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Migraciones internacionales

versión On-line ISSN 2594-0279versión impresa ISSN 1665-8906

Migr. Inter vol.9 no.4 Tijuana jul./dic. 2018

https://doi.org/10.17428/rmi.v9i35.1732 

Reseña bibliográfica

El sistema migratorio mesoamericano

Salvador González Andrade* 

*El Colegio de la Frontera Norte, México, salvador@colef.mx.

El sistema migratorio mesoamericano. Heredia Zubieta, Carlos. 2016. México: El Colef, CIDE, 392p.


El libro El sistema migratorio mesoamericano es el resultado de una investigación realizada por el equipo del Programa Interdisciplinario de Estudios Migratorios ( CIDE MIG), del Centro de Investigación y Docencia Económicas ( CIDE), con el apoyo de la Oficina para México y Centroamérica de la Fundación Ford, en alianza con El Colegio de la Frontera Norte (El Colef). En cuatro secciones, la obra reúne 11 capítulos, y es el cuarto libro de la serie Perspectivas Migratorias, de la colección CIDECoyuntura y Ensayo.

Heredia, coordinador de la obra, indica que el objetivo es brindar al lector de manera cualitativa y cuantitativa diferentes aspectos sobre las migraciones en Mesoamérica, principalmente aquellas que involucran las regiones de Estados Unidos, México y el triángulo norte de Centroamérica. Mediante el análisis de los sistemas migratorios, los flujos migratorios regionales, así como las implicaciones que estos mismos conllevan en materia de seguridad, propuestas de políticas públicas en materia de migración y testimonios sobre la política migratoria, los autores que participan en esta coordinación proporcionan perspectivas que involucran el sistema migratorio mesoamericano.

Jorge Durand, Carlos Heredia Zubieta y Jorge A. Schiavon señalan en el inicio que la primera impresión que brinda Centroamérica en una observación a distancia es de homogeneidad. Los países centroamericanos se presentan como un conjunto de naciones con características similares en cuanto a su población, geografía, historia colonial e independiente, así como sus sistemas políticos, económicos y sociales; sin embargo, lo que destaca es su heterogeneidad.

Jorge Durand abre la primera sección, titulada “Sistemas migratorios laborales”, con el capítulo “El subsistema migratorio mesoamericano”, resalta el concepto de sistema migratorio, el cual está constituido por las relaciones entre el país emisor y el receptor, las cuales van acompañadas de flujos de mercancías, capital e información. Es indispensable señalar que, más allá de hablar de un sistema migratorio norteamericano y debido a que Estados Unidos es el país receptor de migrantes más importante, es preferible hablar sobre varios subsistemas que integran al gran sistema migratorio norteamericano: el caribeño, integrado por Cuba y República Dominicana, el sudamericano, formado por Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Chile, Argentina, Brasil y Uruguay, y el mesoamericano, conformado por México y el Triángulo Norte de Centroamérica, es decir, Guatemala, Honduras y El Salvador. A diferencia de los primeros dos subsistemas, el mesoamericano es completamente unidireccional, es decir, 98 % de los mexicanos se van a Estados Unidos, al igual que la inmensa mayoría de salvadoreños, hondureños y guatemaltecos. En estos tres países una de las razones principales de la migración de tipo económico es la desigualdad salarial regional, tal comolo señala Durand.

Abelardo Morales, autor del capítulo “Migraciones laborales y la integración en los mercados de trabajo regionales”, explica la formación de los corredores a partir del complejo sistema de ejes migratorios. El primer destino del corredor más importante es Estados Unidos, ya que en el mismo se localizan 45.8 millones de migrantes. El autor expone que el corredor México-Estados Unidos es el más importante a nivel mundial, pues concentra 12.2 millones de personas.

En “Frontera México-Guatemala: Mercado laboral y nueva dimensión regional”, Tonatiuh Guillén plantea la relación que existe entre México y Guatemala debido a su condición de regiones fronterizas. Esta relación va mucho más allá del simple hecho de compartir frontera, su esencia radica en que comparten interacciones sociales y económicas. Una de éstas es el mercado laboral transfronterizo, que ha permitido que haya interdependencia entre las regiones, articulando las economías y poblaciones. A través de estas interacciones se han construido las redes económicas, laborales, sociales y culturales.

La segunda sección, “Flujos y fronteras en Mesoamérica”, inicia con el capítulo “Balance crítico del Plan Puebla Panamá y perspectivas del Proyecto Mesoamérica: Asimetrías regionales, límites del modelo maquilador y datos comparativos de la región”, de Daniel Villafuerte Solís y Jaime Rivas Castillo. Examinan los alcances y las limitaciones del plan Puebla Panamá ( PPP), ahora llamado Proyecto Mesoamérica, a 13 años de su emisión. Afirman que el PPP puede ser analizado desde dos perspectivas, la de los creadores y los opositores. Los primeros piensan que este Plan resolvería los problemas del sur de México y Centroamérica, sin embargo, los segundos apuntan que la implementación del PPP únicamente traería degradación de los recursos naturales de la región y precarización de la mano de obra.

