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Economía UNAM

versión impresa ISSN 1665-952X

Economía UNAM vol.5 no.13 Ciudad de México ene./abr. 2008

 

Artículos

China. Políticas de apoyo al sector externo

 

China. Economic Policies for the Promotion of the External Sector

 

María Teresa Rodríguez

 

Investigadora titular en el Instituto de Investigaciones Económicas, UNAM. <tmaria@servidor.unam.mx>

 

Resumen

China ha abierto su economía de manera exitosa y ha incrementado rápidamente su participación en los mercados de bienes, de servicios y de capitales; ello a partir de la aplicación sistemática, por más de veinticinco años, de una diversidad de políticas macro y microeconómicas. Estas políticas han llevado a la promoción del comercio exterior y a un enorme influjo de inversión extranjera directa. Aparte del beneficio que su apertura ha traído a la economía china, ha tenido también un gran impacto sobre otras economías del mundo - negativo para los exportadores de manufacturas y positivo para los productores de materias primas. La pregunta es si este impacto ha sido positivo o negativo para el mundo en su conjunto.

 

Abstract

China has successfully opened its economy and rapidly increased its participation in international goods, services and capital markets through the systematic application, for more than twenty five years, of macro and microeconomic policies. These policies have led to promotion of foreign trade and to the arrival of a huge influx of Foreign Direct Investment. Apart from the benefit that its opening has brought to the Chinese economy, it has also had a great impact on other economies of the world - negative for the exporters of manufactured goods and positive for the producers of raw materials. The question is if this impact has been positive or negative on the rest of the world.

 

Introducción

Cuando se examina el dinamismo de las economías asiáticas a lo largo de las pasadas cuatro décadas, está siempre presente una interrogante, si su desarrollo se debió a la decisión de sus gobiernos de participar activamente como exportadores y receptores de capitales del exterior,1 o si sus características particulares, entre las que habría que incluir la disposición de su población a la educación, al trabajo, a la frugalidad y al ahorro, todo esto acompañado de políticas gubernamentales de apoyo a los sectores productivos más competitivos, fueron las que les permitieron incursionar con gran ímpetu en los mercados internacionales, tanto de bienes y servicios como de capitales.

En los casos ya estudiados a profundidad por muchos investigadores, de Japón y Corea del Sur, queda claro que por su tamaño específico, estos países tuvieron que recurrir al sector externo para sustentar su crecimiento económico, y lo hicieron en momentos en que la regla era el proteccionismo de las economías nacionales. China en cambio, pero también la India, los dos países de mayor peso específico del mundo en términos de población, por períodos muy largos de tiempo subsistieron, e incluso crecieron, sin la ventaja que representa el tener acceso a recursos del exterior.

Este trabajo tratará sobre la inserción reciente de China en los mercados internacionales de bienes, servicios y capitales, pero más que analizar su comportamiento en dichos mercados, lo que desde luego se mencionará, interesa dilucidar cuáles han sido los factores, diferentes de los que han influido en otras economías en desarrollo o las condicionan en el presente, que en el mediano plazo le han permitido a la República Popular China alcanzar un lugar preponderante en los mercados internacionales de bienes y servicios, además con entrada de inversión extranjera directa (IED) de mucha mayor cuantía que la que reciben otras naciones en desarrollo, y la mayoría de las desarrolladas.2

La parte central de este trabajo consistirá entonces en el examen de las políticas macro y microeconómicas recientemente introducidas en ese país en conexión con la promoción al comercio exterior y a la inversión extranjera directa; en general, de apoyo al intercambio comercial, económico y financiero con el exterior.

Sobre la base de la creciente participación de los países en desarrollo en el comercio mundial, que ha llevado al incremento del comercio sur-sur,3 y tomando en cuenta los cambios ocurridos en el ambiente externo para el desarrollo económico, ligados estos últimos a las 8 metas del milenio establecidas en el año 2000, que se traducen en medidas para el mejor acceso a los mercados, general y para este tipo de países (a través de ayuda internacional, comercio y cooperación para el desarrollo), se introduce la hipótesis general de que China ha podido aprovechar sus ventajas competitivas mejor que otros países en desarrollo, y que eso ha tenido que ver con sus políticas proactivas hacia el comercio exterior y hacia la inversión extranjera, y con las políticas industriales de apoyo a los sectores considerados como prioritarios.

Otro tema de importancia que se tratará en este trabajo es el del impacto que la irrupción de la República Popular China ha tenido sobre el comercio mundial, por el que algunos países se han visto visiblemente afectados, y el referente a si el monto tan grande de inversión extranjera directa que ha ingresado a China, ha sido a costa de los países menos capacitados para atraerla. Se trata de un proceso en el que los efectos positivos y negativos de la participación de China en la economía mundial no están todavía claros: por un lado, las importaciones crecientes de China hace ya varios años que están actuando como motor de crecimiento para algunos países en desarrollo, los grandes productores de materias primas industriales, y sus exportaciones de bienes intermedios representan ahorro para otros productores de manufacturas, incluido México; al mismo tiempo, sus exportaciones de bienes terminados, más baratos que los del resto de países en desarrollo y en volúmenes cada vez mayores, están significando pérdida de mercados para estas naciones.

La pregunta todavía sin respuesta es si el balance de la apertura de China al exterior es positivo o negativo. Para el país mismo no queda duda que es positivo en términos de crecimiento y cambio estructural, aun tomando en cuenta el deterioro habido en la distribución del ingreso entre sus habitantes, pero para el resto del mundo lo más que puede decirse es que el impacto ha sido desigual, dependiendo de la estructura y capacidad de adaptación de los países a los que les ha tocado competir con China.

 

La inserción de China en las corrientes internacionales de comercio y de capitales

China es un participante destacado en los mercados internacionales de bienes y servicios, tanto que en 2006 ocupó el tercer lugar mundial, con exportaciones de 968 900 e importaciones de 791 500 millones de dólares de Estados Unidos (WTO, 2007), después de Alemania y de Estados Unidos, y fue la única economía en desarrollo entre los diez primeros sitios para ese año.

La participación creciente de China en el comercio mundial de bienes y servicios resulta de un proceso de crecimiento acelerado de su comercio exterior a partir de 1992, a una tasa de 18.4% promedio anual para el comercio en su conjunto, de 19.0% para las exportaciones y de 17.7% para las importaciones, todo ello a lo largo de 14 años (1992-2006). En lo referente a exportaciones, su crecimiento se ha fundamentado en la diversificación sistemática de las mismas, principalmente de las manufacturas, lograda con ayuda de capital externo e inserción de la economía china en las redes de producción existentes en su región.

Si se examina el período 1992-2006 (Gráfica 1) durante el que ha habido una profundización de las reformas introducidas a fines de los setenta, no hay duda que China se ha insertado en las corrientes mundiales de comercio -y en las de capitales, como se verá más adelante- de manera mucho más agresiva que otros países en la fase de crecimiento de sus exportaciones, y lo ha hecho sin la característica común a este tipo de economías, de déficit estructural en cuenta corriente con el exterior. Esto ha sucedido en un contexto en que muchos países en desarrollo han adoptado la apertura al exterior como elemento indispensable de su modelo de desarrollo económico.

Tomando en cuenta que el ahorro interno como proporción del Producto Interno Bruto en China es mayor que la inversión bruta fija, también como proporción del PIB,4 puede verse que la creciente absorción de inversión extranjera directa en China no responde a una motivación meramente financiera, usual en países en desarrollo, de utilizar los capitales del exterior para compensar la brecha ahorro-inversión, que en la gran mayoría de ellos se traduce en déficit crecientes en cuenta corriente de la balanza de pagos.5

La absorción de IED en China tiene que ver, sobre todo, con la necesidad de establecer conexiones con el resto del mundo, tanto en términos de acceso a mercados, principalmente los de los países desarrollados, como de adquisición de tecnología, la que frecuentemente llega asociada a las inversiones en los sectores que se pretende desarrollar.

Y aunque el ahorro de las familias es tradicionalmente muy elevado en China, 19% del PIB en 2003, al igual que en otras economías asiáticas, no explica un ahorro de 44.2% para ese año, que para 2005 ya era de 48.1% del PIB. Fuentes importantes de ahorro son los ingresos retenidos por las empresas, y el ahorro de los gobiernos, respectivamente 14 y 10% del PIB en 2003 (NBS, 2006: 68, 88 y 89). En 2004, según cálculos del Fondo Monetario Internacional, hubo ligera reducción relativa del ahorro de las familias, el que representó aproximadamente 16% del PIB, probablemente en conexión con políticas de estímulo al consumo, que fue compensado con incremento en el ahorro de las empresas y del gobierno (que respectivamente representaron 22 y 11% del PIB) (Cynic's Delight, 2007), en http://cynicsdelight.blogspot.com/2005/10/chinas-role-in-adjusting-global.html.

En cuanto a su importancia como receptora de IED, baste decir que entre 2002 y 2005 China absorbió 66% de los flujos de IED que ingresaron a Asia del Este durante esos años, 42.9% de la IED dirigida a Asia, 25.4% de la destinada a las economías en desarrollo y 8.3% de la total mundial (UNCTAD, 2005: anexo B, cuadro 1, y 2006: anexo B, cuadro 1). Que en 2005 recibió 72 400 y en 2006 69 500 millones de dólares estadounidenses, una reducción de 2 900 millones de dólares estadounidenses, la primera en siete años (UNCTAD, 2007: 42-43).

 

Características de la economía china que la diferencian de otras economías en desarrollo

Una característica sobresaliente de China, que se refleja en su economía, es su enorme tamaño específico, tanto del territorio como de la población y, consecuentemente, de su fuerza de trabajo.6 A eso se añade la diversidad de condiciones económicas y sociales entre regiones, de forma tal que China podría ser vista como la fusión de por lo menos tres grandes naciones en desarrollo, cada una con disponibilidad relativa de recursos ligeramente distinta, lo que le permite incursionar en una más amplia variedad de actividades productivas.

Otra característica de la economía china, que se mantiene pero era mucho más pronunciada a fines de los años setenta, cuando este país inició su proceso de crecimiento económico reciente, es una muy alta proporción de fuerza de trabajo en la agricultura, mayor a la que le correspondería por su nivel de desarrollo.7 Al igual que en otros ejemplos aquí mencionados, el exceso de mano de obra en la agricultura es resultado directo de políticas en operación desde mediados de los años cincuenta, de contención de los movimientos internos de población. Por otra parte, las políticas de liberalización de los mercados de trabajo, aplicadas con mayor fuerza a partir de los años noventa, han dado como resultado una transferencia cada vez más rápida de fuerza de trabajo hacia actividades económicas más productivas.

