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Andamios

versión On-line ISSN 2594-1917versión impresa ISSN 1870-0063

Andamios vol.5 no.10 Ciudad de México abr. 2009

 

Artículos

 

Entre la identidad y la política: la CTD–Aníbal Verón

 

Between identity and politics: the CTD–Aníbal Verón

 

Fernanda Torres*

 

* Profesora en el Departamento de Sociología de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Correo electrónico: fernandav_torres@yahoo.com.ar.

 

Fecha de recepción: 10/10/2007
Fecha de aceptación: 25/07/2008

 

Resumen

El presente artículo expone los resultados de cuatro años de investigación sobre uno de los movimientos de desocupados que surgieron en la última década en Argentina: la Coordinadora de Trabajadores Desocupados (CTD)–Aníbal Verón (AV). Analiza la particular convivencia en el interior de la CTD de mecanismos clientelares de interacción social y política, con rasgos identitarios novedosos y firmemente estructurados alrededor de una configuración político–reivindicativa que da origen a este lazo de identidad, combinándolo con la dimensión territorial en la que transcurre la vida de la organización. Para esto, aborda el análisis del tipo de configuración y rol político que encarnan estas expresiones, sus contradictorias combinaciones entre prácticas y tradiciones políticas antiguas y desprestigiadas con formas novedosas de articular lo político y lo social en proyectos con objetivos emancipatorios.

Palabras clave: Movimientos sociales, desocupados, identidad, política.

 

Abstract

The present article exposes the results of four years of research on one of the social movements of unemployed people who arose in the last decade in Argentina: the CTD–Aníbal Verón. Analyzes the par–ticular coexistence in the interior of the CTD of clientelist mechanisms of social and political interaction, with new characteristics of identity and firmly structured around a social and political configuration that gives origin to this bound of identity, combining it with the territorial dimension in which the life of the organization ocurrs. For this, it approaches the analysis of the type of configuration and political roll that incarnates these expressions, their contradictory combinations between old and discredited political practices with novel forms to articulate the politician and the social thing in projects with objectives towards emancipation.

Key words: Social movements, unemployed people, identity, policy.

 

PRESENTACIÓN

A principios de la década del noventa, el creciente proceso de mar–ginación y exclusión social, determinado en Argentina por una crisis económica estructural, tuvo como indicador incuestionable el mayor índice de desempleo de toda la historia nacional.

Junto con esta realidad, se asistió a una situación de creciente crisis de representatividad en todos los ámbitos de la vida política y social de una profundidad inédita en Argentina, cuyos síntomas se podían observar en el crecimiento del abstencionismo electoral, el voto en blanco o impugnado,1 la opinión negativa sobre las organizaciones políticas y sectoriales, y sus dirigentes, sobre el funcionamiento de las instituciones estatales y las políticas gubernamentales, y también en la forma de la protesta, que asumió novedosas manifestaciones de acción y organización, tanto para la defensa de intereses sectoriales como para la expresión de proyectos políticos de carácter más general. Esta situación crítica del sistema político tuvo su momento cúlmine en las jornadas de protesta generalizada del 19 y 20 de diciembre de 2001.2

Una de las nuevas formas de protesta es la que asume un sector de los desocupados, a través de los cortes de rutas, los llamados "piquetes" expresados por medio de distintas organizaciones y movimientos. La emergencia de movimientos u organizaciones de desocupados ha ido ganando importancia en la escena de la vida política nacional, alcanzando la necesaria permanencia como para constituirse en un fenómeno novedoso, tomando la popularizada definición de "movimiento piquetero". Es constatable que los movimientos de desocupados han sido una parte importante de la escena política argentina. Se puede afirmar que, quizás favorecido por una sobredimensión mediática y por la disminuida presencia del movimiento obrero organizado, por momentos ha cumplido el papel de ser uno de los interlocutores socialmente reconocidos para "hablar de pobreza".

Su crecimiento y consolidación fue ascendente hasta el año 2002. Luego de dicha fecha y, acorde con los cambios que la crisis del 2001 suscitó en el sistema político argentino, a través de la recomposición del régimen de gobernabilidad, la situación del movimiento piquetero fue retrocediendo en términos de capacidad de operar en tanto actor político independiente. Sin embargo, su supervivencia no deja de ser una muestra de la vigencia de sus reclamos y de la posibilidad de articular, en amplios sectores de la población, una identidad novedosa, trascendiendo los cánones tradicionales asociados a la clase obrera.

En el presente artículo, presentaremos los primeros resultados de un estudio de caso, la Coordinadora de Trabajadores Desocupados Aníbal Verón, uno de los movimientos de desocupados más antiguos de Argentina, que arrastra una interesante historia y recorrido de construcción, a la vez que ha asumido un lugar dentro del sector de los "duros" del movimiento piquetero.

En este trabajo, nos interesa contribuir al análisis de las principales motivaciones que dan cuenta de la participación de los miembros de la CTD–AV, teniendo en cuenta de que se trata de una organización que ha sido atacada en términos represivos en innumerables ocasiones, que presenta un alto perfil confrontativo con los diversos gobiernos que se han sucedido a lo largo de su existencia y que no ofrece a sus miembros mayores beneficios (o incluso en ocasiones menos) que otras "ofertas" de movimientos que se disputan la misma población.

 

DESDE DÓNDE COMPRENDER A LA CTD–ANÍBAL VERÓN

La redefinición del trabajo implica para los desocupados una nueva vinculación con el no–trabajo, una novedosa territorialidad y una concomitante reconversión de la forma de reproducción, del tiempo libre, una nueva relación con el barrio, la familia, los amigos, etcétera.

