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Migraciones internacionales

versión On-line ISSN 2594-0279versión impresa ISSN 1665-8906

Migr. Inter vol.5 no.4 Tijuana jul./dic. 2010

 

Reseña bibliográfica

 

Les Circulations Transnationales. Lire les Turbulences Migratoires Contemporaines

 

Françoise Lestage

 

Genevieve Cortés y Laurent Faret, 2009, París, Armand Colin

 

Universidad de París Diderot, Dirección electrónica: francoise.lestage@univ-paris-diderot.fr

 

En este libro se discute el paradigma de las circulaciones migratorias, que domina en los estudios migratorios franceses desde los años noventa, basado en un análisis en términos de movilidades, que se aplica tanto a las trayectorias migratorias —que ya no se estudian como "ida y vuelta" o "movilidad alterna, con carácter cíclico entre varios lugares" (p. 12)— como a las prácticas sociales o a las construcciones de identidad que se desarrollan en este intervalo circulante. El libro se divide en tres partes y 15 capítulos, redactados por geógrafos, antropólogos, sociólogos y politólogos.

En la primera parte, "Buscando paradigmas", se revisan los conceptos de circulación migratoria, diáspora, comunidad transnacional y territorios de la movilidad. En el capítulo 1, Marie–Antoinette Hily reconstruye la historia del concepto de circulación migratoria, que aparece en los años ochenta en Francia, para analizar la movilidad en términos dinámicos y salir de la dualidad del aquí/allá. En aquel entonces, se trataba de tomar en cuenta las interacciones entre los mercados laborales y "el conjunto de flujos materiales e ideales generados por la circulación de los hombres" (p. 25); un enfoque, recalca Marie–Antoinette Hily, que se dirige más a los circulantes que a la circulación. El concepto es cercano al de transnacional, cuyo uso es más frecuente en los países anglosajones. Hily afirma que los científicos sociales anglohablantes utilizan poco la noción de migratory circulation —circulación migratoria— y mucho más la de circular migration o circulatory migration. A diferencia del concepto francés —según Hily—, el concepto anglosajón hace hincapié en la migración más que en la circulación (p. 25).

En el capítulo 2, Michel Bruneau compara las nociones de diáspora y comunidad transnacional. En su opinión, la diáspora es "una construcción comunitaria e identitaria originada por varias fases de dispersión", que se compone de grupos étnicos con identidades distintas según los países de origen y de llegada; es policéntrica —con una identidad general común y especificidades locales—, presenta límites difusos y se representa como un grupo extraterritorial homogéneo. Por su parte, la comunidad transnacional se da como una formación poscolonial y posnacional estructurada por una acción política en los países de origen y de llegada. Para Bruneau, la diáspora está más anclada en el territorio de llegada y ha roto los vínculos con el de origen, mientras que la comunidad transnacional está más presente en el lugar de origen que en el de llegada.

En el capítulo 3, Alain Tarrius examina la noción de territorios de circulaciones transnacionales. A su parecer, conviene distinguir la circulación entre las naciones y a través de las naciones. La primera, internacional, coloca a los circulantes frente a las instituciones y normas de cada Estado–nación y los obliga a socializarse dentro de esos Estados–nación. La segunda, transnacional, los orilla a producir metasociabilidades o éticas sociales transversales, que producen territorios y normas diferentes de los que fabrican los Estados. Basándose en las encuestas que ha realizado desde los noventa en varios lugares y con distintas poblaciones, Tarrius concluye que la intensificación de las circulaciones tanto de las elites como de los pobres se debe a las reorganizaciones económicas contemporáneas (p. 44). Tarrius identifica esas formas sociales derivadas de la actividad económica: la diáspora (los países pobres venden a un precio bajo su fuerza de trabajo); el comercio ilegal y mafioso; el comercio legal calificado de nómada; y varios tipos de circulantes transnacionales. Termina el capítulo con una serie de críticas a líneas de investigación que le parecen poco válidas, y propone tanto trayectorias de investigación como un marco metodológico para pensar las temporalidades como organizadoras de relaciones sociales que no tienen nada que ver con las jerarquías familiares o locales.

Al introducir la segunda parte, "Ritmos y lugares", que presenta casos concretos de circulación migratoria, Gildas Simon señala que la novedad epistemológica de esos estudios se da en el análisis de los lugares y espacios de vida que practican los migrantes como "una pluralidad de campos a la vez autónomos y articulados, en los cuales la eficacia de los actores individuales y sociales en la dinámica migratoria se despliegue en un contexto global regionalizado y mundializado que no logran dominar los actores institucionales clásicos". Según Simon, los textos presentados enriquecen el concepto de circulación y muestran la complejización de las lógicas y recomposiciones territoriales.

