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Migraciones internacionales

versión On-line ISSN 2594-0279versión impresa ISSN 1665-8906

Migr. Inter vol.5 no.3 Tijuana ene./jun. 2010

 

Nota crítica

 

Brasil y la comunidad panlatina residente en Estados Unidos: La construcción de una agenda de trabajo

 

Brazil and the Pan–Latino Community in the United States: Constructing a Research Agenda

 

Carlos Federico Domínguez Ávila

 

Centro Universitario Unieuro, Brasilia. Dirección electrónica: cdominguez_unieuro@yahoo.com.br.

 

Tradicionalmente, las autoridades y la sociedad brasileña, en general, representaron al país como una nación acogedora de inmigrantes. La existencia de comunidades brasileñas en el exterior normalmente era considerada anómala, marginal o poco representativa. El patrón migratorio brasileño –con amplio predominio de inmigrantes sobre los emigrantes– comenzó a experimentar importantes mudanzas en los primeros años del siglo XXI. En 2003, por ejemplo, el número de emigrantes brasileños superó por primera vez a los extranjeros que decidieron radicarse en el país. Y gradualmente el tema de los brasileños residentes en el exterior, en general, y en Estados Unidos, en particular, comenzó a cobrar alguna relevancia en los medios socioeconómicos, académicos, culturales y hasta políticos.

Así las cosas, el presente trabajo pretende ir al encuentro del hasta ahora poco estudiado mundo de las comunidades latinas residentes en Estados Unidos desde una perspectiva brasileña. Se procura valorizar la relevancia de aquellas identidades panétnicas o multinacionales, y se elucubra sobre la constitución de un campo semántico para impulsar una temática que consideramos apropiada, pertinente y significativa.

Partiendo del presupuesto de que no conviene a las autoridades ni a la sociedad brasileña permanecer indiferentes o al margen del extraordinario dinamismo político, social, cultural, económico y específicamente transnacional de la comunidad panlatina residente en Estados Unidos, se erigen las tareas de ir al encuentro de la cuestión y de proponer los temas de una futura agenda de trabajo que sea pragmática, eficiente y mutuamente ventajosa. Salvo mejor interpretación, una primera agenda de trabajo debería atender tres ejes temáticos principales: 1) político, 2) educativo– cultural y 3) económico–comercial.

 

El eje político

En la última campaña presidencial estadounidense, en 2008, los candidatos de los principales partidos políticos no escatimaron esfuerzos para conquistar el estratégico electorado latino, principalmente en estados como Nuevo México, Florida, Nevada y Colorado. Aproximadamente 10 millones de electores latinos participaron en los comicios del 4 de noviembre de 2008, y la gran mayoría de ellos se decantaron por el candidato Barak Obama, lo que ciertamente ayudó en su histórica victoria. Paralelamente, la propia representación latina aumentó considerablemente con casi 27 diputados federales (la mayoría del Partido Demócrata) y dos senadores (uno demócrata y otro republicano). Así mismo, fueron electos aproximadamente 300 diputados estatales y un considerable número de alcaldes. E n consecuencia, no parece incorrecto destacar que en los próximos años la participación políticoelectoral de los latinos será cada vez más relevante y significativa –recordándose que la población panlatina representará casi 25 por ciento de la población total estadounidense en 2025.

Así las cosas, podría existir un interés legítimo y real en que las autoridades brasileñas conozcan y eventualmente se relacionen también con los líderes políticos de la comunidad panlatina –especialmente con aquéllos de origen luso–brasileño–. Naturalmente, esa aproximación debe ser encuadrada como contacto con líderes políticos estadounidenses, que son protagonistas del escenario general de Estados Unidos. Igualmente sería importante mantener una estricta neutralidad en lo concerniente a las tendencias político–partidarias –a pesar de la notoria preferencia de los latinos por el Partido Demócrata, que además es ideológicamente más próximo a los ideales social–demócratas o progresistas vigentes en Brasil y otros países latinoamericanos.

La planificación de las visitas presidenciales brasileñas a Estados U nidos podría, gradualmente, reflejar ese creciente interés político en una aproximación también a la población panlatina. Recuérdese que las últimas visitas del presidente Luiz Inácio Lula da Silva a aquel país se concentraron en Washington y Nueva York. Quizá priorizar visitas a ciudades con grandes contingentes de latinos en general, y de brasileñoestadounidenses en particular, podría ser interesante, especialmente si son programados encuentros de trabajo con líderes comunitarios panlatinos. Algo semejante podría proponerse en relación con la visita de otras autoridades de rango ministerial y de altos cargos, así como de autoridades estatales –es decir, gobernadores estatales, particularmente de entidades federales como Minas Gerais, Goias, Paraná, Mato Grosso, São Paulo y Mato Grosso do Sul– y hasta municipales.