De esta forma, consideramos que debemos prestar atención a las relaciones, vivencias y procesos que las organizaciones de desocupados desarrollan en su interior y las que promueven en el contexto en el que actúan.

De nuestra investigación previa acerca del rol político de la CTD Aníbal Verón (Torres, 2006), obtuvimos resultados que corroboran que las ideas–fuerza y principios esgrimidos por los dirigentes de la organización responden a parámetros claros, definidos, políticos; sin embargo, cotejar dichas opiniones con las voces de las bases presenta el principal interés de nuestro actual estudio, relacionando estos resultados con las reales funciones que cumple la organización para la vida de las personas que la integran.

La CTD–AV es una organización de desocupados que difícilmente pueda caracterizarse plenamente como una organización reivindicativa o una organización política, sino que se encuentra entre los márgenes de ambas definiciones.

Se trata de una organización en la cual tiene clara influencia la organización política Movimiento Patriótico Revolucionario (MPR) Quebracho, un movimiento político radical que no se concibe como un partido político tradicional, en tanto que no participa de elecciones ni asume una estructura interna partidaria, con gran impacto mediático a partir de sus acciones de confrontación callejera. Quebracho nació en 1996, durante el auge de las políticas neoliberales aplicadas en Argentina por el gobierno de Carlos Menem. Sus miembros se definen como nacionalistas revolucionarios y tienen mucha trascendencia mediática por protagonizar habitualmente hechos de violencia callejera en el marco de movilizaciones y concentraciones. Han mantenido muchos enfrentamientos con los diversos gobiernos nacionales y provinciales, y su dirigencia y varios miembros de su militancia han sido encarcelados por diversos períodos de tiempo. Apuestan, a través de una estrategia insurreccionalista, a la toma del poder mediante la construcción de un Frente de Liberación Nacional que incluya a todos los sectores que, según sus definiciones, respondan al campo popular. Consideran que la principal contradicción en la Argentina actual es patria o saqueo.

A pesar de la influencia de Quebracho en el nacimiento y funcionamiento de la CTD, ésta mantiene, a su vez, la dinámica y las contradicciones propias de un movimiento social de masas.

Otro dato que es necesario reseñar acerca de la CTD es que ha sido objeto, en tanto movimiento con una fuerte tendencia a la movilización con altos grados de confrontación callejera, de frecuentes y cada vez más profundos ataques represivos por parte del gobierno, que se han traducido en la detención de sus miembros en varias oportunidades.3

Nos proponemos, desde un enfoque etnográfico, rescatar la perspectiva de los sujetos protagonistas de la acción:4 los miembros de la organización que permiten que ésta siga en pie, aquellos que aportan el número, pero también el trabajo, la militancia, rastreando las formas que adoptan estos desarrollos, qué lógicas lo sustentan, qué objetivos persiguen, dónde quedan los objetivos políticos enunciados tan claramente por los dirigentes o cuadros medios de la organización cuando atendemos y escuchamos a las bases, la masa, la multitud que conforma la Coordinadora. Coincidimos con Denis Merklen cuando sostiene:

En nuestra descripción están presentes prácticas, representaciones e identidades, en permanente diálogo con sus condiciones —que podríamos llamar estructurales—. Está allí, puesta en juego, una perspectiva relacional, en el sentido de que entre las prácticas y las condiciones se construye todo un mundo de representaciones. (Merklen, 1997: 63).

Nuestra interrogante principal alude a conocer las causas por las cuales las personas continúan participando de la CTD–AV, con sus costos y características propias. La vía de análisis propuesta consiste en sopesar el lugar y peso explicativo de las siguientes respuestas: por su subsistencia material; por la posibilidad de participar en redes de sociabilidad que los contengan y les otorguen visibilidad y contención social, sean redes de mediación política "tradicionales" o no (Auyero, 2001); por razones de identificación política.

Sabemos que en muchos casos, puede encontrarse una variada gama de motivos y causas que permiten entender la organización de estos pobres urbanos; aun así, pretendemos acceder a la explicación más ajustada que permita comprender la acción en conjunto de un grupo de vecinos, de un grupo de barrios, de un grupo de localidades en forma coordinada, bajo una misma bandera y defendiendo determinados objetivos declarados.

Para esto, contamos con el concepto de identidad que, en su sentido amplio, permite comprender cómo actúa la identificación conjunta en un nosotros que actúa frente a un otro, defendiendo intereses y objetivos considerados propios:

la expresión de lo que da sentido y valor a la vida de un individuo. Es al tornarse expresiva de un sujeto individual o colectivo que la identidad depende de, y por lo tanto vive del, reconocimiento de los otros: la identidad se construye como diálogo y el intercambio [...]. Las identidades/ciudadanías modernas se construyen en la negociación del reconocimiento por los otros." (Martín Barbero, 2002: 17).

Nos apoyaremos, para el análisis de la construcción identitaria de la CTD–AV, en las variables señaladas como componentes constitutivos de los movimientos de desocupados que, en menor o mayor medida, están presentes en todos ellos: la acción directa y el desarrollo territorial de la organización, porque estas dimensiones permiten ordenar la opinión de los miembros–base de la organización al conocer cómo sopesan dichos elementos para definir a su organización, qué lugar ocupa cada una de dichas variables en la identidad defendida por los miembros de la CTD–AV.

