SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.9 issue19Trust and partnership. Factors involved in agricultural trade in the western highlands of San Luis PotosíÀ la découverte de patrimoines inattendus avec les enfants. Ethnographie collaborative, enseignements théoriques et méthodologiques depuis Teotihuacán (Mexique) author indexsubject indexsearch form
Home Pagealphabetic serial listing  

Services on Demand

Journal

Article

Indicators

Related links

  • Have no similar articlesSimilars in SciELO

Share


Revista de El Colegio de San Luis

On-line version ISSN 2007-8846Print version ISSN 1665-899X

Revista Col. San Luis vol.9 n.19 San Luis Potosí May./Aug. 2019  Epub Nov 19, 2020

https://doi.org/10.21696/rcsl9192019961 

Artículos

Los niños y el patrimonio. Los guardianes en el pueblo mágico de Real de Catorce, San Luis Potosí, México

Children and heritage. The guardians in the magical town of Real de Catorce, San Luis Potosí, Mexico

Neyra Patricia Alvarado Solís* 

* El Colegio de San Luis, Programa de Estudios Antropológicos. Correo electrónico: neyra.alvarado@colsan.edu.mx


Resumen

Con el objetivo de analizar el funcionamiento del patrimonio infantil en un caso de patrimonialización en coexistencia con la creatividad y la innovación, se utiliza la etnografía antropológica, el trabajo de campo de larga duración y el examen de las formas de transmisión. Pese a que las diferencias de un patrimonio institucionalizado y el dinamismo que los niños proporcionan a este implican el cuestionamiento de las definiciones universales, en esta investigación se reafirma que hablar del patrimonio de los niños supone la integración de estos en su mundo en el aquí y ahora, además de concebirlos como seres futuros del patrimonio. Así, los niños evidencian que la transmisión no es solo vertical en un proyecto institucional, sino también es horizontal entre los niños y entre los niños y los adultos. Por lo tanto, la sensibilidad es parte de la interpretación, explicación y creatividad que los niños desarrollan en un proceso de patrimonialización.

Palabras clave: Pueblo Mágico; niños y turismo; participación; patrimonio

Abstract

In order to analyze the functioning of children's heritage in a case of heritage in coexistence with creativity and innovation, anthropological ethnography, long-term fieldwork and the examination of forms of transmission are used. Although the differences of an institutionalized heritage and the dynamism that children bring to it imply the questioning of universal definitions, this research reasserts that talking about children's heritage means their inclusion in the world here and now, as well as conceiving them as future heritage beings. Thus, children show that transmission is not only vertical in an institutional project, but also horizontal between children and between children and adults. Therefore, sensitivity is part of the interpretation, explanation and creativity that children develop in a process of heritage.

Keywords: Magic Village; children and tourism; participation; heritage

Introducción

Real de Catorce, como un real de minas cuyo auge se dio en el siglo XIX y a principios del siglo XX, se transforma en un santuario católico importante en la región noreste de México después del abandono de la población debido al declive minero. Como santuario católico, la imagen de bulto de San Francisco atrae a peregrinos a lo largo del año, revitalizando económicamente el pueblo. Este santuario propicia una oferta de hoteles y restaurantes de comida local destinados a los peregrinos. Real de Catorce obtuvo en 2002 la certificación como Pueblo Mágico, otorgada por la Secretaría de Turismo federal. Dicha certificación tuvo su argumento o “selección”, para usar los términos de García (2013), en el patrimonio arquitectónico de este antiguo real de minas (Díaz-Berrio Fernández, 1976), pero también en el peyote, cactus alucinógeno que se da en el desierto potosino y que es recolectado anualmente por los indígenas huicholes de la Sierra Madre Occidental, además de ser la atracción de un turismo místico. El Pueblo Mágico propició la reconstrucción de grandes casonas como hoteles y restaurantes de comida europea, ubicados en las principales calles del pueblo y destinados para un turismo de altos recursos económicos. La infraestructura creada para diversos fines resulta idónea para recibir temporalmente a personas atraídas por la arquitectura minera, San Francisco, el peyote o los huicholes. Se trata, pues, de un patrimonio mixto que combina biodiversidad, arquitectura, historia y saberes, lo que ha sido definido por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) como “patrimonio cultural, material e inmaterial”. Más que ceñirnos a esta definición general, interesa analizar cómo la transmisión y la creatividad de los Guardianes en lo que consideran lo suyo, que lo cuidan y lo transmiten proporciona una idea dinámica de patrimonio, como veremos.

La complejidad social1 de la población en Real de Catorce se debe a la cohabitación de familias de exmineros, empresarios de turismo de la región y extranjeros ya asentados, huicholes, peregrinos católicos, peregrinos huicholes y turistas, todos ellos lo habitan o circulan. Esta complejidad sociocultural en el desierto ha permitido la propuesta local de un proyecto turístico que se inserta como una actividad más en la poliactividad económica de la región, característica de las sociedades que circulan en el desierto (Alvarado, 2007), conformando un proyecto turístico que depende de la oferta, y no de la demanda. Esta es una característica novedosa de esta población (Alvarado y González, 2013).

Esta circulación de personas, con diferentes ritmos, diferentes intereses y, en ocasiones, intereses opuestos, a lo largo del año, es el contexto en el cual se desarrolla el proyecto de “Los Guardianes del Real”. Como parte de un programa de largo aliento,2 la Delegación de Turismo del Altiplano en el estado de San Luis Potosí creó este proyecto local reagrupando a niños de educación primaria. Dicho proyecto se inició con el acuerdo de los padres que estuvieran interesados en que sus hijos siguieran algunos cursos para poder proporcionar un servicio adecuado al turista y con el interés de los niños también. El interés en participar en actividades turísticas es un componente común en la población local, por ello tuvo eco el proyecto. Los niños Guardianes insisten en que su actividad es un servicio a su comunidad, y no un trabajo, como ha sido percibido por externos y, por ende, cuestionada como trabajo infantil o explotación infantil. Las críticas que pretenden evitar la participación de los niños en este servicio presentan, paradójicamente, a los Guardianes como vulnerables hacia el exterior (Nieuwenhuys, 1996), cuando la población de Real de Catorce no los percibe de esta forma. Por lo anterior, descubrimos que los niños proporcionan información al turista como parte de su formación como Guardianes, pero también una visión local y propia de su pueblo, distinta o no a la de los adultos.

¿Cuál es la concepción que tienen los niños Guardianes de su localidad como destino turístico?, ¿cuáles son las fuentes de transmisión de la información que ofrecen?, ¿cómo son concebidos estos niños por los turistas y los funcionarios?, ¿cuál es el vínculo de estos niños Guardianes con los adultos del Real?

