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Migraciones internacionales

On-line version ISSN 2594-0279Print version ISSN 1665-8906

Migr. Inter vol.12  Tijuana Jan./Dec. 2021  Epub Oct 25, 2021

https://doi.org/10.33679/rmi.v1i1.2075 

Artículos

Adolescentes del África Occidental: motivaciones y reflexiones del proceso migratorio. Un análisis comparado

José-Javier Navarro-Pérez1 
http://orcid.org/0000-0001-6363-7154

Ángela Carbonell2  * 
http://orcid.org/0000-0003-2180-4123

Francisco Xavier Aguiar-Fernández3 
http://orcid.org/0000-0001-5672-257X

1 Universidad de Valencia, España, j.javier.navarro@uv.es

2 Universidad de Valencia, España, angela.carbonell@uv.es

3 Universidad de Vigo, España, francisco.aguiar@uvigo.es


RESUMEN

Este artículo presenta la percepción de profesionales-expertos y de adolescentes del África Occidental sobre su proceso migratorio, y su paso por España cuando se dirigen hacia Europa. Tiene por objetivo 1) identificar estímulos para migrar, 2) analizar la influencia de la familia en la toma de decisión y 3) señalar condicionantes del proceso migratorio. Se utilizaron técnicas cualitativas como relato de vida, panel de profesionales-expertos, Delphi y DAFO. Los resultados profundizan en la escasez de recursos económicos familiares, el estatus de adulto que el adolescente recibe en origen, bajos ingresos y escasa cualificación como estímulos motivacionales para decidir migrar. Como conclusión, se identifica esta migración construida en idénticos parámetros que de adultos. Se hallaron percepciones diferentes entre adolescentes y profesionales en cuanto a las remesas y la influencia familiar para migrar. Como implicaciones para la práctica se detectó la necesidad de especializar a los profesionales del sistema de protección que atienden estos adolescentes.

Palabras clave: 1. adolescentes; 2. migración; 3. proceso; 4. África Occidental; 5. Europa

ABSTRACT

This article presents the perception of professional experts and adolescents from West Africa on their migration process and their passage through Spain as they head toward Europe. Its objectives are 1) identify the reasons to migrate, 2) analyze family’s influence on decision-making, and 3) point out the factors conditioning the migration process. Qualitative techniques such as a life story, a panel of professional experts, Delphi, and SWOT were used. The results further deepen into the scarcity of the families’ financial resources, the adult status that adolescents originally receive, low income, and low qualification as main motivations for migrating. In conclusion, this type of migration is identified and built on the same parameters as adults. Different perceptions were found between adolescents and professionals regarding remittances and family influence to migrate. As implications for the practice, it was identified the importance of specializing the protection system professionals who attend the needs of young migrants.

Keywords: 1. adolescents; 2. migration; 3. process; 4. West Africa; 5. Europe

Introducción

La migración integra múltiples y complejas variables. Según Bastenier y Dassetto (1993), contiene exploraciones vitales, dinámicas irregulares que contemplan horizontes laborales, búsqueda de seguridad, mejora de la calidad de vida, arraigo versus desarraigo. Es un proceso que incluye contrastes y riesgos, porque para Abdelaziz y Fernández-Alonso (2019), la migración es “un proceso donde las personas deciden abandonar sus países buscando libertad, mejorar sus condiciones de vida o garantizar sus derechos” (p. 28). La migración no presenta un perfil ortodoxo en cuanto a sexo, edad, estado civil, nacionalidad e itinerarios. Sin embargo, sí podemos establecer algunos parámetros, como los que según Acosta González (2013) identifican al migrante: en función de las necesidades y de los flujos globales Sur-Norte. En este sentido, es prioritario conocer el origen del proceso migratorio y las características de los migrantes que lo afrontan, atendiendo a la geografía cultural, educativa y social de partida.

La investigación desarrollada se enmarca en la perspectiva etnográfica representada en el adolescente migrante (Lems, Oester y Strasser, 2020), siendo relevantes las subjetividades del actor en la reconstrucción oral de su proceso y el posicionamiento del investigador a efectos de comprender e interpretar la migración como proyecto vital. Esto ayuda a plantearnos algunas cuestiones que ocupan un lugar destacado como preguntas de investigación y que sirvieron de hilo conductor para estructurar la misma.

La pregunta marco giró en torno a identificar el binomio aspiraciones y expectativas con la realidad posterior fue: ¿Qué expectativas impulsan a los menores extranjeros a iniciar el proceso?, y como preguntas anexas a esta, en un subnivel se hicieron las relativas a ¿Cuál es la actitud de la familia frente al proceso?, ¿Qué posibilidades y adversidades influyen en la decisión de migrar?, ¿Qué particularidades, si las tiene, diferencian la migración de menores de edad de la de adultos?, ¿Cómo afectan las redes de apoyo y el arraigo en la itinerancia?,

¿Cómo perturba la cultura de origen y destino a su asentamiento o proceso itinerante?, ¿Qué implicaciones tiene el arraigo en el proyecto vital?.

Y desde otra perspectiva, se hicieron preguntar relacionadas con el otro lado del sistema, y se cuestionó a los profesionales que atienden a menores extranjeros para comparar sus percepciones sobre la realidad de proceso, y las convergencias y divergencias existentes en torno a él, centrando igualmente el enclave entre expectativas y aspiraciones: ¿Qué aspiraciones se manifiestan inherentes al proceso migratorio de los adolescentes?, ¿Qué implicaciones representan posibilidades que se les ofrecen en España a sus aspiraciones?,

¿Las redes de apoyo suponen un menoscabo a sus expectativas iniciales?, ¿Existen diferencias en la percepción de unos y otros?. Cuestiones fundamentales para explicar los procesos de movilidad humana tanto en el imaginario de los protagonistas como en el de los profesionales que les atienden.

Motivaciones y aproximación geográfica

Los conceptos de infancia, adolescencia y juventud corresponden a una construcción social, cultural y relacional, que a través de los distintos periodos históricos han ido adquiriendo diferentes connotaciones. A este respecto, “la juventud y la vejez no están dadas, sino que se construyen socialmente en la lucha entre jóvenes y viejos” (Bourdieu, 2000, p.164); por tanto, la asignación de una denominación específica a un colectivo es el primer paso para determinarlo como grupo y atribuirle una identidad concreta. En esta línea, Gualda (2011) destaca como significativo en la construcción de identidades, la influencia del pasado en conexión con los recuerdos, el bagaje experiencial y los vínculos que determinan el sentido de pertenencia.