Por último, debemos señalar que identificamos lo barrial–local como unidad de análisis, pues consideramos que es la que más se ajusta al modelo organizativo planteado por la organización bajo estudio, por un lado, y fundamentalmente porque responde a la idea de auto–definición identitaria esgrimida por muchos miembros de la organización (Merklen, 1997).

Por este motivo, seleccionamos tres zonales (categoría nativa) de la CTD–AV, donde realizamos nuestro trabajo de campo, y en cada uno de ellos atendimos a los barrios que lo conforman, donde la CTD tiene desarrollo. Realizamos entrevistas con profundidad y aplicamos una encuesta a través de la cual fue posible revelar, en términos cuantitativos, ciertos rasgos y tendencias. La selección de los zonales ha respondido a un criterio socio–histórico. Es necesario tener en cuenta que nuestro trabajo de campo atiende situaciones con tiempo de desarrollo diferentes y en espacios territoriales con rasgos distintivos. De esta forma, seleccionamos el zonal correspondiente a la localidad de La Plata. Se trata de uno de los zonales más antiguos, ubicado 60 km al Sur de la ciudad de Buenos Aires; el zonal de la localidad de Malvinas Argentinas, que se ubica 50 Km al norte de la capital del país, es más reciente en el tiempo, pero ha podido contar con un desarrollo bastante importante, y Lanús, lindante con la ciudad de Buenos Aires, que se trata de un zonal también fundante de la CTD, ubicado en el corazón del conurbano bonaerense.

 

DATOS, VOCES Y LUGARES DE LA CTD–AV

Hemos podido recorrer, observar, intercambiar opiniones y fundamentalmente escuchar relatos, manifestaciones, angustias, enojos y también satisfacciones de boca de diversos integrantes de la CTD. Realizamos diversas entrevistas a informantes claves, dirigentes, coordinadores barriales y miembros de la organización; realizamos observación participante en diversas actividades barriales y callejeras del movimiento, y llevamos a cabo una encuesta durante los meses de enero a marzo de 2007 a 200 miembros de la organización, en la población de los tres zonales seleccionados para la muestra.

Madres, muchachos jóvenes, ancianos, hombres y mujeres día a día sostienen y otorgan sentido a la organización de la cual muchas veces sólo podemos rescatar las actividades reseñadas por los medios de comunicación: cortes, movilizaciones o revueltas callejeras que, sin duda, son datos importantes que conforman parte de la identidad de la CTD, pero que no alcanzan para explicar el sostenimiento de la organización en el tiempo, si no contáramos sus múltiples actividades en los barrios, si sus miembros no desarrollaran ciertos sentimientos de pertenencia y de contradictoria y, por momentos, débil lealtad.

Como es esperable, ciertas manifestaciones confusas afloran de las conversaciones con "los CTD", ciertos interrogantes, ciertas dudas, pero también algunas "pistas", rasgos que nos permiten, a esta altura de nuestra investigación, trazar los caminos por los que podemos comprender los porqués y los cómo de la CTD–AV en su devenir cotidiano y en sus más ambiciosos objetivos.

En primer lugar, quisiéramos apuntar que pudimos observar que algunos de los "lugares comunes", fácilmente perceptibles en materiales periodísticos, no dejan de aparecer en las crónicas de algunos de los miembros de la organización cuando recuerdan los miedos y primeras vacilaciones de sus primeros pasos dentro del movimiento:

Al principio, la CTD no me gustaba... por la capucha..., pero después vi cómo trabajaban y me gustó (Mónica, miembro de la CTD–AV de Lanús, 43 años).

A veces, la gente te sorprende... Después de los presos y todo, pensamos que la gente no iba a volver a salir a la calle, pero fue todo lo contrario. Quizás porque muchos cayeron presos durante toda la noche y quizás pensaron que no podían dejar a los otros presos (Emi, coordinadora de CTD–AV de Malvinas Argentinas, 25 años).

La idea de la combatividad y cierta noción cercana a considerar como peligrosa a la CTD infunde cierto temor no sólo en algunos de los peatones y automovilistas que eventualmente transiten cerca de alguno de los cortes o manifestaciones protagonizados por la organización, sino que esta imagen también llega a los propios vecinos de los barrios donde la CTD–AV tiene desarrollo. Algunos de éstos vecinos, en un primer momento, ven sólo lo que la tv muestra incansablemente: la "capucha", "los palos",5 y esto promueve lo que también incansablemente la tv busca: el miedo, el rechazo, la desaprobación.

Por otro lado, quienes han comprobado de cerca las consecuencias represivas de este perfil sostenido por la organización se vuelven parte y defensores de ésta, buscando la coherencia, la unidad y la solidaridad en el interior de dicha organización.

Diversos dirigentes y coordinadores de la CTD nos manifestaron la intención de fomentar la "territorialización" de la organización, apuntando a consolidar una imagen comunitaria de la CTD que, sin dejar de llevar adelante sus objetivos y metas declaradas de cambio social, permita la reconstrucción de ciertas redes sociales en el nivel local que mejoren la calidad de vida de las personas en el barrio y fortalezcan la identidad y el contenido organizacional de la CTD.

...me parece que la mayor herramienta que tiene la organización de desocupados es el laburo en el barrio. Nosotros nos hemos propuesto profundizar la territorialización de la CTD. Que la CTD pase a funcionar como una suerte de "sindicato" de los pobres en el barrio (Ezequiel, coordinador nacional).