En el gabinete de gobierno de Obama existen posibilidades de contacto con importantes personalidades latinas, incluyendo la secretaria del Trabajo, Hilda L. Solís, y el secretario del Interior, Ken Salazar. Igualmente podrían ser abordadas las autoridades ejecutivas estatales y municipales. Tal es el caso del gobernador de Nuevo México, Bill Richardson, y de alcaldes de ciudades como Los Ángeles (Antonio Villarraigosa), Albuquerque (Marty Chávez) o Miami (Manny Díaz).

Los diputados y senadores federales estadounidenses tienen un importante poder de decisión en el sistema político, especialmente en comités como los de relaciones exteriores, comercio, agricultura y recursos naturales, todos ellos de interés para las relaciones brasileño– estadounidenses. Estimular contactos e intercambios de opinión de representantes brasileños con sus homólogos estadounidenses en general, y con los representantes latinos en particular, podría ser una alternativa de diálogo y cooperación. En tal sentido, conviene tener presente que los 24 congresistas federales por el Partido Demócrata –23 diputados y un senador– integran el llamado Congressional Hispanic Caucus. Por su parte, los seis congresistas federales republicanos –cinco diputados (inclusive Devin Nunes, de origen luso–estadounidense) y un senador– constituyen la Congressional Hispanic Conference. He aquí un interesante caso de diplomacia parlamentaria a disposición de los congresistas brasileños, particularmente de aquellos interesados en la temática aquí abordada, entre ellos: Marcelo Crivella (senador por Río de Janeiro), Cristovão Buarque (senador por el Distrito Federal), Eduardo Azeredo (senador por Minas Gerais y presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores y de Defensa Nacional) y Eduardo Suplicy (senador por São Paulo). Un contacto semejante entre miembros de los poderes judiciales de ambos países podría ser interesante, especialmente si se confirma la nominación de la juez Sonia Sotomayor como primer magistrado latino en la máxima corte de Estados Unidos.

En síntesis, aquí se propone una aproximación y un diálogo mucho más intenso y constructivo con autoridades estadounidenses de origen latino. Se trata de hombres y mujeres que son cada vez más importantes en aquel país, en función del peso demográfico, económico, cultural, social, político y transnacional. Aproximarse, conocer, dialogar y relacionarse con ese estamento sociopolítico de la sociedad estadounidense podría ser de gran valía e interés en Brasilia en particular, y en Brasil en general.

 

El eje cultural–educativo

Siguiendo el ejemplo de usuales prácticas de diplomacia cultural y educativa, las autoridades y principalmente los actores de la sociedad civil brasileña podrían trabajar de forma mucho más intensa para difundir y valorizar la cultura brasileña en particular, y las expresiones simbólico–culturales latinas en Estados Unidos en general.

En el terreno educativo, las autoridades brasileñas podrían trabajar de forma mucho más eficiente la cuestión de los intercambios académicos (de profesores, alumnos y otros intelectuales). Ofrecer becas de excelencia en las universidades brasileñas para estudiantes estadounidenses en general, y para aquéllos de origen brasileño–estadounidense o latinoamericano en particular, podría ser una alternativa importante. Trabajar con otros países de lengua portuguesa para crear un diplomado portugués en lengua extranjera como una forma de titulación oficial del portugués en todo el mundo –a semejanza del TOEFL para la lengua inglesa– es otra medida que, sin estar específicamente orientada a beneficiar a los brasileñoestadounidenses, podría tener una incidencia positiva en la aproximación a la población panlatina residente en Estados Unidos.1

Las instituciones de enseñanza estadounidenses, especialmente en el nivel superior, normalmente tienen departamentos de lengua y cultura latinas e iberoamericanas, muchos de ellos dirigidos por latinoestadounidenses, iberoamericanos, brasilianistas,2 e incluso por brasileños–. Tal es el caso, por ejemplo, del Instituto Brasil del Woodrow Wilson Center for Scholars. Establecer una relación eficaz y mutuamente beneficiosa con tales entidades podría resultar en asociaciones constructivas y de larga duración, además de generar impactos positivos en el campo del desarrollo científicotecnológico y artístico–cultural. El gobierno y la sociedad civil brasileña también podrían apoyar los esfuerzos educativos realizados en los niveles de enseñanza básico y medio, particularmente en aquellas ciudades con muy significativa presencia brasileño–estadounidense. Así mismo, trabajar conjuntamente con los gobiernos y las sociedades de terceros países interesados en la preservación y difusión de la cultura latina en Estados Unidos también podría ser una alternativa para las autoridades brasileñas, especialmente en los casos de Portugal, México, España, Italia y Francia, debido a las afinidades electivas en la materia de latinidad compartida. Además conviene recordar que el propio gobierno y sociedad estadounidenses realizan programas semejantes de difusión en territorio brasileño y de otros países de la región, con buena acogida y excelentes perspectivas.

