más importante, la interacción sistémica de formas diferentes y mecanismos diversos de la evolución del lenguaje y el discurso. Por consiguiente, no soy partidaria de la oposición de la sinergética y el enfoque sistémico como antítesis y los considero áreas conexas de la ciencia. La sinergética se apoya en la teoría de sistemas, pero revela sus aspectos evolutivos y dinámicos. En realidad, esta es la diferencia metodológica: el enfoque sistémico clásico se distingue por una descripción de la ontología y el funcionamiento del sistema en un estado estable, y para la sinergética, se trata de un estado móvil, del proceso de evolución. No es casualidad que la sinergética se caracterice como enfoque sistémico-dinámico. Tampoco es una coincidencia que tal enfoque haya recibido un impulso para el desarrollo de la lingüística cuando los lingüistas renunciaron al postulado sobre la naturaleza asistémica discursiva y reconocieron que no solo la lengua, sino también el habla / discurso poseen propiedades sistémicas (aunque desde una perspectiva ligeramente diferente a la del sistema del lenguaje).

Partiendo de estos enfoques generales, la linguosinergética revela la evolución tanto del sistema lingüístico (en diacronía), como del habla / discurso, que se entiende como forma de su actividad vital (en sincronía). A nivel del discurso, es de particular interés un análisis sinergético de las propiedades funcionales (es decir, pragmático-semánticas) del discurso que revela las trayectorias del movimiento de significados en el habla y la interacción de los elementos del texto que crea un espacio semántico común discursivo.

Según yo sepa, no hay muchas escuelas científicas en el mundo que estudien las propiedades sinergéticas de la lengua y el habla, aunque en otras ciencias esta área es bastante popular. Rusia es uno de los pocos países donde la lingüística sinergética se está desarrollando de manera bastante fructífera.

—El triunfo del concepto de lengua como sistema se asocia a menudo con el famoso “Curso de lingüística general” [Cours de linguistique générale] de Ferdinand de Saussure. Desde hace más de cien años, esta obra ha sido ampliamente promovida en la ciencia lingüística y se considera como una de las básicas para dominar los aspectos fundamentales del lenguaje, en particular el de la sistematicidad. Se cree que el propio sistema lingüístico determina las reglas y normas para el funcionamiento de unidades de diferentes niveles. En cuanto al discurso como proceso de producción del habla, está regulado por una serie de factores, no solo lingüísticos, sino también extralingüísticos: institucionales, situacionales, intencionales y subjetivos. Mientras tanto, una de las categorías científicas centrales de la sinergética es el concepto de autoorganización o autorregulación. ¿En su opinión, hasta qué punto es posible hablar del discurso como un sistema autoorganizado y autorregulado?

—Los procesos de autoorganización / autorregulación / autodesarrollo del lenguaje y el discurso han atraído la atención de los científicos desde hace mucho tiempo, pero, como muchos otros fenómenos complejos, aún no han recibido una interpretación suficientemente completa e incluso una comprensión más o menos uniforme en la comunidad lingüística. Repetidamente he escuchado la afirmación categórica de que la autoorganización es una “cosa imposible” en la lengua, porque:

  • - en primer lugar, el sistema lingüístico como entidad integral dicta ciertas reglas para el uso de unidades de diferentes niveles, y no son las unidades del lenguaje que “se autoorganizan” de por sí;

  • - en segundo lugar, en el proceso de la producción del habla, la persona construye conscientemente el texto de una u otra forma, sin que se produzca la autoorganización del habla.

En efecto, ¿de qué manera pueden autoorganizarse las unidades “inanimadas” del lenguaje que representa un instrumento utilizado deliberadamente? Ante tal postura, la respuesta parece surgir por sí misma: ¡de ninguna manera! Sin embargo, ahora intentaré disipar este prejuicio.

La cuestión es que la autoorganización no es una mezcla irregular de elementos del habla; está claro que, para las personas en su sano juicio y plenas facultades, tal aglomeración caótica no representa un discurso. Y en general, la lingüística sinergética funcional, según su nombre lo indica, no estudia la autoorganización estructural, sino la funcional (pragmático-semántica, cognitiva, lógica) del discurso.

