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Migraciones internacionales

versión On-line ISSN 2594-0279versión impresa ISSN 1665-8906

Migr. Inter vol.3 no.4 Tijuana jul./dic. 2006

 

Artículos

 

Prácticas económicas de migrantes latinoamericanos: el caso de Colombia, República Dominicana y El Salvador

 

Fernando Neira Orjuela* y Martha Liliana Giraldo Rodríguez**

 

* Universidad Nacional Autónoma de México. Dirección electrónica: ferneira@servidor.unam.mx

** El Colegio de México. Dirección electrónica: mgiraldo@colmex.mx

 

Fecha de recepción: 10 de octubre de 2005.
Fecha de aceptación: 3 de julio de 2006.

 

Resumen

El actual proceso de globalización presenta profundas transformaciones en lo económico, político, cultural, jurídico y comunicacional, entre otros ámbitos. Es así que ha traído consigo cambios en la composición de los flujos migratorios, principalmente a través de una diversificación de su origen, de la temporalidad y de una feminización del flujo migratorio. En especial, se ha dado una reconfiguración de redes migratorias, de espacios sociales transnacionales y de nuevas modalidades de integración a las sociedades receptoras, en donde sobresalen las prácticas económicas de los migrantes. El presente trabajo tiene como objetivo principal, entonces, analizar las prácticas económicas de los migrantes de tres países latinoamericanos para identificar los factores sociodemográficos que facilitan que se presenten dichas prácticas.

Palabras clave: 1. migración internacional, 2. globalización, 3. transnacionalismo, 4. prácticas económicas, 5. Estados Unidos.

 

Abstract

Globalization currently presents profound transformations in, among other areas, economics, politics, culture, law, and communications. It has thus brought with it changes in the composition of migratory flows, principally in a diversification in the sending communities, the seasonality of migration, and a greater presence of women in the overall migratory flow. In particular, there has been a reconfiguration of migratory networks, transnational social spaces, and new modalities of integration into the receiving societies, where migrants' economic practices are prominent. Thus, this work's principal objective is to analyze the those practices among migrants from three Latin American countries in order to identify sociodemographic factors that facilitate the appearance of these economic practices.

Keywords: 1. international migration, 2. globalization, 3. transnationalism, 4. economic practices, 5. United States.

 

Introducción

La migración internacional ha venido cobrando creciente importancia en América Latina y el Caribe en los últimos decenios por su constante aumento. Las desigualdades y las condiciones de vida que presentan nuestros países latinoamericanos determinan un contexto proclive a la emigración, la cual se ha incrementado por la necesidad que tiene un gran número de personas de mejorar sus ingresos y, además, brindarle un bienestar a su núcleo familiar, ante la falta de opciones de vida reales en sus propios países.

Como resultado de la globalización, es notorio un aumento de comunidades transnacionales en las que los individuos que las conforman mantienen procesos de identidad en los que se relacionan sus lugares de residencia con sus lugares de origen. Los miembros de esas comunidades establecen vínculos con dos o más naciones a partir de interacciones económicas, políticas y socioculturales (Portes, 1999; Portes, Guarnizo y Landolt, 2003). En este marco sobresalen las prácticas económicas que realizan los migrantes latinoamericanos residentes en Estados Unidos, en las cuales se centra el interés del presente artículo.

En el presente ensayo nuestro objetivo principal es analizar las prácticas económicas que realizan los inmigrantes colombianos, salvadoreños y dominicanos en Estados Unidos con sus lugares de origen, para identificar los factores asociados a dichas prácticas. Se busca dar respuesta a preguntas como: ¿cuáles son las prácticas económicas que realizan los migrantes?, ¿qué elementos sociodemográficos tienen mayor significación para llevar a cabo estas prácticas económicas?, ¿qué hace que un migrante realice prácticas económicas en su lugar de origen? y ¿existen diferencias marcadas de tales prácticas entre los tres países de referencia?

