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Migraciones internacionales

On-line version ISSN 2594-0279Print version ISSN 1665-8906

Migr. Inter vol.2 n.1 Tijuana Jan./Jun. 2003

 

Reseña bibliográfica.

 

El inmigrante mexicano: la historia de su vida: entrevistas completas, 1926-1927

 

Lawrence Douglas Taylor Hansen*

 

Manuel Gamio (compilación de Devra Weber, Roberto Melville y Juan Vicente Palerm) México, Secretaría de Gobernación/University of California/ CIESAS/Miguel Ángel Porrúa, 2002.

 

* El Colegio de la Frontera Norte.

 

Manuel Gamio (1883-1960) ha sido más conocido en México por sus estudios en las áreas de la antropología y la arqueología. Entre sus obras principales en estas áreas se destacan los libros Forjando Patria (1916), La población del valle de Teotihuacán (1922), Hacia un México nuevo (1935) y Consideraciones sobre el problema indígena (1948). De hecho, Gamio ha sido visto como uno de los pioneros del indigenismo en México y las américas en general.

En cambio, los trabajos de investigación de Gamio sobre la migración de los mexicanos a los Estados Unidos, que dieron como resultado dos libros editados en inglés -Mexican Immigration to the United States (1930) y The Mexican Immigrant: His Life Story (1931)-1, son prácticamente desconocidos en su propio país. la entrada de los Estados Unidos a la Primera Guerra Mundial en abril de 1917 y la in corporación de miles de ciudadanos a las fuerzas armadas estadunidenses provocaron un gran incremento en el flujo de inmigrantes mexicanos al otro lado de la frontera para proporcionar la mano de obra requerida en la agricultura y la industria. Después de una breve recesión a principios de la década de 1920, la economía estadunidense experimentó un fuerte auge, que, a su vez, estimuló todavía más el flujo de inmigrantes provenientes del sur. De 1926 a 1927, durante el apogeo de este movimiento migratorio, el Social Science Research Council, en Washington, comisionó a Gamio para investigar el carácter de esta migración, así como su impacto sobre la economía y la sociedad del país.

La razón por la que los dos libros escritos por Gamio sobre la migración no fueron editados en México se debió, como señalan los compiladores, al poco interés por parte del gobierno y del público de aquel tiempo con respecto a los grupos indígenas, los pobres y los pobladores de las áreas rurales, de donde provenía la gran mayoría de los inmigrantes. También se debía en parte al hecho de que los mexicanos que emigraron a los Estados Unidos no eran bien vistos en México. Eran considerados, más bien, como "traidores" a la patria.

El inmigrante mexicano: la historia de su vida (entrevistas completas) constituye el primero de tres volúmenes sobre la vida y las obras de Gamio. La versión original del primer tomo, publicada en inglés, contenía aproximadamente 60 de las entrevistas realizadas por Gamio y su equipo de asistentes y ayudantes. En 1969, el Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional autónoma de México publicó, bajo la dirección del sociólogo Pablo González Casanova y con una introducción de Gilberto Loyo, una versión de la obra que incluía algunas de las entrevistas. La presente compilación, preparada bajo la supervisión de Devra Weber, constituye una versión mucho más completa e integral que contiene todas las entrevistas que se realizaron para el proyecto. Las copias originales de las entrevistas se encuentran guardadas en la Colección Manuel Gamio de la biblioteca bancroft de la Universidad de California en berkeley, California. El segundo volumen, La migración mexicana a los Estados Unidos, preparado bajo la dirección de Roberto Melville, es una traducción de la obra publicada originalmente en inglés. Consiste en una presentación de las conclusiones generales del estudio e incluye, para esta edición, un opúsculo estadístico -publicado originalmente en México en 1930- sobre el origen y destino de los inmigrantes. El tercer y último tomo, editado por Juan Vicente Palerm, reúne varios artículos y ensayos escritos por especialistas de México y otros países sobre distintos aspectos de la obra de Gamio.

La tarea de transcribir las entrevistas fue un proceso bastante laborioso y complejo. Las entrevistas originales no estaban en cintas grabadas, sino en hojas escritas a máquina. Varias de ellas se encontraban en estado de gran deterioro o, en algunos casos, con el texto casi ilegible debido al largo tiempo en que estuvieron almacenadas en el acervo de la biblioteca bancroft. Los textos de las entrevistas más cortas tienen sólo un párrafo, mientras que hay algunas que tienen una extensión de hasta seis páginas. En promedio, sin embargo, este material es de dos páginas. En general, los formatos de los textos son de dos tipos distintos: testimonios dejados por el entrevistado y entrevistas con preguntas y respuestas. También hay descripciones escuetas del entorno del o de los entrevistados.