En el sentido terminológico, la autoorganización o autorregulación es la capacidad del sistema de autodesarrollarse, valiéndose de las posibilidades inherentes al propio sistema. En consecuencia, al hablar de la autoorganización funcional del discurso, nos referimos a la capacidad de las unidades lingüísticas en el proceso de la generación del discurso de combinar e interactuar de tal manera que sus potenciales cognitivos se reúnan y se refuercen mutuamente. De tal modo aparecen estos incrementos semánticos espontáneos de los que hablamos antes, porque se pone en función el mecanismo de no linealidad según la fórmula 2 + 2 = 5. Es decir, el significado general del texto no es igual a la simple suma de los significados de sus elementos, sino que la supera. Es la capacidad de los elementos y partes del sistema de generar efectos no lineales que crea las condiciones para la autoorganización del sistema, en nuestro caso, la autoorganización de las propiedades del sistema funcional del discurso.

Por ejemplo, el conocido aforismo de Shakespeare “Cowards die many times before their deaths” [“Los cobardes mueren muchas veces antes de morir”] (cita de su obra Julio César) ilustra claramente la no linealidad funcional del habla que surge de la no linealidad de los procesos mentales. Si nos imaginamos hipotéticamente que los procesos cognitivos en la conciencia de una persona tuvieran un carácter exclusivamente lineal, esto significaría que dicha persona piensa solo en una secuencia determinada, cuando cada componente semántico se desprende consecuentemente del anterior y se percibe exactamente tal y como está determinado por el componente anterior; dicho sea metafóricamente, el significado general de la frase obedecería a la fórmula simple: 2 + 2 = 4. En este caso, la percepción general de la expresión citada consistiría solo en los significados primarios de las palabras, permaneciendo inexpresados e incomprendidos los elementos metafóricos, subtextuales, así como las asociaciones psicológicas. La adición mecánica del potencial pragmático-semántico de los componentes del texto daría un resultado ridículo: la comprensión literal de que las personas cobardes supuestamente “mueren muchas veces” (lo cual es absurdo de por sí) y, además, lo hacen “antes de su muerte” (lo que priva al aforismo de cualquier sentido). Obviamente, con tal percepción, esta frase no representa un acto comunicativo, ya que contradice al sentido común y no puede plasmar la idea que el hablante trata de compartir con el oyente.

De hecho, el mecanismo de no linealidad mencionado anteriormente (2 + 2 = 5) subyace a la codificación/decodificación correcta del significado. Gracias a él, la interacción de todas las unidades lingüísticas utilizadas actualiza no solo los significados directos de las palabras, sino también los figurados, el subtexto y las asociaciones. En conjunto, esta interacción forma en la mente de las personas un sistema de significados adecuado que el gran dramaturgo expresó con este aforismo: “en caso de peligro, los cobardes experimentan el miedo mortal en repetidas ocasiones, aunque la muerte aún no ha ocurrido”.

Espero que este ejemplo haya confirmado que el discurso tiene la capacidad de autoorganización funcional en el sentido del que hablamos anteriormente: la capacidad de combinar componentes semánticos de tal manera que el espacio pragmático-semántico general del texto adquiera incrementos cognitivos adicionales que no se deducen directamente de los significados primarios de las palabras usadas. Con el fin de ahorrar espacio y tiempo, traté de mostrarlo aduciendo como ejemplo una enunciación, pero es obvio que el mecanismo similar de autoorganización funcional da resultado a nivel de fragmentos más extensos de discurso.

—Muchas gracias, estimada Evgeniya, por sus explicaciones tan inteligibles. No obstante, me quedan unas preguntas más que, espero, presenten interés para nuestros lectores. ¿Qué etapas atraviesa el proceso de autorregulación del discurso? ¿Cómo se entiende la “caotización” del discurso? ¿Se puede considerarla como una etapa inevitable del desarrollo del sistema que asegura su autoconservación? ¿Qué conjunto de parámetros discursivos se llama atractor? ¿Y qué es el punto de bifurcación del discurso?

—Para responder a sus preguntas, me gustaría esbozar en líneas generales los fundamentos de una interpretación sinergica de la evolución de los sistemas, de esta manera, creo, se aclarará el proceso de la autorregulación del discurso.

El postulado inicial de la sinergética es la idea basada en la posibilidad fundamental del surgimiento espontáneo del orden y la organización desde el desorden a raíz de la autoorganización interior del sistema e intercambio con el entorno exterior. Al mismo tiempo, el desarrollo del sistema se presenta como una alternancia de estados ordenados y caóticos, lo que contribuye a la adaptación y autoconservación del sistema, pasando por etapas de crisis y alcanzando un nuevo nivel de existencia.

