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Migraciones internacionales

versión On-line ISSN 2594-0279versión impresa ISSN 1665-8906

Migr. Inter vol.4 no.4 Tijuana jul./dic. 2008

 

Artículos

 

Perfil educativo y laboral de los nuevos y viejos migrantes regionales censados en Argentina y Brasil

 

Gabriela Adriana Sala

 

Instituto de Desarrollo Económico y Social

 

Fecha de recepción: 16 de diciembre de 2007
Fecha de aceptación: 25 de marzo de 2008

 

RESUMEN

En el último cuarto del siglo XX, Argentina aún concentraba el mayor número de migrantes intrarregionales del cono sur de América Latina, y en Brasil se incrementó la presencia de migrantes bolivianos, paraguayos, uruguayos y argentinos.

El presente trabajo identifica diferencias y transformaciones en el perfil educativo y laboral de los nuevos y viejos migrantes regionales censados en Argentina y Brasil. Analiza la distribución según escolaridad y ocupación de cohortes migratorias, determinadas por el año en el que fue fijada la residencia en ambos países; muestra diferencias entre los trabajadores migrantes y nativos. Concluye que en Argentina la mayor escolaridad de los nuevos migrantes regionales no alteró en esencia la segregación en ocupaciones de menor calificación, en ramas como la agricultura, construcción, manufactura y el servicio doméstico. En Brasil, el aumento de la presencia de paraguayos, bolivianos, uruguayos y argentinos coincidió con la heterogeneización del perfil predominantemente calificado de los tres últimos grupos.

Palabras clave: Argentina, Brasil, cohortes migratorias, escolaridad, segregación laboral.

 

ABSTRACT

In the last quarter of the 20th century, Argentina was still concentrating the largest amount of intra–regional migrants in the southern cone of latin america, whereas the number of bolivian, paraguayan, uruguayan and argentine migrants in Brazil was also increasing.

This paper identifies the differences and transformations in the education and labor profile of new and old regional migrants recorded in Argentina and Brazil. Thus, it analyzes the distribution following the criterion of education level and occupation of migration cohorts determined by the year in which residence was taken up in both countries. It also shows differences between native and migrant workers. The conclusion arrived to is that in Argentina, the higher schooling of the new regional migrants did not substantially affect the segregation in occupations with a lower qualification, in branches such as agriculture, construction, manufacturing and housework. In Brazil, the increase in the number of paraguayans, bolivians, uruguayans and argentinians coming in matched a heterogeneization of the predominantly qualified profiles of the last three groups.

Keywords: Argentina, Brazil, migration cohorts, schooling, labor segregation.

 

El nuevo escenario de las migraciones en el Cono Sur de América Latina1

La migración internacional fue un componente importante del crecimiento poblacional, de la urbanización y del desarrollo social y cultural de Argentina. Alrededor de 5.3 millones de personas llegaron a Argentina a partir de finales del siglo XIX hasta 1970, cifra que representa 38 por ciento de la migración neta recibida en conjunto por América Latina y el Caribe en ese período. Argentina fue el principal destinatario de los flujos migratorios de ultramar en América del Sur y junto con Brasil concentraron 73 por ciento del balance regional (Lattes y Recchini de Lattes, 1992). Durante el siglo XX, a la par de que se redujo el número de extranjeros de ultramar, aumentó la participación de los inmigrantes de países limítrofes en el total de extranjeros censados en Argentina. Diferentes estudios han señalado la existencia de un subsistema migratorio emergente en el Cono Sur de América Latina, que tiene al área metropolitana de Buenos Aires como foco de migraciones limítrofes (Balán, 1992; Maguid, 1997). En este subsistema confluyeron, hasta el año 2000, los nacidos en Bolivia y Paraguay, y hasta 1991, los nativos de Chile y Uruguay.

En 2001 fueron censados en Argentina 233 464 bolivianos, 34 712 brasileños, 212 429 chilenos, 325 046 paraguayos y 117 564 uruguayos, que totalizaban 923 215 migrantes limítrofes. En el año 2000, en Brasil fueron censados 28 822 paraguayos, 27 531 argentinos, 24 740 uruguayos, 20 388 bolivianos y 17 131 chilenos. En ambos países, durante el último período intercensal, la presencia de bolivianos y paraguayos creció a mayor ritmo que la de otros migrantes de países del Cono Sur.

Durante la década de 1990, a pesar del contexto de creciente desempleo y precarización del trabajo, los salarios argentinos permanecieron altamente atractivos para los migrantes limítrofes, debido a la sobrevaloración del peso argentino. Además, la existencia de una tradición y redes migratorias estimularon el crecimiento de la presencia de migrantes bolivianos y paraguayos en Argentina. En este período Brasil derivó en una nueva opción migratoria en el Cono Sur de América Latina, en especial para los originarios de Paraguay y Bolivia. El aumento de argentinos, bolivianos, paraguayos y uruguayos, así como la mayor participación de personas menos escolarizadas en las nuevas cohortes podrían estar asociados al crecimiento del desempleo en Argentina, Bolivia, Paraguay y Uruguay, y al menor desempleo en Brasil. También influyeron la reducción de la demanda de trabajadores temporarios en la agricultura Argentina desde mediados de los setenta; el elevado crecimiento demográfico de Bolivia y Paraguay; la reducción de las opciones laborales en la frontera paraguayo–brasileña y la redistribución de población desde el altiplano andino boliviano hacia las regiones próximas a la frontera con Brasil. Por otra parte, históricamente Brasil ofreció diferentes estímulos salariales y profesionales para los migrantes calificados de la región.

Las tasas de crecimiento negativas de la población chilena residente en Argentina y Brasil, durante el período 1991–2000/1, muestran que una parte sustancial de ella reemigró, probablemente a Chile, atraída por la recuperación económica y la democratización política en ese país. Durante ese período, los nacidos en Uruguay, especialmente las mujeres, mostraron tasas de crecimiento negativas en Argentina y positivas en Brasil. Esto da cuenta del redireccionamiento de la emigración de uruguayos hacia Estados Unidos, Europa, y en el Cono Sur de América Latina, hacia Brasil, y de la pérdida del atractivo de Argentina.

Este artículo busca identificar diferencias y transformaciones en el perfil educativo y laboral de los nuevos y viejos migrantes regionales censados en Argentina y Brasil, a partir de información proveniente de los últimos censos demográficos de estos países.2

 

El nivel de instrucción3 de los migrantes regionales residentes en Argentina y Brasil

Los migrantes regionales que se dirigieron hacia Argentina tenían menos escolaridad que la población residente en este país, mientras que en Brasil los migrantes provenientes de Argentina, Bolivia, Chile y Uruguay, tenían mayor escolaridad que la población residente. La escolaridad de los paraguayos residentes en Brasil se asemejaba al de la población total censada en ese país (véase las tablas 1 y 2).

