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Andamios

On-line version ISSN 2594-1917Print version ISSN 1870-0063

Andamios vol.11 n.25 Ciudad de México May./Aug. 2014

 

Artículos

 

Visiones del paraíso en el Nuevo Mundo: un lugar nombrado Brasil

 

Gláucia Buratto Rodrigues de Mello*

 

* Especialista en investigación sobre el Imaginario Antropológico por la Université de Grenoble II y Doctora en Sociología por la Université de Grenoble II (Francia). Dirección electrónica: glauciamello@terra.com.br.

 

Fecha de recepción: 18 de junio de 2012
Fecha de aceptación: 01 de marzo de 2014

 

Resumen

El artículo destaca representaciones del imaginario milenarista y utópico del paraíso terrenal, estructurados por ideas trascendentes y temas recurrentes que simbolizan aspiraciones naturalmente humanas. Sistemas de creencias y mitos reproducen el paraíso terrenal en Brasil y en el Nuevo Mundo, tomando como guía la obra de Sérgio Buarque de Holanda. Se revisan algunos libros de referencia, documentos y registros históricos, estudios y reflexiones resultantes de investigaciones que llevé a cabo. Desde la Antigüedad, pasando por la codicia y por la fe profética, llegamos a la teoría de los movimientos mesiánicos, con repercusiones en la literatura de ficción utópica. Se destacan temas recurrentes y universales en escenarios humanos y ambientales en Brasil y en el Nuevo Mundo, que una vez se creyeron el paraíso terrenal.

Palabras clave: Paraíso terrenal, cultura brasileña, Sergio Buarque de Holanda, movimientos milenario-mesiánicos, literatura utópica.

 

INTRODUCCIÓN

Este artículo recoge algunos informes y reflexiones sobre el imaginario utópico y milenarista con representaciones míticas que constituyen parte del imaginario social brasileño, recogidos en investigaciones realizadas.1 Busco aquí presentar pasajes y una mirada sobre el origen y el desarrollo de una fantasía que ha sido transferida del imaginario europeo para la realidad sociocultural del Nuevo Mundo, arquetípicamente guiada por un mito que se expresa por el deseo naturalmente humano por un tiempo y un espacio ideales,2 representados por el Paraíso en la Tierra y por la nostalgia de los orígenes,3 estudiada por el historiador de las religiones Mircea Eliade, y aquí ubicamos potencialmente en la Tierra Brasilis.

Este sueño humano se vuelve a visitar aquí desde la Antigüedad, pasando por la codicia de los aventureros, por la fe profética de los misioneros, por la conquista portuguesa, por la imaginación indígena, llegando a versiones contemporáneas de los movimientos mesiánicos y con repercusiones arquetípicas de la creación de clásicas ficciones literarias que hacen la riqueza del género utópico. Para este viaje, tomé varias fuentes: relatos de viajes de los primeros cronistas y aventureros, cartas de los misioneros, datos históricos relacionados con la conquista del Nuevo Mundo y de la colonización portuguesa, varias citas de las obras de Sérgio Buarque de Holanda y reflexiones resultantes de investigaciones que yo llevé a cabo.4

Así que en este artículo, invito al lector a disfrutar de una selección de textos que me permitan presentar aquella imaginación y el escenario que representa una maravillosa hazaña que permanece en el imaginario antropológico brasileño. Más que un análisis en profundidad para extraer conclusiones definitivas, mi modesta pretensión con este artículo es de levantar, presentar y proceder al análisis de algunos elementos simbólicos sobre representaciones edénicas relativas a la búsqueda del Paraíso terrenal, escenificadas en el Brasil, en resonancia con algunas representaciones utópicas que se verifican en obras clásicas de la literatura occidental moderna.

 

ALGUNOS FUNDAMENTOS TEÓRICOS

En 1936, el historiador Sergio Buarque de Holanda publicaba Raízes do Brasil y luego esa su obra era considerada una de las fundadoras de la moderna historiografía cultural brasileña (Holanda, 1999). En ella, el autor pone de relieve la histórica, social y mitológica herencia de la tradición ibérica en la cultura brasileña, sobre todo la portuguesa, estructurada, en los términos del sociólogo y crítico literario Antonio Cândido,5 "sobre una metodología admirable de los opuestos, que se extiende y profundiza la vieja dicotomía de la reflexión latinoamericana". Más tarde, en 1958, Holanda presentaba un nuevo trabajo: Visão do paraíso, marcado por un gran rigor científico y enorme erudición, reforzando la obra anterior, que buscaba rescatar e interpretar el proceso de formación de la cultura brasileña, ampliando, de esta manera la comprensión de la importancia de la herencia indígena y puntuando en lo imaginario de lo siglo XVI latino las fantasías del Paraíso en Brasil (Holanda, 1994). Ambas obras, sobre todo la segunda, constituyen telón de fondo histórico y teórico de este artículo, la base por la composición de algunas piezas del mosaico histórico del mito edénico en tierras brasileñas, amalgamado por polaridades destacadas por Cândido y reafirmadas en el proceso civilizatorio latino brasileño, marcado de un lado por la concreción de lo lusitano6 y de otro por el gusto español por lo fantástico, templados por la fantasía italiana.

