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Andamios

versión On-line ISSN 2594-1917versión impresa ISSN 1870-0063

Andamios vol.17 no.44 Ciudad de México sep./dic. 2020  Epub 27-Sep-2021

https://doi.org/10.29092/uacm.v17i44.787 

Presentación

Pensar la (de)construcción del orden social. Nuevos enfoques y retos teórico-metodológicos

Tania H. Rodríguez Mora* 

*Rectora y profesora-investigadora de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México. Correo electrónico: tania.rodriguez@uacm.edu.mx


Comprender los procesos de construcción del orden social ha sido un desafío constante para el pensamiento sociológico. Durante muchos años, y desde diversas tradiciones de pensamiento, se discutió la pertinencia de acentuar los aspectos estructurales en la reproducción del orden social. Del mismo modo, se discutió si existía una predominancia de los aspectos reproductivos en las escalas micro o macro sociales. Y se asoció cierto tipo de fenómenos a los procesos de orden, por ejemplo, jerarquía, norma, desigualdad, consenso, identidad, Estado. De manera paralela, se pensó al desorden (caos) o al cambio social como sus contrarios, y/o se les trató como estados de tránsito hacia la creación de un nuevo orden, asociando estos procesos con la agencia y con un grupo específico de fenómenos y conceptos, por ejemplo, movimiento social.

Actualmente caminamos hacia un nuevo consenso sobre la necesidad de evitar trabajar dilemáticamente el orden y el cambio social, la agencia y la estructura, lo micro y lo macro, y tantos otros pares de conceptos, así como la importancia de reconocer que todos los fenómenos sociales tienen aspectos reproductivos y abren espacios para la trasformación del orden social. Las contribuciones teóricas de autores como Pierre Bourdieu, Margaret Sommers, Anthony Giddens, Margart Archer, Zygmunt Bauman, Michel Foucault, Niklas Luhmann, así como la de muchos otros autores contemporáneos, apuntan a la construcción de conceptos y enfoques que intentan escapar a la lógica dilemática de distintas formas y grados de éxito, proponen nuevas formas de articulación que entrañan múltiples retos intelectuales.

Con la publicación del Manifiesto por una Sociología Relacional (1997) de Mustafá Emirbayer, primero se profundizó el debate sobre la capacidad explicativa y los retos que trae al trabajo de investigación la opción de colocar a la “relación social” como eje del análisis. Segundo, se planteó una serie de problemas, ya no sólo teóricos, sino epistemológicos y metodológicos que trae consigo al enfoque relacional. Desde entonces la discusión sobre “lo relacional” fue transitando por diversos caminos de entre los cuales destacan la relectura y el “redescubrimiento” de autores en clave relacional, sirva como ejemplo el aggiornamento y difusión del pensamiento de Simmel y de Elias.

De la misma forma, el debate ha exigido la resignificación de los conceptos que usamos con el fin de evitar la tendencia a la reificación que algunos de ellos y a asociarlos con sólo algunos de los elementos de los pares de conceptos ya señalados (por ejemplo, pensar que el Estado es un concepto compresible desde una escala macro que está institucionalizado y estructura la vida social, dejando de lado los procesos estatales que ocurren en la escala micro, los que son fundamentalmente agenciales y emergentes). Por tanto, la tarea se ha centrado en evitar pensar, por ejemplo, al Estado, las instituciones, la estructuras económicas o las identidades y las culturas, como constructos terminados y fijos que determinan las relaciones, para comprenderlos desde una perspectiva donde se da cuenta de procesos abiertos y las interrelaciones puedan ser percibidas. Este fructífero trabajo está en curso y es una veta de innovación teórica indispensable para la investigación social.

Por otra parte, los nuevos esfuerzos por comprender relacional y procesualmente los fenómenos han estimulado el diálogo interdisciplinar particularmente con la tradición antropológica e histórica. En el primer caso, la importancia que la dimensión cultural adquirió en el estudio de todo fenómeno social y la riqueza e influencia del método etnográfico en la investigación social, entre otras razones, sostienen un cada vez más fructífero encuentro entre las tradiciones sociológicas y antropológicas que ha permitido deconstruir y problematizar aquellos elementos que se han considerado históricamente estructurales -es decir, casi “necesarios” en toda sociedad- y cuestionar la forma “normal” o estándar de los procesos y de las instituciones sociales. Esta apertura a las distintas formas de construir un orden social se ha visto reforzada con las críticas contemporáneas al efecto del eurocentrismo en la producción científica que las discusiones poscoloniales o decoloniales han impulsado.

Asimismo, la exigencia planteada por el enfoque relacional de dar cuenta precisa de los procesos sociales y de relaciones situadas ha exigido que se fortalezca el vínculo con los métodos y recursos de la disciplina histórica. No es casual que muchas de las contribuciones al enfoque relacional provengan de intelectuales ligados a la tradición de la sociología histórica que siempre ha vivido la tensión de construir explicaciones que recuperen la particularidad del caso de estudio y al mismo tiempo lo piensen, y teoricen, más allá de su historicidad. Reafirmar el carácter histórico de un orden social dado supone negarle su carácter necesario y restituir en su explicación los elementos contingentes -necesariamente particulares- que le dan forma.

Otro desafío asociado al objetivo de pensar el orden social como proceso en curso supone enfrentar los retos asociados a la construcción de recortes temporales, a la narración del proceso y a los alcances de la propia explicación (que necesariamente deben escapar de las fórmulas lineales y simples de la causalidad). Problematizar la forma de exposición, es decir, la narrativa que producimos cuando queremos explicar un proceso de cambio o reproducción del orden social exige ser vigilante de los criterios de ordenamiento de los hechos y de la forma en que damos cuenta de las relaciones y del uso de ciertos conceptos, lo que se expresa en un uso específico del lenguaje que busque escapar de la linealidad y de la inmediata reificación de los fenómenos estudiados.