Con esta intención, creemos que se pretende construir o consolidar una de las funciones "latentes" de la CTD, que permitiría comenzar a comprender parte de su fortaleza y parte de su estrategia de crecimiento. Volveremos sobre esto más adelante.

Ahora bien, ¿qué es lo que hace particular a la CTD–AV?

Los puntos que definen a la organización en cuanto a sus posicionamientos, desde la visión de sus referentes, se podrían resumir en los siguientes: la "organización" y la "lucha" como los principios fundamentales, a partir de los cuales se basa la construcción de la CTD y se definen como "el único camino correcto" para obtener las reivindicaciones. Y una política de unidad hacia las organizaciones y expresiones políticas que son consideradas afines en sus ideas y accionar con la política de la CTD, siempre apuntando a transitar por fuera de los caminos institucionales de la política, es decir, sin entablar relaciones y alianzas con los partidos políticos tradicionales.

Hace falta aclarar que, a pesar de ser del interés de los militantes de Quebracho el que miembros de la CTD–AV pasen a integrar las filas de la organización política, se fomenta el ingreso de algunos coordinadores o cuadros medios de la organización de desocupados, pero de ninguna manera se observa una política dedicada a sumar a Quebracho al conjunto de los miembros de la CTD–AV. Parece prevalecer la idea de la necesidad de sumar a los cuadros medios de la organización de desocupados, pero no a las bases. De cualquier forma, no se podría caracterizar como agresivos y continuos los intentos por cooptar militantes a Quebracho. Pudimos comprobar lo anterior a partir del resultado de la encuesta. En los puntos en los cuales se consultó por el interés en Quebracho y por su participación en reuniones o actividades de Quebracho, la gran mayoría de los entrevistados respondieron no tener interés y no haber participado en ese tipo de actividades.

¿Ha participado alguna vez en una reunión de discusión de Quebracho?

 

No obstante lo anterior, es innegable que, aunque la gran mayoría de los miembros de la CTD no se considera de Quebracho, el contacto con la organización es bastante presente, puesto que en la mayoría de las manifestaciones donde participan ambas estructuras, las columnas marchan juntas, además de que en reiteradas ocasiones la CTD–AV ha constituido el público mayoritario de Quebracho cuando éste protagoniza actos o actividades propias.

Asimismo, es claro que los signos de combatividad, de marginalidad política, de tendencia a la confrontación directa, de rechazo a las negociaciones y conciliaciones que hacen a la especificidad pública de la CTD–AV han sido caracteres introducidos por sus dirigentes, respondiendo a la política y a la concepción que a su vez caracteriza a Quebracho.

De esta forma leemos a la rotunda mayoría, que considera necesario continuar con los cortes y las movilizaciones para poder mantener las reivindicaciones logradas:

 

Las movilizaciones y los cortes son necesarios para mantener los planes

... no tenemos otra opción que salir a pelear por las cosas que conseguimos. Si no peleamos contra este gobierno, contra todo este régimen que tenemos en contra, es imposible tener las cosas porque nadie nos da nada, [...] no es que estamos por gusto en la calle. Si tuviéramos fuentes de trabajo realmente como corresponde, seguro que no estaríamos en la calle y que no seríamos todas las organizaciones que están, ¿no? [...] Tengo la esperanza de que, no sé si mis nietos, pero quizás las otras generaciones lleguen a entender que lo que estamos haciendo es para un cambio en la Argentina (Tejerina, 52 años, CTD–AV de Lanús).

La CTD–AV defiende diversos objetivos: desde reivindicativos a objetivos de carácter político, incluidos en una estrategia que los contiene. Observamos que la organización no puede definirse en términos estrictamente reivindicativos ni estrictamente políticos, sino que pudimos comprobar que en ella conviven ambos elementos.

En lo que refiere a la especificidad de la CTD–AV, podemos afirmar que sus miembros, tanto los dirigentes como las bases, consideran que su organización tiene ciertas particularidades que no se reconocen en otras organizaciones de desocupados: la voluntad firme de luchar, la tendencia a la instrumentación de alianzas y a fomentar la unidad del movimiento piquetero, la negación a la claudicación, la continuidad y recreación de los íconos característicos de la "tradición" piquetera, como los palos, las capuchas e incluso el corte de calle o ruta. Aunque de acuerdo con los casos los motivos pueden variar, consideramos que la construcción de una propia identidad ocupa un lugar notable en este sentido al dotar a sus miembros de un sentimiento de pertenencia que redunda en orgullo y defensa de la organización.

Por otro lado, la problemática de género también es un tema que debe resaltarse, puesto que fueron las mujeres de la CTD con quienes nos encontramos a la hora de "bajar" a los barrios. Si bien no es exhaustivo, sí es posible afirmar que el componente femenino otorga la forma y las características a la vida cotidiana de la organización piquetera. Asimismo, los resultados de la encuesta muestran la elevada proporción femenina:

 

Las personas con quienes mantuvimos conversaciones en nuestras visitas nos respondieron, en su mayoría, desde sus expectativas, desde sus vivencias cotidianas, formas de percibir su vida y sus relaciones. Consideramos que estas representaciones y creencias acerca de la importancia de su trabajo barrial se refieren a los demás, pero también a sí mismos. Los sentidos que su trabajo y rol dentro de la organización brindan a su existencia aparecen como de una gran importancia, al punto de determinar su lugar y función principal dentro del barrio y dentro de su devenir cotidiano.