En todo caso, la todavía alta proporción de fuerza de trabajo en la agricultura, y de población rural respecto a la total,8 conlleva la existencia de un acervo enorme de mano de obra no calificada, en números absolutos y en relativos, a la que se suma una cantidad creciente de fuerza de trabajo calificada, que es pequeña como proporción de la total, pero en absolutos seguramente es mayor a la existente en la mayoría de los países en desarrollo.

Se dice que el crecimiento reciente de Asia puede ser analizado en función del cambio demográfico, de la acumulación intrasectorial de recursos, la transferencia de fuerza de trabajo y de capital desde los sectores menos a los más productivos, y avance tecnológico (IMF, septiembre 2006: 77). En el caso de China puede decirse que, dado el enorme peso específico del elemento población en ese país, buena parte de su crecimiento económico reciente se explica simplemente por cambios demográficos y en la composición de su fuerza de trabajo, estos últimos como resultado de la transferencia intersectorial e intrasectorial de la misma, ambas derivadas de la aplicación de políticas industriales y económicas agresivas.

Los cambios demográficos ocurridos en China desde su nacimiento como nación socialista, y más concretamente durante los últimos treinta y cinco años, están también directamente relacionados con la aplicación de políticas introducidas al respecto al principio de este último período (de control del crecimiento poblacional desde la primera mitad de los setenta). En la actualidad, China está experimentando una transición demográfica caracterizada por un rápido envejecimiento de su población, que en una primera fase se ha traducido en incremento relativo de la fuerza de trabajo respecto a la población total, y en una reducción del coeficiente de dependencia, pero que en los próximos veinte años se habrá revertido y resultará en incremento absoluto y proporcional de la población mayor de 50 años.9

La economía china adolece de marcadas diferencias intersectoriales de productividad, mayores a las prevalecientes en otras economías en desarrollo,10 situación que se manifiesta como una discrepancia entre el alto valor agregado obtenido por la industria y los relativamente menores niveles de empleo en dicho sector productivo, y de manera contraria en la agricultura, actividad en la que el valor agregado producido es menor, pero para obtenerlo hacen falta insumos de trabajo mucho más elevados. Lo anterior significa que la sola transferencia de mano de obra del sector menos productivo- la agricultura-, al más productivo- la industria-, automáticamente lleva a incrementos de la productividad de la mano de obra, sobre todo si eso coincide con influjo de inversiones hacia el sector receptor de mano de obra y avances tecnológicos integrados en las nuevas inversiones.

Es así como la creciente participación de la industria en la generación del Producto Interno Bruto en China (en India son los servicios), o su contraparte, la reducción gradual de las actividades primarias en la creación del PIB, que es rasgo común a las economías en proceso de desarrollo, pero en China está produciéndose de manera más rápida, por sí misma lleva a incrementos de productividad para la economía en su conjunto.

Al mismo tiempo, la productividad de la fuerza de trabajo o del conjunto de los factores también aumenta por transferencia intrasectorial de mano de obra, tanto en la agricultura, cuando se pasa de la producción de básicos a la de bienes con mayor valor agregado, por ejemplo frutas o legumbres, como en la industria, conforme cambia la proporción entre industria pesada y ligera, o la participación de las diferentes ramas industriales, con tal que el trabajo y el capital vayan de la producción de bienes con bajo valor agregado, hacia mercancías con mayor valor agregado.

 

Políticas de apoyo al comercio exterior y a la llegada de inversión extranjera en China

A partir de la convicción de que existe una relación directa entre la introducción en China de la estrategia reformista actualmente en operación, y el inicio de su despegue económico reciente, habría que señalar que las políticas económicas derivadas de dicha estrategia han sido extremadamente eficientes en términos de crecimiento y de cambio estructural, por un período de tiempo que ya suma 27 años. Al respecto puede decirse que parte importante de su éxito se ha debido al enfoque adoptado de inicio, por el que las políticas se aplicaban primero en forma experimental, y posteriormente su uso se generalizaba de manera gradual; lo que implicaba la coexistencia en un momento dado de nuevas y anteriores medidas de política económica, y ajustes frecuentes a las mismas, tanto en función de resultados, como de cambios de circunstancias en los ámbitos interno y externo.

Por otra parte, información empírica para el período 1965-2005 muestra la existencia de una relación directa entre el aumento de la productividad en las diferentes economías, sea del trabajo o del conjunto de factores productivos, y la existencia de instituciones fuertes, de un sistema financiero relativamente desarrollado, un ambiente favorable a la apertura de negocios, mejor infraestructura, políticas comerciales de apoyo al intercambio con el exterior, niveles altos de educación, etcétera (IMF, septiembre 2006: 90-91).

En el caso de China, los niveles promedio del periodo para cada uno de estos indicadores distan mucho de ser adecuados, tanto así que están por debajo de la media en cuanto a apertura comercial e infraestructura. Los indicadores de calidad de las instituciones, facilidad para abrir negocios y educación, expresada esta última como años de escolaridad en 1975, poco antes de que esa nación iniciara su despegue económico, aunque se sitúan arriba de la media mundial, tienen niveles muy por debajo de los respectivos en países avanzados, con inclusión de Japón y de las economías recientemente industrializadas de Asia; por otra parte, se comparan favorablemente con los correspondientes en India y, con excepción de los indicadores de apertura comercial y de infraestructura, con Latinoamérica como conjunto y con el resto de los países en desarrollo (IMF, septiembre 2006: 91).

Lo anterior hace pensar en que es posible crecer a pesar de las mencionadas deficiencias, y que la calidad de las instituciones de un país no es una constante, sino puede ser modificada en el corto plazo, desde luego a partir de la introducción de reformas. En China parece ser que el crecimiento y el cambio estructural ocurridos a lo largo de los últimos 27 años, han podido darse porque durante el mismo periodo ha habido un mejoramiento gradual del ambiente institucional y del de los negocios, dado que se ha avanzado en cuanto a diseño y grado de aplicación de reformas legales e institucionales de apoyo a la apertura al exterior, sin contar las políticas de liberalización comercial iniciadas unilateralmente como preparación para el ingreso de China a la Organización Mundial de Comercio, y profundizadas como parte de los compromisos adquiridos por este país al momento de su incorporación a dicha organización internacional.

En cuanto a mejoramiento institucional en China, están los cambios habidos en la relación Estado economía, hacia una mayor autonomía de los agentes económicos, y avances sustanciales en la situación de los derechos de propiedad, logrados a lo largo de muchos años, que en el medio rural se manifiestan como cambios organizacionales en las formas de producción y comercialización de los bienes, y en la industria como creciente aceptación de una diversidad de formas de propiedad, más allá de las establecidas durante la vigencia del modelo socialista ortodoxo (1953-1978).

En segundo lugar en cuanto a cambios de política habidos están los relativos al manejo de la macroeconomía en función del objetivo de máximo aprovechamiento de las ventajas derivadas de la reciente apertura al exterior; en tercer lugar un desarrollo gradual de los mercados, primero los de bienes y más adelante los de trabajo y capital, hacia la mayor flexibilización de los mecanismos que rigen el intercambio dentro de los mismos, lo que en esencia ha querido decir sustitución de los controles administrativos anteriores por mecanismos de regulación y, finalmente, políticas industriales y de liberalización comercial, o más ampliamente la apertura al exterior, iniciada como reducción de las restricciones administrativas que tradicionalmente acompañaban cualquier operación de nacionales de China con el exterior, entre ellas el control gubernamental de las divisas extranjeras, y creación de zonas económicas especiales en la costa sur de China a principios de los ochenta, y de ciudades costeras abiertas al comercio exterior y a la inversión extranjera a lo largo de esa década, etcétera.

Lo anterior significa también que para continuar con el proceso de crecimiento de la productividad de los factores en China, aumentar su fuerza competitiva en los mercados internacionales y, si es posible, para proseguir con la convergencia de su economía con la de los países avanzados, sus autoridades tendrán que insistir en el mejoramiento del ambiente institucional y de negocios. En su concepción de desarrollo las autoridades deberán incluir un índice de desarrollo humano en ascenso y cierto grado de protección del medio ambiente, aspecto este último en el que China ha tenido retrocesos, antes de adherirse formalmente a las convenciones internacionales sobre el tema.11

 

Reformas constitucionales y de otro tipo relativas a la relación Estado economía y a los derechos de propiedad

La costumbre arraigada en China, de aplicación gradual de las políticas económicas que de cualquier reforma se deriven, se ha seguido también para las institucionales y legales. La Ley de Propiedad Privada (aprobada en marzo de 2007 durante la reunión anual de la Asamblea Popular Nacional,12 que entró en vigor en octubre del mismo año) forma parte de los esfuerzos de estímulo a la inversión extranjera, iniciados hace ya veintisiete años, con una fase experimental durante la cual se probó la validez de las medidas de apoyo a la apertura comercial y financiera, primero en Zonas Económicas Especiales (Shenzhen, Zhuhai, Xiamen y Shantou) creadas al efecto a principios de los ochenta, y otra de extensión gradual de las políticas, tanto en 14 ciudades abiertas al comercio y a la inversión extranjera, como en zonas de desarrollo económico, entre las que Putong, en el Delta del río Yangze, es quizá la más importante.

En la práctica, la garantía a los derechos de propiedad de los recursos financieros procedentes del extranjero se otorgó casi desde el momento de introducción de las reformas a fines de los años setenta, en conexión con la apertura de la economía al exterior a principios de los ochenta, en aquel entonces de facto y en forma casuística, a fin de tranquilizar a los inversionistas extranjeros que tímidamente comenzaban a incursionar en la economía china. Dicha actitud pragmática de las autoridades se hizo oficial a partir de la introducción en 1993, 1998, 1999 y 2003/2004, de varias enmiendas a la constitución de 1982, vigente hasta la fecha.

Es decir, la propiedad privada de los bienes de producción, primero tolerada como complemento a la propiedad pública (la estatal y la colectiva) de los mismos, posteriormente ha llegado a ser componente importante de la economía socialista y, finalmente, ha sido designada como inviolable, susceptible de ser protegida y causa de compensación en caso de ser confiscada por razones de interés público.

Las enmiendas constitucionales de los años de referencia se introdujeron en una carta magna creada para el logro del socialismo dentro de un Estado multinacional y unitario,13 pero como antecedente habría que señalar que en la constitución de 1954, la primera de China socialista, ya existía el concepto de propiedad privada; la diferencia entre uno y otro caso es que, en el presente, los cambios constitucionales y legales hacia la inclusión de una diversidad de formas de propiedad, responden a requerimientos específicos de la estrategia en operación, en tanto en el pasado su inclusión era una concesión que formaba parte del enfoque gradualista durante el período de transición hacia el socialismo pleno.

