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LiminaR

versión On-line ISSN 2007-8900versión impresa ISSN 1665-8027

LiminaR vol.21 no.1 San Cristóbal de las Casas ene./jun. 2023  Epub 14-Sep-2023

https://doi.org/10.29043/liminar.v21i1.992 

Artículos

Transfobia en las disidencias sexuales: la discriminación que no se ve

Transphobia in sexual dissidence: discrimination that is not seen

Fernanda Abigail Gómez Herrera1 
http://orcid.org/0000-0001-5498-543X

1Licenciada en sociología por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Maestrante del programa en Ciencia Social con especialidad en sociología, Centro de estudios Sociológicos, El Colegio de México. fagomez@colmex.mx


Resumen:

El objetivo de este artículo es estudiar de manera integral la transfobia, en su definición y manifestaciones, con el propósito de rastrear, describir y clasificar prácticas y discursos transfóbicos hacia las poblaciones trans en sus relaciones cotidianas con la comunidad LGB (Lésbico, Gay, Bisexual). Empleando una metodología de orientación cualitativa se realizaron entrevistas semidirigidas a cuatro personas trans jóvenes universitarias y activistas, y a tres jóvenes LGB también universitarias y asociadas con el activismo. Se concluye que existen prácticas transfóbicas entre personas LGB y hacia la comunidad trans, aun cuando no sean “intencionadas”. En ese sentido, se presenta una propuesta de tipología como herramienta de análisis para agrupar y clasificar las manifestaciones transfóbicas.

Palabras claves: transfobia; discriminación; disidencias sexuales; transfobia directa e indirecta

Abstract:

The objective of this article is to comprehensively study transphobia, in its definition and manifestations, with the intention of tracking, describing, and classifying transphobic practices and discourses towards trans populations in their daily relationships with the LGB (Lesbian, Gay, Bisexual) community. Using a qualitative methodology, interviews were conducted with four young transgender university students and activists, and three young LGB university students also associated with activism. It is concluded that transphobic practices exist among LGB people and towards the trans community, even if they are not “intentional”. In this sense, a typology proposal is presented as an analysis tool to group and classify transphobic manifestations.

Keywords: transphobia; discrimination; sexual dissidences; direct transphobia; indirect transphobia

Introducción

El estudio de la población1 trans en América Latina y en los Estados Unidos puede rastrearse a partir de la segunda mitad del siglo XX (Barrios, 2008). Los análisis elaborados sobre esta población se condensan en dos grandes enfoques (González Embris, 2016). El primero de ellos está relacionado con la construcción de la identidad “trans” y su validez; el segundo se orienta a los procesos de exclusión y discriminación que viven y a los que se enfrentan. El presente artículo se inscribe en el segundo tipo.

En ese segundo grupo, los análisis de discriminación y exclusión se subdividen en aquellos cuya redacción se ha encaminado a narrar las experiencias personales, y a vincular sus trayectorias individuales con elementos estructurales que configuran la realidad social (Rodríguez, 2013). Y los que relacionan ambas dimensiones (Arriaga, 2016) concentrándose, prioritariamente en escudriñar las experiencias de vida entrecruzadas por la transfobia y su desarrollo (Whittle, 2006; Lamas, 2012; Gutiérrez, 2015; Arriaga, 2016) en la vida de las personas trans. Nuevamente, esta investigación se circunscribe en el segundo paradigma.

El objetivo de este artículo es reflexionar de manera integral acerca de la transfobia, en su definición, origen y manifestaciones, con el objetivo principal de rastrear, describir y clasificar las prácticas y discursos transfóbicos (reconocidos en miradas de desaprobación, comentarios y actitudes segregadoras: verbales y físicas) hacia las poblaciones trans2 en sus relaciones con la comunidad LGB (Lésbico, Gay, Bisexual)3 y entre personas trans (Transgéneros y Transexuales).