Estar en la CTD me cambió un poco la vida... Ahora estoy más en contacto con los vecinos, tengo otras preocupaciones y hago muchas cosas por los demás. Me gusta estar en el comedor, hacer cosas por los chicos y sentir que en el barrio nos respetan porque nos ayudamos entre todos. No sé qué haría si el comedor no existiera; estoy tan acostumbrada a venir todos los días, con lluvia, con frío, todos los días... No sé qué haría, no me imagino... (Julia, 41 años, responsable de un comedor de la CTD–AV. La Plata).

Cuando se les consultó por los motivos por los que decidieron sumarse a la CTD, la gran mayoría de las personas, el 60%, respondió que se sumó a la CTD por necesidad del trabajo, por estar desocupado. De hecho, el 82% de los encuestados cobró algún plan de trabajo en el momento de responder la encuesta. La mayoría cobra un plan del programa Barrios Bonaerenses; le siguen los planes Jefes y jefas de Hogar y, en tercer lugar, los Programas de Empleo Comunitario. La mayoría declara tener un plan desde hace más de cinco años.6 Observamos que el lazo primario por el cual participan de la CTD refiere a la atención de necesidades económicas, aunque, como veremos, aquí no se agota la explicación.

De las actividades que señalamos para que el encuestado indique en cuáles de ellas había participado alguna vez, la que más veces fue señalada fue el corte de calle o ruta (el 91% de la población); le siguen movilizaciones para pedir planes (89%), reunión del grupo de trabajo (68%). Con la misma frecuencia fueron señalados haber participado de una asamblea o de algún festejo de fin de año o navidad en el barrio (63%), luego señalaron haber participado de alguna movilización para repudiar al fmi (55%), reunión de delegados o coordinadores (52%) y, en últimos lugares, fueron señalados reuniones de discusión o formación política de la CTD (34.5%) y haber participado en alguna reunión de discusión de Quebracho (19%).

De las seis posibles respuestas referidas a las razones por las que el encuestado participa de la CTD (pregunta de respuesta múltiple), la opción más veces señalada fue la que indica el motivo de conseguir un plan de trabajo (75.9%), luego para armar el comedor en el barrio (71.6%), para participar en los piquetes y las marchas (70.7%) y, por último, para obtener mercadería, útiles, etcétera (68%). Con bastante menos frecuencia fue señalada la opción que indica que la participación tiene como motivación organizar actividades y festejos en el barrio (40.5%), y la opción menos señalada fue la que indica la intención de participar de discusiones y actividades políticas (18%).

Por último, hemos podido comprobar que de las nueve afirmaciones que les presentamos a los encuestados para que indiquen su grado de acuerdo con cada una de éstas (sí/no/más o menos), la que más coincidencias encontró entre las respuestas es la que afirma que las movilizaciones y los cortes son necesarios para mantener los planes; el 82% de los encuestados respondió de esa manera. Luego, el 68% acuerda en que ha podido conocer personas y conocer cómo viven en otros barrios. En tercer lugar, el 62% de las personas entrevistadas indicó que a partir de su participación en la CTD está más en contacto con amigos, parientes y vecinos. El 52.6% de los encuestados señala su desacuerdo con la afirmación: "Me da igual ser parte de la CTD o de otra organización de desocupados". Luego, el 49% considera que participar de la organización permite saber más de política y de lo que pasa en el país. La misma proporción de personas, el 47.4%, señaló que ha podido mejorar la situación de su familia desde que está en la CTD y que la organización ha conseguido mejoras en el barrio. Por último, aparecen las afirmaciones referidas a si preferirían tener un plan de trabajo, pero sin participar de la CTD y a su interés por participar de reuniones y actividades de Quebracho; en ambos casos, las respuestas fueron bastante variables. El 44.8% respondió que no está de acuerdo con la afirmación de que preferiría tener plan pero sin pertenecer a la CTD; el 30% no respondió, y el 22% contestó estar de acuerdo con esa idea. Respecto al interés por las actividades de Quebracho, el 40.5% respondió que no le interesa, mientras que el 30% no contestó y el 26% manifestó tener interés.

Ahora bien, parte de nuestro interés reside en buscar las posibles causas y factores que se encuentren coactuando para que estas distribuciones tengan lugar. Por esto, hemos realizado algunas relaciones entre determinados atributos de las personas y la aparición de algunas de estas opiniones, sobre todo las referidas a las motivaciones por las cuales son parte de la CTD–AV y las funciones que le atribuyen a ésta.

Un dato que nos parece sumamente relevante es la comprobación de que la mayoría de la población encuestada, el 68%, tuvo alguna vez un trabajo, aunque de éstos la mayoría declara haber tenido su último trabajo hace más de 10 años, indicando que la categoría de desocupados estructurales no deja de definir su situación.

 

¿Tuvo alguna vez un trabajo?

 

Cuando comparamos las respuestas de los entrevistados a si ha tenido alguna vez un trabajo formal, haya tenido un trabajo informal o nunca haya tenido un trabajo, notamos que quienes nunca trabajaron son quienes más frecuentemente han dejado sin responder la consulta referida a los motivos por los que decidió sumarse a la CTD y quienes con mayor frecuencia declaran no participar en las actividades de la CTD por las que se interrogó. También el conjunto de los desocupados "crónicos" son quienes mayormente declaran haberse sumado a la organización a través del delegado del barrio, mientras quienes han tenido alguna vez un trabajo, generalmente se han acercado a través de un amigo o de un familiar.

