SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
 número65Órbitas de un pensamiento: Lenin y el marxismo en América LatinaWilliam M. LeoGrande y Peter Kornbluh, Diplomacia encubierta con Cuba. Historia de las negociaciones secretas entre Washington y La Habana, México, FCE, 2015. índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

Links relacionados

  • No hay artículos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Latinoamérica. Revista de estudios Latinoamericanos

versión On-line ISSN 2448-6914versión impresa ISSN 1665-8574

Latinoamérica  no.65 Ciudad de México jul./dic. 2017

https://doi.org/10.22201/cialc.24486914e.2017.65.56929 

Reseñas

Ricardo Falla, Ixcán. El campesino indígena se levanta. Guatemala 1966-1982, Guatemala, Universidad Rafael Landívar/AVANCSO/Universidad de San Carlos de Guatemala, 2015 (Serie Al Atardecer de la vida… Escritos de Ricardo Falla, 3) 600 pp. Ricardo Falla, Ixcán. Masacres y sobrevivencia. Guatemala 1982, Guatemala, Universidad Rafael Landívar/AVANCSO/Universidad de San Carlos de Guatemala, 2016 (Serie Al Atardecer de la vida… Escritos de Ricardo Falla, 4) 700 pp.

Gabriela Vázquez Olivera* 

*UACM

Falla, Ricardo. Ixcán. El campesino indígena se levanta. Guatemala 1966-1982. Guatemala: Universidad Rafael Landívar/AVANCSO/Universidad de San Carlos de Guatemala, 2015. Serie Al Atardecer de la vida… Escritos de Ricardo Falla , 3, 600,
Falla, Ricardo. Ixcán. Masacres y sobrevivencia. Guatemala 1982. Guatemala: Universidad Rafael Landívar/AVANCSO/Universidad de San Carlos de Guatemala, 2016. Serie Al Atardecer de la vida… Escritos de Ricardo Falla , 4, 700,


Entre finales de 1983 y principios de 1984, Ricardo Falla , antropólogo y sacerdote guatemalteco, escuchó las historias de cientos de campesinos, en su mayoría indígenas, que habían salido a refugiarse en México ante el horror de las masacres realizadas por el Ejército de Guatemala y recogió también los relatos de aquellos que se quedaron en su país, al cobijo de la selva, resistiendo la embestida militar contra el pueblo guatemalteco en lucha.

Cuentan que durante las pláticas “el padre Falla” escribía con letra menuda, en pequeñas libretas, todo lo que le contaban, todo lo que habían vivido aquellas familias desde que se internaron en la inhóspita selva del Ixcán en 1966, hasta la brutalidad de la tierra arrasada que en 1982 acabó con sus aldeas y los obligó a refugiarse, en ambos lados de la frontera, para sobrevivir a la represión generalizada que en aquel momento aún no había cesado en Guatemala.

Fueron esos testimonios los que dieron lugar a estos dos libros escritos por Ricardo Falla entre 1984 y 1986 y que ahora, treinta años después, la Universidad de San Carlos de Guatemala publica los volúmenes 3 y 4 de la Serie Al atardecer de la vida

Del momento en que fueron escritos, de la cercanía entre lo narrado y el esfuerzo de sistematización y análisis de aquello que todavía se estaba viviendo, dice el autor, proceden las riquezas y las limitaciones de estos libros. Eran los años más álgidos de la lucha revolucionaria en Centroamérica, un periodo marcado por el triunfo de la Revolución Sandinista en Nicaragua; la “Ofensiva general” en El Salvador; la incorporación masiva de campesinos, obreros y estudiantes a la lucha guerrillera y popular en Guatemala; y una etapa signada también por la violenta respuesta de los ejércitos de la región apoyados por el gobierno estadounidense: la “Contra”, la desaparición forzada, la tierra arrasada, las masacres, las aldeas modelo…

Lo escrito al calor de la guerra no fue modificado para su reciente publicación, gracias a ello estos dos volúmenes recuperan las historias de los campesinos indígenas que lucharon en el Ixcán guatemalteco y permiten aprehender vívidamente los referentes, la perspectiva, el pulso del momento. Al mismo tiempo invitan a reflexionar desde el presente sobre lo ocurrido en aquellos años, un llamado de atención que nos hace el propio autor con puntuales notas a pie de página introducidas en el texto poco antes de su publicación.

La tensión entre memoria e historia es una de las peculiaridades de estos volúmenes que recogen cuantiosa información a la que, en muchos casos, no habíamos podido acceder hasta ahora. Pero sin duda su mayor riqueza es la manera en que Ricardo Falla recupera las historias de lucha y resistencia de los campesinos indígenas del Ixcán, la forma en que produce conocimiento articulando las experiencias expresadas por múltiples voces y su convicción y propuesta de acercarnos a la historia reciente de Guatemala, a la Guatemala en guerra, reconociendo a las comunidades campesinas e indígenas como actores de la lucha revolucionaria, como sujetos políticos con capacidad transformadora. Quizá es, en ese sentido, que en la introducción general de la Serie, el autor señala, con modestia, que en esta obra podemos encontrar “más que mucha información y más que un análisis muy acertado, ese fuego que mueve al mundo para transformarse” (vol. 3, p. XXI).

