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Andamios

versión On-line ISSN 2594-1917versión impresa ISSN 1870-0063

Andamios vol.12 no.28 Ciudad de México may./ago. 2015

 

Dossier

Los migrantes en las elecciones de Quebec en 2014: democracia republicana vs. populismo identitario

Migrants in 2014 Quebec’s Electoral Process. Republican Democracy vs. Identitarian Populism

Hugo Rangel Torrijo* 

*Profesor e investigador de la Universidad de Guadalajara (México). Correo electrónico: hugo.rangel@gmail.mcgill.ca


Resumen

En 2014 se llevaron a cabo elecciones en Quebec, en ellas los migrantes fueron actores políticos de primer plano. El populismo identitario dominante tomó como blanco de ataque a los migrantes y sus religiones (principalmente la musulmana), pretendiendo que constituían un peligro para el estado laico de “modelo francés”. La participación de inmigrantes académicos y ciudadanos en general revirtió el populismo dominante de los medios de comunicación así como el poderoso discurso oficial. Mostramos que el discurso gubernamental polarizante fue criticado por los medios de comunicación y mermó la participación y el apoyo de su electorado. La votación mostró una movilización sin precedentes de los grupos de inmigrantes que contribuyó a la derrota del gobernante Partido Quebequense en dichas elecciones (Auger, 2014 y Alec Castonguay). Estas elecciones contrastan con la tendencia en Europa, donde los discursos populistas identitarios cuentan con un creciente apoyo electoral. Se señala que las elecciones se llevaron a cabo en el contexto de exclusión social de los migrantes por un discurso populista. El presente texto es fruto de un análisis de contenido de los diarios así como una observación participante durante la campaña electoral y la experiencia personal como migrante y analista de procesos electorales canadienses en los últimos años.

Palabras clave: Inmigración; participación política; democracia; populismo identitario; Quebec

Abstract

During the 2014 electoral process of Quebec, migrants were central actors. The dominant identitarian-populist faction had targeted its attacks on migrants, particularly Muslims, and presented them as a threat for society since their religions and traditions were dangerous to the Quebec’s secular state -inspired on the “French model”-. The 2014 election evinced a new role of migrants, traditionally marginalized in both the political and public arena. Academics and citizens mobilized to stand against the dominant populist media and the powerful official discourse. Besides, the high rate of participation among migrants determined the defeat of the separatist party. This paper is a documentary media research as well as a testimony, as a migrant myself, about the electoral campaign.

Keywords: Migration; politic participation; democracy; identitary populism; Quebec

Contexto

En 2014 se llevaron a cabo elecciones provinciales en Quebec, esto representa la renovación de la Asamblea Nacional (Congreso local) que consta de 125 diputados. En el sistema parlamentario canadiense, las elecciones para diputado significan el cambio de gobierno provincial.1 En las elecciones de 2014 el Partido Quebequense (Parti Québécois) que gobernaba disolvió la Asamblea para convocar a elecciones. El objetivo de reelegirse se explica porque era un gobierno minoritario (sin mayoría absoluta) y buscaba justamente obtener dicha mayoría para promover una agenda política llamada “identitaria”. Nosotros mostraremos que esta política se opone a la democracia republicana.

¿Qué es la democracia republicana? Se trata de una democracia deliberativa e inclusiva porque el principio mismo de la república consiste en incluir a todos los ciudadanos (Habermas, 1990). Para Touraine, la democracia está compuesta por tres elementos fundamentales: el respeto de los derechos fundamentales, la ciudadanía y la representatividad (Touraine, 1994). Nuestros estudios han destacado estos elementos: las dimensiones de la igualdad, los derechos y las libertades para todos. Además, incluimos la demanda de la necesidad de un sistema de justicia (Rangel, 2011). Asimismo, se refiere a la creación de un Estado de derecho democrático (Habermas, 1990), es decir, democracia republicana es un concepto que va más allá de la democracia representativa formal y se centra en los derechos de los ciudadanos. Se trata de una serie de libertades y derechos garantizados por las instituciones republicanas, como lo señala Pettit (2014). Para Bobbio (2000), una República es una forma ideal de Estado que se funda sobre la virtud de los ciudadanos y el amor a la patria. Sin embargo, es importante destacar que para este autor la república es solamente una forma ideal de gobierno. Por ello, insistimos en que necesita tomar forma bajo las premisas de la democracia. Nuestra definición es, por lo tanto, radicalmente diferente a la noción populista de republicanismo en Francia, sobre todo la que presenta la derecha bajo los principios de exclusión que se abordan en el contexto de las elecciones en Quebec.

