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Andamios

versión On-line ISSN 2594-1917versión impresa ISSN 1870-0063

Andamios vol.5 no.9 Ciudad de México dic. 2008

 

Reseñas

 

Comunismo: otras miradas desde América Latina

 

Jaime Ortega Reyna*

 

Concheiro, E., Modonesi, M., Crespo, H. (coordinadores) (2007), El Comunismo: otras miradas desde América Latina. México, UNAM–CEIICH.

 

* Licenciado en Ciencia Política, Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa y en Estudios Latinoamericanos por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Correo electrónico: jaime_ortega83@yahoo.com.mx

 

Hace un par de años, el filósofo español Francisco Fernández Buey hablaba de la necesidad de (re)escribir el Libro blanco del comunismo, en oposición al afamado Libro negro del comunismo. Decía Fernández que ese libro blanco, dirigido a la juventud, tendría en sus páginas lo que los anónimos habían logrado: conseguir libertad en donde no la había; lucharon y consiguieron universalizar el sufragio ahí donde no había sufragio universal; lucharon por democracia ahí donde no había ni los más mínimos resquicios de ésta, y es precisamente a la escritura de este Libro blanco del comunismo al que responde la publicación de El Comunismo: otras miradas desde América Latina.

Resultado del Coloquio Internacional del mismo nombre, en el que se conjuntaron esfuerzos de la Universidad Nacional Autónoma de México —a través de su Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades— y de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, el Centro de Estudios del Movimiento Obrero y Socialista, la Universidad Autónoma del Estado de Morelos y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), tenemos ante nosotros el reconocimiento del tema de la historia del comunismo como un tema no sólo digno de estudiarse, sino también necesario para la comprensión de nuestra historia.

Dividido en tres apartados, a través de sus casi setecientas páginas, este libro contribuye a reconocer el significado cultural y político que tiene la emergencia de un movimiento social que aglutinó de forma voluntaria a miles de hombres y mujeres que decidieron que su mundo debía ser transformado. El comunismo, por supuesto, es un producto de la modernidad, y como tal tiene la premisa de que son los hombres y mujeres los que pueden cambiar su vida, desde la cotidianidad, hasta las grandes estructuras sociales.

En el primer apartado, "El Comunismo: problemas y desafíos", colaboran ocho destacados intelectuales mexicanos y de otras nacionalidades. Su propósito no es nada sencillo: se trata de analizar los problemas epistemológicos que representa para la ciencia social y humana el estudio de un fenómeno histórico muy particular, el del comunismo. Se trata entonces de establecer una línea que delimite las visiones ideológicas dominantes para poder aspirar a una concepción científica de su estudio. Es, además, el eterno problema de la construcción del objeto del conocimiento, pero desde una perspectiva muy particular: la latinoamericana, lo que asimismo introduce nuevas problemáticas tanto metodológicas como de fuentes. Entonces tenemos el inmenso trabajo de construir una historiografía crítica del movimiento político, aceptando y reconociendo la diversidad de los comunismos, así como la reflexión propiamente teórica que el movimiento político lleva consigo, aunque de manera desigual: el marxismo, su recepción y su desarrollo en Nuestra América. Su estudio, sin duda, representa un gran desafío, que es digno de tomarse de frente y sin cortapisas.