Retomando un proyecto institucional que ha sido apropiado por los niños Guardianes y sus padres, analizaré inicialmente el proyecto Los Guardianes del Real; posteriormente, dos momentos de la acción de los Guardianes proporcionando sus servicios a los turistas: una visita a la antigua Casa de Moneda, hoy Centro Cultural de Real de Catorce, y una visita a los sitios históricos del palenque y el panteón. La aplicación e improvisación de los conocimientos adquiridos, transformados e innovados en su formación y los adquiridos en la vida familiar, así como la concepción y el uso de los espacios que tienen de este Pueblo Mágico, aportarán respuestas a las inquietudes planteadas.

Los patrimonios en la antropología

El patrimonio es un tema cada vez más presente en las políticas públicas de México y el mundo. Estas iniciativas hacen eco a las políticas e instrumentos internacionales (UNESCO, 16 de noviembre de 1972) y, en su caso, en su implementación por el Estado mexicano y por las diferentes entidades federativas, entre las que San Luis Potosí no es la excepción (Ley de Protección del Patrimonio Cultural para el Estado de San Luis Potosí del 28 de julio de 2005 3). Tal es el caso del reciente convenio de restauración, recuperación y difusión del patrimonio cultural arqueológico, histórico y paleontológico de Real de Catorce, signado entre el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y el Gobierno del Estado de San Luis Potosí (Plano Informativo, 17 de febrero de 2017). En estos proyectos, generalmente no se habla de las personas o de los saberes, por decirlo de manera breve. Hablar del patrimonio desde una reflexión antropológica impide exaltar el potencial turístico per se a partir de un inventario: ríos, lagunas, sitios arqueológicos, arquitectura (Reyes-Pérez et al., 2012), entre otros, en vías de certificaciones, nombramientos o proyectos de políticas públicas. El proceso mediante el cual las personas se apropian o no de una propuesta, la desarrollan y la operan o no proporciona muchos elementos de análisis antropológico en este tipo de proyectos, como son la evaluación, la restitución, la participación, la ética (Suremain, 2014; Razy, 2014), por mencionar algunos. Esta brecha entre los proyectos implementados por las instituciones y la polisemia de la noción de patrimonio, término utilizado o no por la población en cuestión, refleja otros saberes, formas de transmisión, lugares y geografías que aún están por descubrirse. El presente texto pretende aportar, a partir del trabajo de campo, la etnografía en antropología y su reflexión con y sobre los niños y la infancia, respecto de las formas de patrimonio y su transmisión, donde los niños están al centro de estos procesos, al transformar e influir ritmos y saberes en la vida de los adultos. Es decir, en Real de Catorce hablar de patrimonio implica hacerlo también de los niños.

La etnografía de los casos presentados, que proviene del trabajo de campo en la región de Catorce, que data de 2002, se vincula con la elaborada a través de varios proyectos: al investigar las peregrinaciones de los desiertos mexicanos que se dirigen hacia el Santuario de San Francisco, en 2006 inicio un proyecto sobre la complejidad social y la construcción de los catorceños;4 en 2007-2008 desarrollo el proyecto Estratégico Conacyt 2007 Los minerales del Real y su desierto mágico,5 propuesta colectiva con alumnos, biólogos, antropólogos, población de la sierra y planicies desérticas de Catorce, continuando hasta el momento con visitas en diversas temporadas en la región a lo largo de estos años. Es en este contexto donde conozco a los Guardianes del Real con un proyecto local y con una participación activa, a través de los padres y niños involucrados en los proyectos anteriores. De manera que mi integración fue aceptada en cada caso, en las reuniones, los recorridos de los niños en su servicio a los turistas y a su comunidad, e incluso para grabar en audio algunos recorridos. Me conduje respetuosamente, no intervenía, salvo cuando los niños o los turistas me solicitaban alguna opinión.

Apropiación y participación de los Guardianes del Real

La implementación de este proyecto fue posible por parte de la delegada de Turismo del Altiplano, quien es originaria de Real de Catorce y conoce a las familias, las redes locales y regionales. De manera que la propuesta tuvo un consenso colectivo para proponerla convocando a los padres de familia y sus hijos que cursaban la escuela primaria. Siguiendo los acuerdos de las reuniones, se redactó el proyecto y se presentó tanto en la Secretaría de Turismo del Estado de San Luis Potosí como en Real de Catorce para su conocimiento y discusión.

Cuatro aspectos clave se pueden destacar en la concepción de este proyecto participativo: A) Programa pionero en el nivel nacional; nace como una forma de acercamiento entre la cultura, la historia, el pasado y el presente, ligados a la nueva generación de niños y niñas entusiastas y deseosos de sobresalir en los diversos ámbitos de la vida cotidiana. B) Es un programa de formación, educación y desarrollo de habilidades turísticas para niños de 7 a 11 años, cuyo objetivo es formar recursos humanos capaces de ofrecer un servicio de calidad en la atención al turista, creando conciencia del valor histórico, social, humano y económico del patrimonio turístico de su comunidad. C) Tiene un código de honor, cuya consigna es cuidar, conservar, respetar, amistad y compañerismo, así como recomendaciones de no alejarse de las rutas establecidas para evitar accidentes o abusos por parte de los turistas. D) Sensibiliza al turista y a la comunidad receptora para cuidar el patrimonio arquitectónico y natural de Real de Catorce.

Los puntos relevantes de este programa, promovido por una funcionaria originaria de Real de Catorce, dejan entrever no solo un proyecto institucional, sino también que está anclado en un conocimiento de la población de la región. El hecho de que se dirija a niños de entre 7 a 11 años se debe a que es la edad en la que pueden practicar este servicio, acompañados de sus padres. Cuando Los Guardianes son adolescentes se integran a otras actividades como el comercio o como guías de turismo, ya con el prestigio de ser ex Guardianes. El inciso a) pone el acento en los niños y en la transmisión en un proyecto innovador que subraya el pasado y el presente, donde familias viven de los visitantes, ya sean turistas o peregrinos. El inciso b) se refiere a la formación de los niños, el desarrollo de habilidades turísticas y a la conciencia del valor histórico, social, humano y económico. El inciso c) hace énfasis en la condición de niños que deben respetar reglas, pero también en su vulnerabilidad frente al turista. Finalmente, el inciso d) habla de la sensibilización de los Guardianes hacia el turista respecto del patrimonio arquitectónico y natural de Real de Catorce, como parte del argumento o “selección” del lugar para su certificación. En suma, los cuatro principios expresan, por un lado, una propuesta institucional que le otorga seriedad y, por el otro, la participación de padres y niños en un proyecto colectivo apropiado.

La apropiación de este proyecto, su implementación y desarrollo por parte de los padres y los niños en cuestión marcan las especificidades de su continuación en casi dos décadas, enfatizando la transmisión por la participación activa de los niños en dicho programa.