 

UMA ILHA BRASILIS

La imaginación del Paraíso en Brasil se remonta a la Antigüedad, conforme nos cuenta Barroso (1941) por una leyenda corriente que versaba sobre la existencia de una "tierra misteriosa y venturosa de el lado del oeste". En la Edad Media, el vocablo Brasil ya existía con dos significados. Trataba se tanto de una isla "de retiro y nombre inciertos, por influencia de lo vocablo celta Bresail", como el nombre de una madera rojiza, de origen oriental, utilizada para la extracción de la tinta, llamada verzino, berzino, berzil, brasil. Desde allí hasta el Renacimiento, la Isla Brasil pasó del Este y comienza a aparecer en algunos mapas en el Océano Atlántico. Cuando los portugueses llegaron a Brasil, encontraron una tierra donde abundaba la madera de esa tinta. El bautismo de Brasil a esta tierra parece haber surgido, pues, de la fusión de, por lo menos, tres significados: isla venturosa + madera de tinta roja + fe en el "hallamiento" 7 del Paraíso terrenal; esto, después de dos bautismos anteriores, que no prosperaron: Terra de Vera Cruz, por el navegante portugués que descubrió el Brasil, Pedro Alvares Cabral (1467-1520) y Terra de Santa Cruz, por el rey portugués Don Manuel (1495-1521).

La invasión, el descubrimiento o el "hallamiento" de Brasil llegaron a completar la fantasía de la Isla Brasilis, trasladada desde el lado oriental hasta el lado occidental, mientras que sufre variaciones o desarrollos lingüísticos, explicados por la historiadora Laura M. e Souza (1999:28): Brazi, Bracir, Brasil, Brasill, Brazil, Brazile, Brazille, Brazill, Bracil, Braçil, Braçill, Bersill, Braxil, Braxili, Braxill, Braxyilli, Bresilge. La elección final del nombre de Brasil a la tierra hallada parece no haber agradado absolutamente el primer historiador brasileño, el fraile Vicente do Salvador, quien afirmó que el diablo la tiene mejor en la elección del nombre Brasil, precedido por el nombre de pila, Terra de Santa Cruz, considerado más apropiado para él.8 Sintonizado con una imaginación profética, el fraile asociaba la aventura de Cabral a la mano divina, que atribuía a los portugueses la tarea de reunir en la Tierra de la Santa Cruz al pueblo del Dios católico romano, mientras que asociaba el nombre de Brasil a una victoria diabólica, que relacionaba tierras incultas y tinta roja de la madera encontrada. Prevaleció, sin embargo, para disgusto del monje, el nombre de la madera rojiza para la tierra brasileña.

 

UNA AVENTURA MARÍTIMA IMPULSADA POR LA AMBICIÓN Y POR LA FE

Pero, antes de que el descubrimiento de Cabral, el imaginario europeo del siglo XVI, impulsaba la aventura marítima de los grandes navegantes, proporcionándoles amplias alas y una fértil imaginación acerca de lo desconocido, los empujó hacia los mares distantes, para tierras lejanas, habitadas por seres imaginarios, monstruosos y exóticos. La imaginación de eses aventureros parecía no tener límites. Navegantes ambiciosos proyectaban riquezas inconcebibles y misioneros, movidos por una fe secreta, creaban en sus vocaciones redentoras y hacían apuesta en la expansión del reino cristiano. Ansiaban todos descubrir el Paraíso Terrenal, perdido en un rincón del mundo, en espera de un explorador afortunado, un virtuoso salvador.

Cuando, en 1492, los Reyes Católicos de España encomendaron al genovés Cristóbal Colón el mando de tres naves, con miras al descubrimiento de una nueva ruta a las Indias, que llegó pocos años después por Vasco da Gama, en 1498, Colombo —esto es, Colón) vistió su aventura marítima con la fantasía de la busca del Paraíso perdido, conforme demuestran sus Diarios (Colombo, 1998), que reúnen cartas y testimonios del viaje. Con el descubrimiento de América, Colón se vio en la figura de un misionero, un mensajero divino "Dieu a fait de moi le messager du nouveau ciel et de la nouvelle terre dont il parle dans l'Apocalypse de Jean, après s'être exprimé par la buche d'Isaïe"9 (Desroche, 1969: 94). La construcción de realidades fabricadas por la fantasía parecía constituir la mejor parte del genovés, conforme cuenta Todorov (1999: 18-19).

Colombo não acredita unicamente no dogma cristão: acredita também (e não é o único na época) em ciclopes e sereias, em amazonas e homens com caudas, e sua crença, tão forte quanto a de São Pedro, permite que ele os encontre. "Ele entendeu ainda que, mais além, havia homens com um só olho e outros com focinho de cão" (Diário, 4.11.1492). "O Almirante diz que na véspera, a caminho do rio do ouro, viu três sereias que saltaram alto, fora do mar. Mas elas não eram tão belas quanto se diz, embora de um certo modo tivessem forma humana de rosto (9.1.1493)

Holanda (1994:13) explica:

não é precisamente um aguçar-se do senso da maravilha e do mistério o que parece ocorrer, ao menos nos primeiros tempos, quando seus marinheiros entram em contato com os mundos distantes e ignorados? Já ao tempo de Colombo, a crença na proximidade do Paraíso Terreal não é apenas uma sugestão metafórica ou uma passageira fantasia, mas uma espécie de idéia fixa, que ramificada em numerosos derivados ou variantes, acompanha ou precede, quase indefectivelmente, a atividade dos conquistadores nas Índias de Castela.