Desde otro punto de vista, Suárez-Navaz y Jiménez (2011) apuntan que la diversidad de rituales que marcan el paso de la infancia al mundo adulto evidencia la desconexión entre la adolescencia física y la social; por tanto, las divisiones de edad son arbitrarias, y en muchos casos responden a parámetros meramente legales, donde la barrera de los 18 años integra, según Belloni (2019), una apuesta personal pero también familiar. El presente artículo se alinea con los apuntes de Gimeno-Monterde (2014a) a efectos de interpretar su afectividad discursiva.

En cuanto a la escena geográfica, África está considerada como cuna de la humanidad, caracterizada por la movilidad que forma parte de la historia y de la cultura del continente. Siguiendo a Kabunda (2012), el australopiteco y el hombre de Neanthertal salieron de África. Son registros que la arqueología y la paleonto-antropología nos informa de una movilidad permanente de la población, en el interior y hacia fuera del continente, desde los Sapiens hasta las civilizaciones postmodernas (Latham, 2019). África es según Kabunda (2012) el continente de la emigración intra y extracontinental; tanto por la historia de las migraciones a lo largo y ancho del continente, como por las culturas nómadas de sus comunidades tribales. No obstante, durante las últimas décadas, Flahaux (2015) explica que las migraciones han desembocado en un fenómeno derivado del cambio climático, la economía global, la extensión del sistema neoliberal o la derivada de conflictos armados del hemisferio sur, que constriñe los procesos de movilidad humana rumbo al norte.

Según Oucho (2012), las características de la migración del África Occidental a Europa integran posibilidades, pero también adversidades. Los países occidentales encuentran altas complejidades para responder a las demandas formativas, laborales, de ocio de los adolescentes y jóvenes (Beinin y Vairel, 2011). Un alivio para estos Estados se produce en la forma de la diáspora africana que favorece el desarrollo económico (Osorio, Cerrolaza, Ketiti, García-Luengos, y Thieux, 2013), pero según Thieux (2014), también la remesa social en forma de ideas, en los valores e innovación que colaboran en la democratización y buena gobernanza de instituciones y su réplica en Estados Africanos. Para Ikwuyatum (2012), los efectos positivos de la movilidad humana desde África Occidental estarían enlazados tanto en origen como en destino, o durante las experiencias del proceso. Atendiendo a esto, los nuevos enfoques teóricos de la migración push-pull destacan la riqueza cultural de la propia inmigración (Mac Gómez, 2019), el equilibrio entre la demanda de empleo de migrantes y la oferta de trabajo de receptores, la dinamización geográfica en origen y el crecimiento del capital social en las comunidades que favorece interacciones positivas.

Condicionantes y riesgos del proceso en la subjetividad del migrante

Los paradigmas sobre el estudio de la migración han desarrollado diferentes miradas; unas centradas en el individuo (Restrepo, 2002) y otras en la dimensión múltiple integrada por las consecuencias del proceso migratorio (Verkuyten, Wiley, Deux y Fleischmann, 2019). Se ha incorporado un corpus a la teoría de las migraciones atendiendo la relación entre movilidad y pertenencia, particularmente a partir de los procesos de globalización que según Wilsonand y Dissanayake (1996), agregan el transnacionalismo y el translocalismo. A pesar de los reclamos de la desaparición del concepto nación-estado bajo el paraguas global, los estados del hemisferio norte prosiguen con sus políticas de control de las fronteras (Bakewell y de Haas, 2007; Beauchemin, 2015; Schweitzer, 2017) que favorecen la clandestinidad, la irregularidad y en la fragilidad del migrante.

Según Oboukoku (2011), la cara más amarga del éxodo hacia Europa viene determinada por el sufrimiento y ansiedad de la soledad del viaje, las actitudes de rechazo hacia las personas migrantes, la pérdida de identidad respecto al origen y la transitoriedad como forma de vida, y la ausencia de políticas públicas de acogida y estabilización que favorecen la cronicidad del proceso migratorio (Lessault y Beauchemin, 2009). A lo anterior, Pyle y Hung (2019) añaden la ansiedad que generan los sistemas educativos occidentales basados en las competencias, los test de riesgo y el impacto de los rankings; la escasa formación de origen y la reducida ascendencia que inicialmente esta cuestión plantea en el imaginario, recrudece el conflicto hacia la formación curricular. Además, las políticas educativas limitan sus expectativas, orientando a la fragilidad en instituciones de protección (Horcas, Bernard, y Martínez, 2015; Mendoza y Maza, 2015). Además, la política prohibicionista de los Estados desarrollados obstaculiza aspiraciones y expectativas que incentivaron en la decisión de migrar (Velandia y Lacassagne (2012); es decir, “cuando los estados prefieren tener ciudadanos ilegales, a ciudadanos regularizados” (Sadiq, 2005, p. 101).

Las políticas migratorias reducen expectativas de los migrantes (Mcnevin, 2014); les ponen en peligro al reducir sus derechos y su seguridad jurídica. La fuerte demanda de regularización colisiona con el endurecimiento de los procesos. Esto genera, como refiere Huysmans (1996), adentrarse en otros niveles de dificultad como la explotación laboral, la vida de calle y la desconfianza. En este sentido, la seguridad subjetiva se halla comprometida por las posibilidades de integración y, según Strange, Squire, y Lundberg (2017), en este proceso es importante involucrar a los etiquetados como “irregulares” y transformándolos en sujetos activos, donde la condición de indocumentado no supere a la de ser humano. Estos factores, ajenos a las aspiraciones de migrar, la condicionan. En ocasiones, los cambios legislativos pueden provocar una deriva de situaciones de irregularidad, como los acontecimientos acontecidos en Francia o Bélgica a finales de los años noventa. Es decir, los cambios en las estructuras legislativas convirtieron instantáneamente grandes masas de residentes extranjeros en personas irregulares e indocumentadas (Ojo, 2019).

Actualmente, los cambios estructurales afectan la economía, el empleo y, en definitiva, a los sistemas de bienestar. La sociedad ha heredado el estallido de la crisis de 2007 y la consecuente desconfianza de los mercados en periodo de decrecimiento, incluso la pandemia del Covid19 ha debilitado más los recursos produciendo, según Sułkowski (2020), una pérdida del efecto global, convirtiéndose en una “des-deglobalización”. De algún modo, según Mainwaring (2016) esto ha modificado los patrones de la migración en cuanto a las remesas y consecuentemente provoca una reducción de estas. Por tanto, el migrante no solo resiste los cambios que acompañan su proceso migratorio, sino que también es capaz de sobrellevar las dificultades locales y globales.

