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Latinoamérica. Revista de estudios Latinoamericanos

On-line version ISSN 2448-6914Print version ISSN 1665-8574

Latinoamérica  n.42 Ciudad de México Jan./Jun. 2006

 

Reseñas

Juan Manuel de la Serna Herrera [coord.], Pautas de convivencia étnica en la América Latina colonial (indios, negros, pardos y esclavos), México, CCyDEL-UNAM/Universidad de Guanajuato, 2005.

Gabriela Pulido* 

* DEH-INAH, México

Serna Herrera, Juan Manuel de la. Pautas de convivencia étnica en la América Latina colonial (indios, negros, pardos y esclavos). México: CCyDEL-UNAM, Universidad de Guanajuato, 2005.


En su libro, Historias para ser contadas, el dramaturgo puertorriqueño Osvaldo Dragún escribió, “hace mucho que me aburro con historias que ya leí o me contaron en la escuela. Con autores que quieren obligarme a sacar conclusiones iguales a las de ellos. Sólo me divierte “cómo” me las cuentan. Porque el “cómo” se convierte en la verdadera historia. Y como el “cómo” es distinto para cada uno, cada uno tiene la libertad para contarse su propia historia”. Esta frase, recuperada entre algunas notas que se asomaron mientras leía con calma el libro que ahora se reseña, me hizo pensar en las historias que han sido contadas y como el cómo, en la historia que en él se nos cuenta tiene la forma de un Diálogo con mayúscula. Un importante y abierto diálogo académico, plasmado en ensayos, que entre sí platican, debaten, conversan, interrogan, razonan y examinan la temática de la convivencia étnica en la América Latina colonial. Se agradece, y con esto me adelanto al asunto, que nos saque del aburrimiento de los clichés y las fórmulas con los que se ha abordado esta cuestión en repetidas ocasiones.

Antes de seguir debo decir que hace años, y me considero afortunada por ello, que escucho y leo con interés, por no decir aquí de lo que he aprendido, de los trabajos de Juan Manuel de la Serna. Si bien no del todo la materia, sí me es familiar el esfuerzo y la dedicación que el coordinador de este texto ha mantenido para favorecer el examen colectivo en los asuntos de la esclavitud y la presencia negra en América Latina. El trabajo de años es la antesala del libro Pautas de convivencia étnica en la América Latina colonial (indios, negros, mulatos, pardos y esclavos), y del que con toda modestia el autor sólo hace un pequeño apunte en la introducción.

Por aquello del “cómo” se cuenta esta historia, quisiera referirme en este espacio a la forma de la obra que, a diferencia de otras que integran también estudios heterogéneos, mantiene una agradable coherencia que hace parecer que los intereses comunes y el propio contacto académico ha contagiado las plumas de estos diez investigadores. A tal grado que pareciera que se ceden la voz, dejando que sea ahora la palabra escrita la que plasme con destreza el tantas veces transitado camino de la polémica en seminarios, congresos y otros espacios. Porque si un tema hay que haya causado controversias en los círculos académicos latinoamericanos es el del mestizaje y las etnias, en general, y en particular, el de la presencia negra y su influencia en las historias sociales continentales.

Un hilo conductor resalta a lo largo del trabajo y es el de la ambivalencia entre las políticas de razas y la construcción social de las relaciones entre las mismas. Contextos, jerarquías y experiencias individuales, con las tensiones propias de cualquier comunidad humana, ilustran la multiplicación de las raíces del mestizaje en Latinoamérica. Tensiones, dicho sea de paso, de las que se ha evitado hablar en una buena parte de la literatura que ha abordado los asuntos de la en un momento bien denominada “tercera raíz”.