Las entrevistas están agrupadas según la ciudad y región en que fueron realizadas. En conjunto, presentan una historia "viva" de la inmigración mexicana a los Estados Unidos desde el porfiriato hasta mediados de la década de 1920.

En algunos casos, los inmigrantes mexicanos decidieron trasladarse a Estados Unidos debido a ciertas circunstancias en las que se vieron sin los medios para mantenerse ellos o sus familias. En otros casos, fueron motivados a inmigrar al ser informados por otros mexicanos que habían trabajado en las minas y otros lugares del sudoeste norteamericano de las supuestas oportunidades para ganar buenos sueldos en el otro lado.

Muchos descubrieron que no era tan fácil encontrar trabajo. Como Arturo Morales, uno de los entrevistados, lo expresó: "Aquí la vida es muy difícil. Tiene uno que trabajar duro y en lo primero que encuentre, pues el que no lo hace así tiene que sufrir mucho". Muchos de los empleos que los inmigrantes encontraron no eran muy bien remunerados. Para los hombres consistían, casi siempre, en trabajos manuales pesados con jornadas de diez horas o más. Los inmigrantes laboraban en una variedad de empleos que requerían mano de obra intensiva: recolección de betabel, pizca de algodón, tendido y reparación del "traque" (vías férreas), trabajos en minas de carbón y de metales, pavimentación de calles urbanas, etcétera.

Además del cansancio y del agotamiento físico experimentados en la realización de tales labores, había otros tipos de problemas que los trabajadores mexicanos enfrentaban.

Uno de éstos fue el desconocimiento del inglés de los inmigrantes recién llegados o incluso de algunos de los que ya tenían tiempo radicados en el país. Al no hablar el inglés, los obreros inmigrantes no pudieron negociar los términos de su contratación con los patrones y empresarios anglos. Por lo tanto, en muchos casos se volvieron dependientes de los contratistas mexicanos, quienes ganaban poco y, por consiguiente, pagaban poco a los obreros que contrataban.

Otra dificultad fue el hecho de que a los mexicanos en general no se les permitió ser miembros de los gremios sindicalizados. No era lo mismo ser al-bañil en México que en los Estados Unidos. En muchas regiones de México, el albañil acostumbraba realizar una diversidad de tareas relacionadas con la construcción: la mezcla de materiales para formar el cemento, como herrero para armar y levantar los "castillos", la pintura de los muros, etc., mientras que en Estados Unidos cada una de estas tareas se llevaba a cabo por un grupo específico de artesanos agremiados. Dado que no se admitían a los obreros mexicanos en la American Federation of Labor (AFL), era muy difícil que consiguieran trabajo en la albañilería y se tenían que contentar con la realización de otros tipos de trabajo manual. La única organización laboral que admitía a los mexicanos como miembros sindicalizados era la Industrial Workers of the World (IWW); no obstante, los miembros de grupos étnicos que pertenecían a la IWW por ser excluidos de otros sindicatos -como en el caso de los chinos, negros y mexicanos- eran en general obreros no calificados.

A pesar de estas dificultades, muchos mexicanos encontraban trabajo en tareas relacionadas con la industria de la construcción. La extensión de la red ferroviaria a las ciudades de Los Ángeles y San Diego en las últimas décadas del siglo XIX dio lugar a una expansión en la economía sudcaliforniana y en la construcción de edificios y viviendas. Hubo una gran demanda, en particular, de ladrillo, el material más comúnmente utilizado en la construcción durante ese periodo. Por ende, muchos mexicanos pudieron encontrar empleo en la fabricación de ladrillos, como parte de la inmensa fuerza laboral de las ladrilleras que surgieron como hongos en las ciudades del suroeste como consecuencia de este auge en la construcción. Una de las empresas ladrilleras que dio trabajo a un número considerable de mexicanos que llegaron a Los Angeles fue la compañía Simons, ubicada en el pueblo cercano de Laguna.

En varios de los lugares de empleo, los trabajadores tenían que comprar sus alimentos y otros artículos en las llamadas "comisarías" establecidas por las compañías con este propósito. Por la forma de su operación con base en sistemas de crédito, muchos de los inmigrantes las vieron como muy semejantes a las tiendas de raya de las haciendas en México.

Para ganar dinero adicional para el sustento de sus familias, varios mexicanos vendían el vino y el whiskey de contrabando. Hay que señalar que esta práctica era común entre la población estadunidense en general durante el periodo de la Ley Seca (1920-1933) y condujo finalmente a la derogación de ésta. También existían algunos casos de mujeres solteras que practicaban la prostitución. Esta práctica también era característica de la época, particularmente con respecto a la sociedad de los inmigrantes en general durante la época de las grandes migraciones a Estados Unidos, a finales del siglo XIX y principios del XX.