Finalmente, si la crisis no es un factor suficientemente voraz contra la estabilidad, aparecen las contradicciones entre la regularización y el mercado de trabajo que ponen al migrante en situación de vulnerabilidad. Se puede residir, pero no trabajar. ¿Acaso es voluntad del migrante conseguir la documentación de residencia si no puede acceder a un trabajo que le permita mejorar su calidad de vida? Atendiendo a esta cuestión, los estudios de Pelican (2012) informan que el proceso migratorio no se inicia con objeto de cambiar de residencia, sino con la aspiración de cambiar de vida y de mejorar el estatus. En esta invisible asociación con la precariedad, la migración se curte y el migrante se endurece (Betts, 2010).

Adolescencia, migración, protección: nuevos protagonistas, mismos escenarios

Los adolescentes que migran solos plantean complejos retos tanto para las políticas de control de los flujos migratorios, como para las de protección de la infancia, así como a otras relativas a la condición laboral o penal (Navarro, Botija, y Carbonell, 2016), que secundan a la minoría de edad. Siguiendo a Gimeno-Montverde (2014), aunque la migración de los adolescentes ha sido tradicionalmente entendida como parte de una estrategia familiar, no debe obviarse el protagonismo de estos como protagonistas. En esta línea de análisis, Suárez- Navaz y Jiménez (2011) informan que las nuevas tecnologías permiten la participación, conexión y protagonismo de los adolescentes migrantes, tanto en las formas de planificación como en la decisión y cruce de fronteras internacionales. Los adolescentes que migran solos lo hacen sin referentes y, al igual que los adultos, tienen objetivos tanto “en el ámbito material cómo en el simbólico y personal -adquirir experiencia, madurez y ser considerado una persona autónoma-” (Boubakri y Potot, 2012, p. 126).

Sin embargo, las expectativas en origen y la realidad en destino, se parecen muy poco o nada (Jiménez y Ramírez, 2011). La ansiada autonomía e independencia se topa con la civilización occidental y el cumplimiento de los tratados internacionales en defensa de los derechos humanos y de la protección de la infancia, en la lucha contra la esclavitud del trabajo infantil, la educación obligatoria y la reafirmación en las garantías manifiestas de los sistemas públicos de bienestar que han de asegurar la protección de los adolescentes migrantes, al menos, hasta su mayoría de edad. Se trataría entonces de una mayoría adulta, que según Oboukoku (2011) ha madurado durante las calamidades del proceso migratorio. Una vieja Europa que les devuelve el status de niño, pero les roba el sueño de la autonomía libre.

El sistema de protección de menores y las políticas de bienestar en España

Respecto al marco normativo general en España, partiendo de la condición de extranjero, tiene competencia la Ley Orgánica 2/2009, de 11 de diciembre, de reforma de la Ley Orgánica 4/2000, de 11 de enero, sobre derechos y libertades de los extranjeros en España y su integración social, conocida comúnmente como Ley de Extranjería, con sus modificaciones por la Ley Orgánica 4/2015. Además, al adolescente que es menor de edad sin referente adulto le son aplicadas las normas previstas en la LO 4/2000 (modificada por la LO 8/2000), 11/2003 y 14/2003) y el reglamento que la desarrolla mediante el RD 2393/2004, así como las reglamentaciones que el Código Civil ( Real Decreto del 24 de julio de 1889) y la Constitución Española (1978) expresan, además de las distintas normativas autonómicas que garantizan la protección jurídica de los adolescentes que migran en solitario, que son menores de 18 años y que residen en este país. De hecho, la Constitución Española (1978) en el Art. 39.4 garantiza a los menores de edad la protección prevista en los acuerdos internacionales que velan por sus derechos. De este modo, las administraciones públicas deberán actuar de forma subsidiaria siempre que los padres no cumplan puntual y adecuadamente con sus obligaciones legales y los menores no dispongan de garantías de protección y disfrute de sus derechos para el desarrollo de una vida digna.

Entroncando con esta perspectiva protectora, por un lado, las administraciones públicas deben asegurar el disfrute de sus derechos y, para ello, arbitrar la asistencia y protección necesaria, de las circunstancias personales, sociales, en los ámbitos de la familia o -en su caso, sustitutivas de ésta-, la salud, educación, vivienda, empleo, cultura, justicia o el ocio. A tal efecto deberán actuar a través de distintos sistemas de bienestar con objeto de garantizar su acceso. Por otro lado, las administraciones públicas adquieren el compromiso de dotar recursos públicos y articular medidas para atender integralmente estas migraciones, que según Borrego (2014) adolecen de la especificidad profesional necesaria para su intervención social y educativa.

Para Quiroga y Alonso (2012) los sistemas administrativos y de protección de menores deberían apostar por opciones reales para estos adolescentes, cuyas expectativas en origen y destino son divergentes. Inician el proceso con aspiraciones diferentes de las que gozan otros adolescentes de su edad que han nacido y crecido en sociedades occidentales. La ausencia de una red familiar y de apoyo les apremia a afrontar con madurez su situación y, por tanto, necesitarían respuestas institucionales y medidas alternativas enfocadas en la emancipación y la independencia económica. Graw y Schielke (2012) refieren que las expectativas de los adolescentes que inician el proceso migratorio son altas, y en muchos casos, inconexas con la realidad que hallarán en los países de acogida. Desde la perspectiva de Schoumaker et al. (2013), el horizonte global reproduce las asimetrías entre expectativas y realidades.

Metodología

Tradicionalmente, los métodos de investigación cuantitativo y cualitativo eran presentados como perspectivas metodológicas alternativas y opuestas. Siguiendo a Huberman y Miles (2014), la investigación cuantitativa analiza el mundo social en términos de variables y produce datos numéricos, mientras que la investigación cualitativa constituye una fuente para obtener ricas descripciones sobre los procesos en contextos locales y son narradas en las palabras de los participantes.

Diseño y objetivos

En el diseño de la investigación se optó por una estrategia de triangulación (Denzin, 1970), definida como una combinación de dos o más teorías, fuentes de datos o métodos de investigación en el estudio de un fenómeno singular. Planteamos triangular los datos de los distintos informantes a efectos de tensionar la teoría push-pull para identificar la unidireccionalidad o no de la migración.

Se pretendió identificar los marcos sobre los que se construyen estas migraciones desde la percepción de los profesionales que configuran el sistema de protección, y también de los adolescentes que forman parte de él, para identificar si el propio sistema de protección constituye un apoyo para alcanzar el fin del camino o una parada más en el mismo. Con esta intención, se trató de investigar el marco push-pull de acuerdo a las teorías clásicas o los nuevos argumentos en clave de socialización creativa y competencial (Mac Gómez, 2019), o lo que Thieux (2014) ha denominado como remesas sociales.