El estudio de la transfobia tiene repercusiones innegables e inevitables en México, debido a que nuestro país ocupa el segundo lugar a nivel internacional por crímenes de transfobia, sólo después de Brasil con 593 casos registrados de 2008 a 2021 (Transrespect vs Transphobia, 2021). A pesar de lo valiosa de esa estimación, en esos mapeos internacionales solo se contabilizan los casos en que las prácticas transfóbicas devienen en asesinatos, pero no logran rastrear las prácticas y expresiones transfóbicas en su cotidianidad, vacío al que este artículo busca abonar, específicamente en las relaciones entre sectores que han sido leídos y analizados como conjuntos.

Es decir, se busca aquí reflexionar sobre el ejercicio de la transfobia entre personas de las disidencias sexuales que viven o radican en la Ciudad de México. Debe señalarse que este texto forma parte de una investigación más amplia sobre transfobia en las disidencias sexuales en la Ciudad de México, trabajo titulado “El dedo en la llaga: transfobia en las relaciones de personas LGBTT” (Gómez, 2020). Empleando una metodología de orientación cualitativa se elaboraron dos cuestionarios semiestructurados; el primero se aplicó a cuatro personas trans jóvenes universitarios y activistas, y el segundo, a jóvenes activistas LGB.4

El levantamiento de información a través de entrevistas se elaboró en el periodo de noviembre de 2018 a marzo de 2019, aunque el proceso de seguimiento y diálogo con algunas personas entre- vistadas se inició desde 2016. Se eligió a la capital del país porque representa uno de los espacios geográficos de destino para gran parte de la población LGBT en México y Centroamérica (Careaga y Batista, 2017).

Previo a indagar en las condiciones y experiencias de vida de personas trans con la transfobia y de las percepciones frente al mismo fenómeno de algunas personas de la comunidad LGB, consi- dero útil definir la categoría transfobia, para analizar sus implicaciones a nivel social y teórico. En esta investigación, se articulan las definiciones de Arriaga (2016), Lamas (2012), Whittle (2006) y algunos elementos de elaboración propia en torno a las motivaciones para configurar la categoría transfobia: El temor e intolerancia, disgusto, asco e ira hacia las personas travestis, transexuales, transgénero y/o a quienes se sospecha que lo son, detonándose en acciones que son vividas como naturales, manifestadas a través de actitudes segregadoras, verbales (tales como gritos, ofensas, “perreo”)5 y físicas (miradas de desaprobación, empujones, jalones, golpes, tocamientos y otras agresiones) que niegan, vulneran o agreden la calidad humana, identidad de género e integridad de las personas trans y hasta provocar su muerte. Esta puede ser dividida según sus motivaciones en transfobia directa o indirecta. La transfobia directa es guiada por la intención de dañar deliberadamente a una persona en función de su identidad, expresión o estado de género percibido; mientras que la transfobia indirecta es cualquier acción intencional o no intencional discriminatoria basada en la ignorancia o inadvertencia de la identidad de la persona trans.

En este texto, como ya se mencionó, se expone la perspectiva de cuatro personas trans; dos hombres trans, Samir y Mario, que durante la investigación aseveraron contar con 23 y 25 años, y dos mujeres trans, Verónica y Karla, de 24 y 25 años, respectivamente. Cabe señalarse que, por motivos de seguridad, se modificaron los nombres de las personas entrevistadas. Según los intereses de la investigación, las edades se eligieron intencionalmente con el objetivo de prestar especial atención a los años que marcan la transición de la adolescencia a la vida adulta y las modificaciones, tanto corporales como sociales, que devienen, iniciado el proceso de transición/concordancia genérica (Espinosa Rosello, 2010). Se incluye además el análisis del testimonio de tres personas LGB (lesbiana, gay y bisexual), Gabriela, Nidia y Ángel, cuyo rango de edad se encuentra entre los 21 y 23 años, a quienes se cuestionó sobre su relación con la población trans para exponer las relaciones entre las disidencias sexuales, específicamente en situaciones de discriminación.