En el preámbulo de la constitución vigente se establecen la doctrina y los objetivos, y es en estos últimos que se introdujeron algunos cambios generales, específicamente en 1999, cuando, sin que se abandonara la noción de nación socialista, se modificó la percepción de la tarea por cumplir, al señalar que "nuestro país estará en la etapa primaria del socialismo por un largo periodo de tiempo" y que la "tarea básica ante la nación es la concentración de esfuerzos en la construcción de la modernización socialista a lo largo de la ruta de construir el socialismo con características chinas" "para convertir a China en una nación socialista democrática, fuerte, próspera y culturalmente avanzada".

En lo referente a la relación Estado- economía, entre lo más relevante está una enmienda de marzo de 1993, en la que se estableció que "el Estado ha puesto en práctica una economía socialista de mercado", y la modificación introducida en el artículo 6 de la constitución, esta última en marzo de 1999, al que se añadió lo siguiente: "en la etapa primaria del socialismo, el Estado mantiene el sistema económico básico mediante el dominio de la propiedad pública y el desarrollo simultáneo de una economía con diversas formas de propiedad, y el sistema de distribución mediante el dominio de la distribución basada en el trabajo y en la coexistencia de diversos modos de distribución". Se enfatiza el papel de la propiedad pública, pero se toleran otras formas de propiedad de los bienes de producción, lo que conlleva la aceptación de una diversidad de bases para la distribución del producto generado.

Las modificaciones específicas a la situación de los derechos de propiedad se han dado también en varias fases: En 1982, en el artículo 11 de la constitución se reconocía ya la propiedad individual de los medios de producción, una modalidad que permitió la creación de negocios individuales y familiares; posteriormente, en abril de 1988, se reconocieron la existencia y el desarrollo del sector privado de la economía, siempre dentro de los límites de la ley, y la necesidad de protección del mismo, algo más amplio y cualitativamente distinto al sector de propiedad individual; en marzo de 1999, como parte de una 3a enmienda a la constitución de 1982, en el artículo 11 de la misma se señaló que el sector no público de la economía -negocios individuales y privados-, era un componente importante de la economía de mercado socialista y, por último, en marzo de 2004 se señaló que la propiedad privada adquirida por medios lícitos era inviolable, y motivo de compensación en el caso de ser confiscada por razones de Estado.

Y sin embargo, podría decirse que el antecedente directo de la Ley de Propiedad Privada promulgada en marzo de 2007 se produjo hace aproximadamente 10 años, en septiembre de 1997, durante el 15° congreso del partido comunista, cuando se modificó para ampliarse la concepción de sector público, y por primera vez se reconoció la existencia de un sector de economía mixta.14

La nueva ley es la culminación de muchos años de reformas institucionales y legales, y de un proceso muy largo de creciente aceptación de la propiedad privada por parte del Estado chino; en ella se otorga garantía jurídica a la propiedad privada de los bienes de capital de las empresas urbanas y rurales totalmente chinas, mixtas y mayoritariamente extranjeras, además de que se da seguridad a la creciente clase media china, empresarial y no empresarial, al confirmarle su derecho a adquirir y vender todo tipo de propiedades, y a heredarlas.

Junto con la promulgación de la Ley de Propiedad Privada se aprobó una nueva Ley del Impuesto sobre la Renta Corporativa, con la que se abandona el trato preferencial a las empresas extranjeras, por lo menos en materia impositiva. A partir de ahora, la tasa unificada de impuesto sobre la renta de las corporaciones será de 25% para todo tipo de empresas, en vez de la diferenciada anterior, que se fijaba en función del origen de los recursos financieros de las empresas.15 Con la nueva ley de impuesto sobre la renta, solamente los proyectos de alta tecnología, de conservación de energía o con énfasis marcado en la preservación del medio ambiente, gozarán de tasas preferenciales (People's Daily Online, 14, marzo, 2007).

 

Manejo de las variables macroeconómicas, consecuente con los requerimientos de la apertura al exterior

Una estrategia de apertura al exterior no puede ni debe hacerse a costa del mercado interno, particularmente en un país tan grande como la República Popular China. Así como se dijo que China e India habían podido crecer durante largos períodos de tiempo sin abrirse al exterior, también es cierto que no podrían sostener su crecimiento actual únicamente sobre la base de la demanda externa. Aparentemente, el liderazgo chino está conciente de eso, de forma tal que, a pesar de las diferencias tan grandes de salarios entre diferentes tipos de trabajo, que han llevado al deterioro de la distribución del ingreso,16 y de la importancia que se ha asignado a la canalización de la inversión a las regiones, sectores productivos y ramas industriales más competitivas, de alguna manera se ha logrado crecimiento sostenido de la demanda interna por bienes y servicios, lo que ha contribuido al crecimiento económico y a su sostenibilidad a lo largo de los años.17

Entre los factores que más han contribuido al crecimiento del mercado interno chino han sido la ausencia de inflación y la estabilidad monetaria; y con excepción de periodos específicos de ajuste (1988-1992), las autoridades no se han visto en la necesidad de tener que frenar el crecimiento a fin de mantener la estabilidad de los precios. O sea, que la estabilidad de precios no se ha basado en una política monetaria restrictiva; por el contrario, tanto las políticas expansivas del crédito, con tasas de interés reales a niveles de alrededor de 3%, o de 1.1% en el corto plazo, ambas muy por debajo de la tasa de crecimiento del PIB, como el tipo de cambio, subvaluado, que contribuye a la competitividad de los productos chinos en el mercado externo, en general han desempeñado un papel de apoyo al crecimiento en condiciones de estabilidad (UNCTAD, 2005: 36).

Heiner Flassbeck (Flassbeck, 2005: 1-44) señala que el crecimiento de la economía china y su creciente incursión en las corrientes mundiales de comercio y de capitales durante la segunda mitad de los noventa y los primeros cinco años del siglo XXI, no hubieran podido lograrse sin la decisión tomada después de la devaluación del Yuan (el nombre oficial de la moneda china es Renminbi) en 1994,18 de mantenerlo subvaluado y fijarlo al dólar estadounidense, práctica que operó entre 1998 y 2005.19 Por otra parte, dice Flassbeck, la política de tipo de cambio subvaluado y estable ha podido continuar porque forma parte de un paquete de políticas heterodoxas, de las que el manejo antiinflacionario de los salarios ha sido componente esencial: a partir de 1994, los incrementos salariales han perdido su conexión anterior con la tasa de inflación para depender casi exclusivamente de los incrementos de productividad del factor trabajo, evolucionando a la par pero siempre por debajo de éstos.

No cabe duda que el manejo del tipo de cambio en función de su utilidad para el fomento de las exportaciones ha contribuido grandemente al incremento de la competitividad de las manufacturas chinas en el exterior.20 Y una prueba fehaciente de que el Yuan está subvaluado es que en China no se ha producido la igualación, con signo contrario, entre la cuenta corriente y la cuenta de capital de la balanza de pagos, sino ambas son positivas y crecientes, lo que lleva a un incremento continuado de las reservas en divisas.21

Otras medidas de apoyo a la estabilidad monetaria en el contexto de tipo de cambio subvaluado y de política monetaria expansiva han sido la política de precios y la fiscal, ambas compensatorias de los cambios en la demanda. La política de precios sigue en operación a pesar del ingreso de China a la Organización Mundial de Comercio en diciembre de 2001, en la forma de controles sobre los precios de insumos clave como son la energía eléctrica, el carbón, los transportes, etcétera.22

Aunque con dificultades dada la decreciente participación del gobierno central en el manejo de los recursos públicos, y de las empresas estatales en la generación del PIB, la política fiscal ha desempeñado un papel compensatorio de los cambios en la demanda interna, por lo que ha sido factor clave para la estabilidad monetaria a lo largo de por lo menos los últimos diez años, tanto a través del gasto público como de la inversión en empresas propiedad del Estado. Flassbeck señala que este conjunto de políticas ha resultado útil para los propósitos de la inserción de China en la economía internacional, pero que su empleo ha provocado distorsiones en el uso de los recursos, y su efectividad tiene límites en la medida que continúe la apertura de la economía china al exterior (Flassbeck, 2005: 14-33).

El manejo de la tasa de interés, que todavía responde a los requerimientos de un modelo de crecimiento en muchos aspectos manipulado por el Estado, en el que no todos los sectores ni todas las empresas tienen acceso a créditos bancarios y a las bajas tasas de interés de los bancos de propiedad estatal, irá modificándose conforme se incremente la autonomía del sistema bancario respecto al Estado, hacia uno más consecuente con el uso creciente de instrumentos de mercado, objetivo todavía no alcanzado. Por lo pronto, las bajas tasas de interés y sobre todo el hecho de que el crédito de los bancos propiedad del Estado siga orientándose a las empresas estatales, hasta ahora no ha representado un freno a la inversión en las empresas mixtas y privadas, las que se nutren de otras fuentes de financiamiento; aun así, el financiamiento irrestricto a empresas que en un contexto de desregulación no serían sujeto de crédito, provoca distorsiones en el uso de los recursos.

Quizá por eso, a partir de la crisis financiera y económica ocurrida en 1997-1998 en algunas economías de Asia, en China se tomó conciencia de los riesgos inherentes a un sistema crediticio en el que no se exige la viabilidad económica de los proyectos que se financian, y fue entonces cuando se introdujeron algunas medidas, consistentes en la creación de Compañías para el Manejo de los Activos de los Bancos (Assets Management Companies o AMCs), a través de las cuales se han reciclado alrededor de 170 000 millones de dólares de Estados Unidos de deudas insolventes registradas en libros de los bancos comerciales propiedad del Estado (Bottelier, 2 0 06: 12).23 Como resultado de un proceso continuado de reducción de deudas no cobrables, los bancos comerciales propiedad del Estado, con excepción del Banco Agrícola de China, cuya proporción de deudas incobrables es de 26.6%, han reducido considerablemente su proporción de pasivos no recuperables, a un promedio de 15.6% para 2004 (People's Daily Online, 10 de abril de 2007).

Se tiene también claro que la recapitalización de los bancos propiedad del Estado es condición indispensable para que compitan en igualdad de circunstancias con los bancos extranjeros que han comenzado a llegar a China como parte de sus compromisos con la OMC en lo relativo a apertura financiera, pero para que se complete la reforma del sistema bancario habría que modificar las reglas de otorgamiento de créditos por parte de esos bancos. Porque a raíz de un proceso de expansión del crédito entre 2002 y 2004, se estimaba que, para septiembre de 2006, habría todavía un total de entre 350 y 450 000 millones de dólares de deudas no recuperables en el sistema (Bottelier, 2006: 13).

