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Economía UNAM

versión impresa ISSN 1665-952X

Economía UNAM vol.1 no.2 Ciudad de México may./ago. 2004

 

Reseña

 

A. P. Thirlwall, La naturaleza del crecimiento económico. Un marco alternativo para comprender el desempeño de las naciones

 

Miguel A. León-Ledesma

 

FCE, 2003

 

Senior Lecturer in Economics, Departamento de Economía, Universidad de Kent. Correo electrónico: M.A.Leon-Ledesma@kent.ac.uk

 

En numerosas ocasiones los economistas nos vemos sometidos a preguntas muy simples que, desafortunadamente, no sabemos contestar. En el mejor de los casos tenemos dos o tres explicaciones al alcance y nuestro interlocutor invariablemente se ve confundido. Una de estas preguntas típicas es por qué hay países ricos y países pobres, o por qué algunos países crecen más rápido que otros. Ante esto no es fácil evitar que se nos hielen las ideas y nuestra respuesta sea, cuando menos, dubitativa.

Tony Thirlwall es el tipo de economista que respondería a estas preguntas cómodamente. Durante su larga carrera como estudioso del crecimiento y desarrollo su visión de las causas y naturaleza del crecimiento económico es admirablemente consistente. Esta consistencia se refleja en su reciente libro La naturaleza del crecimiento económico. Un marco alternativo para entender el desempeño de las naciones. El libro expone, de manera sucinta y asequible para el lector menos acostumbrado a los tecnicismos, un resumen integrado de las contribuciones e ideas del profesor Thirlwall en el campo del crecimiento. El libro es lectura recomendada para todos los interesados en el área, pues ofrece un punto de vista no sólo diferente, sino también sólido y una alternativa al análisis neoclásico. La palabra clave es demanda. Para Thirlwall la demanda desempeña un papel central en el entendimiento de los diferenciales de crecimiento. Sin embargo, el análisis ortodoxo ha ignorado sistemáticamente este especto al suponer que en el largo plazo las economías alcanzan el pleno empleo al resolverse los problemas de rigideces de precios en el corto plazo. No obstante, en las teorías de Thirlwall la estructura productiva tiene una importancia clave, pues determina el alcance de rendimientos crecientes y la com-petitividad exportadora. Ambos imponen un límite a la expansión de la demanda pues bien la balanza de pagos entra en un excesivo déficit o la economía entra en pleno empleo donde la expansión de la demanda puede generar presiones inflacionarias.

La introducción de Ignacio Perrotini ofrece un excelente resumen de las ideas centrales del libro, con especial referencia al problema de la restricción externa al crecimiento: la llamada ley de Thirlwall. Con seguridad, el lector más escaso de tiempo se verá obligado a leer el resto del libro si se disponía a leer sólo el capítulo introductorio de Perrotini. Además, para los interesados en investigar más a fondo sobre el tema en cuestión, la revisión bibliográfica actualizada será de gran ayuda.

El resto del libro se estructura en seis capítulos donde Thirlwall revisa la teoría del crecimiento desde una perspectiva histórica hasta llevarnos a su crítica de las nuevas teorías del crecimiento. Posteriormente, nos introduce a tres ideas básicas: el papel de la industria en el crecimiento, la función de las exportaciones como motor del crecimiento acumulativo y el papel de la restricción externa al crecimiento. El último capítulo vuelve la mirada atrás y analiza las consecuencias de los tres puntos anteriores sobre la dependencia de la tasa del crecimiento potencial de la tasa de crecimiento actual. Una idea que el profesor Thirlwall y el que les escribe desarrollamos como parte de mi tesis doctoral.1

Repasemos rápidamente las ideas de los seis capítulos (no necesariamente por orden) para luego pasar a discutir algunos aspectos controversiales sobre las ideas del libro y ciertas líneas de investigación abiertas. En el Capítulo I se repasan las ideas de los economistas clásicos hasta el modelo de Harrod-Domar. Thirlwall argumenta que la idea de la división del trabajo de Adam Smith es equivalente a la existencia de rendimientos crecientes agregados en la economía. Esta idea fue retomada mucho después por Young y Kaldory los economistas del desarrollo de los años cincuenta y sesenta. La expansión del mercado (léase la demanda) permitirá una mayor división del trabajo debido a efectos learning-by-doing y la introducción de maquinaria especializada. En Young esta idea se traduce en un modelo de crecimiento acumulativo donde la expansión del output conduce a sucesivas expansiones del output debido a los rendimientos crecientes a nivel agregado. Esta idea, sin embargo, fue perdida progresivamente cuando los economistas clásicos como Ricardo, Malthus y Marx se concentran en el problema de los rendimientos decrecientes de las actividades primarias. De ahí resulta una visión pesimista del futuro del capitalismo. La discusión sobre crecimiento es abandonada hasta las contribuciones de Harrod y Domar. En realidad las teorías de Harrod y Domar no son teorías sobre las causas del crecimiento. Son teorías sobre condiciones de equilibrio en economías en crecimiento (en oposición al tratamiento estático de Keynes). Buena parte de la teoría del crecimiento posterior fue determinada por la necesidad de construir modelos en los que las tasas de crecimiento garantizadas, naturales (o potenciales) y actuales convergieran a un equilibrio dinámico estable.

