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Andamios

versión On-line ISSN 2594-1917versión impresa ISSN 1870-0063

Andamios vol.15 no.36 Ciudad de México ene./abr. 2018

https://doi.org/10.29092/uacm.v15i36.606 

Traducción

Desigualdades y segregación residencial por raza y clase

Danilo França*


El texto presenta un panorama general de las desigualdades raciales y la segregación residencial por raza y clase en la región metropolitana de São Paulo, en Brasil, entre 2000 y 2010. Se abordarán los patrones de viviendas de negros y blancos oriundos de estratos sociales similares, con especial énfasis en los estratos sociales medios y altos. Nuestro objetivo es validar como dimensión analítica la articulación entre raza y clase social en los estudios sobre segregación residencial e identificar cómo los patrones de segregación están imbricados con las desigualdades raciales.

Tradicionalmente, los estudios de la segregación residencial en las ciudades brasileñas han sido abordados desde la polarización entre un centro rico y una periferia pobre. Los estudios urbanos han enfatizado los procesos de segregación de pobres e inmigrantes en las periferias (áreas metropolitanas distantes del centro y con infraestructura precaria), además de subrayar las consecuencias de la segregación en la reproducción de las desigualdades sociales de la ciudad. Hace poco, con el acceso a datos y nuevas técnicas de medición y análisis, se ha presentado una rediscusión del modelo explicativo “centro-periferia” al destacar la heterogeneidad social del espacio urbano. En este sentido, los estudios reconocieron la presencia de las clases altas en los condominios cerrados de lujo alejados del centro, así como favelas o “bolsas de pobreza” en zonas privilegiadas. Además, en las zonas periféricas anteriormente identificadas como espacios uniformemente pobres, se nota mucha diversidad social y sustanciales mejorías en la infraestructura urbana y más acceso a los servicios ofertados por el Estado (véase Caldeira, 2000; Marques; Torres, 2005; Bichir, 2006).

Sin embargo, a pesar de los fundamentales avances metodológicos que develaron dimensiones poco exploradas de la segregación residencial, frecuentemente se pregona la concepción de que los patrones habitacionales en las metrópolis brasileñas se organizan esencialmente (quizá exclusivamente) por las desigualdades de clase social.

La literatura académica que articula raza y espacio urbano en Brasil no es amplia. Hay un grupo de estudios cualitativos que abordan aspectos simbólicos y cuestiones identitarias, los cuales toman como objeto de investigación las “favelas” y los barrios periféricos al establecer nociones como “territorios negros” o “espacios racializados”. Estas nociones son consideradas con el propósito de discutir de qué lugares con alta concentración de negros hay una sociabilidad menos problemática y, por ende, los estigmas atribuibles a dicha población están asociados a representaciones de ciertos espacios de la ciudad que son resignificados por medio de discursos identitarios (véase Rolnik, 1989; Oliveira, 1996; Carril, 2003; Silva, 2004; Vargas, 2005).

El otro abordaje se caracteriza por los estudios cuantitativos, que profundizan en la segregación al considerar el color de la piel a partir del análisis de los datos que arrojan los censos. Ubicamos en los clásicos de la sociología de las relaciones raciales las primeras manifestaciones de este tipo de estudios, como el trabajo de Donald Pierson (1971 [1942]) sobre Salvador, de Fernando Henrique Cardoso y Octávio Ianni (1960) en Florianópolis, y el estudio de Costa Pinto (1998 [1953]) sobre los negros en Río de Janeiro. Estos trabajos argumentaron que la segregación por raza no era una característica trascendente, sino que el principal eje explicativo era la clase social. Desde entonces, la segregación ha sido una temática poco abordada en este campo de investigación.

Las investigaciones sobre segregación desde la perspectiva racial se diseminaron décadas después por medio del trabajo del sociólogo estadunidense Edward Telles (1993; 1995; 1996; 2012 [2004]), quien produjo una discusión en torno a las relaciones sociales brasileñas y presentó evidencias que la segregación racial se expresa intensamente en los estratos sociales más altos.

En los estudios de Telles, el tema de la segregación racial adquiere un tratamiento sistemático con la utilización de datos del censo de 1980 y la creación de indicadores destinados a medir el fenómeno en 35 regiones metropolitanas de Brasil. El autor aplicó índices de segregación (de disimilitud, exposición y aislamiento) muy utilizados en las investigaciones estadunidenses, pero que no habían sido aplicados en Brasil. En su estudio, Telles descubrió moderados grados de segregación —en contraste con los Estados Unidos—, que se incrementaban en los estratos sociales más altos. Posteriormente, estos índices fueron utilizados para medir la segregación residencial por raza en Salvador –en Carvalho y Barreto (2007)—; en São Paulo –por Torres (2005)—; en Belo Horizonte por Rios-Neto (2005), y también en el trabajo de Préteceille y Cardoso (2008), que compara la segregación en São Paulo, Río de Janeiro y París a partir de los datos del censo del año 2000.

Otro tipo de medición de la segregación entre negros y blancos fue elaborada en los trabajos de Costa y Ribeiro (2004) sobre Belo Horizonte; Ribeiro (2007) sobre Rio de Janeiro; Garcia (2006) sobre Rio de Janeiro y Salvador; y Carvalho y Barreto (2007) sobre Salvador. Estas investigaciones contemplaron lo que Préteceille (2004) nombró “análisis tipológico”: se clasificaron las zonas que componen las ciudades según una tipología jerarquizada de acuerdo a los perfiles socioeconómicos predominantes y se comparó la proporción de negros y blancos en cada una de estas zonas. Finalmente concluyeron que a pesar de no existir segregación absoluta, las zonas superiores (con alto poder adquisitivo) presentaban una concentración de blancos arriba del promedio, mientras las zonas inferiores (con bajo poder adquisitivo) presentan mayor concentración de negros.

En una investigación anterior sobre raza, clase y segregación residencial en el municipio de São Paulo (França, 2010) usamos la base de datos del Censo de 2000 y aplicamos las dos abordajes de medición anteriormente referidas: índices sintéticos y análisis tipológico, además de otras técnicas para medir el fenómeno: coeficientes de localización, locational-attainment models e índices global y local de Moran. En los resultados, expusimos el muy bajo grado de segregación racial en los estratos de pocos ingresos. También enfatizamos que la segregación racial aumenta en las zonas con ingreso familiar más alto. Identificamos la concentración más alta de negros en las zonas periféricas y una concentración más significativa de blancos en las zonas de élite. Por último, demostramos que los blancos, inclusive los de clases más bajas, están comparativamente más representados que los negros en las áreas más ricas de la ciudad.