En Argentina, casi la mitad de los hombres y cuatro de cada 10 mujeres, en el total de población, tenían escolaridad baja. Un poco más de un tercio de los bolivianos y paraguayos, la mitad de los brasileños y tres de cada 10 chilenos no habían concurrido a establecimientos educativos o los habían abandonado antes de concluir estudios primarios. Tenían nivel de instrucción bajo cuatro de cada 10 hombres bolivianos, un poco más de un cuarto de los brasileños, casi la mitad de los chilenos y un poco más de la mitad de los paraguayos y uruguayos. Casi tres de cada 10 uruguayos y cinco de los bolivianos tenían estudios secundarios completos y terciarios o universitarios incompletos. Cuatro de cada 10 bolivianas y brasileñas y casi un tercio de las paraguayas tenían nivel de instrucción muy bajo. Tenían nivel de instrucción muy bajo o bajo cerca de 80 por ciento de las bolivianas, 71 por ciento de las brasileñas, 77 por ciento de las chilenas, 86 por ciento de las paraguayas y 59 por ciento de las uruguayas. la instrucción de las mujeres bolivianas era menor que la de los hombres bolivianos. Entre los migrantes regionales, el porcentaje de migrantes con estudios superiores concluidos era mayor entre los nacidos en Brasil y Uruguay y menor que en la población total clasificada por sexo (véase la tabla 1).

En Brasil, los originarios de Paraguay se concentraban en los niveles educativos más bajos. Los varones y mujeres nacidos en Chile y en Argentina, y los varones bolivianos y uruguayos estaban más concentrados en los niveles educativos medio y alto. las mujeres de todos los grupos migratorios tenían menor instrucción que los varones del mismo origen. Los argentinos, bolivianos, chilenos y uruguayos tenían mayor escolaridad que el total de residentes en Brasil, mientras que los nacidos en Paraguay mostraban mayor similitud. Los varones y las mujeres argentinos, bolivianos, chilenos y uruguayos, y los varones paraguayos presentaban un porcentaje mayor de personas con estudios superiores completos que el total de los residentes en Brasil (véase la tabla 2). La cantidad de migrantes con estudios terciarios o universitarios concluidos indica la presencia de migrantes calificados (Pellegrino, 2000 y 2003). En Brasil, en 2000, los nacidos en Chile presentaban el mayor porcentaje de personas con estudios superiores concluidos (39.5 entre los hombres y 33.8 entre las mujeres). El porcentaje de migrantes calificados era también importante entre los argentinos (35.5 entre los hombres y 30.7 entre las mujeres); los bolivianos (34.1 entre los varones y 19.5 entre la mujeres) y los uruguayos (19.8 entre los hombres y 15.7 entre las mujeres).

Diversos estudios mostraron que la escolaridad varía en las diferentes cohortes de migrantes.4 La perspectiva de cohorte es valiosa para analizar los cambios en el perfil educativo y laboral de los migrantes regionales en Argentina y Brasil, aunque es preciso contemplar algunas dificultades metodológicas, que hacen tomar con cautela las conclusiones obtenidas a partir de la información censal de estos países.5

Las tablas 3 y 4 muestran el nivel de instrucción de los migrantes de 10 y más años6 que no asistían a escuelas en el momento de censo, por sexo, país de nacimiento y cohorte, determinada por el período en que fue fijada la residencia.7 En Argentina, entre los migrantes limítrofes que se radicaron a partir de 1970 cayó la participación de personas con instrucción muy baja y creció la presencia relativa de quienes tenían escolaridad baja y media, aunque hay variaciones en la continuidad de este crecimiento en los diferentes grupos migratorios. Es notoria la reducción del porcentaje de migrantes brasileños con nivel de instrucción muy bajo entre quienes se radicaron a partir de los años ochenta (véase la tabla 3).

La mayor escolaridad de los migrantes de las nuevas cohortes se vincula a cambios en el origen, destino e historia laboral. Los nuevos migrantes, a diferencia de la mayoría de sus predecesores, provenían de núcleos urbanos y se dirigían hacia el área metropolitana de buenos Aires para insertarse en ocupaciones del mercado de trabajo urbano.8

Entre los argentinos que fijaron residencia en Brasil desde 1980 cayó el porcentaje de migrantes con alto nivel de instrucción.esta subpoblación continuó siendo importante en las cohortes siguientes, ya que casi un tercio de los hombres y tres de cada 10 mujeres, dentro de cada cohorte, tenían estudios superiores concluidos. En las mismas cohortes se detecta un leve incremento de la participación de personas con nivel de instrucción muy bajo y un aumento importante de quienes tenían nivel de instrucción medio, sobre todo entre quienes se radicaron entre 1990 y 2000 (véase la tabla 4).

Como sucedió entre los migrantes bolivianos residentes en Argentina, entre quienes se radicaron en Brasil a partir de 1970 creció la presencia relativa de personas con escolaridad baja y media, y cayó la participación de las más escolarizadas y las de muy bajo nivel de instrucción. La reducción de la participación relativa de quienes tenían estudios superiores completos fue notable entre los bolivianos que se radicaron en Brasil desde 1980, en especial entre los hombres (véase las tablas 3 y 4).

Entre los migrantes chilenos residentes en Argentina y en Brasil cayó el porcentaje de personas con nivel de instrucción muy bajo, y entre los hombres creció la participación de quienes tenían instrucción baja y media. La escolaridad de las mujeres chilenas censadas en Brasil creció notablemente. Los nuevos migrantes chilenos que eligieron residir en Brasil, en general tenían escolaridad alta y media, mientras que los censados en Argentina presentaban escolaridad baja y media (véase las tablas 3 y 4).

Mientras los nuevos migrantes paraguayos que se dirigieron a Argentina tenían mayor escolaridad que sus predecesores, quienes fijaron su residencia en Brasil en las dos décadas precedentes al censo 2000 estaban menos escolarizados que quienes habían migrado antes de 1980. Entre los nuevos migrantes paraguayos censados en Brasil creció la participación de personas con muy bajo nivel de instrucción entre los que se radicaron en los ochenta y noventa y la de quienes tenían bajo nivel educativo en la cohorte que fijó su residencia en los años ochenta (véase las tablas 3 y 4).