Para llevar a cabo este estudio se trabaja con los datos provenientes de la encuesta realizada como parte del Comparative Immigrant Enterprise Project (CIEP), que se llevó a cabo en el invierno de 1997-1998 en tres comunidades latinas en Estados Unidos: colombianos, dominicanos y salvadoreños, en cuatro ciudades distintas: Nueva York, Los Ángeles, Washington y Providence, las cuales se eligieron con el criterio de que fueran zonas con una elevada concentración residencial de estos grupos de inmigrantes. Se entrevistó a migrantes de primera generación que se identificaron como jefes del hogar. La encuesta contiene información sobre características demográficas, experiencia migratoria desde la llegada a Estados Unidos y participación en actividades transnacionales. Fueron entrevistados 1 202 inmigrantes de los cuales aproximadamente la mitad eran hombres. Es importante mencionar que la muestra está formada por un componente migratorio aleatorio (dos terceras partes) y un componente seleccionado por referencias en los puntos de entrada (otra tercera parte). La selección del componente no aleatorio responde a la necesidad de contar con suficientes casos para el estudio de las prácticas transnacionales, que era el objetivo principal de la encuesta. Ésta tiene representatividad nacional, pues una vez expandida conforma un universo de 11 797 migrantes. Para este estudio se realizó la ponderación adecuada; es decir, los resultados se escalaron de modo que los cálculos se basaran en las 1 202 observaciones. Por razones metodológicas, se consideró apropiado establecer como unidad de análisis al individuo, ya que éste constituye el punto de partida más viable en la investigación del tema. A partir de los datos obtenidos en la entrevista, se pueden definir las características de los individuos que hacen posible explicar sus prácticas económicas. Según Portes et al. (2003), la selección de individuos como punto de partida para incursionar en este campo también se basa en sus propios orígenes. Los autores afirman que las actividades transnacionales de origen popular no se iniciaron debido a acciones o políticas de gobiernos nacionales o locales, ni tampoco fueron idea de los administradores de las grandes corporaciones. En este sentido, se parte de la idea de que las principales determinantes de las prácticas económicas de las comunidades transnacionales son el origen del migrante (nacionalidad), el sexo, la edad, el tener hijos en el país de origen, el nivel académico, el ingreso y la ocupación, así como la integración social.

Para el análisis de la base de datos se trabajó inicialmente con la estadística descriptiva, para lo cual se realizó un primer acercamiento para encontrar la relación que existía entre cada uno de los determinantes y las prácticas económicas de los migrantes. Para ello se elaboraron tablas de contingencia a las que se aplicó la prueba de asociación ji-cuadrada de Pearson, con el fin de establecer si las prácticas económicas de los migrantes se presentaban con independencia de las determinantes mencionadas y elegir así sólo aquellas que eran dependientes del estatus transnacional e incluirlas en el análisis de regresión multivariado, y dejar fuera aquellas en las que no se tenía evidencia estadística de tal dependencia y simplificar de esa manera la cantidad de variables que se debían explorar. La serie de cruces que se realizaron permitieron observar la relación entre variables, lo que, a su vez, sirvió para hacer una serie de hipótesis con una base teórica y empírica de la realidad que se estaba trabajando. Posteriormente, buscando efectuar un análisis más fino, se procedió a elaborar un modelo de regresión logística.

Para su presentación el artículo fue dividido en tres secciones: en primer lugar, se hace una caracterización de las prácticas económicas de cada uno de los tres países de referencia; en segundo término, se hace un análisis descriptivo y exploratorio de las variables que se consideran estarían afectando o condicionando la probabilidad de que un inmigrante realice prácticas económicas, y en una última parte se analizan los resultados con base en el modelo de regresión logística y se integran algunas consideraciones finales en función de estos resultados.

 

Características de las actividades económicas de los migrantes

Los procesos migratorios de los latinoamericanos tienen como una de sus manifestaciones más importantes el que un número creciente de personas llevan una "doble vida", en el sentido de que hablan dos idiomas, tienen hogares en dos países y sus vidas discurren en un contacto continuo y habitual a través de fronteras internacionales. Según Portes (1999) y Portes et al. (2003), hay un movimiento imparable de ida y venida entre países de recepción y de origen, que permite a los migrantes sostener una presencia en ambas sociedades y ambas culturas, y explotar las oportunidades económicas que origina tal dualidad. Es la gran intensidad de los intercambios, las nuevas formas de transacción y la multiplicidad de actividades, que requieren de un gran movimiento geográfico, las que hacen efectivas las prácticas económicas de los migrantes latinoamericanos. Estas prácticas son entendidas en este trabajo, en términos de Portes (1996), como aquellas actividades que realizan personas involucradas en mejoras binacionales recurrentes y que se enfocan en el aspecto económico.