No se ha resuelto el problema de generación de deudas no recuperables, en primer lugar porque continúa la dependencia del sistema bancario y del financiero respecto al Estado, y en segundo porque las reformas de las empresas propiedad del Estado no se han completado, lo que impide su administración bajo criterios meramente económicos. Bajas tasas de interés por debajo de la tasa de utilidades de las empresas eficientes no garantizan el pago de deudas por parte de las que operan con números rojos.

 

Desarrollo gradual de los mercados y políticas de apoyo a la transferencia intersectorial de mano de obra

Bajo el supuesto de que el crecimiento económico reciente de China se ha basado en el mejoramiento de la productividad y no solamente en incrementos sucesivos en los insumos en trabajo y capital, pero que los aumentos de productividad han estado directamente relacionados con incrementos de inversión24 en los sectores con mayores ventajas comparativas, puede también decirse que la transferencia intersectorial e intrasectorial de la mano de obra, de los sectores y las ramas menos productivos a los más productivos, que se añade a ese capital, también ha contribuido a los aumentos de productividad.

En términos generales el sector manufacturero actúa como motor del crecimiento industrial y económico, por su capacidad para aprovechar más ampliamente las ventajas derivadas del uso de maquinaria y avances tecnológicos; en China, en su fase actual de crecimiento, esta relación de causa a efecto se cumple. Lo anterior se comprueba por el hecho de que, entre 1981 y 2000, la primera de estas dos fechas prácticamente coincidente con el inicio de su despegue económico, el crecimiento de la productividad en el sector manufacturero chino fue de 9.4% promedio anual, 2.5 puntos arriba de la productividad promedio nacional, y si se toman los años de 1997 a 2000, durante e inmediatamente después de la crisis financiera y económica ocurrida en algunas economías de Asia, el incremento de productividad en la industria manufacturera ya era de 14.7% promedio anual, claramente relacionado con flujos crecientes de inversión extranjera y con su concentración en la industria manufacturera a todo lo largo de los noventa.25 Para el periodo 1993-2002, la productividad manufacturera del conjunto de los factores casi se triplicó en China, lo que se compara muy favorablemente con el período 1984-1993, cuando se duplicó (UNCTAD, 2005:32).

En lo referente a la productividad de la mano de obra en las manufacturas, entre 1991 y 2002 ésta creció a una tasa de 12.2%, en tanto los salarios reales se incrementaron a un ritmo menor, de 6.8% promedio anual; una brecha enorme entre el incremento de la productividad y el de los salarios, lo que se tradujo en mejoramiento de la competitividad de las manufacturas chinas. A escala nacional en cambio, frente a un incremento promedio anual de 9% en la productividad del factor trabajo, correspondió un 8% de incremento salarial para los años entre 1990 y 2000 (UNCTAD, 2005: 33). Claramente se trata de políticas proactivas de apoyo a las exportaciones de manufacturas, cuyo propósito es el mejoramiento de la competitividad internacional en materia de precios.

En lo referente a las políticas de apoyo a, o simplemente facilitadoras de la transferencia intersectorial de fuerza de trabajo, puede partirse de directivas enunciadas en el undécimo plan quinquenal (2006-2010), específicamente las relativas a la necesidad de acelerar la transferencia de mano de obra desde la agricultura a la industria y a los servicios, presentadas como objetivos a cumplir a lo largo del quinquenio correspondiente: por ejemplo el de incrementar la participación del empleo en el sector servicios de 31.3% que era en 2005 a 35.3% para 2010, y de dicho sector en la generación del PIB desde 40.3 a 43.3%, respectivamente para los mismos años. Se habla además de un incremento sustancial en la proporción de población urbana respecto a la total, de 43% que representaba en 2005, a 47% en 2010 http://english.gov.cn/2006-03/06/content_219504.htm).

 

Políticas industriales y de liberalización comercial

La tendencia general de las políticas industriales y de liberalización comercial de China, implementadas en conexión con su proceso de apertura al exterior, ha sido la de apoyar de diversas formas a los sectores considerados prioritarios, al tiempo que se lleva a cabo un proceso controlado de liberalización comercial. A lo largo de los años noventa, ambos tipos de políticas pero sobre todo las comerciales, se diseñaron y aplicaron en forma unilateral y en muchos casos como preparación para el eventual ingreso de China a la Organización Mundial de Comercio (OMC), lo que sucedió en diciembre de 2001; a partir de entonces, tanto las políticas industriales como las medidas de liberalización comercial han tenido que adecuarse a la necesidad de cumplir con los compromisos adquiridos por este país al momento de su ingreso a la OMC.

También como tendencia general, las políticas industriales enfocadas a las ramas industriales seleccionadas han seguido una pauta en la que intervienen los siguientes elementos: desregulación del sector o rama industrial de que se trate; su reestructuración y modernización; absorción de inversión extranjera directa y de tecnología, y en ocasiones inversión en el exterior en coinversión con empresas locales de países en desarrollo, esto último para asegurar abastecimiento de insumos y acceso a mercados.

Por su parte, las políticas comerciales han consistido en los siguientes tipos de medidas: reducción de tarifas arancelarias y de impuestos a la exportación para los productos del sector o la rama en cuestión; abandono de la casi totalidad de cuotas de importación, con excepción de las que continúan aplicándose para algunos productos básicos (entre los agrícolas están por ejemplo: trigo, maíz, algodón, gusano de seda y tabaco); sustitución del requerimiento de licencias de importación por el de registro ante las autoridades, y desregulación en lo referente a los mecanismos para la aprobación de proyectos de inversión financiados con fondos externos. Un proceso de liberalización que entre otras cosas ha llevado a la menor participación de los organismos gubernamentales en el control de producción y comercialización de los bienes.

Cabe señalar que las directivas anteriores se aplican tanto a sectores o ramas industriales en los que China es importadora neta, como a aquellos en los que es exportadora neta y pretende incrementar su nivel de competitividad internacional. Entre los primeros están algunos productos agrícolas como maíz, arroz, trigo, frijol de soya y algodón, cuyas importaciones han ido en aumento; en el sector energético el petróleo y sus derivados, y en el de servicios las telecomunicaciones. Pero si se trata de políticas proactivas a la exportación éstas se enfocan sobre todo a las manufacturas, entre las que destacan las ramas de textiles y ropa, automóviles y otros tipos de vehículos, equipo electrónico y de comunicaciones, etcétera.

A fin de ejemplificar el tipo de políticas industriales y comerciales que ha estado aplicándose en China en conexión con su estrategia de reformas a la economía y apertura al exterior, sobre todo durante la década de los noventa y lo que va del siglo XXI, me referiré aquí brevemente a la correspondiente a la rama de textiles y ropa, simplemente porque se trata de productos en los que China ha incrementado muy rápidamente sus exportaciones, lo que podría interpretarse como la consecuencia lógica de la aplicación de políticas adecuadas.

 

Textiles y ropa, políticas proactivas de apoyo a la exportación26

China es el principal productor de textiles y ropa del mundo, un 70% para consumo interno y el resto para la exportación. En cuanto a empleo, si se incluyen las empresas familiares, en 2004 el sector dio trabajo a 19 millones de personas, 22% de la fuerza de trabajo en las manufacturas. De una producción de 1.58 billones (millones de millones) de Yuanes en 2004, las empresas domésticas privadas contribuyeron con 78.8%, las estatales con 9.5% y las financiadas con fondos externos 11.7%. Habría que señalar que China estimula la absorción de IED en el sector, sobre todo para la producción de bienes de alto valor agregado.

Desde 1995, China ha sido también el principal exportador de ese tipo de productos, principalmente a Hong Kong, Japón, Estados Unidos y Europa de los 15, respectivamente 18.2%, 17.4%, 11.5% y 11.2% de sus exportaciones totales de textiles y ropa, las que en el mismo año alcanzaron 95 300 millones de dólares de Estados Unidos, frente a importaciones de 16 800, un superávit de 78 500 millones de dólares. Entre 2001 y 2004, China todavía era importante importador de productos textiles y de ropa, después de Estados Unidos y de la Unión Europea, principalmente desde Japón, Taiwan y Hong Kong, lo que es consecuente con su participación en las redes de producción de Asia del Este.

La desregulación del sector, mayor ahora a la del resto del sector manufacturero, se inició a principios de los noventa y a la fecha no hay un organismo gubernamental a cargo de la industria. El Ministerio de Industria Textil fue desmantelado en 1993, cuando se le sustituyó por el Consejo Nacional de la Industria Textil de China; a partir de 1998, el organismo de apoyo al sector es el Consejo Nacional de la Industria Textil y de Ropa de China (China National Textile and Apparel Industry Council).

La modernización y reestructuración de la industria se hizo de manera intensa entre 1997 y 2000, seguramente en preparación para el ingreso de China a la OMC, y para la posterior terminación del Acuerdo Multifibras el 1° de enero de 2005, y consistió en lo siguiente:

Sustitución de 10 millones de husos para hilado de algodón, 280 000 para el hilado de lana y 1 millón de husos para el hilado de seda.

Importación de maquinaria textil moderna por un valor superior a 30 000 millones de dólares de Estados Unidos.

Quiebra o fusión de empresas estatales ineficientes, lo que provocó desocupación o congelamiento de 1.4 millones de trabajadores.

Apoyo gubernamental a empresas domésticas en números rojos, tanto en la forma de créditos a bajas tasas de interés como con reducción de impuestos. De 2000 a la fecha no ha habido subsidios a la industria textil y de ropa.

En cuanto a liberalización comercial se tiene que, a partir del ingreso de China a la OMC ha habido una reducción general de tarifas y de medidas no tarifarias para importaciones, y reducción de controles a las exportaciones. Entre otras cosas se hizo lo siguiente:

• Se redujeron las tarifas promedio para textiles, de 20.7% en 2001 a 10.9% en 2005, y las correspondientes a ropa, de 24.1% en 2001 a 15.8% en 2005.

• Se apoya a los exportadores seleccionados, proporcionándoles seguros crediticios para sus exportaciones, o estableciendo acuerdos de cooperación con organizaciones comerciales de otros países.

• Se aceptaron las restricciones impuestas por la OMC a las exportaciones chinas de textiles y ropa, en principio basadas en el Acuerdo en Textiles y Ropa, mismo que expiró el 1° de enero de 2005. Aun así, quedan algunas restricciones impuestas por la OMC.

• En lo bilateral se han hecho algunos acuerdos (memorándum de entendimiento), por ejemplo con Estados Unidos,27 con la Comunidad Europea y con Brasil, por los que China se ha autolimitado en cuanto al ritmo de crecimiento de sus exportaciones a esas economías o grupos de economías.