Sin embargo, desde el año 2000 Brasil ha pasado por importantes transformaciones socioeconómicas como la disminución de la desigualdad y el crecimiento de la clase media. En el ámbito de las ciudades, se constataron también la efervescencia del mercado inmobiliario y de la construcción civil. Estas transformaciones pueden propiciar diferentes impactos sobre las clases y grupos raciales, así como sobre los patrones de segregación residencial. En esta coyuntura, la disponibilidad de datos censados del 2010 se presenta como una oportunidad para indagar empíricamente sobre cuál ha sido la magnitud de las transformaciones en la región metropolitana de São Paulo.

En este sentido, vamos a orientarnos por las siguientes preguntas: ¿De qué manera las transformaciones sociales que ha pasado el país en la última década influyeron en las desigualdades entre negros y blancos en la región metropolitana de São Paulo? ¿En qué medida las desigualdades están reflejadas en los patrones de segregación residencial por raza y clase? ¿Hubo alteraciones en los patrones analizados? Estas indagaciones serán nuestro punto de partida para sostener la pertinencia de un abordaje que incorpore la variable raza en los análisis acerca de la segregación. Nuestro argumento está conformado por técnicas de medición de la segregación. Finalmente, pondremos nuevas interrogantes sobre las características raciales de la segregación presentada y sus posibles vínculos con las desigualdades raciales.

Primeramente vamos a caracterizar las desigualdades raciales en el ámbito educativo, socioeconómico y de ocupación del espacio por medio de los datos arrojados en los censos del año 2000 y 2010. Posteriormente, mediremos la segregación residencial de negros y blancos organizados en grupos socioeconómicos desde la aplicación de variadas técnicas cuantitativas.

Desigualdades raciales en la región metropolitana de São Paulo en 2000 y 2010

La composición de determinada población por grupos de raza/color tiene fuerte relevancia para la caracterización de las relaciones raciales. “Raza/color” es una variable que compone los censos brasileños desde finales del siglo XIX. Desde entonces hasta hoy, la composición racial de la población brasileña pasó por muchos cambios (cfr. Telles, 2012). Recientemente, observamos la disminución de la proporción de quienes se identifican blancos y el crecimiento de negros y pardos. Esta constatación general también es visible en la región metropolitana de São Paulo, conforme se expone en la Tabla 1.

Tabla 1 Población de la RMSP por Raza/Color. 2000 y 2010 

Raza / Color 2000 2010
N (en millones) % N (en millones) %
Blanca 11.714 65.5 11.549 58.7
Negra 872 4.9 1.244 6.3
Parda 4.823 27.0 6.495 33.0
Amarilla 295 1.7 361 1.8
Indígena 32 0.2 22 0.1
Ignorado 140 0.8 8 0.0
Total 17.879 100.0 19.683 100.0
Números absolutos en millones

Fuente: Censos del año 2000 y 2010. Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE)

Desde el año 2000, la población de la región metropolitana de São Paulo aumentó cerca del 10%, lo equivalente a 1.8 millones de habitantes. En el período analizado (2000-2010), se redujo en niveles absolutos y relativos la población blanca (de 65.5% a 58.7 %) y se presentó un aumento sustancial de negros (de 4.9% a 6.3%) y pardos (de 27% a 33%). De manera que los blancos siguen siendo predominantes pero su población disminuyó 1.4%; a la vez, los pardos aumentaron 34% y los negros 42%. Es un hecho que los aumentos y reducciones de la composición del color son atribuibles, en buena medida, al mestizaje y a aspectos de cuño demográfico como la migración, la fecundidad y la mortalidad en cada grupo. Sin embargo, otro aspecto preponderante y que ha ganado gran relevancia en un contexto de fuerte movilización de identidades y de implementación de políticas públicas con corte racial es la reclasificación racial: individuos que cambian su declaración de raza / color a lo largo de sus vidas. No tenemos evidencias sobre las razones de esas transformaciones en la composición racial de la población, pero es probable que la reclasificación racial juegue un papel importante.

En lo que concierne a las realizaciones educacionales de la población brasileña, notamos grandes avances al comienzo del siglo XXI: se ha consolidado la universalización de la enseñanza básica, hubo un importante crecimiento del nivel bachillerato y una notable apertura al acceso del nivel superior. Tales progresos educativos también se expresan en la población de la región metropolitana de São Paulo. En la Tabla 2 presentamos el nivel educativo de los individuos con edad superior a los 25 años, rango de edad en que los individuos tendrían que haber completado los ciclos educacionales y que deberían integrar el mercado de trabajo.

Tabla 2 Nivel educativo de los individuos con edad superior a 25 años en la RMSP 2000 y 2010 

2000
Nivel educativo Blancos Pardos Negros Total
Sin instrucción y nivel básico incompleto N (en mill) 2.167 1.339 266 3.773
% 33.8 56.7 51.5 40.6
Nivel básico completo y bachillerato incompleto N (en mill) 1.846 643 147 2.637
% 28.8 27.2 28.5 28.4
Nivel bachillerato completo y estudios universitarios incompleto N (en mill) 1.472 324 83 1.880
% 23.0 13.7 16.1 20.2
Nivel universitario completo N (en mill) 927 54 19 1.002
% 14.5 2.3 3.9 10.8
Total N (en mill) 6.415 2.361 516 9.293
% 100.0 100.0 100.0 100.0
Nivel educativo 2010
Blancos Pardos Negros Total
Sin instrucción y nivel básico incompleto N (en mill) 2.287 1.756 370 4.414
% 31.6 48.6 45.3 37.8
Nivel básico completo y bachillerato incompleto N (en mill) 1.142 682 147 1.972
% 15.8 18.9 18.1 16.9
Nivel bachillerato completo y estudios universitarios incompleto N (en mill) 2.132 965 233 3.331
% 29.4 26.7 28.5 28.5
Nivel universitario completo N (en mill) 1.679 212 65 1.958
% 23.2 5.9 8.0 16.8
Total N (en mill) 7.242 3.617 817 11.676
% 100.0 100.0 100.0 100.0
Números absolutos (Ns) en milllones

Fuente: Censos de 2000 y 2010. IBGE.