En América Latina, las prácticas económicas de los inmigrantes cobran cada vez más importancia. Millones de latinoamericanos residen permanentemente en Estados Unidos y mediante sus vínculos con el origen han transformado el panorama económico de los países de donde proceden, influyendo en forma determinante en la vida política nacional y local, como es evidente en Colombia, El Salvador y República Dominicana. Miremos algunas características de las prácticas económicas que se desarrollan en esos países.

En el caso de Colombia, las principales prácticas económicas que se presentan son las empresas de servicios, comerciales y de bienes raíces.

Entre las actividades de servicios más comunes están las relacionadas con viajes internacionales, agencias de remesas y casas de cambio, oficinas procesadoras de documentos oficiales y servicios informativos para estudiantes internacionales. Como parte de las actividades comerciales se encuentran las operaciones de importación y exportación, tales como importación de computadoras y exportación de flores, alimentos y utensilios de cocina de fabricación colombiana. Una actividad económica más común, aunque en promedio más pequeña y menos lucrativa, relacionada con la migración, es la pequeña empresa comercial y de servicios (tiendas de comestibles, restaurantes, discotecas, servicios de reparación) creada y por lo general subsidiada con los ahorros que los migrantes envían desde el extranjero (Guarnizo y Díaz, 2003:289).

A la par con lo anterior, debe resaltarse el hecho de que la transferencia de una parte de sus ingresos a los familiares y amigos es la práctica económica más común entre los migrantes. Es importante destacar que las remesas de colombianos son, después de las de México y Brasil, las de mayor volumen. Según un estudio realizado por el Banco de la República, los ingresos por remesas en el país habían registrado aumentos considerables, con tasas de crecimiento anuales superiores a 21 por ciento a partir de 1999, al pasar de un monto de 788 millones de dólares en 1998 a 2 374 millones en 2002. En el primer trimestre de 2003 los ingresos por remesas totalizaron 652 millones de dólares, superiores en 173 millones (36.1%) a los registrados en igual período del año anterior. Su participación respecto al PIB trimestral ascendió a 3.6 por ciento, así como su importancia relativa frente a los ingresos corrientes de la balanza de pagos (15.4%) y las exportaciones de bienes (21.8%), y fueron equivalentes a 3.4 y 2.7 veces los ingresos por exportaciones de café y carbón, respectivamente. En la actualidad el monto de las remesas supera los 3 857 millones de dólares anuales y sigue en incremento (BID, 2004).

En el caso de las actividades económicas de los migrantes salvadoreños, si bien sobresale el envío de remesas, Landolt, Autler y Baires (2003) destacan la presencia de cinco tipos de empresas que mantienen el intercambio de los migrantes con sus lugares de origen. Por un lado están las empresas-circuito, que mantienen el flujo de recursos tangibles e intangibles que se estableció durante la guerra civil. Estas empresas empezaron como pequeños negocios informales y que en la actualidad incluyen las agencias de correos formales e informales, así como las agencias de entregas y remesas. En segundo lugar están las empresas culturales, aquellas que se apoyan en su contacto cotidiano con El Salvador y dependen del deseo de los migrantes de consumir productos salvadoreños para su mercado, como son periódicos, bebidas y comestibles. En tercer lugar están las empresas étnicas, localizadas en los vecindarios de inmigrantes, que son pequeñas tiendas de comestibles, restaurantes, pastelerías, comercios al menudeo, salones de belleza y talleres de automóviles, además de artesanos como carpinteros, plomeros y vendedores informales en la calle. El cuarto tipo de empresa son los negocios de los migrantes de retorno ubicados en El Salvador (como los restaurantes tex-mex o chinos), los que llevan a cabo actividades relacionadas con los automóviles (compra-venta, talleres), así como el comercio (ropa) y los servicios (lavadoras automáticas, fax, fotocopias). La quinta y última forma son las empresas de expansión, que comprenden tanto las compañías salvadoreñas establecidas como aquellos negocios nuevos que conciben el mercado inmigrante salvadoreño como parte del mercado natural de El Salvador. Tales empresas representan un importante cambio en los flujos del capital internacional.