En el campo específicamente cultural vale mencionar que en el seno del Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil existe una división encargada de difundir y valorizar la lengua y la cultura luso–brasileña en el mundo, incluyendo su música, literatura y otras bellas artes, teatro y dramaturgia, ciencia y tecnología, cine, filosofía, deporte, entre otros. Muchas de las actividades de diplomacia pública y cultural brasileña en el exterior son realizadas por los Centros de Estudios Brasileños. También podría ser positiva la cooperación triangular con entidades de terceros países, tales como el Instituto Camões (Portugal), el Instituto Cervantes (España), la Alianza Francesa y los institutos culturales mexicanos. Ello es particularmente relevante en la organización de festivales de teatro, cine, música, literatura, entre otros.

Promover encuentros periódicos, regulares y estables entre segmentos sociales específicos de brasileños y estadounidenses de origen latino también es una alternativa viable, particularmente en los campos siguientes: 1) académico, directores de centros de pensamiento e investigación, instituciones comunitarias y directores de periódicos de masas; 2) empresariado, incluyendo tanto a las grandes corporaciones como a las pequeñas empresas y microempresas; 3) personalidades de las artes, espectáculo, moda, música, literatura/editoriales, radio/televisión, Internet, danza y creación artística en general; 4) ciencia y tecnología, especialmente en el campo de la generación de energía, biotecnología, tecnología espacial e informática, y 5) entidades estatales y municipales de ambos países, por ejemplo, São Paulo–California, Río de Janeiro– Florida, Minas Gerais–Massachusetts. Tales encuentros podrían ser organizados alternadamente en cada país, con el propósito general de posibilitar una relación más próxima, íntima, constructiva y mutuamente beneficiosa.

 

El eje económico–comercial

En el campo económico–comercial, las opciones de aproximación entre Brasil y la población panlatina residente en Estados Unidos también son bastante promisorias. De inicio, vale tener presente que Estados Unidos es uno de los más importantes socios comerciales de Brasil en el mundo.3 Y Brasil es uno de los más importante socios estadounidenses en el continente americano, siendo superado apenas por México y Canadá, que son miembros del TLCAN/NAFTA.

No existen cifras específicas de las relaciones comerciales y de inversiones entre Brasil y la población panlatina estadounidense. Sin embargo, el poder de consumo de la población panlatina ha crecido de forma significativa, y en la actualidad muchos especialistas consideran que este consumo se aproxima a los 800 000 millones de dólares, monto prácticamente igual al producto interno bruto de países como México, Holanda o Turquía. Paralelamente, es importante destacar el crecimiento de las empresas latinas –tanto las pequeñas y medianas como las grandes –, del mercado de publicidad latino, de los grandes conglomerados hispanos de información y comunicación (Univisión, Televisa, El Nuevo Herald, entre otros), de los servicios de intermediación financiera (especialmente aquéllos dedicados a la transferencia de remesas hacia Brasil y otros países latinoamericanos), y de las grandes ferias orientadas a ese nicho de consumidores.

Aunque una acción pública directa es prácticamente inviable en el caso del comercio y las inversiones recíprocas entre Brasil y Estados Unidos, sí parece adecuado mencionar que las agencias brasileñas de promoción de exportaciones –tal es el caso de la Agencia de Promoción de Exportación e Inversiones (Apex–Brasil)– pueden realizar acciones orientadas específicamente hacia el mercado panlatino. Ello incluye acciones de promoción turística entre las familias brasileño–estadounidenses y latino–estadounidenses, en general (muchas de ellas con rentas anuales que sobrepasan los 100 000 dólares). La realización de operaciones triangulares –de amplitud tanto hemisférica como global– con participación de empresas brasileñas, latino–estadounidenses y de terceros países también podría ser plausible. Empresas brasileñas también podrían trabajar con sus contrapartes latino–estadounidenses en lo concerniente a financiar emprendimientos, inclusive creando empresas de capitales de riesgo o invirtiendo en el capital accionario de empresas panlatinas. Conviene agregar que las principales empresas latinoestadounidenses se concentran en los rubros de servicios financieros, distribución minorista, salud, telecomunicaciones, agricultura, transporte y turismo.

