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Migraciones internacionales

versión On-line ISSN 2594-0279versión impresa ISSN 1665-8906

Migr. Inter vol.7 no.4 Tijuana jul./dic. 2014

 

Notas críticas

 

Mexicanos deportados desde Estados Unidos: Análisis desde las cifras

 

Mexicans Deported from the United States: An Analysis Based on Figures

 

Liliana Meza González

 

Universidad Iberoamericana. Correo electrónico: liliana.meza@ibero.mx

 

Introducción

Diversos medios de comunicación, incluyendo el The New York Times, han señalado que durante la administración de Barak Obama se han alcanzado cifras récord de deportación de inmigrantes indocumentados establecidos en Estados Unidos. Las cifras difieren entre sí, pero se ha dicho que Obama ha deportado más de 1.9 millones de extranjeros desde que asumió el poder en 2009 (Preston, 2013). Por su parte, un reporte del Pew Hispanic Center —dado a conocer en febrero de 2014 (Doherty y Suls, 2014)— señala que 73 por ciento de los estadounidenses opina que el gobierno debería proveer a los inmigrantes indocumentados de un mecanismo para permanecer legalmente en ese país si cumplen con ciertos requerimientos mínimos. Por otro lado, diversas organizaciones de la sociedad civil estadounidense dedicadas a la defensa de los derechos humanos de la población inmigrante, en particular la de origen hispano, han pedido al gobierno demócrata un cese a las deportaciones masivas (Cancino, 2014).

Estas opiniones nos plantean un rechazo generalizado a la política de deportaciones de Obama, que pareciera ser la más agresiva de los últimos tiempos. Sin embargo, un análisis más minucioso de los datos nos muestra que las cifras de deportaciones son relativamente bajas cuando las comparamos con las que tuvieron lugar en otros momentos de la historia, y, además nos dice que el número de deportaciones ha caído en los últimos años. Más aún, el análisis sugiere que las deportaciones se concentran en la expulsión de personas que han cometido algún crimen —al menos para el caso mexicano—, lo que da un nuevo cariz a la discusión sobre la actitud antiinmigrante de Obama.

En este sentido, el objetivo del presente trabajo es desmenuzar las cifras de deportaciones de la administración Obama, y ofrecer un panorama objetivo respecto de este fenómeno tan polémico.

 

Historia de las deportaciones

La historia de Estados Unidos está plagada de episodios de expulsión masiva de extranjeros, y éstos casi siempre coinciden con períodos de recesión económica, que naturalmente se combinan con posiciones xenofóbicas. Tal vez el suceso más representativo de este fenómeno es la deportación que ordenó el presidente Hoover durante y después de la Gran Recesión de 1929 para facilitar la inserción laboral de los trabajadores nativos. Otro evento de deportación masiva es el que tuvo lugar en 1954, cuando el presidente Eisenhower deportó más de 13 millones de mexicanos durante lo que se denominó Operación "Espalda Mojada" (Operation Wetback) (Politifact, 2010).

En relación con esto, cabe mencionar que el Departamento de Seguridad Doméstica de Estados Unidos -DHS, por su nombre en inglés (Department of Homeland Security)- incluye en su página web los anuarios de estadísticas de inmigración. Como parte de esta información, en el anuario 2012 se puede encontrar un cuadro que muestra el total de deportaciones que han realizado las autoridades estadounidenses desde 1892. Esta cifra está desglosada en remociones (removals) y retornos (returns).1 Las remociones son las deportaciones que se hacen con base en una orden federal y que involucran a la oficina de Inmigración y Aduanas —ICE, por su nombre en inglés (U. S. Immigration and Customs Enforcement)—.2 Los individuos deportados a través de una remoción pueden ser encarcelados si regresan a Estados Unidos de manera indocumentada y son aprehendidos en el país. Más aún, el haber salido de Estados Unidos a través de una orden de remoción dificulta la posterior entrada legal del implicado. Las consecuencias de las remociones y las dificultades para su implementación3 llevaron a que a la Patrulla Fronteriza se le concediera la autoridad para emitir órdenes de remoción expedita, lo cual ha provocado un aumento significativo en el número de remociones en la frontera sur de Estados Unidos.

Por otro lado, los retornos son las deportaciones de individuos que no cuentan con una orden de remoción. A estos retornos se les denomina también "voluntarios", y se hacen para evitar las complicaciones y los costos asociados a una deportación a través de una orden de remoción.