Implementación y participación

La invitación a la primera generación de Guardianes se hizo a través de la escuela primaria del lugar y se organizó una reunión informativa con los padres interesados en que sus hijos participaran. Los padres que aceptaron visualizaron la formación de sus hijos en los cursos para dar un servicio turístico en beneficio de ellos y de su comunidad. También hubo niños y padres que no deseaban participar en dicho programa, debido a que ya tenían actividades comerciales familiares definidas; pero otros, entusiastas, conformaron un grupo de aproximadamente 20, de los cuales ocho son hombres y doce son mujeres de entre 8 y 11 años de edad. Obtuvieron su formación en cursos planeados por la Delegación de Turismo, en fechas acordadas por los padres para no interferir en la escuela. También nombraron a dos mamás responsables, que se iban renovando cada dos o cuatro años, dependiendo de la participación de sus hijos.

Los actuales ex Guardianes tienen 25 años; algunos se dedican al comercio, otros continúan estudiando (leyes o medicina) y algunas más son madres de familia. Las primeras generaciones anhelan los tiempos en que fueron Guardianes, incluso esperan que sus hijos lo sean en algún momento. Tres Guardianes de la primera generación recuerdan las visitas que hacían en la sierra de Catorce, a la ciudad de San Luis Potosí y otros lugares, como parte de su formación. Insisten en que se trataba de lugares que jamás imaginaron que existían, como Alamitos de los Díaz,6 a donde se iban de día de campo. Recuerdan también la relación y los intercambios que debían efectuar entre ellos, también las diferencias y la gran emoción de ese tiempo. Estos jóvenes y madres de familia continúan aplaudiendo la continuación del proyecto. Lo anterior refleja la aceptación y el interés en su participación, el de las madres y los niños y niñas.

La participación de los niños (7-11 años) es temporal, con su aprobación y la de sus padres, en un proyecto apropiado por ellos. No olvidemos que se trata de un servicio, aprenden a dar un servicio a su comunidad formándose para atender al turista, y reciben una propina, lo que los incentiva a continuar en este programa. ¿Estamos frente a una forma de enseñar a relacionarse con los de fuera desde la niñez? Esta pregunta no está lejos de la realidad, dada la constante circulación de personas y la poliactividad económica que practica la población en la región.

En 2015 había entre 14 y 16 Guardianes de ambos sexos, que activamente tomaban parte en el programa. Dos madres de familia coordinan sus actividades para participar en fines de semana y puentes laborales, fechas en que los turistas llegan a Real de Catorce.

No podemos negar que también existen, como en muchos lugares, las disputas entre adultos sobre lo tradicional, entre el pasado y el presente, moderno, ecológico, o sobre el repliegue de sus habitantes a la periferia. La población afirma que no quieren hacer de Real de Catorce un San Miguel de Allende, Guanajuato, pues varios guías de turistas que han visitado esta ciudad han observado que los pobladores locales se limitan a ser empleados de servicios turísticos y han sido expulsados a las periferias.

En efecto, observamos una separación del proyecto de los Guardianes con las políticas públicas que se aplican de forma general. Este fenómeno es común en el mundo, pues existe una “homogenización” de las políticas públicas, como lo indica Berliner (2010, pp. 90-105) al abordar la política de la UNESCO en Luang Prabang, en Laos, que evidencia desfases entre la necesidad de preservar, transmitir y salvaguardar con la forma en que se viven los fenómenos de la patrimonialización.

Estos niños y jóvenes Guardianes se forman como agentes locales con otra visión de su entorno, para enfrentar a los empresarios de turismo en la región. Estos últimos focalizan su actividad turística proponiendo productos ecológicos -los mismos que consumen los catorceños pero en otra presentación-, innovando en la comida europea y de Real con productos regionales como las ensaladas de cabuches, tés de yerbas del monte ofrecidas en presentaciones atractivas, sesiones de yoga, bodas huicholas oficiadas por mara’akame o “bodas mágicas”, es decir, bodas católicas propias de un Pueblo Mágico.

Los jóvenes ex Guardianes asumen que el comercio es lo suyo y se asocian para montar proyectos comerciales destinados al turismo y al peregrino católico, pero también tienen otras expectativas como las de seguir estudiando, ser médicos o guías de turistas.

Al inicio de cada temporada, madres y Guardianes se dan cita en la oficina de turismo del municipio a una hora establecida. Las madres coordinadoras pasan lista, verifican que los niños porten el uniforme de Guardián, otorgado por la Delegación de Turismo a cada niño y niña participante, que consiste en una gorra, un mandil escolar y un morral. Les distribuyen la folletería turística a la mano,7 que es generada por la Secretaría de Turismo del estado o por la Delegación del Altiplano, y les asignan lugares específicos para atender al turista. Los Guardianes deben proporcionar su servicio en grupos de dos o tres niños y/o niñas. Estos puntos constituyen lugares emblemáticos de Real de Catorce: el atrio de la parroquia, la entrada al Centro Cultural, la plaza o jardín y el palenque.

La parroquia es uno de los lugares que recuerdan como el símbolo religioso de la creación de los reales de minas y que actualmente es el destino de los peregrinos católicos que visitan a San Francisco. El Centro Cultural, antigua Casa de Moneda, exhibe pintura, fotografía y escultura sobre Real de Catorce, los huicholes o artistas contemporáneos, además de ofrecer cursos y talleres temporales sobre estas artes. La plaza o jardín es el lugar de reunión de los catorceños, donde se encuentra el quiosco y a donde los turistas convergen en un módulo de turismo. El palenque es donde se jugaban gallos de pelea en la época del auge minero y, al conservar su arquitectura de otro tiempo, actualmente es sede de conciertos y eventos culturales. Estos son los lugares y edificios recomendados para que los niños hagan sus recorridos; más allá de este perímetro lo tienen prohibido, también jugar o subirse a los juegos que encuentren por su paso.

En los puntos de reunión antes descritos, los Guardianes esperan a los turistas, les proponen visitar estos lugares, les ofrecen recorridos y conocer las leyendas del antiguo real de minas. Ofrecen este servicio indicando que si gustan dar alguna propina, es voluntaria. Algunos Guardianes repiten las leyendas que les enseñaron en los cursos de formación, pero otros prefieren contar las versiones familiares.

La creatividad e improvisación de los Guardianes, la interiorización de la historia del lugar, fruto de sus cursos, y el vínculo que hacen con el conocimiento transmitido por sus abuelos y padres están presentes, así como las bromas y los juegos de iniciativa propia, que son recibidos con beneplácito por los turistas, quienes generalmente les proporcionan una ayuda voluntaria o propina.