Las cartas y testimonios de viaje de Colón fueron más allá de una simple sugerencia personal sobre una vocación mesiánica y un gusto por lo fantástico. En los últimos siete párrafos de la introducción de la Crónica de la Compañía de Jesús del Estado de Brasil (1663), el jesuita portugués Simón de Vasconcelos defiende la tesis de que el Paraíso terrenal estaba en América, específicamente en Brasil. Una vez preparados y distribuidos diez volúmenes, la obra fue censurada por órdenes de las autoridades superiores católicas, que retiraron de la obra siete párrafos, evitando movimientos y migraciones religiosas. Y por toda su obra, Holanda destaca el importante papel que ejercieron en los europeos la noticia y el descubrimiento de piedras y metales preciosos en América, el tema de la longevidad y la ausencia de males, que impulsarán los exploradores y visionarios y firmaron una literatura utópica de la Tierra de Cocanha10 en Brasil.

Pocos años después de la aventura de Colón, en 1497, Vasco da Gama descubría una ruta marítima a las Indias y, luego, el rey portugués D. Manoel apresuró a consolidar la presencia portuguesa en la India. Movido por el deseo de expansión comercial y espiritual, envió a la mar al venturoso Pedro Alvares Cabral, a cargo de trece naves y cerca de mil quinientos hombres, el 9 de marzo de 1500, zarpando de Belém (Lisboa), en nombre de la Cruz y de la Orden de Cristo. Cuarenta y dos días después, Cabral desembarcaba en Brasil, en la costa de Bahía (Galvani, 1999). Holanda (1994: 1) señala que, sin embargo

O gosto da maravilha e do mistério, quase inseparável da literatura de viagens na era dos grandes descobrimentos marítimos, ocupa espaço singularmente reduzido nos escritos quinhentistas dos portugueses sobre o Novo Mundo. Ou porque a longa prática das navegações do Mar Oceano e o assíduo trato das terras e gentes estranhas já tivessem amortecido neles a sensibilidade para o exótico, ou porque o fascínio do Oriente ainda absorvesse em demasia os seus cuidados, sem deixar margem a maiores surpresas, a verdade é que não os inquietam, aqui, os extraordinários portentos, nem a esperança deles. E o próprio sonho de riquezas fabulosas, que no resto dos hemisférios há de guiar tantas vezes os passos do conquistador europeu, é em seu caso constantemente cerceado por uma noção mais nítida, porventura, das limitações humanas e terrenas.

De hecho, el relator oficial del viaje, Pêro Vaz de Caminha, que estaba en la flota de Cabral, en su célebre Carta a el Rey D. Manuel, hace relato primoroso con gran y consciente despliegue de imaginación ...

Mas tome Vossa Alteza minha ignorância por boa vontade, a qual, bem certo, creia que por afremosentar nem afear haja aqui de pôr mais do que aquilo que vi e me pareceu." (Caminha, 1974 :31)

Nela [na terra brasileira] até agora não pudemos saber que haja ouro, nem prata, nem nenhuma coisa de metal, nem de ferro; nem lho vimos. A terra, porém, em si, é de muito bons ares, assim frios e temperados como os d'entre Doiro e Minho, porque neste tempo d'agora assim os achávamos como os de lá. Águas são muitas, infindas. E em tal maneira é graciosa que, querendo-a aproveitar, dar-se-à nela tudo por bem das águas que tem. Mas o melhor fruto que nela se pode fazer me parece que será salvar esta gente. E esta deve se a principal semente que Vossa Alteza em ela deve lançar. (Caminha, 1974: 82-83).

Y Holanda (1999:110) complementa ...

a esse chão e tosco realismo cabe talvez atribuir a pouca sedução que, ainda em nossos dias, exercem sobre o gosto um tanto romanesco de alguns historiadores muitas façanhas memoráveis na era dos descobrimentos. Comparada ao delirante arroubo de um Colombo, por exemplo, não há dúvida que mesmo a obra de um Vasco da Gama apresenta, como fundo de tela, um bom senso atento a minudências e uma razão cautelosa e pedestre.

Se da cuenta, sin embargo, como una gran caricatura el contraste fundamental que movió la grande hazaña Ibérica, antes que portugueses y españoles encontrasen algún equilibrio, seguido del contacto establecido con los nativos, interpretados como niños ingenuos. Una vez que se dieron cuenta de que los indios no eran "niños del reino de Dios" y que Brasil no era un reino de fantasías tampoco el Paraíso por descubrir, los ojos Ibéricos buscaran en la concreción del continente americano, resquicios de la imaginación medieval, pintando escenarios edénicos en aquella tierra virgen con la ambiciones exploratorias europeas. Y lo que fueron encontrando parece haber servido, en los primeros tiempos, tanto al realismo portugués cuanto a la fantasía española, anunciados por el informe cuidadoso de Caminha (1974:34-5):

E o capitão mandou no batel, em terra, Nicolau Coelho, para ver aquele rio. E, tanto que ele começou para lá d'ir, acudiram pela praia homens, quando dous, quando três, de maneira que, quando o batel chegou à boca do rio, eram 18 ou 20 homens, pardos, todos nus, sem nenhuma cousa que lhes cobrisse suas vergonhas. Traziam arcos nas mãos e suas setas. Vinham todos rijos para o batel e Nicolau Coelho lhes fez sinal que pusessem os arcos e eles os puseram.