El Ixcán es una región selvática del norte de Guatemala que hace frontera con el estado de Chiapas, México, en la zona sur de la Selva Lacandona, donde los ríos Ixcán y Xalbal, que no conocen límites territoriales, desembocan en el Lacantún. Ese es el escenario en el que se desarrolla la lucha de los campesinos indígenas guatemaltecos que Ricardo Falla describe y analiza abarcando desde el proyecto de poblamiento de la selva en 1966, hasta las masacres realizadas por el Ejército de Guatemala en esa región durante los primeros meses de 1982.

En los dos volúmenes el autor apoya su exposición con mapas y esquemas elaborados por él mismo, en los que nos muestra la ubicación geográfica del Ixcán, la estructura territorial de las cooperativas, el avance de la organización guerrillera en el Quiché, los movimientos del Ejército en la zona, la quema de las aldeas, las masacres, las rutas de evacuación de la población hacia México, la organización de “aldeas modelo” en los territorios controlados por el Ejército…

El volumen 3 titulado Ixcán. El campesino indígena se levanta. Guatemala 1966-1982, está organizado en ocho capítulos, los primeros cuatro exponen las razones profundas de la lucha, la histórica injusticia estructural que ha caracterizado la vida de los campesinos en Guatemala y que no es privativa de ese país: la inequitativa distribución de la tierra y la explotación que sufren los campesinos sin tierra o con pequeñas parcelas que se ven obligados a trabajar en las grandes fincas; el proyecto de colonización del Ixcán, coordinado por la iglesia; las penurias y dificultades del asentamiento en selva virgen; la conformación de las cooperativas; la dinámica de la economía que tuvo en la comercialización su principal contradicción; así como la manera en que la religión contribuyó a la organización y la lucha del pueblo.

Falla sostiene que “sin la amarga experiencia de explotación y discriminación que sufrieron esos campesinos que inmigraron al Ixcán, no se comprende el potencial revolucionario que luego demostraron” (vol. 3, p. 27) y destaca también que el proyecto de colonización de esa región selvática, hasta entonces casi deshabitada, no tenía como objetivo principal dotar de tierra a los campesinos sino dar respaldo estatal a grandes compañías trasnacionales para explotar los recursos naturales en lo que más tarde se conoció como Franja Transversal del Norte.

Los siguientes tres capítulos abordan la confluencia de las comunidades asentadas en el Ixcán con la guerrilla. Abarcan el periodo comprendido entre enero de 1972, fecha en que un pequeño destacamento de lo que más tarde sería el Ejército Guerrillero de los Pobres (EGP) incursionó desde México a esa zona, dando inicio a su “implantación clandestina”, hasta noviembre de 1981, cuando el Ejército de Guatemala salió temporalmente del Ixcán.

Sobre lo que expone en esos apartados el autor aclara: “no estamos haciendo propiamente la historia de la guerrilla sino más bien del pueblo que la apoya, pero como pueblo y guerrilla se encuentran íntimamente vinculados, la historia de éste pueblo dice referencia constante a la guerrilla y para comprender su dialéctica es imprescindible seguir los hechos principales de la guerrilla e incluso valernos de sus etapas de desarrollo” (vol. 3, p. 223). De esa manera, recuperando la periodización que el EGP hizo de su propio desarrollo, Falla aborda lo ocurrido en el Ixcán. De cada una de esas etapas expone, en primer término, aspectos relevantes de la situación en Centroamérica y de la guerra a nivel nacional y, en ese contexto, describe y analiza detalladamente el avance organizativo y militar de la organización guerrillera a la que muchos de los campesinos indígenas del Ixcán se incorporaron y de la que casi todos se convirtieron en base de apoyo.

De ese proceso el autor destaca la decisión de los campesinos de incorporarse a la lucha y las razones que los llevaron a ella; explica también cuál fue la reacción del Ejército de Guatemala frente al avance de la guerra popular y, entretejiendo las voces de los campesinos con su propia narración, presenta elementos de interpretación de lo ocurrido en cada etapa que van abonando a la constatación de las hipótesis planteadas en la introducción.

El último apartado de este volumen está dedicado a un corto periodo de tres meses, que inicia el 17 de noviembre de 1981, día en que el Ejército sacó a todos sus soldados del Ixcán, el área quedó bajo control casi completo de la guerrilla y en el que, de acuerdo con el autor, en ese vacío de poder el pueblo organizado desembocó en una especie de pre insurrección local que se extendió hasta febrero de 1982, cuando la ofensiva estratégica lanzada por el Ejército a nivel nacional, que había iniciado unos meses antes en la capital y el altiplano del país, llegó al Ixcán.