“Eres un Ken, un hombre de juguete”

Las personas LGB construyen el género y las manifestaciones sexuales en el orden de lo natural, “[...] como algo que trasciende la cultura y los avatares históricos, algo que, por definición, se encuentra más allá -más abajo, en lo profundo, en la base-, como lo biológico, o más arriba, como lo espiritual (Vendrell, 2004). Tanto mujeres como hombres trans consideraron que las poblaciones gais y lésbica eran de las que habían recibido la mayoría de los embates, mientras que la población bisexual tendió a invisibilizarse en casi todas las narraciones, excepto en el testimonio de uno de los hombres trans en que una mujer bisexual vulneró su persona, dando cuenta de su fijación gonadal.

Una vez una chava bisexual en un foro sobre población LGBT me dijo que “parezco un Ken”; le agradecí, y me respondió: “no, no es un halago, eres un Ken porque eres un hombre de juguete, no tienes pene”. (Mario, hombre trans, 23 años, noviembre de 2019).

Los testimonios de los varones trans respecto a las experiencias transfóbicas enfrentadas, acaecidas por personas de la comunidad LGB, se desdoblan en dos principales espacios: lúdicos y académicos. Respecto del primero, los testimonios arrojan una visión centrada en una base genital/gonadal de su existencia, principalmente por parte de la población cis gay.

La que más recuerdo es justamente en un bar LGBT, yo estaba con un amigo que también es trans, con dos chicos cis gay y una chica bisexual, de repente escucho que mi amigo dice que es trans, al segundo empiezo a escuchar cosas, cómo uno de los chicos dice: “claro que no”, “no, no es cierto”, “no se te nota”. A lo que él respondió: “pues, ese es el punto, mi punto es verme como un wey, ¿por qué no te parece, o por qué crees que es mentira?, ¿qué gano yo con que creas que es mentira?”. Total, yo me acerqué y él dijo: “él también es trans”, yo respondí: “sí, qué onda”, y me dice: “ay, no mames, pinches mentirosos, a ver sus IFE’s”66 Le dije que nuestras IFE’s ya estaban actualizadas, que qué quería ver ahí; comenzaron a gritarnos: “ay no mames, ¿y esa barba qué?”. Y yo dije: “pues no salen, wey, nos salen por las hormonas”. También preguntaron: “¿por qué no tienen bubis?, ¿ya se operaron?” Y yo sólo respondí que mi amigo sí, pero que yo no. Acto seguido, otro que ya estaba más borracho, estira la mano y me agarra la entrepierna, o sea, me apretó la entrepierna. Ahí fue cuando yo dije: “wey, no, yo no tengo por qué demostrarte nada, lo que acabas de hacer es acoso, es violencia, y neta qué horrible que siendo de la comunidad, actúes de ese modo con alguien que se está abriendo contigo, diciéndote que es trans. Yo no tenía necesidad de decírtelo, seguramente si no te lo hubiera dicho me hubieras seguido tratando normal” (Mario, hombre trans, 23 años, 2019)

Esa fijación con la genitalidad explica además parte de las aproximaciones y de ligue hipersexualizantes de algunos varones trans, a través de aplicaciones de citas, pero también en espacios académicos reconocidos, por parte de jóvenes cis7 gay. La dimensión “lúdica” del acoso como una forma de aproximación y ligue es percibida por hombres trans como agresiva, violenta y sobre todo vulnerante, ya que parte de dar por sentado el consenso entre las partes.

Muchos “cis gay” me escribieron y preguntaron si “me podían coger”, porque les gustaba mucho el porno trans. Por lo mismo, hay muchos casos de abuso hacía la población trans, tanto hombres como mujeres, simplemente porque nos miran como un objeto. (Mario, hombre trans, 23 años, 2019).