Antecedentes

El movimiento separatista reivindica la independencia de Quebec y ha organizado y perdido dos referéndums para tal efecto (uno en 1980 y otro en 1995). Es evidente un declive del movimiento soberanista desde la realización del último referéndum. ¿Porqué la provincia de Quebec trata de independizarse de Canadá? El discurso soberanista busca la separación de la provincia con bases económicas y de soberanía política, sin embargo, la provincia de Quebec recibe más de nueve mil millones de dólares anuales de parte de la federación, hecho que desmiente el argumento de que los recursos económicos de Quebec son robados por el gobierno federal.2 El argumento de soberanía política también es cuestionable: la constitución de la federación canadiense (Constitutional Act) que se firmó en 1791 confirió a las provincias una gran independencia política. En virtud de esta descentralización histórica, las provincias establecen de manera independiente sus políticas, por ejemplo, recaban impuestos provinciales; asimismo, las provincias son dueñas de sus recursos naturales. De manera fundamental, en el ámbito educativo, las provincias cuentan con total soberanía constitucional, ya que incluso no existe un ministerio federal de la educación. Por lo que respecta al idioma, la ley de 1976 garantiza al francés como lengua oficial de la justicia, de la función pública y de la educación.3 Además, el Partido Quebequense (representante del movimiento separatista) ha gobernado la provincia durante varios periodos durante las últimas décadas, hecho que muestra los límites de autonomía.

Por lo tanto, las justificaciones económicas, políticas y culturales se han agotado, y así el discurso “identitario” ha pasado a formar parte de la justificación de la independencia del país. Este discurso es esencialista, ya que supone que la identidad del grupo francófono (de raza blanca) se ve afectada por las migraciones. Sin embargo, desde hace siglos las migraciones hacia América del Norte han existido sin afectar dicha identidad.

Una parte fundamental de este discurso estriba en suponer que las migraciones ponen en peligro el idioma francés. En el ámbito discursivo se supone un declive del idioma en la provincia, pero este supuesto es falso. Como se mencionó, existe un marco legal que asegura la preponderancia del francés en la vida pública, el sistema de justicia y la educación. Sin embargo, el discurso separatista subyace en una trampa: supone que los únicos francófonos no son los que hablan francés, sino la gente de raza blanca de origen francés.

Desde una perspectiva republicana, francófono no sólo es aquel que habla francés, sino aquel que participa en la vida pública en francés (Georgeault, 2006),4 es decir, que tiene relaciones con las instituciones públicas en francés, principalmente las instituciones de justicia y de seguridad, por lo que se ha desenvuelto en la educación pública básica en francés. En este sentido un segmento substancial de inmigrantes forman parte de esta vida francófona republicana. Sin embargo, desde la perspectiva racial, sólo toman en cuenta a los francófonos “cuya lengua materna es el francés”, en otras palabras, quienes son descendientes de francófonos de raza blanca. Quienes no cuentan con esta ascendencia racial, son denominados alófonos, es decir, que provienen de otras lenguas (o razas).

El discurso identitario pretende defender la lengua, la cultura y la historia, aunque la defensa reposa en la raza, por lo tanto, es racista. Por ejemplo, supone recordar a los ancestros, pero sólo a los francófonos de raza blanca. Para un niño que nació en Quebec de padres nacidos en Quebec, pero de origen italiano, la fórmula de los ancestros no se aplica; por lo tanto, de acuerdo con esto, si un niño de raza blanca nativo de Quebec no cumple las normas identitarias, menos aún los inmigrantes que se adhieran a los valores y las leyes locales, éstos son excluidos.

Los políticos y promotores identitarios piden que se estudie la historia, pero descalifican la historia que habla de los inmigrantes en las escuelas públicas. El problema reside en que los identitarios reducen la historia a una serie de lugares comunes; el teórico Bouchard llama mitos soberanistas a este tipo de narrativas (Bouchard, 2014). Una persona puede conocer la historia, pero de nada sirve si no se adhiere a la narrativa maniquea de los soberanistas.

Entonces, para el discurso identitario, los inmigrantes -discursivamente- constituyen un peligro para la nación quebequense, que conciben como una república; así lo afirma la periodista Francine Pelletier: ante la llamada crisis identitaria, en lugar de superarla, el gobierno nacionalista nos hunde en ella (2014).

