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Economía UNAM

versión impresa ISSN 1665-952X

Economía UNAM vol.7 no.21 Ciudad de México sep./dic. 2010

 

Reseña

 

La inflación y sus errores de medición

 

Karina Navarrete Pérez

 

Carlos Guerrero de Lizardi, Nuevas mediciones de la inflación y el crecimiento económico en México, México, Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey/Miguel Ángel Porrúa, Serie Las ciencias sociales, Tercera década, 2009, 112 pp.

 

Facultad de Economía, UNAM. Correo electrónico <karinanp@economia.unam.mx>

 

El índice de precios al consumidor (IPC) resulta ser el indicador económico más significativo sea para medir o auxiliar en la medición del bienestar económico de un país o de variables micro y macroeconómicas o para la toma de decisiones en política monetaria. Sin embargo, en 1996, tras la publicación de un reporte de la Comisión Boskin quedó claro que hay un error en la medición del IPC de Estados Unidos a consecuencia de cuatro sesgos: sustitución de productos y puntos de venta, introducción de nuevos productos y cambios de calidad. Ello lleva a la consecuente sobreestimación de la inflación, lo cual tiene serias consecuencias económicas y sociales, entre ellas la subestimación del crecimiento económico real de un país, es decir del producto interno bruto (PIB).

En su reciente libro, Carlos Guerrero de Lizardi expone algunos sesgos de medición de la inflación y el crecimiento económico, entre ellos los arriba enunciados, analizando las implicaciones económicas de tales errores. Asimismo, ofrece alternativas metodológicas para obtener una medición más confiable. Su trabajo se divide en tres capítulos.

El primero tiene como objetivo estimar el sesgo de medición del IPC de la economía mexicana para un período comprendido de la segunda quincena de junio de 2002 a 2007. Para ello, utiliza como marco teórico del índice referido: el enfoque económico; sesgos potenciales de medición; las comisiones Stigler y Boskin; la propuesta de Diewert; revisión de literatura empírica, y sesgos de medición del IPC mexicano.

Como principal resultado de este apartado, Guerrero de Lizardi encuentra que, mediante el enfoque propuesto por Diewert, estimando los sesgos por sustitución de productos genéricos, por puntos de compra y por mejoras de calidad, se obtiene un error de medición del IPC de 0.513%, en promedio anual, entre 2002 y 2007, propuesta relativamente conservadora si se tiene presente la existencia de otros sesgos por sustitución de productos específicos y por la introducción de nuevas versiones y nuevos productos.

Con base en los resultados encontrados, algunas de sus recomendaciones se encaminan al uso de nuevas fórmulas de agregación (medias geométricas); actualización de la canasta de consumo cada dos años; aplicación de la metodología hedónica, por mencionar algunas. Este apartado cierra con una exhortación a emprender una labor de revisión de las metodologías aplicadas nacional e internacionalmente, con la finalidad de mejorar las mediciones nominales de la inflación, para acercarnos a un mejor conocimiento de la realidad.

En el segundo capítulo se propone calcular el sesgo de medición del PIB real y sus componentes como resultado de los cambios en la calidad del sector de tecnologías de la información (TI) para el período 2002-2007, cambios derivados del acelerado progreso técnico que ha experimentado este sector. Utilizando una rigurosa metodología enfocada a evaluar el impacto de un ajuste de calidad de cualquier índice de precios sobre la medición de las principales variables macroeconómicas, el autor elabora algunos índices de precios hedónicos para el caso de las computadoras personales.

Derivado de sus resultados encuentra una subestimación de la dinámica económica de 0.301%, lo cual permite concluir que entre 2002 y 2007 la economía mexicana creció 3.58%, distinto a lo reportado por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) para dicho período (3.28%). Ello permite señalar, de acuerdo con Guerrero de Lizardi, que aunque el sesgo es relativamente menor, debe tenerse en cuenta al momento de hacer comparaciones entre economías que si aplican estas correcciones y las que no lo hacen, pues es indudable la relevancia del sector TI en las economías. En este sentido, es apremiante contar con estadísticas que reflejen mejor la situación de la economía, así como mejorar las metodologías para elaborar los índices de precios, labor en la que no se deben escatimar esfuerzos por parte del INEGI y del Banco de México.

Finalmente, el tercer capítulo, continuando con el tema de las mejoras de calidad de los productos del sector TI y el caso de las computadoras personales, tiene como propósitos: primero, elaborar índices de precios de las computadoras para el período 1990-2004; segundo, comparar estos índices con los elaborados por el Banco de México, el Instituto Nacional de Estadística de España y el Bureau of Labor Statistics (BLS); tercero, explorar la viabilidad de la transferencia de funciones hedónicas entre países.

Aplicando la metodología hedónica al caso de las computadoras, Guerrero de Lizardi encuentra una variación media anual de precios de –21% para el período 1990-2004, no alejada de la obtenida por otras investigaciones académicas con similar enfoque y de la reportada por los organismos estadísticos nacionales que ya incluyen el ajuste por calidad. Comparando sus resultados con los del Banco de México, el autor observa un sesgo en el índice elaborado por esta institución, ya que al introducir el ajuste al índice de precios de las computadoras se tiene que la inflación fue de 4.425% entre julio de 2003 y diciembre de 2004, contrario a 4.463% que reportó el Banco de México para el período referido.

De esta forma, los resultados presentados en este libro dejan a la luz el hecho de que "... [t]anto Banco de México como el [INEGI] afrontan un desafío al elaborar los índices de precios de los productos que presentan un rápido avance tecnológico ya que, de no ajustar completamente por calidad, se genera una sobrevaloración de la inflación que distorsiona las mediciones de los valores de, entre otras variables, el PIB y los principales agregados macroeconómicos, la productividad del trabajo y los salarios, y variables indexadas a la propia inflación."

Siendo el IPC el principal indicador para medir el bienestar de una economía, los organismos estadísticos nacionales están obligados a reconocer la existencia de mediciones espurias en los índices de precios que elaboran, reportando por tanto estadísticas erróneas en cuanto al crecimiento de la economía. Si bien el IPC presentado por el Banco de México ha mostrado un avance al incluir las computadoras personales y el servicio de Internet a la canasta básica, no es suficiente en el sentido de que hace uso de metodologías tradicionales para construir sus índices, de ahí la necesidad primordial de hacer un ajuste por calidad.

La existencia de los sesgos de medición se reconoce cada vez más como un asunto que necesita ser urgentemente abordado y solucionado. Entender la naturaleza exacta de estos problemas es indispensable si se pretende corregirlos adecuadamente. El libro Nuevas mediciones de la inflación y el crecimiento económico en México representa un paso importante sobre la dirección a seguir.

Académicamente es una lectura recomendable para los interesados en el tema.

Institucionalmente, los organismos estadísticos nacionales e internacionales deben comprometerse a emprender una revisión seria de las metodologías aplicadas, pues la corrección de los sesgos de medición, por tanto la rectificación del IPC, permitiría reevaluar la evolución, en términos reales, de los principales agregados macroeconómicos.

Así las cosas, los temas abordados por Guerrero de Lizardi, son por demás interesantes, tanto en su exposición como en las demostraciones, por lo cual deben ser atraídos hacia futuras investigaciones.

 

Información sobre los autores

Karina Navarrete Pérez. Economista por la Facultad de Economía de la UNAM, donde imparte asignaturas concernientes a Teoría Económica y Economía Matemática. Realizó un diplomado en Matemáticas Aplicadas a la Economía. Actualmente se desempeña como Secretaria Técnica de la revista Investigación Económica que edita trimestralmente la Facultad de Economía de la UNAM.

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