Entre las disidencias sexuales se reproducen esos supuestos que podemos categorizar como parte del sistema sexo-género en el sentido en que Rubin (1976) señalaba hace cincuenta años. Es decir, “[...] el conjunto de dispositivos mediante el cual una sociedad transforma la sexualidad biológica en productos de la actividad humana, y con los que se satisfacen las necesidades sexuales así transformadas” (Rubin, 1976). Para el caso específico de las experiencias de vida de las personas trans, este fundamento se inscribe en una impronta además cisexual (Cabral, 2009), puesto que sale a relucir como un elemento constitutivo de formas de discriminación que atraviesan la realidad trans. Este sistema está históricamente definido y se concreta tanto en conductas como prácticas y acciones transfóbicas, el sistema sexo-género adquiere una forma particular. El binarismo genérico constituido socialmente, que como ya sabemos no implica relaciones horizontales entre dimensiones masculinas y femeninas, se complejiza por la impronta cisexual que lo recubre, pues predispone una diferenciación más de la realidad social en dos grupos. “Una primera cópula une a hombres y mujeres. Una segunda, a hombres y mujeres, por un lado y por el otro, a todos los demás”. Se trata, como podrá advertirse, del orden habitual de los seres humanos en materia de género encarnado. Ese hábito y esa extrañeza se hacen presentes, a un tiempo, cada vez que alguien distribuye entre hombres y mujeres, pongamos el caso, y personas transexuales. La distinción entre hombres y mujeres y personas transexuales funciona sobre una lógica de distribución que privilegia el primer conjunto mientras que desconoce al segundo (o lo reconoce bajo el imperio de una cópula menor (Cabral, 2009).

Tú no eres mujer, eres un joto más porque no tienes chichis. ¡Ay amiga, cuando tengas chichis, el tratamiento hormonal y el pelo largo, ya eres mujer! Mientras tanto eres un joto, super amanerado, super femenino, eres amiga si tú quieres, pero sigues siendo hombre. Es como de “¡ay sí, eres la vestida! ¿no?” Y no pasas de ser la vestida, y vas a ser trans o vas a ser mujer hasta que ya tengas chichis, o te hagas una reasignación de género, hasta ese momento vas a ser mujer. (Karla, mujer trans, 25 años, marzo de 2019).

Para las mujeres trans entrevistadas los espacios de intercambio lúdico también se perciben como aquellos en que existe mayor predisposición o riesgo para vivir algún acto transfóbico.

En bares, muchísimo, muchísimo en bares, porque la verdad es que precisamente por eso no acostumbro como unirme a este tipo, pues, unirme a esta comunidad LGBT, no acostumbro a unirme mucho precisamente por esta transfobia que existe (Verónica, mujer trans, 24 años, 2019).

Siempre, siempre ha sido en bares, o sea, cuando les empiezas como a platicar en bares de am- biente, cuando estás con tu otra amiguita, y es así como de “¿cuál es tu nombre?” Y les dices “ay, soy Karla” y te dicen “Ah, ¡dónde están los senos, no, yo te hacía como más alta, muy voluptuosa!”. Entonces siempre he encontrado esta discriminación en espacios, en bares, sobre todo, y ya, no lo he encontrado en otros espacios porque no he coincidido con estas personas, ni laboralmente, ni en educación afortunadamente porque no, no hemos coincidido, pero sí ha sido ahí. Ha sido seguido porque voy a los bares, por eso trato de no ir ya mucho a estos lugares, por eso decidí alejarme porque veo que no hay aceptación. Veo que hay muchísima más aceptación por parte de personas heterosexuales que por población diversa. Me ha pasado en bares de ambiente del centro, sur y norte. La Purísima, por ejemplo, se ha vuelto muy discriminatoria, muchísimo, muchísimo, a pesar de que su discurso es de aceptación, de “vengan todos”, se está refiriendo a un cliché de “joto es amor”, y “joto”, “bar de jotos”. Entonces estamos cayendo en lo joto, “vengan amigues”, pero realmente no hay una aceptación de fondo como lo debiese ser. (Karla, mujer trans, 25 años, marzo de 2019).

Incluso en “espacios seguros” o que históricamente han sido constituidos por la población trans, la transfobia está atravesando sus fronteras para internalizarse.