Elecciones en Quebec 2014 y la ley 60

El proyecto de ley 60 sobre la “identidad” en Quebec fue presentado por el gobierno de esa provincia con el objetivo de reelegirse y promover el movimiento separatista. Las elecciones en la primavera de 2014 constituyeron un referéndum sobre la libertad religiosa ante un populismo que derivó en xenofobia. El texto analiza el debate académico y en los medios de comunicación en un contexto de diversidad cultural y religiosa en la provincia. Dicha iniciativa pretendía ser laica, pero más bien imponía los principios hegemónicos e islamofóbicos de la clase dominante, ya que afectaba principalmente a las mujeres musulmanas con velo (Taylor, 2014). Bouchard incluso acusó al gobierno de mentir a la población al presentar a los migrantes como sujetos que demandan de manera excesiva acomodos irracionales de su cultura y religión (Bouchard, 2014).5 La tajante derrota electoral que sufrió el entonces gobernante Partido Quebequense significó el fracaso de un populismo simplista que cobró fuerza, pero despertó la crítica de la opinión pública y del medio académico. Además, se logró la movilización de la sociedad civil, particularmente de grupos inmigrantes, a pesar de la omnipresencia del discurso oficial y la manipulación de los medios de comunicación. Si bien el discurso dominante impuso el nacionalismo local, el revés del partido separatista disipó las tensiones sociales creadas por la campaña electoral.

El proyecto de ley se inscribe en la tendencia internacional conservadora que intentaba limitar las expresiones religiosas en nombre del laicismo y de la secularización de la sociedad. Nussbaum (2012) criticó lo que llama “las políticas de miedo en una era de ansiedad”. En efecto, en Europa se observan una serie de medidas para limitar la construcción de mezquitas y prohibir que las mujeres musulmanas vistan un velo. Esta islamofobia discursiva se ha extendido en los medios de comunicación y ha llegado a niveles paranoicos, como fue el caso de Quebec. Con gran atino, Nussbaum (2012) criticó la noción de laicidad oficial francesa que, simulando neutralidad estatal, limita la libertad de religión a los no cristianos, particularmente a los musulmanes.

Aun cuando la iniciativa de ley 60 en Quebec trató el tema religioso, en los hechos, el discurso antiinmigrante polarizó la campaña electoral. El discurso identitario se sintetizó así en la campaña: “ellos contra nosotros”, es decir, los inmigrantes contra “nosotros”, lo que resulta ser una oposición en términos raciales. El principio “los inmigrantes contra los nativos” significó en los hechos despertar un sentimiento antiinmigrante.

Inmigrantes y exclusión

Los inmigrantes no se han agrupado en torno a un partido, ni los partidos han asumido una plataforma basada en las reivindicaciones de los migrantes, sin embargo, el discurso identitario adoptado en los últimos años por el Partido Quebequense (separatista) ha cambiado la dinámica. Este partido ha demandado limitar la migración supuestamente para mejorar su integración. En consecuencia, los migrantes han votado por su opositor, el Partido Liberal. Esta polarización fue más neta y abierta en los últimos años, sobre todo, después del referéndum por la soberanía de Quebec en 1995. Fue entonces cuando la noche de la derrota, el primer ministro de Quebec, Jacques Parizeau, culpó al dinero y al “voto étnico”, es decir, responsabilizó a los migrantes con un perfil étnico diferente a los blancos francófonos por la derrota separatista.

A partir de la década de 1970, el número de migrantes se ha incrementado hasta alcanzar en años recientes la cifra de 50 000 por año. Cabe destacar que en 1991 la provincia entabló negociaciones con el gobierno federal para controlar la inmigración (Accord Canada-Québec relatif à l’immigration et l’admission temporaire des aubains). Bajo este acuerdo el gobierno de la provincia selecciona 50% de los migrantes que ingresan a ella. Desde un principio, el gobierno quebequense dio prioridad a los migrantes que hablaban francés. Esta tendencia fue explícitamente política en la medida que la población francófona en la provincia había apoyado al partido separatista y a su opción en el referéndum, es decir, la opción soberanista quiso sumar votos con la estrategia de migración. Sin embargo, esto no ha sucedido, los migrantes francófonos no se han adherido en bloque a dicha opción política, por el contrario, desde la adopción de la llamada estrategia identitaria, los migrantes han sido excluidos, por ejemplo, a los migrantes provenientes de África del norte, en su mayoría francófonos y musulmanes. De esta manera, el blanco del ataque de la iniciativa de ley 60 fue la religión islámica, por lo que estos migrantes se sintieron rechazados. Cabe mencionar que los migrantes provenientes del Magreb han sido numerosos en los últimos años, asimismo, los musulmanes en 2011 representaron 3.2% (L’Observatoire Espace et Société, 2014). De hecho, se estima que la tercera lengua en Quebec después del inglés y el francés, es el árabe.