De nuestro trabajo de campo, hemos podido conocer que los recursos familiares y amicales se transforman en una herramienta valiosa de supervivencia y mejoramiento de la calidad de vida de los residentes de barrios pobres. La posibilidad de participar y nutrir redes sociales de acción y participación local es una vía que facilita el acceso a las estrategias, recursos y bienes que circulan por el barrio. Consideramos que las anteriores respuestas nos muestran que quienes han trabajado alguna vez, aunque haya sido un trabajo informal o realizado hace mucho tiempo, cuentan más con estos recursos que quienes nunca han tenido una experiencia como trabajadores.

También hemos podido comprobar que la opinión respecto a la capacidad de la CTD para mejorar el barrio, mejorar la situación de las familias de quienes participan en ella y para facilitar el conocimiento acerca de lo que ocurre en el país es más negativa entre quienes han tenido un empleo formal, indicando quizás un nivel de expectativas mayor que entre quienes nunca han obtenido un ingreso a cambio de su trabajo. Asimismo, quienes poseen experiencia en empleos formales son quienes reconocen con mayor frecuencia que preferirían tener un plan de trabajo pero sin ser parte de la CTD–AV.

Respecto al zonal de pertenencia, que concuerda con uno de nuestros objetivos de análisis retomando la categoría territorial de análisis, comenzaremos diciendo que, generalmente, hemos hallado respuestas diferentes del resto, o bien entre las personas miembros del zonal de La Plata o bien entre aquellos que pertenecen a Lanús. Las respuestas del zonal de Malvinas Argentinas siempre se acercan a la media nodal.En primer lugar, notamos que cuando se refieren a las razones por las que se sumaron a la CTD, entre los miembros que habitan en Lanús, se presenta con mayor frecuencia la opción de argumentar esta participación en su acuerdo con los rasgos y la forma de actuar con la CTD, es decir, por acordar con la organización, lo que demuestra cierto grado de identificación con la CTD, e implica cierto ejercicio de comparación entre diversas opciones de organizaciones; acuerdan con esta organización en particular, y por eso se suman a ella. Sin embargo, está también entre las respuestas correspondientes a este zonal, donde se registran menores frecuencias de participación en algunas de las actividades que organiza la CTD: movilizaciones por planes, festejos en el barrio, asamblea, reunión del equipo de trabajo. También son quienes más claramente manifiestan que la CTD no ha sido un medio para mejorar la situación de su familia y quienes presentan mayores dudas para responder al punto acerca de si consideran que los cortes son necesarios para mantener los planes y para manifestar su acuerdo o no con tener un plan, pero sin ser de la CTD.

Los pertenecientes al zonal de La Plata son los que han respondido con mayor frecuencia haber participado en marchas de tipo político, como movilizaciones para repudiar al fmi, y también son los que más veces han señalado participar de reuniones de delegados o coordinadores y en reuniones de discusión o formación de la CTD. Asimismo, también presentan mayor frecuencia al responder que participan de la CTD para asistir a reuniones y discusiones políticas. Son quienes, de forma más rotunda, afirman que la CTD ha conseguido mejoras en el barrio y que han podido, a través de la organización, conocer a otras personas y cómo viven en otros barrios, y que a través de la CTD están más en contacto con amigos y vecinos. Presentan una situación más dividida al manifestar su interés por participar de actividades de Quebracho (casi divididos en partes iguales entre quienes dicen tener interés, quienes aclaran no tenerlo y quienes no responden), mientras que en los otros zonales, la mayoría respondió no tener interés.

La CTD, en tanto organización, no sólo ha venido a transformar en parte la vida cotidiana en los barrios, en ocasiones canalizando soluciones a algunas de las necesidades más imperiosas de los vecinos (el 47.4% de los encuestados señaló que ha podido mejorar la situación de su familia desde que está en la CTD, y que la organización ha conseguido mejoras en el barrio), sino también que esta transformación tiene lugar en el marco de ideas y sentimientos que le otorgan otro sentido: la capacidad de resolución de dichas necesidades sin sentir que están siendo "usados" por nadie, sino que se logra por los propios medios, apostando a la unidad, la organización y la capacidad de presionar a "los poderosos", definiéndose por la osadía de desafiar a quienes deciden y tienen el poder de dar y quitar.

Estar en el corte es muy lindo, porque es como que te sentís fuerte... A los mismos que no nos dan bolilla cuando vamos a pedirles solos, por ejemplo en Acción Social de la municipalidad, cuando estamos todos en el corte te tienen que escuchar y nos tienen que dar lo que les pedimos (Sandra, 34 años, CTD–AV, La Plata).

Por otro lado, es innegable la creación de fuertes lazos de identidad que unen a los miembros con la organización, lo que recrea una imagen en común, asociada a las ideas de no claudicar, de organización y de lucha.

Es posible esperar que el saldo dejado en las bases de los barrios que conforman la CTD–AV será reconocible en el sentido de permitir la recreación de lazos de unidad comunitaria para la consecución de objetivos comunes, la confianza propia en la capacidad de resolución de determinadas necesidades y la conciencia de la necesidad de la lucha con los costos que esto implica. Consideramos que los resultados más novedosos de nuestras visitas a los barrios se relacionan con el hecho de poder comprobar la territorialización de la política, la territorialización de la identidad que sostiene la CTD–AV.