Los cinco capítulos de esta segunda parte se basan en encuestas realizadas con marroquíes (capítulos 4, 5 y 8), africanos del oeste (7), bolivianos y mexicanos (6) en espacios geográficos diversos. Los cuatro coautores (Baby–Collin, Cortés, Faret y Sassone) de uno de estos capítulos proponen una herramienta teórico–metodológica —el índice circulatorio— para medir la intensidad de la circulación de los migrantes internacionales, cruzando tres variables que "tienen que ver con la duración y la repetición de los movimientos" (número de viajes al extranjero, tiempo entre el primero y el último viaje, y tiempo total de las estancias fuera del país de origen). Así mismo, para analizar las formas circulatorias, los autores pretenden determinar perfiles tipo basados en tres elementos (número de lugares residenciales durante la trayectoria migratoria, jerarquía de esos lugares, y tipo temporal de movilidad). Concluyen que la circulación es "un recurso socio–espacial, que sirve a las estrategias familiares, evolutivas y reversibles" (p. 108) y proponen, como hipótesis, que las prácticas intensas de circulación entre los lugares y las personas permiten reducir los efectos negativos de las políticas migratorias, que separan a las familias y a los conocidos.

Tres de los capítulos de esta misma sección se enfocan en el caso marroquí. Aunque los editores los presentan de manera dispersa, el lector no puede dejar de comparar las situaciones de los migrantes marroquíes y los puntos de vista de los autores. Después de contar la historia de la construcción de un territorio circulatorio desde 1945, Fanny Schaeffer (cap. 4) hace hincapié en la vinculación de esta circulación con el proyecto de retorno de los migrantes, un proyecto básicamente mítico, que se concreta también en idas y vueltas temporales, a tal grado que los marroquíes residentes en Marruecos y los de la migración consideran que es retornado un migrante que vive la mitad del año en el país. Para Schaeffer, "al mitificar el acto de regresar y al sustituirlo por el acto de circular, los viejos migrantes dan un significado al ir y venir, que facilita la apropiación de la idea de retorno para los más jóvenes.

En el capítulo 5, Chadia Arab habla de los circulantes marroquíes, aventureros y móviles asignados por las políticas migratorias de los países de llegada, de quienes describe los itinerarios complejos. Ellos dan la vuelta a las fronteras para entrar en el espacio Schengen, usando redes familiares, pueblerinas y mafiosas, a fin de cumplir con su objetivo. Utilizan también redes comerciales, como lo demuestra Catherine Gauthier en el capítulo 8, al describir y analizar la relación entre circulaciones migratorias y redes de contrabando en las regiones que rodean los dos enclaves españoles en Marruecos: Ceuta y Melilla. Según ella, hombres, espacios y sectores de actividad se articulan en varios niveles, de lo local a lo transnacional.

En el capítulo 7, Julián Brachet se interesa en un lugar de tránsito, el Sahara nigeriano, y en la manera como los migrantes —originarios de África del Oeste— inciden sobre los territorios que atraviesan. Brachet concluye haciendo hincapié en que el cambio más drástico que se ha dado en los últimos años es la mercantilización de los espacios migratorios, que está reemplazando la solidaridad de las familias y de los conocidos. Como lo señala G. Simon, la mercantilización "induce trayectorias migratorias erráticas y prácticas más individualistas" (p. 59).

La tercera parte del libro, "Figuras y trayectorias de circulantes", la introduce Emmanuel Ma Mung con un texto en el cual logra proponer una serie de conclusiones que facilitan el entendimiento de la circulación. Según Ma Mung, los seis capítulos de esta última parte tratan de dos tipos de circulantes: de alta calificación laboral y comerciantes (por lo general, mujeres). Todos los autores se cuestionan

cómo la circulación internacional (una circulación que se da en el marco de trayectorias laborales) se presenta a los individuos como un recurso posible, cómo se transforma en un medio para cambiar su estatus, su situación, su condición de vida, y cómo lo logran.

Estas trayectorias laborales, formales o informales, se construyen "explotando los diferenciales que existen entre los espacios de la migración" (p. 140); unos facilitan el mejoramiento de la situación laboral, otros permiten conseguir ciertos productos de consumo, etcétera. Para Ma Mung, este juego entre los diferenciales muestra que el movimiento de los individuos se produce por los límites del mundo (fronteras políticas o económicas). Concluye que la mundialización no homogeneiza las diferencias sino que globaliza las discontinuidades espaciales en las cuales está basada. Para disfrutar ese juego, los actores deben mantenerse siempre entre los espacios o entre los diferenciales y usar las redes que lo permiten. Finalmente, según Ma Mung, las migraciones internacionales son la punta avanzada de las transformaciones del mundo, y los migrantes son los actores (y no las víctimas) que instrumentalizan o contornean las obligaciones y los límites de este mundo.

En el capítulo 9, Laurence Roulleau–Berger compara las carreras migratorias de mujeres del Maghreb, de África subsahariana, de Europa del Este y de China, que experimentan lo que la autora llama las nuevas desigualdades internacionales. Estas mujeres conocen un "doble proceso de precariedad y etnicización de los mercados de trabajo que ocasiona violencias y discriminaciones que terminan produciendo trayectorias migratorias distintas.

Véronique Manry (capítulo 10) estudia la trayectoria laboral de mujeres argelinas que hacen el comercio del oro en Estambul, El Cairo o Dubai. Muestra cómo ellas, simultáneamente, se apoyan y compiten entre sí y con los hombres que dominan el comercio informal. La autora analiza igualmente las modificaciones que esta actividad pública produce en la vida privada de esposa o de madre en la sociedad argelina.