Finalmente, en lo relacionado con las prácticas económicas de los dominicanos, debe señalarse el hecho de que, para autores como Dore, Itzigsohn, Hernández y Vázquez (2003), tales prácticas son de dos clases: las que presentan un carácter económico estrecho y las de un carácter económico amplio. Para los autores, las primeras se relacionan con las actividades que desarrollan los inmigrantes con negocios en Estados Unidos y que también invierten en la República Dominicana. La mayoría de ellas operan en el sector de los servicios, como son lavanderías, negocios de repuestos de automóvil y lavados de carros. En el comercio al menudeo sobresalen los supermercados y pequeñas tiendas familiares de alimentos y hay también algunas inversiones en el sector de la construcción. Una particularidad de estas prácticas económicas es la modalidad que permite a los dominicanos enviar remesas a sus familiares en la forma de artículos para el consumo, tales como estufas y lavadoras, en lugar de dinero. En cuanto a las actividades de carácter económico amplio sobresalen las remesas que los inmigrantes envían al país de origen. En este renglón, es necesario destacar que los montos de las remesas de los dominicanos ascendían en 2004 a 2438 millones de dólares (BID, 2004).

 

Determinantes sociodemográficas de las prácticas económicas

Planteadas de manera general las actividades económicas que desarrollan los inmigrantes colombianos, salvadoreños y dominicanos, es importante exponer los factores sociodemográficos que explican tales prácticas económicas. En ese sentido, a continuación se describen las variables que se emplearon en el modelo y se da cuenta de los resultados del análisis descriptivo. En primer lugar, una variable indispensable es el lugar de nacimiento, con la consideración de que las comunidades transnacionales que generan los movimientos internacionales se caracterizan porque en ellas los migrantes y aquellos que se quedan en el país de origen están conectados por lazos sociales y simbólicos densos y fuertes, los que a través del tiempo y del espacio configuran redes y circuitos en los países de origen y de destino basados en la solidaridad (Guarnizo, 2003). De esta manera, la procedencia original del inmigrante se constituye en una dimensión diferencial. El análisis estadístico descriptivo muestra de manera general que 74 por ciento de la población en estudio no realiza prácticas económicas. En cuanto a las tres nacionalidades, se encontró que la nación que más prácticas económicas lleva a cabo es la salvadoreña (33%), seguida de la colombiana (20%) y, por último, la dominicana (18.70%). Es así que realizar prácticas económicas varía de acuerdo a la nacionalidad.

En segundo término está la variable sexo. Aquí es importante considerar que diversos estudios han coincidido en la apreciación de que, efectivamente, hombres y mujeres viven el proceso migratorio, y en especial el proceso de inserción a la sociedad receptora, de forma distinta. La perspectiva de género, desarrollada en años recientes, ha hecho posible entender la migración de las mujeres como un fenómeno social diferente de la movilidad espacial de los varones (Szasz, 1999; Goldring, 2001; Castles y Miller, 2004). Aunque en este trabajo no pretendemos ver las prácticas económicas desde una perspectiva de género, sí consideramos el sexo del inmigrante para ver si la participación en las prácticas económicas entre hombres y mujeres se presenta de forma diferenciada y controlar su efecto en la inserción en el mercado de trabajo. Otra razón para utilizar la variable sexo es la relación que existe entre la participación en prácticas transnacionales y el acceso a recursos; si las mujeres emigran como resultado de una decisión de pareja y al llegar al país receptor ellas se dedican al cuidado de los hijos, es probable que presenten una menor participación en las prácticas económicas (Jiménez, 1998; Poggio y Woo, 2000). Se encontró que las personas que más prácticas económicas efectúan son los hombres: del total de ellos, 35.5 por ciento se encuentra en esta categoría, mientras que del total de mujeres sólo 14.2 por ciento participa.

Una tercera variable demográfica de gran importancia es la edad, pues diversos fenómenos se encuentran influidos por este factor. La migración es uno de ellos, ya que se parte del principio de que la migración se debe a la búsqueda de las oportunidades laborales que no se encuentran en el país de origen. El mayor porcentaje de población que emigra tiene la característica que se encuentra en una edad económicamente activa, propia para la inserción laboral (Massey et al., 2000; Martínez Pizarro, 2000). Las prácticas económicas también se encuentran influidas por la edad, en la medida en que se espera que el migrante, una vez que se inserta en el ámbito laboral, comience a reactivar los vínculos económicos con su país de origen. Se observó que la mayor participación en prácticas económicas las realizan las personas que se encuentran en el grupo de edad de 31 a 50 años (33.2%), seguido del grupo de los adultos mayores (22.3%), y como es de esperarse, la población más joven tiende a tener una menor participación (17.5%). Es así que realizar prácticas económicas varía significativamente según el grupo de edad al que se pertenezca.