En “Seguridad humana y las fronteras sur de Estados Unidos, México y Guatemala”, Eric Olson destaca lo trascendental que fueron para la política migratoria de Estados Unidos los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, y señala que “a pesar de que ninguno de los implicados en los ataques […] entró ilegalmente a Estados Unidos o a través de la frontera sur, el enfoque de los debates públicos y políticos dio un giro repentino hacia las fronteras de Estados Unidos, especialmente de México” (p. 141). Fue entonces, con el apoyo del uso de iluminación estratégica, sensores subterráneos, sistemas aéreos no tripulados, barcos y video vigilancia que se multiplicaron los esfuerzos por asegurar la frontera con México.

La tercera sección, “Políticas públicas en migración”, inicia con la contribución de Jorge A. Schiavon y Nuty Cárdenas Alaminos; “Protección consular en Mesoamérica. Defendiendo los derechos humanos de las personas migrantes en la región”. Señalan que la región de Mesoamérica es uno de los principales sistemas migratorios en el mundo y en el mismo los migrantes corren riesgos y se enfrentan a la violación sistemática de sus derechos humanos. Debido a esto, diversos actores, como organizaciones de la sociedad civil y religiosas, sacerdotes, académicos e instancias de gobierno han sumado sus esfuerzos para posicionar en la agenda regional la labor de proteger los derechos humanos de los migrantes. Dichas violaciones han aumentado en la actualidad debido al crecimiento de la violencia e inseguridad y el incremento del crimen organizado en México.

Mónica Jacobo Suárez, en “Migración de retorno y políticas de reintegración al sistema educativo mexicano”, detalla que el proceso de retorno de migrantes mexicanos al país implica muchos retos y el principal es la educación; toda vez que, la Fundación Bancomer y el Consejo Nacional de Población (Conapo) publicaron el Anuario de Migración y Remesas en 2014, el cual señala que, en 2012, 43.4 por ciento de los mexicanos que retornaron a México de Estados Unidos tenían entre 18 y 35 años. La mayor concentración de estudiantes de origen estadounidense está en Baja California, Chihuahua, Sonora y Tamaulipas. Debido a que el número de estudiantes de retorno es mínimo en comparación de los estudiantes mexicanos, les resulta muy difícil a los primeros adaptar sus necesidades académicas a los contenidos curriculares y prácticas pedagógicas de las instituciones educativas en México.

El capítulo ocho, “La articulación de las organizaciones de la sociedad civil en Mesoamérica para la incidencia en políticas públicas migratorias en México”, de Brenda Elisa Valdés Corona, invita a conocer la importancia de las relaciones entre organizaciones de la sociedad civil como el Colectivo Migraciones para las Américas (Compa) y la incidencia de estas en la política migratoria, bajo el enfoque de gobernanza migratoria. Esta perspectiva promueve los regímenes o espacios de libre circulación, aumenta las oportunidades de trabajo digno sin discriminación y promueve el ejercicio de ciudadanía plena.

“Testimonios, aprendizajes y recomendaciones” es la última sección, e inicia con “Las diásporas mexicanas en Estados Unidos: Convergencias y divergencias”, de Raúl Rodríguez Barocio, quien pone atención en la naturaleza de las diásporas mexicanas desde Estados Unidos, sus vínculos y la manera en que México se relaciona con éstas. Para ello, considera necesario entender el fenómeno de las diásporas y desechar mitos; ante ello, resulta indispensable construir puentes eficaces entre ambas realidades. Por lo tanto, propone las siguientes ideas: con la reducción del flujo migratorio, la población hispana en Estados Unidos disminuirá; la realidad mexicoamericana está presente en todo el territorio; los hispanos en Estados Unidos están estancados en la pobreza y la marginación; hay una lealtad congénita de los mexicanoamericanos hacia México; la migración al país vecino seguirá sintiéndose mexicana; entre otras.

Gustavo Mohar Betancourt, en su capítulo “El papel de la agenda migratoria en las relaciones bilaterales México-Estados Unidos y México-Centroamérica, 19952014. Un testimonio”, narra desde la perspectiva gubernamental, como negociador y funcionario, sus experiencias y aprendizajes al desempeñarse en la administración pública en el tema migratorio. Como servidor público, reflexiona que para México, al ser el país de origen, tránsito y destino de un gran flujo migratorio, el reto resulta de particular dificultad. La asimetría económica con Estados Unidos da razón de la emigración de mexicanos como obvia reacción de oferta y demanda a un mercado laboral binacional, se trata de la llamada “válvula de escape” (p. 319), como afirma Mohar.

Finalmente, en el capítulo 11 “Estados Unidos, México y el Triángulo Norte Centroamericano: ¿De la migración forzada a la movilidad laboral concentrada?”, Carlos Heredia Zubieta plantea que si Estados Unidos, México y el Triángulo Norte de Centroamérica aprovechan sus interdependencias y complementariedades, pueden conformar una región altamente competitiva debido al perfil demográfico de la región, el cual puede aprovecharse con un aumento del desarrollo de la fuerza de trabajo y con una mayor capacitación al capital humano.

Es así como los autores que participan en esta obra, por medio de análisis académico y resultados de investigaciones, proponen ideas y recomendaciones para mejorar la política migratoria de la región. El sistema migratorio me- soamericano es un libro que aborda la problemática migratoria desde una perspectiva genérica que posibilita un aprendizaje claro de la situación migratoria en Mesoamérica. De ahí su relevancia y la necesidad de leer esta obra con un punto de vista reflexivo.

Se agradece la asistencia académica durante el verano de investigación de Katia Rodríguez Rodríguez, estudiante de la Universidad Veracruzana.

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