 

Impacto de la rápida inserción de China en el comercio mundial

Desde una perspectiva de conjunto, la inserción tan rápida de China en las corrientes mundiales de comercio está actuando como motor de crecimiento económico28 y como factor de ampliación del comercio internacional con relación al producto global; más todavía, como es natural, las organizaciones a cargo de la medición del comercio internacional contabilizan la participación de China del lado de los países en desarrollo, de manera tal que, de acuerdo con las estadísticas, a las economías en desarrollo les corresponde actualmente una tajada más grande de la actividad comercial entre las naciones.

Y sin embargo, muchos países en desarrollo, e incluso algunos sectores productivos de los desarrollados, consideran que la mayor participación de China en las corrientes mundiales de comercio representa una competencia adicional en la arena internacional, en ocasiones desleal y una amenaza a sus economías, que se ve reflejada en los déficit en los que incurren en su comercio con China. Tal es el caso de México.

Hay diferentes formas de examinar el impacto de China en el comercio mundial, por ejemplo la de separar su participación como exportador de su papel como importador; otra, quizá más analítica, sería observar su comportamiento en el comercio de cada uno de las principales categorías de bienes comercializables, de los cuales pueden destacarse los alimentos, las materias primas e insumos estratégicos, y los bienes manufacturados. En realidad, es muy probable que ambos enfoques lleven a resultados similares, dado que China está importando alimentos y materias primas en cantidad creciente, y a precios cada más altos en el caso de los "commodities", en tanto exporta un monto creciente de manufacturas, muchas de las cuales a precios bajos respecto a los predominantes en el resto del mundo.

 

Comercio de alimentos

Si se entra directamente al tema del comercio de alimentos por parte de China, y del temor del resto del mundo en conexión con la potencial pérdida de autosuficiencia alimentaria en esa nación, parece ser que sus autoridades están conscientes de los riesgos inherentes al descuido de la agricultura, así como de la necesidad de mantener un alto grado de autosuficiencia en alimentos, el necesario para preservar su seguridad alimentaria. Y aunque las importaciones de algunos alimentos básicos continuarán creciendo, desde luego en conexión con la reestructuración agrícola pero también por reducción del precio internacional del bien en cuestión;29 la realidad es que el comercio agrícola de China todavía se caracteriza por la autosuficiencia, y es de esperarse que su comportamiento futuro dependa más de las políticas económicas que se implementen al respecto, que de la disponibilidad relativa de recursos imperante en ese país.

Aun así, por la magnitud tan grande de su demanda de alimentos, cualquier reducción del nivel de autosuficiencia alimentaria en China, sobre todo en lo que a básicos se refiere, se traduce en montos enormes de importaciones de alimentos. Hasta ahora eso no parece estar sucediendo, ni siquiera para los cereales, y a este respecto el riesgo mayor no ha sido de incremento exponencial de importaciones de los mismos, sino que las variaciones bruscas en producción se reflejen en movimientos en sentido contrario de las importaciones de cereales entre un año y otro, y en variaciones bruscas de precios.

Por otra parte, la situación del mercado mundial de alimentos actualmente es tal que, en condiciones climatológicas normales, la oferta global tiende a cubrir una alta proporción de la demanda durante el año de que se trate; y en el caso de los cereales la FAO pronosticó en 1999 que para el período 1994/1995-2005, la situación imperante entonces se mantendría con ligeros cambios al alza respecto a la década anterior (1984-1994), tanto en producción como en demanda y comercio.30 Es posible que de 2005 a la fecha la realidad haya superado las expectativas, como se muestra en el pronóstico de producción mundial de cereales para 2007, elaborado también por la FAO, de 2 082 millones de toneladas (que incluye el arroz parcialmente manufacturado), un 4% más que lo producido en 2006 y casi 10 millones de toneladas más que en 2004, un año de alta producción (FAO, Perspectivas de cosechas y situación alimentaria, núm. 2, abril 2007: 1).

La diferencia respecto al pasado a escala mundial es que los cereales secundarios han incrementado su importancia, generalmente para alimento de ganado, pero también por la reciente demanda de etanol por parte de Estados Unidos, lo que llevó a una ampliación del área para el cultivo de maíz en América del Sur en 2007; en todo caso, se prevé que la producción mundial de cereales secundarios aumente 5.6% en 2007 respecto a 2006, principalmente por incrementos en la producción de maíz. En lo referente al trigo, en su mayor parte destinado a la alimentación humana,31 se espera un crecimiento de su producción de 4.8% entre 2006 y 2007, lo que daría un volumen total de 626.3 millones de toneladas, prácticamente igual a lo producido en 2004 (FAO, Perspectivas de cosechas y situación alimentaria, núm. 2, abril de 2007: 1).

Por otra parte, es un hecho que ha habido alzas de precios de los alimentos a un ritmo por encima de la inflación promedio, en el último año inducidas por aumento del precio del maíz el que, según el Fondo Monetario Internacional subió 61.6% en los últimos 12 meses (abril 2006 a abril 2007). El incremento de los precios del maíz ha sido causado principalmente por un crecimiento no previsto de su demanda para la producción de etanol, en un contexto de precios al alza del petróleo; otro factor que actúa en el mismo sentido es el creciente uso del maíz para alimento de ganado (El Financiero, sección Mercados, 17 de abril de 2007: 3A)

En lo referente a la producción de cereales en China, este país se ha mantenido por debajo del crecimiento promedio mundial durante la década de los noventa y lo que va del siglo XXI, e incluso ha tenido crecimiento negativo para arroz a todo lo largo del período 1991-2005 (-0.13% promedio anual), y en trigo para los años entre 2000 y 2005 (-0.44% promedio anual). De ninguna manera se trata aquí de un derrumbamiento de la producción de cereales, sino más bien de una reestructuración de la producción agropecuaria en función de cambios en la dieta, y de precios;32 lo anterior se confirma por el hecho de que, entre 1991 y 2005, la producción de maíz en China creció a una tasa de 2.5%, y entre 2000 y 2005 el incremento fue de 5.6%, en ambos casos promedio anual (NBS, 2006: 480).

El cambio en la dieta de la población china, hacia un menor consumo de alimentos básicos y uno proporcionalmente mayor de cárnicos, aceites comestibles, vegetales y frutas, es resultado natural del crecimiento exponencial de su ingreso per cápita,33 ello a pesar del deterioro en su distribución. Hasta ahora, se han tomado medidas para que el consumo creciente y más diversificado de alimentos sea satisfecho con producción interna, pero en el futuro la evolución de la economía, hacia niveles más altos de ingreso, podría llevar a incrementos todavía mayores de las importaciones de alimentos.

 

Comercio de materias primas e insumos estratégicos (commodities)

El rápido crecimiento económico de China de las últimas dos décadas y media se inició en un contexto de insuficiente infraestructura industrial, de comunicaciones y transportes (vías de comunicación y puertos), y de vivienda, de ahí que los requerimientos de insumos estratégicos, indispensables para la construcción de infraestructura y vivienda, y de materias primas y otros insumos para la producción de bienes industriales, se hayan traducido en una demanda intensiva de ese tipo de mercancías, los llamados "commodities", mucho mayor a la que hubiera requerido cualquier otra economía en condiciones de crecimiento más moderado, o con una base de infraestructura más amplia al momento del despegue; tal sería el caso de las economías en transición de Europa Oriental.

Si a lo anterior le añadimos el peso específico de la economía china, mucho mayor al de prácticamente cualquier otra del mundo, el resultado será un crecimiento acelerado de la demanda de materias primas e insumos estratégicos por parte de China (Cuadro 1). Es decir, la economía china se encuentra ahora en la fase ascendente de las curvas de uso de energía, de materias primas y de otros insumos estratégicos; pero es de esperarse que en el mediano plazo el ritmo de crecimiento de su consumo de materiales se reduzca, cuando las exigencias de construcción de infraestructura se hayan en buena parte satisfecho, de manera que representen una proporción menor del producto generado en un periodo dado.

El cuadro presentado aquí, sobre crecimiento del consumo y evolución de los precios internacionales de algunos de los llamados "commodities" para los años de 2002 a 2005, es una muestra esquemática de la forma como China ha estado ejerciendo presión sobre la oferta mundial de materias primas y de insumos estratégicos. Lo anterior de ninguna manera significa que las variaciones al alza experimentadas en los precios de las diferentes categorías de "commodities" y de bienes específicos, se deban en su totalidad al incremento de la demanda de los mismos por parte de China, aunque es innegable que sus importaciones crecientes inciden en los aumentos de precios de los "commodities".

Pero a los aumentos de precios de los "commodities" ha contribuido también la rigidez de la oferta, particularmente en minerales y metales, tanto por insuficiencia de inversiones, y por el tiempo que se requiere para que las inversiones realizadas se traduzcan en oferta, el que varía según el bien de que se trate, como por aumentos en los costos de producción debidos a deseconomías de la producción en gran escala, y a las alzas de precios de los energéticos, en particular del petróleo. Y no hay que olvidar la especulación, componente integral de los mercados de materias primas e insumos estratégicos,34 que prospera en función de la mayor o menor incertidumbre en cuanto a la capacidad de los productores para satisfacer la creciente demanda. Eventualmente, las inversiones en proceso se traducirán en incrementos de producción, lo que repercutirá en los precios, a la baja.

Respecto al impacto de la creciente demanda de materias primas por parte de China sobre los mercados internacionales sus efectos son de varios tipos. Quizá uno de los más importantes sea el beneficio que dicha demanda representa para los países productores, desarrollados y en desarrollo; en particular para algunas naciones en desarrollo todavía dependientes de la producción de bienes primarios, las que han experimentado un mejoramiento espectacular de su balanza comercial, simplemente por los aumentos en los precios de los commodities que exportan.35

 

Irrupción de China en el comercio mundial de manufacturas

El actual dinamismo industrial y comercial de la República Popular China es un fenómeno ampliamente conocido, pero la magnitud del cambio continúa sorprendiéndonos: de acuerdo con cifras para el periodo 1980-2003, la participación de la industria china en la creación del valor agregado manufacturero global pasó de 3.3% en 1980 a 8.5% en 2003; y en lo referente a su participación en las exportaciones mundiales de manufacturas, su evolución es todavía más impresionante, pues si en 1980 China contribuía con solamente 1% de dichas exportaciones, para 2003 lo hacía con 6.1% de las mismas, ambas proporciones a partir de su valor en dólares corrientes (UNCTAD, 2006: 181).

Tanto el desarrollo industrial de los tiempos recientes en China, como su inserción tan rápida en las corrientes mundiales de comercio a partir de niveles mínimos hace apenas 27 años, en particular su creciente participación como exportadora de manufacturas, desde luego tienen que ver con las características de la economía china ya mencionadas, como son su gran tamaño específico, la diversidad de condiciones entre regiones del país, la abundancia de mano de obra disponible para ingresar a la industria, etcétera, pero no hay duda que también resultan de la aplicación sistemática de políticas económicas diseñadas conforme a una estrategia muy ambiciosa de reformas a la economía interna y de apertura al exterior, introducida en China a fines de los años setenta.