La cuarta variable es la escolaridad, partiendo de la idea de que las posibilidades de acceso a nuevas tecnologías de información y de comunicación se hallan a su vez condicionadas por los conocimientos adquiridos en el manejo de estas herramientas y por las posibilidades económicas (Guarnizo, 2003; Martínez Pizarro, 2000). Por lo tanto, el desarrollo del capital humano de los migrantes forma parte del modelo explicativo de las prácticas económicas (Canales y Zlolniski, 2000). Para medir el nivel de escolaridad del inmigrante se construyó una variable que diera cuenta del máximo grado obtenido: educación básica, técnica y profesional. De esta manera, se encontró que las prácticas económicas dependen en alguna medida del nivel de instrucción del inmigrante. Como ejemplo, podemos mencionar que sólo 10.9 por ciento de las personas sin educación formal realiza alguna actividad económica, en tanto que 49.1 por ciento de las personas con educación universitaria lo hace.

Una quinta variable es la actividad económica, cuya medición posibilita ver la desigualdad ocupacional como una fuente diferencial tanto de acciones como de oportunidades. De esta forma, tomaremos en cuenta la inserción y posición en el mercado de trabajo como condicionante de las actividades de los migrantes, a quienes podemos clasificar en dos categorías: no asalariados, incluidos los autoempleados y los empleadores, y los asalariados, que solamente incluye a los que venden su fuerza de trabajo. Se encontró que los no asalariados, debido a sus condiciones más favorables de autonomía, movilidad e independencia, tienden a participar más en prácticas económicas (56.2%) que los asalariados (17.9%).

La sexta variable es el ingreso, en la medida en que permite valorar los efectos de las posibilidades económicas. Dicha variable capta las percepciones monetarias totales por mes del inmigrante. Para ello se recategorizó la variable original que estaba integrada por 10 categorías, de las cuales en las primeras cuatro se concentraba el 92 por ciento de los migrantes; es decir, un porcentaje mínimo reportó ingresos superiores a los cuatro mil dólares. En esa medida, teniendo en cuenta la distribución se decidió crear una nueva variable que tuviera sólo cuatro categorías.1 Ante esto, partimos de la consideración de que las comunidades de inmigrantes con mayores recursos económicos y/o capital humano (educación y capacitación profesional) deben registrar un mayor grado de prácticas económicas, por tener mejor acceso a la infraestructura que hace posible esas actividades. El análisis estadístico muestra que el ingreso parece ser un determinante en la realización de prácticas económicas; los datos señalan que a mayor ingreso ($4 000 o más), mayor participación en estas actividades (61.1%). De igual forma, el no tener ingresos limita fuertemente la participación en prácticas económicas (8.9%).

La séptima variable es el tipo de familia del migrante en el país de destino, que tiene la importancia, como señalan Delaunay y Lestage (1998), de que aun cuando una familia o los miembros de un hogar puedan estar separados territorialmente, su pertenencia a una comunidad transnacional permite que se reconstruya su unidad doméstica con base en las redes sociales, por las que fluyen no sólo información sino también las formas de ejercicio del poder intrafamiliar y las tomas de decisiones domésticas y cotidianas. La existencia o no del núcleo familiar de los migrantes en el país receptor estaría mediando la comunicación con el país de origen. Si la persona viaja sola, dejando familia en su país de origen, y especialmente hijos, es de esperarse que las actividades de transnacionalismo se incrementen con el fin de no romper con los lazos familiares (Portes, 1999; Guarnizo, 2003). Tomaremos en cuenta como posible factor explicativo el que el inmigrante tenga hijos en el país de origen, pues en este sentido se esperaría que un migrante que deja hijos en su país de origen realice más actividades transnacionales económicas que uno que los tenga con él. Los resultados que se obtienen de los datos muestran, no obstante, que no necesariamente los migrantes que tienen hijos en su país de origen tienden a realizar actividades económicas. El análisis estadístico descriptivo muestra que sólo 19 por ciento de los migrantes que tienen hijos en su país de origen llevan a la práctica este tipo de actividades; por el contrario, 31.1 por ciento de los que no tienen hijos viviendo en el extranjero las realizan.