Dos recorridos en Real de Catorce

Madres y Guardianes estaban enterados de mi presencia y del interés que para mí tenía este proyecto respecto del rol de los niños en el Pueblo Mágico. Aclaré, a las madres coordinadoras -ante su insistencia en explicar que no era un trabajo lo que los Guardianes hacían, sino un servicio-, que no compartía la idea de concebir el servicio que los niños y las niñas Guardianes efectuaban como trabajo infantil o como explotación infantil, según se les había señalado anteriormente. Expliqué que mi interés radicaba, más bien, en conocer el servicio que dan los Guardianes para tener una idea más amplia de su participación y mostrar lo limitado que podrían ser esos cuestionamientos. Con estas aseveraciones, aceptaron que formara parte de los diferentes grupos de Guardianes. También advertí que solicitaría la autorización de los turistas para seguir a los grupos.

La víspera de la Semana Mayor de 2015, reunidos en la oficina de turismo local, una madre coordinadora pasaba lista. Anunciaba el nombre propio de cada niño y niña, tachando en la lista su asistencia; verificó que llevaran puesto el uniforme completo, distribuyó folletería y asoció a los niños y niñas por grupos, preguntándoles e indicándoles los lugares en donde querían o podrían permanecer para dar su servicio. Asociaba a niños y niñas de más edad con los de menor edad, diciendo que pasaría a visitarlos en los puntos asignados. Les recordó que no olvidaran el código de honor de los Guardianes8 y mi posible presencia en sus recorridos.

Con la confirmación de la coordinadora, descubrí que muchos eran hijos de caballerangos de la cooperativa, otros eran hijos de guías de turistas, mientras que otros eran hijos de comerciantes. Esto explicaba la facilidad que estos niños tenían para vincularse con el turismo: es una práctica familiar que diseña una especialización de actividades múltiples.

El Centro Cultural y los huicholes

Una pareja de Guardianes, conformada por un niño de 9 y una niña de 11 años, esperaba la llegada de turistas en la antesala del Centro Cultural. Seis hombres mayores ingresaron pagando la cuota respectiva. De inmediato, el niño les propuso explicarles el recorrido y uno de los turistas aceptó con beneplácito diciendo: “¡si esto existiera en Cuernavaca, sería un éxito!”, haciendo alusión al servicio que los Guardianes les proponían.

Comuniqué al grupo mi interés antropológico por acompañarlos y aceptaron. Los seguí, evitando inmiscuirme en el diálogo que establecían, salvo cuando los niños o los turistas lo solicitaban.

Los Guardianes insistieron en que no era posible tomar fotografías en las salas. En ese momento, otro miembro del grupo insistió: “espérense, espérense, un momentito, les tomaré una foto a los dos”. Los dos Guardianes aceptaron la toma fotográfica. Todos aceptamos las condiciones e iniciamos el recorrido. Aun cuando el Centro Cultural posee varios pisos y salas, iniciamos por el piso de la entrada principal, en donde había una exposición sobre los huicholes. La exposición mostraba la historia de los huicholes que, desde la Sierra Madre Occidental, visitan las planicies desérticas de Catorce para recolectar peyote y utilizarlo ritual y colectivamente en sus propias rancherías y comunidades. A partir de objetos de cerámica, mapas, fotografías, pinturas de estambre y al oleo, se presentaba dicho viaje y contenido.

Un Guardián comenzó diciendo frente a los primeros objetos: “estas son las figuras de barro de los huicholes de antes [esculturas prehispánicas, y continuó la explicación sobre fotografías de Karl Lumholtz9], estas son las danzas para ofrendas o las danzas de mara’akame”. “Ok”, dijo un miembro del grupo. Continuó el guardián: “o también dejan sus ofrendas en algunas partes, cuando van a hacer sus ofrendas. Y ellos echaron la maldición para los que se las robaran”. Preguntó uno del grupo, “¿y, bueno, la nación huichola, de dónde abarca?”. El Guardián respondió, “de Nayarit”; la niña Guardián agregó, “de Jalisco” y el primero complementó: “hasta acá, hasta San Luis”. Un miembro del grupo se dirigió hacia mí insistiendo sobre su duda y ante la cara un tanto preocupada de los Guardianes: “Pero ¿comparte territorio la nación huichola con los coras?”. Intervine: “en la Sierra Madre Occidental hay huicholes, coras, tepehuanos y mexicaneros”. Volvió a preguntar, “¿y esto es toda la dispersión de los nahuatlacas?, ¿de las tribus?”. Su pregunta aludía a la torre de Babel. Expliqué el mito de Aztlán, la migración del norte hacia el sur y cómo la arqueología había demostrado la migración inversa. El grupo observó que las pirámides circulares de la exposición existían también en Pátzcuaro, Michoacán, dirigiéndose a mí. Les comenté que Cuicuilco, en la ciudad de México, era una construcción circular y que eran formas arqueológicas del preclásico. “¡Ah sí, no me acordaba!”, añadió uno de los miembros del grupo.

Seguimos a los Guardianes. La niña continuó: “el venado era el animal más sagrado para ellos, era como el dios más poderoso… y cada vez que el venado tocaba el piso, salían unas flores azules, porque decían que el verde y [es] el azul, pero una vez que no alcanzó a pisar y se tropezó, se cayó [el venado], la sangre se volvió peyote”. Un miembro del grupo preguntó: “¿y se lo comían?, ¿al venado?”. La niña Guardián omitió la pregunta y continuó: “estos que tienen forma de… con chaquira, se llaman jícaras”. Su compañero agregó: “las hacen para una ofrenda para sus dioses”.

El recorrido continuó con preguntas sobre las pinturas y fotografías. Llegando a un cuadro gigante de estambre, la niña explicó: “en las orillas del mundo [están] ¡dos víboras de cascabel y dos venados”. Un miembro del grupo cuestionó: “¿por qué todos se murieron?, ¿por qué hay un diluvio?”. El niño Guardián contestó: “son las alucinaciones que ellos…”. Un miembro del grupo intervino: “¡pero sí!, hay un diluvio en cada cultura, una destrucción”.

En otra fotografía de Carl Lumholtz en la que mara’akates10 llevan el carcaj, hecho de piel de venado, y portan sus instrumentos rituales, los Guardianes dijeron: “¡estas las lleva el mara’akame!”, aludiendo al carcaj y esos objetos rituales.

La exposición concluyó con un mapa del viaje ritual que los huicholes efectúan desde la Sierra Madre Occidental hasta las planicies desérticas potosinas, destino de recolección de peyote, para consumirlo durante las ceremonias del ciclo de vida y agrícolas en sus propias rancherías y comunidades. Los Guardianes trataban de explicar este viaje, pero el grupo de turistas solicitó hacer una foto con todos los miembros del grupo; los Guardianes asintieron y yo también hice una toma. Los Guardianes proponían ver otra exposición, pero el grupo les agradeció cordialmente el recorrido, los felicitó por su explicación y les dio una propina.

Los niños, por su parte, comentaron al final que “los señores estaban interesados [en su servicio] y eran amables”. A ellos mismos les gustó “explicar los cuadros, la representación”.