En el año 2000 era superior al 40% la proporción de la población que no había concluido el primer ciclo educacional, la enseñanza básica. Ese grupo disminuyó poco, pasó a 37.8% de la población en el 2010. Sin embargo, en este mismo año 45.3% de la población de São Paulo había concluido el bachillerato, distinto al 31% del año 2000. Es probable que los datos estén asociados a la edad de los individuos, ya que se nota una baja escolaridad en los rangos de edad más altos, a pesar de la conclusión del bachillerato y entrada a la universidad de las nuevas generaciones.

Casi la mitad de los negros y pardos aún tiene nivel educativo muy bajo. Para esta población, el principal progreso educativo del período fue el incremento de la proporción de individuos con título de bachillerato: en 2000 llegó al 15% y en el 2010 quedó entre 25% y 30%. La población con título universitario creció en todos los grupos, sin embargo, los blancos concentran el acceso a este nivel: casi el 86% de los individuos con título universitario son blancos. En suma, a pesar de la evidente mejoría en el cuadro general de la educación, subsisten las fuertes desigualdades raciales en esta dimensión: 52.6% de los blancos tienen por lo menos el bachillerato, mientras el 79.9% de los negros no han concluido la enseñanza básica. Las desigualdades educativas se ven reflejadas en las desigualdades de ingreso. En la Tabla 3 identificamos en qué medida esto ocurre.

Tabla 3 Desigualdades Raciales en ingresos1 por Nivel Educativo en la RMSP. 2000 y 2010. 

2000 2010
Nivel Educativo Raza / Color Ingreso Medio Diferencia2 Ingreso Medio Diferencia2
Sin instrucción y nivel básico incompleto Blancos 1.087 1.149
Pardos 865 -20.4% 863 -24.9%
Negros 830 -23.7% 872 -24.2%
Total 982 999
Nivel básico completo y bachillerato incompleto Blancos 1.557 1.434
Pardos 1.121 -28.0% 1.014 -29.2%
Negros 1.098 -29.5% 1.084 -24.4%
Total 1.405 1.251
Nivel bachillerato completo y estudios universitarios incompleto Blancos 2.591 1.873
Pardos 1.551 -40.1% 1.207 -35.6%
Negros 1.521 -41.3% 1.233 -34.2%
Total 2.349 1.623
Nivel universitario completo Blancos 5.678 4.852
Pardos 3.251 -42.7% 2.700 -44.4%
Negros 3.093 -45.5% 2.560 -47.2%
Total 5.485 4.529
Total Blancos 2.564 2.525
Pardos 1.135 -55.7% 1.142 -54.8%
Negros 1.174 -54.2% 1.207 -52.2%
Total 2.113 1.997

1 Ingreso mensual del trabajo principal en reales (R$), moneda oficial de Brasil, en el 2010. Un dólar estadunidense equivale a aproximadamente 3.30 reales.

2 Diferencia en porcentaje con relación a los blancos.

Fuente: Censos de 2000 y 2010. IBGE.

La Tabla 3 presenta los promedios de los ingresos mensuales arrojados por el principal trabajo de blancos, negros y pardos con edad superior a los 25 años. Considerando los ingresos promedio en el 2000, negros y pardos percibían un poco menos de la mitad que los blancos. Esta situación no presentó cambios sustanciales. En el 2010, negros y pardos siguieron percibiendo menos de la mitad que los blancos. Hubo un sencillo incremento en los ingresos de los negros. Así, los dos grupos, negros y pardos, siguieron con ingresos muy cercanos entre sí y distantes de los blancos. En el 2010, las desigualdades raciales disminuyeron en los dos niveles más bajos de escolaridad y se intensificaron en las categorías educativas más altas.

A pesar de los progresos educativos de la década analizada, la desigualdad en los ingresos de negros y blancos continúa sin alteraciones significativas. En el último nivel educativo podemos observar una sutil disminución de la desigualdad racial, puesto que entre los individuos que concluyeron la preparatoria hubo gran incremento de negros y pardos. Sin embargo, este nivel tuvo una considerable pérdida de valor en el período analizado. Bajó 31% el ingreso de quienes pertenecían a este nivel educativo, de manera que esta variable pasó de 715 dólares estadunidenses a 494 dólares estadunidenses. En este sentido, si por un lado los negros y pardos se calificaron en su formación, por otro lado, la devaluación de este nivel educativo no representó un incremento en los ingresos percibidos por la población negra.

De acuerdo a Comim y Barbosa (2011), el promedio de ingresos de quienes concluyeron la universidad también disminuyó. En la región metropolitana de São Paulo, el título universitario se devaluó un 17.4%. Además, como ya señalamos, los blancos siguen concentrando la mayor parte de los títulos universitarios y las desigualdades raciales han empeorado en lo concerniente a los ingresos de los que tienen título universitario.

El proceso de profesionalización y los ingresos percibidos reflejan una conformación de posiciones en el mercado de trabajo. Por esta razón, vamos a analizar los cambios en la distribución poblacional desde las categorías de ocupación EGP, una escala de ocupación usada internacionalmente en los estudios comparativos (Erikson; Goldthorpe; Portocarrero, 1979; Barbosa; Marschner, 2013).

La distribución total de la población ocupada en el período analizado sufrió pocos cambios. Cabe destacar, el aumento en las proporciones de trabajadores de alto nivel y de los trabajadores no manuales de bajo nivel, así como la sencilla disminución relativa en la categoría de propietarios y empleadores. También se notó la disminución de los empleados con bajo nivel educativo: técnicos y supervisores, así como los trabajadores manuales.

En el análisis de las distribuciones de negros y blancos por las categorías ocupacionales observamos notorias diferencias. Los negros están concentrados en las categorías ocupacionales bajas, específicamente en los trabajadores manuales (60.7% en el 2000 y 55.9% en el 2010), mientras los blancos se “distribuyen” en las diversas categorías de la jerarquía socio-ocupacional. En el 2010, la población blanca ocupada se concentraba en tres categorías casi con el mismo porcentaje: empleadores y profesionistas (32.8%); técnicos y trabajadores no manuales (34.1%) y trabajadores manuales (33.1%).

En la década de análisis, en congruencia con la tendencia general, disminuyó la proporción de trabajadores manuales y creció la categoría de trabajadores mejor calificados para ambos grupos, negros y blancos. Por otro lado, aumentó la proporción de la participación de negros en todas las categorías, confirmando el incremento de su contribución entre la población ocupada. Además, aunque la población negra siga concentrada en la categoría de trabadores manuales, hubo un aumento considerable de su participación en las categorías medias —como las no manuales de rutina de alto nivel y entre los técnicos y supervisores (incremento del 35% y de 31.7%, respectivamente)— y en las categorías altas, como la de los empleadores, pero especialmente en la de trabajadores de alto nivel (un aumento del 29.4% y del 60.5%).