La investigación se realizó a partir de la instrumentalización de distintas técnicas. Tratamos de investigar el objeto desde las aproximaciones de Massó (2011) con migrantes senegaleses, mediante la elaboración de relatos de vida. Por ello, optamos en una primera parte por aproximarnos a la realidad desde esta técnica etnográfica. De manera simultánea, tratamos de profundizar en la percepción de profesionales de la intervención socioeducativa y expertos investigadores académicos, que podía converger o divergir. Desde ambas posiciones, tratamos de profundizar y alcanzar objetivos vivenciales y reflexivos en torno al proceso migratorio, tales como:

  1. Identificar los factores y motivaciones que estimularon la decisión de migrar.

  2. Analizar la influencia de la familia en el proceso movilidad del adolescente.

  3. Describir los condicionantes del proceso migratorio y sus efectos colaterales.

Técnicas de investigación y muestra

Con los adolescentes migrantes entrevistados se utilizó la técnica del relato de vida, que según Callejo (2006) permite mediante la realización de diferentes entrevistas en profundidad durante un corto periodo de tiempo, integrar una mirada subjetiva del proceso vivenciado, intro y retrospectiva.

En la selección de la muestra se incorporó la diversidad en la procedencia de adolescentes de distintos países del África Occidental, compartiendo la perspectiva empírica de Sabirón (2006), con objeto de atender la heterogeneidad del proceso etnográfico. Así mismo, nos interesó confeccionar una muestra donde las experiencias vitales pudieran diferir, para conocer tanto sus ciclos migratorios como sus análisis en retrospectiva y la situación actual (Cuadro 1).

Cuadro 1 Informantes: Adolescentes migrantes en solitario y menores de edad 

Nombre ficticio Origen Residencia en Europa Residencia actual Edad
Latyr Senegal 8 años España 24
Imbali Guinea 9 años Finlandia 23
Salif Mali 9 años España 25
Ousmane Senegal 8 años Bélgica 23
George Liberia 18 años Alemania 35
Samuel Ghana 11 años Holanda 27
Peter Liberia 10 años Bélgica 25

Fuente: Elaboración propia.

Relativo a la realización de los relatos de vida, se necesitaron varias sesiones de entrevistas para recabar toda la información y posteriormente iniciar el proceso de categorización. Fueron diferentes para cada caso, pero oscilaron entre un mínimo de tres y un máximo de catorce sesiones; se iniciaron 19 relatos de los que pudieron finalizar con éxito siete de ellos. Se utilizó tecnología audiovisual para la comunicación vía Skype. Se contactó con ellos a través de la Dirección General de Infancia, Adolescencia y Juventud de la Generalitat Valenciana, institución pública de protección de menores.

Por lo que respecta a la selección de profesionales que participaron como informantes, consideramos previamente realizar una técnica Delphi que constituye un medio efectivo para construir consensos grupales, sin que los integrantes se reúnan físicamente (Yañez Gallardo y Cuadra Olmos, 2008). Esto fue posible a través de Google Drive. Respecto el panel de expertos, esto es un procedimiento versátil que permite ser utilizado tanto como instrumento de investigación, como de evaluación de experiencias y procesos. Es una técnica analítica que según Howze y Dalrymple (2004) permite abarcar aspectos cuantitativos y cualitativos. Los expertos participantes en el análisis Delphi, (ver cuadro 2) optimizaron la sábana de variables inicialmente articulada por el equipo investigador, generando un cuestionario mixto con preguntas tipo Likert, preguntas abiertas y un DAFO.

Así mismo, el panel debía ser respondido por profesionales-expertos y como tal, los miembros de Delphi establecieron como garantías de objetividad y fiabilidad criterios de inclusión concurrentes relacionados con el desempeño profesional, experiencia en la intervención socioeducativa y la procedencia geográfica amplia de todo el territorio español con objeto de favorecer la globalidad de miradas y heterogeneidad de participantes. Atendiendo a estos criterios mostramos el cuadro de codificación en panel y Delphi:

Cuadro 2 Descripción de expertos participantes en Delphi y panel de expertos 

Código Ocupación Experiencia Autonomía
EXP.1 Pedagoga 5 años Asturias
EXP.2 Psicóloga 5 años Andalucía
EXP.3 Educadora social 10 años Navarra
EXP.4 Trabajadora social 16 años C. Mancha
EXP.5 Antropólogo 14 años Aragón
EXP.6 Educadora social 6 años Baleares
EXP.7 Maestro 16 años Canarias
EXP.8 Maestra 10 años Cataluña
EXP.9 Maestro taller 25 años Madrid
EXP.10 Trabajadora social 33 años P. Vasco
EXP.11 Psicóloga 5 años Canarias
EXP.12 Educadora social 9 años Murcia
EXP.13 Antropóloga 15 años Andalucía
EXP.14 Profesora universitaria 13 años La Rioja
EXP.15 Profesor universitario 14 años C. Valenciana
EXP.16 De Trabajadora social 24 años Andalucía
EXP.17 De Pedagoga 27 años Melilla
EXP.18 De Sociólogo 26 años C. Valenciana
EXP.19 De Psicóloga 15 años Madrid
EXP.20 De Maestra 9 años Cataluña

Fuente: Elaboración propia en base a la información obtenida del trabajo de campo.

Los códigos EXP.1 a EXP.15 pertenecen a los participantes del panel de expertos, mientras que los códigos EXP.16 De a EXP. 20 De fueron los integrantes de la técnica Delphi. El panel con las cuestiones a responder fue remitido a 25 expertos; de estos, 15 (60%) lo respondieron en tiempo y forma, cuatro no contestaron en plazo (16%), uno (4%) devolvió el cuestionario incompleto y no se obtuvo respuesta de los cinco restantes (20%).

Procedimiento

El análisis de la información se obtuvo mediante distintos subprocedimientos:

  1. Los relatos de vida se estructuraron a partir de categorías y subcategorías de análisis. Esto se efectuó con software de investigación cualitativa MAXQDA 12. Para realizar el análisis de las dimensiones más representativas, tuvimos como objeto destacar los segmentos de texto (Taylor y Bogdan, 1992) en diferentes niveles de codificación. A los efectos de obtener una muestra de sujetos para abordar los episodios vitales, seguimos las recomendaciones de Jolly (2001) sobre heterogeneidad y número, centrando el intervalo de 5 a 8 sujetos de distinta procedencia geográfica. Finalmente, se completaron siete relatos.