Entre los uruguayos censados en Argentina y Brasil, el análisis de cohortes muestra una mejora de la escolaridad de los nuevos migrantes y la disminución del peso relativo de los muy escolarizados entre quienes migraron a partir de los años ochenta. En Argentina esta caída se revirtió en la cohorte que se radicó en los años noventa. En las diferentes cohortes cayó el porcentaje de personas con muy baja escolarización, aunque esta reducción fue más marcada entre los uruguayos residentes en Brasil. En líneas generales y obviando las fluctuaciones, se detecta un crecimiento de la participación relativa de personas con niveles de instrucción bajo y medio en las cohortes de varones y mujeres uruguayos residentes en Argentina y Brasil. En ambos niveles de instrucción, el crecimiento fue más notorio entre los uruguayos censados en Brasil (véase las tablas 3 y 4).

La mejora en el nivel de instrucción de las cohortes más recientes de migrantes limítrofes en Argentina y de los migrantes bolivianos, chilenos y uruguayos residentes en Brasil es coherente con los avances educativos registrados en la región. Desde mediados de la década de 1960, en los países del Cono Sur de América Latina creció de manera sostenida la matrícula escolar en todos los niveles, aunque en cada uno de ellos las condiciones iniciales, los ritmos de expansión de la escolaridad y los resultados fueron diferentes.9

El análisis de cohortes muestra algunos cambios entre los migrantes calificados intrarregionales. En Argentina cayó la participación de personas con estudios superiores concluidos en todas las cohortes de hombres y mujeres paraguayos, hombres bolivianos y mujeres uruguayas. Entre los hombres uruguayos cayó hasta finales de los ochenta y creció entre quienes se radicaron en los noventa. También cayó en las cohortes de mujeres bolivianas y uruguayas que se radicaron a partir de 1980. Sólo entre los hombres y mujeres nacidos en Brasil y Chile aumentó notoriamente el porcentaje de personas con estudios superiores concluidos en las cohortes que se radicaron en el período 1990–200110 (véase la tabla 3). Este incremento podría asociarse a la migración de profesionales y técnicos vinculados a empresas brasileñas y chilenas que operan en Argentina y al incremento de la emigración de sectores medios brasileños a Argentina y otros destinos.11 Puesto que la cohorte de varones y mujeres chilenos radicados entre 1990 y 2001 es notoriamente menor que la radicada durante los años ochenta,12 también es posible que durante los noventa reemigraran muchos chilenos menos escolarizados.

En Brasil, los hombres de todas las nacionalidades y las mujeres argentinas, bolivianas, paraguayas y uruguayas presentaban los mayores porcentajes de migrantes con estudios superiores concluidos entre quienes se radicaron en Brasil entre 1970–1979 (véase la tabla 4). La mayor participación de personas con nivel de instrucción alto entre quienes fijaron su residencia en Brasil durante la década de 1970 se explica por varios factores. Muchas de ellas podrían haber emigrado de sus países como consecuencia de la violencia política y la represión de los gobiernos militares implantados durante esa década. También podría haber influido la expansión de la economía y de las instituciones de educación superior en Brasil, que favorecieron la captación de recursos humanos calificados, en un contexto regional, que mostraba crecientes limitaciones para incorporarlos. La menor instrucción observada entre los migrantes más recientes estaría asociada a la generalización de conductas emigratorias entre personas de instrucción media de Argentina y media y baja de Uruguay, que preferirían un destino más próximo, mientras la mayor parte de los emigrantes de esos países se dirige hacia Europa y Estados Unidos. También muestra la creciente preferencia por Brasil de los nacidos en Bolivia y Paraguay, países que tradicionalmente exportaron migrantes de baja instrucción hacia Argentina.

La migración calificada del Cono Sur para Brasil expresa un proceso más amplio de emigración calificada de los países de la región hacia éste y otros destinos, explicable por la modernización y ampliación de los sistemas educativos, en contextos expuestos a crisis económicas y políticas recurrentes. También está asociada a la inestabilidad y la violencia política que se expresó en varios golpes de estado.13 En Brasil, durante los años setenta, también influyó la expansión de la economía y de las instituciones de educación superior, que favoreció la captación de recursos calificados en un contexto regional que mostraba crecientes limitaciones para incorporarlos. Desde mediados de los años ochenta contribuyeron en el aumento de la emigración calificada la reestructuración productiva y el incremento en el nivel de desempleo en los países de la región. En Argentina, la emigración de personas muy escolarizadas la estimulan factores como el congelamiento y la reducción de la cantidad de puestos de trabajo por el ajuste del sector público, y las modalidades tradicionales de acceso al empleo oficial, asociadas al clientelismo político y el nepotismo, que también afectan a muchos empleos con requerimientos de calificación elevada.

Pellegrino (2003) afirma que Brasil, si bien no es el principal destino de la emigración calificada originaria del Cono Sur de América Latina, ha incrementado su capacidad de incorporación. Atribuye este aumento al mayor nivel de inversión y a sus políticas de desarrollo científico y tecnológico, a una tradición en la captación de estudiantes de otros países latinoamericanos mediante la oferta de becas. También señala factores como la existencia en Brasil de una política de estímulo a la industria y de fomento de los vínculos entre ella y las universidades y centros de investigación. Otros factores explicativos propuestos por esta autora, de la emigración de personas muy calificadas de Argentina y Uruguay, son los bajos salarios, el subempleo en los países de origen y, en Argentina el bajo apoyo a la educación e investigación científica y la inestabilidad económica.

El papel de Brasil, como polo regional de atracción de personas muy calificadas del Cono Sur de latinoamérica, también se explica si se considera el bajo grado de instrucción de su fuerza de trabajo y los importantes retornos a la escolaridad en el mercado de trabajo brasileño. A pesar de la mejora sustancial en los niveles de instrucción, los trabajadores con estudios superiores concluidos continuaban siendo un grupo minoritario y muy bien remunerado en la fuerza de trabajo de este país. El porcentaje de trabajadores con más de 15 años de escolaridad en el total de trabajadores (siete por ciento) era menor al de los hombres migrantes de todos los países del Cono Sur y que el de las mujeres argentinas, bolivianas, chilenas y uruguayas con estudios superiores concluidos, en el total de migrantes que no asistían a establecimientos educativos. Los elevados retornos a la escolaridad del mercado de trabajo brasileño sólo son comparables a los del mercado de trabajo chileno. A finales de los años noventa, en América Latina, Brasil presentaba las brechas salariales según nivel de instrucción más importantes (BID, 1998).

Al analizar la distribución de los migrantes del Cono Sur, según nivel de instrucción, también es importante considerar que se trata de aquellas personas de las diferentes cohortes que no reemigraron y que sobrevivieron hasta la fecha del último censo.