Los datos del DHS indican que durante los primeros cuatro años de la administración de Barak Obama (2009-2012) se deportaron cerca de 3.2 millones de extranjeros, lo que implica que en promedio se deportó un total de 800 000 extranjeros por año (remociones y retornos).

De acuerdo con el mismo DHS, durante la administración de George W. Bush (2001-2009) fueron deportados 10.3 millones de extranjeros, lo que implica que en promedio fueron deportados 1.3 millones anualmente. El récord de deportaciones lo tiene la administración de William Clinton (1993-2001), pues durante su mandato fueron deportados 12.3 millones de extranjeros, lo que representa un promedio de 1.5 millones de deportaciones al año. Por otra parte, durante la administración de George H. W. Bush (1989-1993) fueron deportadas 4.1 millones de personas, siendo un promedio de un millón de deportaciones por año.4 La gráfica 1 muestra el comportamiento de las deportaciones totales desde 1970 y hasta 2012. Esta serie incluye tanto a los inmigrantes que sufrieron una "remoción", como a aquellos que fueron solamente "retornados".

Si separamos a las deportaciones en remociones y retornos, podemos observar que, en general, las remociones han ido a la alza en los últimos años, mientras que los retornos han ido a la baja. A pesar de ello, durante la administración del presidente Obama, las remociones han aumentado 16.5 por ciento, al pasar de 359 795 en 2008, a 419 384 en 2012 (ver gráfica 2).

De manera adicional, la gráfica 2 muestra el comportamiento de las deportaciones en el período 1995-2012, y las separa en remociones y retornos. Si sumamos el total de remociones desde 2008 y hasta 2012, llegamos a la cifra de 1.9 millones de personas que menciona el The New York Times, lo que sugiere que las noticias sobre el aumento en las deportaciones solamente toman en cuenta el total de personas que han experimentado una "remoción".

 

Deportaciones de mexicanos

La mayor parte de las deportaciones en Estados Unidos, y sobre todo las que se hacen en las zonas fronterizas, afectan a individuos de nacionalidad mexicana. En 2012, el DHS aprehendió a 643 000 extranjeros que permanecían en Estados Unidos de manera irregular; de éstos, 70 por ciento eran ciudadanos mexicanos (Simanski y Sapp, 2014).

La frontera sur de Estados Unidos ha sido especialmente conflictiva durante los últimos años. A principios de la década de 1990 tuvo lugar un cambio clave en la política fronteriza (NIFB, 2010), el cual permanece hasta nuestros días. Durante la administración de William Clinton (1993-2001), la política de cuidado de las fronteras se concentró más en evitar entradas (deterrence) que en deportar a los inmigrantes indocumentados. Este objetivo se manifestó en dos operaciones de gran escala: la Operación Hold-the-Line, en El Paso Texas, y la Operación Guardián (Gatekeeper), en San Diego, California. Los dos programas incrementaron sustancialmente el personal de seguridad en las fronteras, con el fin de prevenir cruces ilegales. Además, establecieron equipos de apoyo en el interior para aprehender a quienes lograban sobrepasar la línea fronteriza. El problema más grave de esta política fue que provocó que los migrantes buscaran su cruce a través de lugares más peligrosos pero menos vigilados, como el desierto de Arizona, lo que generó un incremento sustancial en el número de muertes. En 2006, la autoridad estadounidense anunció una nueva estrategia para la frontera: la construcción de un muro inteligente a lo largo de 670 millas (1 072 kilómetros). Es probable que el muro y el mayor número de agentes de seguridad en la frontera, en conjunto con la disminución en los flujos migratorios generados desde México, estén detrás de la caída en el número de deportaciones de mexicanos de los últimos años, la cual se muestra en el cuadro 1 y en la gráfica 3.

 

Durante los primeros cuatro años de la administración del presidente Obama, y de acuerdo con los datos del DHS, se deportaron 2.3 millones de mexicanos; de éstos, 49.7 por ciento (1.15 millones) experimentaron una remoción, y 50.3 por ciento (1.16 millones) fueron retornados. En 2004, del total de los mexicanos deportados, 17.1 por ciento sufrieron una remoción y 82.9 por ciento fueron retornados, lo que implica que el porcentaje de remociones ha aumentado de manera espectacular. Ahora cabría preguntarnos: ¿a qué se debe el aumento en el número de remociones de mexicanos hechas por las autoridades estadounidenses?