La exclusión de los migrantes se puede ilustrar en las marcadas tasas de desempleo. Se estima que un egresado de la secundaria, pero nativo y de raza blanca, tiene más posibilidades de obtener un empleo que un migrante. De hecho, la tasa de desempleo de los migrantes de origen árabe o negro es mucho mayor; la tasa de desempleo en Quebec de la población magrebina marginada es de 7%, mientras que para los originarios de esa región es de 28% (La Presse, 28 de marzo, 2008).

Los migrantes son excluidos del mercado de trabajo y también son subrepresentados en los medios de comunicación. Como lo demuestran Forcier y Handal (2012), los inmigrantes se enfrentan a obstáculos de discriminación para la obtención de empleo como el desconocimiento de títulos universitarios y la experiencia si son provenientes de sus países de origen, sobre todo, de los países llamados en vías de desarrollo. La tv quebequense no sólo presenta a gente blanca de forma casi exclusiva, sino que promueve los estereotipos contra los inmigrantes (Cassivi, 2014a). Sin embargo, para desconocer esta realidad, el discurso identitario ha lanzado una ofensiva para mostrar que los inmigrantes no contribuyen con suficientes impuestos, aunque esto se explique por sus ingresos precarios. Dubreuil y Marois (2011) afirman que la inmigración no resolverá los problemas económicos y demográficos de la provincia: “Quebec no necesita inmigrantes”, concluyen estos influyentes autores. A pesar de su manipulación evidente, los autores son citados como la prueba científica e irrefutable contra la migración.

¿Qué hace el estado quebequense? El gobierno ha establecido diversas políticas para promover la equidad con los diversos grupos de inmigrantes. La política de multiculturalismo fue implementada por el gobierno federal canadiense en 1971. Más bien se trató de un marco general que promovió la lucha contra la discriminación y el reconocimiento de igualdad tanto para los ciudadanos migrantes y locales como para los pueblos indígenas. Sin embargo, el movimiento separatista ha interpretado el multiculturalismo como un complot del gobierno federal para negar su cultura. Es muy generalizada esta percepción en Quebec, para la cual el multiculturalismo es una estrategia del gobierno del ex primer ministro Trudeau para eliminar el separatismo y acabar con la cultura quebequense. Como lo señala Hobsbawm, el multiculturalismo “es percibido como un complot para destruir las necesidades articulares de la francofonía bajo el peso político de la multicultura” (1990: 317). Desde posiciones de poder, en Quebec se critica esta política del multiculturalismo y se denuncia un supuesto exceso de inmigrantes, incluso se difunde el rumor de que la provincia de Quebec es la que recibe más inmigrantes en el mundo, lo cual es falso.6 Numerosos sitios de internet denuncian la inmigración y la culpan de la decadencia de la provincia.7 Durante la campaña electoral, los gurús del separatismo insistieron en que la defensa de la identidad debía pasar por la iniciativa gubernamental, de lo contrario se caería en el multiculturalismo (entendido como el peor de los maleficios).8

Una de las más recientes iniciativas gubernamentales fue el “Plan de acción diversidad, un valor agregado” (Gobierno de Quebec, 2008). Esta política intenta promover la lucha contra la discriminación, favorecer el acercamiento de las culturas y el acceso equitativo a los servicios públicos. Asimismo, intenta mejorar el respeto y el ejercicio de los derechos de los migrantes. Sin embargo, como se mencionó antes, en los hechos persisten marcadas desigualdades. En el rubro del empleo, los inmigrantes tienen los mayores índices. Por lo que respecta a la participación política, los inmigrantes están subrepresentados no sólo en el parlamento, sino en los cargos públicos de prácticamente todas las áreas.