"Diversidad comunista en América Latina" es el título del segundo apartado. Se compone de doce estudios concretos de distintas organizaciones comunistas, tanto nacionales como regionales. Por supuesto, debido a las condiciones concretas e históricas de cada país, se ha dado más atención ahí donde los comunistas han podido ocupar un lugar relevante en la lucha política; se trata, por ejemplo, de casos como el chileno, donde en dos ocasiones el Partido Comunista apoyó el ascenso electoral de distintos gobiernos, siendo el más famoso de éstos el de Salvador Allende, derrocado mediante un golpe militar en 1973. El estudio entonces de la construcción del socialismo pasa al de la resistencia contra la dictadura anti–comunista. El estudio del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, como forma inédita de lucha política en Chile, representa una nueva generación de comunistas dispuestos no sólo a resistir, sino también a desafiar la dictadura. Otro caso que necesariamente llama la atención es el del Partido Comunista en el Brasil, organización no sólo importante por su tamaño cuantitativo, sino por llevar consigo una de las primeras aventuras insurreccionales, amén de la necesaria discusión que representa para un país de la dimensiones del Brasil el llamado problema agrario. Lo anterior demuestra que no sólo en el campo organizativo se dan intensas disputas dentro del comunismo, sino que al analizar su propia realidad, los militantes tienden a confrontar sus ideas: se habla entonces de la existencia de un latifundio feudal, de la inexistencia del capitalismo, de la combinación de formas productivas. Todos estos debates son necesarios para una comprensión cabal de nuestro objeto de estudio, pues, en última instancia, eran las organizaciones nacionales las que tomaban las decisiones con base en sus propias consideraciones sobre la realidad y no como dice la forma simplista a las órdenes del Kremlin. Otras organizaciones merecen la atención de los estudiosos: el caso argentino, dado que se trata de la clase obrera con la mayor tradición anarquista y uno de los primeros países que recibió el fenómeno "populista", que los comunistas afrontaron de manera no convincente. Centroamérica, por su heroísmo y tragedia, no está exento de estudios. Sin duda estudiar estos países aún es complejo, debido a las fuentes, pero también al pasado reciente de guerra civil percibido para muchos como una lucha fomentada por los comunistas. Destaca dentro de estos estudios el del Perú, no sólo por ser uno de los países donde la violencia política ondeaba la bandera comunista, sino por la abigarrada composición de sus fuerzas y el profundo sentido histórico–mítico de las comunidades andinas, así como ser el único país en que la corriente maoísta se desarrolló de forma impresionante, con todo el significado cultural que esto tiene. Al igual que en los otros casos, el debate ideológico también está presente; sin embargo, aquí gira en torno al legado de José Carlos Mariátegui. A pesar de la diversidad y pluralidad de tendencias y de métodos de lucha empleados, hay una constante: la lucha por el legado del fundador de Amauta. El Perú y Sendero Luminoso representa sin duda un caso excepcional en la historia del comunismo, como dice el autor de este artículo, un fenómeno "desde dentro" y "en contra" de la historia del Perú; violencia y tradición se funden en una de las organizaciones más temidas —y por tanto más violentamente enfrentadas— por el Estado. Cierra este apartado una reflexión general a cargo del distinguido profesor Guillermo Almeyra, quien aventura una serie de tesis radicales por sí mismas: el pensamiento revolucionario, esto es, el desarrollo del marxismo latinoamericano no se da dentro de los Partidos Comunistas, sino afuera de ellos, y aún más, las iniciativas de revolución social no parten de las organizaciones comunistas, sino contra ellas. Se trata, además, de la ampliación de la pluralidad de los comunismos. No sólo son comunistas los que militan dentro de las organizaciones de ese nombre, sino también aquellos que, como los trotskistas, luchan por el socialismo formando otros agrupamientos, pero para Almeyra, además, existe un anticapitalismo objetivo, al que llama "socialismo silvestre", encarnado en una serie de organizaciones y movimientos que lejos están en su horizonte de visibilidad de aceptar todas y cada una de las tesis del comunismo: se refiere en este campo a los zapatistas, a sus herederos naturales, los "jaramillistas", a una gran parte de las masas que siguieron a Perón y a Cárdenas, a los mineros insurrectos de la Central Obrera Boliviana, a los curas comprometidos con los pobres que alentaron la teología de la liberación, etc. Este socialismo silvestre también merece ser estudiado.

El tercer apartado está dedicado exclusivamente a aspectos del desarrollo del comunismo en México. Sin duda, representa una formidable ampliación a la literatura ya existente. A través de siete ensayos, nos enfrentamos a las vicisitudes que tuvo que sortear el comunismo mexicano: trágico y heroico a la vez, como lo demostró ya la narrativa de José Revueltas. En un momento conductor de importantes movimientos de masas, y en otro, un grupo marginal, ilegal y perseguido. Se combinan errores propios y una acción estatal profundamente anticomunista. Pero además, es un movimiento militante que tuvo en su época de auge un importante signo cultural e intelectual, como bien lo muestra el texto referido a la presencia de Engels en la formación de los comunistas. Mucho queda aún por escribir sobre el comunismo en México. La contribución de Barry Carr es, en este sentido, paradójica: por un lado, nos hacer notar el inmenso e inconmensurable trabajo que resta por hacer: estudios regionales del comunismo; estudios biográficos de dirigentes y destacados militantes; estudios sectoriales de la influencia comunista; estudio del significado identitario del "ser comunista" en determinados espacios y tiempos; análisis de la relación entre la formación intelectual y el partido hegemónico (el PRI); análisis de la influencia del comunismo mexicano en el Caribe y principalmente en Centroamérica, por mencionar sólo algunos de los tópicos que el autor considera, por otro lado, que son, sin duda, un aliciente que nos indica un camino que podríamos seguir, que los varios kilos de papel utilizados para hablar del comunismo en México son aún insuficientes y que las posibilidades de intervenir en este campo son aún inmensas. Agregaríamos nosotros que hace falta también una ampliación continúa en el espacio temporal. Prácticamente todos los estudios incluidos en esta sección se detienen en el año de 1940, lo que significa que aún faltan otros cuarenta años por estudiar minuciosamente, que incluyen hechos históricos no menores como los diversos movimientos estudiantiles, la insurgencia sindical, la lucha armada, la primera campaña presidencial de Valentín Campa, la transformación del propio partido a principios de los años ochenta, entre tantos otros temas.

Finalmente, se incluye un discurso del Profesor Emérito Adolfo Sánchez Vásquez, en el que hace un diagnóstico de la situación tras la caída del muro de Berlín, la contraofensiva neoliberal, la necesidad de pasar de una conciencia anti–capitalista, siempre latente, a una plena conciencia de construcción de una alternativa socialista y democrática. Es, además, un espacio donde el filósofo hispanoamericano declara su adhesión al socialismo, defendido desde su juventud, pero a su vez una llamada de atención a las nuevas generaciones. Un digno y merecido homenaje rendido al marxista mexicano más importante del siglo XX.

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