De acuerdo con la analista Jessica Vaughan (2013), la mayoría de las remociones son de personas aprehendidas por la Patrulla Fronteriza tratando de ingresar de manera indocumentada al vecino país del norte. Como ya se mencionó, la Patrulla Fronteriza tiene la atribución de realizar remociones expeditas, lo que infla "artificialmente" la cifra de remociones. La gráfica 4 muestra el total de aprehensiones realizadas por la Patrulla Fronteriza en la frontera suroeste de Estados Unidos desde 1995 y hasta 2011. Si bien estas aprehensiones han ido a la baja, es posible que muchas de ellas se clasifiquen como remociones.

Aunque muchas de las deportaciones sean de personas capturadas por la Patrulla Fronteriza, las cifras sugieren que hay también población aprehendida en el interior de Estados Unidos y que son sujetas a una remoción. Esto nos lleva a cuestionarnos sobre la procedencia de los inmigrantes mexicanos deportados desde territorio estadounidense, pues cada deportación implica una separación, y cada separación lleva aparejada una tragedia familiar.

En 2005, durante la administración de George W. Bush (20012009) se estableció en la frontera una política de cero tolerancia a la entrada de inmigrantes indocumentados, que se denominó "Operación Streamline". Esta nueva estrategia criminalizó en la práctica la migración indocumentada, pues obligó a enjuiciar criminalmente a todas las personas que se internaran en territorio estadounidense de manera ilegal.

Aunque esta política no se modificó en la administración Obama, se establecieron otras normas que de alguna manera contrarrestaron esta estrategia a todas luces antiinmigrante. Por ejemplo, en junio de 2011, los agentes del ICE recibieron la instrucción de no arrestar inmigrantes indocumentados detenidos por faltas menores (como manejar bajo la influencia del alcohol).5 Esto sugiere que las detenciones recientes y las remociones afectan de manera muy importante a personas con antecedentes penales, tal y como lo confirma la gráfica 5.

Por otra parte, en 2012, el ICE implementó un programa denominado "Comunidades Seguras" (Secure Communities), a través del cual se alerta a las autoridades migratorias sobre el arresto de cualquier inmigrante indocumentado que haya cometido un crimen. Este programa logró que el número de inmigrantes con antecedentes criminales, detenidos e identificados, pasara de 95 664 en 2009, a 436 377 en 2012.

Los datos presentados sugieren que la política migratoria de Barak Obama se ha concentrado en evitar la entrada de inmigrantes indocumentados y en deportar personas con antecedentes criminales, más que en deportar inmigrantes honorables, productivos y bien adaptados a su comunidad. Cierto es que se ha incrementado la deportación de personas con más de 3 años de residir en el vecino país del norte, pues de acuerdo con cifras de la "Encuesta sobre migración en la frontera norte de México" (Emif Norte, sin año), las personas que regresan a México vía terrestre después de haber permanecido en Estados Unidos entre uno y tres años, pasaron de ser 227 000 en 1995, a 283 000 en 2011. Sin embargo, no hay sustento para afirmar que la política antinmigrante de Obama es más dura que la de sus antecesores... tan sólo no lo hay.

 

Conclusiones

La política migratoria de Barak Obama ha sido fuertemente cuestionada en la opinión pública, en particular por el número de deportaciones y por el tipo de personas que están siendo deportadas. En varios medios de comunicación se ha dicho que la presente administración ha deportado a más personas que sus antecesores recientes, y que las deportaciones afectan a familias y ciudadanos honorables. Sin embargo, un análisis detallado de los datos nos muestra que otros presidentes estadounidenses han deportado a más gente, y que el perfil del deportado actual es de alguien que ha cometido algún crimen en el vecino país del norte. Y si bien es cierto que entre los deportados hay muchos padres de familia y esposos sin antecedentes penales, estrategias recientes han tratado de evitar las separaciones familiares por delitos menores.

Así mismo, diversos medios han declarado que el presidente Obama tiene una actitud abiertamente inmigrante, y aunque en su mandato la migración indocumentada sigue estando criminalizada, no debemos olvidar que quien la criminalizó fue su antecesor. Para demostrar su supuesta "simpatía" por los grupos inmigrantes, Obama podría revertir la Operación Streamline, pero eso no es una posición política viable en un momento de recuperación económica y de negociación de una reforma migratoria.