Explicar, adecuar, ignorar e intercambiar

En este recorrido observamos que los Guardianes concluyen su servicio con una sola exposición, la principal que está en el piso de acceso al edificio. Cabe señalar que desde 2008 existe una exposición fotográfica permanente de fotos antiguas en blanco y negro de Real de Catorce, ubicada en uno de los pisos de abajo. A esta exposición, los adultos que son guías locales de turistas llevan a sus grupos a verla con el orgullo de dar a conocer su memoria en imágenes.11

Por su parte, los Guardianes explican la información general de los cursos que tomaron sobre los huicholes. Saben que ellos visitan la región para recolectar el peyote, pero también los ven vendiendo artesanías y saben del interés de los turistas de ir a conocer los lugares donde crece el peyote y donde ofrendan en el desierto. Ellos mismos interpretan las cerámicas, fotografías, pinturas y cuadros de estambre de la exposición temporal12 “La Nación Huichol. Desde el mar hasta el desierto”, porque en sus cursos estos objetos no estuvieron presentes por formar parte de la curaduría independiente de Conservación Humana, A. C., y el Museo Zacatecano.

Los Guardianes distinguen la dimensión temporal arqueológica de la contemporánea. Para ellos, las “figuras de barro” pertenecen a los huicholes “de antes”, mientras que las ofrendas son contemporáneas, como las que depositan en los lugares sagrados del desierto. No existe un guión previo a seguir. La información que los Guardianes poseen refiere la mitología huichola sobre el venado, personaje del mito de creación que con sus huellas produce el peyote en el desierto, siguiendo las huellas de los ancestros (Gutiérrez, 2010). Las preguntas de los turistas sobre la ubicación de los huicholes cercanos a la nación cora producen un desconcierto en los Guardianes, pues ellos saben que los primeros viven en dos estados de la República mexicana (Nayarit y Jalisco) y anexan: “[vienen] hasta aquí, San Luis Potosí”. Ellos poseen un conocimiento de su entorno, porque saben que los huicholes visitan la región para la obtención del peyote haciendo ofrendas, pero no conocen la sierra ni los lugares de procedencia de los huicholes que frecuentan el altiplano potosino.

El robo regular que se ha efectuado de las ofrendas en el desierto estimula a los Guardianes para afirmar: “hay una maldición para quienes lo hagan”. Esta maldición es una exhortación al turista para no robar dichas ofrendas, pero también forma parte del conocimiento local acerca de la coerción existente frente a hechos reprobables: “no deben emborracharse porque en la noche se les aparecen los difuntos; no pases por el panteón de noche porque puedes encontrar ‘músicos’ que te invitan a ir con ellos a una fiesta en donde todos son difuntos”.13

La explicación de las dos víboras de cascabel y los dos venados en el cuadro gigante de estambre y las preguntas de los turistas sobre el diluvio son entendidas por los Guardianes como “alucinaciones de ellos” (debido al consumo del peyote), mientras que para los turistas es el diluvio “en cada cultura, una destrucción”. La explicación sobre los efectos de la ingesta del peyote como alucinaciones es del conocimiento común en la población, que, a su vez, conoce el interés de los extranjeros en su consumo y los efectos de este cacto.

Finalmente, encontramos el reconocimiento de los turistas al servicio que ofrecen los Guardianes y a la interlocución con la antropóloga.

Vemos que los Guardianes no se cohíben ante las preguntas, las respondan o no, y con cierta tensión continúan con su explicación. En este recorrido, la improvisación y la creatividad están al identificar imágenes y esculturas de la exposición temporal, que les evoca lo aprendido en los cursos sobre la cultura de los huicholes, pero también sobre el conocimiento local, como vimos en sus explicaciones asociadas a sus experiencias sobre los huicholes y los turistas.

La satisfacción de los turistas por haber sido acompañados y haber recibido la explicación de la exposición por parte de los Guardianes les hace ofrecerles una propina de cien pesos. Con los ojos bien abiertos, los Guardianes la reciben dando las gracias. Cuando se despidieron los turistas, les pregunté “¿qué les pareció el grupo y el recorrido con ellos?”. Consideraron: “Son amables los señores, y les dio gusto la explicación”.

En este recorrido es posible observar la aceptación de Guardianes y turistas para el intercambio mutuo, pero con una salvedad, los turistas son “señores” en este caso, lo que abre la posibilidad de asociar el servicio que proporcionan a personas que reconocen en sus propias clasificaciones. Hay distancia, pero también los reconocen. Los “señores” valoran el servicio de los niños, aceptan la improvisación, el silencio como rechazo a responder, la curiosidad de ser guiados por un niño y una niña en una exposición en Real de Catorce. Los Guardianes permanecieron en la antesala de la entrada al Centro Cultural esperando nuevos turistas.

Ahora pasaremos a un recorrido en donde la interacción es más intensa entre los Guardianes y los miembros del grupo al que dirigen, improvisando bromas sobre los saberes locales.

El palenque y el panteón

La pareja de Guardianes compuesta por dos niños de 8 y 10 años, uno más callado, con la clara intención de hacer seriamente su servicio, siguiendo las reglas y recomendaciones; mientras que el otro, más parlachín, hacía bromas y espantaba a los miembros del grupo. Ambos se ubicaban en el palenque, a donde llegaron dos profesores de preparatoria de Rioverde, San Luis Potosí, que llevaron a conocer Real de Catorce a un grupo compuesto por 15 estudiantes de ambos sexos.

Al entrar el grupo al palenque, los Guardianes se aproximaron a este proponiéndole: “¿les gustaría que les dijéramos leyendas y los lleváramos al panteón?”. Los maestros les preguntaron cuánto les cobraban, y ellos respondieron que lo que quisieran darles de propina. Los maestros y los estudiantes acordaron que cada uno aportaría cinco pesos. Les pregunté igualmente si estarían de acuerdo en que los acompañara, explicando la investigación que hacía, así como en grabar en audio algunas explicaciones. Estuvieron de acuerdo.

Los dos Guardianes se ubicaron al centro del palenque, pero solo uno dio inicio a la leyenda del gallero Federico Llamas:

Has de cuenta, bueno… había una vez un gallero que se llamaba Federico Llamas. Había una pelea de gallos, y vino y peló con el conde; entonces le hizo una apuesta, le dijo [el conde] que si él [Federico] le ganaba, entonces lo invitaba a su casa a cenar y Federico Llamas aceptó. Luego ganó Federico Llamas y se fueron a la casa del conde a cenar… Salió su hija y Federico Llamas se le quedó viendo y le gustó mucho; cuando ya se iba a ir, le dijo al conde que ya se iba, pero el conde no lo dejó; él le dijo que se quedara un poco más. Entonces, ya después, le dijo otra vez Federico Llamas que ya se iba. Entonces el conde le dijo que sí, pero que lo iban a acompañar dos de sus guardaespaldas. Entonces, al tiempo de irse, se encontraron un árbol; había un hacha y un mecate. Entonces los guardaespaldas lo agarraron y lo colgaron del hilo, del mecate, y le cortaron la cabeza. Entonces dicen que cuando hay luna llena y canta un gallo, sale Federico Llamas con su gallo en una mano y la cabeza en otra y, dicen, da recorrido [al ruedo del palenque] y al último se para aquí, donde estoy yo [hace un gesto de estupor], y dice “yo soy Federico Llamas con el gallo colorado y nadie me podrá ganar”.

