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Andamios

versión On-line ISSN 2594-1917versión impresa ISSN 1870-0063

Andamios  no.1 Ciudad de México ene. 2004

 

Ideas

 

Reflexiones sobre la diversidad cultural en G. B. VICO

 

Reflections on the cultural diversity in G. B. Vico

 

Dora Elvira García G.*

 

* Doctora en Filosofía por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México. Profesora–investigadora del ITESM. Correo electrónico: dora.garcia@itesm.mx

 

Resumen

Este ensayo pretende mostrar los aportes que en torno a la diversidad cultural llevóa cabo G. B. Vico. El método defendido por el filósofo napolitano parte de la categoría hermenéutica de la fantasía que, en conjunción con el sentido común, posibilitan una relación comprensiva con los demás. Lo realizado por unos seres humanos puede ser entendido por otros aún con los esfuerzos que implica el desciframiento de conductas e idiomas diversos de los propios. Esto es posible gracias a la facultad de conjeturar lo común, entendido por esa penetración imaginativa al entrar en tales culturas, conductas e idiomas, y al tener como llave al lenguaje, logrando asíla pretendida comunicación entre los diferentes grupos culturales.

Palabras clave: Pluralismo, hermenéutica, fantasía, prudencia, sentido común, comprensión, penetración imaginativa.

 

Abstract

In this paper there is a reflection about cultural diversity in G. B. Vico. The method used by this Neapolitan philosopher, emerges from the hermeneutic concept of fantasy, which together with common sense, make possible an integral and comprehensive relation. What some human beings fulfill can be understood by others even the complexities of puzzling out some different behaviors and languages. This is possible because our faculty of getting "the common", understanding it as an imaginative penetration into those cultures, behaviors and languages. Language is the key to achieve the pretended communication among different cultural groups.

 

CONSIDERACIONES INICIALES

En los últimos tiempos las cuestiones sobre la diversidad cultural han ocupado a gran cantidad de pensadores, de manera que sus preocupaciones han intentado buscar respuestas convincentes, sobre todo al afirmar su pertinencia con un carácter no absoluto.

Esta cuestión actualmente insoslayable fue trabajada —con los debidos matices— por un filósofo oriundo de Nápoles, quien mostrógran avidez por encontrar un nuevo método de conocimiento humano, y con ello una nueva ciencia, asícomo una reivindicación de la historia. En tal proceder desarrollóuna concepción de la cultura propia y original, y con esto una apuesta hermenéutica importante a tomar en cuenta en nuestras reflexiones contemporáneas.

G. B. Vico fue "en su momento un pensador original del primer orden" (Verenne, 1994: X) cuyas propuestas parecen anticiparse al modo de apreciar la realidad y, en concreto, la historia en relación con sus contemporáneos. El filósofo napolitano introduce elementos que van más allá de los propuestos en su época, ya que comprende la dificultad para lograr la claridad y la distinción para alcanzar el fondo de lo real, puesto que lo real parece ser lo contrario de lo claro y lo distinto. En este sentido, Vico adelanta temáticas que después se defendieron en el romanticismo, y hoy en la hermenéutica.

Es posible pensar en una hermenéutica viquiana en tanto lo que Vico pretende es ordenar ese aparente caos del acontecer histórico y humano, aboliendo el recurso de lo claro y lo distinto para entender la realidad. El objetivo de su nueva ciencia es que haya una historia ideal eterna, descrita según la idea de la Providencia, a partir de la cual discurren en los tiempos todas las historias particulares de las naciones en sus apariciones, progresos, estados, decadencias y fines (Vico, 1725: 198) de manera que, articuladamente logra llevar a cabo interpretaciones equilibradas de las culturas del pasado.

Lo que pretendemos en este escrito es llevar a cabo un acercamiento al pensamiento de Vico, específicamente al rastrear las claves hermenéuticas que es posible encontrar sobre todo en lo referente a lo cultural. El filósofo italiano intenta reconocer la particularidad de los pueblos y las culturas, pone la hilación de los tiempos bajo el cuidado de una Providencia que obra en lo natural, que es lo propiamente histórico. Vico hizo consideraciones sobre el mito como embrión de la cultura y asentó, de este modo, el suelo de la historiografía y la hermenéutica para una filosofía de la humanidad y una historia universal de las naciones.