La mayor presencia de migrantes muy calificados, entre quienes se radicaron en la década de los setenta, también podría indicar que se dieron condiciones que los retuvieron en Brasil, las cuales, al modificarse en las décadas siguientes, estimularon la reemigración de personas con alta calificación, como podría haber sucedido entre los hombres chilenos o la inserción de personas menos instruidas, como sucedió en los demás grupos migratorios. Los migrantes antiguos, más escolarizados, podrían haber respondido a la demanda de trabajadores calificados, muy escasos en Brasil y complementado a la mano de obra nativa. En las dos últimas décadas continuó siendo baja la proporción de trabajadores con más de 15 años de escolaridad en la fuerza de trabajo brasileña, aunque los trabajadores estaban, en media, más escolarizados. Las características educativas y ocupacionales de los nuevos migrantes regionales se aproximan a las de los trabajadores nacidos en Brasil, aunque los primeros continuaban presentando mayor calificación. En Argentina también mejoró la escolaridad de la población residente total, paralelamente al arribo de migrantes más escolarizados.

El perfil educativo de los migrantes regionales tendió hacia una mayor convergencia con el de las poblaciones residentes en Argentina y Brasil, por el incremento del peso relativo de migrantes con niveles medio y bajo de escolaridad. Sin embargo, como se verá más adelante, los trabajadores migrantes continuaban segregados en algunas ramas y ocupaciones del mercado de trabajo.

 

Algunos conceptos empleados en la caracterización laboral de los migrantes

Un estudio clásico, enmarcado en la teoría de la segmentación del mercado de trabajo, considera que la dinámica del capitalismo moderno conduce a un mercado de trabajo dual, en el que coexisten el sector primario, con puestos de trabajo bien remunerados y buenas condiciones laborales, y el sector secundario, caracterizado por la inestabilidad, la baja remuneración, los beneficios limitados y las condiciones de trabajo peligrosas. Esta dinámica tiende a producir escasez de trabajadores en el sector secundario, situación que conduce a los empleadores a buscar mano de obra entre los migrantes para cubrir los puestos de ese sector (Piore, 1979).

Algunos sectores, caracterizadas por la precariedad de las condiciones de trabajo y remuneración, en algunos países presentan una importante concentración de trabajadores migrantes. La agricultura, la construcción y la industria textil, por su fuerte estacionalidad, muestran grandes variaciones en la demanda de trabajadores. En estos sectores la precariedad se asocia a formas particulares de contratación y a diferentes tipos de encuadramientos remunerativos (a destajo, por tiempo y por rendimiento, en lugar del pago mensual y con beneficios). El servicio doméstico es otro sector que, en general, presenta formas precarias de contratación y remuneración y que, por lo general, ha sido considerado, junto con la construcción, como una de las puertas de entrada de los trabajadores migrantes a los mercados de trabajo urbanos. Diversos estudios concluyeron que en Argentina los trabajadores migrantes de países limítrofes, mayoritariamente poco escolarizados, tendían a concentrarse en la construcción, el servicio doméstico, la agricultura, el comercio minorista y la industria manufacturera (Marshall, 1984; Marshall y Orlansky, 1983). En el Gran Buenos Aires, región que concentraba a 70 por ciento de los migrantes limítrofes residentes en áreas urbanas durante la década de 1990 fue confirmada la concentración en la construcción, el servicio doméstico y la rama textil (Maguid, 1997). Durante la segunda mitad de esa década, como consecuencia del incremento del desempleo en estas ramas aumentó la precariedad laboral y la cantidad de horas de trabajo entre los migrantes limítrofes de los residentes en esta región (Cortés y Groisman, 2004).

 

La inserción por sectores de actividad económica

En Argentina, en el año 2001, persistía la concentración de los trabajadores limítrofes en sectores como la agricultura, construcción, manufactura, comercio y servicio doméstico. Actividades vinculadas con la agricultura, la ganadería y la pesca concentraban alrededor de un cuarto de los hombres bolivianos, a casi la mitad de los brasileños, a 14 por ciento de los chilenos, a un cuarto de las brasileñas y a 13 por ciento de las bolivianas. La construcción concentraba a un cuarto de los trabajadores brasileños y a un cuarto de los chilenos, a casi un tercio de los paraguayos y 11 por ciento de los uruguayos. En la industria manufacturera se insertaba casi un quinto de los trabajadores bolivianos, 10 por ciento de los trabajadores brasileños, 14 por ciento de los chilenos, 17 por ciento de los paraguayos y 16 por ciento de los uruguayos. La mayoría de las trabajadoras bolivianas, chilenas, paraguayas y uruguayas se insertaba en el servicio doméstico, sector que concentraba a poco más de un cuarto de las trabajadoras bolivianas, a más de un tercio de las chilenas, a seis de cada 10 paraguayas y a un quinto de las uruguayas. Comercio y reparación de bienes congregaban a 13 por ciento de los hombres bolivianos, 15 por ciento de los chilenos, 15 por ciento de los paraguayos, un quinto de los uruguayos y a un quinto de las trabajadoras bolivianas. Casi un quinto de los varones nativos se insertaba en el comercio y la reparación de bienes, 15 por ciento en la industria manufacturera y 12 por ciento en agricultura, ganadería y pesca; casi 10 por ciento, en los servicios de transporte, almacenamiento y comunicaciones, y 10 por ciento en la administración pública. Entre las mujeres nativas, casi un quinto se dedicaba a la enseñanza, alrededor de 16 por ciento al servicio doméstico, 16 por ciento al comercio y reparación de bienes, y 10 por ciento a los servicios sociales y de salud (Sala, 2007).

En Brasil, la mayoría de los hombres nacidos en este país y en Paraguay trabajaba en la agricultura (23 y 32 %, respectivamente). Los argentinos y uruguayos estaban concentrados en actividades comerciales y de reparación de vehículos automotores, objetos personales y domésticos (17.4 y 26 %, respectivamente). Los nacidos en Bolivia y Chile se insertaban en la industria de la transformación (33 y 26 %, respectivamente). Entre las mujeres ocupadas, naturales de Brasil y Paraguay, la mayoría trabajaba en el servicio doméstico (19 y 32 %, respectivamente). La mayoría de las trabajadoras argentinas y chilenas se insertaba en educación (18 y 21 % respectivamente). Las mujeres bolivianas se concentraban en la industria de la transformación (33 %) y las uruguayas en el comercio y la reparación de vehículos automotores, objetos personales y domésticos (23 %) (Sala, 2007).