Y el clima templado, comentado por los primeros misioneros, cronistas y aventureros en Brasil de los siglos XVI y XVII, fue transcrito por Holanda (1994: XIX-XX), recordando pasajes

[de Pero de Magalhães Gandavo] ... nesta província de Santa Cruz de tal maneira se comediu a natureza na temperança dos ares, "que nunca se sente frio, nem quentura excessiva";

[do jesuíta José de Anchieta] ... parecem-lhe de tal maneira temperadas aqui as estações, que "não faltavam no tempo do inverno os calores do sol para contrabalançar os rigores do frio, nem no estio para tornar agradáveis os sentimentos, as brandas aragens e os úmidos chuveiros";

[do jesuíta Manuel de Nóbrega] ... que ali o inverno "não é nem frio nem quente". E o verão, acrescentava, embora mais quente, bem se pode sofrer";

[do Padre Fernão Cardim] ... "geralmente não tem frios nem calmas";

[da "página antológica" de Rui Pereira] "se houvesse paraíso na terra, eu diria que agora o havia no Brasil". E mais: "quanto ao de dentro e de fora, não pode viver senão no Brasil quem quiser viver no paraíso terreal. Ao menos eu sou desta opinião. E quem não quiser crer venha-o experimentar".

Todavía en el mismo prefacio, Holanda (1994) explica un caso interesante, ocurrido entre 1645 y 1650, relativo a un descendiente de portugueses, llamado Antonio León Pinelo, quien escribió un tratado sobre la ubicación del Paraíso terrenal en Amazonía: "exactamente en el centro de la América del Sur, que es en forma de corazón, dentro de un círculo de 9 grados de diámetro, que son 160 leguas y 460 de circunferencia". Para dar lealtad a su documento, el autor del tratado no dudó en asociar algunas características del paraíso bíblico a la región. Por lo tanto que el este se extiende hasta América, y los cuatro ríos están asociados con el de la Plata, el Amazonas, el Magdalena y el Orinoco; y el fruto prohibido no es otro que el maracuyá.

 

LA IMAGINACIÓN INDÍGENA

En el otro lado de la historia, la curiosidad de los indios brasileños por aquellos hombres blancos, con barbas, vestidos y malolientes —venidos del otro lado del gran mar, en aquellas enormes y ingeniosas embarcaciones— fue interpretada por los indígenas como la llegada de los dioses o sus mensajeros que vinieron a recogerlos. Suerte para los portugueses que habían llegado en un momento de la feliz confluencia entre dos mitos distintos. Por un lado, la creencia portuguesa de que habían llegado a un sitio que representaba la reedición del Paraíso terrenal (Caminha, 1974:72-73); por otro lado, la creencia indígena de que era el regreso del héroe civilizador, que les enviaba aquellas impresionantes embarcaciones que venían del otro lado del mar gran para llevarlos a la Tierra sin mal, el gran mito paradisiaco tupi-guarani. La entusiasta recepción de los Tupí -guaraní fue interpretada por los portugueses como propia del carácter dócil de los indígenas, deseosos de lo conocimiento cristiano y de salvación.

Los mitos indígenas han sido objeto de importantes estudios realizados por el francés Alfred Métraux11 y muchos otros, más recientes. Entre otros temas, Métraux estudió las históricas y importantes expediciones indígenas realizadas del interior del continente hasta la costa, en sus buscas por la Tierra sin mal. Según sus investigaciones, los indios, con quién los portugueses habían establecido el contacto, habían llegado a la costa hacía poco, impulsados por la busca de su Tierra sin mal. La imaginación indígena, fuertemente impulsada por sus propios mitos, explica por qué los indios caníbales brasileños no sólo nos los atacaron, creyendo que iban a ser llevados en aquellas extraordinarias naves a la Tierra de sus antepasados; por eso, con total desenvoltura y falta de ceremonia, adentraran, se acostaron y dormirán dentro de los barcos portugueses, en la confianza, les permitiendo mismo que los llevasen a distancia de su tierra. Todo esto fue interpretado por los portugueses como docilidad y deseo de salvación.

 

TEORÍAS MILENARISTAS Y MOVIMIENTOS MILENARIO-MESIÁNICOS

En líneas generales, el imaginario milenarista puede corresponder a una creencia que Eliade (1971) ha nombrado y estudiado como una "nostalgia de los orígenes" y nosotros hemos estado estudiando como una aspiración naturalmente humana por un tiempo y un espacio ideales (Mello, 1999, 2000a; 2000b, 2002, 2004a, 2008), que analizamos en tres matrices12 humanas, las fundadores de la cultura brasileña, a través de estudios sobre expresiones y movimientos milenario-mesiánicos, y ampliamos el estudio a las comunidades religiosas y alternativas del Movimiento de Nueva Era (Mello, 2004b; 2005, Mello y Mariz, 2007). Por tiempo y espacio "ideales", debemos entender las proyecciones culturales, individuales y sociales, orquestadas por los imaginarios particularizados de las diversas sociedades humanas, mediados por determinaciones históricas, económicas, políticas, religiosas y filosóficas.