Elecciones y nacionalismo antiinmigrante

Las elecciones de 2014 mostraron una radicalización del discurso antiinmigrante. El gobernante Partido Quebequense y los grupos separatistas que dominan los medios de comunicación y el medio académico en la provincia adoptaron un discurso similar e incluso mimético al del Frente Nacional de Francia. Hay que subrayar que esta aseveración no es exagerada, numerosos analistas políticos señalaron este fenómeno, por ejemplo, Lisiane Gagnon (2014) afirmó que se trata de una “vergonzosa” iniciativa de ley, cuyo objetivo fue la demagogia electoralista. De esta manera, se muestra una estrategia análoga a la usada por el Frente Nacional en Francia, estimó Gagnon. En este sentido, cabe mencionar que incluso algunos analistas del movimiento soberanista denunciaron la manipulación electoralista del gobierno quebequense con el estilo del Frente Nacional francés (por ejemplo Josée Legault). Asimismo, varios entrevistados afirmaron que abandonaban el Partido Quebequense por las mismas razones. Cabe mencionar que varios analistas identificaron una “desbandada” de militantes de ese partido y que votaron por otra opción política (Lisée, 2014).9

Es importante subrayar que la crítica que presentamos no es maniquea, ya que fue expresada por numerosas personalidades y analistas locales. La crítica no es contra el nacionalismo, ya que como el filósofo Nadeau afirma, es legítimo plantearse un plan nacional, pero “es inadmisible darle prioridad a lo nacional sobre toda cuestión política, sobre todo cuando se tiende a negar el pluralismo de una sociedad como la nuestra” (Nadeau, 2014: 91).

Los nuevos actores

Durante la campaña electoral el gobierno contó con toda la maquinaria oficial, los medios de comunicación, el medio oficial académico y el medio de los espectáculos. El escenógrafo Yves Desgagnés trabajó la imagen de la primer ministro durante la campaña, la cual fue más estilo de marketing que de una campaña seria de contenido político.10 Como si esto no fuera suficiente, la estrella de televisión Julie Snyder organizó un grupo de mujeres alrededor de Jannete Bertrand, el cual contó con la difusión de la televisión privada, propiedad del magnate Peladeau (candidato del Partido Quebequense); este grupo pretendidamente feminista, se manifestó contra el uso islámico del velo. Además, Jannete Bertrand hizo varias declaraciones racistas, denunciando con estereotipos a los estudiantes extranjeros y a los musulmanes. Como lo denunció el periodista Cassivi, Bertrand realizó declaraciones xenofóbicas con la anuencia del Partido Quebequense (Cassivi, 2014b). Asimismo, una candidata del Partido Quebequense, Louise Mailloux, hizo declaraciones antisemitas, afirmó que existía un complot en la industria alimentaria “kosher” para encarecer los productos, lo cual es falso (Seymour, 2014). Más aún, dicha candidata equiparó el bautizo de los católicos con una violación a los niños. Visto así el gobierno adoptó una noción caricatural de la laicidad.

Uno de los personajes públicos que apoyó al gobierno y su proyecto fue André Sirois, quien criticó (en nombre de un puesto gubernamental internacional) la invasión de los extranjeros y que si no se detenía, los islamistas dominarían Quebec.11 Este nivel de histeria simplista fue auspiciado por la campaña electoral gubernamental.

Ante la campaña oficial xenofóbica, los grupos de inmigrantes se movilizaron y denunciaron los excesos e incidentes contra los migrantes, principalmente aquéllos de aspecto musulmán, incluso algunas mujeres fueron amenazadas con armas de fuego.12 Asimismo, es preciso mencionar las manifestaciones en las que participaron grupos de inmigrantes. Es decir, el proyecto de ley y la campaña que lo apoyó produjo una fuerte ola de intolerancia, ya que los incidentes de racismo aumentaron significativamente (Centres de femmes, 2013). Cabe mencionar que los soberanistas minimizaron estos incidentes.13 En este contexto el diario La Presse publicó numerosos artículos de académicos y ciudadanos que denunciaron la campaña xenofóbica del gobierno. André Pratte, jefe editorial, se opuso de manera consistente a la campaña gubernamental y denunció que la primer ministro: “Marois trató, por puras razones partidistas, pisotear los derechos fundamentales de las minorías” (Pratte, 2014).

Para constatar la intolerancia de la campaña oficial, el ex ministro de la cultura, Yves Michaud, afirmó, ante las demandas de mayor apertura, que la tolerancia solamente es para los burdeles (maisons clauses).14 Además exhortó a quienes no les gustaba (la iniciativa de ley 60) “deberían irse del país”. Es decir, que desde el poder no se observaba a los inmigrantes como actores sociales dignos de participar en el debate nacional. Por ello, se les niega la calidad de ciudadanos, paradójicamente, quienes argumentaban proponer una ley laica y republicana negaban el principio republicano de deliberación pública. Al excluir la crítica adoptaban la agorafobia, es decir, la negación de la res pública con todos los ciudadanos (Dupuis-Déri, 2013).