Brigitte Bertoncello (capítulo 11) estudia las carreras migratorias de los empresarios subsaharianos en la ciudad de Marsella, cuya actividad laboral depende de la movilidad: marineros en la Colonia, comerciantes murides (miembros de una cofradía musulmana) o "aventurero/a que sueña con el business". Todos movilizan recursos sociales cambiantes: comunidades de circunstancia o asociaciones efímeras. Bertoncello hace hincapié en la inventiva y el dinamismo de estos migrantes, que son los actores de una nueva urbanidad (p. 174) porque utilizan la ciudad y la van modificando con sus actividades y su presencia.

En el libro siguen algunos capítulos sobre migrantes de alta calificación. Héléne Le Bail (capítulo 12) muestra cómo la apertura de las fronteras chinas para los estudiantes, en los años ochenta, coincidió con una política japonesa de aumento del número de estudiantes extranjeros, lo que produjo una fuerte migración de estudiantes chinos a Japón. Después de terminar sus estudios, ellos experimentan una movilidad social ascendente y no sienten la necesidad de retornar a su país, básicamente porque para ir y venir utilizan los intercambios entre las dos naciones y los dos mercados de trabajo, en particular en el sector informático. Le Bail recalca que, en el caso de estos migrantes, la "movilidad se hace un valor" y es la prueba de que uno es miembro de una clase de "expatriados privilegiados" (p. 182), favorecidos por el gobierno chino desde los años noventa.

Mihaela Nedelscu se pregunta qué tipo de sociedad produce la movilidad, y analiza "los efectos de movilidad sobre la generación de los padres de migrantes rumanos de alta calificación en Toronto" (capítulo 13, p. 186). Ella observa que en ese caso se mantienen las relaciones con la familia, gracias a las Tic (nuevas tecnologías) y, de manera frecuente, invitan a sus padres —que la autora llama la generación 0— para visitas más o menos largas. Ellos transforman el cotidiano familiar porque se mantienen más cercanos a la sociedad rumana de origen y juegan un papel de mediador con sus hijos y con sus nietos, que están creciendo en Canadá.

En el capítulo 14, relativo al retorno de ingenieros y profesionistas calificados de la India que trabajaban en Estados Unidos, Aurélie Varrel demuestra que este regreso a la nueva ciudad de Bangalore —la "Silicon Valley" del sur de la India— constituye una nueva "etapa de la circulación de los migrantes más calificados de la India". Varrel recalca que este retorno no se hace en la región de origen de los migrantes sino en la que permite seguir teniendo un modo de vida cercano al de Estados Unidos y donde se puede preparar una nueva movilidad hacia otro lugar.

En el último capítulo (15), Dana Diminescu cuestiona el sistema global de movilidades en el cual circulan los migrantes y sedentarios. Según la autora, la figura moderna del migrante es la del migrante conectado en un espacio social de presencias, porque los migrantes están actualizando el vínculo con el lugar de origen de manera casi permanente, gracias a las tecnologías modernas. Diminescu concluye su capítulo con una propuesta metodológica para el estudio de la conectividad.

A pesar de la heterogeneidad de las temáticas y los estilos, dos son las aportaciones principales de este libro. En nivel metodológico y conceptual, introduce los estudios migratorios franceses, desde los conceptos que se utilizan hasta las líneas de investigación prioritarias. El enfoque de la circulación migratoria o de los territorios circulatorios adoptado por los autores, propone una alternativa a los trabajos anglosajones sobre la temática de lo transnacional, que tienden a dominar este campo científico. En nivel político, las conclusiones de los autores van repitiendo que las políticas migratorias restrictivas no solamente no impiden la movilidad, sino que resultan totalmente contraproducentes: fomentan las redes mafiosas, provocan la corrupción de algunos funcionarios y obligan a migraciones más definitivas cuando los migrantes preferirían sentirse libres de ir y venir.

 

Información sobre la autora

FRANÇOISE LESTAGE es doctora en antropología por la École des Hautes Études en Sciences Sociales (EHESS) de París, y profesora titular de la Universidad París 7 e investigadora en la Unidad de Investigación sobre Migraciones y Sociedad (Urmis). Ha publicado cerca de una treintena de artículos en español y en francés. Su libro más reciente sobre la construcción de la comunidad de los indígenas mixtecos en Tijuana (París, PUF, 2008) está por publicarse en español en México. Desde 1993 ha estudiado la migración e identidades colectivas en la sociedad mexicana fronteriza, y sus líneas de investigación se enfocan en las transformaciones sociales y familiares vinculadas con las migraciones, y las producciones identitarias de las minorías étnicas en México, entre otras. Actualmente investiga los usos sociales de la muerte de los migrantes mexicanos y la gestión de la muerte de los migrantes por los distintos niveles del Estado mexicano, además de ser codirectora de un programa de investigación (ECOS) sobre la crianza de niños por parte de no parientes en México.

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