Influencia importante en este imaginario son los temores apocalípticos de Occidente, que provienen de un conjunto dinámico de creencias de orígenes diversas, de tradiciones orientales muy antguas, y, sobre todo, de la Historia Sagrada de los hebreos, especialmente el último libro de la Biblia, el Apocalipsis o Libro de las Revelaciones, atribuido al apóstol Juan. Fuente de alegorías y imágenes simbólicas, el texto revela el Fin de los Tiempos, tal como lo sabemos. Desde su aparición, en principio de la era cristiana, el ha planteado preocupaciones y numerosas interpretaciones sobre el Fin o lo que vendrá a la humanidad en futuro próximo, todavía no-determinado. En términos generales, el texto muestra simbólicamente una gran batalla entre el Bien y el Mal, entre Jesús Cristo y la Serpiente, con el triunfo del Bien y el establecimiento del reino terrenal de Cristo, con lo encarcelamiento de la Serpiente y la compañía de los "elegidos", por mil años de la felicidad en la Tierra renovada, un reino universal del Cristo reenviado. En este libro, el Paraíso es anunciado por cinco veces, dando lugar a las esperanzas y anhelos individuales y colectivos, que vienen desencadenando desde entonces creencias y movimientos milenario-mesiánicos, observados en Europa y, a través de los europeos, llegaron en Brasil. También la importancia del Nuevo Testamento es notable. El libro hace tres alusiones al Paraíso, siendo la más conocida aquella que fue hecha por Jesús crucificado, colocado al lado del Buen Ladrón, a quien Jesús había dicho: "Ciertamente hoy tu estarás conmigo en el Paraíso". El Paraíso13 se menciona allí con la sugerencia de un lugar de redención, reservado a los correctos, los justos, los que tienen una fe fuerte.

Tomado simbólicamente como largo, si no infinito periodo, los mil años de encarcelamiento de la representación del Mal inaugurara un reino de felicidad en la Tierra, libre de injusticias, de enfermedades, de necesidades y de las imperfecciones. Acechados por los temores del Fin y por las bendiciones del milenio, apocalípticos y milenaristas se preparan para lo que va a venir y fomentan lo conjunto de las creencias y movimientos milenario-mesiánicos, fenómeno social y religioso muy presente en el imaginario antropológico occidental. Predominantemente formados por la tradición religiosa judeo-cristiana, los milenaristas se preparan ansiosamente o aguardan con esperanza lo que vendrá: la separación del trigo de la paja en la Tierra restaurada. Mientras eso no ocurre, entre las líneas de la Historia Sagrada, profetas, teólogos y los pretensos salvadores buscan descifrar los símbolos, decodificar las alegorías y, especialmente, los números, tentando leer los signos y temiendo los misterios escondidos en el simbolismo de la Revelación.

Si la sociedad occidental moderna recibió mucho de la inspiración apocalíptica judeo-cristiana, podemos decir que las sociedades indígenas recibieron alguna influencia post-contacto; pero, las migraciones indígenas son anteriores a esas influencias y nos hace pensar que la busca del Paraíso terrenal es parte de un sistema de creencias mucho más grande. Extrapolando la historicidad del valor simbólico del número mil, las representaciones milenarias alcanzan la concepción cíclica del tiempo y las esperanzas que van más allá de la temporalidad histórica, en el encuentro entre la entrada de un nuevo ciclo y una nueva era en la Tierra, entre una multitud de racionalidades utópicas, ideales individuales, ideas trascendentes y orientaciones míticas. Podemos interpretar representaciones milenaristas en numerosas variantes de una esperanza común en "reediciones" del Paraíso en la Tierra, en un futuro cercano.

Por regla general, el Paraíso vendrá como resultado de una transformación cualitativa radical, de naturaleza expiatoria, cósmica, social, espiritual o individual, o en caso indígena, mediado por el agotamiento natural de la tierra, entendida como un ser vivo y, como tal, nace, crece, se reproduce y muere. Esta mudanza cualitativa radical trae ansiedad y angustia humanas porque, independientemente de un fin o una deseable renovación, nadie tiene la ilusión de que la mudanza vendrá sin grandes pérdidas y mucho sufrimiento. Componiendo estas variantes de esperanza, surgen las religiones de salvación (Desroche, 1973), numerosas sectas, comunidades alternativas, revoluciones y movimientos diversos, utopías y expresiones, las más variadas, sobre el mismo ideal entre los que esperan, con temor o con confianza, serían merecedores de la Felicidad.

 

UTOPÍAS REVOLUCIONARIAS Y LITERARIAS

Nosotros revisamos algunas utopías clásicas de la Antigüedad, obras que han quedado inmortalizadas, imaginadas sobre arquetipos que sustentan ideas universales que representan extensiones simbólicas del Paraíso, reproduciendo los ideales humanistas. Así es que volvamos a los antiguos griegos que relacionaran las representaciones del Paraíso a una Edad de Oro. El relato de este período mítico nos proporcionó elementos constituyentes por una nostalgia ejemplar. Basándose en el informe de Hesíodo (1992), en su obra Los trabajos y los días, Grimal (1993) explica el mito de la Edad de Oro de la siguiente manera:

refere um mito relativo às diferentes raças que se sucederam desde o começo da humanidade. Inicialmente, diz ele, havia uma "raça de ouro". Era no tempo em que Crono reinava ainda no céu. Os homens viviam então como os deuses, livres de preocupações e ao abrigo dos sofrimentos e da miséria. Não conheciam a velhice, mas passavam o tempo numa eterna juventude, em banquetes e festas. Quando chegava o momento de morrer, eles adormeciam serenamente. Não estavam sujeitos à lei do trabalho. Todas as riquezas lhes pertenciam espontaneamente. A terra produzia, por si própria, abundantes frutos e eles viviam em paz no meio dos campos. A partir do momento em que, com o reinado de Zeus, esta raça desapareceu da Terra, eles permanecem, todavia, como bons gênios, guardiões dos mortais e dispensadores das riquezas.