  2. Respecto a los análisis DAFO integrados en el Panel de expertos, se hizo acopio de la información en segmentos discursivos por niveles de coherencia en Debilidades, Amenazas, Fortalezas y Oportunidades, generando un sistema estructural de etiquetas -tag clouds-. Como describe Poyatos (2013), la nube de palabras es una técnica de investigación para la descripción objetiva y sistemática del discurso mediante la comunicación verbal, con el objetivo de alcanzar una interpretación del mismo. Esta técnica nos permite categorizar las respuestas y posteriormente tal como refieren los trabajos de Cole, Julien, y Leide (2010), transformar fragmentos semánticos en datos estadísticos que complementan los resultados de los adolescentes, en línea convergente y también, divergente.

  3. Para la segunda parte del panel mediante encuesta tipo Likert, se configuraron los análisis estadísticos a partir de los distintos niveles de respuesta. Se presentaron 14 variables a las que se debía incorporar subjetivamente (cada experto), tres rangos de respuesta (1=bajo, 2=moderado y 3=alto) que cumplimentaron los profesionales.

A los efectos de realizar una síntesis sobre los subprocedimientos que se articularon en el proceso empírico, mostramos a continuación el Cuadro 3 donde mostramos los objetivos abordados, las áreas que configuran el proceso migratorio, las categorías cualitativas y variables cuantitativas asociadas y finalmente las técnicas de investigación que se utilizaron.

Cuadro 3 Proceso y abordaje empírico 

Objetivos Áreas Categorías / Variables Metodología Técnicas e instrumentos
1. Estimulantes para iniciar proceso migratorio 1. Personales 1. Edad
2. Sexo
2. Familiares 3. Tipología familiar Delphi
4. Mejora calidad de vida
3. Educación 5. Nivel educativo Cualitativa
Relatos de Vida
2. Influencias familiares 4. Economía 6. Ingresos económicos
5. Empleo 7. Situación laboral
3. Condicionantes y efectos 8. Ocupación laboral Panel de expertos
9. Cualificación empleos
6. Acciones migratorias 10. Bagaje migratorio DAFO
11. Efecto llamada Cuantitativa
12. Redes sociales
13. Expectativas y aspiraciones

Fuente: Elaboración propia en base a la información obtenida del trabajo de campo.

El cuadro se construyó con base en los objetivos de investigación. Los indicadores nos aportaron datos cuantitativos medidos a partir de la escala Likert, en la que los expertos a través del panel, valoraron la incidencia de cada uno (alto, moderado o bajo). Los relatos de vida de adolescentes migrantes nos permitieron analizar la realidad desde su punto de vista, de sus experiencias, desde la influencia de estos indicadores en el inicio de sus procesos de movilidad geográfica hacia Europa.

Se consideró la paridad de género en el panel conformado por los expertos, pero< no pudo ser posible en el de los informantes adolescentes, dado que este perfil migratorio corresponde sobre todo al sexo masculino (Ikwuyatum, 2012; Marco, 2015). Sin embargo, otras fuentes como Martín-Palomino (2015) informan de la invisibilización de mujeres adolescentes en este tipo de migración, debido a la posible inmersión en mafias de trata y la precarización de los flujos de género.

El desarrollo de nuestra investigación se llevó a cabo acorde a las recomendaciones de los comités de ética de las instituciones participantes y cumplió con los estándares de investigación (Ley 14/2007 de Investigación Biomédica). Los resultados fueron extraídos de una investigación más amplia aprobada por la Comisión de Ética e Investigaciones Experimentales de las instituciones asociadas al estudio, con la referencia CEIT17SOC221. Las personas que cumplieron los criterios de inclusión para este estudio recibieron información sobre los objetivos y prestaron consentimiento por escrito, de acuerdo con la Declaración de Helsinki (Asociación Médica Mundial, 1964). Se explicó a los y las participantes la posibilidad de interrumpir su colaboración.

Resultados

Desde la óptica de los expertos, los resultados relativos al pull-push sostienen que el nivel educativo está vinculado con la mayor determinación para migrar la baja cualificación ocupacional que se tienen en el país de origen y la precariedad económica. Consideran de baja ascendencia para tomar la decisión de emigrar, el conocimiento previo sobre el sistema de protección de menores que favorece la cobertura residencial y que en muchos casos conocen solo en el momento en que ponen pie en suelo español. Finalmente, los expertos perciben un impacto moderado sobre el deseo de migrar al tipo de familia, el empleo en origen, el bagaje migratorio de amigos y familiares cercanos o de sus redes sociales, así otros efectos llamada a la migración.

Fuente: Elaboración propia en base a la información obtenida del trabajo de campo

Gráfica 1 Variables determinantes para iniciar el proceso migratorio según expertos mediante técnica Delphi 

Como podemos observar, algunos factores han alcanzado consenso, mientras que en otros encontramos diferencias importantes. Para 46 por ciento de los expertos, la edad sería la variable con mayor equilibrio. El sexo (masculino) es para los expertos una variable que determina el inicio del proceso en un 66 por ciento.

En relación con el nivel educativo de los adolescentes migrantes, 86 por ciento de los expertos consideró que se trata de un factor alto de probabilidad a efectos de tomar la decisión de emigrar. En el caso tres de los informantes, el nivel educativo antes de migrar era precario o muy precario:

En mi país digamos que fui a una escuela Course de Soir, que es como una escuela para adultos, de los 13 a los 15 años (Latyr, comunicación personal, 28 de septiembre de 2017).

Fui a la escuela coránica desde los siete años, para aprender el Corán, pero no sabía leer árabe, solo [aprendí] a recitar el Corán (Imbali, comunicación personal, 3 de octubre de 2017).

En mi país, la escuela no aprender nada. En Ghana chicos en calle, solo eso (Samuel, comunicación personal, 12 de diciembre de 2017).

Junto al nivel educativo precario también se debe tener en cuenta de nuevo factores sociales, étnicos y culturales de origen en los que los adolescentes fluctúan en torno a responsabilidades laborales. Desde otra perspectiva, la realidad social y los conflictos en los territorios de estos adolescentes poco o nada se asemejan a la realidad que se vive en Europa:

Yo vivo en la frontera y si vienen de Senegal tienen que cambiar el dinero de francos CFA a franco de guinea, yo les cambia el dinero y cobra un poquito de comisión” (Imbali, comunicación personal, 3 de octubre de 2017); “En la guerra en Liberia estaba en casa con rebeldes; nos pegaban, nos obligaban a trabajar… llenaba cartuchos para escopetas. Un día nos escapamos (George, comunicación personal, 11 de noviembre de 2017).