Tabla 4 Distribución de la población ocupada por categorías de ocupación (EGP) en la RMSP. 2000 y 2010 

Categorías ocupacionales Todos Negros Blancos Participación de Negros
2000
IVa2. Propietarios y empleadores 3.4% 0.9% 4.5% 8.7%
I. Trabajadores nivel alto 8.2% 2.5% 10.9% 9.9%
II. Trabajadores nivel bajo 12.0% 7.4% 14.1% 20.1%
V. Técnicos y supervisores del trabajo manual 4.9% 4.4% 5.1% 29.2%
IIIa. No manuales de rutina. Nivel alto 12.6% 9.3% 14.1% 23.9%
IIIb. No manuales de rutina. Nivel bajo 14.3% 14.7% 14.1% 33.3%
VI. Trabajadores calificados 26.6% 34.8% 22.8% 42.1%
VIIa. Trabajadores poco y no calificados 18.1% 25.9% 14.4% 46.2%
Total de la población ocupada 100.0% 100.0% 100.0% 32.3%
2010
IVa2. Propietarios y empleadores 2.3% 0.7% 3.4% 11.2%
I. Trabajadores nivel alto 11.7% 4.7% 16.1% 15.9%
II. Trabajadores nivel bajo 10.5% 6.3% 13.2% 23.4%
V. Técnicos e supervisores do trabajo manual 4.0% 3.9% 4.0% 38.4%
IIIa. No manuales de rutina. Nivel alto 12.1% 10.0% 13.4% 32.3%
IIIb. No manuales de rutina. Nivel bajo 17.4% 18.5% 16.7% 41.5%
VI. Trabajadores calificados 24.7% 31.5% 20.3% 49.9%
VIIa. Trabajadores poco y no calificados 17.3% 24.4% 12.8% 55.1%
Total de la población ocupada 100.0% 100.0% 100.0% 39.1%

Fuente: Censos de 2000 e 2010. IBGE.

Estas evidencias nos indican que los recientes avances educativos posibilitaron un progreso para negros y pardos, principalmente en lo que se refiere a la conclusión de la preparatoria. Es muy probable que el aumento de la proporción de negros que completó el nivel básico de enseñanza esté asociado al incremento de su participación en los niveles ocupacionales medios, así como en las ocupaciones no manuales de alto nivel. La tendencia de crecimiento de las ocupaciones profesionales de alto nivel representó un beneficio para los negros. En este sentido, observamos que en la primera década del siglo XXI hubo progresos importantes con respeto a los logros educativos y a la inserción en el mercado de trabajo de la población negra en la región metropolitana de São Paulo. Sin embargo, los avances aún no son suficientes para revertir el predominio de negros en las ocupaciones manuales, ni para disminuir la discrepancia entre los ingresos de negros y blancos que permanecen casi inalteradas especialmente entre los que concluyeron la enseñanza media y el nivel superior.

Dice Maloutas (2012) que las desigualdades y la discriminación, permeadas por el mercado de trabajo, por la acumulación de riqueza y por las jerarquías étnico-raciales, conforman una importante matriz causal en el proceso de localización habitacional, lo cual es un detonador de la segregación residencial.

En el presente apartado observamos los avances educativos y el crecimiento de la participación de negros en los niveles educativos medios y superiores, lo que indica una reducción de las desigualdades raciales, sin cambios sustanciales en la percepción de ingresos. Considerando estos aspectos analíticos, vamos a evaluar en los siguientes apartados las transformaciones en la segregación residencial por raza y clase en los años 2000 y 2010.

Segregación residencial entre negros y blancos en la región metropolitana de São Paulo

Cobijados por el esquema de desigualdades anteriormente expuesto, vamos a explorar aquí en qué medida hubo cambios en la segregación espacial entre negros y blancos.1 En este apartado, vamos a mensurar la segregación desde dos técnicas: el Índice de Disimilitud y el coeficiente de localización.

El Índice de Disimilitud (ID) es una tradicional medida de segregación espacial que capta el grado en que dos grupos sociales no están homogéneamente (evenly) distribuidos en el espacio de una ciudad. En este sentido, la uniformidad se define por la proporción de cada grupo en la composición de la población total de la ciudad y por cómo la distribución de cada grupo por las diversas zonas de la ciudad replica esta composición social. En este sentido, el indicador evidencia la relación entre la composición de la población de cada unidad espacial con la composición de la población de toda la ciudad.2 El Índice de Disimilitud varía del 0 al 1, donde el 1 significa segregación total y el 0 la uniformidad total en la distribución de los grupos.

El resultado normalmente es interpretado como indicativo de la proporción de la población de un determinado grupo de la ciudad que tendría que cambiar de zona con otro grupo para que se obtenga un patrón de ubicación de vivienda uniforme, desde la proporción de cada grupo en la composición de la población de la ciudad. Por ejemplo, si el Índice de Disimilitud resultara en 0.40, es posible considerar que 40% de la población de un grupo tendría que cambiar de área para que se homogenice la distribución de los grupos considerados en el cálculo del Índice. El Índice de Disimilitud entre negros y blancos fue de 0.27 en el 2000 y pasó a 0.29 en el 2010, lo que indica la persistencia de la segregación racial en la región metropolitana de São Paulo. Si bien en 2000 el 27% de la población tendría que mudarse de zona de ponderación para que la distribución de los grupos raciales fuera homogénea, en 2010 la proporción subió al 29%.3 Como están abajo del 0.30, ambos índices son considerados moderados según los patrones de los Estados Unidos, país con ascendencia en la aplicación de estas mediciones.

Es muy común que el indicativo de la segregación entre negros y blancos sea interpretado como un efecto de la segregación residencial por clase social, puesto que la mayor parte de la población negra es pobre y las capas superiores son predominantemente blancas. No obstante, nuestra intención en este texto es poner énfasis en la dimensión racial de la segregación. De esta manera, nuestro análisis se funda en la clasificación de la población de la RMSP agrupada por categorías ocupacional EGP.4 El estrato superior alberga a las categorías de propietarios y empleadores y los trabajadores de alto nivel; ya el estrato bajo está conformado por trabajadores no manuales de rutina de bajo nivel, manuales calificados y manuales poco o nada calificados. De la intersección de los tres estratos mencionados con los grupos raciales negros y blancos,5 resultaron seis agrupamientos, que serán analizados bajo la óptica de los índices de segregación en las Tablas 5 y 6.