En cuanto al impacto que las exportaciones de manufacturas procedentes de China está teniendo sobre las economías de países con una estructura de exportaciones en muchos puntos semejante, lo primero por decir es que, de alguna manera, China ha provocado baja de precios internacionales de una gran variedad de bienes intensivos en mano de obra, entre los que se cuentan textiles, ropa, calzado, juguetes y enseres domésticos, porque a su interés por absorber una proporción creciente de los mercados, que la lleva a ofrecerlos a precios castigados, se añade su capacidad para producir ese tipo de manufacturas a costos por debajo de los que sostienen otras economías, en las que los salarios son más altos.

Hay varios factores a considerar cuando se examina el impacto de las exportaciones manufactureras de China, el primero de ellos es que, a diferencia de ejemplos anteriores de rápida inserción de economías asiáticas en las corrientes mundiales de comercio, como los de Taiwan y Corea del Sur, en donde las empresas de capital extranjero generaban respectivamente 20% y 25% de sus exportaciones en la segunda mitad de los años setenta, en China en 2003, las empresas de capital extranjero produjeron 55% de las exportaciones (Gilboy, 2004: 38).

En China, la participación relativa en exportaciones, de las empresas financiadas con fondos externos (o empresas extranjeras), tiende a aumentar conforme se avanza en el nivel tecnológico de la industria, por ejemplo: en las ramas de electrónica y comunicaciones, en 2003 las empresas extranjeras generaron 74% de un total de 89 000 millones de dólares de exportaciones; en maquinaria industrial, en 2003 las empresas extranjeras contribuyeron con 79% de las exportaciones totales de ese tipo de bienes (83 000 millones de dólares); y en equipo para computadoras, cuyas exportaciones sumaron 716 millones de dólares en 1993, y 41 000 millones en 2003, las empresas extranjeras generaron 92% de las mismas en el segundo de los dos años mencionados (Gilboy, 2004: 38-39). Lo anterior es un indicador de que la transferencia de tecnología hacia el país anfitrión ha sido, en el mejor de los casos limitada.

Aunque la alta proporción de capital extranjero integrado en las manufacturas que China envía al resto del mundo no reduce su impacto negativo sobre los sectores productivos de los países con una estructura de exportaciones en algunos aspectos similar -por ejemplo México-,36 sí modifica su naturaleza, porque se trata de capitales de todo el mundo que se trasladan a China en busca de costos bajos del factor trabajo; es decir, de la ganancia que se le atribuye a China, una importante proporción es absorbida por compañías trasnacionales, las que no necesariamente están transfiriendo tecnología hacia un país en desarrollo, en este caso China.37

Otro factor a considerar es que, en general, las importaciones chinas han crecido al ritmo de las exportaciones, por un lado los ya mencionados insumos estratégicos y algunas materias primas, los llamados commodities; y por el otro, una diversidad de productos semi-terminados y de partes y componentes con cierto grado de tecnología, que se requieren para la producción de las manufacturas intensivas en mano de obra destinadas a la exportación, y cuya participación dentro de las importaciones procedentes de otras economías de Asia va en aumento.38 La creciente demanda de este tipo de insumos ha resultado en mayor intercambio intrarregional, sin contar el beneficio económico que representa para el conjunto de la región de Asia del Este, con la que China tiene déficit comercial.

China es ahora parte integral de las redes de producción existentes dentro de su región, y esa es una de sus fortalezas en la producción de manufacturas intensivas en mano de obra para la reexportación a esa región y exportación al resto del mundo. De Asia-Oceanía procede 63% de sus importaciones totales, que si se iguala a 100% se distribuye de la siguiente manera: 39.7% bienes semi-terminados, 31.7% partes y componentes, 19.0% bienes de capital, 4.8% productos primarios y 4.8% bienes de consumo. En cuanto a las exportaciones chinas, a Asia-Oceanía se destina 50% de las totales, a su vez compuestas por 24% de bienes semi-terminados, 20% partes y componentes, 18% bienes de capital, 34% bienes de consumo y 4.0% productos primarios (Gaulier, 2005: 26).

Específicamente en lo referente a la relación comercial y económica de China con el Sudeste de Asia, en noviembre de 2001 en Brunei, poco antes del ingreso de China a la OMC, comenzaron negociaciones entre este país y la Asociación de Naciones del Sudeste de Asia (asean por sus siglas en inglés), para el establecimiento de un Tratado de Libre Comercio, cuya parte correspondiente al comercio de bienes entró en vigor en julio de 2005 (firmado en noviembre de 2004); el tratado China-asean en la parte de servicios, inversión, etcétera, comenzará a operar en 2010 para los socios fundadores de asean más Brunei, y en 2015 para los cuatro miembros restantes de asean.39 Este es el primero y hasta ahora único tratado de libre comercio en el que participa China, y no fue hecho con economías individuales sino con un conjunto de ellas.

Un tercer factor que hay que tomar en cuenta es que las exportaciones chinas están produciendo un beneficio para los consumidores de diferentes latitudes, que no ha sido contabilizado en forma sistemática, y se manifiesta como una ampliación de su capacidad de obtención de bienes de consumo.40 También hay ganancia económica para los productores de las diversas regiones del mundo, aunque ésta desafortunadamente se limita a las grandes corporaciones, que adquieren partes y componentes a precios que han ido a la baja; la contraparte es que, al proveerse desde China, contribuyen al desempleo en sus propias comunidades.41

 

Impacto de China en los mercados de capitales

La participación creciente de China en los mercados internacionales de capitales, principalmente como receptora de inversión extranjera directa, es un fenómeno cuya evolución preocupa a muchos países en desarrollo, los que, de manera semejante a como la perciben en los mercados de manufacturas, ven a este país como una amenaza a sus economías, en este último caso a sus respectivas posiciones como países anfitriones de los capitales internacionales.

Al respecto habría que hacer algunos señalamientos: el primero, que en los últimos años los flujos de capitales entre economías se han incrementado enormemente, lo que representa una recuperación de la tendencia al alza prevaleciente antes de la crisis asiática, pero ahora a un ritmo mucho más rápido; como ejemplo de lo anterior está la casi duplicación de esos flujos, de 710 000 a 1 230 400 millones de dólares de Estados Unidos entre 2004 y 2006. El segundo, que junto a lo positivo de ese avance está el que el grueso de esos recursos va a países desarrollados, cuya participación relativa en el total aumentó de 55.7% en 2004, a 65.1% en 2006, un monto de 800 700 millones de dólares en este segundo año; la contraparte fue la reducción de la participación relativa de las naciones en desarrollo en los flujos totales de IED, de 38.7 a 29.9%. Las economías europeas en transición recibieron 5.6% de los flujos mundiales de IED en 2004 y 5.1% de los mismos en 2006, (UNCTAD, Investment Brief núm. 1-2007).

Pero además de la tendencia del capital internacional a concentrarse en las economías desarrolladas, que probablemente tiene que ver con inversiones crecientes en industrias de alta tecnología y en servicios de todo tipo, los países en desarrollo se ven negativamente afectados cuando los recursos que podrían llegarles se concentran en una determinada región y economía en desarrollo. De ahí la preocupación de muchos porque China está absorbiendo una parte significativa de esos recursos, aun tomando en cuenta que, entre 2004 y 2006, al igual que otras economías en desarrollo, la República Popular China redujo su participación como receptora de IED, tanto en los flujos totales como en los que van a las economías en desarrollo, respectivamente desde 8.5 y 22% que recibía en 2004, a 5.7 y 19% que le llegó en 2006.

Más bien, la región formada por Asia y Oceanía42 es la que está recibiendo una tajada mayor de la IED que llega a las economías en desarrollo, de 57.2% que absorbió en 2004, a 62.5% en 2006; con Turquía (donde la IED pasó de 2 800 en 2004 a 17 100 millones de dólares de Estados Unidos en 2006), Singapur (respectivamente 14 800 y 31 900 millones de dólares Estados Unidos) y Tailandia (1 400 y 7 900 millones de dólares Estados Unidos, respectivamente para los mismos años) como las naciones más favorecidas. En cuanto a su importancia en absolutos, en 2006 China recibió cerca de 70 000 y Asia/Oceanía 229 900 millones de dólares de Estados Unidos (UNCTAD, Investment Brief núm. 1-2007)

Lo anterior se explica por la existencia de un sistema de redes de producción al que China ingresó prácticamente desde el momento que comenzó su apertura al exterior, y por el cual la mayoría de las economías que conforman la región se beneficia de las oportunidades del resto, ello a partir del aprovechamiento de sus diferentes ventajas comparativas. Dicha integración le permite a China abastecerse de bienes intermedios y semi-terminados con cierto grado de tecnología, que pasan a formar parte de sus productos de exportación, y de capitales, con los cuales hace posible el procesamiento o reprocesamiento requeridos.

En todo caso, el alto grado de interacción económica intrarregional en Asia en desarrollo y Oceanía se cumple para la IED, ya que, a partir de mediados de los noventa, alrededor del 40% de la recibida en esa región se originó dentro de la misma, con Hong Kong, China y Singapur como los principales inversionistas (UNCTAD, 2006: 106). Otro ejemplo de integración es que, en 2004, 2005 y 2006, la IED absorbida por las economías del este, sur y sudeste de Asia representó alrededor de 50% de las inversiones recibidas por el conjunto de países en desarrollo en cada uno de los años considerados (UNCTAD, Investment Brief núm. 1-2007).

Al mismo tiempo, China comenzó a exportar capital al exterior en los años ochenta, al principio a través de compañías establecidas en Hong Kong, lo que en ocasiones se traducía en inversiones en proyectos dentro de China misma; ya en los noventa y hasta la fecha, con la exportación de capital se busca asegurar el abastecimiento de recursos estratégicos, en particular energéticos, y/o garantizar el acceso a mercados para las manufacturas chinas, ello a partir de coinversiones para el procesamiento y terminado de esas manufacturas en el exterior, particularmente con empresas locales de otras economías en desarrollo. Aun así, las cifras no guardan relación con las correspondientes a los flujos de capital hacia China ya que, según estadísticas oficiales chinas de Balanza de Pagos, en 2001 la IED de China en el exterior era de 6 900, y en 2004 de solamente 1 800 millones de dólares de Estados Unidos, mucho menor a la de 3 años antes.43 En cuanto a proporciones, se menciona que aproximadamente 59% de los recursos financieros que salen de China buscan asegurar mercados, 20% garantizar el abastecimiento de recursos naturales y 12% está enfocado directamente a la producción o reprocesamiento de manufacturas en el exterior; por otra parte, más de dos terceras partes de esas inversiones se quedan en la región Asia-Pacífico (OECD, 2005: 32-33).44

 

Conclusiones

El crecimiento económico y la inserción reciente de China en las corrientes mundiales de comercio y de capitales, a ritmos por encima de los experimentados en el pasado por otras economías, son fenómenos que pasarán a la historia, tanto por las características particulares de esa economía, por la magnitud y naturaleza de los cambios operados en la misma, como por el pragmatismo mostrado por sus líderes políticos a lo largo del período de vigencia de la estrategia de reformas actualmente en operación. No solamente se efectuó el giro político sin el cual no se hubiera dado el cambio de estrategia económica, sino que las políticas económicas fueron ajustándose en función de los resultados obtenidos, además tomando siempre en cuenta las condiciones cambiantes del entorno interno y externo.