Es importante considerar que el Partido Quebequense surgió como socialdemócrata en la década de 1970, con una nutrida membresía de jóvenes profesionales y estudiantes. Sin embargo, en la actualidad, adopta un populismo identitario simplista. No sorprende que la clientela del partido sea ahora menos escolarizada, menos urbana (74%) y de mayor edad, es decir, son quienes tienen una percepción negativa de la inmigración, como lo analizó Dubuc (2013).

La participación de la comunidad académica, hasta entonces dominada por grupos oficialistas-independentistas, se manifestó en diversos foros aunque de manera marginal; destacan las cartas que a manera de manifiesto criticaron el proyecto de ley oficial y su estrategia antiinmigrante. La carta “Nuestros valores excluyen la exclusión” firmada por una centena de profesores universitarios y de educación media reafirmó los valores de la declaración universal de los derechos humanos y catalogó el proyecto gubernamental como represor y divisor.15 En este sentido es importante destacar el documental La Charte de la distraction, es decir, La carta de la distracción, que denunció la manipulación oficial para presentar a los grupos inmigrantes como chivos expiatorios de la problemática social, y se acusó al gobierno de distraer al público ante su falta de respuestas a los problemas sociales. Este significativo documental fue elaborado con la colaboración de numerosos académicos y militantes de los derechos de los migrantes. Su elaboración fue realizada por tres productoras ciudadanas: Altercitoyens, 99% media y GAPPA. Asimismo, dicho documental fue prohibido injustamente por las autoridades electorales, como lo señaló la periodista Elkoury (2014), lo cual fue una muestra de la campaña electoral inequitativa que favoreció al partido gobernante. Varios representantes del Partido Quebequense gobernante, al percibir una caída en las encuestas, denunciaron un fraude electoral por parte de “estudiantes extranjeros”, para descalificar al adversario y justificar una derrota inminente (Lisée, 2014).

La victoria liberal, parcialmente debida a los migrantes

El Partido Quebequense obtuvo 25% de los votos con solamente 30 diputados, mientras que el Partido Liberal obtuvo 42% de apoyo con 70 diputados electos. La Coalición por el futuro de Quebec logró 22 diputados con 22% del voto, mientras que Quebec Solidario recibió 8% de apoyo con 3 diputados.16

La aplastante derrota del Partido Quebequense en estas elecciones no se trató sólo de una anécdota electoral; más allá del resultado para cada partido, la elección mostró, por un lado, los límites del populismo antiinmigrante y, por otro, la exitosa movilización de los inmigrantes el día de las elecciones.17 Los observadores mostraron que la burda estrategia populista gubernamental inmovilizó a una parte de su electorado.

Como testigo de la última etapa de la campaña y la jornada electoral, pude observar que las manifestaciones contra el gobierno contaron con importantes contingentes de inmigrantes. Es importante mencionarlo, ya que de suyo las manifestaciones son mucho menos frecuentes que en América Latina o incluso en Europa y, además, los migrantes son aún menos participativos en dichas manifestaciones.

Por lo que respecta a los medios de comunicación, por primera vez se presentaron inmigrantes en radio y televisión, sobre todo mujeres, fue un cambio significativo para los medios de comunicación tan manipulados por el discurso dominante. Asimismo, fue relevante la presencia de inmigrantes en los medios académicos que participaron en el debate público, por ejemplo, la profesora Ryoa Chung y Leila Benhadjoudja, esta última incluso fue demonizada por la prensa oficial.

Comparaciones Internacionales

Los partidos de extrema derecha en Europa han presentado agendas políticas populistas antiinmigrantes que han contribuido a su crecimiento y a la aceptación del electorado. De forma sucinta, podemos ejemplificar esta tendencia en Europa.