Los esfuerzos que llevó a cabo en torno a la comprensión del mundo se dirigieron, fundamentalmente, hacia la comprensión de la naturaleza de las sociedades humanas y su desarrollo histórico con miras a la conversión del género humano. En esta búsqueda localizó un concepto central para tal comprensión: lo común. En este tenor, buscó la universalidad de la mente humana manifiesta en las coincidencias de la organización y desarrollo de todos los pueblos o culturas. Su intento por comprender la naturaleza de las sociedades y culturas humanas y su devenir nos hace entrever la profunda inclinación hermenéutica que penetra en el pensamiento viquiano.

Pretendemos defender que el filósofo napolitano sostiene un pluralismo cultural —entendido como la existencia de culturas y pueblos diferentes—1 y lo postula en conjunción con el sentido común, paralelamente a la historia y ayudado por los conceptos de fantasía y de prudencia. Las fuentes que nos dan la pauta para hacer tal defensa, se ubican principalmente en los escritos viquianos de La autobiografía, Los principios de una ciencia nueva en torno a lo común de las Naciones, Sobre los métodos de estudio en nuestro tiempo, y nos ayudamos de algunos trabajos interpretativos sobre Vico (Berlin, 1990).

La consideración sobre la particularidad de los pueblos y culturas avala el reconocimiento de ellas con la posibilidad y la intención de entenderlos a partir de otros referentes casi necesariamente diversos. El elemento que ayuda al alcance de su reconocimiento y comprensión lo encontramos en un concepto central: la intuición imaginativa. Ésta posibilita en Vico —adelantándose a lo que kantianamente se diría— ponernos en el lugar del otro a través del recurso del sentido común.

Por tanto, este texto se articula en torno a tres claves: la fantasía, la prudencia y el sentido común, para ver cómo ellas nos permiten ver lo común, categoría que ha de entenderse como el trasfondo propio a toda la humanidad, enraizado en la naturaleza humana, que se descubre y rastrea desde diferentes perspectivas y diversos puntos.

 

I. LA FANTASÍA: PUNTO DE PARTIDA PARA EL ALCANCE DE LO COMÚN

Vico escribió un texto que atendía la confrontación entre cientismo y humanismo y al debate tan amplio ocurrido en los siglos XVII y XVIII que sopesaba la importancia entre los Antiguos y los Modernos, a saber: De nostri temporis studiorum ratione (Sobre los métodos de estudio de nuestro tiempo). En este escrito se muestra una oposición al cartesianismo que parece partir del mismo concepto de hombre al enfatizarse la integralidad del ser humano, en tanto tiene de racional e intelectivo además de investirse con la fantasía, la pasión y la emoción, asícomo su insistencia en la dimensión histórica y social. Vico revitaliza las humanidades frente al surgimiento y la presencia arrolladora de la matemática. Le interesa la educación de los jóvenes, por ello es que enfatiza en La ciencia nueva un método, que, por cierto, no va contra el método geométrico. Reconoce la ciencia y sus ventajas, lo que combate entonces es el cientismo que exagera que todo se resuelve a partir de ese conocimiento científico.

El nuevo método de Vico procurará entender la historia a partir —como dijimos— de la imaginación o fantasía, concibiendo la intuición imaginativa como posibilidad, en términos concretos, para aplicar ese método, y de esa manera poder ver el pasado a través de los ojos de aquellos que lo vivieron, y no únicamente como datos observables de alguien y algo que vivióy sucedióhace tiempo. Se trata entonces de llegar a comprender lo sucedido en otra época y otro momento. Esto da pie a Vico para sostener la posibilidad de entender las otras culturas, lo cual significa que se acepta la pluralidad entre ellas. De ahíque haya quienes como Isaiah Berlin hayan afirmado que Vico es "el padre del concepto moderno de cultura" (Berlin, 1990: 74) y del pluralismo cultural que señala la postura y visión propia de cada cultura con su escala valoral propia. Estas características van desplazando a otras visiones y valores y asíes como tales culturas van cambiando. A pesar de estas variaciones, los sistemas valorales no son totalmente ininteligibles para las generaciones subsecuentes, de manera que podemos acercarnos a ellas y entenderlas. Es por ello que la importancia de G. B. Vico ha recaído con gran fuerza en la reivindicación de "la dimensión histórica del hombre, como su gran originalidad" (Gianturco, 1990: 28).