Hay una situación en el voguing8 la comunidad LGBT que está llegando gracias a corrientes francesas y europeas a actos muy transfóbicos. Se supone que el voguing sería un espacio seguro, sería lúdico, sería recreativo, que incluso a mucha gente le ha ayudado para descubrirse trans, y para llevar su tránsito acompañado informado, y gracias a personas europeas que han traído reglas que aquí en México no se aplicaban, a mí me tocó vivir un evento vogue en que una invitada francesa agregó categorías discriminativas como “realness”, es decir, qué tanto una mujer trans se parece a una mujer cis, y quienes juzgaban eran hombres cis. También se juzga qué tan femeninas son dentro de categorías “cis genéricas”, sin contar lo trans. La población trans alzó la voz porque negaron la participación de mujeres trans dentro de categorías “para mujeres” porque querían que sólo fueran mujeres cis género, cuando el movimiento vogue nació gracias a mujeres trans y nació para y por mujeres trans para que pudieran expresar su feminidad en un espacio seguro. (Samir, hombre trans, 25 años, enero de 2019).

En los espacios académicos, el segundo gran espacio de ocurrencia, es donde han vivido situaciones de acoso y de “persecución identitaria” por académicos y académicas abiertamente pertenecientes a las disidencias sexuales.

Pues la fetichización, eso me ha tocado verlo de parte de escritores gay, que a las mismas personas que entrevistaron para sus libros los llegan a acosar incluso de manera pública, sin que haga nada. Ver periodistas que, en columnas abiertamente homosexuales, llegan a tener comentarios muy trans- fóbicos. (Samir, hombre trans, 25 años, enero de 2019).

Entre hombres y mujeres trans, las interacciones más preocupantes se han generado con mujeres lesbianas identificadas como TERF’S (Trans Exclusionary Radical Feminist).

Un tema que se puede resumir en una palabra: “TERF”, las feministas radicales. Me ha tocado ver que excluyen a compañeras trans de espacios feministas; incluso me ha tocado que me excluyan a mí de espacios feministas y creo que es lo que veo que más daño hace a la comunidad trans, porque las “TERF’S” o, bueno, las feministas radicales en su mayoría son lesbianas, o abiertamente lesbianas, abogan a favor de los derechos de la comunidad LGBTIQ, supuestamente, pero tienen una postura muy violenta en contra de la población trans y con la población trans. Esa es la violencia desde el mundo académico que más veo latente dentro de la comunidad, pero también desde lo social, en espacios, restaurantes, bares, lugares que son feministas llegan a ser excluyentes de la población trans. (Samir, hombre trans, 25 años, enero de 2019).

Ahora últimamente con esas nuevas cosas de las feministas, que muchas son lesbianas, qué traen contra nosotras, digo, yo no me meto con nadie, pero tampoco me dejo. En Facebook, con gente que antes era muy amiga mía que también son de ambiente, me encuentro con que pues dicen que no somos mujeres, que solo somos hombres que se visten como mujeres, obviamente sabes que no es así. (Verónica, mujer trans, 24 años, marzo de 2019)

En los testimonios acerca de las experiencias frente a la transfobia por parte de algunas personas de las disidencias sexuales, es posible rastrear que, en la reconstrucción de esas narrativas, para quienes han participado como victimarias/os, el sexo se presenta “[...] como un objeto eminentemente natural; es decir, sin otra historia que la historia evolutiva -la ‘historia natural’, por tanto de nuestra especie”. (Vendrell, 2004). Por lo que subyace el sexo frente a toda característica que emane de la cultura. Es decir, para esta población el sexo existe previamente antes que el género y frente a su configuración identitaria. Existen algunos esfuerzos por “desculturalizar” el género, algo que ha cobrado fuerza en los discursos de extrema derecha, y entre grupos conservadores, pero además se hace presente y se ha instalado en algunos sectores del feminismo contemporáneo, ocupando espacios significativos en la Academia y en espacios de sociabilidad, principalmente en el lesbianismo político.