El Dossier Pensar la (de)construcción del orden social. Nuevos enfoques y retos teórico-metodológicos intenta construir un debate alrededor de estos temas y con ello aportar a la identificación de retos, tradiciones y propuestas que nos permitir pensar e investigar la emergencia, reproducción y cambio del “orden social” desde perspectivas relacionales, y procesuales que escapen de la lógica dicotómica y reificadora. Es importante establecer que unos de los criterios que se establecieron en la convocatoria era que los artículos podían retomar para su reflexión casos de estudio concreto o experiencias de investigación particulares pero que la intención del dossier era fundamentalmente teórica y metodológica.

De este modo el dossier quedó conformado por trabajos que, desde distintas perspectivas teóricas, abordan distintos aspectos que impactan la forma en que podemos pensar e investigar, de manera compleja, los procesos que constituyen, reproduce, resisten y trasforman el orden social. En estas reflexiones encontramos un panorama de autores y conceptos claves que, pese a sus diferencias, intentan superar formas dicotómicas de pensar los fenómenos sociales e intentan escapar a la comprensión lineal y unívoca de los procesos históricos.

El artículo Sentido, relaciones e interacciones. Intersecciones entre el pensamiento relacional y la sociosemiótica de Sebastián Moreno Barreneche reflexiona sobre la forma en que el “giro relacional” dentro de la discusión Sociológica puede enriquecer y verse enriquecido desde la Semiótica. Desde esta mirada relacional que se expone en la primera parte de su texto, el autor enriquece los conceptos de interacción e inter-subjetividad para conectar con la reflexión sociosemiótica.

Por su parte, Nicolás Angelcos Gutiérrez y Camilo Sembler Reyes en su articulo Reflexividad, identidad y reconocimiento en la sociología crítica contemporánea revisan la importancia, particularidades y límites del concepto de reflexividad elaborado por Pierre Bourdieu a partir de sus influyentes investigaciones sobre el habitus. Con su propuesta, los autores buscan enriquecer esta noción de reflexividad a través de la recuperación de la teoría del reconocimiento de Axel Honneth con el objetivo de comprender las posibilidades de la transformación social.

Difícilmente podría obviar la contribución de M. Foucault en la comprensión y problematización contemporánea del orden social. En el artículo Lenguaje y subjetividad (una lectura teórico-metodológico-vital de Foucault), Bily López argumenta que el programa foucultiano tiene como eje “la construcción de las subjetividades desde una perspectiva analítica fundada en el leguaje que inicia con la arqueología, que pasa por la genealogía, y que se decanta con fuerza hacia la ética”. Así, el autor pretende remontar las lecturas centradas en el poder y en la biopolítica que muchas veces han derivado en aporías donde el orden y el control resultan incontestables para reivindicar que los procesos de construcción de la subjetividad son abiertos y susceptibles de revuelta.

Por último, Ana Valeria de Ormaechea desde una reflexión que avanza hacia lo metodológico presenta en el artículo titulado Cartografiando lo cotidiano: posibles técnicas sin manual una reflexión sobre cómo las distintas vertientes de la epistemología critica nos obligan a reconocer la responsabilidad del investigador en el proceso de investigación, lo que exige el esfuerzo de colocarse y por tanto “cartografiar” el lugar desde el que se investiga y aquello sobre lo que se investiga. En este ejercicio, que retoma reflexivamente su propio proceso de investigación, se alimenta de distintas prácticas de investigación no convencionales en las que sujeto y objeto de investigación no se desvinculan.

Pienso que la lectura de estos artículos, disímbolos pero al tiempo con intersecciones y vínculos en los problemas sobre los que reflexionan, enriquecen la visión sobre las diversas formas de enfrentar la investigación y la reflexión de los procesos que constituyen el orden y la transformación social. De igual modo la selección bibliográfica que presentamos busca enriquecer este acervo de modos de abordaje a la complejidad de lo social.

En la sección de entrevista presentamos una conversación con Viviane Brachet quien desde su amplia experiencia en la investigación sociológica reflexiona sobre la exigencia epistemológicas y metodológicas que exige tomarse en serio las nociones de relación social, de proceso en la comprensión de fenómenos históricos. En la entrevista, y particularmente en su obra, Brachet demuestra la importancia que tiene, particularmente cuando se hace ciencia social desde los países no centrales, atreverse a problematizar y a teorizar el orden social más allá de las convenciones lineales y autoreferenciales aún hegemónicas en investigación social.

Paradójicamente este número de Andamios dedicado a pensar el orden y el cambio social fue editado durante la pandemia por Covid-19. Tal vez nunca un evento trastocó de golpe el orden social como esta pandemia que azota al mundo. Estamos ante un evento que resignificó para buena parte de la humanidad la cotidianidad y la idea de normalidad. Hoy más que nunca nos hemos dado cuanta que el orden social es una construcción a la vez resistente y frágil. Que nuestra vida intersubjetiva es capaz de resignificar y resistirse al cambio en las percepciones de los tiempos y los espacios.

En este duro 2020 hemos aprendido y padecido que la contingencia, en este caso la aparición de un nuevo virus, si bien es el resultado no planeado de las intersecciones de dinámicas estructurales complejos, es capaz, con su emergencia, de transformar algunas de las prácticas más afianzadas de la vida social -un abrazo que nos se pude dar, la vida pública suspendida, el trabajo y la escuela a distancia, la convivencia familiar controlada, etc.- al tiempo en que otras estructuras, como la desigualdad, se profundizan y afianzan. Sea esta coincidencia en el tiempo una dura constatación de la importancia de seguir pensando juntos los proceso de emergencia y cambio de los ordenes sociales.

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