Esto "no supone a los hombres encapsulados dentro de su época o su cultura propias, aislados en una casa sin ventanas e incapaces por ello de entender otras sociedades y periodos cuyos valores puedan diferir notablemente de los suyos y puedan resultarles extraños y repugnantes" (Berlin, 1990: 74). Vico pensaba que lo realizado por unos seres humanos podría ser entendido por otros aún con los esfuerzos que implica el desciframiento de conductas e idiomas diferentes de los propios. Pero si,

según Vico, el término "humano" significa algo, tiene que haber suficiente en común a todos esos seres para que sea posible, con un esfuerzo suficiente de la imaginación, entender lo que debió parecerles el mundo a criaturas muy alejadas en el espacio o en el tiempo, o a quienes practicaron determinados ritos y utilizaron ciertas palabras y crearon ciertas obras de arte como medios naturales de autoexpresión con los que intentaban entender e interpretar para símismos su mundo. (Berlin, 1990: 75)

El humanismo viquiano se nutre del pasado, pero busca hacia el futuro del que recibe estimulación, dirección e inspiración.

El método del pensador napolitano busca claves que le permitan el acceso a los mundos de tribus primitivas que tienen mitos, historias y alegorías que no se pueden rechazar como disparates absurdos o como elaboraciones irracionales. Esa clave ayuda a poder entenderlos, "ver con sus ojos, recordar que los hombres son para símismos objetos y sujetos a la vez" (Berlin, 1990: 75). Así podemos no sólo describir, sino entender a esos pueblos o culturas como emparentados con nosotros, de manera que su conducta y su lenguaje pueden ser interpretados como respuestas inteligibles a la condición natural en la que se encuentran y en la cual se pretenden comprender. Es cierto que la traducción completa de un idioma a otro es en principio imposible, lo mismo que sucede con las palabras, miradas y gestos de los otros. De este modo la importancia que, por ejemplo, adjudica a las lenguas y sus orígenes, lo ubica en la poesía como llave maestra de la ciencia.

Cuando se recurre a métodos puramente científicos de desciframiento de las culturas se rompe la comunicación. El quid interpretativo en Vico no está ahí sino más bien en las conjeturas radicadas en el sentido común, para tratar de entender lo que habría sido vivir en una situación dada, en una época concreta, cómo veían las cosas aquellos que creían en la hechicería, sacrificios o encantamientos, y lo que hacían para cambiar esas situaciones. Por ello Vico apunta:

Los hombres empezaron a pensar humanamente en diferentes tiempos y lugares [..] El criterio enseñado por la Providencia divina común a todas las naciones es el sentido común del género humano determinado por la concordancia de las mismas cosas humanas y es lo que constituye la belleza del mundo civil. (Vico, 1744: 347–348)