En este sentido, nuestras primeras conclusiones, por terminar de corroborar, pueden resumirse de la siguiente manera:

En aquellos barrios donde se registra una mayor "historia" dentro de la CTD, zonales que son fundadores de la organización, podemos notar, en primer lugar, una notable consolidación de infraestructura en la forma de las casillas o casas donde funciona el Centro Popular, armado de guarderías, huertas, etcétera. Junto con esto, se comprueba que estos zonales son los que más cantidad de personas nuclean, más cantidad de personas se encuentran trabajando en sus barrios. No obstante lo anterior, hemos notado que son los zonales donde prevalece más fuertemente ciertos "vicios" de funcionamiento heredados de los primeros años de la organización: se espera mayor cantidad de beneficios y no se accede a actividades que no tengan directa relación con las reivindicaciones propias de la CTD.

Consideramos que un zonal como el de Malvinas Argentinas posee características distintivas, puesto que cuenta con una población de mayor proporción de jóvenes y, al tratarse de uno de los zonales que más cruentamente sufrió algunas experiencias represivas, cuando recién se había sumado a la CTD, tuvo un "bautismo de fuego" muy particular y por esto cultivó un perfil mucho más "combativo" que en otros lugares y sus miembros participan frecuentemente en marchas o actividades de neto corte político. Este rasgo puede ser explicado en parte por los datos ya señalados referidos a su forma de "ingresar" a la CTD, pero también puede responder a las características del coordinador de Quebracho, quien asumió su organización y moldeó los primeros pasos del zonal, puesto que se trata de un muchacho joven, también con poca historia dentro de la CTD, quien le dedicó a su militancia territorial mucho tiempo y atención, priorizando los objetivos de concientización política de los miembros del zonal y atendiendo a la coyuntura represiva que debió afrontar.

Por supuesto, la historia laboral de las personas también influye en el perfil de los motivos principales que dan cuenta de su participación. Quienes nunca han tenido un trabajo estable se hallan frecuentemente ligados a la CTD no sólo por los beneficios materiales que puedan obtener de la organización, sino que ésta le provee a las personas circuitos sociales y de relación (a veces en forma de redes) con otras personas, otros barrios y, por ende, alimentan su universo de relaciones sociales.

En el caso de la relación entre la organización y los desocupados, los planes no pudieron sino constituirse en un fin en sí mismo para la gran mayoría de desocupados que integraron las distintas organizaciones. Esto los llevaba a pertenecer a una organización más allá de un compromiso político y/o una identificación con los objetivos o principios específicos de ésta. En muchos casos, pertenecer a la organización facilitó la obtención de un plan que, de otro modo, implicaba largas colas en los centros de reparto, maltrato por parte de los agentes municipales, gasto de viáticos y toda una situación de desprotección que se sumaba a la ya sentida por los efectos de la desocupación y exclusión. De hecho, se desprende claramente de la encuesta realizada que la mayoría de las personas declara haberse sumado a la CTD como estrategia para paliar su situación de desocupación y pobreza. También se observa en la encuesta que quienes han participado en alguna otra organización de desocupados, previamente a estar en la CTD, nos cuentan que los motivos por los que abandonaron esas otras organizaciones, generalmente, responde a la quita del plan de trabajo o a la espera infructuosa por que les sea otorgado.

Sin embargo, si bien es cierto que la necesidad de un plan de empleo ha signado buena parte de la participación de los desocupados en estos movimientos, también lo es el hecho de que las organizaciones se han proporcionado formas específicas de sobrellevar la tensión entre necesidad y militancia, y que estas formas le han dado identidades propias. Estas identidades dan cuenta de procesos de reconocimiento de los actores como miembros de determinadas organizaciones.

 

REFLEXIONES FINALES. ¿POR QUÉ SER DE LA CTD–ANÍBAL VERÓN?

Del análisis de las encuestas, entrevistas y experiencias de observación participante, hemos podido comprobar que la mayoría de las personas que se adscriben a la organización pueden argumentar su militancia en ésta a partir de acceder a través de ella a ciertos beneficios y conquistas que de otra manera no obtendrían u obtendrían en forma más intermitente (poseer un plan de ayuda económica durante un tiempo relativamente largo, comedores y/o merenderos cercanos a sus casas donde mandar a sus hijos y de vez en cuando algunas otras conquistas, como juguetes para el día del niño, canastas de alimentos cerca de las fiestas o útiles escolares y guardapolvos al inicio del año escolar). Otro grupo que se puede identificar claramente, a pesar de compartir estos intereses, agrega —entre los motivos por los cuales participa de la CTD–AV (y no, por ejemplo de otras organizaciones de desocupados en que encontrarían similares beneficios materiales)— una idea de identificación con la organización, asociada a la idea de ser "quienes tienen más aguante" o "quienes no claudican", o acordar con ciertos valores que reconocen en la CTD, el "compañerismo" o más abstractamente "la forma de trabajar". Le suman al carácter reivindicativo de su acción un elemento simbólico de identificación con las formas, metodologías y/ o perfil que hace a la especificidad de "la Aníbal Verón".

Por último, podemos señalar que un grupo más pequeño dentro de la organización se identifica políticamente con ésta y, en general, en estos casos las personas se suman directamente a la organización política que organiza y da cuerpo a la CTD–AV: el mpr Quebracho. Cabe señalar que, de nuestro relevamiento, la proporción de personas que podrían incluirse en este sub–grupo es relativamente pequeña; aproximadamente debe tratarse de una décima parte del total de los miembros de la organización.

Consideramos a la CTD–AV como un actor social y político que ha venido definiendo un accionar político–reivindicativo específico y claramente identificable, en cuyo seno, entre sus miembros, existen motivaciones y principios muy diferentes de acuerdo con los lugares de desarrollo, que a veces contradicen los fundamentos públicos esgrimidos por la organización a través de sus representantes o voceros y que, en otras ocasiones, lo confirman y complementan.