Por su parte, la reforma económica desató un proceso evolutivo en por lo menos tres grandes campos: la transición de una economía socialista a una economía de mercado, de una economía rural a una crecientemente urbana, y de una predominantemente primaria a una de creciente participación de los sectores secundario y terciario. Y esas transiciones han actuado como factor de retroalimentación, lo que redundó en mayor efectividad de las políticas económicas. Otros cambios cualitativos ocurridos conciernen a la demografía, con envejecimiento rápido de la población, a los hábitos de consumo, hacia la mayor diversidad de los bienes consumidos y, quizá lo más importante, hacia una actitud de mayor apertura de su población ante el cambio económico.

Desde luego, los bajos niveles de sus indicadores socio-económicos al momento de introducción de su estrategia de modernización y de apertura al exterior a fines de los años setenta, fueron un elemento favorable al crecimiento, pero por sí solos no explican los impresionantes cambios operados en esa economía en apenas dos décadas y media, en lo cuantitativo (tasas de crecimiento de su PIB cercanas a 10% promedio anual) y en lo cualitativo (cambio estructural).

Como ya se ha mencionado a lo largo de este trabajo, por un lado están las características sui generis de la economía china, sus ventajas en términos de magnitud y diversidad de sus recursos productivos, y por el otro las políticas proactivas al comercio exterior y a la absorción de capitales del exterior, diseñadas y aplicadas en conexión con un plan nacional de desarrollo, ello a pesar de la decreciente participación del Estado en la economía a lo largo de los años.

En cuanto a la irrupción de China en la esfera económica internacional, habría que preguntarse en primer lugar si en el largo plazo su impacto será benéfico o perjudicial para el resto del mundo, o si sus efectos deben ser examinados por regiones, por economías, por sectores productivos, o por grupos de agentes económicos regionales, nacionales o trasnacionales. Habría que considerar también las características específicas y las políticas aplicadas en cada una de las economías afectadas por el arribo de China a la esfera comercial y económica internacional, a fin de descubrir sus ventajas competitivas, así como sus deficiencias institucionales y en materia de política económica.

 

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Notas

1 En realidad, Japón, Corea del Sur y Taiwan recibieron apoyos financieros muy fuertes de Estados Unidos como parte de la estrategia de contención del comunismo en Asia del Este, iniciada en los años cincuenta del siglo XX.

2 Un flujo de 72 406 millones de dólares de Estados Unidos en 2005, en el que se incluyen 12 000 millones de inversión en servicios financieros. Ese año China ocupó el primer lugar entre los países en desarrollo, y el tercero al nivel mundial, después de Reino Unido (164 530 millones de dólares de Estados Unidos) y de Estados Unidos (99 443 millones de dólares de Estados Unidos). (UNCTAD, WIR 2006: Anexo, cuadro B.1. y B.2., pp. 299, 301, 303 y 305).

3 El comercio sur-sur ha ido creciendo de manera consistente a lo largo del tiempo, por un lado como proporción de las exportaciones de los países en desarrollo a los desarrollados [de 35.3% en 1970-1980 a 74.3% en 2000-2003], y por el otro como proporción de sus importaciones de los países en desarrollo [de 38.0% en 1970-1980 a 85.1% en 2000-2003] (UNCTAD, TDR 2005: cuadro 4.3, p. 134).

4 La tasa de ahorro se mantuvo alrededor de 40% durante la mayor parte de los años noventa, y para 2005 ya representaba 48.1% del PIB; por su parte, la formación de capital, que durante los noventa promedió alrededor de 38%, en 2005 llegó a 42.6% del PIB (NBS, 2006: 68).

5 En China en cambio, el superávit en cuenta corriente fue de 249 900 en 2006, equivalente a 9% del PIB, y en 2007 se estima en 346 100, ambos en millones de dólares de Estados Unidos. Con superávit crecientes en cuenta de capital, la resultante es el incremento continuado de las reservas - 1 334 590 millones de dólares a fines de junio de 2007 - (EIU, septiembre 2007: 6), que además de conformarse de una canasta de divisas, se destinan a compra de bonos de tesorería de países avanzados y muy recientemente a acciones de compañías extranjeras (EIU, sept. 2007: 22).

6 Territorio: 9 600 000 Km. Población: 1 307.56; población económicamente activa: 778.77, y pea efectivamente empleada, 758.25, las tres cifras en millones de personas para el año de 2005 (NBS, 2006: 4, 99 y 125).

7 En 1980 en China, la fuerza de trabajo en la agricultura representaba 68.7% de la total, cifra 2 cercana a la correspondiente a India, de alrededor de 70%, pero mayor a la de Pakistán (62%), Filipinas (52%) y Guatemala (54%). Al final del primer lustro del siglo XXI en cambio, en China dicho indicador bajó a 44.8%, en tanto en India se mantuvo cercano a 60%, una muestra de la rapidez con la que se ha producido el cambio estructural en China (NBS, 2006: 126 y Banco Mundial, 1997: 244-245).

8 En 1978, la población rural de China representaba 82.1% de la total del país; en 2005 esa proporción era de 57% (NBS, 2006: 99).

9 De acuerdo con una proyección de la División de Población de las Naciones Unidas, revisada en 1998, la población china entre 20 y 49 años alcanzará un máximo de 665 millones de personas en 2010, para reducirse a 597.9 en 2025, y a 529.7 millones de personas en 2050; para entonces, la población mayor de 50 años habrá alcanzado los 631 millones de personas (cuadro presentado en Heilig, 1999).

10 Al nivel mundial la productividad en los sectores no agrícolas es alrededor de tres veces la de la agricultura, en tanto en Asia está por encima de 3.5 veces, y en China es todavía más acusada (IMF, septiembre 2006: 84-85).

11 En 1998, China firmó el Protocolo de Kyoto, y en septiembre de 2002, anunció que lo aprobaba en el marco de la Convención de Cambio Climático de las Naciones Unidas (en http://chinese-school.netfirms.com/news-article-China-Kyoto-Protocol.html, 9 de marzo de 2007).

12 2 826 delegados votaron a favor, 37 en contra y 22 se abstuvieron. Es difícil precisar los alcances de la ley, pero puede afirmarse que la tierra de todo tipo continuará siendo propiedad del Estado, con la tierra urbana sujeta a concesiones de hasta 70 años (en www.time.com/time/world/article, 16 de marzo de 2007).

13 En los principios generales de la constitución de 1982, la cuarta de la RPCh (1954, 1975, 1978 y 1982), en su capítulo 1, se establece explícitamente que "la República Popular China es un Estado socialista bajo la dictadura democrática del pueblo, dirigido por la clase trabajadora y basado en la alianza de trabajadores y campesinos". Por otra parte, en el preámbulo de dicha constitución se señalan como objetivos los de reforma y apertura al exterior, así como el desarrollo de una economía socialista de mercado.

14 La definición de Sector Público quedó como sigue: El Sector Público incluye no solamente el sector estatal y el colectivo, sino también la porción de propiedad estatal y colectiva del sector de economía mixta" (China News Análysis CNA núm. 1594, del 1° de octubre de 1997: 7).

15 Hasta ahora, las empresas locales estatales y privadas han pagado una tasa de 33% de sus utilidades por impuesto sobre la renta corporativo, y eso desde el primer año de obtención de utilidades; las empresas financiadas con fondos externos en cambio, han pagado una tasa de 15% a partir del sexto año de estar obteniendo utilidades sin interrupción (UNCTAD, 2005: 31).

16 El coeficiente Gini de distribución del ingreso pasó de 0.18 a 0.33 en áreas urbanas y de 0.25 a 0.36 en áreas rurales entre 1981 y 2002, pero la desigualdad mayor se da entre áreas urbanas y rurales (United Nations, 2004a) Para el conjunto del país dicho indicador era de 0.28 en 1978, de 0.44 en 2001 (WB, 2006: cuadro 2.8), y de 0.465 en 2004 (China Economic Net [CEcn]).

17 Entre 1994 y 2003, el consumo privado real creció a una tasa de más de 9% promedio anual (Flassbeck, 2005: 9).

18 Antes de 1994, existía un sistema de tipo de cambio dual por el que se obligaba a los exportadores a entregar al gobierno una proporción de las divisas obtenidas de sus exportaciones, para que fuera cambiada a la tasa de cambio oficial, más alta que la prevaleciente en el mercado "Zwap", en donde cambiaban el resto. A partir de 1994, el tipo de cambio oficial fue ajustado a la baja hasta igualarlo con el del mercado "Zwap" (Flassbeck, 2005: 12-13).

19 En julio de 2005 se modificó esta regla, y a cambio se optó por fijar el tipo de cambio del Yuan chino en función de una canasta de divisas extranjeras (en www.china-embassy.org/eng//zt/1/t204425.htm).

20 Pero también es cierto que dicho instrumento deberá ser gradualmente sustituido por políticas acordes con los compromisos adquiridos por China al momento de su ingreso a la OMC: Por lo pronto, el 30 de mayo de 2007 el tipo de cambio Yuan/Dólar estaba en 7.6488 RMB por dólar de Estados Unidos, una reevaluación de 7.5% respecto a julio de 2005, cuando se abandonó el sistema de fijación del Yuan al dólar de Estados Unidos (en www.xinhuanet.com/english/2007-05/30/content_6172795.htm).

21 Morris Goldstein dice que una fuerte discrepancia entre flujos de capital y la posición de la cuenta corriente es indicativa de desajustes en el tipo de cambio del país en cuestión. Los desequilibrios temporales pueden aprovecharse para incrementar reservas, pero no deben mantenerse indefinidamente (Goldstein, 2004: 4-10).

22 En la Ley de Precios de la República Popular China, que entró en vigor en 1998, se señala que uno de los principales objetivos de la política macroeconómica es la estabilidad del nivel general de precios. Como caso curioso, en el mismo año, 1998, al inicio de un período deflacionario, las autoridades chinas establecieron precios mínimos para los productos de 21 industrias (Flassbeck, 2005: 26-27).