El Partido por la Libertad en Holanda (en flamenco Partij voor de Vrijheid, PVV) se opone a la “islamización catastrófica” de Europa. A pesar de su reciente creación en 2005, cuenta con 10% de los escaños en el Parlamento (elecciones de 2012). El British National Party (BNP) propone como política de preservación de la identidad británica restringir las políticas migratorias para “evitar convertirse en una minoría étnica”.18 Este partido no tiene diputados en el Parlamento, pero recibió más de medio millón de votos en 2010. En Bélgica, el Vlaams Blok lucha contra la inmigración y utiliza también el “sentimiento de inseguridad” de los belgas flamencos. En su inicio, este partido exigía una reforma radical para los inmigrantes en Bélgica, aunque en la actualidad sus líderes afirman que se conformarían con que aprendieran el neerlandés, asimilaran las costumbres flamencas y se adaptaran a la sociedad del país (Schori, 2007).

Los grupos y partidos conservadores asumen la identidad en su connotación retrógrada. No es extraño que un grupo parlamentario de extrema derecha como el Parlamento Europeo se denominara “Identidad, Tradición, Soberanía”. Esto describe el uso de identidades retrógradas del que habla Apple (2004).

En Rusia, el Partido Liberal Democrático propone la unidad religiosa por medio de la prohibición de “sectas” religiosas “no tradicionales” y “fanáticas”. Asimismo, pugna por un Estado unitario, con una fuerte presidencia y el ruso como idioma oficial. En Australia, el partido One Nation lucha contra la política migratoria del gobierno y su política multicultural que juzgan ofrece demasiadas concesiones a los inmigrantes. De la misma manera, el Partido Liberal de Austria (FPÖ) pidió restringir la Ley de ciudadanía para los migrantes. En las elecciones de 2013 este partido recibió más de 20.5% del voto y cuenta con 40 diputados. En suma, el voto ha sido creciente para los partidos con propuestas similares a las del Partido Quebequense en Quebec.

Comentarios finales

Durante la campaña electoral, el gobierno centró su estrategia en la iniciativa de ley y la xenofobia. De esta manera, los temas que le interesaban al electorado los dejó de lado. Por ejemplo, llevó a cabo una conferencia de prensa (en la escuela Lévis Sauvé en Verdun, Montreal) con varios de sus ministros para anunciar un programa de renovación de escuelas primarias.19 Dicha conferencia pasó desapercibida en los medios de comunicación y en la campaña electoral, incluso el personal de la escuela no tuvo acceso a la conferencia, lo que prueba la falta de comunicación de ese partido con la comunidad.

La derrota de los separatistas en Quebec fue una gran lección política en un contexto internacional en el que los partidos supuestamente nacionalistas (de forma particular en Europa) tienden a utilizar a los inmigrantes como chivos expiatorios de los problemas locales. Estas campañas populistas afectan a las naciones porque atentan contra la solidaridad social y polarizan los países.

Ciertamente, la derrota del Partido Quebequense (y la elección de los liberales) no representa la solución de los problemas de los grupos migrantes, sin embargo, dicha derrota demostró su poder como actores políticos de primer plano. Por el momento, puso una pausa a la polarización que había creado el gobierno. Así, el Partido Quebequense se mantendrá en la oposición hasta 2018. Asimismo, se replanteó el debate sobre la laicidad y se puso en evidencia que es necesario superar la polarización simplista que le había impreso el anterior gobierno de Quebec. Por otra parte, los partidos se replantean también el papel de los migrantes en sus filas y los obliga a ofrecer soluciones a sus expectativas y demandas. Estas transformaciones son relevantes y contribuyen a valorar a los migrantes como actores políticos.

Observamos que el movimiento de los migrantes influyó en el resultado de la elección, como lo destacó Auger (2014), se trató de un voto de sanción contra una política de división que hasta ahora había sido ajena de la política en Quebec. Como señalamos, una parte del electorado de ese partido se reveló contra la táctica de la ley 60 y, por lo tanto, no votó por su partido. Esto explica en parte los 320 000 votos menos que tuvo el Partido Quebequense respecto a la elección anterior. Asimismo, la tasa de participación disminuyó de 74.6% en 2012, a 71.4% en 2014, es decir, por una parte la población no salió a votar por el Partido Quebequense y por otra existió la movilización de los votantes del Partido Liberal, particularmente de los migrantes. Estos hechos fueron constatados por analistas como Castonguay (2014). También hay que señalar el hecho de que antes de las elecciones, el Partido Quebequense se encontraba al frente en las encuestas, motivo por el cual este partido convocó a elecciones en abril de 2014. Fue su campaña electoral basada en temas “identitarios” los que cambiaron radicalmente la tendencia. Además, la movilización de los migrantes fue confirmada en las elecciones, porque, contrariamente a la tendencia a la baja de la participación general, en 23 distritos clave ganados por el Partido Liberal, la tasa de participación creció entre 5.5% y 7.9% (Castonguay, 2014).