Consideramos que el grupo más representativo dentro de esta primera "clasificación" se concentra en el segundo sector mencionado, puesto que, a pesar de observar que en el interior de la CTD–AV no faltan ejemplos de prácticas y metodologías que responden a las tradicionales lógicas de mediación política que abundan en nuestra tradición política nacional, también se encuentran manifestaciones y convicciones referidas a una nueva forma de identificación política y social con base en redes y formas de sociabilidad alternativas. Deberemos entonces investigar acerca de los factores que inciden sobre esta distribución: si tienen incidencia variables socioterritoriales que hacen a la forma de nacimiento de cada "centro" de actividad y militancia (en general encarnado en la figura "barrio"), qué efectos tiene la "historia" política, sindical y barrial de las personas–miembro de la CTD–AV y del "barrio" y, finalmente, cuál ha sido la dedicación y militancia de los líderes políticos en cada caso.

Por último, debemos decir que así como creemos que el desempleo y la pobreza no bastan para entender la emergencia de la protesta social, consideramos que las necesidades económicas, materiales, es decir, la necesidad del plan de trabajo, sin duda representa un dato esencial para comprender la emergencia y supervivencia de los movimientos de desocupados pero que tampoco es información que alcance para comprender en toda su complejidad este fenómeno. Creemos que ayuda a completar el análisis prestar atención a la dimensión gnoseológica de la identidad, la capacidad de resolver la acción colectiva anclada en rasgos que involucran la unidad y el compromiso.

Por esto mismo, creemos que las relaciones clientelares redefinidas como mediaciones políticas en las cuales ambas partes construyen otros tipos de relaciones tampoco bastan para comprender la permanencia de los sujetos en una organización como la CTD, que exige bastante a sus miembros en cuanto a dedicación y participación: marchas, reuniones, cortes y trabajo diario en los barrios, además de ser una organización muy expuesta a los avances represivos del gobierno.

Por todo esto, consideramos que la posibilidad de definirse a partir de una identidad singular que otorga a las personas entidad de grupo y que, a la vez, permite desarrollar actividades sociales y de rela–cionamiento colectivo que difícilmente estas personas puedan recrear en otros ámbitos y que, por último, dota de herramientas y recursos que ayudan a la supervivencia familiar y es lo que permitiría comenzar a comprender por que subsisten en el tiempo este tipo de organizaciones, sin ser cooptadas por el sistema, quitadas de la calle y del espacio público, ni vaciadas de contenido.

 

Anexo
Cuestionario encuesta

 

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NOTAS

1 Esta tendencia se observa en los índices de abstencionismo o voto en blanco registrados desde las elecciones para diputados nacionales y gobernadores provinciales en el año 1991 en adelante (Cotarelo, 1998) y alcanza su pico máximo en las elecciones legislativas de 2001, llegando al 20% al sumar los votos en blanco e impugnados.

2 Acerca de los acontecimientos y crisis de finales del año 2001, pueden ser consultados, entre otros, Naishtat, et al. (2005); Auyero (2002); Cafassi (2002); El rodaballo. Revista de Política y Cultura (2004, Núm. 15); Revista Theomai. Estudios sobre Sociedad, Naturaleza y Desarrollo. Número especial (invierno 2002).

3 Podemos citar, como ejemplo, lo ocurrido durante una movilización realizada el 31 de agosto de 2004. Con motivo de repudiar la visita en Buenos Aires de Rodrigo de Rato, titular del Fondo Monetario Internacional (fmi), varias organizaciones se manifestaron y se produjeron enfrentamientos con la policía, lo cual arrojó un saldo de 105 detenidos, 9 de los cuales permanecieron 3 meses en los penales de Marcos Paz y de Ezeiza; 7 de ellos pertenecían a la CTD. Más recientemente, el 4 de abril del corriente año, luego del asesinato del maestro Carlos Fuentealba en una movilización gremial de reclamo por aumentos salariales en la provincia de Neuquén, diversas organizaciones políticas y sociales repudiaron y "escracharon" en la ciudad de Buenos Aires un local partidario de Sobisch, gobernador de la citada provincia y responsable de la orden de represión que derivó en el asesinato del maestro. El escrache derivó en represión. 16 manifestantes fueron detenidos; varios de ellos, de la CTD–AV.

4 Touraine sostiene una interesante visión del actor, que se vuelve sujeto cuando, como consecuencia de orientar su acción contra lo estructurado, provoca un conflicto y procura apropiarse del sentido de la historicidad (Touraine, 1997).

5 La "capucha" se refiere a los pañuelos o remeras con las que los miembros de la organización que defienden o custodian los cortes y movilizaciones tapan sus rostros. Los palos son las "armas" utilizadas para realizar dicha defensa y garantizar el repliegue de la columna de manifestantes en enfrentamientos con la policía.

6 Planes de asistencia laboral para desempleados, administrados por el Ministerio de Trabajo de Nación en el caso del Plan Jefes y Jefas de Hogar y por el Ministerio de Desarrollo Humano y Trabajo de la Provincia de Buenos Aires en los otros dos casos. Básicamente, constituyen un subsidio de un monto muy pequeño, que posee como contrapartida ciertos requerimientos de trabajo comunitario (atención de guarderías infantiles, trabajo en Huertas comunitarias, Roperos Comunitarios, bacheo de calles, etcétera) y de cumplimiento con los planes de vacunación de los hijos, entre otros requisitos.

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