Algunos del grupo afirmaron que es una leyenda muy bonita y se colocaron en las gradas del palenque para que el Guardián les tomara una fotografía. Este les dijo: “va a salir muy negra [a contraluz], muévanse [con la mano les dice que hacia a un extremo] para que salga bien”. El grupo se movió y él les hizo la toma.

Continuaron con el recorrido al panteón y después a la Alameda. En el trayecto hacia el panteón, el Guardián más callado comentó que pasarían por el hotel donde se han filmado películas y telenovelas. Todos, eufóricos, decidieron pasar al hotel y se tomaron fotografías, alargando el tiempo del recorrido, ante lo cual los Guardianes insistían en que debían irse al panteón; así lo hicieron.

En el camino, comentó el Guardián más espontáneo: “se dice que cuando vas caminando, así por el empedrado chico [que es el más antiguo], oyes campanadas. Es como un imán, te atrae a ellas y entonces entras al panteón y están todos los muertos levantados y están oyendo misa en latín y cuando se acaba la misa, el padre se da vuelta y da la bendición y es una calavera. Allí se acaba el hechizo. Y dice ah, ¿por qué estoy aquí, ¡todo desconcertado!?”.

Algunos miembros del grupo se estremecieron al entrar al panteón, por lo que pedían a otros: “dame la mano”, “¡no te adelantes!”. El Guardián más callado anunció que “la herrería de la puerta principal tiene flores de peyote” y se las mostró. Esta puerta constata la importancia del peyote en Real de Catorce.

El otro comentó: “¡pero aquí salen fantasmas en la noche! Y ¡algunas ardillas se meten a las tumbas a comer!”. Mientras el grupo entraba al panteón, ellos iban viendo los nombres de las tumbas. El niño Guardián más callado proporcionó los nombres de personajes reconocidos del auge minero y sus tumbas. El Guardián más espontáneo detuvo su explicación para preguntar, justo a la entrada de la capilla de Guadalupe: “¿quién fue el que pisó las tumbas?”. Un miembro del grupo dijo: “ese muchacho de allá”. El Guardián añadió: “y tú también!”. El otro contestó: “¡Ah, ¿yo?, no, ¿cómo?, yo no pisé nada!”. El Guardián más callado, al ver al joven preocupado, dijo: “eso no es cierto, no les van a jalar los pies”.

Otro joven solicitó a los Guardianes repetir lo que comentaron al principio sobre Real de Catorce. El más callado de ellos refirió: “Real de Catorce, cada palabra tiene su significado. Real, por las monedas que se acuñaron aquí, que eran de dos, cuatro y ocho reales. Catorce, por los quince bandidos que fusilaron, nada más que uno se escapó, por eso son catorce”. Los miembros del grupo respondieron: “¡gracias!”.

Salieron del panteón después de que los Guardianes mostraron un cajón tipo ataúd de madera en el que se presume que llegó a Real de Catorce la imagen de bulto de San Francisco de Asís. Ya en la puerta principal del panteón, a la salida, el Guardián travieso insistió: “los que pisaron las tumbas hagan así” y frotó en el piso siete veces sus pies, como dando siete pasos en el mismo lugar, y añadió “¡con esto no les pasará nada!”. Varios jóvenes repitieron la acción, ante el gesto divertido de todos. El mismo Guardián continuó: “¡es un pequeño ejercicio para que no engorden!”.

Nos desplazamos a la alameda, que se ubica muy cerca del panteón, donde hay varios álamos y en donde se encuentra cercana la antigua plaza de toros, actualmente derruida, así como un parque de juegos infantiles. Uno de los Guardianes corrió a columpiarse mientras que el otro se quedó diciéndome “eso no se puede hacer, lo van a regañar”. Cercano estaba el lugar donde se suponía que habían fusilado a los catorce bandidos y lo señalaron. Allí dieron por terminado el recorrido. Una maestra explicó a los Guardianes que su propina se las daría el maestro, quien había recolectado la participación de todos, pero que lo encontraríamos en el camino de regreso. Los Guardianes y yo caminamos hacia la oficina de Turismo, nos encontramos con el maestro en el camino y este les dio la propina asegurada. Los Guardianes agradecieron y decidieron irse por una calle paralela a la calle principal para comprar dulces, para así evitar las multitudes. El resto lo ahorran para adquirir posteriormente algún juguete o ropa. Después de cada recorrido deben presentarse en la oficina de Turismo municipal.

Explicación, innovación y diversión

Los dos Guardianes son distintos, uno trata de seguir la información aprendida y el reglamento, mientras que el otro proporciona su servicio divirtiéndose y haciendo bromas a los turistas. Ambos dominan el conocimiento adquirido en los cursos, pero además poseen la habilidad de comentar contenidos propicios en el momento y lugares adecuados. Con ello desencadenan estados de ánimo en los jóvenes turistas. Tal como sucedió con la leyenda del gallero en el palenque, donde el Guardián transmitió el estupor de la aparición de seres de otro mundo.14 Posteriormente, propiciaron la distensión, como sucedió en el hotel, el cual fungió como escenario de tomas fotográficas, para poder continuar hacia el panteón. El niño más callado proporcionaba información al grupo, los tranquilizaba, como lo hizo al señalar los peyotes en la herrería de la puerta o al externar que los muertos no jalan los pies. Las tumbas conforman el piso o se encuentran juntas unas de otras, por lo que pisarlas es un hecho inevitable tanto en la capilla como en el panteón. Las bromas que hizo un Guardián a los jóvenes se deben a este hecho. Lo anterior refleja la habilidad y creatividad para transmitir una coerción social local: lo que no se puede hacer en los lugares donde aparecen fantasmas. Estos fantasmas están ligados a las leyendas del ex real de minas: aparecidos, muertos, brujas, entre otros. Por otra parte, vemos que, aun cuando existe un código de honor de los Guardianes que incluye la prohibición de jugar, algunos no resisten la tentación frente a un columpio, lo que muestra que el patrimonio infantil se trata efectivamente de espacios en uso.

Los estudiantes ven a los Guardianes como informantes de su historia, pero también como niños que poseen un conocimiento para transmitir, además de reconocer su habilidad en las bromas. Ellos no dudan de que les pueda pasar algo por haber pisado las tumbas, por ello, al salir del panteón, algunos hacen las siete pisadas para evitar que los muertos les jalen los pies en la noche.