En la sinergética, la evolución del sistema se ve de la siguiente manera: un complejo sistema abierto en su movimiento hacia el atractor (es decir, el objetivo de la existencia y el funcionamiento del sistema) en alguna etapa se encuentra en un estado de equilibrio relativo que está determinado por los parámetros del orden, en otras palabras, factores que dirigen su funcionamiento. Gradualmente, los procesos dinámicos en el interior del sistema y las señales provenientes del entorno exterior alteran el equilibrio y conducen a las oscilaciones aleatorias caóticas (fluctuaciones) que, al amplificarse, pueden afectar tanto el sistema que se acerque al punto de ramificación (bifurcación), esto es, momento de elegir el camino posterior. En este punto, cualquier señal puede servir de impulso para el desarrollo del sistema a una u otra dirección (no siempre la más adecuada). Resistiendo tendencias desorganizadoras, el sistema se deshace del exceso de materia, energía o información: ocurre su dispersión (disipación) al entorno exterior, así como una afluencia de recursos desde fuera, lo que ayuda a ordenar el sistema. Al final, a raíz de la interacción no lineal compleja y la intensificación mutua de diferentes componentes, aparecen en él propiedades emergentes (espontáneas) que son propias del sistema en su conjunto, no de los elementos individuales. El sistema elige un nuevo camino de evolución y pasa a un nivel de organización cualitativamente novedoso, donde los parámetros del orden también se transforman de una u otra forma, y el mecanismo de autodesarrollo, que acabo de describir, se pone en marcha otra vez. De lo contrario, el sistema colapsa.

Traslademos ahora este ángulo del estudio del sistema al discurso y así obtenemos la siguiente perspectiva del desarrollo del discurso como sistema sinérgico (sea cual sea la comunicación: oral o escrita, directa o indirecta, etc.).

Cuando comienza el proceso de comunicación, existe un cierto propósito comunicativo (atractor) del iniciador de la comunicación que establece el sistema inicial (de equilibrio) de significados. La formación de un sistema semántico común en su movimiento hacia el atractor está regulada por los parámetros del orden, o sea, por las relaciones funcionales entre enunciados (tales como explicación, ejemplificación, causalidad, especificación, extensión, secuencia, comentario pragmático, etc.). En este caso, me apoyo en la famosa definición del conocido funcionalista T. van Dijk: “Las relaciones funcionales del discurso se entienden como un rol (una función) semántico específico de los enunciados mutuamente interrelacionados en el texto, que se basa en los vínculos semánticos entre las proposiciones y en las relaciones entre los hechos y sus propiedades” (1981, p. 270).

Dado que la comunicación es un proceso bilateral (con interacción dialógica) o multilateral (con interacción polilógica), a medida que se desarrolla el discurso, se manifiesta el objetivo comunicativo del interlocutor (o de los interlocutores), los significados se multiplican y se modifican, los comunicantes reaccionan mutuamente al discurso, a veces se desvían del tema o atraen nuevos componentes semánticos para apoyar el tema propuesto, etc. Es decir, surgen las circunstancias conexas que afectan el curso de la comunicación y alteran el equilibrio del sistema semántico establecido inicialmente. Estas circunstancias, así como la actitud general de los comunicantes, frente al discurso de un evento comunicativo específico, desempeñan el papel de un entorno exterior que influye constantemente en el desarrollo del discurso.

A medida que el discurso avanza hacia el objetivo final, atractor, en la perspectiva funcional inicialmente establecida del discurso pueden surgir los componentes caotizantes que infringen su avance, por ejemplo, la desviación del tema o, por el contrario, los argumentos inesperados que aceleran bruscamente el alcance de un objetivo comunicativo, u otras señales que no encajan en la dirección establecida del desarrollo del discurso. Pueden aparecer componentes que generan fluctuaciones de los significados, provocando algún tipo de giro en la temática del discurso (no siempre perceptible de inmediato). En una combinación de significados, nacen las llamadas propiedades funcionales emergentes que son nuevos incrementos semánticos, implicaciones, asociaciones, componentes emocionales, etc.