En Argentina, la inserción por sectores de los varones y las mujeres chilenos y uruguayos era semejante a la de los hombres y mujeres argentinos. Las mayores diferencias con la mano de obra nativa correspondían a los trabajadores bolivianos; en este caso, una población con muy baja escolarización, mientras que en Brasil se detectan entre los trabajadores chilenos grupos migratorios muy escolarizados. En Brasil, los trabajadores paraguayos (especialmente hombres) estaban menos segregados en sectores específicos del mercado de trabajo. En ambos países, dentro de estos subgrupos poblacionales era mayor la segregación laboral de las mujeres. En el mercado de trabajo argentino estaban más integrados los chilenos y uruguayos que provenían de las dos poblaciones que en los noventa registraron crecimiento negativo, mientras que en el mercado brasileño era mayor la integración de los trabajadores paraguayos, que formaban parte del grupo migratorio regional con mayor crecimiento durante esa década. en Argentina estaban más segregados los trabajadores bolivianos y esta población registró un importante crecimiento durante los noventa; en Brasil era la segregación de los trabajadores chilenos, población que registró tasas de crecimiento negativas en el período 1991–2000 (Sala, 2007).14

En Argentina, el censo 2001 mostró la permanencia de patrones de inserción selectivos de algunos grupos migratorios en algunas ramas. En relación con los trabajadores argentinos, se destaca la concentración de hombres y mujeres bolivianos y brasileños en la agricultura y de los hombres bolivianos, paraguayos y chilenos en la construcción. En el servicio doméstico estaban sobrerrepresentadas las mujeres bolivianas, chilenas, paraguayas y uruguayas, destacándose el mayor nivel de segregación en este sector de las nacidas en Paraguay. En la industria manufacturera sólo es destacable la sobrerrepresentación de los hombres y mujeres nacidos en Bolivia y Paraguay, en relación con los trabajadores argentinos. En el comercio estaban ligeramente sobrerrepresentadas las mujeres bolivianas y paraguayas y los hombres uruguayos. Casi todos los grupos migratorios, con excepción de los varones bolivianos, estaban sobrerrepresentados en hotelería y restaurantes, pero éste es un sector de escaso peso en la estructura ocupacional de los diferentes grupos. En Argentina se destacan los niveles de segregación por sector de actividad de los trabajadores brasileños y bolivianos en agricultura, ganadería y pesca; de los trabajadores bolivianos, paraguayos y chilenos insertos en la construcción y de los uruguayos ocupados en actividades de servicios vinculadas a la hotelería y los restaurantes. El mayor nivel de segregación correspondía a las mujeres bolivianas, que estaban sobrerrepresentadas en la industria manufacturera, en el comercio y reparación de bienes y en el servicio doméstico. Es destacable la semejanza de la inserción por rama de las mujeres chilenas y uruguayas con las Argentinas insertas en los servicios sociales y de salud, situación que podría relacionarse con la presencia de enfermeras y personal de servicios en clínicas y hospitales (Sala, 2007).

En Brasil, las ramas con mayor sobrerrepresentación de los argentinos, bolivianos, chilenos, paraguayos y uruguayos, en relación con los trabajadores nativos, eran educación, salud y servicios sociales y otros servicios colectivos sociales y personales (no domésticos). La sobrerrepresentación era mayor entre los trabajadores argentinos en educación y servicios sociales y personales; chilenos en educación, y bolivianos en salud y servicios sociales. En relación con las trabajadoras nativas, es destacable la sobrerrepresentación de las mujeres bolivianas en la industria de transformación, y de las paraguayas en el servicio doméstico, ya que ambos sectores concentraban a casi un tercio de las ocupadas de cada uno de esos países (Sala, 2005).15

En Brasil, entre los hombres y las mujeres de Argentina, Chile y Uruguay, y los hombres de Bolivia, la gran concentración en el sector servicios, posiblemente, se vincula con la mayor calificación y tiempo de residencia de muchos de ellos. La importante polarización de la distribución, según escolaridad, de los hombres bolivianos, queda en evidencia en la inserción por ramas de actividad económica. La información censal permite suponer la existencia de un antiguo proceso de migración de profesionales bolivianos, en especial del área de la salud, y un flujo más reciente de hombres y mujeres con calificación media y baja, que se concentraban, mayoritariamente, en la industria. Los nacidos en Paraguay, y una parte de los bolivianos, mostraban un padrón de inserción por sector más desfavorable que el de los trabajadores brasileños, al concentrarse los migrantes de ambos países en la industria; los hombres paraguayos en la construcción y las mujeres paraguayas en el servicio doméstico. La mayor concentración en estos sectores podría estar relacionada con la menor escolaridad de los nuevos migrantes (Sala, 2005).

 

Segregación según ocupaciones16

En Estados Unidos fue descrita la tendencia de los migrantes internacionales a concentrarse en los extremos del mercado de trabajo, en ocupaciones poco calificadas y mal remuneradas y en ocupaciones productivas, científicas y administrativas muy calificadas (Sassen, 1988; Martin, 1999). En 1991, Brasil presentaba un contingente destacable de profesionales y técnicos entre los inmigrantes nacidos en Argentina, Chile y Bolivia (Pellegrino y martínez Pizarro, 2001). Pellegrino (2000 y 2003) considera trabajadores calificados a los integrantes de la fuerza de trabajo que tienen ocupaciones profesionales y técnicas. Esta definición fue el punto de partida para determinar la calificación de los trabajadores migrantes del Cono Sur. En el caso de Brasil se juzgó conveniente incluir en esta categoría a quienes se insertaban en ocupaciones directivas.17

En Argentina, en el año 2001, los trabajadores con calificación operativa constituían más de la mitad de los trabajadores argentinos y limítrofes, y esta categoría concentraba a siete de cada 10 bolivianos y paraguayos. Los argentinos presentaban los mayores porcentajes de trabajadores con calificación profesional y técnica, seguidos por los trabajadores brasileños y uruguayos (ocho por ciento de los argentinos y brasileños, y seis por ciento de los uruguayos desarrollaban actividades profesionales). Sólo los nacidos en Chile y Bolivia tenían porcentajes más elevados de trabajadores no calificados que los argentinos (15.9, 15.4 y 14.6 %, respectivamente). Entre las mujeres nativas y brasileñas predominaban las trabajadoras con calificación operativa y entre las bolivianas, chilenas y paraguayas, las trabajadoras no calificadas. Esta última categoría reunía a 45 por ciento de las bolivianas, a un poco más de la mitad de las chilenas, a dos tercios de las paraguayas, a cuatro de cada 10 uruguayas y a 28 por ciento de las Argentinas (Sala, 2007).