Al considerar que los procesos de identificación de las personas trans ratifican los estereotipos desiguales (de la feminidad y la masculinidad) en torno al género, estas propuestas esencialistas del feminismo contemporáneo apuntan a centralizar y a sobredeterminar los roles genéricos, basados en elementos “naturales” a partir de los cuales el movimiento feminista ha tratado históricamente de deslindarse, como hacedores irrevocables del “destino” de las mujeres. Existen, pues, feminismos excluyentes de personas trans, que utilizan la biología como elemento determinista, y que aunque han buscado “combatir” a la categoría género, de forma contraria, han apuntado al mantenimiento del dimorfismo sexual y el binarismo genérico estableciendo indirecta o directamente una relación causal entre género y sexo. Esta mirada esencialista ha desembocado en el apartamiento de las mujeres trans (aunque también de algunos hombres trans) de varios espacios feministas, tanto académicos como lúdicos, el cisexismo puesto en práctica por quienes luchan contra el sexismo (Cabral, 2009; Vendrell, 2012).

Principales causas de transfobia en las disidencias sexuales

Ahora bien, entre las personas LGB entrevistadas, la percepción sobre la población trans fue respetuosa en general, pero fue posible rastrear algunos supuestos y percepciones transfóbicas en sus imaginarios y visiones del mundo. Las principales causas y motivaciones que los entrevistados identificaron como referentes de la transfobia fueron: la decisión por parte de las personas trans por modificar sus cuerpos, y su expresión genérica. Es decir que las intervenciones corporales siguen siendo una fuente o referente a partir del cual las poblaciones disidentes configuran sus opiniones respecto de la población trans.

Creo que por muchas cosas, pero principalmente porque decidieron cambiar su apariencia, eso es lo principal, que cuando deciden ellos el cambio, es como ¡wow!, a la sociedad le parece muy tosco. Hay veces que te dicen: ¡no, pues está bien! A mí me pasó como bisexual que cuando salí del closet con mi mamá me dijo: ¡no, pues está bien, mientras no quieras cambiar tu apariencia! Y siento que la gente que es trans pues sí pasa por ese proceso y es demasiado agresivo para ellos. Es que cambian su género, tristemente eso es lo que pasa, cambian su género y la gente los ve muy mal, no sólo las personas bisexuales, porque creciste y te educaron de una manera, como niña o como niño, incluso la misma comunidad se da cuenta, incluso los papás de la gente gay si te das cuenta, es como “bueno, está bien que seas gay, que te gusten las niñas, los niños, pero compórtate como tal, si eres niña, compórtate como una niña”. En el caso de ellos no es así, ellos sienten que nacieron en el cuerpo equivocado y lo que quieren hacer es corregir ese error (Nidia, mujer cis bisexual, 22 años, febrero de 2019).

Esa concordancia en sus expresiones genéricas se sustenta en la búsqueda por encasillar a la población trans en las categorías binarias vigentes, pasando por uno u otro género, la ausencia o presencia del cis-passing9 configura gran parte de la percepción y experiencias de vida de las personas trans.

Mira, si te ves super mujer está bien, para la sociedad eres una mujer, independientemente de si te ven la genitalidad o no, si ellos te ven como una mujer completa, por así decirlo, con tu operación de senos, con tu manera correcta de caminar, de vestirte, de pintarte las uñas, lo correcto para una mujer, te van a ver bien, pero existe entonces la transfobia cuando te ven desalineada o te ven fuera de esa casilla, cuando te ven y no saben cómo ubicarte entre “A” o “B” y estás como justo en medio, porque “ah, es que no se ha puesto senos, ah es que no tiene ningún tratamiento, ah pues es que para decirse, o ser mujer como ella se llama, o para ser hombre como él se dice pues le falta más todavía. Pues es que no se ve mujer porque, por ejemplo, todavía se le nota un poco la barba”. (Karla, mujer trans, 25 años, marzo de 2019).

Hay una construcción cultural en donde las personas estamos acostumbradas a identificar nuestro cuerpo y nuestro ser con la posibilidad que tenemos de construir nuestro objeto de deseo. Entonces, sí nuestro objeto de deseo es anhelar o amar a una mujer, pues sencillo, eres lesbiana o eres un hombre heterosexual. Entonces, cuando no hay un cambio por completo, cuando no es tan sencillo visualizarlo, niegas la existencia de ese cambio. Ahora bien, el feminismo en las últimas discusiones está pensado en que (las mujeres trans) son nuevamente sujetos que socializan la violencia en ser hombres, sin pensar en otra etapa que ellos han vivido y que han sido el querer otro sujeto cognoscente de su existencia, en pensarse distintos, en despertar en un cuerpo que no deseaste, y asumir otra identidad, otra corporalidad, y en cómo vas estableciendo criterios que te den esa realidad, esa performatividad (Gabriela, mujer cis lesbiana, 2019).