Varias de las personas entrevistadas por Gamio y su equipo eran veteranos de los ejércitos de la Revolución Mexicana o refugiados que huían de la lucha. Algunos de estos inmigrantes pensaban regresar a México en cuanto se hubiera establecido un régimen político estable o en cuanto se hubiera terminado la serie de revueltas militares que continuamente asolaban el país. Algunos de los inmigrantes refugiados no querían volver a México debido a su miedo de ser encarcelados o fusilados. En otros casos, sus recuerdos de la lucha y de las duras penas que habían sufrido quedaban tan grabados en la mente que, aun cuando el regreso a México no constituía ya gran peligro para ellos, se resistían a hacerlo.

Muchos de los entrevistados expresaban su lealtad a su país de origen, así como su amor a las costumbres y al estilo de vida de los mexicanos. Algunas inmigrantes consideraban que no tenían y nunca tendrían derechos iguales a los que tenía la población anglosajona, aun cuando se naturalizaran estadunidenses. Si bien había algunas personas que aseveraban que no habían experimentado ningún problema en su trato con los anglos, abundaban los testimonios en torno al desprecio y la discriminación que sufrían cotidianamente.

Para algunas de las esposas de los inmigrantes también resultaba difícil adaptarse a la vida en los Estados Unidos. Varias de las mujeres, al quedarse en casa la mayor parte del tiempo y al andar exclusivamente en los barrios mexicanos, encontraban difícil aprender el inglés. Otras se resistían a comportarse como las mujeres y esposas anglosajonas. Consideraban que era el deber de la mujer cuidar la casa y que los esposos debían mandar en todo. A otras, en cambio, les gustaban las libertades que las mujeres disfrutaban en los Estados Unidos.

Muchos mexicanos optaron por quedarse en los Estados Unidos a pesar de que no era fácil vivir allí. Algunos, de hecho, consideraron que su vida había mejorado como consecuencia de su decisión de migrar. Otros inmigrantes, aun cuando habían pasado cierto tiempo en la Unión Americana, encontraron dificultad para progresar y tuvieron deseos de regresar a México. Algunos, con el tiempo, llegaron a extrañar a su país. Al igual que otros grupos de inmigrantes en Estados Unidos, como los chinos e italianos, muchos mexicanos regresaron a su tierra de manera temporal o definitiva.

Varios de los migrantes que optaron por regresar para siempre y vivir permanentemente en México se organizaron en sociedades con el propósito, y con el apoyo del gobierno mexicano, de establecer colonias de repatriados en Baja California y otros estados de la República Mexicana. Una porción muy significativa de las entrevistas, sobre todo aquellas realizadas entre los miembros de la comunidad mexicana de Los Ángeles, trata del proyecto para el establecimiento de una colonia de repatriados en terrenos que antiguamente pertenecían a la hacienda de San Cristóbal, cerca de Acámbaro, Guanajuato. Las entrevistas con mexicanos residentes en Los Ángeles arrojan considerable luz sobre los objetivos y expectativas de los colonos involucrados en este proyecto particular.

El lector también encontrará una verdadera mina de información en torno a la vida cultural de las comunidades mexicanas de Texas y del suroeste de Estados Unidos. Existen muchos datos, por ejemplo, sobre las sociedades patrióticas y de apoyo mutuo, la celebración de las fiestas patrias, las prácticas religiosas y el curanderismo, los gustos y preferencias en la comida y el vestir, etc. De interés especial son los datos sobre los inventos y demás aportaciones de los inmigrantes en diversas áreas y que han tenido un impacto muy significativo no sólo en Estados Unidos sino a nivel internacional.

En conclusión, la edición en español de las entrevistas realizadas por Gamio y su equipo constituye una fuente indispensable para el estudio de un período crucial en la historia de la migración mexicana a los Estados Unidos y del desarrollo de las comunidades mexicanas en Texas, California y Arizona. Ofrece tanto al especialista como al lector en general una oportunidad para comprender algo del gran reto enfrentado por los inmigrantes al tratar de buscar una mejor vida para ellos y sus familias en el extranjero.

 

Nota

1 Manuel Gamio, Mexican Immigration to the United States: A Study of Human Migration and Adjustment (1930; reimpresión: Nueva York, Dover Publications, 1971);         [ Links ] Manuel Gamio, The Life Story of the Mexican Immigrant: Autobiographic Documents Collected by Manuel Gamio (Chicago, University of Chicago Press, 1930).         [ Links ]

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