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Andamios

On-line version ISSN 2594-1917Print version ISSN 1870-0063

Andamios vol.16 n.39 Ciudad de México Jan./Apr. 2019

https://doi.org/10.29092/uacm.v16i39.690 

Reseñas

¿Cómo se cambia el mundo con la izquierda latinoamericana en el poder?

Luis Vladimir Morales Pozo* 

*Doctorando en Urbanismo en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Correo electrónico: arqritica.ec@gmail.com

Gaussens, P.. 2017. Tomar el poder sin cambiar el mundo. El fracaso de la izquierda latinoamericana. Ciudad de México: Yecolti


El cambio de siglo en Latinoamérica supuso procesos sociales, aún no analizados a profundidad y con una posición teórica propia, que dieron inicio a la llamada revancha histórica denominada socialismo del siglo XXI y que llevó a algunos movimientos sociales a la conquista de los gobiernos de sus países. En este contexto, cabe decir que otras naciones de la región profundizaban a tal punto sus políticas neoliberales que, en cierto grado de desilusión, buscaban “cambiar el mundo sin tomar el poder”. Precisamente así se titula un ya clásico libro de John Holloway (2002) en el que su autor hacía una crítica al Estado y al poder por considerarlos fragmentadores sociales, e incitaba a los movimientos sociales a cambiar el capitalismo sin conquistar del poder. Ahora bien, alcanzar el gobierno no significa tomarlo automáticamente, menos aún en un contexto neoliberal, basta con ver que las mismas políticas han sido ejecutadas tanto por gobiernos de izquierda como de derecha e incluso generado los mismos resultados.

Estos procesos sociales en mención son de cierta forma recientes para entenderlos en la ciencia política tradicional como los de un bloque regional que decidió enfrentarse al capitalismo neoliberal y la hegemonía existente. Sin embargo, existen aproximaciones específicas como la realizada por Pierre Gaussens en su tesis doctoral de Ciencias Políticas, especialidad en sociología, en la UNAM y publicada en versión libro por una editorial con visión social. Su título alude al de Holloway (Tomar el poder sin cambiar el mundo. El fracaso de la izquierda latinoamericana), y el subtítulo deja un sabor de exagerada estrategia publicitaria. En esta obra se hace un balance crítico, desde una visión más sociológica y bourdieuana, a la situación de la izquierda latinoamericana, a través del debate generado por el Foro Social Mundial de inicio de siglo y tomando como caso de estudio el proceso ecuatoriano de la Revolución Ciudadana, para caracterizar la relación de los gobiernos latinoamericanos de izquierda con las luchas populares y los movimientos sociales. Ambiciosa tarea que generaliza un fenómeno de toda la región a partir de un caso específico.

El libro está integrado por un prefacio, escrito por Raquel Gutiérrez Aguilar, en el que surge rápidamente la pregunta de cómo cambiar el mundo, una introducción, cinco capítulos y las conclusiones. El primer capítulo, de corte teórico, aborda los viejos y nuevos movimientos antisistémicos y desarrolla tanto un entramado epistemológico como una práctica científica para entenderlos conceptualmente. Se justifica aquí el uso del concepto de movimiento antisistémico en lugar de otros como acción colectiva o movimiento social; y se desarrolla también el concepto de subalternidad para tratar la hegemonía y las formas sociales de dominación. Se termina caracterizando a los nuevos movimientos antisistémicos en América Latina para considerarlos como variable fundamental en la investigación.

El segundo y tercer capítulo tratan sobre el giro a la izquierda en América Latina, específicamente en Ecuador. El segundo, titulado Contra el discurso oficial, pretende describir el proceso político de la Revolución Ciudadana en Ecuador con la deconstrucción sistemática y crítica de la colonialidad, el socialismo del siglo XXI, el posneoliberalismo, el antiimperialismo y el posextractivismo, considerados como doctrinas construidas desde el Estado en su discurso oficial. El tercer capítulo se dedica a develar la génesis de la Revolución Ciudadana como ascenso de una burguesía meritocrática y la estudia en una perspectiva histórica, concluyendo que su política económica corresponde a un retorno al keynesianismo para las clases y grupos subalternos. Sin embargo, el autor reconoce que esta caracterización es incompleta y propone seguir nutriéndola con base en nuevas observaciones que analicen las relaciones de gobiernos de izquierda (variable dependiente) con los movimientos antisistémicos (variable independiente).