Es en ese contexto en el que aparece la teoría de Solow y posteriormente las nuevas teorías del crecimiento en la tradición neoclásica. Este es el tema de discusión del Capítulo II. El modelo de Solow es capaz de conseguir un equilibrio estable suponiendo pleno empleo y rendimientos decrecientes del capital. La acumulación de capital lleva a incrementos menores del output que, a su vez, conducen a menor ahorro marginal y menor acumulación de capital hasta que la economía alcanza el estado estacionario. Los problemas keynesia-nos no aparecen pues se supone que todo el ahorro es invertido y por tanto la tasa natural, garantizada y actual son iguales. El problema obvio de este modelo es que, en estado estacionario, la única forma de explicar crecimiento de la renta per cápita es suponiendo progreso tecnológico exógeno. Otro problema es que al usar una función de producción, se supone de antemano que los inputs preceden al output. Sin embargo, ¿cuál es causa y cuál es efecto? ¿cómo es posible que los productores contraten más insumos si la demanda de sus productos no cubre la producción? La respuesta al primer problema desde la perspectiva neoclásica es relajar el supuesto de rendimientos decrecientes del capital. Esto significa asumir rendimientos crecientes a escala en las nuevas teorías del crecimiento de Romer, Lucas y otros. Sin embargo, podemos hacer dos objeciones a estos modelos. Una es que significan una vuelta a Harrod-Domar, pues la estabilidad del modelo depende crucialmente de que los rendimientos del capital sean exactamente igual a uno. La otra, en la que Thirlwall ha insistido por varios años, es que no hay nada nuevo en estos modelos que los de Nicholas Kaldor no hubieran sugerido ya. Su argumento se basa en la función de progreso técnico (FPT) de Kaldor en la que se relaciona acumulación de capital con productividad del trabajo debido al progreso técnico incorporado en el capital físico. De hecho, otro predecesor es Kenneth Arrow con su idea del learning-by-doing. En todos ellos el crecimiento es endógeno en el largo plazo ya que es un producto de la propia actividad económica. No obstante, cabe decir que en Kaldor la FPT es ad hoc y por tanto difícil de entender más alla de una posible relación empírica.

Pero la crítica principal de Thirlwall se centra en el hecho de que los modelos neoclásicos son de pleno empleo. Si, como de hecho es evidente, existe desempleo y baja utilización del capital, ¿cómo es posible suponer que son los insumos de producción los que generan crecimiento? ¿Por qué no se utilizan plenamente los insumos? Estas son, claro está, cuestiones keynesianas ignoradas al movernos del corto al largo plazo. En este sentido, los modelos neoclásicos de economía abierta son modelos reales donde el equilibrio externo se alcanza de manera automática. Si suponemos que los precios no se ajustan debido a la existencia de recursos no utilizados, entonces las implicaciones para la teoría del crecimiento de considerar economías abiertas son todavía mayores. El equilibrio externo, o de la cuenta corriente, es alcanzado por un ajuste de la producción y el empleo. Por tanto, la demanda, en particular la demanda de exportaciones, es el elemento crítico que explica diferencias de crecimiento entre países, lo que Thirlwall discute en el Capítulo IV. Esto es porque las exportaciones permiten una expansión de la demanda sin generar déficit por cuenta corriente, ya que las economías no se pueden endeudar indefinidamente. De ahí que la razón entre las elasticidades-renta de exportación e importación determine la tasa de crecimiento de equilibrio exterior al que la tasa actual converge a largo plazo. Esta es la Ley de Thirlwall que se discute en el Capítulo V. Pero si las exportaciones permiten crecer sin generar restricciones en la balanza de pagos, el pleno empleo será alcanzado rápidamente y nos encontraremos en una situación neoclásica. La respuesta de Thirlwall es que, debido a la endogeneidad de la productividad y la oferta de trabajo, ese límite está más lejano de lo que modelos de corto plazo podrían suponer. Parte de este efecto es debido a la existencia de rendimientos crecientes en el sector manufacturero, que supone un incremento de la productividad a medida que el output se expande. Esta es una idea central en los modelos del "segundo" Kaldor. La llamada Ley de Verdoorn, en la que se argumenta que es la expansión del output, debido a la demanda del sector agrario o de las exportaciones, la que encabeza el crecimiento de la productividad en las manufacturas. La elasticidad es sorprendentemente estable alrededor de un valor de 0.5. A su vez, las manufacturas son el motor central del crecimiento agregado. Es decir, el crecimiento de las manufacturas tira del resto de los sectores a través de sus encadenamientos input-output. Este es el tema que Thirlwall trata en el Capítulo III. Juntando los argumentos de los capítulos III y IV tenemos los ingredientes de un modelo de crecimiento acumulativo donde la Ley de Verdoorn sirve como conexión entre expansión de las exportaciones y ganancias de productividad que, a su vez, generan mas exportaciones.2