Eternidad, Abundancia, Salud, Paz, Libertad y, por lo tanto, la Felicidad, son ideales comunes a la Edad de Oro y a las utopías humanas. Ellos pueden manifestar se como principios libertarios que han motivado revoluciones sociales, políticas, filosóficas, imaginarias, culturales y contraculturales, con notables repercusiones. Entre ellos, podemos recordar el advenimiento del superhombre nietzscheano, la revolución sexual de Wilhelm Reich, la revolución social de Marcuse, el surrealismo de André Breton, la revolución científica de T. Kuhn, el realismo fantástico de Pauwels y Bergier, la Conspiración de Acuario de Marilyn Ferguson, la revolución feminista, entre otros movimientos y revoluciones libertarias. En medio de todo esto, vale la pena destacar el gran impulso de la literatura esotérica y de revelaciones, en especial La Profecía celestina, de J. Redfield, una obra emblemática de los itinerantes del Movimiento de la Nueva Era, que inauguró el género literario y cinematográfico de las revelaciones de los grandes misterios.

El éxito de estas iniciativas y obras se debe en gran parte a la utilización de un paradigma de carácter arquetipal que sustenta grandes revelaciones y expresiones de la salvación y de la liberación, sea a través de lo sueño y realización de grandes ideales de transformación social por la Justicia; sea por cumplir con un ideal de liberación de privaciones humanas y sociales; sea por tener el acceso espiritual por la experiencia mística o por el devaneo literario; sea apostando por cientificismo; sea por la participación política en el cumplimiento de ideales revolucionarios; sea por el aislamiento de las adicciones urbanas y modernas con la formación de comunidades alternativas; sea por el activismo del individuo posmoderno responsable y consciente. Así, se observa que, con la potencia de los mitos, grandes ideologías sociales y idealizaciones autorales se realizan sobre la base de la misma aspiración: la busca del Paraíso terrenal, dinamizando movimientos religiosos, revolucionarios y versiones literarias, con base en los deseos de Justicia, Libertad y Felicidad en la Tierra, con representaciones seculares, religiosas, místicas, literarias, sociales y utópicas del Paraíso en la tierra que conocemos.

Por lo tanto, en la formación del pensamiento occidental, se encuentra la República de Platón,14 concebida por Sócrates, para ser un modelo. Ella fue construida en el calor de los discursos de un grupo de filósofos de la Grecia antigua, quienes discutían el origen, el desarrollo y la degeneración del principio de la Justicia. Según el filósofo, los que viven la Justicia, la Templanza y la Sabiduría son más felices en la Isla de los Bienaventurados. El deleitoso país imaginario de la Cocanha,15 que fue descrito en el siglo XIII, por un anónimo poeta francés, en 188 versos, nos presenta una tierra de pereza y gula. En la Tierra de la Cocanha, sus habitantes disponen de los que parecen ser los cuatro grandes deseos universales: la Abundancia, la Ociosidad, la Juventud e la Libertad.

Del mismo modo, el inglés Tomás More (1478-1535) concibió la su Utopía:16 una isla gobernada por un rey sabio llamado Utopus. En la isla ideal, todo funcionaba a la perfección y sus habitantes disfrutan de la Libertad, de la Justicia, de la Perfección y de la Felicidad. En esta línea de producción, obras memorables marcan los siglos XVI y XVII. Así, el dominicano calabrés Tommaso Campanella (1568-1639),17 movido por sus nobles principios de Justicia y Libertad, concibió su utopía con la obra Cidade do Sol, un proyecto considerado tan revolucionario para su época que le costó 27 años de reclusión. La obra fue construida sobre el diálogo que traban un gran maestre templario y un navegante genovés, su huésped, mientras este relata a aquello la ciudad ideal que lo navegante habría conocido. Él habla de una isla gobernada por un jefe supremo, un tal Metafísico, asistido por otros tres cabezas principales: el Poder, la Sabiduría y el Amor. Y, además estos, podemos enumerar otros genios literarios y sus utopías: A Nova Atlântida (1627), de Francis Bacon; Descrição do Famoso Reino de Maccaria (1641), de Samuel Hartlib; Nova Solyma (1648), de Samuel Gott; Leviathan (1651), de Thomas Hobbes; A Comunidade de Oceana (1656), de James Harrington; Viagem à Lua o Outro Mundo ou os Estados e Impérios da Lua (1657), de Cyrano de Bergerac; Telémaco (1699), de François Fénelon; y llegaríamos a las superproducciones contemporáneas de ficción científica, reproduciendo tensiones maniqueístas y el lado oscuro de la escatología.