Vico supone que esos pueblos conformados por hombres como nosotros, comparten situaciones similares tales como amar y odiar, tener esperanza, temer, desear, rezar, luchar, traicionar, oprimir, estar oprimido, rebelarse, etcétera. Por ello es importante entrar en esas culturas para poder entender su modo de vivir. Si bien "Vico nunca nos explica qué entiende por lo que se llama 'entrar en' o 'descender a' las mentes de los hombres primitivos, está claro por su actuación práctica en La ciencia nueva que lo que pide es penetración imaginativa, un don que él llama fantasía" (Berlin, 1990: 76). Con ella es como se gesta la posibilidad de entender a los otros, a las otras culturas en su actuar, experimentar, en su valorar y en su vivir la vida. El concepto de fantasía es necesario para su concepción del conocimiento histórico. Vico apela a un conocimiento más humano en el sentido de adentrarse en aquellos pueblos que vivieron en la pobreza, la opresión o la revolución, el enamoramiento, las emociones, etcétera, y que un estudio histórico rígido y estadístico no proporciona. Le interesa esa conciencia colectiva de un momento dado, con sus expresiones culturales como escribir, hablar, la creación de símbolos, y expresión de los monumentos, etcétera. Por eso, entender la historia cultural con el desciframiento de mitos, ritos o ceremonias, constituyó para Vico un gran logro. Si bien es cierto que su interés va siempre ligado a las culturas y pueblos en concreto con sus usos y costumbres, también es importante apreciar que busca un algo común entre ellos. Y parece entonces que el papel de lo histórico en sus dos filones: la historia ideal, por un lado, y por el otro la importancia de las historias particulares, procede de manera paralela y análoga a como lo hace la vertiente cultural. Por ello Vico señala que "la Providencia divina es la ordenadora del derecho natural de gentes, es la reina de las actividades de los hombres, sin aniquilar sus vivencias particulares" (Vico, 1744: 312). En ella es necesario sostener ciertas características comunes donde: "los pueblos, para el bien particular de cada uno, que es igual en todos, sin entenderlo, son conducidos a ordenar leyes universales y por eso naturalmente las desean benignamente adaptables a las circunstancias últimas de los hechos que demandan la utilidad equitativa" (Vico, 1744: 49). Asíse propone la igualdad entre las culturas o pueblos, respetando sus propios intereses y relacionándolos a partir de leyes universales. Éstas se apoyan en, por ejemplo, el derecho de gentes —que desde una óptica audaz y anacrónica en su propio tiempo— para Vico "surge de las costumbres de las naciones, conformes entre sígracias a un sentimiento común humano, sin reflexión alguna y sin tomar ejemplo unas de otras" (Vico, 1744: CV). De esa manera, las fuentes del derecho natural de gentes hace referencia a las necesidades y las cuestiones humanas de la vida social. Este criterio de construcción de esos comunes, asícomo la insistencia en la vida social y común, dan un sello específico y novedoso en Vico. La historia humana y el devenir de las culturas los hacen los hombres. Así podemos comprenderlos "entrando" en las mentes de los antepasados, usando la imaginación. De esta forma se evitan los excesos de las conjeturas y por ende el subjetivismo. Sin la fantasía no se puede, para Vico, resucitar el pasado, sin embargo ese proceder no excluye la verificación. Son necesarios métodos críticos para examinar los datos. La fantasía requerida revive el pasado a través de ciertas conjeturas que parten de esos datos, cuando escucha a los hombres y aprecia cuál pudo haber sido su experiencia, sus vivencias, sus formas de expresión, sus valores, sus puntos de vista y sus modos de vida. Al reunir tales datos sobre estas consideraciones entendemos cómo eran esos pueblos en el pasado. Por ello Vico es un gran teórico de la historia que, desde la hermenéutica, además de nominar plenamente los datos fácticos obtenidos a través de los mejores métodos críticos accesibles, logra la profundidad de penetración imaginativa. Con ella logra un método crítico para la comprensión de las culturas diferentes. Este "entrar en" imaginativo en los otros pueblos y culturas se entiende como el procedimiento por el cual los comprendemos, y va íntimamente ligado con el sentido común. Es por ello que defiende el entrenamiento en el ars topica, de la elocuencia y el arte de "encontrar el médium" (Vico, 1709: 15), el término medio y siguiendo los pasos del experto Cicerón en el ars topica que basaba su defensa en razones conjeturales.

La mejor educación (que para él se encuentra en la combinación de Cicerón y de Arnaud) enseña a los alumnos el análisis para el descubrimiento de la verdad al hacerlo de modo claro y distinto apoyado en la retórica para guiarlo a él y a los otros a través del problema más común de elegir entre probabilidades. Un arte (educación) ejercita la razón, la otra (retórica) el sentido común.

Vico defiende a los antiguos a pesar de su reputación de sostener una actitud de subyugamiento sobre los hombres, con dogma y superstición; Vico, empero, los considera como los verdaderos liberadores de la razón humana. La educación antigua estaba altamente ordenada y bien adaptada a la domesticación de las facultades humanas a través de la geometría, la retórica y los tópicos. Como resultado de esto, a los jóvenes se les inculcaba la prudencia y el sentido común como bases para el ejercicio de la razón. Según nuestro autor, aún siendo que los antiguos no aprovechaban la explotación de la naturaleza para sus fines humanos, sin embargo crecieron más sabios, más felices y finalmente, como seres humanos más libres que los de la Edad Moderna.2

La educación griega retomada y postulada por Vico muestra un pluralismo metodológico con una unidad pedagógica. La retórica, la geometría y los tópicos eran enseñados por medio del análisis, en tanto los griegos creían que ninguna regla sola podría ser aplicada a toda la experiencia humana. Por ello, Vico sostiene que el método cambia y se expande de acuerdo con la diversidad y la expresión de los materiales propuestos, de manera que el hombre debe aprender prudentemente a escoger el método apropiado por símismo.

