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Revista de El Colegio de San Luis

versión On-line ISSN 2007-8846versión impresa ISSN 1665-899X

Revista Col. San Luis vol.10 no.21 San Luis Potosí ene./abr. 2020  Epub 14-Mar-2022

https://doi.org/10.21696/rcsl102120201188 

Reseñas

Luis Alfonso Castillo. Pierre Bourdieu y Abdelmalek Sayad (2017). El desarraigo. La violencia del capitalismo en una sociedad rural. Siglo XXI.

Luis Alfonso Castillo* 

* El Colegio de San Luis. Correo electrónico: luis.castillo@colsan.edu.mx

Bourdieu, Pierre; Sayad, Abdelmalek. 2017. El desarraigo. La violencia del capitalismo en una sociedad rural. Siglo XXI, 10.21696/rcsl102120201188,


La obra de Pierre Bourdieu, además de vasta en cuanto a producción, supone una gran amplitud temática, que va delineando en cada publicación una de las propuestas teóricas más profundas que ha dado la sociología. El desarraigo es una obra imprescindible, no solo por ser una de las bases iniciales de la propuesta sociológica de Bourdieu, sino también por la problemática que aborda y por el tiempo en que fue realizada, acompañado por uno de sus mayores colaboradores, Abdelmalek Sayad.

Siglo XXI Editores Argentina recupera el texto publicado en 1965 por Nova Terra, en Barcelona, con el título Argelia entra en la historia, incorporando varios apéndices y un anexo, así como un magnífico texto introductorio a cargo de Amín Pérez. El texto original, en francés, Le déracinement. La crise de l'agriculture traditionnelle en Algérie, es traducido, en esta nueva versión, como El desarraigo. La violencia del capitalismo en una sociedad rural, lo cual, a mi juicio, es un acierto para poner énfasis en la implantación violenta del capitalismo en Argelia, aun sobre el título original, que pareciera soslayar la dinámica colonial al hablar de la crisis de la agricultura tradicional.

El texto de Amín Pérez, “La liberación del conocimiento. Bourdieu y Sayad frente al conocimiento”, se encarga de mencionar los avatares de la investigación llevada a cabo por Pierre Bourdieu y Abdelmalek Sayad desde las afinidades entre ambos autores partiendo de sus condiciones sociales humildes; por lo mismo, son más críticos tanto del funcionamiento de las instituciones educativas como del propio sistema colonial. Pérez recalca las dificultades que los dos investigadores tuvieron en el momento más álgido de la lucha independentista. Destaca los mecanismos para la obtención de datos en un escenario, de por sí complejo, entonces con tal complicación magnificada por la guerra abierta, caracterizada por la violencia desplegada por la ocupación colonial francesa.

Desde la realización de entrevistas, monografías, estadísticas, mapas, croquis, recuperación de canciones y proverbios, así como de fotografías, el texto se nutre de una etnografía profunda que permite analizar el proceso a partir de una gran cantidad de datos. La ruptura de “esquemas disciplinarios que dividían nuestros comportamientos y representaciones entre etnología del Tercer Mundo y sociología de Occidente” (2017, p. 20), como lo menciona Amín Pérez en el prólogo, no podría haber sido de otra forma en un análisis de tales procesos; la propia realidad social de la lucha anticolonial argelina así lo exigía.

No es un estudio basado en encuestas o cifras y datos duros oficiales, ni uno que recurre a la malicia colonialista de observar las diferencias culturales de pintorescas tradiciones sumidas en el atraso civilizatorio, El desarraigo supone otra forma de entender las circunstancias complejas de los diversos enfrentamientos y estrategias coloniales del control territorial frente a las formas de resistencia desde una tradición en crisis. La reagrupación de los campesinos argelinos en campos de concentración tenía como finalidad desarticular la base social de la Armée de Libération Nationale (ALN) o Ejército de Liberación Nacional.

La política de reagrupamientos era una forma de territorialización del poder colonial francés sobre la población argelina después de que la ALN se había levantado en armas. Por un lado, se desarticulaba el territorio afín a la guerrilla quitándole apoyo y aprovisionamientos de los campesinos simpatizantes. Por el otro, aislaba a la población del contacto con la ALN para evitar las malas influencias de los rebeldes. La creación de zonas prohibidas pretendía el vaciamiento de los territorios para criminalizar y someter cualquier forma de asentamiento que no fueran los puestos militares franceses. Sin embargo, el reordenamiento territorial tenía implicaciones más profundas sobre la sociedad campesina argelina.