En el mercado de trabajo brasileño la mayoría de los hombres nacidos en Argentina y Chile eran profesionales de las ciencias y las artes. Entre los nacidos en Brasil, Bolivia, Paraguay y Uruguay, la mayoría eran trabajadores de la producción de bienes y servicios industriales. Este grupo ocupacional concentraba a 30.1 por ciento de los brasileños, 35.3 de los bolivianos, 35.6 de los paraguayos y 20.2 por ciento de los uruguayos. En torno a 20 por ciento de los argentinos, 14 por ciento de los chilenos y uruguayos eran miembros superiores del poder público, gerentes, dirigentes de organizaciones de interés público y de empresas. Eran profesionales de las ciencias y de las artes alrededor de 25 por ciento de los argentinos, 27 de los bolivianos, 23 de los chilenos y 14 por ciento de los uruguayos. Un quinto de los brasileños y de los uruguayos eran trabajadores de los servicios, vendedores del comercio en tiendas y mercados. Los nacidos en Chile, Argentina y Uruguay presentaban los mayores porcentajes de técnicos de nivel medio entre sus ocupados (18.8, 13.7 y 12.4 %, respectivamente). Estos porcentajes muestran que era muy importante la proporción de trabajadores calificados entre los ocupados nacidos en Argentina y Chile y, en menor medida, entre los nacidos en Bolivia y Uruguay. Paralelamente, la mayoría de los trabajadores paraguayos y parte de los uruguayos y bolivianos tenía ocupaciones poco calificadas. Sin embargo, también entre los trabajadores paraguayos era importante el porcentaje de trabajadores calificados (20 %). La mayoría de las mujeres nacidas en Brasil, Bolivia, Paraguay y Uruguay eran trabajadoras de los servicios y vendedoras del comercio, en tiendas y mercados (véase la tabla 5).

En Argentina eran mayores las semejanzas de la distribución según calificación de las ocupaciones de los hombres argentinos y uruguayos, y de las mujeres Argentinas y brasileñas. Las mayores diferencias con los trabajadores nativos de cada sexo correspondían a los hombres bolivianos y paraguayos, y a las mujeres paraguayas. En Brasil eran más semejantes las estructuras ocupacionales de las mujeres y los hombres brasileños y los trabajadores nacidos en Paraguay, y mayores las diferencias entre los trabajadores nativos y los ocupados chilenos. Se destaca la mayor segregación en la estructura ocupacional brasileña de las trabajadoras chilenas (Sala, 2007).

En relación con los trabajadores argentinos, los mayores niveles de segregación en actividades de calificación operativa y actividades no calificadas correspondían a los hombres bolivianos, paraguayos y chilenos. Los trabajadores brasileños y uruguayos presentaban una distribución según calificación de las ocupaciones semejante a la de los argentinos, aunque los primeros tendían a concentrarse en las categorías de mayor calificación y los uruguayos en las menos calificadas. Los nacidos en Bolivia, Chile, Paraguay y Uruguay estaban subrepresentados entre los trabajadores de calificación profesional y todos, con excepción de los uruguayos, estaban subrepresentados entre los trabajadores de calificación técnica. Las mujeres bolivianas, chilenas, paraguayas y uruguayas estaban más concentradas entre las trabajadoras no calificadas. En menor grado, todas las trabajadoras limítrofes estaban concentradas en ocupaciones de calificación operativa. Las mujeres de todos los grupos migratorios, en especial las bolivianas, paraguayas y chilenas, estaban subrepresentadas entre las trabajadoras de calificación profesional y técnica (Sala, 2007).

En Brasil, los hombres y las mujeres migrantes de la región estaban más concentrados que los trabajadores brasileños entre los miembros superiores del poder público, los dirigentes de organizaciones de interés público y de empresas, gerentes y profesionales de las ciencias y de las artes. Estaban sobrerrepresentados los hombres migrantes de los cinco países y las mujeres chilenas entre los técnicos de nivel medio. Los hombres y mujeres nacidos en Argentina, Chile y Uruguay mostraban mayor concentración en las ocupaciones directivas y profesionales. Los hombres bolivianos también estaban más concentrados en las ocupaciones profesionales. Entre los técnicos de nivel medio, la mayor concentración correspondía a los hombres argentinos y a los chilenos de sexos indistintos. Los hombres y mujeres bolivianos y paraguayos estaban sobrerrepresentados entre los trabajadores de la producción de bienes y servicios industriales, destacándose el nivel de segregación en esa ocupación de las mujeres bolivianas. Las mujeres paraguayas estaban sobrerrepresentadas, además, entre las trabajadoras de los servicios, vendedoras de comercio en tiendas y mercados y las trabajadoras agropecuarias, forestales, de caza y pesca (Sala, 2005).

En Brasil, las ocupaciones profesionales, directivas o técnicas predominaban entre los hombres argentinos de todas las cohortes migratorias, así como entre los hombres bolivianos y chilenos radicados antes de 1980 y entre los trabajadores uruguayos radicados en la década de los setenta. Las trabajadoras calificadas predominaban entre las argentinas radicadas en las décadas de los setenta y ochenta, y entre las chilenas de todas las cohortes migratorias, aunque, en especial, entre las que se radicaron en la década de los noventa (véase la tabla 6).

En las cohortes de hombres bolivianos, chilenos, paraguayos y uruguayos que migraron más recientemente a Argentina aumentó el porcentaje de quienes tenían ocupaciones con calificación operativa. esta categoría redujo su participación entre las mujeres y hombres brasileños y chilenos de las diferentes cohortes. Entre las mujeres y hombres nacidos en Bolivia, Paraguay y Uruguay cayó la participación de trabajadores con calificación profesional y técnica en las nuevas cohortes. También cayeron los porcentajes de trabajadoras con calificación técnica, entre las mujeres chilenas y con calificación operativa entre las mujeres paraguayas y uruguayas. Las mujeres y hombres brasileños y, en menor medida, los hombres chilenos, muestran un incremento notorio en ocupaciones profesionales y técnicas en las nuevas cohortes. La participación de trabajadores no calificados creció en las nuevas cohortes de todos los grupos migratorios, con excepción de los hombres bolivianos, en el que se mantuvo estable (véase las tablas 7 y 8).

En Argentina, las mujeres y los hombres bolivianos, paraguayos y uruguayos, y las mujeres chilenas de las nuevas cohortes se insertaron en ocupaciones menos calificadas que las de sus predecesores, aun estando más escolarizados. Esta situación es más notoria entre las mujeres de estos cuatro grupos. En Brasil, las mujeres y hombres bolivianos, paraguayos y uruguayos, y las mujeres Argentinas que migraron durante las décadas de 1980 y 1990 se insertaron en ocupaciones menos calificadas que las de sus compatriotas radicados en las décadas precedentes.