23 Los cinco más grandes son: Banco de Comunicaciones, Banco Industrial y Comercial de China, Banco de China, Banco de la Construcción de China y Banco Agrícola de China.

24 Entre 2000 y 2004 en China, la inversión representó un promedio de 41.1% del Producto Interno Bruto generado, y en 2004, la formación bruta de capital fue 46.6% del PIB, niveles muy altos si se los compara con las tasas de acumulación normales en otros países en desarrollo (UNCTAD, 2005: 35).

25 En 1992 ingresaron a China 11 000, y para 1997 45 00 millones de dólares de Estados Unidos por concepto de IED. A partir de mediados de los noventa, un 60% de los flujos de capital externo que entraban a China iba a la producción de manufacturas (UNCTAD, 2005: 31).

26 La información de este inciso proviene de un Reporte de Política Comercial elaborado por la Organización Mundial de Comercio (WTO, 2007: 33-39).

27 Aplicable del 1° de enero de 2006 al 31 de diciembre de 2008, con límites al crecimiento de las exportaciones de textiles y ropa de origen chino a Estados Unidos: entre 10 y 15% durante 2006; entre 12.5 y 16% en 2007 y entre 15 y 17% en 2008.

28 En 2003, China contribuyó con 16% del crecimiento de la economía global, el segundo lugar después de Estados Unidos (Hale, 2004: 162). Según estimaciones del Banco Mundial, desde su ingreso a la OMC en diciembre de 2001, China ha contribuido con un 13% promedio anual al crecimiento de la economía mundial (China General Chamber of Comerce, 7 de septiembre de 2006, en www.cgcc.org.cn/english/detail.esp).

29 El caso más notorio es el frijol de soya (50.1% de autosuficiencia en 2002), del que en 2005 se importaron más de 26 millones de toneladas, y en menor medida otros aceites vegetales, 6.2 millones de toneladas importadas ese año. En realidad, en 2002 y 2004, cuando China importó 11.3 y 20.2 millones de toneladas de frijol de soya, respectivamente para los años mencionados, los precios fueron de 219.5 y 345 dólares por tonelada comerciada, también respectivamente; pero en 2005 el precio del frijol de soya comenzó a bajar, a 292.55, y en abril de 2007 se cotizaba a 275 dólares/tonelada, todavía a la baja (NBS, 2006: 737-738 y www.quotemarkets.com).

30 Para el periodo 1994-2005, el Committee on Commodity Problems de la Food and Agriculture Organization (FAO) preveía un crecimiento de la producción, de la demanda y del comercio de alimentos y productos agrícolas en general, respectivamente de 2, 2 y 2.2%, promedio anual, variaciones mínimas respecto a los respectivos ritmos de crecimiento del periodo anterior 1984-1994, de 1.7, 1.8 y 2.5%, también promedio anual (FAO, CCP, 12-15 enero 1999: anexo de esa publicación, cuadro 2).

31 De una demanda total de 625 millones de toneladas de trigo, estimada para 2005/2006, 70.4% se destinaría a la alimentación humana y 18.9% para alimento de ganado; el resto, 10.7%, probablemente a semilla. Estas proporciones varían ligeramente de año a año, en función de precios y disponibilidad relativa del trigo respecto a otros cereales. Un consumo per cápita de 68 kg por persona al nivel mundial -alrededor de 61Kg p/c. en países en desarrollo y 95Kg p/c. en los desarrollados- (FAO, Food Outlook, N° 4, diciembre 2005: 6),

32 Aunque la referencia aquí es a cambios en los precios de los cereales, también hay que tomar en cuenta la conveniencia para China de producir más frutas, legumbres y cárnicos, y menos cereales, dada su disponibilidad relativa de recursos en la agricultura, de escasez de tierra cultivable y abundancia de mano de obra.

33 Entre 1978 y 2005, el ingreso disponible per cápita anual de las familias urbanas pasó de 343.4 a 10 493.0 Yuanes, en tanto el ingreso neto per cápita anual de las familias rurales pasó de 133.6 a 3 254.9 Yuanes, en ambos casos a precios corrientes. A partir de las cifras para 1995, cuando el ingreso per cápita urbano era de 4 283.00, y el per cápita de las familias rurales alcanzaba 1 577.7 Yuanes, ambos a precios corrientes, estaríamos hablando de un ingreso per cápita urbano en 2005 que era 2.5 veces el de ese primer año, y de la duplicación del per cápita rural. A precios constantes de 1978, dichos ingresos se han más que quintuplicado (NBS, 2006: 347).

34 Véase (UNCTAD, 2006: 22-23).

35 Chile ha triplicado el valor de sus exportaciones de cobre, producto cuya participación en el total de sus exportaciones ha pasado de 37.1 a 47.1% en solamente tres años, de 2002 a 2005. También en Chile, los ingresos por exportaciones de cobre seguramente contribuyeron a que el PIB creciera a una tasa de 6%, tanto en 2004 como en 2005. Perú y Zambia son los otros dos países más beneficiados por el incremento del precio internacional de este insumo industrial (UNCTAD, 2006: 24).

36 Además de la competencia creciente de China en el mercado estadounidense, ampliamente discutida, nuestra balanza comercial frente a China se ha deteriorado enormemente en lo que va del siglo XXI: de 2 676.0 millones de dólares de déficit que tenía México en el año 2000, para 2005 éste sumaba 17 330 millones de dólares, 300.7 exportaciones y 17 630 importaciones (de cuadro elaborado por la Dirección General de Relaciones Económicas Bilaterales de la Secretaría de Relaciones Exteriores, con datos de la Secretaría de Economía, México). No hay coincidencia entre el cálculo de China y el nuestro, porque ellos contabilizan únicamente las mercancías que exportan directamente a México, y nosotros nos basamos en reglas de origen de los productos importados; es decir, incluimos todas las mercancías de origen chino, independientemente de la ruta seguida para llegar a México.

37 Parece ser que muchas trasnacionales han comenzado a crear o simplemente trasladar sus centros de Investigación y Desarrollo (I&D) a China, en conexión con el crecimiento de la IED en sectores de alta tecnología en ese país; también para la producción de mercancías de exportación (China Business Weekly, 26 dic. 2004, en www.chinadaily.com.cn/english/doc/2004-12/26/content_403378.htm). Aun así, la transferencia tecnológica desde las empresas extranjeras a las nacionales del país anfitrión es un proceso difícil y de largo plazo.

38 En 1995, 41% de las importaciones de otras economías de Asia eran componentes para su reprocesamiento en China, y en 2003 dichos componentes alcanzaban con 51% del total de importaciones de la región (Hale, 2003: 47).

39 ASEAN fue fundada en 1967 y actualmente cuenta con 10 miembros: los fundadores son Filipinas, Indonesia, Malasia, Singapur y Tailandia, más Brunei que ingresó en 1984; en los noventa se sumaron "5 Vietnam (1995), Laos (1997), Myanmar (1997) y Kampuchea (1999) (China General Chamber of Commerce, 7 septiembre 2006, en www.bilaterals.org/rubrique.php3?id_rubrique=95).

40 Según cálculo de Stanley Morgan, entre 1978 y 2003, los consumidores estadounidenses, principalmente las familias de ingresos bajos y medios, tuvieron un ahorro de alrededor de 100 000 millones de dólares de Estados Unidos, al comprar a precios muy bajos los bienes de consumo procedentes de China (Gilboy, 2004: 35).

41 Y sin embargo, en un estudio independiente auspiciado por la Asociación de Información Tecnológica de Estados Unidos (ITAA por sus siglas en inglés), se encontró que el proveerse de China e India creó una red de 90 000 nuevos empleos en tecnología de la información en Estados Unidos para el año 2003, además de que se estimaba que para 2008 se habrían creado 317 000 nuevos empleos (Gilboy, 2004: 35-36).

42 Hay que tener presente que esta gran región incluye tanto economías desarrolladas como algunas en desarrollo, pero aquí la referencia es a la clasificación adoptada por UNCTAD en la presentación de sus estadísticas sobre flujos de IED, por región y economía receptora (UNCTAD, Investment Brief núm 1-2007).

43 En realidad, hay inconsistencias en las estadísticas oficiales, de manera que incluso la cifra para 2001 está subvaluada porque, a diferencia de la IED que entra en China, para la cual la contratada es siempre mayor a la efectivamente utilizada, en el caso de la IED hacia fuera del país, la efectivamente aplicada es siempre mayor que la contratada y, consecuentemente, que la registrada (OECD, 2005: 30-33).

44 Por otra parte, a cambio de asegurar el abastecimiento de insumos estratégicos procedentes de países en desarrollo de cualquiera región del mundo, China ha estrechado relaciones y establecido acuerdos de cooperación con Bolivia (oro), Filipinas (carbón) y Ecuador (petróleo), entre otros (Zweig, 2005: 26). En el caso específico de Sudán, China le vendía armas a este régimen aun antes de que China Nacional Petroleum Company invirtiera en exploración petrolera en Sudán, en la segunda mitad de los noventa (Human Rights Watch Organization, 2003).

 

Información sobre la autora

María Teresa Rodríguez Es doctora en Economía por la UNAM y especialista en distintos temas sobre China, es investigadora titular A de tiempo completo definitivo en el Instituto de Investigaciones Económicas, ha sido profesora en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM y El Colegio de México (COLMEX). Se ha presentado en diferentes seminarios, congresos y foros tanto en México como en otras partes del mundo. Es autora del libro: Breviario en serie, Textos Breves de Economía, Tres economistas del siglo XX. Sus percepciones sobre la transformación del sistema económico, editado por el Instituto de Investigaciones Económicas, UNAM, y la editorial Miguel Ángel Porrúa; en la misma colección publicó el libro El Siglo XX en China. Es autora de la memoria impresa "Autosuficiencia Alimentaria en el Siglo XXI. El Caso Chino", incluida en El Desarrollo Agrícola y Rural del Tercer Mundo en el Contexto de la Mundialización, Plaza y Valdés 2004. Ha publicado en El Colegio de México, y es autora de varias reseñas difundidas por la revista Estudios de Asia y África de la misma institución. También ha publicado en la Revista Latinoamericana de Economía y en la Revista Comercio Exterior. Como parte de sus actividades docentes es asesora de tesis de maestría en proceso de elaboración del Centro de Estudios de Asia y África, COLMEX y actualmente se encuentran en prensa su libro Agricultura, industria y desarrollo económico. El caso de China, por el Instituto Matías Romero, Secretaría de Relaciones Exteriores, México, y el capítulo: "China, desarrollo rural con apertura al exterior", aceptado para su inclusión en el libro China: radiografía de una potencia en ascenso, por El Colegio de México.

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