La octava y última variable sociodemográfica analizada es la integración social y política del migrante como un factor influyente en las prácticas económicas. Se espera que cuanto mayor sea la integración social y política, que supone una consolidación de redes y un soporte social favorable, mayor será el desarrollo de prácticas económicas. Para medir la integración social y política de los migrantes colombianos, dominicanos y salvadoreños se construyó una variable que integra cinco tipo de actividades: 1) participar en un comité o asociación de apoyo al pueblo natal, 2) hacer aportes de dinero para proyectos y obras en el pueblo de origen, 3) viajar a la comunidad originaria para participar en fiestas o celebraciones públicas, 4) contribuir económicamente a campañas electorales en el país de origen y 5) organizar o ayudar a organizar campañas en apoyo a candidatos en el país original. Para la construcción de la variable integración social y política se tuvo en cuenta que la realización de alguna de estas actividades tuviera cierta regularidad. Efectivamente, se encontró que las personas que realizan actividades sociales y políticas tienden a desarrollar más prácticas económicas (50.9%). Como era de esperarse, en la realización de las actividades económicas, sociales y políticas los migrantes cuentan, en cierta forma, con redes que las facilitan.

Factores asociados a las prácticas económicas

Una vez realizada la definición y el análisis general de las variables, conviene ahora ampliar la explicación de los factores que más se asocian a las prácticas económicas de los migrantes salvadoreños, colombianos y dominicanos, para lo cual se elaboró un modelo de regresión logística.2

Es por esto que se diseñó un análisis de tipo multivariado, el cual permitió tener un mejor entendimiento del comportamiento de los datos, ya que posibilitó estimar el efecto de la presencia conjunta de dos o más variables. Para la obtención del mejor modelo, el análisis se dividió en dos partes: la primera mide la intensidad de la relación lineal entre las variables explicativas3 y la segunda se refiere a la obtención del mejor modelo.4

Con base en los análisis de correlación de variables que hicieron posible que nos percatáramos de que las variables explicativas no entraban en combinaciones lineales estrechas, la siguiente parte del análisis consistió en el ajuste del modelo, con el fin de describir la relación que existe entre las prácticas económicas y las características de los inmigrantes de tres nacionalidades diferentes que viven en Estados Unidos. En este sentido, se intentó modelar la probabilidad de que la práctica económica fuera igual a 1, dadas las características sociodemográficas de un inmigrante seleccionado. Después de probar una serie de ajustes, se pudo estimar el modelo final que se utilizará para cuantificar la relación existente entre las características sociodemográficas de los inmigrantes y las prácticas económicas. El modelo que mejor representa la estructura de las relaciones entre las variables es aquel en el que se incluye a todas las variables ya señaladas, con excepción de la edad. La eliminación de la variable edad resulta sorprendente, ya que podría esperarse que ésta fuera determinante en la forma en que los inmigrantes de las comunidades transnacionales realizan sus actividades económicas.

El cuadro anterior muestra los resultados de la estimación de los parámetros de la función logit. Podemos observar que el signo de los coeficientes de algunas variables es positivo, y ello significa que la variable aumenta la probabilidad del suceso en estudio, o lo que es lo mismo, aumenta la probabilidad de realizar prácticas económicas en los migrantes de las tres nacionalidades en estudio que viven en Estados Unidos.

El resultado del ajuste de la ecuación de regresión logística muestra que todas las variables incluidas tienen efectos significativos sobre el logit de realizar prácticas económicas, excepto la edad de los inmigrantes, ya que su nivel de significación fue bajo. En este sentido, se puede iniciar la interpretación de las variables que se definieron teóricamente para dar respuesta a la pregunta ¿qué hace que un migrante realice prácticas económicas? En primer lugar, si se mira la significancia correspondiente a la estimación de los parámetros, se ve que la variable "Educación básica" no es estadísticamente significativa.5

Por su parte, la siguiente categoría de la variable "universidad incompleta y estudios técnicos" es estadísticamente significativa. Dado que el valor estimado es positivo, se puede concluir que los inmigrantes con un nivel de estudios universitarios incompletos y técnicos tienden a realizar más actividades económicas que los que no tienen ninguna educación. Lo mismo se puede afirmar acerca de los inmigrantes con grado universitario, cuyo valor estimado es positivo y estadísticamente significativo. Por lo tanto, se concluye que los inmigrantes sin educación y los que tienen un nivel de educación básica secundaria presentan riesgos iguales, y que los que tienen universidad incompleta o estudios técnicos y los graduados universitarios también presentan riesgos iguales, pero estos dos últimos son los que realizan prácticas económicas.

El anterior análisis prueba lo esperado; es decir, que a mayor nivel de educación, mayor es la probabilidad de que los inmigrantes lleven a cabo prácticas económicas, debido a que la educación les permite tener mejor acceso a la infraestructura que hace posible desarrollar este tipo de actividades. En este sentido, se concluye que los inmigrantes colombianos, salvadoreños y dominicanos que viven en Estados Unidos y que tienen niveles de educación mayores a la educación básica tienden más a realizar prácticas económicas.