Estamos frente a unos Guardianes que dominan su entorno, lo cuidan y lo transmiten, es decir, la relación que establecen ellos mismos con los lugares, las historias, el tiempo, las bromas y los jóvenes turistas son dinámicas. El acuerdo entre Guardianes se concreta con la distribución equitativa de las propinas. Pero ¿que sucede con la idea que se forjan los Guardianes de la historia?

Los Guardianes y la historia

Para estos Guardianes, la palabra “historia” les remite a los hechos sucedidos anteriormente en el real de minas, como este mismo nombre lo evoca: las minas, la plata, la acuñación de monedas, las leyendas y los monumentos históricos: la parroquia, la capilla de Guadalupe, el palenque, el panteón y la antigua plaza de toros. Se trata de lugares en uso, que ellos mismos pisan en la vida de todos los días. No se trata de monumentos que se abren solamente para el turista. Además, los Guardianes les dan contenido propio, tanto a las leyendas y los lugares. A los jóvenes de entre 15 y 21 años que fueron Guardianes, el haber participado en este programa les facilitó conocer a turistas, haciéndolos amigos. Muchas veces, cuando estos regresan ya no los recuerdan, sino hasta cuando estos les hablan por sus nombres al cruzarlos por las calles.

Los ex Guardianes señalan que lo que más les gusta de Real de Catorce es su historia, lo que sucedió antes y sus costumbres, que deben transmitir a las nuevas generaciones y a los turistas. Los jóvenes que participaron en el programa indican que aprendieron a valorar lo que es suyo. Muchos son estudiantes ahora, quieren ser médicos militares o guías de turismo, otros que son padres anhelan que sus hijos deseen ser Guardianes y los apoyarían con todo. Algunos cooperan con el trabajo del comercio que practican sus padres y que está dirigido a los peregrinos, otros se asociaron para iniciar la venta de algún producto destinado al turismo.

En esta Semana Santa, algunos Guardianes, al terminar sus recorridos a las dos de la tarde, ya estaban listos con su indumentaria para participar como apóstoles en la bendición del Domingo de Ramos del pueblo. Así los observamos participar en los recorridos turísticos y, después, en la ceremonia de bendición de ramos. Vestidos de Apóstoles, ellos llevan los ramos o un incensario en este recorrido que va del puente de Guadalupe hacia la parroquia. Los Guardianes, además de participar en sus actividades de fines de semana, van a la escuela, juegan futbol, ven la televisión y colaboran con sus padres en sus comercios de abarrotes, de objetos religiosos o de comida, entre otros.

Antiguos y actuales Guardianes aseguran que los lugares que más les gustan de Real de Catorce son el pueblo, por su tranquilidad (cuando no hay turistas), a otros, el palenque por la misma razón. Entre los jóvenes, destacan las orillas del pueblo o el pueblo fantasma, justamente por su tranquilidad. Podríamos encontrar una contradicción entre la tranquilidad de su entorno y su actividad como Guardianes en medio de turistas. La cuestión es justamente que son Guardianes durante algunos fines de semana y puentes laborales, mientras que el resto del tiempo viven y disfrutan su pueblo a lo largo del año. Incluso, durante las fiestas de San Francisco de Asís, tiempo en que llegan muchos peregrinos, o durante las ceremonias masivas del turismo místico, así como las reuniones de la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) vinculadas al problema minero, los Guardianes no practican su actividad.

¿Cómo podemos entender el rol de los Guardianes en este contexto y en sus múltiples variantes entre políticas turísticas, vida familiar, infantil y de turismo?

Conclusiones

Concebir la actividad de los Guardianes como trabajo infantil o explotación infantil sería sumamente limitado, como lo hemos ya mencionado, pues dejamos de lado aspectos fundamentales de la vida en el “entre niños”. Se trata de la creatividad, la innovación, la posibilidad y capacidad de bromear con los grupos a los que dan servicio o de ignorar también sus preguntas. Lo anterior deja entrever la sensibilidad que poseen y pueden desarrollar los Guardianes en este servicio. La misma sensibilidad que les permite distinguir entre un recorrido con un grupo visitando los mismos lugares que para ellos son especiales porque son los lugares donde les gusta jugar o apreciar el silencio. La relación que pueden establecer con los turistas es una forma de comprender el interés que los de fuera tiene sobre su pueblo, pero también es la oportunidad de hacerles saber que esos lugares que ellos mismos les muestran son lugares vividos por ellos, proporcionando otra concepción del patrimonio, sin utilizar este término.

El “entre niños” permite también comprender que la transmisión ocurre en varios sentidos. El programa institucional, la aceptación de los padres y de los niños para participar (vertical), por un lado, la convivencia entre los Guardianes mismos y la que tienen con los turistas (horizontal y vertical), por el otro. Finalmente, la innovación que ellos hacen de su actividad con su formación (horizontal), las historias contadas por sus abuelos y padres (vertical), las bromas y el efecto que tiene en los turistas (horizontal), las filmaciones en la localidad conocidas por los turistas y exaltadas por los Guardianes (vertical) hablan de las fuentes y de las formas complejas de circulación de los saberes, así como de la apropiación que han hecho los Guardianes de este proyecto.

Estamos frente a la interiorización de un proyecto que se presenta como política turística, pero que se trata, más bien, de un proyecto social que solo es posible ante la propuesta de una funcionaria originaria de Real de Catorce que goza del reconocimiento local y regional. Así, padres y Guardianes participan innovando, aportando, transformando, con creatividad de unos y otros.

Para los Guardianes, el patrimonio no edifica monumentos del pasado, pues ellos viven e intervienen en esos espacios, juegan, caminan, en la vida de todos los días. En este sentido, se trata de un “patrimonio” vivo y en uso, donde los niños y niñas intervienen activamente también en su transmisión.

Más que referirnos a un discurso y concepción perene de los patrimonios mixtos y de la transmisión que preserva, hemos visto el dinamismo de estos conceptos y otros, como el de habilidad, innovación, creatividad, trasmisión y expectativa que los niños ponen en juego, así como las bromas. Estamos frente a un fenómeno cuya actualización y estabilidad se debe a la experiencia individual y colectiva de los Guardianes en Catorce desarrollando una sensibilidad propia para poder transmitirla al turista.