Ahondando en el segundo de objetivo, relativo a conocer el posible impacto del entorno familiar en la decisión de emigrar, los expertos refirieron que para los adolescentes de países del llamado “primer” mundo, la familia nuclear se reduce prácticamente a los miembros del núcleo de convivencia: padres e hijos, no respondiendo a los mismos patrones del África Occidental, donde la familia se extiende prácticamente como linaje. “No sé, tendría que contarlos… Más o menos digamos 20 personas” (Latyr, comunicación personal, 28 de septiembre de 2017); “La familia no se pone en las paredes de una casa… No sabes cuando acaba” (Samuel, comunicación personal, 15 de diciembre de 2017).

Incluso en algunos casos la propia cultura impide enumerar a los miembros de una familia, atendiendo a razones de brujería, religiosas o simplemente, a un estilo de vida alejado de los cánones que se proyectan en los países occidentales. Incluso, el cuestionamiento que supone “contar” los propios miembros supone un esfuerzo para los adolescentes porque estas cuestiones son propias de una cultura diferente, no de la propia: “En mi país no contamos a la gente porque el último que cuentas, muere” (Ousmane, comunicación personal, 26 de octubre de 2017); “¿Cuántos somos? No lo sé y no es seguro al 100%... me puedo equivocar” (Salif, comunicación personal, 6 de diciembre de 2017).

La poligamia influye en las formas de asociación de la extensión familiar. Los informantes destacan el papel de las madres frente a la desatención que en ocasiones reciben del padre: “Tengo dos hermanas, tres hermanos… de mismo padre y misma madre. Mi padre está casado con otra mujer que también vive en casa con sus hijos. Yo me preocupo por mi madre. Mi padre siempre egoísta” (Imbali, comunicación personal, 29 de septiembre de 2017). O bien: “Somos muchos, pero de mis hermanos somos cuatro. Tengo tres hermanos, dos hermanos y un hermano. Mi padre tiene dos mujeres; con la que tiene creo que cinco hijos y viven todos en la misma casa” (Salif, comunicación personal, 6 de diciembre de 2017). Otro de los informantes señaló: “Mi madre es madre y padre” (George, comunicación personal, 12 de noviembre de 2017).

Sobre la decisión de migrar, los informantes reflejaron que su familia se opuso a su determinación de realizar el viaje. Sí es cierto que enlazaron su proyecto migratorio a las condiciones de vida futura de su estirpe, pero también que la desvinculan de la decisión última de migrar. Refieren que fueron autónomos, tanto en la planificación del trayecto migratorio, como en la preparación de este o en los estímulos que iniciaron la movilidad: “Otros chicos venir antes que yo en Europa por trabajar. Yo querer para mí, mismo que chicos de mi barrio… mi madre no querer que yo venir aquí” (Samuel, comunicación personal, 29 de diciembre de 2017).

En el discurso reflexionado de los informantes aparece el concepto “muerte”, como particularidad que rodea al proceso. En sus relatos hay un oxímoron de contradicciones donde la muerte y la vida conviven en un escenario de posibilidades y adversidades: “Morirte por el camino o llegas a Europa… no hay más” (Ousmane, comunicación personal, 30 de octubre de 2017); “Fácil para morir en mi país o en el camino… la vida allá no vale 1 euro” (George, comunicación personal, 12 de noviembre de 2017).

El proceso migratorio queda guardado en memoria de los informantes como un hecho impactante en sus vidas; la migración es una importante decisión que en muchos casos se fragua poco a poco, con escasos medios y limitadas garantías de éxito; sobre todo en cuestiones que afectan al bienestar individual y a las posibilidades del proceso, pero también juzgan la dureza del horizonte deseado y las aspiraciones que poco tiene que ver con la realidad que a posteriori vivencian. “Ver tú a ese, el otro a otro… organizar viaje…. Salir mal, no pasa nada… otra vez y otra… la cuarta vez salir Ok” (Samuel, comunicación personal, 12 de octubre de 2017); “Problemas en estos años… duro. Vale, has hecho viaje… pero pensar mucho…” (George, comunicación personal, 11 de noviembre de 2017).

Los informantes evalúan el proceso migratorio como una amalgama de sensaciones que incide en su bienestar subjetivo. Se convierte en opinión generalizada que el proceso no tiene final, y que depende de la combinación entre políticas de regularización de trabajo y residencia de los países receptores y la construcción de sentido de pertenencia identitaria para dar sentido a las expectativas iniciales. Los migrantes informaron: “No tienes trabajo, no tienes buena vida” (Ousmane, comunicación personal, 30 de octubre de 2017); “Solo yo soy responsable de lo que a mí [me] pasa” (Salif, comunicación personal, 8 de diciembre de 2017); “Muchas cosas que pasan se quedan encerradas en la cabeza” (Peter, comunicación personal, 15 de septiembre de 2017).

Los entrevistados informaron que la crisis de los mercados exige un plus adicional a la condición de migrante. La repercusión de la crisis en la precariedad de los puestos de trabajo y en la itinerancia del proceso se hace flagrante en los discursos: “Con crisis todo peor. Más trabajar y menos dinero (Samuel, comunicación personal, 29 de diciembre de 2017); “¡Nunca paramos!. De un sitio a otro sitio” (Imbali, comunicación personal, 4 de octubre de 2017); “Cuando vine a Europa tenía mejor condición para el trabajo que hoy… y ya más de 15 años de esto, ¿sabes?... vamos para atrás. Menos derechos” (George, comunicación personal, 11 de noviembre de 2017) (Figura 1).

Fuente: Elaboración propia en base a la información obtenida del trabajo de campo.

Figura 1 Prelaciones discursivas. Perspectiva de expertos según DAFO para Wordle 

Los expertos consideraron en un 53 por ciento (ver gráfica 1) una alta probabilidad que las condiciones familiares o el tipo de familia numerosa supone un factor de impacto relevante para determinar su motivación a migrar. En esta línea, la DAFO evidenció mayor impacto en las nuevas oportunidades, con un 93 por ciento y familia y estilos de vida con 72 por ciento.

Sin embargo, la regla del consenso familiar no siempre se cumple, puesto que en algunos casos la familia no participa de la decisión de migrar, siendo los propios adolescentes quienes deben buscar y financiar con sus recursos el billete a Europa: “Cogí todo mi dinero y me voy… me dijo mi madre ´Vale si quieres, te vas´” (Imbali, comunicación personal, 4 de octubre de 2017). Como señala otro informante:

Fue solo mi idea, un día me levanto para venir a Mauritania; digo que me voy, ni siquiera mi madre lo sabía, mi padre tampoco, he estado casi un año buscándome la vida allí en Mauritania, ellos no sabían si estaba vivo o muerto (Salif, comunicación personal, 8 de diciembre de 2017).