Tabla 5 Índice de Disimilitud entre Grupos Raciales y Estratos Socio-Ocupacionales en la Región Metropolitana de São Paulo. Año 2000 

Grupos Blancos Superior Negros Superior Blancos Medio Negros Medio Blancos Bajo Negros Bajo
Resto de la población 0.44 0.15 0.22 0.17 0.11 0.28
Blancos Superior - 0.39 0.26 0.52 0.45 0.58
Negros Superior 0.39 - 0.20 0.19 0.19 0.27
Blancos Medio 0.26 0.20 - 0.30 0.23 0.38
Negros Medio 0.52 0.19 0.30 - 0.14 0.13
Blancos bajo 0.45 0.19 0.23 0.14 - 0.18
Negros Bajo 0.58 0.27 0.38 0.13 0.18

Fuente: Censo del año 2000. Instituto Brasileño de Geografía y Estadística. Elaboración del autor

Tabla 6 Índice de Disimilitud entre Grupos Raciales y Estratos Socio-Ocupacionales en la Región Metropolitana de São Paulo. Año 2010 

Grupos Blancos Superior Negros Superior Blancos Medio Negros Medio Blancos Bajo Negros Bajo
Resto de la población 0.47 0.15 0.25 0.15 0.12 0.30
Blancos Superior - 0.40 0.26 0.53 0.48 0.61
Negros Superior 0.40 - 0.20 0.19 0.19 0.29
Blancos Medio 0.26 0.20 - 0.31 0.26 0.41
Negros Medio 0.53 0.19 0.31 - 0.13 0.15
Blancos bajo 0.48 0.19 0.26 0.13 - 0.18
Negros Bajo 0.61 0.29 0.41 0.15 0.18

Fuente: Censo del año 2000. Instituto Brasileño de Geografía y Estadística. Elaboración del autor

En las primeras líneas de la Tabla 5 y 6 es posible observar que los grupos más segregados del resto de la población de la metrópolis son los blancos del estrato superior, con índices arriba de los siguientes agrupamientos: los negros del estrato bajo y los blancos del estrato medio. Los otros grupos –blancos de estrato bajo y negros de estrato medio y superior– están mejor distribuidos en el espacio de la región metropolitana.

Vamos a analizar ahora la segregación socioeconómica al interior de los grupos raciales: los negros de distintas clases están más cercanos entre sí que los blancos. En la década de análisis, identificamos un sencillo incremento de la segregación de los negros de clase baja en relación con los negros de los otros dos estratos. Entre los blancos observamos que están más distantes entre sí en las distintas clases sociales. Además, la segregación de los blancos de clase alta indica una tendencia de elevación.

De hecho, los blancos más ricos presentan un mayor aislamiento en la metrópolis, una vez que están alejados de todos los otros grupos. El grupo que tienen más cercano está conformado por los blancos de clase media (0.23 en el 2000 y el 0.26 en el 2010). Después siguen los negros de clase alta, pero con un Índice de Disimilitud relativamente alto (0.37 en el 2000 y 0.39 en el 2010). Por otro lado, en el análisis de los índices de segregación entre los negros de clase alta (segunda columna de las Tablas 5 y 6), identificamos que el grupo que menos comparte las mismas zonas con ellos son los blancos de clase alta. Los datos ponen en evidencia la magnitud del aislamiento de la élite blanca en São Paulo.

En el otro polo de la estratificación, el grupo más segregado es el compuesto por negros pobres. La comparación con los blancos más pobres revela que ellos están más homogéneamente distribuidos por las zonas de la ciudad y más cercanos a las capas medias y superiores, en contraposición de los negros de clase baja que tienden a concentrarse en zonas más específicas.

En la década analizada, identificamos una tendencia de incremento de la segregación de los blancos de clase media en relación al resto de la población de São Paulo (del 0.44 para 0.47 y del 0.22 para el 0.25, respectivamente), pero especialmente en relación a los negros y blancos de clase baja. El Índice de Disimilitud entre blanco de clase alta y negros de clase baja llegó al 0.61 en el 2010 (valor común en las metrópolis hipersegregadas estadounidenses). Los negros de clase alta están más distantes tanto de los blancos de clase superior (del 0.39 para el 0.40) como de los negros de clase baja (del 0.27 para el 0.29).

Los resultados del Índice de Disimilitud revelan que más allá de la ya bien documentada segregación entre clases sociales en el espacio urbano, es posible observar también un componente racial en la segregación. Dicha dimensión se vuelve aún más evidente cuando comparamos los indicadores de negros y blancos pertenecientes al mismo estrato social. A continuación buscamos reforzar esta evidencia a través del uso de otro indicador: el coeficiente de localización.

El coeficiente de localización (CL) es una medida de concentración que consiste en la razón entre la proporción de la población de un grupo en determinada zona y la proporción de este mismo grupo en toda la ciudad. Es decir, al igual que el Índice de Disimilitud, el cl también pondera en qué medida la proporción de un determinado grupo en una zona replica la proporción de ese mismo grupo en toda la región metropolitana. Sin embargo, mientras el id arroja un único valor para los grupos de la muestra, el cl devela valores específicos de concentración de cada uno de los grupos para cada una de las zonas.

En este sentido, calculamos los cl de los seis grupos para cada una de las zonas de ponderación de la ciudad. En las zonas en que un determinado grupo es subrepresentado, el cl asume valores en el 0 y el 1, donde el grupo está sobrerrepresentado, los valores son arriba del 1. En este sentido, cuanto más alto el valor del cl, más alta la concentración del grupo en la zona.

Con el propósito de evaluar en qué medida los negros y blancos de un mismo estrato social presentarían grados similares de concentración en las mismas zonas de la ciudad, lanzamos mano de correlaciones estadísticas de Pearson entre los coeficientes de localización de los grupos analizados. Los coeficientes de correlación pueden variar desde 1 hasta -1. Cuanto más cerca del 1 está el coeficiente, mayor es la tendencia que los coeficientes de localización de los grupos sean directamente proporcionales. Cuando el resultado es un valor negativo, se trata de una correlación negativa, es decir, cuando los valores de un grupo aumentan, los del otro tienden a disminuir. Valores cercanos al cero reflejan ausencia de correlación lineal entre las variables.