¿Podríamos decir que la cultura política definió el resultado de las elecciones?, es evidente que ésta influyó. ¿Pero cómo explicar que la población cambió en dos años?, porque la población se opuso a la manipulación electoral que no forma parte de la cultura política de Quebec. Por eso es tan importante destacar y analizar la estrategia “identitaria”.

Por lo que respecta a la perspectiva comparativa internacional, observamos que la tendencia del populismo identitario antiinmigrante se ha extendido en Francia y en Europa en general. En este sentido el revés del Partido Quebequense es significativo. Esto prueba que dicho populismo no asegura la victoria en las urnas, como lo es con frecuencia en Europa. Además, los inmigrantes no deben ser subestimados, sino valorados como actores que hacen efectiva la democracia republicana, una democracia con derechos para todos los ciudadanos.

Fuentes consultadas. Diarios

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Le RevoirLinks ]

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1De acuerdo con la tradición británica de Canadá, se eligen de manera directa los diputados (no hay representación proporcional). El partido ganador es aquel que obtiene mayor número de escaños y forma el gobierno. Asimismo, su dirigente se convierte en el primer ministro de la provincia.

2Quebec recibe 9 286 millones de dólares como perecuación; además, recibe de la federación siete mil millones para salud y casi tres mil millones para programas sociales (Ministerio de Finanzas, 2014-2015).

3Esta ley es la Charte de la langue française, que fue adoptada por el Gobierno de Quebec en 1976.

4Georgeault clasifica como modelo asimilacionista el que pretende que un francófono sea aquel que domine el francés como lengua materna.

5Declaraciones de G. Bouchard en Radio Canada, 10 de enero de 2014.

6Por ejemplo, véanse las declaraciones del ex primer ministro Bernard Landry, en 2014, así como las de diversos periodistas.

7Véase el sitio de internet de la Fédération des Québécois de souche, en particular, los textos de Jacques Noel.

8Véanse los artículos de Bock-Coté (2014).

9Lisée estimó que 400 000 electores votaron por el Partido Liberal, mientras que más de 300 000 abandonaron el Partido Quebequense.

10Desgagnés obtuvo contratos gubernamentales para realizar documentales de la primer ministro, pero de forma cuestionable, ya que en realidad hizo campaña política (Radio Canada, 13 de noviembre, 2013 y 10 de abril, 2014).

11Véase el debate de Sirois con el filósofo Charles Taylor en Télé-Quebec, 7 de noviembre, 2013.

12“Les citoyens face aux agressions de femmes voilées”, en Radio Canada, 12 de octubre, 2013.

13El entonces ministro J. F. Lisée afirmó que en la provincia de Ontario hubo incidentes racistas sin proyecto de “Carta de valores”. Le Devoir, 17 de septiembre, 2013.

14Declaraciones recogidas por La Presse y Le Devoir, principalmente, el 8 de enero de 2014. Cabe mencionar que Michaud ameritó una moción de la Asamblea Nacional en el año 2000 para condenar sus declaraciones antisemitas.

15Carta publicada por Le Devoir, y diarios nacionales, el 6 de septiembre de 2013.

16La Presse y Le Devoir con información de Elections Québec (2 de junio, 2014).

17Personalmente, al participar como escrutador en las elecciones, constaté la movilización de los grupos de inmigrantes en el oeste de la ciudad de Montreal (Verdun) el 7 de abril de 2014.

18BNP News, 19 de abril, 2009.

19La Presse, 22 de marzo, 2014.

Recibido: 14 de Noviembre de 2014; Aprobado: 20 de Abril de 2015

Hugo Rangel Torrijo. Profesor e investigador de la Universidad de Guadalajara en México. Estudió las maestrías en cultura y valores en educación en la Universidad McGill, y en sociología en la Universidad de Montreal. Obtuvo un doctorado en educación en esta última universidad. Ha conducido estudios internacionales sobre políticas educativas y la educación en prisiones. Asimismo, ha publicado artículos diversos relativos a la democracia, la diversidad, las identidades colectivas y las migraciones. Publicó el libro Dimensiones e ideales de la democracia (2011). Es profesor asociado en la Universidad de Quebec en Montreal, donde realizó una estancia posdoctoral en políticas de diversidad y filosofía política.

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