Cuando se analiza la nacionalidad del inmigrante, encontramos que los salvadoreños tienden a realizar actividades económicas más que los colombianos; esto era de esperarse, ya que durante más de un siglo la migración internacional ha sido un elemento determinante en el orden social de El Salvador. Este antecedente ha determinado que, según Guarnizo (2003), el transnacionalismo salvadoreño se caracterice por una rica variedad de prácticas y procesos sociales y económicos. De igual forma sucede con los dominicanos inmigrantes en Estados Unidos, quienes tienen una mayor probabilidad de realizar prácticas económicas que los de nacionalidad colombiana.

En lo que tiene que ver con la inserción laboral actual del inmigrante, la variable es estadísticamente significativa. Esto quiere decir que los no asalariados tienden a realizar más actividades económicas que los asalariados. Como era previsible, este resultado corrobora que un inmigrante no depende de un cierto régimen laboral, puesto que éste tiene una mayor libertad en sus prácticas laborales. Asimismo, muchos inmigrantes son dueños de sus propias empresas y a través de ellas realizan prácticas económicas transnacionales.

Respecto a la variable ingreso, la cual se contrastó con aquellos inmigrantes que no percibían ninguno, las categorías "menos de $1 000" y "de $1 000 a $4 000" no son estadísticamente significativas; sin embargo, esto nos lleva a pensar que estos ingresos no corresponden a las personas que realizan prácticas económicas y que el ingreso como tal es un determinante en la realización de esas actividades. Es por ello que los inmigrantes que perciben ingresos mayores a $4 000 dólares, que pertenecen a la última categoría, desarrollan más prácticas económicas que quienes no tienen ingresos o que perciben menos de $4 000 dólares al mes. Teniendo en cuenta que dentro del grupo de personas que realizan prácticas económicas se encuentran los empresarios, quienes se caracterizan por ser propietarios de negocios que importan y exportan productos desde su país de origen y desde otros países hacia Estados Unidos, es de esperarse que el ingreso sea un determinante importante en la realización de prácticas económicas.

La integración política y social engloba aquellas actividades que el inmigrante lleva a cabo para mantener lazos con su país de origen, como es el caso de aportar dinero para proyectos u obras en su pueblo natal o contribuir económicamente a campañas electorales en su país de origen, lo que contribuye en gran medida a la realización de prácticas económicas. A partir del modelo, podemos ver que las personas que efectúan actividades de integración social y política tienen una mayor probabilidad de realizar actividades transnacionales económicas que los inmigrantes que no hacen integración social y política. Esto comprueba la teoría del capital social, para la que las redes y el conjunto de lazos sociales que los individuos poseen son un activo que posibilita el desarrollo de distintas actividades (Castles y Miller, 2004; Massey y Taylor, 2004). Cuando analizamos el comportamiento de hombres y mujeres, encontramos que los hombres tienden en mayor medida que las mujeres a realizar prácticas económicas. Si bien la migración de las mujeres ha aumentado significativamente en los últimos años, pareciera ser que sus prácticas aún no se equiparan con las de los hombres.

Al analizar los resultados obtenidos de la variable "hijos en el país de origen", se concluye que tiene una relación negativa con la razón de momio, lo que implica que puede existir poca probabilidad de que un inmigrante realice prácticas económicas. Este resultado no concuerda con lo planteado al inicio de este trabajo, de que una familia dividida por la migración tendía a realizar más prácticas económicas. En este sentido, vale la pena aclarar que puede ser que la variable tenga problemas de fondo, es decir, que no se pudo identificar a los inmigrantes que no tenían hijos, sino que del total de inmigrantes encuestados se consignó a aquellos que tenía hijos viviendo en Estados Unidos o en el país de origen del inmigrante.

 

A manera de conclusión

El análisis realizado permite afirmar que existen factores explicativos que hacen que un inmigrante realice prácticas económicas. Por un lado, se encontró que el origen del inmigrante contribuye a la realización de estas actividades, lo cual corresponde a la historia de migración de cada país, que facilita la conformación de redes que estimulan cada vez más la migración y, por ende, las prácticas económicas.