 

Comentarios finales

A comienzos del sigo XXI Argentina aún era un país con una tradición marcada en la captación de migrantes poco calificados de la región, en tanto que Brasil presentaba una presencia exigua de migrantes regionales, entre quienes predominaban los de escolarización media y alta.

Se señaló algunas transformaciones en el perfil de los nuevos migrantes regionales censados en ambos países. Entre quienes se radicaron en Argentina a partir de los años setenta cayó la participación de migrantes con instrucción muy baja y creció la de quienes tenían escolaridad baja y media. En las cohortes de migrantes regionales que se radicaron en Brasil durante los años ochenta y noventa creció el porcentaje de los menos escolarizados y de trabajadores insertos en ocupaciones menos calificadas. No obstante, entre las mujeres y hombres argentinos, chilenos y uruguayos y los hombres bolivianos, continuaban predominando las personas con instrucción media y alta. Los migrantes paraguayos censados en Brasil mayoritariamente presentaban escolaridad muy baja y esta característica se mantuvo en las diferentes cohortes.

En Brasil, entre las y los migrantes argentinos y bolivianos se observa una diferencia en la escolaridad de los pioneros y de los nuevos migrantes, que son menos escolarizados a medida que el número de las cohortes aumenta. En Argentina ocurrió un fenómeno claramente diferente, ya que las nuevas cohortes en general presentan mayor escolarización y calificación laboral que sus predecesoras y estas mejoras coexistieron con aumentos y reducciones en cantidad relativa de las cohortes.

En ambos países, la escolaridad de las y los migrantes bolivianos y paraguayos y de las mujeres uruguayas que se radicaron durante el período 1990–2000/1, tendió a aproximarse a la de la población nativa. En Argentina continuó siendo menor y en Brasil sólo los hombres y las mujeres paraguayos tenían menos instrucción que la población residente total. En ambos países, aunque especialmente en Argentina, pese a la mayor convergencia de la escolaridad de los migrantes regionales con la del total de la población residente, persistía la segregación laboral de los trabajadores migrantes, en relación con la mano de obra nativa.

La inserción de los migrantes regionales en los mercados de trabajo de ambos países presenta indicios de segregación por sector de actividad y ocupación. en general, era mayor la segregación laboral por sector de los migrantes censados en Argentina, con excepción de los hombres y mujeres chilenos y de los hombres bolivianos, que estaban más segregados en el mercado laboral brasileño. Los niveles de segregación detectados entre los migrantes limítrofes residentes en Argentina se explican por la inserción predominante, pero variable por nacionalidad, en sectores de actividad de mano de obra intensiva, como la construcción, la industria manufacturera, el servicio doméstico y, en menor medida, en actividades vinculadas a la hotelería y los restaurantes.

En Argentina, los mayores niveles de segregación por sector de actividad correspondían a los trabajadores brasileños y bolivianos insertos en agricultura, ganadería y pesca; a los trabajadores bolivianos, paraguayos y chilenos ocupados en la construcción y a los uruguayos en actividades de servicios vinculados a la hotelería y los restaurantes. En Brasil, los argentinos, bolivianos, chilenos, paraguayos y uruguayos estaban más concentrados en educación, salud y servicios sociales, y otros servicios colectivos sociales y personales.

En Argentina, los hombres bolivianos, paraguayos y chilenos estaban sobrerrepresentados entre los ocupados con calificación operativa y los no calificados. Los trabajadores brasileños y uruguayos presentaban una distribución, según calificación de las ocupaciones, semejante a la de los argentinos. Las mujeres bolivianas, chilenas, paraguayas y uruguayas estaban sobrerrepresentadas entre las trabajadoras no calificadas y, junto a las brasileñas, en ocupaciones de calificación operativa. En Brasil, las medidas de segregación ocupacional permitieron captar expresiones de la migración calificada de hombres y mujeres argentinos y chilenos, y, en menor medida, de los hombres bolivianos y uruguayos.

Mientras en Argentina la segregación de los migrantes en sectores de mano de obra intensivas y ocupaciones menos calificadas se tradujo en peores condiciones de empleo que las de los trabajadores nativos; en Brasil, la segregación laboral de chilenos, argentinos y uruguayos los ubicaba en una situación relativamente más beneficiosa. En ese país, sólo los trabajadores paraguayos, que son los menos segregados, y una parte de los bolivianos, compartían con los nativos la inserción más desfavorable en el mercado de trabajo.

 

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Notas

1 Este artículo es una versión corregida y resumida de la ponencia "escolaridad e inserción laboral de los migrantes del Cono Sur de América Latina residentes en Argentina y Brasil", presentada en las IX Jornadas Argentinas de Estudios de Población, el 2 de noviembre de 2007. Agradezco a la doctora Adriana Marshall y a los evaluadores anónimos de la revista Migraciones Internacionales por sus valiosos comentarios.

2 La información básica sobre migraciones de los censos de Argentina y Brasil responde a los lineamientos internacionales y por ello es parcialmente comparable. Sin embargo, los censos demográficos brasileños contienen una variedad mayor de preguntas sobre migración e inserción laboral y, además, indagan aspectos referidos a los ingresos monetarios y no monetarios, no contemplados en los censos argentinos. Históricamente, los censos brasileños presentaron deficiencias de cobertura mayores que los censos argentinos, pero mientras éstas disminuyeron, el último censo de población argentino fue relevado en un momento de aguda crisis socioeconómica y muestra deficiencias de calidad y cobertura.

3 Nivel de instrucción muy bajo: hasta primaria incompleta. Nivel de instrucción bajo, primaria completa o secundaria incompleta. Nivel de instrucción medio: secundaria completa o terciaria o universitaria incompleta. Nivel de instrucción alto: educación universitaria o terciaria completa.

4 Browning y Waltraut (1969), a partir de la observación de diferentes cohortes de migrantes, mostraron que cuando la migración se torna masiva se pierde la selectividad positiva del perfil educativo y laboral de los pioneros, en relación con la población no migrante de los lugares de origen. También destacaron la existencia de un sesgo sistemático al comparar cohortes por tiempo de llegada, porque los migrantes más antiguos también son más calificados, debido a la reemigración de los menos exitosos. Borjas (1999) observa que las cohortes de migrantes tienen diferentes estructuras etarias, niveles de instrucción, tipo de ocupaciones y niveles de ingresos. Señala que el tiempo de residencia en el país de destino mejora el conocimiento del idioma y del mercado de trabajo y, por ello, contribuye a reducir las brechas salariales de los migrantes y no migrantes. También destaca la importancia de la edad al migrar, al señalar que la migración en edades tempranas mejora la asimilación de los valores y la cultura del país receptor e incrementa las posibilidades de encontrar un empleo y obtener mayor remuneración.