De ahí que, si los estudiantes modernos siguieran el ejemplo griego, ellos serían "exactos en la ciencia, listos en cuestiones prácticas, influidos en la elocuencia, imaginativos en el entendimiento de la poesía o la pintura, y fuertes en memorizar lo que ellos aprendieron en sus estudios legales" (Vico, 1709: 19). Ahora bien, el aprendizaje era más que meramente intelectual, era también político, es decir lograban adaptarlo a lo vulgar y emplearlo para el bien público. El conocimiento de los grandes problemas —dice Vico en Sobre los métodos de estudio en nuestro tiempo (1709: 36–37)—, sobre lo que los filósofos eran, y llamados por los griegos politici hacía referencia a los expertos en cuestiones relacionadas con la vida total del cuerpo político. Entre los antiguos, la enseñanza de las doctrinas racionales, físicas y éticas estaban confiadas a los filósofos, quienes tomaban el cuidado de ajustar aquellas doctrinas al sentido común práctico que debe gobernar la conducta humana.

El filósofo del tavolino con su nuevo método de estudio basado en revivir la paideia griega, sugiere el retorno al reino humano del certum y reinstala las virtudes de la prudencia y la moderación, desaparecidas en la vida de la Modernidad.

 

II. LA PRUDENCIA PARA EL LOGRO DE LO COMÚN

El método viquiano de reconstrucción del pasado apela a una consideración del pluralismo cultural frente a un panorama de una variedad de culturas, aspiración a ideales, criterios de valor y modos de vida diferentes, a veces incompatibles. Esto nos muestra que, pensar en una sociedad completamente uniforme tiene algo de represivo, y que la variedad es un síntoma de vitalidad, donde su opuesto manifiesta muerte y monotonía. Las culturas se expresan en obras de arte, de pensamiento, en formas de vivir y actuar con un carácter propio y específico con diversas visiones de la vida y de sus valores.

Vico acepta un cierto progreso de los pueblos, y al pasar de una etapa a otra, por un lado se gana, pero por otro se pierde, en tanto significa pasar de la imaginación a la capacidad de lo racional. No se pueden juzgar los logros de una época cualquiera aplicando un criterio único absoluto (el de los críticos posteriores). Es una falacia —para el pensador napolitano— suponer que existen normas atemporales en tanto las obras más relevantes de algunos hombres están relacionadas con una cultura. Quizá algunos aspectos de tal cultura hayan de ser condenables, sin embargo, podemos entender las razones por las cuales esos hombres actuaban, pensaban y sentían como lo hacían.

La penetración imaginativa o imaginación histórica nos permite descender, penetrar o sentirnos dentro de la mentalidad de sociedades remotas, y es el modo por el cual las captamos. Así, las diversas concepciones tienen una cierta familiaridad con el universo imaginativo dentro del cual sus actos son signos (Geertz, 1997). La imaginación es impulso, por ello, asícomo "la edad madura es poderosa en la razón, así lo es la adolescencia en la imaginación. Ya que la imaginación ha sido estimada como el más favorable presagio del desarrollo del futuro, no debería ser entorpecida" (Vico, 1709: 13–14). Por ello es importante revalorar este proceder imaginativo que en los tiempos de Vico se rechazaba en aras del criticismo filosófico. El arte de los tópicos debe tener prioridad (Vico, 1709: 14), "es el arte de encontrar el medium, i. e. el término medio" (Vico, 1709: 15). Y, como más adelante se señala, el sentido común es quien lo encuentra.