Las narraciones de los sobrevivientes sobre las muertes, el sufrimiento, el hambre, la persecución y el terror que generó esa ofensiva del Ejército son el centro del volumen 4, titulado Ixcán. Masacres y sobrevivencia. Guatemala 1982 que, a diferencia del anterior, abarca temporalmente apenas unos meses, pero recoge de manera vívida y dolorosa aquello que parecía inenarrable:

El ejército se lanzó directamente contra la población civil que él decía ser toda guerrilla aplicando contra ella la política de masacres masivas e indiscriminadas, persiguiéndola en los montes donde se refugiaba, metiéndole en su corazón el más grande terror y sitiándola luego por hambre, después de haber quemado sus chozas y cosechas almacenadas, después de haber roto enseres domésticos y robado sus pertenencias. De esta forma se pretendía forzarla a la rendición y concentrarla en “campamentos especiales”, como entonces de les llamó. Esta política de masacres, persecución, quema y sitio fue una verdadera política de tierra arrasada y genocidio (vol. 3, p. 500).

En el prólogo de este volumen Falla explica que el libro busca responder a la pregunta ¿por qué sobrevivieron los que sobrevivieron? y comenta que en la búsqueda para dar respuesta a esa interrogante recurrió a la literatura sociológica sobre desastres, lo que le permitió comparar al Ejército de Guatemala con agentes de desastres naturales, como los huracanes o terremotos, aunque era claro que en este caso el desastre no fue causado por un agente natural sino por un agente inteligente. Las masacres no fueron un resultado natural de la guerra, tampoco fueron un acto aislado atribuible a uno u otro oficial del Ejército, las masacres fueron una estrategia, fueron acciones deliberadas desde el poder.

En estos apartados Falla busca desentrañar cuál fue la lógica de esa estrategia del Ejército y, en ese esfuerzo, hace una suerte de comparación con la estrategia seguida por las fuerzas norteamericanas en Vietnam, destacando que en el caso de Guatemala la ofensiva militar tuvo como objetivo derrotar al campesino indígena organizado.

Sin embargo, en este volumen, aunque se presentan algunos elementos de interpretación, los testimonios son el eje de la narración y los elementos de interpretación quedan, de alguna manera, en segundo plano. Cada una de las masacres es reconstruida por la voz de los testigos, por lo recogido de “esa población que había sobrevivido al desastre no natural de las masacres [y] estaba ávida de contar a alguien lo sucedido, no sólo para sacar de su pecho lo que llevaba aprisionado, sino para trasladar esa denuncia al mundo e intentar detener la persecución” (vol. 3, p. XXXV).

Y, cumpliendo con ese cometido, además de la descripción de las brutales acciones del ejército narradas por los sobrevivientes, están presentes también aquellos que no lograron sobrevivir, los que fueron masacrados. Falla reconstruye el listado, con nombre y apellido, de quienes fueron asesinados en cada una de las masacres especificando la fecha, el lugar y el tipo de muerte que sufrieron (quemado, torturado, degollado…).

En este volumen se hace referencia también a las formas de control que impuso el Ejército sobre la población después de la tierra arrasada y las masacres, la estructuración de las “aldeas modelo” y las llamadas Patrullas de Autodefensa Civil. Pero, sobre todo, se describen detalladamente las distintas formas que utilizaron los campesinos indígenas del Ixcán para sobrevivir, para llegar a México como refugio o para cobijarse en la selva virgen y continuar la lucha en lo que más tarde se conoció como Comunidades de Población en Resistencia.

“Esperamos que este libro sirva la para la denuncia de las enormes violaciones a los derechos humanos por parte del Ejército de Guatemala…”, dice el autor en el último párrafo de este segundo volumen que fechó 20 de octubre de 1986 tras puntualizar, en páginas anteriores, que “el juicio de fondo acerca de la violación de los derechos humanos parte de la constatación de que la guerra contrainsurgente del Ejército fue una guerra contra el pueblo y los intereses de la mayoría, y, por tanto, injusta. Allí se encuentra la raíz de las violaciones” (vol. 4, p. 636).

Poco más de treinta años después de que fueron escritos y ahora que finalmente tenemos acceso a estos volúmenes, podemos constatar que sin duda aportan a la denuncia y a la búsqueda de resarcimiento de los daños causados a la población del Ixcán, pero su aporte no se limita a ello, es necesario señalar la importancia y significado que tienen para el estudio del conflicto armado en Guatemala. Los testimonios, la abundante información y la propuesta de interpretación que recupera en toda su dimensión el papel de los campesinos indígenas en Guatemala, su decisión de lucha y su participación, sin presentarlos solamente como víctimas de la guerra, nos permite afirmar que ambos libros son documentos imprescindibles en la memoria y la historia de Guatemala y de América Latina.

1Este trabajo fue realizado en el marco del Proyecto PAPIIT IN401316 “Guatemala en Guerra, (1960-1996). Historia, memoria y debates actuales”.

Creative Commons License Este es un artículo publicado en acceso abierto bajo una licencia Creative Commons