Una primera parte titulada “Conflicto y liberación”, está integrada por seis ensayos en los que, nos dice el coordinador, se “muestra la dinámica en la construcción de categorías étnico-sociales a partir de la experiencia y la práctica social”. Matthew Restall, investigador de Penn State University, da la pauta en la personalización de la historia negra en Hispanoamérica al mencionar los casos documentados de los “conquistadores negros”, africanos armados durante las empresas de la Conquista como acompañantes de los ejércitos españoles y confrontados con las comunidades indígenas nativas, así como de los piratas negros y la rebeldía de las comunidades cimarronas. Son también estos negros, personajes activos y ya no pasivos en el mestizaje latinoamericano, los que a su vez son retratados por Jane Landers, investigadora de la Universidad de Vanderbildt en el artículo “Una cruzada americana: expediciones españolas contra los cimarrones en el siglo XVII”. Negros líderes, con nombre y epopeya, deambulan por este texto volviendo de lo individual a lo colectivo; africanos que como parte de fuerzas multirraciales combaten a aquellos negros casi míticos. Juan Manuel de la Serna Herrera, por su parte, reconstruye el contexto demográfico de las etnias en el caso concreto del puerto de Veracruz, a través del censo de 1791, ordenado por el virrey Revillagigedo, y plasma la cohabitación étnica de familias y viviendas. Entramos así al terreno de la convivencia étnica que retrata una nueva fase de la vida colonial y que muestra el “escaso éxito de la política de separación de razas”. El introducir en este momento de la lectura el texto de María Guevara Sanginés, investigadora de la Universidad de Guanajuato, que narra de manera general el “proceso de liberación de los esclavos en la América virreinal”, no es casual. Una pausa para reflexionar en el sentido de la libertad como vehículo natural de integración social. Norma Angélica Castillo Palma, de la UAM-Iztapalapa, continúa con el debate en uno de los ensayos de mayor acierto en el libro, al relatar con detalle y muy buena pluma los conflictos surgidos de la cohabitación entre afromestizos y nahuas en la vida urbana del México central. Su trabajo explica los gestos disfrazados de la convivencia muchas veces muy poco cordial entre estos grupos sociales, la asociación de los estereotipos allende entonces para registrar los bretes en los que se inmiscuyeron y la ambigüedad en el manejo de las categorías de raza entre los afromestizos libres, como lo señala la autora. Cierra este grupo de textos, el de Arturo Motta Sánchez, del INAH, quien para recordarnos los orígenes a su vez pluriétnicos de los negros venidos de África, toma el ejemplo del estado de Oaxaca durante los siglos XVI al XVII.

La segunda parte titulada “Instituciones, espacios y etnias”, está compuesta por cuatro ensayos que, de nuevo se aclara en la introducción, descubren la forma en cómo se ejerció el poder, en y desde los diferentes ámbitos, y la forma en cómo esto afectó la cotidianidad de la sociedad novohispana. Esta segunda parte, es inaugurada por el texto de Ben Vinson III, de Penn State University, quien alude al daño que ocasionó el mestizaje a la política de razas virreinal y muestra el proceso de multiplicación de nominaciones en las diferentes fases de la Colonia. Gran aportación la de este investigador al ahondar en la construcción de la gama de castas afromestizas como “herramienta para crear esquemas sociales”. María Cristina Navarrete Peláez, investigadora de la Universidad del Valle en Colombia, narra cómo desde los “amores y las seducciones”, el mestizaje en la Audiencia del Nuevo Reino de Granada en el siglo XVII, le da otro cariz a la relación de domino y paternalismo entre esclavos y amos. Por otro lado y siguiendo la tónica de lo cotidiano, María Elisa Velásquez Gutiérrez, del INAH, reconstruye las actividades económicas y oficios de los afromestizos y afromestizas en la capital novohispana, a través del censo de 1753. Este artículo nos devuelve al proceso de movilidad social y económica de las comunidades libres de afromestizos, vinculando esta segunda parte de la obra con la primera. Para cerrar con el trabajo de José Tomás Falcón Gutiérrez, del Centro INAH-Guanajuato, quien cierra la estructura circular del texto al hablarnos de los “Mulatos y mestizos como oficiales en las repúblicas de indios de la Alcaldía Mayor de León, 1770-1780”. Así iniciamos y terminamos con el planteamiento que da título a esta obra, las pautas de convivencia étnica, en la espera de conocer los resultados individuales y monográficos que como círculos concéntricos llenarán lo que ha quedado abierto hasta aquí.

La manufactura del libro es de tejido fino. La explosión de argumentos nos hace pensar en la actualidad, necesariamente. Miles de escenas costumbristas retrataron las características estereotípicas de las castas novohispanas. Recientemente estas imágenes fueron exhibidas en el Museo de Arte Latinoamericano en la ciudad de Los Ángeles. ¿Los Ángeles? ¿Arte un discurso gráfico que significó la multiplicación del mestizaje de la América colonial e influyó en la propia percepción ‒y relación‒ de nuestros esquemas de convivencia social? Este texto nos aclara muchas de estas cosas y, sin duda, es un trabajo que debe de estar no sólo en manos de los especialistas.

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