Gracias a estos procesos es posible apreciar que cada etapa del ciclo histórico de las culturas expresa valores autónomos propios y una propia visión del mundo asícomo una concepción propia de las relaciones de los hombres entre síy con las fuerzas de la naturaleza. Únicamente a partir de estas consideraciones podemos entender las culturas específicas, y el significado que esos mismos hombres hubieran dado a lo que hacían. En cada etapa, según Vico, los hombres de cada cultura tenían manifestaciones y explicaciones propias que interpretaban y expresaban imágenes, mitos, rituales, instituciones, creaciones artísticas y cultos a través de palabras. Asíse podía no sólo lograr la descripción de las conductas culturales específicas sino también de su modo de entender, para ver qué era lo que pretendían esos hombres con sus intenciones, además de apreciar qué significaban para ellos sus palabras y sus gestos, para asípoder comprenderlos. En este sentido, la relevancia de lo común se expone en relación con la ética en tanto expresa el humanismo radicado en lo compartido por las personas diferentes insertas en culturas diferentes. Podemos ver asíla inclinación de Vico por la parte humana cuando señala "ponemos excesiva carga de atención a las ciencias naturales y no suficiente a la ética. Nuestra principal falla es la despreocupación frente a la parte de ética que trata del carácter humano, de sus disposiciones, sus pasiones y la manera de ajustar estos factores a la vida pública y la elocuencia" (Vico, 1709: 33). Debido a su preocupación por lo humano y al considerar como vital la educación, se da cuenta de que, debido a las carencias que hay en la enseñanza, es que a los jóvenes se les dificulta comprometerse con la vida de la comunidad y conducirse con suficiente sabiduría y prudencia, asícomo tampoco pueden introducir en su discurso una familiaridad con la psicología humana o permear su importancia con la pasión. Aquí es

donde viene la cuestión de la conducta prudencial en la vida [..] la prudencia se distingue del conocimiento abstracto en que en éste los efectos físicos múltiples se reducen a una sola causa, mientras que en el dominio de la prudencia, la excelencia está de acuerdo con aquellos quienes descubren el mayor número posible de causas que pueden haber producido un único evento, y que puede conjeturar cuál de todas aquellas causas es la verdadera. El hombre que es indulgente de prudencia deduce las verdades más bajas de la más alta. (Vico, 1709: 33–35)

Por ello, para Vico es un error aplicar a la conducta prudente de la vida el criterio abstracto del razonamiento que se obtiene en el dominio de la ciencia.

Ahora bien, cada una de las culturas que aparecen no son sólo eslabones en la cadena causal o una secuencia contingente, sino que Vico articula esta característica con el plan providencial. De ahíque señale que

esta ciencia al mismo tiempo describe una historia ideal eterna, sobre la cual transcurren en el tiempo las historias de todas las naciones en sus surgimientos, progresos, estados, decadencias y fines. [..] en tanto quien medita esta ciencia se narra a sí mismo esta historia ideal eterna, tanto en cuanto habiendo sido hecho este mundo de naciones ciertamente por los hombres (que es el primer principio indudable que se ha afirmado arriba [en los principios]) y por eso debiéronse hallar el modo dentro de las modificaciones de nuestra propia mente humana —mediante la prueba "debió, debe, deberá", él mismo se la hace, ya que, cuando se da el caso de que quien hace las cosas es el mismo que cuenta, la historia no puede ser más cierta. (Vico, 1744: 349)

Las culturas entonces son más bien una fase en un plan providencial regido por un objetivo divino. Así, cada fase es inconmensurable con las otras pues cada una vive para símisma y sólo se entiende bajo sus términos y perspectivas comprendiéndose únicamente en ellos, que quizá no es totalmente inteligible para nosotros. Para ello es necesario el sentido común práctico y el juicio práctico que "deben gobernar la conducta humana" (Vico, 1709: 37) porque el "juicio práctico en los asuntos humanos busca la verdad como es" (Vico, 1709: 43).