Otra de las cuestiones que los informantes relatan como de alto impacto emocional para ellos es el largo periodo de soledad de la travesía, que en ocasiones perdura en el tiempo. La percepción subjetiva de errante acompaña el proceso. La itinerancia se construye como hilo conductor del proceso migratorio. El vínculo afectivo con el territorio desparece y les recorre una amarga sensación de constante desamparo de “hombres sin tierra”: “Recuerdos muchos de mi madre y mis hermanos pequeños” (Imbali, comunicación personal, 29 de octubre de 2017); “Sueño que estoy en la playa del Virage (Dakar)… me despierto llorando muchas veces… ¿esto es que yo quiero?” (Ousmane, comunicación personal, 26 de octubre de 2017).

Marché de Liberia con 15 años, luego Sierra Leona, luego Guinea y Senegal, luego fuimos en un barco a Málaga escondidos, luego Almería, Valencia, Barcelona y Bilbao. Luego a Italia, Francia, Bélgica y ahora Alemania… ya tengo 35 años. Aquí joven y en mi país, casi viejo… y… ¿de dónde soy?, un hombre sin tierra (George, comunicación personal, 11 de noviembre de 2017).

Los bajos ingresos económicos obtenidos por las familias sería un factor alto para 86 por ciento de los expertos que evalúan este hecho como determinante en la decisión de migrar: “Todos trabajan en la agricultura y poco dinero (Imbali, comunicación personal, 3 de octubre de 2017) (Figura 2).

Fuente: Elaboración propia en base a la información obtenida del trabajo de campo.

Figura 2 Prelaciones discursivas. Perspectiva de expertos según DAFO para Wordle 

La DAFO permitió analizar 35 categorías discursivas consensuadas mediante el panel de expertos. Esto nos informó que las oportunidades del proceso de movilidad incrementan el presupuesto familiar a partir de las remesas. Se señala también la mejora de las condiciones laborales de los adolescentes. Destacan con un 93 por ciento de tasa de respuesta, los términos incremento, economía y PIB. Por otro lado, 80 por ciento de los expertos destaca el concepto familiar, y origen o zona geográfica desde la que migran en un

73.33 por ciento, las remesas por el 40 por ciento y las referencias laboral, social y emprendimiento un 33 33 por ciento cada una de ellas.

Los informantes coinciden en este sentido con la óptica de los expertos. Sin embargo, no existe acuerdo entre informantes adolescentes y los expertos consultados en torno al crecimiento económico de los países de origen. Los adolescentes no argumentaron esta cuestión. “Mando dinero a mi madre para la fiesta del cordero” (Imbali, comunicación personal, 3 de octubre de 2017); “He trabajado la fresa, la vendimia aquí, en Portugal y Francia, la avellana en Reus… siempre trabajar, y trabajar mucho… mandar dinero a familia. Pero… misma casa, mismos problemas (Salif, comunicación personal, 10 de diciembre de 2017).

Las redes de apoyo social fueron importantes para iniciar el periplo migratorio hacia Europa, pues las consideraron espejos en los que mirarse para mejorar su vida, incluso arriesgándola en el viaje. “En Lérida tenia a mi tío trabajando en la fruta” (Salif, comunicación personal, 8 de diciembre de 2017); “En España no conocía nadie, solo algunas familias en Francia” (Peter, comunicación personal, 15 de septiembre de 2017).

Respecto al bagaje migratorio intra-africano y extra-continental, la percepción de los adolescentes es que esto configura el carácter errante del africano, en busca de mejores condiciones de vida. En contra de esto, aparece la idea de la soledad, que es descrita como un enemigo cotidiano al que enfrentarse todos los días, unida a las dificultades que tienen para ser autónomos: “Llegar a Canarias es como el sueño americano, pero de África” (Peter, comunicación personal, 15 de septiembre de 2017); “África es salvaje, un continente que tienes todo y no tienes nada…es la vida, ir de aquí para allá hasta que encuentras tu sitio” (Ousmane, comunicación personal, 28 de octubre de 2017).

Discusión

La discusión impulsa un diálogo científico entre resultados y objetivos de investigación. Así, pues:

Entre la precarización y las expectativas de crecimiento

La escasez de recursos económicos en la familia, las necesidades junto con la ausencia de estímulos positivos condicionan, como hemos visto, la decisión de migrar. Una migración interna que en muchos casos avanza hacia una exterior (Unicef, 2017). Un nuevo informe indica que en el continente Africano la cifra de niños desarraigados asciende a 135 millones, incluidos los desplazados por los conflictos, la pobreza y el cambio climático (Unicef, 2020).

Además de esto, los exiguos ingresos económicos y los empleos de baja cualificación, sumado al efecto que producen compatriotas que han tenido éxito en sus proyectos de movilidad, serían las cuestiones principales por las que los adolescentes menores de edad se inscribirían en proyectos migratorios extra-continentales.

Trabajar y mejorar las condiciones de vida, tanto propias como en origen, son los elementos clave por los que adolescentes migrantes del África Occidental menores de edad inician sus rutas hacia Europa (Millet, 2008). Asimismo, y coincidiendo con Strange et al. (2017), la necesidad de regularizar su situación se convierte en factor clave que incentiva su bienestar subjetivo, aunque la condición de errante sea perenne y eternice el proceso migratorio. Skeldon (2012) coincide con nuestros resultados en que la migración es un proceso crónico, pues el migrante lo es para toda la vida. La migración constituye un propósito perenne, porque la decisión de migrar implica dejar atrás las raíces para avanzar en una nueva vida.

Nuestros hallazgos también estarían en concordancia con el estudio realizado por Ghamari y Bartoszewicz (2020) en los campos de refugiados de Libia, en el que alertan que el inicio del proceso viene estimulado por la convivencia diaria con flujos y experiencias de movilidad humana, contacto con conflictos armados, motivos económicos -como dificultades de la familia y la voluntad del adolescente por colaborar económicamente-, mejora de expectativas sociales y culturales -trabajar y ganar dinero, además de conocer y aspirar a nuevos retos-. En este sentido, los informantes adolescentes compararon las connotaciones de su edad en África y Europa. Desde esta óptica, lógicamente las remesas cobran interés; en concordancia con Osili (2019), los resultados argumentan el desequilibrio que supone la expedición económica.

