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Revista de El Colegio de San Luis

versión On-line ISSN 2007-8846versión impresa ISSN 1665-899X

Revista Col. San Luis vol.8 no.16 San Luis Potosí may./ago. 2018  Epub 14-Ago-2020

https://doi.org/10.21696/rcsl9162018830 

Reseñas

Los talleres de la vida de Ricardo Elizondo Elizondo

Marlon Martínez Vela* 

* Estudiante del Doctorado en Literatura Hispánica en El Colegio de San Luis. Correo electrónico: marlonmartinezvela@gmail.com.

Elizondo Elizondo, Ricardo. 2015. Los talleres de la vida. Monterrey, Nuevo León, México: Fondo Editorial de Nuevo León, Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, Fondo de Cultura Económica,


En esta novela póstuma de Ricardo Elizondo Elizondo (Monterrey, 1950-2013) pueden verse con claridad ciertas preocupaciones estéticas del autor regiomontano. Por una parte, está construida fragmentariamente, hay un gran número de personajes, el espacio se va modificando. Por otra parte, el tiempo es manejado en distintos ejes -divisiones marcadas por un periodo de tres horas del día, además de aquellas mostradas en analepsis y prolepsis de cada historia que tiene lugar en la obra-. Esto brinda una complejidad parecida a la de los recuerdos: traicionera, poco fiable y acomodaticia. Al final se proporciona un plano del fraccionamiento Amplios Llanos y Abundantes Montes donde se desarrolla la trama de la pieza.

La muerte, como en otras obras de Elizondo, juega un papel preponderante. En este vecindario ocurre un crimen que marca la vida de cada uno de los que viven o vivieron ahí. La historia se narra desde diferentes perspectivas y voces, de la forma como se enteraría alguien que preguntara en una colonia a los vecinos qué sucedió en la casa de fulano de tal. Entonces, cada uno daría su propia versión de los hechos, además de los detalles de su propia vida; de aquella que les interese destacar. Anejos a estos cuadros se presenta la evolución del amorío infiel que desencadenará el hecho funesto.

Si Elizondo había narrado acerca de las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del XX enSetenta veces siete(1987) y parte del XX enNarcedalia Piedrotas(1993), enLos talleres de la vida(2015) la historia va de la década de 1940 a finales de la de 1980. Las tres composiciones literarias, ubicadas en el noreste de México, contribuyen a una imagen del desarrollo histórico de esa región y de sus conexiones tanto con el centro del país como con Estados Unidos.

De nueva cuenta, en esta pieza puede apreciarse la importancia de los personajes femeninos en la narrativa elizondiana como en sus obras anteriores, tanto en las novelas mencionadas como en los libros deRelatos de mar, desierto y muerte(1980) yMaurilia Maldonado y otras simplezas(1987). Leticia Barba, la mujer más bella del fraccionamiento, se convierte en amante de Samuel García, el taxista del vecindario, quien está casado con Rosa Alvarado. El triángulo amoroso está se encuentra en el centro de la trama; en sus esquinas hay otras historias fascinantes. Las mujeres siempre tendrán los roles decisivos. Quizá como sucede en la vida real.

Alguno encontrará una anécdota más entrañable que otra, pero todas generarán interés por saber de qué forma se relaciona con las demás o cómo se desarrolla en la pieza. La mayoría de los habitantes trabaja para una empresa y más de uno tiene algún trabajo extra. Por ejemplo, Adrián Baca es obrero y bongosero, da clases en su casa, maneja el montacargas en el trabajo y tiene un grupo de música tropical con el cual ameniza las fiestas de la colonia. Otro personaje es Beatriz Cantú, conocida como Ticho Cantú, de niña le decían Ticha y, con el paso del tiempo, se le quedó Ticho. Ella jugaba con chicos y empezó a usar pantalones en la secundaria. Luego ingresaría al equipo de voleibol y se dedicaría de lleno al deporte. A los 23 años conoció a Mirta, seis años mayor que ella, y la convenció de que se fueran como pareja a trabajar a Alaska. Ticho intentó suicidarse luego de la infidelidad de Mirta y regresó a la colonia, donde instaló una ferretería y tlapalería en la que suele beber con Samuel, su compadre. Antonieta Uribe, mejor conocida como Antoñona Clavel, interpretaba las voces para radionovelas y era bastante famosa, casi siempre estaba sola y tenía poco contacto con los vecinos, salvo el taxista que la lleva a la radiodifusora o adonde necesite desplazarse. Lucila García, la Güera Tamales, es hermana de Samuel, es decir, cuñada de Rosa. Precisamente, tiene ese mote porque es la que provee de tamales a los vecinos, y también está casada con alguien que en sus ratos libres se dedica a manejar un taxi.