De igual manera, el nivel de educación de los inmigrantes marca notorias diferencias en las prácticas económicas en particular. Un aspecto importante es que con relación a la nacionalidad se observa que los inmigrantes colombianos, salvadoreños y dominicanos que viven en Estados Unidos y que tienen niveles de educación mayores a la educación básica tienden a realizar más prácticas económicas.

Respecto a la actividad económica, encontramos que los no asalariados tienden a realizar más prácticas económicas que los asalariados. Asimismo, es de notar que el ingreso como tal es un determinante en la realización de este tipo de actividades, pues se encontró que los inmigrantes que perciben ingresos mayores a 4 000 dólares desarrollaron más prácticas económicas que los que no tienen ingresos o los que perciben menos de 4000 dólares al mes. La integración social y política que establece el inmigrante con su país de origen le permite ampliar sus redes y lazos, lo cual se ve reflejado en una mayor participación en actividades económicas. Como es de esperarse, las redes contribuyen a reproducir los procesos y las relaciones sociales.

Los datos y los correspondientes análisis realizados hacen evidente la complejidad del fenómeno en estudio, ya que las actividades económicas de los migrantes están conformadas por las circunstancias contextuales en las cuales están insertos en el extranjero y en sus lugares de origen. Por ello sería necesario contar con otras muestras para países diferentes a los estudiados y poder establecer mejores análisis explicativos sobre el fenómeno de las prácticas económicas, para el cual este trabajo quiso ser un pequeño aporte.

 

Bibliografía

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Notas

1 No tiene ingresos, menos de 1 000 dólares, de 1 000 dólares a 4 000 dólares, 4 000 dólares o más.

2 El objetivo primordial que resuelve esta técnica es modelar cómo influye en la probabilidad de aparición de un suceso, en presencia o no de diversos factores, y el valor o grado de asociación de los mismos.

3 Para medir la intensidad de la relación lineal entre las variables explicativas seleccionadas, en primer lugar, se realizó una matriz de correlaciones, en la que los mayores coeficientes fueron entre el nivel académico 2 (universidad incompleta y estudios técnicos) y el nivel académico 1 (educación básica), que presentan un porcentaje de varianza de 37.2 por ciento. Asimismo, la nacionalidad 1 (dominicana) y la nacionalidad 2 (salvadoreña), con un porcentaje de varianza de 34.8 por ciento. Este análisis nos indica que no hay colinealidades estrechas entre las variables explicativas. Sin embargo, cuando se analiza el nivel de significancia de la prueba de correlación de Pearson, la variable edad no es significativamente diferente de cero, aunque su coeficiente de correlación tuvo un valor bajo.

4 Un segundo análisis para ver si hay combinaciones lineales entre más de dos variables explicativas se realizó utilizando la técnica estadística de análisis factorial. Uno de los objetivos básicos de esta técnica es determinar si las ocho variables explicativas seleccionadas exhiben patrones de relación entre sí. Se encontró que casi todas las variables tienen un peso factorial cercano a cero, lo que indica que no existe relación lineal entre las variables.

5 Para los datos que se están analizando, la no significancia de esta categoría indica que la probabilidad de que un inmigrante con nivel académico de educación básica tenga un riesgo negativo en la práctica de actividades económicas, en esencia, es la misma que la probabilidad de que uno con ninguna educación también lo sea, siempre que todas las variables restantes tengan valores idénticos en los inmigrantes que se estén comparando.

 

INFORMACIÓN SOBRE LOS AUTORES

FERNANDO NEIRA ORJUELA es doctor en estudios de población por El Colegio de México; pertenece al Sistema Nacional de Investigadores, nivel 1, y en la actualidad se encuentra vinculado como profesor-investigador en el Centro Coordinador y Difusor de Estudios Latinoamericanos de la Universidad Nacional Autónoma de México. Es autor de "Los inmigrantes colombianos en México: una caracterización sociodemográfica", capítulo que aparecerá en Los extranjeros en México, libro que editará el Centro de Estudios Migratorios del Instituto Nacional de Migración (INM), de la Secretaría de Gobernación (SG). Sus áreas de investigación son migración y remesas en los países del Pacto Andino, población y desarrollo, sociodemografía de la familia, fuerza laboral y microempresas.

MARTHA LILIANA GIRALDO RODRÍGUEZ es estudiante de maestría en estudios de población en El Colegio de México y tiene una especialización en estadística por el Instituto de Investigaciones Matemáticas de la Universidad Nacional Autónoma de México. Sus líneas de trabajo son la migración y la violencia intrafamiliar con énfasis en la tercera edad.

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