Si, hipotéticamente, no hubiese un componente racial en la segregación, los valores de las correlaciones para negros y blancos de una misma clase racial tendrían que ser siempre positivos y cercanos al 1. Observamos que, en el año 2000, negros y blancos de clase baja presentaron correlación positiva de 0.420, de modo que ambos tendrían una tendencia positiva y significativa por estar sobrerrepresentados en las mismas zonas. Por otra parte, la correlación entre blancos y negros de los estratos medios es negativa y alta (-0.650), es decir, de manera general, en las zonas donde hay mayor concentración de blancos de clase media, hay baja representación de negros de clase media. En los estratos superiores identificamos una correlación positiva: 0.166, de forma que las diferencias son pocas entre los años 2000 y 2010, lo que indica la permanencia de la segregación por raza, pero con una sutil tendencia a su disminución.

Tabla 7 Correlaciones entre los coeficientes de localización de los grupos raciales y estratos socio-ocupacionales en la RMSP Años 2000 y 2010 

2000 2010
Negros e Blancos de Clases Superiores 0.144 0.166
Negros e Blancos de Clases Medias -0.650 -0.556
Negros e Blancos de Clases Bajas 0.420 0.486
p- valor > 0.01 para todas las correlaciones

Fuente: Censo del año 2000. Instituto Brasileño de Geografía y Estadística. Elaboración del autor

Los dos indicadores expuestos anteriormente corroboran el componente racial intrínseco a las clases sociales en la segregación habitacional en la región metropolitana de São Paulo. Es evidente que existe mayor cercanía racial en los estratos más bajos, a diferencia de las clases media y alta. Hemos resaltado el aislamiento particularizado de los blancos de clase superior por medio del Índice de Disimilitud, mientras que el coeficiente de localización evidencia que negros y blancos de los estratos medios están sustancialmente alejados. Esas dos tendencias y otras serán analizadas con más detenimiento en el apartado que sigue.

Índice de Moran: una medida espacial de la segregación

Las mediciones presentadas en el apartado anterior indican la segregación entre negros y blancos pertenecientes al mismo estrato social. Sin embargo, son indicadores sintéticos que no pueden revelar en dónde cada uno de los grupos está concentrado. En este apartado, presentaremos un análisis de la segregación desde el Índice de Moran (Anselin, 1995), otra técnica de mensuración de la segregación residencial muy empleada. El Índice de Moran es una medida de autocorrelacción espacial que más allá de la distribución de grupos por zonas, considera las inmediaciones donde se concentran distintos grupos.6 Dicho de otra forma, el Índice permite ahondar en cómo los grupos de la muestra están concentrados en zonas vecinas. Este atributo debe ser considerado en la interpretación de los resultados.

Tabla 8 Índices de Moran Global en la RMSP Años 2000 y 2010 

2000 2010
Blancos Superior 0.82 0.78
Negros Superior 0.47 0.30
Blancos Media 0.76 0.72
Negros Media 0.77 0.66
Blancos Baja 0.73 0.68
Negros Baja 0.78 0.75

Fuente: Censo del año 2000. Instituto Brasileño de Geografía y Estadística. Elaboración del autor

Al observar los resultados del Índice de Moral Global –que varía del -1 al +1–, es posible afirmar que los indicadores de segregación son muy elevados para todos los grupos, excepto los relativos a los negros de estrato superior, cuyos valores fueron siempre arriba del 0.66. Los valores elevados reflejan que cada uno de los grupos está concentrado en conglomerados de zonas cercanas entre sí. De forma similar a los resultados del Índice de Disimilitud, los valores más altos conciernen a los blancos de estrato superior y a los negros de clases bajas.

En el período del 2000 al 2010, observamos la reducción en el Índice de Moran Global para todos los grupos analizados. Las reducciones más significativas en esta medida espacial de segregación pueden ser para los negros de clase alta (del 0.47 al 0.30) que siguen como el grupo menos segregado y para los negros de clase media (del 0.77 al 0.66) que dejaron de ser el tercer grupo más segregado y pasaron a ocupar la quinta posición.

Las reducciones en los resultados del Índice de Moran y, simultáneamente, el aumento del Índice de Disimilitud significan que, a pesar de la notoria segregación de los grupos del resto de la población, es posible que haya ocurrido mayor dispersión o menor contigüidad entre las zonas en que cada grupo se concentra, circunstancia especialmente válida para los negros de las capas superiores y medias. Confirmamos detalladamente esta hipótesis por medio de los mapas de Indicadores Locales de Autocorrelación Espacial (LISA, por sus siglas en inglés), que representan la autocorrelacción espacial de los grupos analizados. Las zonas más oscuras denotan alta concentración de la variable en cuestión en zonas vecinas entre sí. Las zonas en gris claro reflejan la contigüidad de zonas con baja concentración de esta variable. Las zonas en blanco no tuvieron un resultado estadísticamente significativo. Presentamos a continuación los mapas de LISA de negros y blancos de clases superior y media.

En la comparación de los mapas de cada uno de los grupos en el 2000 y en el 2010, identificamos que los colectivos que menos presentaron novedades (nuevas zonas de alta o baja concentración en el 2010) fueron los blancos de clase alta. Ellos siguieron concentrados en el mismo aglomerado central. Por otro lado, muchas nuevas zonas de concentración pueden ser observadas para el caso de los negros de clase alta y media. Ello será descrito más detalladamente a continuación.

Hay un enorme conglomerado de zonas de concentración de blancos de clase superior en zonas del centro expandido de São Paulo (en el cuadrante suroeste y en las partes de las zonas norte y este más cercanas al centro); y una zona más pequeña en el abc paulista. Cabe resaltar una pequeña franja en dirección a la zona este y también un crecimiento hacia el sureste, así como una importante disminución en el centro viejo de São Paulo.

Se observan diversos conjuntos de espacios con mayor concentración de negros de clase superior, con significativas alteraciones del 2000 para el 2010. A diferencia del mapa de LISA de los blancos de clase alta, hay una agrupación de negros más ricos en el centro viejo de la ciudad de São Paulo que se extiende hacia el sur, en dirección a la Vila Mariana y, al este, hasta Belém. En el 2010, en la zona norte, se generó una nueva agrupación en la región del distrito de Pirituba (noroeste de São Paulo). En el período se mantuvo una comunidad en la zona este, alrededor de Itaquera. En la zona sur hay una franja que se extiende desde la región del Jabaquara hasta Socorro. En la parte poniente de la región metropolitana hay un gran conglomerado que, en el 2000, avanzaba hacia el sureste, en dirección a Embu y Cotia, pero en el 2010 cambió su configuración y pasó a concentrarse más en la región de Osasco.