De una forma obscura e instintiva, se considera que la reorganización del espacio habitado es una forma decisiva de acabar con el pasado, imponiendo un marco de existencia enteramente nuevo, a la vez que un medio de imprimir sobre el terreno la marca de la toma de posesión. Si la política de reagrupación ha encontrado entre los militares una adhesión tan unánime y entusiasta, es porque expresa un sueño tan viejo como la colonización: “modificar”, como decía Bugeaud, “restructurar”, como decían los coroneles, una sociedad entera (Bourdieu y Sayad, 2017, p. 43).

En ese sentido, es posible leer los reagrupamientos como una forma de despojo, no solo como proyecto de contrainsurgencia, sino también como una vía para la implantación del capitalismo en el campo argelino. Visto desde esa perspectiva, podemos recuperar este libro para pensar en la etapa histórica que atraviesa profundos cambios a partir de la ocupación y segregación colonial en la Argelia de principios de 1960, así como en los procesos de despojo y reordenamiento territorial actuales que se dan alrededor del mundo, pero sobre todo en la realidad latinoamericana.

El desarraigo muestra cómo van penetrando los valores y los modelos de la economía monetaria (capitalista) después de haber arrebatado a los campesinos argelinos las parcelas y el uso de las tierras colectivas: sus modos de vida. Los valores de los fellah’in1 de solidaridad y reciprocidad basados en los ciclos naturales pierden su sentido al despojar y separar a estos fellah’in de sus tierras y de su forma de vida, la thafellah’th, condición campesina que los une a la tierra.

En este texto aparece la noción de habitus como la “disposición permanente y general ante el mundo y los otros, el campesino mantiene su personalidad, incluso cuando no tiene la menor posibilidad de comportarse como tal” (Bourdieu y Sayad, 2017, p. 43). Ese habitus del que hablan Bourdieu y Sayad hace referencia al ethos tradicional, incluso a un habitus corporal estructurado a partir de la forma de vida campesina. Es interesante cómo, a partir del análisis de la niya,2 se va tejiendo la noción del habitus, que Bourdieu desarrollaría más formalmente en obras posteriores.

El texto que nos ofrecen Bourdieu y Sayad nos brinda la oportunidad de observar cómo se va tejiendo conceptualmente la noción de habitus, desde la ruptura de sentidos en las prácticas campesinas, cuando se lleva a cabo el desplazamiento y reacomodo poblacional. Se van mostrando las maneras en las cuales se va desterrando la forma de ser campesina incorporándose una racionalidad económica antes inexistente. Tanto en la implantación de la idea occidental de trabajo como de la idea de desempleo, así como en una forma de estructurar y concebir el tiempo, además del “descubrimiento” de la enfermedad, la desestructuración de la sociedad campesina se acelera por los reagrupamientos.

Este choque entre una visión estructurada del mundo basada en la pertenencia al campo y una particular relación con la naturaleza entra en crisis con la separación del campesino de sus tierras, arrancado de sus raíces para injertarse en un espacio completamente diferente. Para Bourdieu y Sayad, el análisis supera el lugar común que, por un lado, condena al campesino al arcaísmo o que, por el otro, lo identifica como el sujeto revolucionario por excelencia. Se trata, más bien, de explicar la profunda crisis que viven las formas de vida tradicionales extirpadas de la realidad que les dio origen creando en los sujetos una vida en la contradicción magnificada por la violencia.

El Desarraigo muestra las diferentes maneras que tienen los grupos sociales de tomar conciencia de los procesos en los que se ven inmersos en condiciones muy particulares y las distintas estrategias que utilizan para adecuarse a las nuevas condiciones o las formas de resistencia empleadas. Pero también ofrece una forma de investigar en contextos marcados por el enfrentamiento entre la violencia colonialista y las luchas de liberación dentro de un proceso mayor como lo es la expansión capitalista y las formas que adquiere el despojo y la mercantilización de la vida en general. Esta obra es, en suma, imprescindible para todos aquellos que quieran tener una visión profunda pero bastante legible de los procesos sociales en la Argelia independentista y del desgarramiento de las formas de vida tradicionales ante una dinámica que arrastra, no sin resistencia, hacia un desarrollo capitalista.

1Término árabe para designar a los campesinos o labradores.

2“¿Qué es la niya, noción casi intraducible, sino una manera de ser y hacer, una disposición permanente, general y comunicable al mundo y a los otros hombres? Bu-niya, el hombre de buena fe con intención pura, tiene naturalmente hacia la tierra esa actitud de reverencia y veneración de la que sería difícil decir si está inspirada en el carácter sagrado de la naturaleza o si es ella la que confiere a esta ese carácter […] Bu-niya solo establece relaciones basadas en la lealtad personal y en la buena fe; a diferencia del tratante, especialista del mercado, ignora las garantías que deben rodear las transacciones mercantiles: testigos, actas escritas, etc.” (Bourdieu y Sayad, 2017, p. 116).

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