En una determinada etapa del desarrollo del discurso aparecen componentes semánticos (puntos de bifurcación) que condicionan la elección de uno u otro desarrollo semántico del texto y, una vez hecha la elección, el sistema semántico del discurso pasa a un nuevo nivel. Si la elección coincide con la intención comunicativa inicial, tal evolución del discurso lo mantiene dentro del marco semántico propuesto y lo acerca a un atractor. Si la elección es impropia, la transición a un nuevo nivel del desarrollo modifica el sistema del discurso de tal modo que lo aleja del atractor (dicho sea, de su meta comunicativa). Si, a fin de cuentas, se logra el objetivo comunicativo, entonces eso quiere decir que el sistema original de significados se conserva y se enriquece favorablemente. Si no se logra el objetivo comunicativo, eso significa que el sistema original de significados se altera, o, incluso, se destruye.

Desafortunadamente, ahora carezco de la posibilidad de analizar este proceso con más detalle y lo presento esquemáticamente, pero creo que, en líneas generales, está claro desde qué ángulo se puede desarrollar la evolución del discurso en el marco de la lingüística sinergética funcional. Créame, es muy interesante para un investigador rastrear todo este proceso y examinar cómo participan en él diferentes unidades discursivas. A quien tenga interés, recomendaría consultar los escritos de los científicos D. Khramchenko, A. Radyuk y V. Malakhova, entre otros.

—Si la entiendo bien, estimada Evgeniya, en el marco de una formación discursiva sinergética, se debería hablar de un sistema autoorganizado de significados discursivos, que, en opinión del académico ruso L. V. Shcherba, no produce “una suma de significados, sino genera los significados nuevos” (Shcherba, 2008, p. 24). En otras palabras, ¿el contenido discursivo no se crea como resultado de la adición secuencial de la semántica de los fragmentos del discurso, sino se atribuye al surgimiento de nuevos componentes semánticos de toda la obra discursiva?

—Exactamente, eso es, Marina. En el marco de la lingüística sinergética funcional propongo la siguiente definición del discurso como sistema sinérgico: el discurso es un sistema autoorganizado de significados discursivos que se forma a través de su expresión verbal que moviliza sinérgicamente el potencial funcional de todos los elementos en el camino hacia el atractor (objetivo comunicativo, contenido-intención del autor) (Ponomarenko, 2016, p. 359). Tal interpretación, por un lado, establece las principales propiedades inalienables del sinergismo (carácter sistémico, autorregulación, dinamismo, orientación hacia el atractor, complejidad y coherencia del comportamiento de los elementos), y, por el otro, permite evitar toda ambigüedad sobre la autoorganización, ya que denota claramente el aspecto de la autorregulación que es funcional y semántico (y no es estructural, por ejemplo).

El ejemplo que he aducido anteriormente con el aforismo de Shakespeare ilustra este efecto sinérgico que refleja con éxito la opinión del académico L. V. Scherba, citada por Usted.

—Estimada Evgeniya, ¿podría Usted concretar el algoritmo del análisis funcional sinergético del texto para orientar más claramente a aquellos lectores que estén interesados en el enfoque sinergético en la metodología de la investigación?

—La metodología de esta área se está desarrollando activamente de acuerdo con las tareas planteadas por los investigadores. Por eso no hablaré de una metodología general, sino precisamente de un análisis sinergético de las propiedades funcionales del discurso.

El esquema del análisis sinergético de las propiedades funcionales del discurso que propongo incluye las siguientes etapas:

  1. Identificar el enunciado básico (temático) del bloque comunicativo como sistema.

  2. Identificar el atractor (principal objetivo comunicativo) del sistema.

  3. Determinar los parámetros del orden (detectar la naturaleza de las relaciones funcionales entre enunciados).

  4. Analizar tendencias generales de la organización estructural y semántica del sistema del bloque comunicativo.

  5. Analizar procesos y fenómenos particulares del plan funcional desde el punto de vista de la interacción sinérgica de elementos y partes del sistema:

    • • caracterizar las etapas de la dinámica evolutiva del discurso (equilibrio, fluctuaciones funcionales, desequilibrio, bifurcaciones, transición de fase);

    • • detectar el papel de los medios lingüísticos multinivel en la creación de las propiedades funcionales sistémicas del bloque comunicativo en el camino hacia el atractor;

    • • identificar elementos caóticos del sistema y la participación de estos en su desarrollo;

    • • localizar elementos estabilizadores y factores que contribuyen a alcanzar el atractor y la fase de transición del sistema a un nuevo nivel;

    • • revelar propiedades funcionales emergentes (que surgen espontáneamente) del discurso.

  6. Generalizar los datos obtenidos en forma de modelo sinergético de la evolución funcional del sistema examinado (Ponomarenko, 2016, p: 359-360).