Bibliografía

Alvarado Solís, N. P. (2009). La presencia de la muerte en la oralidad catorceña. En M. Zavala (ed.). Formas narrativas de la literatura de tradición oral de México. Romance, corrido, décima, leyenda y cuento (pp. 221-233). San Luis Potosí, San Luis Potosí, México: El Colegio de San Luis. [ Links ]

Alvarado Solís, N. P. (2015). Inclusión / exclusión. El conflicto en la cohabitación entre los habitantes de Catorce, San Luis Potosí. En M. Gámez (coord.). Minería y capital transnacional sobre un territorio en riesgo. Análisis interdisciplinario sobre el sitio sagrado natural de Wirikuta (pp. 163-188). San Luis Potosí, San Luis Potosí, México: El Colegio de San Luis . [ Links ]

Alvarado Solís, N. P., y González, O. (2013). El desierto mágico de los catorceños. El turismo en el desarrollo regional y social de Catorce, San Luis Potosí. En M. G. Guzmán y D. Juárez Bolaños (eds.). En busca del ecoturismo. Casos y experiencias del turismo sustentable en México, Costa Rica, Brasil y Australia (pp.135-152). San Luis Potosí, San Luis Potosí, México: El Colegio de San Luis. [ Links ]

Berliner, D. (2010). Perdre l’esprit du lieu. Les politiques de l’Unesco à Luang Prabang (rdp Lao). Terrain. Anthropologie & Sciences Humaines (55): 90-105. Recuperado de https://journals.openedition.org/terrain/14077Links ]

De Suremain, C. E. (2014). Ethics in ethnography. Anthropology confronted by its “little demons” (examples from Latin America). AnthropoChildren, 4(janvier). Recuperado de https://popups.uliege.be:443/2034-8517/index.php?id=2037Links ]

Díaz-Berrio Fernández, S. (1976). Zona de monumentos históricos de Real de Catorce, S.L.P. Estudio para su rehabilitación. Distrito Federal, México: Instituto Nacional de Antropología e Historia. [ Links ]

García García, J. L. (2007). Del conocimiento antropológico y de su patrimonialización. Política y Sociedad, 44(1): 159-173. Recuperado de http://revistas.ucm.es/index.php/POSO/article/view/POSO0707130159A/22395Links ]

Gutiérrez Del Ángel, A. (2010). Las danzas del padre sol: Ritualidad y procesos narrativos en un pueblo del occidente mexicano. Distrito Federal, México: Instituto de Investigaciones Antropológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México, Universidad Autónoma de Metropolitana-Iztapalapa, El Colegio de San Luis, Porrúa. [ Links ]

Ley de Protección del Patrimonio Cultural para el Estado de San Luis Potosí. Aprobada el 28 de julio de 2005. Recuperado de http://www.uaslp.mx/Centro-de-Documentacion-Historica/Documents/Ley%20de%20Protección%20del%20Patrimonio%20Cultural.pdfLinks ]

Lumholtz, C. (1904). El México desconocido. Tomos 1 y 2. Trad. B. Dávalos. Distrito Federal, México: Instituto Nacional Indigenista. [ Links ]

Nieuwenhuys, O. (1996). The paradox of child labor an anthropology. Annual Review of Anthropology, 25(October): 237-251. Recuperado de https://www.jstor.org/stable/2155826Links ]

Plano Informativo (17 de febrero de 2017). INAH restaurará patrimonio de Real de Catorce. Recuperado de http://planoinformativo.com/506143/inah-restaurara-patrimonio-de-real-de-catorce-slpLinks ]

Ramírez Morales, C. (coord.) (1996). Carl Llumholtz. Montañas, duendes y adivinos. Distrito Federal, México: Instituto Nacional Indigenista . [ Links ]

Razy, E. (2014). La pratique de l’éthique: De l’anthropologie générale à l’anthropologie de l’enfance et retour. AnthropoChildren, 4(janvier). Recuperado de https://popups.uliege.be:443/2034-8517/index.php?id=2046Links ]

Reyes-Pérez, O.; Vázquez-Solís, V.; Reyes-Hernández, H.; Nicolás-Caretta, M., y Rivera-González, J. G. (2012). Potencial turístico de la región huasteca del estado de San Luis Potosí, México. Economía, Sociedad y Territorio, XII(38): 249-275. Recuperado de https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=11122403009Links ]

UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) (16 de noviembre de 1972). Convención sobre la Protección del Patrimonio Cultural y Natural 1972. París, Francia: Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura. Recuperado de http://portal.unesco.org/es/ev.php-URL_ID=13055&URL_DO=DO_TOPIC&URL_SECTION=201.htmlLinks ]

1Para mayor información sobre las formas de cohabitación entre estos diversos actores véase Alvarado, 2014.

2Por ejemplo, el proyecto Estratégico Conacyt 2007, “Los minerales del real y su desierto mágico. Un proyecto turístico autogestivo, Colsan”.

3Esta Ley ha tenido varias reformas (última 5 de septiembre de 2015) en las definiciones de patrimonio y respecto de la competencia de instancias estatales. Este instrumento ha permitido los decretos de patrimonio cultural inmaterial excepcional de los potosinos del huapango (Periódico Oficial del Estado, agosto 2011), voladores de Tamaletom, Tancanhuitz, Procesión del Silencio, la cocina tradicional potosina y la Festividad Indígena de Día de Muertos, entre otros.

4Para mayor información sobre la construcción y apropiación de un nombre propio, en medio de un conflicto antiminero, que no existía para la población local, “los catorceños”, véase Alvarado, 2014.

5En colaboración con la Delegación Regional de Turismo de Matehuala, la Secretaría de Turismo del Estado de San Luis Potosí, Conservación Humana, A. C., y el municipio de Catorce.

6Un bosque cercano a Real de Catorce (aproximadamente a una hora y media en automóvil).

7Se trata de folletos con mapas del pueblo, los atractivos cercanos y la ubicación de los edificios importantes en el pueblo.

8Este código fue acordado entre los padres y sus hijos con la delegada de Turismo. La idea de este fue contar con un instrumento que otorgara seriedad y acuerdos para proporcionar este servicio y que, al mismo tiempo, protegiera a los niños de posibles abusos de turistas.

9Algunas de las fotografías de Karl Lumholtz se pueden apreciar en Lumholtz, 1981, I y II; Lumholtz, 1904.

10Término plural de mara’akame en lengua wirrarika que designa a los especialistas en rituales huicholes.

11Exposición resultado del Proyecto Estratégico CONACYT 2007 “Los minerales del real y su desierto mágico”, con la participación activa de las familias que curaron y donaron imágenes de sus álbumes fotográficos familiares.

12Si bien esta exposición es temporal (inaugurada en agosto de 2012), aún permanecía en 2015.

13Una versión de esta narración se puede encontrar en Alvarado, 2009.

14Estas leyendas de aparecidos han atraído la atención de programas amarillistas que presentan esta información como hechos “extranormales”, vocablo utilizado en el nombre del programa que se hizo en Real de Catorce en 2010, “Extranormal Real de Catorce”, de la televisora Azteca (recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=Cdnwr2rEh70).

Recibido: 27 de Noviembre de 2017; Revisado: 21 de Junio de 2018; Revisado: 22 de Junio de 2018

Creative Commons License Este es un artículo publicado en acceso abierto bajo una licencia Creative Commons