Al resumir el modelo general, la frontera de posibilidades de producción se mueve a medida que nos acercamos a ella. Esto describe claramente la visión del crecimiento de la tradición Kaldor-Thirlwall. La tasa natural de crecimiento es endógena y el crecimiento es determinado por la demanda. La endogeneidad de la tasa natural se explica por el efecto Verdoorn y la endogeneidad de la participación en el mercado de trabajo y los flujos migratorios. La evidencia empírica en León-Ledesma y Thirlwall (2002) y Perrotini y Tlatelpa (2003), muestra un fuerte efecto de la expansión del output actual sobre la tasa natural de crecimiento. Este es el tema discutido en el último capítulo del libro. La demanda, por su parte, encuentra un límite a su expansión en los déficit por cuenta corriente del sector externo. A final de cuentas, el crecimiento es restringido por la inhabilidad de los países para acumular deuda externa, pues los mercados de capitales impondrían primas de riesgo que harían inasequible la financiación externa de déficit.

Todos estos argumentos se resumen de forma magistral y amena en una edición bien traducida al español de las clases que el profesor Thirlwall impartió en la UNAM en septiembre de 2000. ¿Es esta una respuesta definitiva a la teoría ortodoxa? Permítanme responder utilizando algunas cuestiones que estas teorías no han sido capaces de responder por el momento y que, de paso, pueden constituir algunas futuras líneas de investigación.

La primera de ellas es si el crecimiento está restringido por la demanda y hay insumos de producción no utilizados, ¿por qué los salarios y los precios del capital no se ajustan para vaciar los mercados de factores? ¿Existe algún elemento de competencia imperfecta? Al no tener modelos con microfundamentos, estos modelos no son capaces de iluminar estas preguntas. Obviamente, modelos macroeconómicos que deriven en este tipo de comportamiento deben estar basados en imperfecciones en los mercados de factores y el mercado de crédito. En este sentido la macroeconomia ortodoxa ha avanzado sustancialmente. Por un lado están los modelos que relacionan ciclos y crecimiento a través de imperfecciones en el mercado de crédito (Stadler, 1990). Por otro, se encuentran los modelos de "destrucción creativa" de Aghion y Howitt (1992), que introducen competencia imperfecta en los mercados de bienes, lo que permite construir modelos de crecimiento endógeno sin condiciones knife-edge tipo Harrod-Domar. En estos modelos es la innovación, explícita o implícita, la que explica diferencias en tasas de crecimiento. La innovación a su vez depende de la captura de beneficios supranormales en mercados monopolísticos. Por tanto, si existen estructuras monopolísticas hay exceso de capacidad y, en este sentido, la demanda agregada podría jugar un papel clave.

¿A través de qué mecanismo se producen rendimientos crecientes en las manufacturas? Y, en la nueva economía de la información ¿es todavía el sector manufacturero la clave del crecimiento? De nuevo, modelos desagregados que describan estos mecanismos se hacen necesarios para analizar por qué encontramos, por ejemplo, una elasticidad de 0.5 en el efecto Verdoorn. De otra forma podríamos estar incurriendo en problemas de agregación o, simplemente, desconocer los mecanismos de la dinámica productiva que nos ayuden a responder la pregunta con la que iniciaba esta reseña. Durante procesos de cambio estructural rápido, no sorprende que cuando la fuerza de trabajo se desplaza a sectores más productivos encontremos una relación positiva entre el crecimiento en estos sectores y el crecimiento agregado. Pero, ¿hasta qué punto esto es verdad en economías que han completado el cambio estructural? Otro problema es que una simple correlación entre el crecimiento de las manufacturas y el del resto del output puede estar simplemente mostrando una sensibilidad cíclica más alta de las manufacturas, como es bien sabido por economistas trabajando en análisis coyuntural. ¿Qué es causa y qué es efecto? Y, ¿no sería más apropiado considerar como motor del crecimiento a sectores que se muestran como clave en las tablas input-output, en vez de generalizar estos sectores como "manufacturas"? Finalmente queda el reto de analizar por qué, con la excepción quizá de Francia, las economías más ricas del mundo muestran proporciones de la industria en el PIB más bajas que en muchas economías emergentes.