—Estimada Evgeniya, Usted combina con éxito actividades científicas y docentes, lleva muchos años trabajando en la Universidad MGIMO de Rusia, donde enseña el inglés a los futuros especialistas internacionales. Me gustaría saber, ¿qué directriz pragmática, en su opinión, conllevan las investigaciones discursivas, en qué medida son aplicables a la didáctica de las lenguas extranjeras y, más ampliamente, a la labor profesional de sus egresados?

—Querida Marina, ¡le agradezco particularmente esta pregunta! Soy una ferviente defensora del hecho de que las obras teóricas no solo sirvan a los intereses de la propia lingüística, sino que ayuden a mejorar los métodos de enseñanza de una lengua, aporten interesantes perspectivas a la práctica educativa para los estudiantes que trabajen con material lingüístico. Esto es especialmente cierto en la investigación del discurso.

En particular, el enfoque sinergético del análisis del discurso permite a los estudiantes desarrollar una visión tridimensional de la perspectiva funcional del discurso, en lugar de un texto plano unidimensional. Además, contribuye al hecho de que los futuros especialistas no solo sientan intuitivamente la presencia de técnicas retóricas en el mensaje, sino que analicen con plena conciencia y sepan aplicar los mecanismos de repercusión del discurso complejo, multidimensional y dinámico (sinergético) en la comunicación profesional, aspecto que se requiere inculcar a los representantes de cualquier profesión.

Por ello, es necesario incluir en el material didáctico las muestras discursivas de diferentes géneros y registros, tanto exitosas en cuanto a su efectividad retórica, como fallidas. Por su parte, los estudiantes se interesan por el análisis funcional de dichos fragmentos. No obstante, el uso completo del análisis sinergético del discurso se logra exclusivamente con los profesionales bien formados. Quiero decir que, para enseñarlo, por ejemplo, a los universitarios-economistas, que no son lingüistas, hace falta aplicar los procedimientos del análisis lingüístico en su forma más simplificada. Así y todo, dominar tal análisis, aunque sea simplificado, contribuye a mejorar notablemente la destreza de los estudiantes de desarrollar una retórica eficaz en cualesquiera situaciones comunicativas: se acostumbran a detectar en los textos los elementos que, combinando sus significados pragmáticos y cognitivos, en su conjunto o por separado, producen una impresión determinada en el interlocutor, influyen en su opinión, causan una reacción deseada.

Espero que los jóvenes que han adquirido tales destrezas, actúen con mayor éxito en su profesión y en su vida cotidiana entiendan mejor, cómo puede efectuarse un impacto verbal en su conciencia y cómo hace falta reaccionar en tales situaciones. Y lo que me parece más importante aún es que sepan darse cuenta del valor de la palabra como herramienta que puede curar y herir, alentar y oprimir, crear y destruir.

—Estimada Evgeniya, fue un placer compartir ideas con Usted, muchas gracias por la entrevista que, sin duda, servirá de ayuda a los investigadores y despertará interés científico hacia los estudios discursivos a nuestros lectores. Le deseo muchos éxitos en sus actividades profesionales y personales.

—Muchísimas gracias, Marina. El gusto es mío.

Fuentes consultadas

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Khramchenko, D. (2019). Functional-linguistic parameters of English professional discourse. En Professional Discourse & Communication. Vol. 1. Núm. 1. doi: https://doi.org/10.24833/2687-01262019-1-1-9-20 [ Links ]

Khramchenko, D. y Radyuk, A. (2014). The synergy of modern Business English discourse: holistic approach to teaching unconventional rhetoric. En INTED 2014 Proceedings. 8th International Technology, Education and Development Conference. Valencia: IATED. pp. 6779-6783 [ Links ]

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van Dijk, T. (1981). Studies in the pragmatics of discourse. La Haya: Mouton Publishers. [ Links ]

***En la entrevista se usan dos términos distintos por su significado: sinérgico y sinergético, aunque ambos se relacionan con sinergia, acción de dos o más causas, cuyo efecto es superior a la suma de los efectos individuales. Sinérgico es relativo, concerniente y perteneciente al acto coordinado de varios factores o causas que modifican a un fenómeno con mayor efecto que si actuaran por separado o sumados sus efectos individuales; en cambio, sinergético es el parámetro que contribuye a que se logre la autoorganización de sistemas no equilibrados.

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