 

ANÁLISIS DE LAS REPRESENTACIONES EDÉNICAS EN BRASIL. CONSIDERACIONES FINALES

En términos de cuáles elementos y temas el Nuevo Mundo y, más precisamente, el hallazgo de Brasil ha sido entendido como descubrimiento del Paraíso terrenal Poupard (1984) explica que la palabra "Paraíso", deriva de un vocablo persa que significa jardín, huerta. No es por casualidad que el Paraíso judaico fue traducido como Jardín del Edén, lugar de abundancia de alimentos, donde el Dios de los hebreos colocó la Primera Pareja, tal como se describe en el Primer Libro del Antiguo Testamento, el Génesis. El Paraíso allí descrito presenta elementos concretos que favorecen la creencia en su realidad. De acuerdo con el texto bíblico, el Paraíso estaba en el Este, e de su centro, corría un río que se dividía en cuatro más. En ese jardín, tenía árboles frutales de los cuales la Primera Pareja podría comer. De entre los árboles estaban, sin embargo, dos de ellos que les fueron prohibidos: el Árbol de la Vida y el Árbol del Conocimiento, cuyos frutos se ofrecían al espíritu transgresor y libertario de la Primera Pareja. Inmortalidad y Conocimiento son siempre grandes ideales humanos porque son atributos de la potencia divina, que una vez fue compartido por los seres humanos y luego fue perdido. Su reconquista podía volver a conectar la condición divina de la humanidad. Con la expulsión del Paraíso y la caída en la temporalidad, el Creador sustrae estas cualidades a sus criaturas. Pero, el Paraíso tenía algo concreto y elementos que proporcionan pistas para su busca.

La riqueza y la complejidad de las representaciones del Paraíso se deben a su naturaleza arquetípica y por lo tanto permite la acomodación de creencias diversas y variadas manifestaciones, presentes en el pensamiento occidental de las ideas trascendentales de Platón (Tarnas, 1999) a las realidades sociales puntualmente marcadas por características ambientales, culturales, religiosas, artísticas, económicas y políticas. La belleza natural, la exuberancia de la selva, una gran variedad de aves y peces, el potencial de los recursos hídricos y minerales, el clima templado, la ausencia de pestilencias y de desastres naturales, las leyendas contadas por los indios sobre montañas de oro y de esmeraldas, todos estos elementos presentes en las tierras brasileñas acabaran por fomentar la imaginación edénica y aproximar, por la avaricia, portugueses y españoles con vocaciones colonial y misionera, como Holanda analiza magistralmente en las dos obras citadas.

No por casualidad, las imaginaciones mítico-religiosas e idealizaciones utópicas siempre ponen Paraíso en lugares de difícil acceso, lejos de la experiencia ordinaria, al otro lado del océano en algún lugar del cielo, en islas maravillosas, en tierras desconocidas, en interior de las selvas, o en Centro del Mundo. Y también puede servir al ejercicio literario de la imaginación creadora e intelectual, en íntimo de lo sujeto que medita, en la calidez de un templo, en interior de una comunidad alternativa a la sociedad de consumo, en ciudades santas proyectadas y construidas y en los devaneos de los sueños. Exuberancia natural y ubicación aislada, remota y de difícil acceso son dos cualidades importantes en las representaciones del Paraíso, que es necesario destacarse. La Canaán de los hebreos sería en el otro lado del desierto, la Nueva Jerusalén estaría en Alto, al igual que el Olimpo griego; y la Tierra sin Males de los indígenas Tupinambá también habitan en lo Alto, en el otro lado del océano o en el Centro de la Tierra. El Paraíso Terrenal debía reunir ciertas características ambientales. La isla o tierra Brasilis se prestaba a esta imaginación: un continente de exuberancia de otro lado del mundo...

El mérito se presenta también como cualidad importante en las representaciones paradisíacas: el descubrimiento y la admisión en el Paraíso estaban reservados para aquellos que lo merecen, los "elegidos". El descubrimiento y la admisión requieren rectitud moral, devoción, experiencia ejemplar de vida por la purificación y ascetismo. El mérito se asocia a menudo con grandes pruebas, los ritos de paso, el valor de sufrimientos, el martirio, la práctica de la caridad, la lucha por la erradicación del mal, la práctica del amor incondicional, la evolución espiritual. El acceso al Paraíso requiere el aislamiento de todo lo que, en principio, está contaminado por el desorden y la imperfección, requiere principios y comportamientos que promueven la asepsia moral y espiritual. Nada más cerca de eso que un reino de "niños inocentes", ansiosos por la catequesis y redención, como parecía el Brasil indígena.

Y esta "caridad" debía ser realizada por los "elegidos", individuos que abrazaban esta fe y experiencia mística de la salvación, llamados que son por la divinidad para participar en el proceso colectivo de la redención. La hazaña de viajes por mar, tomadas por aventureros que fueron lanzados a los océanos, se entregaban con fe a lo desconocido, favorecidos por visiones, revelaciones y sueños premonitorios, componían elementos estructuradores y indicadores de elección. Los elegidos colocaban se como individuos intermediarios entre la divinidad y la humanidad, con la función de guiar y conducir a una colectividad también elegida. Por otra parte, la angustia ante la finitud y el terror de la muerte18 se convertía ya en una motivación importante para la búsqueda del Paraíso en la Tierra. Problemas de carácter inmediato —salud, finanzas, persecuciones étnicas, religiosas o políticas, grandes catástrofes naturales o grandes decepciones— concurrieron y determinaron gran parte de la sensación de inseguridad y el terror con la proximidad de la muerte.