Los adolescentes consideran de interés mejorar las condiciones de vida e incrementar el estatus familiar en origen (Kabunda, 2012), pero simultáneamente reivindican el valor de su esfuerzo. También son conscientes de la reinvención forzosa de origen en el periodo coetáneo a la crisis de 2007, en la que el envío de remesas decreció, y por tanto, en correlación con Velandia y Lacassagne (2012) y Lacomba y Sanz (2013), las remesas mejoraron las condiciones de vida familiar, sobre todo las necesidades primarias (Ogunniyi, Mavrotas, Olagunju, Fadare y Adedoyin, 2020), pero no lo suficiente como para rentabilizar el proceso migratorio. Esto se alinea con los nuevos postulados de las teorías push-pull, que incluyen en el capital del migrante, no solo el crecimiento económico, sino en concordancia con Mcnevin (2014) en una situación de “ambivalencia” que subyuga lo material. Las oportunidades no solo se construyen en parámetros económicos, sino también culturales, de representatividad ciudadana, etcétera. Por tanto, la hegemonía de las teorías modernas ortodoxas tiene en esta migración un protagonismo discutible.

La familia en el proceso

En las sociedades occidentales, la unidad familiar la forman los padres, los hijos, y a veces, los abuelos. Este modelo es conocido como familia nuclear, sin embargo, siguiendo a Beauchemin (2015), hay algunas características de tipo general en toda el África Occidental que definen el concepto de familia; este se refiere a una unidad de parentesco más amplia que la familia nuclear: el de la familia extensa, donde todos los hombres y todas las mujeres son asimilados a las figuras del padre y de la madre.

En cuanto al proceso de movilidad humana, existen diferencias en la percepción de los adolescentes y expertos sobre el mismo. Recordemos que el sistema de protección integra profesionales especializados en el abordaje de la vulnerabilidad y exclusión amparados en criterios del cuarto mundo. Sin embargo, estos adolescentes responden a un perfil de infancia diferenciado del que ocupa las plazas residenciales de protección o acogimientos familiares. Ambos coincidieron en la importancia de los factores familiares como la mejora de la calidad de vida, el estatus y nuevas posibilidades; sin embargo, relativo a las remesas y la toma de decisión para migrar hubieron diferencias.

Los relatos orbitan en torno a la obligación moral de aportar bienestar a sus madres, puesto que evalúan injustamente el trato que estas reciben por parte de sus esposos (padres). El cordón umbilical entre madres e hijos se mantiene, según Tabi, Doster y Cheney (2010); se produce un paralelismo emocional que conecta madres e hijos, cuando estos se integran en nuevas formas culturales, nuevas miradas y de algún modo se “europeízan” (p.132). A este respecto, apunta Kimani (2016) que en sociedades poligámicas existe el riesgo de perder identificaciones familiares. En estas formas, el rol cuidador e incluso de liderazgo de los miembros de la familia, quedaría asignado para las mujeres y niñas, criticando las teorías de Beechey (1979) en torno al patriarcado. Nuestro análisis pone de manifiesto el respeto de los adolescentes a la figura materna.

Condicionantes que colisionan con las aspiraciones del proceso migratorio

El proceso migratorio tiene punto de partida, pero no destino final (Latham, 2019). Los expertos han destacado que las consecuencias positivas de las migraciones de los adolescentes menores de edad en España y en su tránsito posterior serían el aumento de las oportunidades, tanto a nivel formativo como laboral y desde el plano personal hasta la vida colectiva: seguridad, derechos, bienestar, etcétera. En esta línea y coincidiendo con nuestros algunos de nuestros hallazgos, Friedberg (2000) refiere que los adolescentes reciben proporcionalmente lo que proyectan sus aspiraciones: una oportunidad para la convivencia, culturas compartidas y el reencuentro entre los mundos, diferentes pero convergentes (Domínguez Mujica, 2011).

Lally (2011) en concordancia con nuestros análisis, informa que el ámbito de la formación abre nuevas vías a la interculturalidad en clave educativa, y que heredarán para su desarrollo las sociedades futuras. Por ejemplo, el desarraigo sufrido carece de identidad territorial. En este sentido, los informantes declaran en la línea de Foster (2019) la pérdida de vínculos por variables como la distancia, la imposibilidad de viajar, de las etiquetas de la sociedad de acogida, la complejidad de los procesos de regularización y control de fronteras, la barrera del idioma y de las diferencias culturales además de la pérdida de sentimiento colectivo que reduce el contacto humano.

Conclusiones

En los procesos de movilidad humana, concretamente los del África Occidental, no se aprecian diferencias entre la migración adulta y la migración adolescente. La mejora de las situaciones vitales, mayor y mejor formación, incremento de estatus, calidad de vida y ayuda familiar en origen, constituyen los impulsos para la movilidad. Mientras que en origen el adolescente es tratado como un adulto, en los países de acogida, tanto la normativa administrativa como la realidad social cotidiana lo identifican como menor de edad sujeto de derechos, pero también objeto de protección y de limitada autonomía.

Por otro lado, la familia aparece como elemento neutro en la decisión de migrar; a diferencia de la percepción de los profesionales que establecieron el empuje del clan como motivación para iniciar el proceso. El concepto de familia en los países del África Occidental difiere del de los países de acogida; de la misma forma que se diferencian roles, prácticas y pautas familiares.

Los procesos de precarización se hallan íntimamente ligados a la inmersión o no en el mercado de trabajo. La residencia legal no permite el acceso per sé, al mundo laboral y ello integra circunstancias de riesgo. La realidad subjetiva de los adolescentes está condicionada por el acceso al empleo y las consecuencias en la mejora de la calidad de vida, que de esta asociación se derivan. La crisis de las economías capitalistas ha soportado cambios en origen, no solo en la afectación de las remesas para el PIB sino en la economía doméstica y en las condiciones de vida en origen. La colectividad del imaginario africano, se enfrenta con el individualismo europeo. La pobreza, los bajos ingresos económicos, la baja cualificación de los empleos, sumado a familias numerosas, falta de expectativas para superar la dificultad, el efecto llamada de otros que han migrado previamente con éxito relativo, son los principales argumentos por los que estos adolescentes se lanzan a una aventura migratoria de alto riesgo.

Limitaciones: Este estudio plantea como que la muestra de adolescentes estuvo representada por cinco de los dieciséis países que configuran el África Occidental.

Aplicaciones para la práctica: El sistema de protección de menores no especializa al profesional que atiende a estos menores, sino que los profesionales forman parte de la red genérica de atención a las necesidades que integra el riesgo o la desprotección de la infancia; sin embargo, la realidad de los menores nacidos en España y separados de sus familias es una y la de los adolescentes que migran solos es muy muy diferente. En esta investigación aparecen ciertas divergencias o sesgos que los profesionales muestran con respecto al proceso iniciado por el adolescente; en este sentido es necesaria una actualización en cuanto a aptitudes y formación de los profesionales que configuran el sistema para atenderlos competencialmente.

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Recibido: 12 de Junio de 2019; Aprobado: 26 de Junio de 2020

* Autora de correspondencia: Ángela Carbonell. Correo electrónico: angela.carbonell@uv.es

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