Entre las personas de la disidencia sexual participantes, ha sido posible rastrear que la transfobia se percibe como una posibilidad, una opción que, aunque polémica, es permisible y todavía replicable en muchos espacios sin mayores repercusiones.

no la definiría como una fobia, porque una fobia es “miedo a” y ellos no sienten miedo, ellos sienten odio hacia los trans, lo definiría como el odio a las personas que decidieron cambiar su sexo. (Nidia, mujer cis bisexual, 22 años, febrero de 2019)

Tipología de las agresiones

Uno de los objetivos trazados por este artículo, como ya se señaló en el apartado introductorio, ha sido diseñar un primer modelo de clasificación de prácticas transfóbicas presentes en la población LGB, ubicándolas según el tipo de motivación (Whittle, 2006) o manifestación (Arriaga, 2016; Arriaga, 2018), ya sea que se trata de una forma verbal,10 simbólica o física.

Es por ello que se planteó una distinción significativa en la elaboración de la categoría transfobia, entre aquella que está motivada por la ignorancia o el desconocimiento y aquella que tiene la intención de vulnerar y negar la identidad de género de las víctimas. La discriminación es discriminación, y la transfobia es transfobia, pero sus orígenes son variados (Véase tabla 1). La distinción entre transfobia directa y transfobia indirecta propuesta por Whittle, recuperada por mí, opera y funciona como una herramienta de reflexión que distingue los orígenes de la discriminación.

Tabla 1 Tipología de agresiones transfóbicas 

Tipo de transfobia Tipo de segregación Ejemplo de manifestación transfóbica
Verbal Empleo de pronombres equivocados con la intención de negar la identidad de género de la víctima
Verbal Vulnerar la calidad de vida de víctimas con base en su genitalidad
Transfobia directa Verbal Cuestionar identidad por apariencia física (cis) passing
Verbal-Simbólica Negar acceso a espacios lúdicos y académicos por identidad de género.
Verbal-Física Hipersexualización y fetichización de las víctimas que resulta en acoso sexual.
Física Tocamientos no consensuados.
Verbal Empleo de pronombres equivocados por desconocimiento de identidad de género.
Transfobia indirecta Verbal Invisibilizar de forma no intencionada de la identidad de género.
Verbal Negar integridad de la víctima al no saber dónde colocar su identidad de género en los marcados socialmente existentes.

Fuente: Elaboración propia con base en testimonios de personas entrevistadas en 2018 y 2019.

En las narrativas expuestas por la población trans, la transfobia directa es la más común. Sin embargo, todavía pueden identificarse algunos casos de transfobia indirecta como los expuestos por las disidencias sexuales, que se encuentran “más ocultos”, pero latentes. Esas formas de entender el mundo, que se origina por la ignorancia o desconocimiento de la identidad de género de una persona trans, pero esta, al manifestarse o visibilizarse, decanta en graves contextos de vulnerabilidad. Este modelo puede ampliarse con otras investigaciones, agregando otros casos y repensando las categorías que mejor configuren esas formas de discriminación para generar mecanismos más útiles para confrontarlas.

Conclusiones

Según los y las entrevistadas, todos han recibido alguna práctica, o discurso, que consideran transfóbicos por alguna persona LGB (lesbiana, gay y bisexual), principalmente por gais y lesbianas. En los testimonios, fue posible reconocer que mayor visibilidad de su identidad trans, y menores los alcances del (cis) passing implican para las experiencias analizadas situaciones de vulnerabilidad y de transfobia. Sin embargo, con este proyecto también se llegó a la conclusión de que la enunciación de su identidad como acto de visibilidad coloca en situaciones de riesgo y vulnerabilidad.