La esperanza llegaba con la busca del Paraíso terrenal y sus atributos de Justicia, Abundancia, Libertad, Conocimiento, Perfección, Poder y Felicidad. Todo eso componiendo la imaginación del Paraíso reservado para aquellos que se lo merecen o fueran allí llamados... y un día, este lugar fue el Brasil, el Nuevo Mundo, y seguirá siendo acechado, impulsado por la imaginación creadora y la esperanza de acceder a un mundo y un tiempo mejores y que se puedan disfrutar sin pasar por la experiencia de la muerte.

 

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Notas

1 Especialmente en dos. Una, que he desarrollado como un requisito para el grado de doctor en Sociología en la Universidad de Grenoble II (1995-1999), en Grenoble, Francia, con el apoyo de la Coordenação de Aperfeiçoamento de Pessoal de nivel Superior (CAPES), y el otro en el Programa de Mestrado em Memoria Social y Documento de la Universidad de Rio de Janeiro (2000-2002), en Rio de Janeiro, con el apoyo de la Fundação de Amparo à Pesquisa do Estado do Rio de Janeiro (FAPERJ). Agradezco el apoyo de las instituciones involucradas.

2 Hipótesis verificada y demostrada en mi investigación de doctorado (Mello, 1999; 2002).

3 Tema y título de uno de los volúmenes de la obra de Eliade (1971).

4 Las investigaciones de doctorado (Millénarismes brésiliens: contribution à l'étude de l'imaginaire contemporain, 1996-1999, CAPES); de postdoctorado en la Universidade do Rio de Janeiro (O paraíso e o mito da nação: Imaginário e utopia nas raízes do Brasil, 2000-2002, FAPERJ); y la Investigación Asociada en la Universidade do Estado do Rio de Janeiro (Grupos de Nova Era no Estado do Rio de Janeiro: Comunidades milenaristas e discurso apocalíptico, 2003-2005, FAPERJ).

5 En el Prefacio de Holanda (1999: 12).

6 "Realismo pedestre", expresión manifestada por Vainfas, R. (1998), "Sérgio Buarque de Holanda: historiador das representações mentais", en Antonio Cândido (org.), Sérgio Buarque de Holanda e o Brasil, São Paulo: Editora Fundação Perseu Abramo. pp. 50-51.

7 Ese vocablo fue utilizado en lo documento-carta de Caminha (1974), originalmente con fecha 1 de mayo de 1500.

8 Souza (1999: 29).

9 "Dios hizo de mi un mensajero de los nuevos cielos y de la nueva tierra que habla el Apocalipsis de Juan, expresado por boca de Isaías" (traducción libre de la autora).

10 Tema del libro de Franco Jr., 1999, discutido más adelante.

11 Véanse Mello, (1999) y (2002). El tema de las migraciones y de la búsqueda de la Tierra sin males fue investigado y analizado en mi tesis doctoral, sobre la base de algunas obras clásicas, entre ellas la de Alfred Metraux (1928a), La Civilisation matérielle des tribus tupi-guarani. Thèse principale présentée à la Faculté des Lettres de Paris. Librairie Orientaliste Paul Geuthner, Paris (1928b), La religion des tupinamba et ses Rrapports avec celle des autres tribus tupi-guarani. Thèse complémentaire présentée à la Faculté des Lettres de Paris. Librairie Ernest Leroux, Paris, 1967, Religions et magies indiennes d'Amérique du Sud (Edition posthume établie par Simone Dreyfus. Gallimard).

12 Las matrices indígenas, europea y africana.

13 Véase Poupard, 1984: "paradis".

14 Platón (1966). Se estima que esa su obra fue escrita entre el 384 y 377 a. C.

15 Franco Jr. (1999).

16 More, 1987.

17 Campanella, 1950.

18 Gilbert Durand (1992) amplia la angustia de la finitud y el terror de la muerte como motor de todo el vasto campo que constituye el imaginario antropológico.

 

INFORMACIÓN SOBRE LA AUTORA:

Gláucia Buratto Rodrigues de Mello. Licenciada en letras por la Universidade Federal de Minas Gerais, maestra en Antropología por la Universidade Federal de Pernambuco, especialista en investigación sobre el Imaginario Antropológico (Diplôme d'Etudes Approfondies "Recherches sur l'Imaginaire") por la Université de Grenoble II y Doctora en Sociología por la Université de Grenoble II (Francia). Hizo un post doctorado en Artes (Etnomusicología) por la Universidade Federal do Pará y actualmente hace un post doctorado en Lingüística por la Universidade Federal de Minas Gerais, Brasil. Sus principales líneas de investigación son los sistemas de creencias y el imaginario antropológico, específicamente investiga las siguientes temáticas: Cultura popular brasileña, comunidades y movimientos milenaristas, comunidades y movimientos alternativos, la nueva era, el pensamiento social brasileño, las representaciones sociales, mitologías indígenas y corpus de la lengua oral. Dirección electrónica: glauciamello@terra.com.br

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