Otro elemento que cobra relevancia en la ambientación de la novela es la literatura de tradición oral. Desde el título -Los talleres de la vida- asistimos al encuentro entre esta forma artística y la forma culta por presentarse en un libro.

Vamos a ver

los talleres de la vida

que hacen así,

así las peinadoras -imitaban a Miriam Danilo1-,

así las peinadoras

y así me gusta a mí.

Vamos a ver

los talleres de la vida

que hacen así,

así los cantineros -imitaban a Jiménez2-,

así los cantineros

y así me gusta a mí.

Para Elizondo es importante la recuperación de canciones populares que dan un aire de época como “Te busqué”, con Los Alegres de Terán; “Duerme”, con el Trío Irakitan; “Sabor a mí”, con Eydie Gormé y Los Panchos, o “Pecado”, con Pedro Vargas, por mencionar algunas. Asimismo, la presencia de la lírica infantil, que intitula el tomo, subraya la idea de que la literatura tradicional se nutre del entorno en que se acogen estas expresiones culturales. Si bien este recurso se había notado enNarcedalia Piedrotas, aquí se lleva a otras dimensiones porque funciona comosoundtrackdel volumen.

Esta novela presenta cierto costumbrismo que durante décadas ha sido denostado, pero que representa algunas de las mejores plumas que ha tenido la historia literaria de México como la de José Tomás de Cuéllar, o incluso expresiones anteriores como los cuadros de Guillermo Prieto, y que parece no abandonar a la literatura culta. En Elizondo, las descripciones de la cotidianidad dan cuenta de la configuración de una comunidad pequeña, como supone una colonia o un fraccionamiento, que en su microcosmos muestra lo que ocurre en otras partes del país, semejante en alguna medida a otros barrios en Hispanoamérica, o aun en otras partes del mundo. Por esta razón, no deja de ser relevante la composición de una microhistoria, ya que puede comunicar la situación humana ubicada hacia finales del siglo XX y los albores del XXI.

En esa búsqueda por la exploración de las diferentes manifestaciones culturales que pueden habitar en un espacio como el señalado en el noreste de México, Elizondo incluye prácticas y creencias incluyentes, ya no solo la católica, sino también la cristiana protestante, el espiritismo, el ocultismo y el ateísmo. Asimismo, muestra las diferentes prácticas sexuales que pueden encontrarse en un vecindario o en el mundo; de la soltería al matrimonio, de la heterosexualidad al homosexualismo, pasando por la bisexualidad y el travestismo.

Los talleres de la vidaes una novela que, sin duda, deleitará a los conocedores de la obra de Elizondo, y a quienes no la conocen les brinda la oportunidad de iniciarse en una de las plumas más dedicadas de las últimas décadas y que trabajaba meticulosamente, tanto en la investigación de los temas que trataba como en la palabra, a la manera de un orfebre que buscara los filos adecuados de cada palabra, los contrastes y matices que se podían ofrecer al lector.

No se merecía menos este autor en su última publicación.

Por último, cabe señalar que se trata de una espléndida edición con camisa, guardas en color verde oliva que le dan un toque elegante, así como las cajas que permiten una lectura cómoda.

Referencias

Ricardo Elizondo Elizondo (2015).Los talleres de la vida. Monterrey, Nuevo León, México: Fondo Editorial de Nuevo León, Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, Fondo de Cultura Económica. [ Links ]

1 Cultora de belleza que vive y tiene su salón de belleza en Amplios Llanos y Amplios Montes.

2 Daniel Jiménez tiene su domicilio en el fraccionamiento, es dueño de un bar y una cantina en otra parte de la ciudad; también se dedica a la usura.

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