Mapa 1 LISA Map dos Blancos de Clase Superior (RMSP 2000) 

Mapa 2 LISA Map de los Negros de Clase Superior (RMSP 2000) 

Mapa 3 LISA Map de los Blancos de Clase Superior (RMSP 2010) 

Mapa 4 LISA Map de los Negros de Clase Superior (RMSP 2010) 

En concreto con los resultados de las correlaciones de los coeficientes de localización, negros y blancos de clase media son los grupos cuyos conglomerados de zonas de alta concentración son comparativamente más dispares entre sí. Los blancos de clase media están concentrados en una gran agrupación central que se sobrepone de manera casi integral al conglomerado de blancos de clase superior, sin embargo con un diámetro mayor, son más extensos en todas las direcciones. Para los negros de clase media, ese conjunto central representa un área de baja concentración (en gris claro). Las agrupaciones de alta concentración de los negros de clase baja presentan una configuración particular: un gran conjunto en el extremo este de São Paulo junto a municipios limítrofes; otras agrupaciones en la zona norte que, en el 2010, pasaron a formar una franja hacia el poniente, extendiéndose hasta Itapevi. Hay otra franja hacia el suroeste, de Taboão da Serra hasta Grajaú, además de agrupaciones en Guarulhos y entre Diadema y el distrito de Pedreira.

Mapa 5 LISA Map de los Blancos de Clase Media (RMSP 2000) 

Mapa 6 LISA Map de los Negros de Clase Media (RMSP 2000) 

Mapa 7 LISA Map de los Blancos de Clase Media (RMSP 2010) 

Mapa 8 LISA Map de los Negros de clase Media (RMSP 2010) 

En el período del 2000 hasta el 2010 son pocos los cambios identificados en los mapas de LISA de los grupos más pobres.7 De manera general, los grupos de clase baja, negros y blancos, siguen más concentrados en los “anillos periféricos” de la región metropolitana de São Paulo. La diferencia destacable son las zonas de alta concentración de blancos pobres en las ciudades que conforman la región metropolitana, más distantes del municipio de São Paulo, como Juquitiba, São Lourenço da Serra, Salesópolis, Biritiba-Mirim, Guararema y Santa Isabel.

En suma, los indicadores analizados revelan una consistente permanencia en el grado moderado de segregación residencial racial en la región metropolitana de São Paulo. Sin embargo, algunas tendencias llaman la atención. El pequeño incremento del Índice de Disimilitud con la disminución del Índice de Moran puede ser interpretado de esta forma: los grupos siguen separados entre sí, pero pasaron a distribuirse por zonas que no necesariamente forman agrupaciones contiguas. Esta percepción invita a la relativización de las grandes divisiones en los análisis de la segregación en las metrópolis, como la división centro-periferia.

Desafortunadamente, los mapas de LISA presentan una gran cantidad de zonas cuyo indicativo de autocorrelacción espacial no es estadísticamente significativo, lo que impide una mejor identificación de nuevas zonas que cada grupo ocupó. En este sentido, el Índice de Moran parece eficiente para indicar grandes tendencias en toda la región metropolitana, pero no nos permite apuntar cambios de configuración espacial más específicos.

Nuestras inquietudes rebasan los aspectos más generales revelados por los índices que miden la segregación. En este sentido, cuando resaltamos que un determinado grupo sigue concentrado en una zona del espacio, esta percepción no necesariamente indica que el espacio permanece estancado, sin cambios en sus especificidades. La permanencia de grupos en determinadas zonas nos incita a preguntar cuáles transformaciones existieron en los espacios en el período de análisis. Sin embargo, indagaciones de este cuño no serán exploradas en este texto.

Los blancos de estrato superior siguen con mayor concentración en los espacios de élite o de clase media alta (cerca del 53% en el 2000 y en el 2010). Los negros de este mismo estrato social están concentrados mayoritariamente en los espacios medio-bajos mezclados (36.4% en el 2000 y el 35.1% en el 2010). Más de la mitad de los negros de clase superior (cerca del 54% en ambos años) habitaban los espacios de tipo 4 (espacios medio-bajos mezclados) y 5 (espacios de los trabajadores manuales).

Al poner la mira en las clases bajas en el período de análisis, se nota el incremento de negros y blancos en los espacios de trabajadores manuales. En estos espacios, junto a los medio-bajos mezclados, viven la mayoría absoluta de las clases bajas, pero principalmente los negros de clases bajas. El 65.6% de los blancos de clase baja están en las zonas de tipo 4 y 5, a la vez que se observa el 79.1% de negros en estas mismas zonas.

En lo que concierne específicamente a la composición de la población en los espacios de elite (1), se nota, en la década de análisis, que se volvieron espacios aún más exclusivos de blancos de clase superior –en el 2010 representaban el 45.5% de su población. Además, la proporción de blancos de clase baja en estos espacios, aunque en declive (pasó del 17.7% al 13.7%), es más expresiva que la suma de las proporciones de negros de todas las clases sociales (10.4%). En otras palabras, los blancos de clase media y alta que predominan en las zonas de élite (llegan al 72.3% de la población de estas zonas) tienen más cercanía residencial con los blancos pobres que con los negros de cualquier clase social.

Consideraciones finales

En este texto resaltamos las inflexiones raciales en los matices de la segregación residencial en la región metropolitana de São Paulo durante los primeros diez años del siglo XXI. En este período, hubo transformaciones sociales significativas acerca de las desigualdades raciales entre negros y blancos, como el aumento de la proporción de negros con títulos de preparatoria y universitario, además de la inserción de éstos en las categorías ocupacionales medias y altas. Sin embargo, en un contexto de evidente caída de los ingresos para las personas que concluyeron la enseñanza media y superior, las desigualdades raciales de ingresos siguieron vigentes.

En este escenario, la segregación residencial por raza poco cambió. De acuerdo a lo revelado en investigaciones anteriores basadas en los datos de los censos de 2000 (Préteceille y Cardoso, 2008; França, 2010), la segregación entre negros y blancos sigue siendo sutil en las clases bajas y se vuelve más significativa en las clases media y alta. La segregación por clase al interior de los grupos raciales es mucho más intensa entre los blancos, es decir, negros de distintas clases sociales habitan espacios más cercanos entre sí. Se identificó un permanente aislamiento de los blancos de clase alta de todos los otros grupos y son más cercanos a los blancos de clase media. En la clase media observamos un sustancial alejamiento entre blancos y negros revelado por la correlación negativa entre los coeficientes de localización y por los mapas de LISA.