5 Ambos censos presentan errores y omisiones relacionados con la declaración de la cantidad de años de residencia, que serían mayores entre quienes residieron más tiempo en los países de destino. Por la modalidad de construcción, la variable cohorte informa simultáneamente sobre el tiempo de residencia en el país de destino y sobre el período en el que el migrante se radicó. Por otra parte, en el censo argentino, la introducción de la variable cohorte produce una notable reducción del número de casos sobre los que se posee información, ya que no fueron asignados valores en las respuestas ignoradas. Finalmente, en las distintas cohortes consideradas fueron censados los que sobrevivieron y no reemigraron, por lo que no fueron captados los migrantes menos exitosos, que habrían reemigrado o que murieron y que podrían haber tenido menor instrucción.

6 Fue determinado el límite inferior con 10 años porque la población paraguaya residente en Brasil abandona el sistema escolar tempranamente. Si se toma como límite inferior los 20 años, tal como se puede observar en Sala (2005), las proporciones de quienes se radicaron en Brasil en las décadas de los ochenta y noventa del siglo XX muestran un cambio relevante sólo entre los nacidos en Paraguay, debido a la salida del sistema escolar.

7 La información sobre el período en el que fue fijada la residencia en Argentina proviene de la variable "Años desde que llegó al país". En Brasil, de la variable "Año en el que fue fijada la residencia en el país".

8 Hasta la década de 1960 la presencia de población limítrofe en las regiones de frontera de Argentina respondía a la demanda de trabajadores estacionales en las agroindustrias locales y la mayoría de ellos tenía origen rural. La modernización de estas producciones redujo la demanda de trabajadores migrantes. En dicha década se configuraron dos tendencias, que a partir de los setenta y ochenta se mostraron con todo vigor. Ambas indujeron a cambios en la composición y destino de los migrantes limítrofes y dieron lugar a la conformación de flujos migratorios interurbanos. en primer lugar, junto a los migrantes de origen rural, comenzaron a fluir hacia Argentina otros que habían residido en núcleos urbanos en los países de origen. La segunda tendencia fue el redireccionamiento hacia Buenos Aires del flujo migratorio limítrofe, coincidente con la pérdida de dinamismo de las economías regionales.

9 Los sistemas educativos públicos de Argentina, Uruguay y Chile tuvieron una expansión temprana, que se inició a finales del siglo XIX. Estos países, desde varias décadas atrás, muestran bajo analfabetismo y un importante acceso de la población a los sistemas de educación básica. En ellos, el cambio más notable fue la expansión de las matrículas secundaria y universitaria. en estos países, como en el resto de latinoamérica, la población adulta tiene una distribución según nivel de instrucción de tipo piramidal, con una base importante, compuesta por quienes no concluyeron estudios primarios, un tronco de personas que concluyeron estudios primarios, pero no secundarios y una cúspide reducida de personas que accedieron a estudios universitarios. La expansión de los sistemas educativos en Bolivia y Paraguay fue más tardía y se produjo en un contexto de alto analfabetismo, fuerte presencia de población rural y el bilingüismo. en ambos países, pese al aumento de las tasas de escolaridad, aún persisten el analfabetismo elevado, deficiencias en la cobertura educativa y el bajo nivel educativo de la población. El sistema educativo brasileño también se expandió a partir de una situación de baja escolaridad e importantes heterogeneidades geográficas, sociales y étnicas, que todavía persisten (Valdés y Gomariz, 1993). En este país es destacable la expansión de la educación universitaria.

10 Las personas con nivel de instrucción alto, radicadas antes de 1970, representaban 3.1 por ciento entre los hombres y 4.8 entre las mujeres nacidos en Brasil; 1.7 por ciento de los hombres y 2.5 de las mujeres oriundos de Chile. Entre quienes se radicaron entre 1990 y 2001, estos porcentajes eran de 20.9 y 21.5 por ciento entre los hombres y mujeres brasileños, respectivamente, y 11.5 y 10.2 por ciento entre los hombres y mujeres chilenos, respectivamente.

11 En la última década creció la cantidad de estudiantes brasileños en universidades argentinas, por tener éstas menores restricciones de ingreso que las brasileñas. Es posible que algunos de los brasileños con estudios superiores concluidos hubiesen permanecido en Argentina luego de graduarse.

12 Las apreciaciones sobre cambios en los tamaños relativos de las cohortes deben ser tomados con cautela, debido a la pérdida de casos derivada de la inclusión de esta variable.

13 Según Pellegrino (2001), en los países del Cono Sur la emigración por causas políticas fue importante en los años setenta y ochenta, en especial entre los migrantes calificados.

14 Las diferencias entre los migrantes nativos en ambos países fueron determinadas a partir del índice de asociación global, bajo un modelo log–lineal saturado, que permite determinar grados de segregación y de sobrerrepresentación en sectores y ocupaciones. Un desarrollo más extenso de la metodología y los resultados obtenidos puede ser consultado en Sala (2005 y 2007).

15 También merece ser mencionada la sobrerrepresentación, en relación con las trabajadoras brasileñas, chilenas, argentinas y uruguayas en intermediación financiera, educación, salud y otros servicios colectivos sociales y personales, que se explica a partir de la mayor escolaridad (Sala, 2005).

16 Las modificaciones introducidas en el último censo argentino afectaron la comparabilidad de la información sobre calificación de la ocupación. El censo argentino indaga el carácter y la calificación de la ocupación a partir de variables diferentes que no pueden combinarse y producir un sistema clasificatorio semejante al del censo brasileño, que ofrece información de ambas dimensiones en una variable única.

17 Entre los trabajos que estimaron la magnitud y las consecuencias de la migración de personas calificadas, hay varias conceptualizaciones del fenómeno, que se diferencian por el grado de comprensión de profesiones y calificaciones. Algunos de estos aportes fueron reseñados en Lowell (2002). En América Latina, en el marco del proyecto IMILA–CELADE, algunos estudios estimaron la presencia de los inmigrantes calificados en diferentes países (Pellegrino 1993, 2000, 2001 y 2003; Pellegrino y Martínez Pizarro, 2001; Villa y Martínez Pizarro, 2000). Pellegrino (2000, 2003 y Pellegrino y Martínez Pizarro, 2001) enfatiza dos dimensiones del fenómeno; cuando analiza el nivel educativo alcanzado, considera migrantes calificados a aquellos con nivel terciario o superior, y al contemplar la dimensión laboral, define como migrantes calificados a los integrantes de la pea insertos en ocupaciones profesionales y técnicas.

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