 

Consideraciones finales

El presente trabajo representa un intento de ir al encuentro de una realidad concreta, verificable y cada vez más relevante y significativa –aunque para muchos pueda ser incipiente–. Más que inventar o descubrir fenómenos sociales, se trata de constatar y documentar una tendencia hasta ahora prácticamente invisible desde la perspectiva brasileña. En esta línea, el objetivo fundamental del trabajo es estimular una aproximación consciente y consistente entre Brasil y las comunidades latinas residentes en Estados Unidos. Conviene agregar que se da por supuesto que el acercamiento a la población panlatina se realiza en el contexto general de las relaciones bilaterales, hemisféricas y globales vigentes entre Brasil y Estados Unidos. Al final, se trata de conocer mejor la realidad integral de la primera potencia mundial.

Parece evidente que futuras investigaciones en esta temática exigirán alta y creciente rigurosidad, profesionalismo y precisión. Igualmente se demanda un esfuerzo persistente de contacto, divulgación y familiarización tanto de las autoridades y de la sociedad brasileña como de la parte homóloga estadounidense. En el terreno de lo operativo y propositivo, el autor del presente trabajo pondera las siguientes ideas:

Dentro de la Subsecretaría General de Comunidades Brasileñas en el Exterior podría crearse una división de seguimiento de la comunidad panlatina, y no únicamente brasileño– estadounidense. Así mismo, esa entidad podría tener un intercambio de opiniones aún más intenso tanto con la sociedad civil brasileña como con los brasileños en el exterior, y también con entidades homólogas en las cancillerías de otros países –particularmente con las embajadas de Portugal y México–. Y en el terreno de la cooperación multilateral, Brasil podría aproximarse a la Conferencia Regional sobre Migraciones –también conocida como Proceso de Puebla–, importante foro hemisférico donde se aborda la temática en cuestión.

Al interior del propio Brasil se podría pensar en promover una relación estratégica y coordinada con las diferentes instancias públicas y privadas con vínculos e intereses en aquel segmento de la población estadounidense. Esto incluye, por ejemplo, estimular a los centros de investigación brasileños para colocar, como tema emergente de pesquisa, la realidad panlatina en el contexto general de la sociedad estadounidense y de las relaciones bilaterales.

Conocer a los líderes panlatinos y sus organizaciones políticas, sociales, culturales y económicas parece ser sumamente importante y significativo. Conviene mencionar que entre las principales organizaciones latinas existentes en Estados Unidos destacan las siguientes: 1) la League of United Latin American Citizens (LULAC, fundada en 1929), 2) la National Association of Latino Elected and Appointed Officials (NALEO, creada en 1976), 3) el Hispanic Council on International Relations (HCIR, fundado en 2000), la United Status Hispanic Chamber of Commerce (USHCC, establecida en 1979) y el National Council of La Raza (NCLZ, fundado en 1968). Igualmente existen algunas organizaciones sindicales, profesionales y empresariales latinas altamente relevantes y significativas.

En síntesis, no parece incorrecto concluir que la intencional y deliberada aproximación de Brasil a la comunidad panlatina es un proyecto a largo plazo. Además, esta aproximación está claramente subordinada a la dinámica de la amplia, profunda y compleja relación brasileño–estadounidense. En otras palabras, aquí se entiende que acercarse a la cada vez más expresiva comunidad panlatina significa, en última instancia, perfeccionar las ejemplares relaciones entre los pueblos y gobiernos de ambos países.

 

Notas

1 El gobierno brasileño utiliza el llamado Certificado de Proficiência em Língua Portuguesa para Estrangeiros (Celpe–Bras). Este documento fue desarrollado por el Ministerio de Educación y cuenta con el apoyo del Ministerio de Relaciones Exteriores. Sin embargo, existen dudas sobre su validez mundial, por no ser convalidado por otros países de lengua portuguesa, incluyendo al mismo Portugal.

2 Académicos extranjeros especializados en estudios sobre Brasil.

3 Según estadísticas de comercio exterior del gobierno brasileño, en 2008, Estados Unidos continuó siendo su principal socio comercial en el mundo. Las exportaciones brasileñas hacia el mercado estadounidense sumaron 27 600 millones de dólares. Y las importaciones brasileñas procedentes de Estados Unidos alcanzaron 25 800 millones de dólares. En consecuencia, hubo un flujo de comercio total de 53 500 millones, con un saldo comercial favorable para el lado brasileño por 1 800 millones de dólares.

 

Información sobre autor

CARLOS FEDERICO DOMÍNGUEZ ÁVILA es doctor en historia de las relaciones internacionales por la universidad de Brasilia. También es magister en estudios sociales y políticos por la universidad Alberto Hurtado (Santiago, Chile). Actualmente es docente e investigador de la maestría en ciencia política y del curso de relaciones internacionales del Centro universitario unieuro en Brasilia. Ha publicado tres libros, 10 capítulos de libros y 30 artículos en 12 países. Sus principales líneas de investigación desarrolladas son: economía y política latinoamericanas, relaciones hemisféricas, migraciones internacionales, y transformaciones globales.

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