 

III. EL SENTIDO COMÚN: CRITERIO DEL JUICIO PRÁCTICO

El concepto de sentido común aparece primeramente en Vico como un tipo de sabiduría práctica que puede infundir una educación ordenada en los tópicos (Berlin, 1990: 13–35). Por ello sostiene

[...] consecuentemente, ya que la gente joven tiene que educarse en el sentido común, debemos ser cuidosos para evitar que el conocimiento de ese sentido común sea reprimido por un hábito de criticismo especulativo. Puedo añadir que el sentido común, además de ser el criterio del juicio práctico es también la guía de la elocuencia. (Berlin, 1990: 13)

El sentido común, entendido como la categoría en la que se articulan las conciencias de las personas, debe ser reforzado desde el principio de su educación, de modo que pueda crecer en prudencia y elocuencia. Por ello debe dejárseles que la imaginación y la memoria se fortifiquen y asípuedan ser efectivos en aquellas artes en las que la fantasía predomina (Berlin, 1990: 13). La importancia de esta última en el pensamiento viquiano es enorme por ello señala que "la fantasía es tanto más robusta cuanto más débil es el razonamiento" (Vico, 1744: CCCVI, 185).

El sentido común es benéfico y tiene un grado supremo gracias a su discrecionalidad, por ello es una virtud que poco puede hacer cuando existe gran cantidad de tratamientos preceptivos. La discrecionalidad es la guía de las incontables particularidades de eventos que, como consecuencia de querer tener todos los aspectos detallados, resulta insuficiente. Por su parte, los criterios y formas preceptivas acogen el hábito de lo perdurable a través de las máximas generales, sin embargo y apuntalando su apuesta sobre el sentido común, Vico sostiene que esas reglas o criterios sirven como señales para ver el camino que se ha de tomar. Por eso "sólo hay un arte de la prudencia y éste es la filosofía" (Vico, 1744: 48) y con el arte de esta prudencia encontramos y logramos la articulación y tensión entre la colección de casos. Sobre el sentido común, dice Vico, reposan las conciencias de todas las naciones (Vico, 1744: 349) y ahíse determina el albedrío humano en relación con "las necesidades o utilidades humanas, que son las dos fuentes del derecho natural de las gentes" (Vico, 1744:141).

De este modo, el sentido común constituye un atributo humano universal. Vico —desde momentos tempranos— intenta derivar una teoría de esas facultades humanas y costumbres, y anuncia dos "principios de humanidad" para animar toda acción humana, a saber: vergüenza (pudor) y libertad (libertas). Estos elementos son compartidos de diferente forma por los seres humanos. El común denominador o sustrato está constituido por la humanitas —que significa para Vico la afección que induce a los hombres a ayudar a los otros y a ver por los demás en un sentido mutuo—. Esta sociabilidad natural está constituida por la libertad —como su material— y el pudor como su forma.

Vico nos "aconsejaba no juzgar las culturas del pasado con las varas de medir de nuestra propia civilización (para) no perpetrar anacronismos" (Berlin, 1990: 97). Valorar una cultura con criterios ajenos que tienen sentido para otras culturas hace que se tergiverse su carácter y se pierda lo que es ella misma. Por ello es necesario ese sentido común que evita esa ruptura en el tiempo y en la comprensión de lo diferente.

Para Vico la historia humana no es sólo un conjunto de regularidades de facto, "el modelo cumple los objetivos de Dios que acepta una especie de derecho natural temporalizado" (Berlin, 1990: 89); es decir, la historia ideal o la Providencia. De ahísus constantes avisos contra el anacronismo y el egocentrismo cultural, y su insistencia en el uso de una facultad imaginativa especial que permita en sus puntos de vista "entrar en ellos" como diferentes de los suyos propios. Asíse evita pensar en que los paradigmas morales han sido en todos los lugares y tiempos los mismos.

Con esto podemos pensar que los otros pueblos o culturas son diferentes del nuestro y sus valores son diferentes en tanto hombres diversos pero parecidos. Ellos en sus circunstancias y nosotros en las nuestras, podemos entendernos mediante el intento de "entrar" en el otro. Gracias a la gran variedad de fines, valores y objetivos perseguidos por las diversas sociedades en diferentes tiempos o dentro de una misma sociedad con diversas razas, creencias o iglesias, etcétera, todas esas diferencias tienen cabida en la humanidad. Cada cultura puede tener valores, fines y objetivos propios e incompatibles, pero deberá asumir un carácter "genérico para que pueda llamársele humana" (Berlin, 1990: 93) y aquíestriba el pluralismo por el que apuesta G. B. Vico que presenta una variedad de valores, objetivos, fines y modos de vivir, pero que conserva la defensa de ese común. Por ello las "ideas uniformes nacidas en pueblos enteros desconocidos entre sídeben tener un fondo común de verdad" (Vico, 1744: XIII, 144).