¿Cómo compatibilizar la restricción externa con la evidencia que sugiere que la paridad del poder de compra (PPC) se mantiene en horizontes de entre 6 y 8 años? Con seguridad, la PPC no es compatible con la existencia de funciones de demanda de exportación con elasticidades-precio tan bajas como las obtenidas empíricamente. ¿Cuál de las dos evidencias debemos creer?

¿Cuáles son las implicaciones de política económica de estas teorías? Qué tipo de política industrial es deseable para aumentar el crecimiento es una cuestión clave. Otra cuestión clave es si políticas monetarias y fiscales expansionistas ayudarían a incrementar la tasa de crecimiento, dado que llevarían a ganancias irreversibles de productividad.

Estas son algunas de las preguntas que otros investigadores tenemos como reto para el futuro, si consideramos que las ideas contenidas en el libro son válidas. La futura investigación, pues, debe estar basada en modelos con microfundamentos sobre el comportamiento de productores y mercados, el tratamiento explícito del proceso de innovación y progreso técnico y el análisis explícito de variables de política económica. Sin duda, esto requiere un tratamiento riguroso. Además requiere evidencia empírica sólida, que vaya un paso más allá de un simple test entre variables agregadas. Tal y como el profesor Thirlwall ha preconizado durante sus diversas contribuciones a la economía. Desafortunadamente, buena parte de las contribuciones "post-keynesianas" han tomado otros derroteros a los postulados por Thirlwall. Estas teorías se enfrentan a modelos y aplicaciones empíricas complejas desde posiciones más ortodoxas y, por tanto, sólo pueden presentarse como alternativa mediante el uso de técnicas y argumentos teóricos convincentes. Es más, dado que en algunos aspectos como rendimientos crecientes ambas teorías tienden a converger, no se debe adoptar una posición de rechazo de antemano, sino al contrario, intentar utilizar los aspectos que se consideren compatibles.

Para cerrar esta reseña, si alguien les pregunta por qué unos países crecen más rápido que otros, no se ruboricen, el pequeño libro de bolsillo que Thirlwall nos ha regalado puede tener la respuesta.

 

Bibliografía

Aghion, P. y P. Howitt, "A Model of Growth through Creative Destruction," Econometrica, 60, 1992, pp. 323-351.         [ Links ]

Dixon, R. y A. P. Thirlwall, "A Model of Regional Growth-rate Differences on Kaldorian Lines," Oxford Economic Papers, 27, 1975, pp. 201-213.         [ Links ]

León-Ledesma, M. A., "Accumulation, innovation and catching-up: an extended cumulative growth model", Cambridge Journal of Economics, 26, 2002, pp. 201-216.         [ Links ]

León-Ledesma, M. A. y A. P. Thirlwall, "The endogeneity of the natural rate of growth", Cambridge Journal of Economics, 26, 2002, pp. 441-460.         [ Links ]

Perrotini, I. y D. Tlatelpa, "Crecimiento endógeno y demanda en las economías de América del Norte", Momento Económico, 128, 2003, pp. 10-15.         [ Links ]

Stadler, G. W., "Business cycles models with endogenous technology", American Economic Review, 80, 1990, pp. 763-778.         [ Links ]

Thirlwall, A. P., La naturaleza del crecimiento económico. Un marco alternativo para comprender el desempeño de las naciones, Fondo de Cultura Económica, México, 2003.         [ Links ]

 

Notas

1. "Aggregate Demand, Growth and Convergence", mimeo, Universidad de La Laguna, 1999.

2. Dixon y Thirlwall (1975) y León-Ledesma (2002).

 

Información sobre el autor

Miguel A. León-Ledesma. Profesor de Economía en la Universidad de Kent, Reino Unido. Doctor en Economía por la Universidad de La Laguna (España), donde fue profesor hasta 1999. Es experto en Macroeconomía, Economía Internacional y Macroeconometria Es autor de numerosos artículos en revistas internacionales como Journal of Macroeconomics. Cambridge Journal of Economics y The Manchester School, además de diversas contribuciones en libros. También ha sido asesor del Banco Central de la República Dominicana y del Banco Central Europeo.

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