En este contexto de mayor inserción de negros en las categorías ocupacionales no manuales, los resultados revelan menos agrupación residencial de los negros de clases media y alta, con diversos cambios en las zonas de mayor concentración de estos grupos como demuestran los mapas de LISA. Nuestros datos no permiten aseverar si hubo ascensión social (ocupacional) de los negros que siguen viviendo en los barrios de origen, así como si hubo movilidad residencial entre los negros de capas intermedias y superiores. Sin embargo, el hecho fundamental es que no se nota la cercanía de los negros con blancos de las mismos estratos sociales, además, ellos no fueron a vivir en espacios de tipos socioeconómicos superiores.

En la estabilidad de la segregación residencial observamos que desde las evidencias descritas a lo largo del texto, los datos más reveladores son relativos al gran alejamiento de los blancos de clase media y superior de todos los otros grupos, los cuales están más cerca entre sí. Ello constituye la peculiaridad de la segregación por raza y clase observada en la región metropolitana de São Paulo.

La caracterización de la segregación residencial por raza y clase en la la región metropolitana de São Paulo, se vincula fuertemente con la estructura de la estratificación social en Brasil. Bajo esta perspectiva, seguimos aquí la interpretación propuesta por Edward Telles (2012 [2004]), quien dice que la sociedad brasileña podría ser analizada desde un clivaje entre la clase media y alta blanca y la clase pobre multirracial.

Este clivaje no es elaborado sólo considerando jerarquías y desigualdades socioeconómicas (nombradas “relaciones verticales” por el autor), pero también como “distancia social”, en el sentido de la posibilidad de convivencia entre los distintos grupos (las relaciones horizontales).8

Según Telles, hay “barreras invisibles” que dificultan la entrada de negros en las clases media y una cultura racista que propaga representaciones de los negros deben ocupando posiciones subalternas.9 Estos límites para la inserción y consolidación del estatus de los negros en esas capas se reflejan en la gran distancia residencial entre negros y blancos de clases sociales semejantes. De modo que las “barreras invisibles” y la cultura racista pueden ser identificadas en la distancia entre los grupos raciales cultivada en las relaciones horizontales (de cercanía e integración, como las relaciones de sociabilidad e intermatrimoniales) de los estratos medio y altos que mantienen a los negros alejados.

Estas proposiciones ganan más relevancia cuando consideramos las teorías de Pierre Bourdieu (1997), quien identificó que el espacio físico habitado simboliza el espacio social con sus jerarquizaciones y distancias sociales: las jerarquizaciones de los espacios corresponden y naturalizan jerarquías sociales. En este sentido, el capital (económico, cultural, social, etc.) que organiza el espacio social, moldea el espacio físico, lo cual incide en la reproducción de las estructuras del espacio social.

Lo que presentamos son posibles propuestas de interpretación de la segregación residencial por raza evidenciada en los datos expuestos. Se trata de un fenómeno que aún carece de desarrollo de modelos interpretativos, así como de nuevas investigaciones empíricas que posibiliten develar sus especificidades en el contexto brasileño y dar cuenta de las preguntas que han surgido.

Identificamos aquí la segregación entre negros y blancos de categorías ocupacionales similares. Aún no sabemos en qué medida las distancias evidenciadas están asociadas a otros factores, como los vínculos familiares, los ingresos, bienes y propiedades, etc. Otro elemento que debe ser considerado es que la ascensión social de la población negra es relativamente reciente. De igual manera son necesarias investigaciones sobre cómo la raza opera en los mecanismos que engendran los patrones residenciales. Serían valiosas investigaciones acerca de las preferencias residenciales y la discriminación en el mercado inmobiliario.

Una vez caracterizados los tintes raciales de la segregación residencial, tendríamos que cuestionar en qué medida los patrones residenciales impactan en las experiencia y vivencias de negros y blancos, especial en lo que respecta a su sociabilidad, el acceso a la ciudad y a las políticas públicas urbanas.

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1Definimos segregación residencial como el grado en que grupos sociales están distantes uno de los otros, al considerar la localización de sus viviendas en el espacio urbano (Marques, 2005; Masseey; Denton, 1988). Se trata del grado de concentración en el espacio de una categoría social y su relación con otras. De modo que “la segregación es, sobre todo, un fenómeno relacional: sólo existe segregación de un grupo cuando otro grupo segrega o es segregado.” (Torres, 2004, p. 42)

2La unidad espacial de referencia para la medición de la segregación en este capítulo serán las zonas de ponderación delimitadas por el censo del 2010.

3De acuerdo a lo que dice Cordese, Falk y Cohen (1976), el Índice de Disimilitud tiende a inflar cuando el número de miembros de las minorías es muy pequeño si comparado con la cantidad de unidades espaciales utilizadas en la medición. Inversamente, cuanto más grande es la proporción de la minoría, menor será el valor del Índice, lo que no significa necesariamente menor segregación. En el caso de la RMSP, hubo un incremento de la proporción de negros y pardos, pero también del Índice de Disimilitud. Esta evidencia aleja la posibilidad de que el crecimiento del valor del indicativo sea un efecto metodológico. Es decir, según la concepción de la segregación que rige la construcción del Índice de Disimilitud, realmente aumentó la segregación racial en São Paulo.

4Las expresiones de clase, estrato o capa social aquí empleadas conciernen a una definición operativa de estratificación que está basada en las categorías ocupacionales EGP.

5De la misma manera que las categorías EGP fueron reunidas para formar tres estratos sociales, las categorías de “raza/color” de ”negros” y pardos fueron unificadas en la categoría “negros”, con el propósito de obtener resultados más significativos en la medición de la segregación.

6El Índice de Moran fue calculado considerando el coeficiente de localización de cada uno de los seis grupos en las 633 zonas de ponderación de la Región Metropolitana de Sao Paulo.

7Mapas que no componen este texto.

8Bajo esta perpectiva, la segregación residencial es una expresión de las relaciones horizontales, en la medida que revelan el grado de “distancia social” entre los grupos. En otras palabras, desde la distancia física entre las viviendas de los diferentes grupos sociales en el espacio urbano, el estudio de la segregación aspira a aprehender las posibilidades de interacción entre los grupos.

9Una consecuencia ostensible de estos mecanismos es el hecho de que los negros de renta más alta no son reconocidos como ‘de clase media’ y, con ello, son objeto de constantes desconfianzas y discriminaciones (Figueiredo, 2003, 2004).

*Artículo publicado originalmente en Marques, Eduardo (org.) (2015), A metrópole de São Paulo no século XXI. Espaços, heterogeneidades e desigualdades, Brasil: Editora UNESP, pp. 223-251, traducción J. Daniel González Marín.

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