El desarrollo del sentido común dibuja a las naciones desde el barbarismo a la civilización en forma ordenada. Vico quiere mostrar que a pesar de las diferentes formas sociales en lo extenso del mundo y en el tiempo, por debajo de ellas existe en todas partes un conjunto de formas compartidas necesarias para la vida social. Así, muestra que esas formas compartidas tienen sus raíces en las facultades humanas más profundas y no emergen fortuitamente. De ahí que afirme, como ya lo señalamos, que el derecho natural de las personas surge de las costumbres de las diversas naciones y son conformes entre sígracias al sentido común.

Añade que el sentido común es un juicio sin reflexión, compartido por una clase entera, un pueblo entero, una nación entera o la raza humana entera (Vico, 1744: CV, 311). Además sostiene que las ideas uniformes originadas entre personas desconocidas entre sí deben tener un basamento común de verdad. Este axioma es un gran principio que establece el sentido común de la raza humana como el criterio enseñado a las naciones por la divina providencia para definir lo que es cierto en el derecho natural de gentes (Vico, 1725: 175).

Vico critica implacablemente a aquellos escritores antiguos y modernos que buscan la raíz de la práctica social común en un solo país. Considera esas explicaciones muy ingenuas (ya que piden fundaciones más profundas) y peligrosamente escépticas (ya que tratan de propagar esas prácticas como dependiendo de la casualidad). Además, las considera no científicas (por la misma razón que critica a Aristóteles y sus formas universales). La universalidad no explica la causa, sólo el conocimiento de las causas produce verdad. De este modo, cuando escribe en el Axiomaxm en la Ciencia nueva que "las ideas uniformes deben tener un sustento común de verdad" no está argumentando que sea una condición suficiente para ser consideradas como aporte del sentido común, sino más bien que las fuentes de esas ideas deben ser más profundas. El criterio es el enseñado por la Providencia divina, es el "común a todas las naciones: el sentido común del género humano, determinado por la necesaria concordancia de las mismas cosas humanas, que constituye toda la belleza de la vida civil" (Vico, 1744: 48) apelando siempre al deseo de los seres humanos de liberación de sumisiones y deseando la igualdad (Vico, 1744: XCV, 292).

En suma, la apuesta por el pluralismo cultural a partir del pensamiento de G. B. Vico se resuelve en la relación paralela entre la historia y los pueblos o culturas a partir de la categoría de lo común. Esta categoría es efecto de las claves hermenéuticas rastreadas en el filósofo napolitano, la fantasía, la prudencia y el sentido común.

El nuevo método proporcionado por el filósofo napolitano procura entender la historia y las culturas diversas desde la imaginación, desde la fantasía para comprender lo que los otros vivieron, afirmando así la diferencia, y a su vez la pluralidad. Lo realizado por unos seres humanos puede ser entendido por otros aún con los esfuerzos que implica el desciframiento de conductas e idiomas diversos a los propios. Esto es posible gracias a la facultad de conjeturar lo común, entendido como esa penetración imaginativa al entrar en tales culturas, conductas e idiomas, y al tener como llave al lenguaje, específicamente en la poesía, logrando asíla pretendida comunicación entre los diferentes grupos culturales.

 

BIBLIOGRAFÍA

Berlin, Isaiah. (1990) El fuste torcido de la humanidad. Capítulos de la historia de las ideas. Barcelona: Península.        [ Links ]

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––––––––––, (1990) Ciencia nueva (1744). Madrid: Tecnos.        [ Links ]

 

NOTAS

1 Este pluralismo pretende evitar la homologación de todas las culturas, y en vez del universalismo vacío y ciego de las diferencias entre las culturas y pueblos diversos, se defiende la particularidad cultural y el reconocimiento de la diferencia.

2 En Sobre los métodos de estudio en nuestro tiempo, Vico iguala la importancia de los griegos y los romanos. Los griegos enseñaron prudencia y sentido común a través de la educación filosófica concebida como parte abarcadora de la ciencia política; los romanos por su parte a través de la religión y de las leyes, por medios más irracionales y de costumbres.

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