En el cuarto capítulo se cruzan precisamente esas dos variables a nivel empírico, dese la experiencia de las luchas populares con el escenario generado por la Revolución Ciudadana. Así, se describen las experiencias de tres movimientos sociales que el autor denomina antisistémicos: el Movimiento Indígena Ecuatoriano, el ecologista y el sindicalista; así como su incidencia en el proceso constituyente de 2008: el Estado plurinacional e intercultural, el sumak kawsay (buen vivir), los derechos de la naturaleza y la abolición de las formas precarias de contratación laboral. El autor concluye en su análisis que existe una real desintegración de estos proyectos antistémicos en el gobierno de la Revolución Ciudadana, para lo cual desarrolla, con base en sus hallazgos, que se trata en realidad de un nacionalismo pequeñoburgués, un capitalismo verde que concibe el trabajo como un fin. Gaussens caracteriza a la Revolución Ciudadana como conservadora, valiéndose del corpus teórico de Bourdieu, que a la vez desarrolla el término a partir de Heidegger; es decir, una teoría eurocentrista que explica cómo se cambia el orden de las cosas para precisamente conservarlo mejor.

En el quinto capítulo se presentan los resultados concretos del impacto de las políticas de la Revolución Ciudadana sobre los movimientos denominados antisistémicos, con el fin de interpretar la evolución tanto del giro a la izquierda como de los propios movimientos. Se presenta así lo que al autor denomina la criminalización subalterna, la guerra declarada a los pobres y la contrainsurgencia en el Estado presentes en la Revolución Ciudadana. El autor se pregunta si este giro a la izquierda corresponde con una venganza de la historia o un reacomodo hegemónico, como es el caso de la deuda contraída con China en reemplazo de la norteamericana. Se concluye este capítulo asumiendo que, como el proceso investigado es reciente y abierto, se necesita construir una ciencia social que acompañe a las luchas antisistémicas.

Gaussens considera que el giro a la izquierda obedece a reconfiguraciones estructurales que favorecen la profundización del capitalismo y entran en contradicción con las luchas de los movimientos sociales de las dos décadas anteriores. Basado justamente en el rol actual de las bases sociales en el gobierno de Ecuador y bajo una visión de Estado, difiere que la experiencia en cuestión no ha permitido un cambio social real, o por lo menos que ha sido muy diferente al pregonado por el proceso ecuatoriano autodenominado revolucionario y de alternativa al neoliberalismo. Pero es justamente la escala y dimensión de la investigación, de Estado y preponderantemente sociológica, la que no permite ver a la Revolución Ciudadana en todas sus dimensiones: política, económica, social, urbana e incluso arquitectónica, por mencionar algunas.

Finalmente, al texto le faltan muchas más voces, por ejemplo, en las referencias bibliográficas, pero sobre todo las de la ciudadanía, militante o no, en los movimientos sociales analizados. Dado que los movimientos que apoyaron a la Revolución Ciudadana fueron parte del gobierno, aunque algunos de sus dirigentes abandonaron el proceso, cabe preguntarse si es válida la crítica al proceso en su conjunto. Es decir, si los movimientos sociales que se quedaron, como ocurrió con casi toda la izquierda en América Latina, nunca estuvieron preparados para hacer gobierno, ¿se debe reproducir el discurso de la derecha y menospreciar los logros alcanzados? Es justamente la visión desde el Estado la que no permite ver la realidad microsocial de Ecuador, en la que sin duda hubo avances en el período de estudio, ¿pero es también esa escala la que permite concluir que la izquierda de toda una región fracasó? Leamos el libro y debatámoslo.

Fuentes consultadas

Holloway, J. (2002). Cambiar el mundo sin tomar el poder. Madrid: El Viejo Topo. [ Links ]

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