El presente trabajo ha presentado una serie de cifras para llegar a concluir que la actitud antiinmigrante de Obama no es más profunda que la de sus antecesores, y lo que queda por analizar es por qué los medios de comunicación insisten en que el actual presidente de Estados Unidos ha deportado a más gente que cualquiera de los otros mandatarios del pasado reciente. Esta situación puede deberse a varios factores: primero, es posible que la propia administración Obama quiera aparentar ferocidad antiinmigrante ante el público conservador, pues esto podría aumentar las posibilidades de aprobar una reforma migratoria. En segundo lugar, es probable que los demócratas quieran esconder las verdaderas cifras de deportación, pues pueden señalizar debilidad frente a amenazas mayúsculas como el terrorismo. Finalmente, no podemos desechar la idea de que la confusión esté siendo alimentada por grupos de interés con aspiraciones políticas.

 

Referencias

CANCINO, Jorge, 2014, "Las deportaciones pasan de los dos millones y ponen en jaque al gobierno de Obama", en Noticias Univisión, 17 de marzo de 2014, en <http://noticias.univision.com/article/1885832/2014-03-17/inmigracion/reforma-migratoria/las-deportaciones-pasan-de-los-2-millones-y-ponen-en-jaque-al-gobierno-de-obama>, consultado el 21 de abril de 2014.         [ Links ]

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POLITIFACT, 2010, "Presidents Hoover, Truman and Eisenhower Collectively Ordered the Deportation of at Least 15 Million IllegalAliens", Tampa Bay Times, en sección "Chain e-mails", 9 de junio, en <http://www.politifact.com/truth-o-meter/statements/2010/jun/10/chain-email/chain-e-mail-says-three-presidents-deported-total-/>, consultado el 21 de abril de 2014.

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SIMANSKI, John F. y Lesley M. SAPP, 2014, "Immigration Enforcement Actions 2012", DHS Office of Immigration Statistics Annual Report, diciembre de 2013, en <https://www.dhs.gov/sites/default/files/publications/ois_enforcement_ar_2012_1.pdf>, consultado el 21 de abril de 2014.         [ Links ]

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Notas

1 Remoción significa llevar una cosa de un lugar a otro. Las órdenes de remoción, generalmente, involucran audiencias en las cortes y, por ello, detenciones en cárceles. La separación de las deportaciones en remociones y retornos data de 1927.

2 El ICE fue creado en 2003 como respuesta a los ataques del 11 de septiembre de 2001. Su principal objetivo es proteger la seguridad nacional y la seguridad pública a través de una combinación de autoridades civiles y criminales. ICE es una oficina dentro del DHS, y su nombre completo es Bureau of Immigration and Customs Enforcement (U.S. Department of Homeland Security, sin año).

3 Los individuos que reciben una orden de remoción, por lo general, deben acudir a una corte a recibir sentencia. Esto implica su encierro en estaciones de detención. Para evitar este proceso (y los costos asociados a él), la Patrulla Fronteriza implementó una política que denominó "catch and release" (atrapa y suelta). Bajo este esquema, los inmigrantes indocumentados que son atrapados en algún punto de entrada a Estados Unidos reciben una orden de remoción expedita, que en la práctica muchas veces no se valida. Estos individuos son puestos en puntos fronterizos casi en el momento de su detención, y su orden de remoción no pasa por el Departamento de Justicia (NIFB, 2010).

4 Estas mismas cifras se reportan en el trabajo de Jessica Vaughan (2013); aunque el análisis es simple, se puede replicar con las cifras que presentan los anuarios de las estadísticas de inmigración del DHS.

5 A esta política se le denomina "Prosecutorial Discretion".

 

INFORMACIÓN SOBRE LA AUTORA

LILIANA MEZA GONZÁLEZ es doctora en economía laboral por la Universidad de Houston, maestra y licenciada en economía por el Instituto Tecnológico Autónomo de México. Cursó el Diplomado en Análisis Político del CIDE, y el diplomado en Negocios Internacionales y Comercio Exterior en el ITAM. Actualmente es responsable de la Coordinación Sistémica sobre Migrantes del Sistema Universitario Jesuita. Ha sido académica invitada en la American University y en la Georgetown University. Es coautora del artículo "Migración internacional y escolaridad como medios alternativos de movilidad social: El caso de México" publicado en Estudios Económicos (núm. extraordinario 1, 2009), y del artículo "Migration and Development: Mexico and Turkey", publicado en el International Migration Review (vol. 12, núm. 4, 2006). Ha colaborado en diversos libros sobre migración, y es compiladora de un libro sobre innovación tecnológica.

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