Ahora bien, aunque el propósito inicial ha sido clasificar y comprender la transfobia en una manifestación muy específica, este artículo no busca reducir la capacidad agencial de las víctimas; también se encuentra interesada en los modos de operación que estas generan frente a la transfobia. En la mayoría de las investigaciones sobre y con personas trans, aunque no únicamente, sino sobre poblaciones “propensas” a la vulnerabilidad, la agencia es olvidada cuando se percibe a los sujetos como meros receptores o contenedores de género, y no como hacedores, actores y practicantes del género y como agentes sociales que, a su vez, socializan el mismo en sus interacciones cotidianas.

Referencias

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1 Siendo este una versión condensada de la tesis de grado “El dedo en la llaga: transfobia en la diversidad sexual” publicada en el año 2020, dirigida por el Dr. Raúl Arriaga Ortiz.

2En la última década se han incrementado los estudios acerca de la población trans, incluyéndose así el uso del asterisco en el trans* para referir a un término paraguas, a un espectro con múltiples posibilidades añadiendo a los análisis la experiencia de vida de personas trans no binarias cuya vivencia busca en muchos casos experimentarse fuera de la norma binaria y cisgénero. Sin embargo, este estudio pretende hacer un análisis comparativo entre hombres y mujeres trans, por lo que cuando se emplee el prefijo “trans”, se hará para referirse a personas transexuales y transgénero, como aquel “término utilizado para describir diferentes variantes de transgresión, transición, reafirmación de la identidad o expresiones de género”.

3La comunidad LGB está compuesta por personas lesbianas, gais y bisexuales que respectivamente se refiere a lesbianas, mujeres que se sienten atraídas de forma erótico-afectiva por mujeres; gais, hombres que se sienten atraídos erótico- afectivamente por hombres, y las personas bisexuales son aquellas que sienten atracción erótico-afectivamente por personas de un género diferente al suyo y de personas del mismo género al suyo.

4En ambos grupos el rango de edad se encontraba entre los 20 y 25 años.

5Se refiere a “un diálogo entre gais y trans que, por una parte, afianza sus redes sociales y, por la otra, es un mecanismo de discriminación ya sea como homofobia o transfobia”. Arriaga, R., “Retóricas de género en mujeres trans: passing y perreo” en Cerva, D. (2016), Varias miradas, distintos enfoques: los estudios de género a debate. México: UAEM, p.233.

6Se refiere a la credencial para votar del extinto Instituto Federal Electoral, hoy Instituto Nacional Electoral.

7Cisgénero o cis es un neologismo de origen alemán que etimológicamente significa “del lado de”, pero que desde el campo de los estudios de la sexualidad y los estudios trans se emplea, como afirma el filósofo argentino Blas Radi, para “nombrar a quienes han nombrado”, refiriéndose a aquella persona o personas cuya identidad de género se encuentra concorde a la identidad asignada al nacer. Radi, B. (2019). “¿Cis sexismo? De la ideología de género al feminismo trans excluyente”, México: CEIICH-UNAM.

8El voguing/vogue es una categoría que se emplea para nombrar a la danza; se basa en personas que desempeñan el modelaje, y que surgiera como forma de expresión de las comunidades disidentes negras y latinoamericanas en los Estados Unidos, en ciudades como Nueva York, Atlanta y Chicago, entre otros. Muixí, N (2020). Cuerpos performativos en el voguing: Una etnografía sobre la casa Ubetta y la escena ballroom en Barcelona. España: Universidad de Barcelona.

9Siguiendo a González Salgado (2022), podemos entender al cis-passing como una condición o proceso creado y moldeado en su mayoría de veces por personas cisgénero “que surge de la exigencia hacia las personas trans de amoldarse a la estructura de genero binaria” (González Salgado, 2022;9).

10En un diseño inicial, se mantuvo esa distinción entre manifestaciones verbales o físicas de transfobia, pero en posteriores adecuaciones se agregó la dimensión simbólica a la reflexión, considerando las implicaciones medianamente subyacentes, pero que describen una relación asimétrica.

Recibido: 26 de Abril de 2022; Aprobado: 13 de Junio de 2022

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